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BIBLIOTECA DE HISTORIA UNIVERSAL DEL CRISTIANISMOY DE LA IGLESIA |
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA UNIVERSAL DEL CRISTIANISMO
Vamos hacia un siglo, y sus siguientes, en
los que el Género Humano será Ciudadano del Reino de Dios. Dios es Invencible.
Somos los herederos de Cristo. Por nosotros fue escrito : “TU Descendencia se
apoderará de las puertas de sus enemigos”. El Mundo nos pertenece. Nuestro Rey
reclama lo que es Suyo. No importa la oposición que se le presente la Victoria
Final del Rey de los Cielos sobre la plenitud de las naciones es una Crónica
Anunciada desde que recogió en Su mano la Pluma con la que se escribe el Libro
de la Historia de la Creación, en general, y nuestra Historia Universal; pluma
que le fue arrebatada al Primer hombre en el Acontecimiento que llamamos la
Caída de Adán.
De hecho si Dios soporta una oposición a Su
Reino es por darle a todos los hombres una oportunidad final de deponer las
armas y abrazar la Verdad como Origen y Fuente de la Justicia y de la Paz. Y la
verdad es que su Hijo es el Dios Verdadero que dijo “Haya Luz”, y la Luz se
hizo. Conociendo esta Verdad el Apóstol escribió. “El Verbo, la Palabra, el
Hijo de Dios se hizo Hombre, y hemos visto su Gloria, la Gloria del Hijo
Unigénito de Dios”. Basta ya pues de medias tintas y de timideces. Dios no
quiere que nadie muera. La Creación está basada en el Principio de la Vida
Eterna a imagen y semejanza de su Creador, y nada le es más grato al Creador
que toda su Creación corra a adquirir la Ciudadanía de su Reino. Pero el que
elija no querer vivir ni mortal ni eternamente a la luz de la Verdad y prefiera
declararse el enemigo de Su Reino, que así sea, nos limpiaremos el polvo de
nuestros pies y seguiremos nuestra Camino hacia la Adhesión de la plenitud de
las naciones de la Tierra al Reino del Hijo de Dios. Este es el Fin Divino para
el que hemos sido engendrados e investidos de la Invencibilidad del Espíritu de
la Palabra aquel Mañana anunciado desde el Principio : “La Creación entera
aguarda expectante la manifestación de la gloria de la Libertad de los hijos de
Dios” se ha hecho Hoy. El Día de la Libertad ha amanecido, Dios lo ha anunciado
dando a conocer su Voluntad Unificadora.
Así pues, y tal cual hemos recibido de los
labios de la Esposa del Señor Jesús, Nuestro Padre que está en los Cielos, el
Creador no se relaciona con Su Creación desde el Poder, Su relación con la Vida
Creada a la Imagen y Semejanza de su Hijo se funda en el Amor, y Amor de Padre
a hijos. El mero hecho de medirse con su Criatura en el terreno del Poder es un
insulto a Su Persona. Y desde la Criatura, una locura. Nadie pues se crea que
por el Poder o por la Ciencia puede ganarse Su Corazón. Mas, como todos
sabemos, y lo sabemos porque el Libro de la Historia está para que lo
recordemos, en tiempos de grandes acontecimientos como los que vamos a vivir en
este Siglo en la tierra de la ignorancia brotan fanatismos que en su patología
espiritual en lugar de acercar a Dios conducen a las gentes a las filas de su
Enemigo. Es por esto que la Memoria Histórica del Cristianismo es Vital para no
caer en los errores del Pasado.
Un hombre sin Memoria es un enfermo. Un
hombre con una Memoria mutilada o manipulada es un discapacitado. Ambos son
carne de cañón para quienes tienen en la transformación del ser humano una
bestia esclava a su servicio. La Inteligencia Cristiana no debe permitir que la
Materia prime sobre el Espíritu, ni las circunstancias individuales sobre la
Vida del Género Humano. Pero más allá de esta realidad visible los hijos de
Dios nos enfrentamos a un Acontecimiento Histórico Maravilloso, el Fin de los
Tiempos durante los cuales la Historia de nuestro Mundo estaría encadenada a la
Ley de la Ciencia del Bien y del Mal. La Victoria de su Hijo sobre el Enemigo
de su Reino cambió este Fin.
El Fin Natural al que es conducido todo Mundo
esclavo de esa Ley Maldita es su regreso al polvo cósmico, su extinción y
desaparición de la faz del Universo. Buscándonos un Camino a la Vida,
Jesucristo conquistó el Corazón de Dios abriendo la Puerta de la que nadie sino
El poseía la Llave, el Amor a Dios, no en tanto que Padre sino en tanto el Dios
que dice de Sí mismo : “YO SOY EL QUE SOY”.
Llega siempre para todo hijo ese momento de ver
a su padre como hombre, y sin dejar de ser su hijo verlo como el hombre que es.
Esta visión puede ser dramática y en muchos casos provocar una repulsa hacia la
personalidad humana del hombre que lo trajo al mundo.
Este es el encuentro al que el Hijo de Dios
se enfrentó al venir al Mundo; desde la Tierra, mirando a Dios desde el Ser
contempló su Personalidad. Personalidad ante la que cayó rendido.
No menos rendido que cayó Dios ante este Hijo
por Amor al cual el Final Natural a la Condena de la Transgresión del Hombre
fue revolucionada de tal manera que el Epílogo de la Tragedia del Género Humano
vendría a ser el Prólogo de una Historia Feliz. ¡La Tragedia, contra natura,
tendría un Final Feliz! Esta es la Victoria de Jesucristo, celebrada en el
Cielo por toda la Casa de Dios, según leemos en el Epílogo de Su Libro;
celebrada por siglos de generaciones cristianas, y a ser ensalzada por los
hijos de Dios en la Tierra durante los siglos que vienen, y por la Eternidad
será la Memoria de la Iglesia Universal que en este Siglo destruirá la Obra del
Diablo.
El Decreto de Dios contra la Muerte y su
Príncipe, Satanás, que proclama su Destierro de la Tierra : ha sido pronunciado
y escrito. La Llamada a todos hijos de Dios, de los Cielos y de la Tierra, a
Unidad y Obediencia al Rey Todopoderoso, para juntos destruir la Obra que el
Enemigo de Jesucristo ha levantado en nuestro Mundo durante estos siglos
pasados, es una Llamada viva. Aquel que no obedezca la Voluntad Unificadora del
Rey Dios y permanezca de rodillas ante las tradiciones y las iglesias
nacionales será como el polvo que el Viento del Espíritu levanta y arrastra
lejos del Camino.
El enemigo del Dios y del Hombre hará lo que
le es natural, intentar conducir a la Extinción a todo el Género Humano antes
de ser desterrado de la Tierra. La ignorancia sobre sus métodos y sus mentiras
es su arma para agarrarse a la Tierra y permanecer en el Mundo, pues a él le
fue dada la corona del Mundo el día que se le arrebató a Adán, y rechazó
Jesucristo.
El Hijo de Dios la rechazó para manifestar
delante de la Creación, cuyos ojos estaban fijos en Él, que el Reino de Dios no
está basado en el terror a la Omnipotencia de un Ser Divino a cuya Voz Espacio
y Tiempo se pliegan como si fuesen sus más fieles esclavos. El Reino de la
Creación, en razón de lo cual el Infinito y la Eternidad se hicieron una sola
cosa con el Ser Divino, está basado en el Amor de Dios a la Vida. Dios no
quiere esclavos, Dios no busca gloria en sus criaturas, Dios no crea para ser
aplaudido.
Dios crea por Amor, y sólo ante el Amor abre
su Ser. “Vade retro Satanás” es el rechazo Absoluto y Eterno del Hijo de Dios a
una Relación del Creador con su Creación en base al terror al Infinito Poder de
su Padre. De aquí que al Final de su Creación dijera “Hagamos al hombre a
nuestra imagen y a nuestra semejanza”, ergo: un hijo de Dios. Contra cuya
Verdad sempiterna levantó el Diablo del Infierno la Tormenta de la Reforma.,
que proclamó a Dios ser el Señor del Terror ante cuyo Poder todo el mundo debe
plegar sus rodillas o morir. El Anticristianismo del Manifiesto Protestante no
puede ser más evidente.
Teniendo pues delante el Decreto de Dios por
el que se consuma “el Tiempo de la Expectación angustiosa de la creación” y
concluyen los tiempos durante los cuales “el Rey debía permanecer sentado a la
Diestra de su Padre hasta que sus enemigos estuviesen en el escabel de sus pies”,
siendo aquel Mañana nuestro Hoy, y conociendo el Odio del Enemigo del Hombre,
es bueno que la Memoria Histórica del Cristianismo, en la que el Infierno ha
estado operando para destruir a la Iglesia y al Género Humano, sea abierta y
todos los cristianos la refresquen para no dejarse arrastrar hacia los errores
en los que una vez cayeron nuestros pueblos. La Muerte reaggiorna sus Mentiras para que
vestidas con una máscara diferente conduzcan al abismo a los ignorantes que
engañados por ella se dejan arrastrar al bando contrario de Cristo en la
creencia de estar luchando por la causa de Dios.
La Necesidad de destruir a la Iglesia fue de
primer orden para el Diablo y su Madre, la Muerte, a fin de que siendo
destruida no diera a luz a los hijos de su Señor, cuya Herencia no es otra que
la Gloria de la Libertad de los hijos de Dios, a la Imagen y Semejanza del
Primogénito de todos, y Padre Nuestro. El Espíritu de Inteligencia Divina es
nuestra Herencia, y por Él somos conducidos a Batalla Abierta contra el Enemigo
de Nuestro Dios, en la consciencia de nuestra Invencibilidad llamando a todos
los hombres a abandonar sus posiciones y venir todos a Su Reino.
Dos líneas de acción son las nuestras:
Combatir el Mal y Hacer el Bien, y ambas a Imagen y Semejanza de quien
llamándonos a Su Vida y habiendo perdido nuestro Mundo el norte del sentido de
su existencia se hizo Hombre para decirnos “HE AQUI AL HOMBRE”.
II
Ya en el terreno de la Lectura de la Historia
Universal del Cristianismo en Lengua Española y una vez introducidos en la
Herencia Intelectual que debiera ser Libre, y obligatoria esta Libertad para
todos los pueblos, observo dos detalles. El primero es que la Lengua Inglesa ha
vertido a su tesoro Historias del Cristianismo mucho más amplias que las que la
Lengua Española ha vertido al suyo. Para suplir este defecto he importado
algunas de ellas, que he convertido a Word y HTML para que su lectura complemente
esta Biblioteca, a la vez que desarrollo una Bibliografía en Lengua Inglesa
para quien desee convertir a Word y expandir su conocimiento en bien propio y
en el de todos.
El segundo detalle que observo en las
Historias en Lengua Española es su carácter apologético de la Curia. La Odisea
de las Naciones cristianas es casi invisibilizada. La
amplitud del tema excusa este apocamiento, reducido casi al status quo de esos
historiadores de los reyes contratados para ensalzar a sus amos y borrar todos
sus defectos. Y no digo esto para criticar a la Iglesia. Teniéndola por Madre
queda muy lejos de mi espíritu una actitud de deshonra. Pero haciéndolo así,
reduciendo la Historia Universal del Cristianismo a las peripecias de la Curia
y de los reyes, los historiadores del Cristianismo cometen el error de dejar
fuera de esta Odisea a quien sin él, el Pueblo cristiano, no hubiese habido ni
Curia ni reyes cristianos. En fin, esperemos que en este Siglo se escriba la
Historia Universal del Cristianismo para ser Asignatura Natural al Edificio de
la Formación del Ser Humano a la Imagen y Semejanza de los Ciudadanos del Reino
de Dios. Entretanto estas historias extraídas de la tierra de la libertad
cumplen a la perfección su objetivo, especialmente en lo que se refiere al
conocimiento de los errores y mentiras que entre los cristianos existieron y
existen en lo que toca al Conocimiento Perfecto del Verdadero Hijo de Dios.
III
De la otra parte y ya centrados en la Vida
Eterna en la que caminamos, la Historia del Cristianismo es un encuentro en
espíritu con quienes vamos a convivir por la Eternidad en el Reino del Hijo de
Dios. Los hombres y mujeres que han escrito sus nombres en el Libro de la
Historia del Cristianismo son hombres y mujeres con las que compartiremos Ciudadanía
Eterna. Todos hemos sido creados para ser herederos de esta Ciudadanía. Todos
hemos sido creados para participar en la Vida del Dios de la Eternidad y del
Infinito como Ciudadanos de su Mundo. El conocimiento de quienes han portado la
Llama de la Fe a través de los Siglos y nos la han pasado a nosotros para que
la Carrera no se detenga, pues sólo Dios sabe cuándo la Historia del Género
Humano empezará a escribirse desde el Mundo Eterno que nos aguarda; ésos
hombres y mujeres nos roban el Miedo, el Temor a dar un paso adelante y cruzar
la Puerta de la Vida Eterna.
Insisto: La Creación no es un Acto de Terror
concebido por un Dios Maligno ocultando su designio infernal a sus Criaturas,
quienes engañadas para vivir en el Paraíso se encuentran de pronto arrojadas al
abismo. El Hijo de Dios en persona vino para quitarnos de la cabeza ese Miedo,
esa Duda. Él no fue un fantasma, un dios oculto seduciendo a una generación
para enseguida entregarla al matadero de los circos romanos. Todo lo contrario.
Y ningún Discurso puede ser más convincente, definitivo y maravilloso que las
Vidas de sus Discípulos. Lo cual nos da fuerza para volver a levantarnos cuando
caemos y seguir corriendo a pesar de los malos momentos. Ellos nos enseñan que
la Vida Eterna comienza aquí.
Somos eternos. Hemos sido creados para serlo.
Y hemos hecho esta elección libremente. Nuestros padres nos condujeron a la
Puerta, pero cruzarla es un ejercicio de Poder sujeto exclusivamente a la
Libertad de cada hombre y mujer. Quienes la cruzamos vivimos en la Eternidad, y
en esta Razón nuestro comportamiento se rige por una Ley infinitamente superior
a las leyes nacidas de la Ciencia del Bien y del Mal. Todas las leyes creadas
para justificar el Crimen Fratricida van a pasar; han gobernado el mundo temporalmente
hasta Nuestra Llegada.
Somos Ciudadanos de un Reino cuyo Rey es
Dios. La Gloria de nuestra Libertad nace en su Libertad Todopoderosa. Por este
Poder resurgimos de las cenizas y creamos un Mundo Cristiano en el que las
Ciencias, el Derecho y las Artes pusieron los Fundamentos de nuestra
Civilización, que proyectamos a las Cinco Regiones del Mundo, y sin Nosotros,
el Pueblo Cristiano, las naciones que hoy levantan orgullosas sus brazos para
acometer nuestro Genocidio se habrían hundido en el mundo de las bestias.
No conocer Nuestra Historia es un delito
contra la inteligencia. Si hay un hombre que en la Tierra puede lucir su
orgullo con la bendición de Dios, ése somos nosotros, el Hombre Cristiano. Y el
que esté limpio de pecado que tire la primera piedra. Ésos que apartaron a los
pueblos de su Historia Universal y les pusieron Orejeras Nacionalistas a ambos
lados de los ojos para que sólo vieran la Biblia, como si antes de ellos no
hubiesen habido San Ambrosios y Agustines por cientos, y héroes de la Fe por miles, ésos padres de Nazis y Comunistas sembraron
un odio entre los pueblos cristianos que de guerra en guerra los condujo a las
Guerras Mundiales. Siendo Dios Amor, ellos sabrán de dónde les vino el Odio.
Ciertamente en la Historia del Cristianismo
hay luces y sombras, como la hay en la vida de todo hombre. Hemos nacido en un
campo de batalla. Todos, sin excepción, lo mismo los Papas que los carpinteros,
lo mismo los reyes que los albañiles, todos hemos nacido en un mundo sujeto a
una Ley Infernal que bendice el Genocidio, el Crimen, la Guerra, la
Transgresión de las Leyes de la Creación, y premia al Corrupto y al Psicópata
como amo que alimenta a su siervo, ignorando éste que cuando cumpla su trabajo
hallará su recompensa en ser devorado el último.
IV
La Historia Universal del Cristianismo tienen
su origen en Jesucristo. La Prehistoria será la Historia del Pueblo Hebreo
según la Biblia. Como el alfarero que recoge todos los tiestos de su taller, al
que al volver se lo encuentra destrozado, y una vez todo organizado recomienza
su trabajo, la Historia de la Formación del Hombre a la Imagen y Semejanza de
los hijos de Dios comenzó de nuevo, pero esta vez el Modelo Original se hizo
Hombre, y no fue un hijo de Dios cualquiera quien vino a Encarnar este
Original, fue el Propio Primogénito de los Hijos de Dios quien vino a
mostrarnos al Hombre que llevamos en el Ser desde el origen de la creación del
Universo.
Por lógica este Hombre cuya Ley Natural tiene
su Fuente en la Ley Sobrenatural del Amor de Dios a la Vida tenía que chocar
con la ley de sangre del mundo. Consciente de este shock Jesucristo forma a sus
Discípulos mostrándoles la respuesta que deben darle a ese mundo. La Verdad es
eterna, no se compra ni se vende. La Vida que viene de la Verdad es Invencible,
no puede ser destruida por la Muerte ni vencida por el Diablo, su príncipe.
Frente al mundo edificado sobre el Fratricidio sólo cabe una respuesta :
Victoria o Muerte. En el caso de la Primera Generación de Cristianos la
Victoria estaba en la Muerte. Así comenzó a ser escrito el Libro de la Historia
Universal del Cristianismo. El Primero fue el Siglo de Cristo. Todos los
Apóstoles y su generación dieron con Testimonio de lo que vieron y oyeron,
tocaron y amaron. Con su Sangre firmaron ese Testimonio. Y nadie más fue
llamado a ser Testigo de lo que Ellos vieron y oyeron, tocaron y amaron. Y
quien se declara Testigo de Dios lo hace en nombre de su propia ignorancia, no
en el nombre del Dios que engendró a sus testigos y los invistió de la Fuerza
de su Predestinación para no vacilar ni temblar en la Hora de las tinieblas que
sobre Ellos, como vino sobre su Hijo, caería con la fuerza del Infierno.
V
Es extraño observar cómo los historiadores
del Siglo de Cristo pasan por esta Odisea única en la Historia de la Tierra
como quien lo hace pisando huevos, justificando al perseguidor mediante la
reducción de la gloria de los perseguidos a simples escaramuzas que tampoco
fueron para tanto, y debiera adjudicársele más a un efecto cuasi psicópata
enfermizo por el martirio que al acto histórico fundacional de la Civilización.
La degeneración absoluta del ser humano que el imperio romano representó, y que
aun siendo el más alto estado de sociedad existente para la fecha, no hizo sino
descubrirnos el bestialismo que precede a la ruina final, ruina que estaba en
el aire, y el cristianismo retardó; esta degeneración de un ser humano que come
carne y bebe sangre, asentado en la superioridad que procede de la ciencia de
la guerra, que no reconoce más ley que la del hierro y el fuego, y no acepta
más moral que la del depredador salvaje imponiendo su ley sobre cientos de
miles de cadáveres, arrasando pueblos, devastando territorios; esta
degeneración masiva del género humano, que venía siendo cultivada desde que un
hermano quiso poner de rodillas a su hermano y éste prefiriera morir de pie,
degeneración que fue llevada el imperio romano a su grado más alto de
justificación, por esta degeneración del comportamiento humano los
historiadores, tanto cristianos como anticristianos pasan de puntillas. Los
primeros porque no quieren reabrir las heridas, los w segundos porque la bestia
que llevaban dentro les hacía añorar aquellos viejos días de gloria. Convertir
a aquel hombre antes de que llegase su ruina y el viento infernal de la Muerte
transformase el Barro en polvo fue el Horizonte que abrió el Hijo de Dios, al
precio de su Sangre y de la Sangre de sus Hermanos, de la Descendencia de
Abraham.
VI
El Camino estaba abierto. Desde el Inicio a
la Victoria, la Conversión de Europa al Cristianismo, habían de pasar dos
siglos más. Siglos difíciles. El Genocidio Anticristiano no se detuvo. El
Imperio se había sumido en una espiral de suicidio glorioso que le impedía ver
su ruina en razón de los siglos de existencia de Roma. En este terreno los
historiadores vuelven a dividirse. Los unos quieren ignorar la existencia y la
influencia trascendental del Cristianismo en la Historia de los siglos II y
III. Los otros quieren reducir al mínimo la Batalla del Imperio contra la
Religión Divina a la salud de Italia, como si aquel pueblo romano muerto y el
pueblo italiano vivo tuviesen conexión moral o espiritual de naturaleza alguna.
Y sin embargo aquellos dos siglos fueron el semillero de santos y sabios de
cuyas manos y obras la Inteligencia Humana fue regenerada y el pensamiento
humano reedificado sobre los fundamentos nuevos de la Verdad Eterna. Gracias a
esta regeneración del Pensamiento por el Espíritu Cristiano la transformación
revolucionaria de la Moral se hizo. El Derecho evolucionó a la luz de la
bandera del Espíritu de los Obispos. Muerta la Filosofía Pagana, el Filósofo
Cristiano alcanzó lo que sin la Fe le fuera imposible al hombre, abrazarse a la
Sabiduría.
En aquellos dos siglos, Segundo y Tercero de
nuestra Era, la regeneración de la Inteligencia no vino de las escuelas
oficiales pagadas y subvencionadas por el Estado. Fueron los Obispos, todos
Católicos, quienes en Defensa de la Fe y buscando el Fin del Genocidio
Anticristiano recogieron el pensamiento Humano del barro y liberándolo de la
esclavitud al Estado le dio Libertad y Horizonte sin límites de crecimiento.
Imposible por tanto pasar por la Historia Universal del Cristianismo sin
plantar la tienda al lado de los llamados Padres de la Iglesia, encender el fuego
y dejarse llevar por sus palabras ante la Presencia de Aquel Señor Suyo dese el
que se irradiaba el Amor a Dios que chispeante animaban todos sus discursos.
VII
En el Siglo IV asistimos a la Victoria Final
de la Conversión de Europa. Trascendental para el Futuro porque fue por esa
Victoria que Europa se hizo Invencible. Y deviniendo Cristiana por lógica
tendría que convertirse en la Vanguardia de la Civilización contra la que la
Muerte habría de lanzar durante los siglos siguientes todas sus huestes. Es
también en este Siglo IV donde el problema de las divisiones doctrinales
internas que llevaban sacudiendo a las iglesias desde aquel Simón el Mago hasta Arrio alcanzó su punto más totalitario anticristiano.
El Arrianismo, es decir, la negación de la Naturaleza Increada del Hijo de
Dios, que más tarde tendría en Mahoma su revival, se declaró en estado de
guerra fratricida. La Iglesia Católica Romana devino su Abel, contra el que era
de santo alzar la espada y acabar con su vida. Pero Dios, que es quien dirige
la Historia de su Reino, antes de que se consumara el Crimen dio luz a su
Campeón, Constantino, luego llamado el Grande.
En este Capítulo de la Biografía del Campeón
Divino los historiadores oficiales siguen siendo unos incompetentes, tanto los
que historizan el Imperio como los que historizan la Victoria del Cristianismo. Ambas escuelas
ignoran la Dios. Ambas escuelas separan a Dios de la Historia Universal del
Cristianismo, y reflejan en sus posiciones intelectuales una timidez y una
inconsistencia para con los Hechos tal que los lleva a descalificar al Campeón
y crear entre él y Dios un abismo, como si este Campeón hubiese salido de la
nada. En el terreno Católico se mantuvo esta Conexión Divina... hasta que la hegemonía
delas escuelas históricas nacidas del protestantismo se encargaron de
desconectar a Dios de la Historia Universal y reducir los Acontecimientos
Históricas a simples causas y efectos circunstanciales. Andando por este camino
era igualmente natural que terminasen desconectando sus naciones del Reino de
Dios, poniendo sus pueblos al servicio de dinastías forjadas a base de hierro y
fuego, un lenguaje que parecía entender a la perfección quienes habiendo venido
a la Civilización seguían añorando aquel estado de bestias depredadoras en las
que once upon a
time vivieron felices y comieron perdices en las profundidades de sus
bosques de hielo.
Pero no sólo la Victoria del Cristianismo se
hizo. Como no podía ser de otro modo. En este Siglo IV por primera vez en la
Historia del Universo se proclamó a Voz Viva y en Alto la Verdad que el
Infinito y la Eternidad recogieron en sus Brazos de las manos de su Hija la
Sabiduría, la Esposa del Dios Eterno.
Con la emoción del Vencedor Sobrenatural que había
superado Cuatro siglos de Persecuciones Genocidas, y poniendo Fin a toda
discusión futura sobre la Verdad de la Naturaleza Divina de Jesucristo, el
Género Humano, representado delante de Dios por la Iglesia Católica, Esposa de
su Hijo, proclamó Dogma esta Verdad. De tal forma que quien niega su Enunciado
niega a Dios, y quien niega a Dios no vivirá para siempre.
A la Victoria sobre el Mundo le sumó Dios a
su Iglesia la Victoria sobre la Muerte. Al grito de Arrio,
Jesús es un profeta, pero hijo de mujer y hombre como cualquiera, respondió
Dios con su Palabra Eterna : “Hijo mío, Tú Dios, Dios verdadero de Dios
verdadero, engendrado de mi Naturaleza Increada, quien no incline su cabeza
ante Mi Verdad no entrará en Mi Paraíso”.
De la mano de su siervo Teodosio, conocido
como el Grande, esta Declaración Divina articuló la relación del Estado con la
Iglesia. Desde entonces y a partir de entonces Europa Cristiana estaba lista
para vivir la Caída del Imperio Romano, la Invasión de los Bárbaros y su
Conversión al Cristianismo.
VIII
En el Siglo V comenzó la Gran Aventura. Hasta
entonces la Batalla del Cristianismo había sido una preparación para este
Acontecimiento Fina: la Muerte del Imperio y la Resurrección de Europa a una
Nueva Civilización fundada sobre el espíritu de Inteligencia que en los Padres
de la Iglesia desarrolló su primera potencia ontológica. Era el Crecimiento de
una Nueva Criatura. La fuerza en la Invencibilidad de la Fe había quedado fuera
de toda duda. Dios mismo había estado preparando este momento mediante la
adhesión de Visigodos y Francos a la Defensa del Imperio. De hecho estos dos
pueblos serían los pilares sobre los que la Europa sería fundada.
Nacida para ser Invencible en razón de la
Naturaleza Invencible de la Fe, la Primera Gran Batalla entre la Muerte y Dios
por el Género Humano Cristiano se escribió en los Campos Catalaúnicos.
Visigodos y Francos se repartieron las tierras de las que andando el tiempo
surgirían las dos grandes potencias de primer orden del mundo sin las cuales
comprender la Historia del Mundo Moderno sería imposible.
Los siglos VI y VII serían de consolidación
del Papado de la mano de Gregorio I Magno, gloria de una línea de obispos
romanos que con León I el Grande elevó el Pontificado Católico a la Primacía
que le confiriera Jesús a Pedro. También de reconfiguración de la Europa Latina
y de Conversión de las Islas Británicas, la Tercera de las Grandes Potencias
Europeas nacidas del Cristianismo sin la cual entender la Historia del Segundo
Milenio de nuestra Era sería imposible.
IX
La Segunda Gran Batalla entre la Muerte y
Dios por el Futuro de la Europa Cristiana no se hizo esperar. El Siglo VIII fue
un siglo de consolidación de las estructuras levantadas sobre la Victoria. Mas
ya nada podía ser lo mismo. El Estado Imperial había pasado. Había que
reconstruir el Modelo de Estado desde las bases del Derecho Cristiano, pero
sujetos los pueblos aun a códigos nacionales bárbaros por lógica ese trabajo habría
de ser un trabajo arduo.
Las raíces nacionales mantenían separados
racialmente a Invasores e Invadidos. Derribar ese muro de sanguineidad nacionalista y hermanarlos mediante la Libertad de Matrimonio, y por el Amor
llevarlos a abandonar los códigos bárbaros nacionalistas por el Código del
Derecho Romano-Cristiano no sería una perita en dulce. Los Francos, (Francia en
definitiva), llegaron pronto a este nuevo status social galorromano. Con
Clodoveo la fusión entre los dos pueblos se hizo.
En el caso de los Visigodos, (España en
suma), el arrianismo visceral que profesaban los Invasores impidió esa fusión
temprana, de manera que al declararse la Segunda Gran Batalla entre la Muerte y
Dios por el Género Humano la corona de los Visigodos aún se hallaba en guerra
civil entre arrianos y católicos. Siendo la mayoría del pueblo hispano de
origen visigodo y esta mayoría de base seguía siendo arriana, la conquista de
Hispania por los ejércitos del segundo Arrio, Mahoma,
fue aceptada por el pueblo en tanto en cuanto a fin de cuentas ambas
religiones, la arriana y la musulmana, representaban a la misma confesión de Negación
de la Divinidad de Jesucristo acorde al Dogma Católico Imperial. Aspecto éste
por el que los historiadores pasaron de largo. Asumiendo la teoría bárbara de
que la religión del rey es la religión del pueblo, y dado que la élite Visigoda
se retiró a Asturias, los historiadores, tanto nacionales como extranjeros, han
gustado de pasar de largo por este hecho de asimilación de la Hispania Visigoda
en base a la confluencia en la visión sobre Jesucristo que musulmanes y
arrianos tuvieron.
Desbordada pues la Península Hispano-Visigótica
los ejércitos de la Muerte avanzaron contra el Reino Cristiano de los Francos.
El Futuro de Europa y en consecuencia del Género Humano se libró a vida o
muerte en la Batalla de Poitiers. De nuevo la Invencibilidad del Cristianismo
se hizo hombre en Carlos Martel. Y finalmente quedó establecida para siempre
bajo el reinado de Carlo Magno. El establecimiento de la Marca Hispánica, la
conquista de la Alemania Salvaje Pagana y la extinción del reino de los
Lombardos, sus tres grandes líneas políticas ante Dios y los hombres, determinó
que se le haya llamado el Fundador Político de Europa. De hecho los cimientos
sobre los que el Reino Carolingio edificó el futuro europeo han permanecido
estables a pesar de las tormentas que han sufrido.
X
La Historia Universal del Cristianismo devino
Historia del Papado durante los siglos IX y X. La elevación de la Curia Romana
a la Política Imperial, rompiendo la ley de “al César lo que es del César y a
Dios lo que es de Dios”, implicó al obispado romano, en especial, y al europeo,
en general, en la corrupción. Ser Papa, obispo, arzobispo dejó de ser visto
como un Servicio a Dios acorde al Modelo que Cristo expuso en vivo, y pasó a
ser vivido como una puerta a los privilegios que los reyes y sus cortes
disfrutaban.
El efecto perverso fue la sujeción de las
iglesias a las familias de la aristocracia. Perversión que en el caso del
obispado romano concluyó escribiendo en la Historia del Papado un Capítulo de Pornocracia por cuyas páginas los historiadores oficiales
solían pasar de puntillas, en silencio no fuera que se rompiera algún huevo, y
lo más rápido posible. Siglos de glorias fueron manchados con el descrédito de
un Capítulo vergonzoso que lejos de ser comprendido levantó en la Iglesia
Ortodoxa Bizantina un desprecio abierto hacia la Curia Romana, base psicológica
desde la que se debe entender el Cisma de Oriente, firmado por aquel magnicida
frustrado llamado Miguel Cerulario. De cualquier
forma la Historia de ambas iglesias llevaba ya recorriendo caminos diferentes
desde que se introdujo el FILOQUE en la Teología Católica. No que los roces no
hubiesen sido constantes. La política imperial de Justiniano en Italia no le
hizo ningún favor a la amistad entre ambas confesiones. El Cesaropapismo bizantino encontró el Papa Gregorio I y sus sucesores un firme enemigo. El
Bizantino fue el primero en romper la línea de “a Dios lo que es de Dios y al
César lo que es del César”. La Separación Iglesia-Estado mantenida en Occidente
incluso ante Teodosio el Grande se vino abajo en Constantinopla, donde unas
veces era el Patriarca Ortodoxo quien se metía en el terreno del César y otras
era el emperador bizantino quien se metía en el terreno de Dios. En el
emperador León III y el Movimiento Iconoclasta esta tensión rompió muros y
arrastró a Bizancio a la guerra civil entre Emperador y Patriarca.
Ambos Siervos de Dios, Papado y Patriarcado,
se miraron con recelo a la caza de la Supremacía desde los inicios de la
Fundación de Constantinopla. El hecho de la Caída del Imperio de Occidente
dejó, en opinión de la Iglesia Católica Bizantina, sin punto de apoyo a la
Iglesia Católica Romana. Opinión insana que acabó convirtiéndose en su
desgracia, pues al apoyar su existencia en un hombre, aunque emperador,
despreció a su Señor, en quien siguió apoyándose el Obispado Romano. Y uniendo
su futuro al futuro del Imperio era natural que al caer el Imperio la Iglesia
Ortodoxa Bizantina pereciera en sus escombros. Una Caída que le anunciara el
Señor de ambas iglesias a ambas profetizándoles la Caída de Babilonia la
Grande, es decir del Imperio Romano, antes de que Constantino el Grande naciese
y antes de que Teodosio dividiese el Imperio entre sus hijos. La Iglesia
Católica Bizantina creyó que uniendo el Imperio a su Futuro Dios retiraría su Decreto
de Destrucción contra el Imperio. Y viceversa, Constantinopla creyó que uniendo
su Futuro al de la Iglesia Imperial Bizantina salvaría su Caída por amor a su
Sierva. Lo que demuestra que la forma que tienen de engañarse los hombres son
muchas, y de aquí la Necesidad de mantener fresca y viva la Memoria de nuestra
Historia, en la que se reflejan los políticas de la Muerte y nos enseña a
prevenir sus movimientos en el campo de la Batalla Final que se nos abre en
este siglo.
XI
La revolución cultural carolingia fue
fundamental para sacar de los conventos el legado de la Civilización Clásica y
Patrística. En su Siglo quedó fijado el Programa de Educación que seguiría la
Edad Medieval hasta la Edad Moderna. Con el paso de los siglos y bajo el
patrocinio de la Iglesia, de aquí la sujeción de las Ciencias a la Teología,
las primeras universidades comenzaron su andadura. Mas el Capítulo que marcó
una Nueva Leyenda entre Iglesia e Imperio, antes de las Cruzadas, fue la Guerra
de las Investiduras. Ésta Cuestión fue el proceso lógico natural derivado la
corrupción antes referida.
El traspaso de la corona imperial de Francia
a Alemania implicó a la nueva aristocracia semibárbara germana a superar la relación bizantina entre Iglesia y Estado. Se trataba de
hacer de la Iglesia la Sierva del Emperador. De hecho los Obispados y las
grandes Sedes estaban en las manos de la aristocracia germana. Romper la
sujeción de éstas al Papado y hacerlas dependiente del Emperador fue el sueño
imperial, que de haberse conseguido hubiese arrastrado a Alemania a una
posición de anticristianismo abierto en el que la Ley de Separación de Iglesia
y Estado establecida por Dios hubiese sido deliberadamente abolida. No quiso
Dios que este Mal se consumase. Su consumación junto al Cisma de Oriente
hubiese dejado a la Europa Cristiana a merced de las fuerzas que ya se preparaban
para la Nueva Batalla.
A la altura del Siglo XI, en el que la
Liberación del Diablo estaba prescrita, la Reconquista de España para el
Cristianismo Universal había entrado ya en su fase de expansión sin límites
hasta la Victoria Final del 1492. Las fuerzas musulmanas se habían contraído
por el Oeste y se concentraban en el Medio Oriente en dirección hacia Bizancio.
Hasta entonces Dios había mantenido vivo el Imperio Romano de Oriente con el
fin de edificar la Europea Cristiana y prepararla para la Gran Batalla que se
celebraría en el Siglo XVI entre su Reino en la Tierra y el Imperio de la
Muerte. Éste, recuperado de la independencia del Califato Islámico por los territorios
del Oriente Lejano y el Occidente Hispano se reafirmaba en el Oriente Próximo y
recuperaba su espíritu yihadista de genocidio mundial
cristiano. Cerrada la puerta a Europa Cristiana por España, la puerta que había
que echar abajo era la Bizantina. El movimiento del Diablo en el tablero de las
naciones era predecible a los ojos de Dios. El Cisma Ortodoxo debilitó la
Alianza entre el Occidente y Oriente cristiano, pero la victoria del Siervo de
Cristo, Gregorio VII el Grande, sobre el Imperio relanzó a su altura original
la gloria del Papado, de la que había descendido durante el Siglo X de la mano
de la “Divina Puta Marozia”. Consciente del peligro
que la Caída de la Puerta Bizantina le significaría a una Europa, de
proporciones reducidas y aquejada de problemas internos, el Papado supo y pudo
ponerse a la altura de las circunstancias y a pesar de la ruptura teológica
hizo causa común con el Imperio. Dios tenía decidida la Caída del Imperio
Romano de Oriente pero ningún hombre puede ponerle fecha a las decisiones que
Dios toma en el Tiempo. Lo que le corresponde a los hombres es actuar acorde a
sus tiempos y dejar en las manos de Dios la ejecución de sus todopoderosos
designios.
Tocando este Capítulo de la Historia
Universal del Cristianismo los historiadores han solido seguir métodos de
descripción de las causas sin pies ni cabeza, hasta el punto de llegar a
considerar las Cruzadas una agresión de Occidente. En su profesionalidad
incompetente llegan los nuevos historiadores al servicio de causas
improcedentes a abolir la Legitimidad de una Causa de Defensa y Socorro
Procedente a favor de un Pueblo Hermano como fue el Bizantino. Se automutilan el cerebro los dichos profesionales de la
Historia Esclava oficial moderna al olvidar que Bizancio existió antes de que el
Islam existiera. Que fue Mahoma quien se declaró en Yihad Genocida Mundial y
atacó a Bizancio sin causa belis que se registre. Se olvidan que la Victoria de
Heraclio salvó a Bizancio por un tiempo pero jamás se firmó una paz definitiva,
sino sólo treguas, que el Islam rompió cuantas veces creyó encontrarse fuerte.
Los siglos de guerra continua debilitaron a Bizancio, así que cuando a la altura
de la Primera Cruzada, cerrada ya la división entre las dos iglesias, Bizancio
lanza un mensaje de socorro a Roma este mensaje no fue una bicoca. El peligro
era real. Y si caía Bizancio en ese siglo XI la Invasión Musulmana de la Europa
Balcánica sería de unas consecuencias devastadoras que pondrían en peligro lo
creado durante el Milenio pasado. Dios no podía permitir semejante delito.
Tampoco podía olvidarse de su Decreto contra el Imperio Romano. Pero cada cosa
a su tiempo.
XII
En aquellos tiempos que corrían al fuego
había que oponerle fuego, al hierro había que responderle con hierro. De esta
manera mientras en la Europa Cristiana, estabilizada la Puerta Bizantina, en el
Siglo XII comenzaban a surgir las primeras Universidades que serían la gloria
de su Historia Moderna y el semillero donde el árbol de las ciencias, bajo el
patrocinio de la Iglesia Católica, echaría sus raíces formales, para crecer
fuerte y más tarde convertirse en un monstruo devorando a su propia Madrina, un
monstruo surgía del lejano Oriente, Gengis Khan, quien a pesar de los pesares debilitó las fuerzas
musulmanas de las que se nutría el Islam por la parte del Oriente, lo que
permitió que Bizancio respirase hasta su caída en el 1453.
Dios está en guerra. Dios avisa. Dios
anuncia. Dios previene. Dios ofrece quitarse de en medio del campo de batalla
si no se está en sus filas. Pero cuando avanza Dios no se detiene. El que
permanece entre los dos bandos como si la Guerra entre Dios y la Muerte no
fuese con él acaba bajo las ruedas del Destino que él ha elegido. No existe el
Destino, cada cual lo elige para sí mismo. En el mejor de los casos. En el peor
son otros hombres quienes te lo escriben. Y esto sí que es para pisar fuerte y
lanzarse contra el enemigo pasando sobre quien le presta su ser a otro para ser
usado como un soldadito de plomo en una batalla cuyas causas y fines no
entiende.
XIII
El siglo XIII fue al Segundo Milenio lo que
el Cuarto al Primero. El Cristianismo había vencido a todos sus enemigos
externos. Inglaterra se había afianzado como reino. España estaba ya a las
puertas de su victoria final. Francia se había hecho grande. Alemania, incapaz
de vivir en sociedad de Estado con sus vecinos, se había instalado en una división
de pequeños salvajes señores de la guerra bajo la autoridad de un jefe militar
imperial sin más realidad que la del título. Polonia había nacido. Los Balcanes
seguían siendo parte de Europa todavía. Rusia Cristiana había comenzado su
andadura desde Ucrania. Suiza vivía. Italia era, y sobre todas las naciones la
Iglesia Católica, gobernada doctrinalmente desde Roma, dirigía la Civilización
hacia un Renacimiento Internacional que haría de las naciones europeas una
Entidad Política, más allá de sus particularidades nacionales, Unidas por un
mismo Espíritu Divino. Esta Unidad fue la que combatió la Reforma. Pero antes
de que ésta se produjese dramáticos acontecimientos habrían de confundir a la
cristiandad.
El Cisma de Occidente, la Huida de los Papas
a Aviñón, fue el efecto de la voracidad de un obispado romano que rechazando el
Poder de Dios quiso fundar el suyo en el Oro que le cobraba a las naciones por
el Oficio de los Sacramentos. Su Poderío territorial comparaba al Obispo Romano
a los grandes señores feudales, con los que se enfrentaba en guerras
constantes; sus guerras con las repúblicas italianas o Ciudades-Estados
Peninsulares acabaron por expulsarlo de la Península. Las sucesiones de Papas y
Antipapas fueron devastadoras para la gloria de la Sucesión de Pedro.
El Dicho “por vuestra causa es difamado mi
Nombre entre los paganos” pareció no haberse dado para los siervos, quienes
despreciando a su Señor no dudaron en manchar su rostro con toda clase de
males. Quisieron cerrar aquella Ignominia elevando al Obispo Romano a la
condición de su Señor, a quien despreció una vez más al declararse Infalible
delante de Dios y de los hombres en el Concilio de Constanza. De esta manea
cerrada ese Capítulo la tragedia de la Segunda Pornocracia Romana estaba servida. Quien había recibido el Poder de perdonar los pecados se
entregaba al Crimen y a todos los Delitos ante Dios una abominación y por el
Poder de su Hijo se absolvía sus crímenes, haciendo de Dios un ídolo pagano sin
Espíritu. Si el Siglo XIV puso las bases para la tragedia, el Siglo XV le abrió
la puerta con la sucesión de Papas Pornócratas que
tiró a Pedro a los pies Alejandro VI.
XV
Se entiende que ante estos hechos los
historiadores se hallasen divididos entre quienes se pasaron a las filas del
Protestantismo y quienes siguieron en las del Catolicismo. Los primeros
justificaron la División de las iglesias en esa conducta del sucesor de Pedro,
y olvidando que ni el mismo Dios Hijo Unigénito se atrevió a retirarle la
Jefatura de los Obispos a quien su Padre se la diera, sin quererlo pero
haciéndolo se declararon enemigos de Dios. Los segundos, fieles a quien Dios se
la dio, quisieron pasar por alto semejante delito de desprecio a su Señor, y
sin darle más importancia de la debida a crimen tan horrible renegaron de la
posición del Espíritu Santo por la que el sacerdocio aaronita fuera abolido, que
como todos sabemos lo fue por plantarse en una teología maligna de hoy mato y
mañana me absuelvo, o mejor me absuelvo hoy que mañana me voy a llenar de
sangre hasta las orejas. Acto inmundo a los ojos del Juez Divino que le valió a
la casa de Aarón la ruptura de su Contrato y la destrucción de su Templo.
Lutero y Calvino actuando como un dios de dos
cabezas, sentenciaron a destrucción el Templo que Cristo levantó y declararon
rota la Alianza por la que su esposa recibió el Nuevo Sacerdocio Divino.
Engañados por el Diablo, que se puso la sotana para mejor ocultar su rostro a
las naciones, la Guerra Civil Cristiana se hizo.
Pero lo que se movía en el Tablero de la
Guerra entre Dios y la Muerte era una Nueva Batalla de proporciones finales. O
al menos eso pensó el príncipe del Infierno. La Guerra Civil religiosa
sacudiendo los cimientos de la Unidad Europea y una vez volada la Puerta
Bizantina por la mano del Nuevo Imperio Islámico, le ofrecería al Turco-Otomano
realizar el sueño que jamás pudo consumar ningún emperador del Oriente: la
Conquista de Europa.
Mientras el monstruo de doble cabeza
protestante hundía a Europa en la Guerra Civil los ejércitos de la Muerte se
preparaban para el asalto final a las Europa Cristiana. En la Constantinopla de
los Turcos habían estado rezando por este momento, una Guerra Civil Europea que
les sirviese romper la Línea de los Balcanes y meterse en el corazón del
Continente. Enloquecido por su demencia el monstruo de doble cabeza bendecía la
intervención turca.
XVI
El Siglo XVI vio una maravilla. La última de
las naciones que salía de su postración, España, era colocada de repente a la
cabeza de las naciones europeas. Antes de que las naciones centrales luchasen
por una Reforma, los reyes Católicos la realizaron por su cuenta. Antes de que
siquiera nadie se diesen cuenta España tuvo acceso al tesoro con el que se
debía financiar una guerra de aquellas proporciones como la que se avecinaba.
Antes de que nadie pudiera impedirlo aquel emperador alemán que era menos que
un títere fue elevado por España a la cabeza de un Imperio tan real como el
Turco-Otomano. Antes que nadie lo viera venir dispuso Dios al ejército
invencible católico español a la vanguardia de los ejércitos de ese Imperio. Y
antes que al otro lado de los Balcanes lo comprendiesen, la Batalla ya la
habían perdido. Escenificarla era todo lo que quedaba. Carlos puso las
banderillas y Felipe II hincó el estoque.
Perdida la Gran Batalla en la que el Diablo
esperaba aplastar a la Europa cristiana sólo le quedaba sumir a Europa, su gran
enemigo, en una Guerra Mundial Civil. La Guerra de los Treinta Años se hizo. A
sus forjadores divinos los juzgará Dios a su tiempo.
XVII
El Mal ya estaba hecho. Donde se esperó
recoger Unidad y Fraternidad se recogió Odio y Guerra. Al Monstruo le salió una
nueva cabeza, se coronó y se declaró Dios en la Tierra. La demencia se vio
elevada a su grado más alto cuando una prostituta real le sucedió a su padre
divino como Divinidad del Imperio. Y Dios salve a la Reina. Mas como todo en
este mundo el vómito acaba haciendo devolver a quien lo venera, los mismos que
levantaron al ídolo británico huyeron de la crueldad de sus dioses y, cruzando
un Océano cubierto de rutas plantaron sus pies en el Nuevo Mundo, de cuyo suelo
nació la que sería una Vara de Hierro con la que destruir las naciones como
Vasijas de Alfarero. Tal es el Origen en Dios de los Estados Unidos de América.
XVIII
Desde Europa, pues, se extendió el Evangelio
al Nuevo Continente. El Centro y el Sur fue ganado para la Iglesia Católica y
el Norte para las iglesias protestantes. El Diablo había perdido una Nueva
Batalla. Con el tiempo las iglesias aprenderían a convivir pacíficamente.
Aunque debilitado el Imperio Español frente al auge del Imperio Británico, ambos
Imperios Cristianos extendieron sus brazos a todo el planeta, llevando a todos
el Nombre del Rey de los Cielos y Señor del Universo, Jesucristo
En Europa sin embargo el Absolutismo inició
su andadura. Junto a Luis XIV de Francia vemos a Isaac Newton. El Siglo XVII
fue el siglo del Renacimiento de las Ciencias. La independencia de las
Universidades abrió las puertas al pensamiento, y la Nueva Configuración de las
Naciones a establecer la antigua separación Iglesia - Estado sobre bases
perennes. Su legado al Siglo XVIII fue de entrada la Guerra de Sucesión
Española y de salida la Revolución Francesa.
XIX
El Siglo XIX comenzó con la Guerra de
Napoleón contra los reyes del Viejo Mundo, vivió la Revolución Industrial, la
Guerra Civil Americana, la Caída del Imperio Otomano y del Imperio Español, el
levantamiento del Imperio Ruso de Pedro I el Grande. Grandes acontecimientos
que en nada hicieron más felices a los pueblos. Al contrario, la deriva de las
ciencias y la filosofía hacia el Ateísmo no hizo sino alejar de la Moral Social
los Valores de la Civilización cristiana.
La Moral religiosa del Capitalismo anclada en
el protestantismo Calvinista más riguroso, según la cual el pobre es pobre
porque no goza del favor de Dios y el favor de Dios se traduce en oro,
determinó que la crueldad moral del mundo antiguo regresase de la tumba y los
lazos de fraternidad que se forjaron durante los siglos de la edad de oro del cristianismo
fuesen cortados de forma permanente y salvaje.
Superadas la esclavitud imperial romana y la
servidumbre feudal los pueblos se vieron vendidos a la fuerza del capital que
los reducía a la condición de las bestias domesticadas, aptas para el trabajo y
una vez consumidas a ser exterminadas por la propia dureza del trabajo.
Saludaron la libertad de pensamiento contra la fe para verse encadenados al
capitalismo científico ¡Qué maldad, Señor!
La angustia de los pueblos traicionados por
sus religiones liberadoras fue capitalizada por Marx y Engels. El Fantasma del
Comunismo había nacido
XX
La última Gran Batalla del Diablo iba a
comenzar. Su tiempo se acababa. Mil años le fueron dados para destruir al
Género Humano y proclamarse vencedor sobre y contra el mismísimo Dios. Tal como
estaban las cosas a principios del Siglo XX declarar una Guerra Civil Europea
que se hiciera Mundial sería coser y cantar. Y sin embargo las armas de destrucción
masivas no habían sido inventadas aun. Confiar en una destrucción absoluta del
Género Humano en una guerra hecha a garrotazos sería de ignorantes. Habría que
confiarse a una Guerra dotada de dichas armas de destrucción masiva.
Pero como los Estados Unidos fue creada por
Dios para ser una Vara de Hierro en su Mano, Alemania siempre fue un arma letal
en la mano del Diablo. Enemiga de la Civilización desde los tiempos más oscuros
de la existencia del pueblo germano no aceptó jamás unirse a Europa como un
miembro más de la Gran Familia Cristiana. La Reforma no fue más que la ocasión
perfecta para hacer valer la monstruosidad de un alma que se negaba a ser una
más entre las demás. Parir a Hitler de esas entrañas sería un trabajo muy
doloroso, pero lo que no puede el hombre no puede el Diablo: parió a Lutero,
pariría a Hitler. Pondría en sus manos el Arma Atómica y dándole el Poder extendería
su Odio a todos los Cristianos de Europa, comenzando así el principio del fin
del Cristianismo en la Tierra. La Ciencia, enemiga de la Fe por principios
filosóficos, pondría al servicio de su Campeón la Bomba Atómica.
No en vano fue en Alemania donde se gestó la
Edad Atómica, Werner von Braun, Eisenberg, Plank, todos los genios de las ciencias de la Edad Atómica
estaban bajo el paraguas de la protección del Tercer Reich. Estuvo a un paso de
conseguir la Victoria.
Pero de nuevo las Naciones se unieron para
vencer al Diablo y sus ejércitos. El Rey de los Cielos tomó en su Mano la Vara
de Hierro que para la ocasión su Padre le había creado para romper las naciones
como vasijas de alfarero, y se presentó en el Campo de Batalla. La Gran Batalla
entre Gog y Magog había
acabado. Cierto es que entre Hitler y Stalin los USA se encontraron
confundidos. Mas no es al hombre a quien le corresponde la decisión, sino a
Dios. El Cristianismo había vuelto a vencer. Al Diablo sólo le quedaba ya oír
el Decreto de su Expulsión de la Tierra. A partir de ese momento el Género
Humano se enfrentaría a la Muerte, el Último Enemigo, verdadero autor
intelectual de la Caída.
XXI
Y aquí estamos. La Muerte ya ha comenzado su
obra de extinción de la Vida. Fue su trabajo durante la Eternidad. Antes de que
Dios iniciase su Odisea por la Inmortalidad de todos los seres. Extinguir,
devolver al polvo lo que del polvo fue tomado es su trabajo, está en su
naturaleza.
Y está en la nuestra ser hijos de Dios. .
Y manos a la obra. Queriendo decir solamente
que los libros aquí pegados proceden de colecciones de libre acceso en
Internet. Los originales son PDFS. Yo simplemente me sirvo de ellos para darle
un formato Word y alimentar el deseo de dirigirse a las Librerías y comprarse
libros en el formato tradicional de siempre. He organizado esta Biblioteca en
secciones: Patrística, Historia de la Iglesia, Reforma, Teología, Apologética,
etcétera. Por lo demás el alimento es bueno; aquello que considero no bueno no
lo quiero para mí ni para nadie. Ser lector es saber elegir. Leer para Matar el
tiempo no es mi lema. Si alguno quiere aconsejarme un libro para su acceso o
convierte algunos de éstos en Word y los corrige y le da forma HTML, puede
enviarme el link o simplemente pasarme la corrección para su acceso libre.
CRYS
15/06/2020.
|
BIBLIOTECA DE HISTORIA UNIVERSAL DEL CRISTIANISMOY DE LA IGLESIA |
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