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EL VENCEDOR EDICIONES

¡ DIOS VIVE !

 

 

MIS DIARIOS

FE DE VIDA, TESTIMONIO DE FE

 

HIJO DE HOMBRE, HIJO DE DIOS


 

10/6/

La necesidad implica a la Sabiduría en su respuesta.

“No existe Dios”, palabra de Satán y el hombre formado a su imagen y semejanza.

La Tragedia Humana será recordada por la Eternidad, lección de sabiduría que las generaciones nunca olvidarán. El Hombre existe, ¿y Dios no existe? Entonces lo que no se ve, no existe; pero lo que se piensa, sí existe. ¡Inmensa mentira acogida en los brazos de una ciencia que eligió, entre la Verdad y la Mentira, la Mentira como modus vivendi, porque la Mentira existe, pero la Verdad, dicen, no.

La Verdad se la inventa cada uno; la Mentira, no.

La Mentira es como la ley, depende de quién : la ley se prostituye para adaptarse a la piel del delincuente.

La Verdad conduce a la Muerte, Cristo el mejor ejemplo, dice el delincuente, el científico esclavo vendido al poder y las riquezas.

La Mentira conduce a las riquezas, sentirse un dios, el poder satánico del que se sitúa sobre las leyes, se cree en dios en el núcleo duro de un olimpo de  dioses morando en la Casa del Pueblo, cada uno de ellos un reflejo del alma infernal de aquel que una vez dijo: “Seréis como los dioses, conocedores del bien y del mal”.

Conocedores, sí, pero no sufridores del fuego que arde en el ser de quien es arrojado a las tinieblas de un mundo regido por discípulos de Satán y su corte de demonios.

La Traición a la palabra dada antes de ejercer el Poder, y  exclamada en público como escalera al Poder, es un delito.

La nación tiene el Deber de  juzgar la Mentira y la Corrupción de quienes rebajan la inteligencia del pueblo y del hombre a los hipogeos de inteligencias descerebradas incapaces de  esgrimir la lógica y el sentido común como llaves que abran la palabra y desnuden su contenido.

Los Poderes Constitucionales que se abstienen de  pedir la cabeza de quien hizo de la Mentira su  escalera al Poder y de la Corrupción su ejército de seguridad personal, son tan delincuentes como sus socios en el Poder del Gobierno.

Una lección que no es aprendida conduce al fracaso.

Si se nos lleva al límite de la ruina es con el objeto de tomar todas las medidas necesarias que nos saquen del abismo y nos den la inteligencia y el poder para levantar las murallas necesarias contra  la Mentira  y la Corrupción como palanca  con la que dar el salto de la democracia a la dictadura de la Agenda 2030.

Lengua de serpiente escupiendo veneno ideológico, labrando el ser de la Infancia para cultivar el esclavo perfecto, el funcionariado robotizado, un servidor público al servicio de un Master descerebrado incapaz de entender que hasta la paciencia infinita de Dios tiene un límite :el que marca la Ley.

Quien odia la Ley y adora el Poder ¿qué es? : una bestia suicida dispuesta a meterle fuego a toda la nación de no acceder todos, libremente, a otorgarle el Gobierno  vitalicio.

¿No responderán los jueces delante del pueblo por su adhesión a semejante a semejante locura?

¿No serán llevados los  generales y los almirantes ante un consejo de guerra por abstenerse de su obligación de mantener la Unidad Nacional en la Paz y la Fraternidad?

Una voz se oyó en el desierto clamando por la Abolición de los Aforamientos, estableciendo la Igualdad de todos en el seno de la Ley. Sobra decirlo, en cuanto esa voz llegó al Gobierno arrojó a la papelera de la basura la palabra con la que ganó el acceso. Enseguida, para ocultar su traición a la Palabra Electoral, abrieron en canal la Igualdad,  desterraron la naturaleza universal de la Igualdad de su núcleo, e implantaron víricamente, mediante sangre y asesinatos, un nuevo núcleo.  El Delito de  Perjurio y Acusación Falsa fue abolido para la mujer, y admitida como legal toda Acusación sin Pruebas de la mujer contra el hombre.

Era del espíritu de la Justicia preferir que cien delincuentes disfrutasen de libertad, mientras puedan, a arrojar a un inocente a su tumba, la muerte en una prisión establecida desde el Poder Criminal de quienes  asesinaron la Igualdad entre el Hombre y la Mujer jurando que en nada se diferencia un hombre de un perro. ¿Y el cuerpo de la justicia no se levantó para llamar a juicio por traición a la Constitución?

La hoja de ruda de la Agenda Criminal 2030 es limpia como el agua que sube del W.C. Primero se rompe la Fraternidad entre las regiones – se cultiva el Odio Independentista; se hace la Guerra entre las naciones; se bendice al Terrorista y se maldice a quien defiende su casa.

Muerte la Fraternidad, el siguiente puntal del edificio de la Democracia era la Igualdad.

El Perjurio, acusar en Falso, el Falso Testimonio: son un Delito. “Cosas de antiguos”

Los progresistas echan abajo esa columna. La mujer, engañada por la Serpiente 2030, es liberada de la Justicia: Puede mentir, traicionar, engañar, acusar en falso, arrojar en prisión al hombre: padre, hermano, hijo, esposo, amante, incluso un vecino, nadie está libre de su veneno. Es la Mujer 2030, la amante de Satán.  

¿Qué es la Sabiduría? ¿Es la lección que nos da la Vida? Hugo Chávez conquistó Venezuela engendrando bulos sobre bombas lapas y golpes de estado contra su persona y su organización pro-dictatorial criminal.  Ya se ha oído en España el primero de los bulos que han de conducir a Pedro Sánchez al Poder del Dictador Vitalicio que conquistó Hugo, y la Muerte le arrebató; cetro que el Tirano Asesino le legó a su a perro estalinista, Maduro. ?¿Y no aprende el aspirante a ser el Maduro Español de la lecciòn de la Sabiduría? ¿O acaso se cree el señor de la Muerte?

¿De qué vas Bruselas? ¿Del IV REICH?



09-06-2025

EL FRUTO DEL ÁRBOL DE LA VIDA

 

¿Qué ciencia más elevada que el conocimiento de Dios, mi Creador, tu Creador? La Vida ha sido sobrenaturalmente elevada a la existencia a la imagen y semejanza de Dios, Existencia Inmortal, Vida  Indestructible. ¿Quién vivirá para siempre con un Ser de quien se sabe que su Poder es Infinito pero no se sabe nada de su Corazón, de su Pensamiento? Conocer a Dios, su Personalidad, su Corazón, su Mente, es vital para todo ser que ama vivir. Así pues, como por las obras se conoce a su autor, recopilemos:

Dios concibe en su Sabiduría al Hombre y su Universo. Deja su Mundo,  navega sobre las aguas del Cosmos alrededor de su Mundo, va a crear los Cielos, un universo nuevo, una Tierra de cuyo barro va a  crear una nueva Criatura, nacida para ser formada a la imagen y semejanza de su Hijo. Estamos en la Región Local.

Andrómeda es el punto de partida. Otros universos, conocidos con el nombre de galaxias enanas irregulares, mega cúmulos globulares, se ven en la imagen, fueron cuna de otros pueblos creados por Dios, nuestro Creador, siempre siguiendo el mismo patrón: Vida Inteligente a imagen y semejanza de la Inteligencia Divina.

Comparemos los cuerpos de los Cielos de Andrómeda con presas de agua en cuyo espacio se contienen millones de estrellas; la presión gravitatoria y termodinámica  interna dentro de cada campo galáctico globular es  tremenda; abrimos las compuertas y ríos de astros salen disparados hacia el exterior. Dios dirige estos caudales astrofísicos hacia un lecho gravitatorio, la plancha sobre cuya solidez levantará un Nuevo Cielos y una Nueva Tierra. Será la cuna del Hombre, la vida en el cosmos elevada a la sobrenaturaleza de su Creador. ¡El Hombre, hijo de Dios!

Cerradas las compuertas de las presas estelares, Dios crea el Sol y la Tierra según está escrito en la Historia Divina de Jesucristo. Crea la Luz, crea el Firmamento de los Cielos, crea océanos y continentes, crea el Reino de las Plantas, crea el Árbol de las Constelaciones, el árbol de la vida surge de las aguas y coloniza tierra firme, es la Era de los Dinosaurios, aquellos leñadores de los grandes bosques prehistóricos que llenaron las tierras. Se fueron. El Oxígeno marcó el fin de su Era y el principio de la Era de los Mamíferos. Ahí nace el Hombre. Ahí, en ese punto, durante la eternidad del Cosmos, la Vida debería emprender su viaje de descenso al polvo. “Cenizas a las cenizas”. 

Pero es en ese momento que se oye a Dios decir: “Hagamos al Hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza, un hijo de Dios”. Adán hijo de Dios... Habló el Primogénito de Dios. Y el Verbo se hizo carne.

Los hijos de Dios, no de esta Creación, dice San Pablo,  se acercan a las primeras familias de los hombres; Dios distribuye entre sus hijos los distintos pueblos de la Tierra, sobre los que  proyectarán la Imagen del Hijo de Dios desde  sus civilizaciones propias, cada una con un origen distinto pero todas  unidas en un mismo Fin: vida eterna, inmortal, indestructible, días que no se acaban nunca.

El Paraíso está en el Ser. Sabiduría, inteligencia, entendimiento, Fortaleza, Consejo, y Temor de Dios tienen en el espíritu su Morada, su Templo, su Fortaleza, su Ciudad, su  Patria, su Mundo, su Universo. El Creador es Padre. Ama su Creación con amor de padre. En ese Amor lo tienen todo sus hijos. El universo entero, todo lo pertenece a sus hijos.

¡En el seno de la Ley!

Porque “YO SOY EL QUE SOY”.

Sabiduría para amarle, inteligencia para conocer todas las cosas.

Temer al SEÑOR YAVÉ DIOS PADRE es amar la Verdad, la Justicia, la Paz, la Fraternidad, la Igualdad, la Libertad, en una palabra : La Civilización. Por esto les habló Dios a todos sus hijos, diciendo: “No comáis del Árbol de la Muerte, porque moriréis”. Y aconteció lo increíble.

Una generación rebelde de entre aquellos a quien el Rey Dios Hijo llamó a proyectar sus civilizaciones, no de nuestro mundo, sobre nuestro mundo, comió del árbol de la Muerte y le dio a comer al primero de los hombres a quien Dios llamó hijo. Generación rebelde, dice Moisés, traicionaron la Sabiduría Divina; se alzaron contra el espíritu del Creador y le declararon la Guerra al Modelo de Creación que  el SEÑOR YAVÉ DIOS PADRE abrió en el seno del Cosmos.

El Hombre utilizado como hacha de guerra. Guerra Total. Guerra Infernal. Guerra contra el Espíritu Santo que vive en Dios: Padre e Hijo. Fue la locura. El Hombre, Alma viviente en cuya dimensión la Imagen del Hijo Primogénito de Dios se imprime, se graba, y engendra un nuevo hijo de Dios, amantísimo de su PADRE DIVINO y amadísimo de su Creador, se encontró de la mañana a la noche delante de una Puerta de la que procedía una nueva vida, vida a la Imagen y Semejanza de Satanás.

¡Horror y miseria!

El Infierno se instala en el ser humano; su corazón se transforma en una tumba de la que emergen toda clase de fantasmas malignos, hambriento de carne, sedientos de sangre, fantasmas de un pasado contra el que Dios levantó la Ley: “No comas”. He aquí pues la naturaleza del Temor al Espíritu del que dice YO SOY EL QUE SOY. Como Padre, como Hermano, como Amigo, todo es tuyo; como enemigo, tu tumba.

Las dos Puertas, la de la Vida a la imagen y semejanza del Primogénito de Dios, y la de la Muerte a imagen y semejanza del Enemigo de Dios, han estado abiertas hasta nuestro Día. Permanecen abiertas. Cada cual es libre para abrir su alma al Hijo de Dios o a la vida a imagen y semejanza de Satanás.Quien elige cruzar la Puerta de la Muerte le sigue la ruina, la corrupción, la guerra civil, la tiranía. 

La Historia Universal Antigua de nuestro Mundo nos transporta al infierno que la Guerra contra el Espíritu Santo del SEÑOR YAVÉ DIOS PADRE desató contra todos los habitantes de la Tierra. Desde la Caída al Diluvio, desde el Diluvio al Nacimiento de Cristo, el horror y el terror hicieron de la mente de los hombres su castillo, su ciudad, su patria. Abandonados todos los pueblos humanos a sobrevivir bajo las ruedas de la ley de los Fantasmas del Pasado de un Cosmos ya muerto, vendidas las naciones del mundo antiguo a su nuevo dios y señor, Satanás, la esclavitud se hizo.

Caín mató a su hermano porque Abel no se arrodilló ante su voluntad.

Quiso poner de rodillas “el dios oculto” de la Reforma al Todopoderoso Hijo de Dios, nuestro Jesucristo, pero el Creador no es la Criatura: que una criatura no reconozca a su Creador es síntoma de locura, que se atreva a ponerle una mano encima… esto no la manifestación de la  Maldad que vive en su pecho y  domina su mente.

Gracias a nuestra Santa Madre la Iglesia Católica nosotros vemos lo que el Mundo Antiguo no pudo ver : la imagen y semejanza a la que fuimos llamados al Principio, a la que le abrimos el alma y le levantamos libremente en nuestro Ser un Templo, una Fortaleza, una Morada eterna.

No quiso DIOS PADRE radiografiarnos la naturaleza de aquella imagen y semejanza a la que fuimos llamados al Principio. Nos dio el Original en Vivo, nos presentó a su Primogénito en carne y huesos.  Tocarle, oírle, sentirle, amarle, maravillarse.  ¿Qué hay de malo en vivir la imagen y semejanza a cuya Personalidad hemos sido todos llamados? Todo lo da, libre y gratuitamente, hasta la vida.

Su enemigo, es la envidia, la mentira, la corrupción, la demencia de quien se cree un dios, más allá de la ley, él se declara la KLey, el Estado, el futuro, loco supremo, suicida absoluto, cree que puede derribar de su trono en nosotros, hijos de Dios, a nuestro Rey y Padre Sempiterno, JESUCRISTO DIOS HIJO.

Abandonad todos vosotros que os arrastráis tras las riquezas y el Poder vuestros planes suicidas. El Día de la Gloria de la Libertad del Hijo de Dios, Cabeza Suprema del Reino de Dios, ha nacido. La estrella de la mañana alza su cabeza sobre todas las naciones bajo el Firmamento de los Cielos para que todas oigan y entiendan: DIOS VIVE, Su Ley es la ley del amor del Creador por su Creación.

Mirad Arriba, ya conocéis la Letra. La Letra mata, el Espíritu está Arriba. ¿Cómo viviréis si desterráis el Espíritu y os quedáis exclusivamente con la Letra? ¿Quién no conoce el espíritu del Autor cómo podrá entender, comprender, interpretar, descifrar, la naturaleza del mensaje que las palabras llevan?

El que no nace de Arriba no puede entrar en el Reino de Dios.

¿Acaso nos está diciendo Dios que debemos cruzar las estrellas de los Cielos para devenir Ciudadanos de su Mundo? Todo lo contrario: Quien quiera conocer a Dios que se alce su mirada a su Creador. ¿Hay algo más grande para una Criatura que conocer a su Creador? Descubrirse hijo de Dios, formar parte de Su Vida, encontrar en nuestro Creador a “Nuestro Padre que está en los Cielos”.

Enemigo el SEÑOR YAVÉ DIOS PADRE del Mal en todas sus formas, defensor del Bien en toda su extensión, amante de la Ciencia de la Creación, la Sabiduría por Esposa, la Justicia la niña de sus ojos, la Paz el aliento que sale de su boca, la Verdad vive en ÉL. ¿Acaso no abraza un padre a su hijo, le da su nombre, lo cuida, lo alimenta, lo educa,  es libre, toda la casa de su padre es suya?; su padre lo ama tanto que “entrega a su primogénito para que viéndole en persona todo el que le ame nazca de Arriba”.

“Haré una Obra que si os la contara no os la creeríais”. La hemos visto y creemos. Estamos delante de las dos Puertas, la de la Vida y la de la Muerte. La de la Vida tiene un Nombre: JESUCRISTO; la puerta de la Muerte tiene el suyo propio: SATANÁS. Cada cual elige qué puerta quiere cruzar, a quien quiere seguir, a quién parecerse.

Ser el templo, la fortaleza en la que la Imagen del Hijo de Dios vive en nosotros, y por su Amor nosotros vivimos en el Corazón de Dios.

Esta es la Ciencia Primera: la Ciencia del Conocimiento de Dios Padre y Dios Hijo.

Dice la ignorancia que esto es Idolatría. Pero yo leo: “Quien no adora al Hijo no adora al Padre”.

 

SENTIDO COMÚN DE LA SABIDURÍA

 

El estado de emergencia queda disuelto desde el momento del cese de la causa que produjo el estado de emergencia. Cualquier prolongación es una declaración de dictadura vitalicia.

Cuando el legislador se sitúa más allá de las leyes la emergencia nacional en defensa de la libertad de todos le corresponde al Estado en su Conjunto: Jueces, Ejércitos y Cuerpos de Seguridad.

El camino a la fraternidad universal desde las tinieblas a la luz de la inteligencia a imagen y semejanza del Hijo Primogénito de Dios comienza: Sabemos cómo camina el Mal, hagamos todo lo contrario, si el Mal va a la izquierda, por la derecha se va hacia el Bien, el Mal camina hacia atrás, el Bien hacia adelante. La ley natural de los contrarios. El fuego devora el agua, el hielo devora el fuego, del fuego nace el agua. 

¿Dónde reside la imperfección en la Arquitectura del Cuerpo de la Tierra? ¿Qué sobra o falta en el Sistema Solar? ¿Por qué buscar vida en Marte cuando en la Tierra se mueren los terrícolas? ¿No son las estrellas el reflejo puro de la Sabiduría de quien les dio por reino los Cielos? ¿Cuantas galaxias sobran en el cosmos para que nos vayamos a la cama sabiéndolo todo? … ¡en el reino de los tontos!

Soñar es sencillo; crear, es un acto divino.

Quien destruye las leyes que la democracia puso a sus pies para hacer valer su derecho a la Presidencia del Consejo de Ministros, se declara Enemigo de la Nación que le abrió el camino al Gobierno.

El fruto de la traición a los ciudadanos tiene su naturaleza en  el síndrome de Hammurabi, Augusto, Justiniano, Napoleón, con quien se sienta el nuevo master del universo, un nuevo mesías estilo moisés bajando del monte con las tablas de la Nueva Constitución Reformada. Todos de rodillas. Al enemigo ni agua. Cordón sanitario, estrangulamiento. Así comenzó la Guerra de los Treinta Años. Ahí, en el odio al prójimo tuvieron su comienzo las Guerras Mundiales del Siglo XX.

Aquella misma Revolución Protestante que se aupó al Poder sobre las espaldas de un gigante: los campesinos alemanes, una vez conquistado el Poder no dudó en declararle la guerra total a los campesinos.

Así el dictador que se esconde bajo unas siglas en cuanto consigue su objetivo se quita la máscara y masacra la libertad y la feklicidad del oueblo que le aupó al Poder.

Delito de unos pocos contra todos: Tolerancia Cero.

Quien saquea el Tesoro de una nación no tiene perdón; no puede haber perdón sin restitución, ni justicia sin misericordia, ¿lloraremos al asesino o a la víctima?

La Dictadura del Think Tank del Socialismo del Siglo XXI es la crisálida madre del monstruo. Tras el parto: ruina, muerte, tortura, miseria. ¿Quién llora por tí, Cuba? La lloras tú ¿Venezuela?

Si las rameras les enseñan modales a las vírgenes, ¿qué mujeres saldrán?, ¿tontas o santas?

Cría un Adolfito en la calle y te responderá un Heil Hitler.

El viento lo escucha todo, todo se lo calla, no quiere que Dios se entere de los crímenes de los hombres. Dios no necesita, “ya  te lo dije, Señor”.

Los políticos se esconden en las cloacas porque las ratas no hablan…. reconocen a los de su especie, callan.

Cultivar el árbol de la vida a la imagen y semejanza de Satanás es el horizonte de la Alianza de Civilizaciones bendecida por la ONU.

La vida de la Santa madre iglesia está en engendrarle a su Señor hijos a imagen y semejanza de JESUCRISTO.

Pero la libertad permanece; quien quiere vivir en un mundo esclavizado a la ley de un infierno sin ley, y hacer de la libertad una espada de opresión: se declara enemigo de Dios, de la Humanidad, y de la Nación que le abrió la puerta al Gobierno en razón del Derecho Constitucional, contra el que, para legitimar su rebelión contra la Civilización Cristiana, declara el destierro de la Soberanía del Pueblo.

¿Qué civilizaciones formaron la Alianza productora y autora de la Agenda 2030?

La Civilización Cristiana no estuvo presente ni firmó semejante declaración de guerra contra el Hombre a la imagen y semejanza de Jesucristo.

El hombre, imagen y semejanza de Satanás, es el ciudadano que  quieren poner sobre la Tierra las Civilizaciones que se aliaron para destruir la Civilización Cristiana: origen del Mundo Moderno, Muro contra el que se estrella la Organización Islámica Mundial y la Internacional Socialista del Siglo XXI en el camino a su victoria en el 2030.

La demencia de aquel Satanás que creyó poder declararle la Guerra a Dios y salir vencedor es el pan de cada día que se come en la mesa de tales aliados, cuya Cabeza es el Diablo. Necesitan la Guerra Mundial para establecer  el Siglo XXI en el infierno de sus leyes criminales.

La Tierra no es dueña del Universo. La Tierra pertenece a un universo gobernado por leyes inconmovibles, perfectas, matemáticamente establecidas sobre una física Local en la que no caben errores ni efectos colaterales improvisados.

La Ley que gobierna el Sistema de los Cielos de nuestro universo-galaxia es la Ley que gobierna todas y cada una de las partes del cuerpo de la Tierra. Toda vida que existe en la Tierra vive por la perfección  de la Ley Universal.

Porque fuimos apartados de la Naturaleza de esta Ley y arrojados bajo las ruedas de la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal padecemos todos los males cuyo crecimiento tiene por fin “polvo eres y al polvo volverás”.

Contra la Ley de la Muerte la Ley de la Vida: “El que cree en JESUCRISTO no es juzgado sino que vive para siempre”. Aleluya.

Vida inmortal, días que no se acaban nunca en un Mundo gobernado por la Verdad, la Justicia y la Paz, donde la Fraternidad, la Igualdad y  la Libertad son el pan de la inteligencia en constante crecimiento en el Tiempo. La imagen del Hijo de Dio vive en nosotros, y nosotros vivimos por él en Dios.

Gloria al Rey nuestro Dios y Salvador, JESUCRISTO DIOS HIJO.

 

 

DIARIO DEL SEÑOR JESÚS

 

 

El Evangelio de San Juan marcó, marca y marcará por la Eternidad la Visión que el Ser Humano y la Creación entera tiene del Hijo de Dios. San Juan se ciñe a los Hechos de Jesús en cuanto el hijo del Hombre, de los que él fue Testigo Personal Vivo. Pero inmediatamente, desde el mismo Prólogo de su Evangelio deja en claro que va a hablar del Hijo de Dios hecho hombre.

San Mateo y San Lucas centran sus Evangelios en el Hijo de David, Hijo de Adán, hijo de Dios, Mesías y Redentor. San Juan delimita desde “el Principio” el campo revolucionario sobre el que el Pensamiento Cristiano se elevará al Misterio y Dogma de la Santísima Trinidad. San Mateo y San Lucas Jesús permanecen en la órbita del Mesías, desde ellos se ve al Hijo de Dios, pero no al Dios Hijo Unigénito, “no creado, engendrado de la misma Naturaleza Increada del Padre, Dios Verdadero de Dios Verdadero”. No que los Apóstoles no conocieron esta Verdad Eterna, o que San Juan se inventara este Misterio. ¡NO, en absoluto! San Pablo fue muy claro en este terreno cuando dijo que entre ellos se hablaba una sabiduría apta sólo para los Testigos que Dios había elegido para dar Testimonio de la Encarnación y Resurrección de su Hijo. En el seno de esa Sabiduría, habiendo sido llamados por Dios para dar Testimonio de lo que habían visto, tocado y oído, de cara al exterior los Apóstoles se ciñen a ser Testigos Fieles del Cumplimiento de las Profecías que han tenido en Jesucristo su Consumación. Entre Ellos y en Ellos vive el Conocimiento Verdadero y perfecto del Hijo de Dios, que sólo más tarde en el Concilio de Nicea se hará Universal en el Dogma de la Santísima Trinidad.  Los Discursos de Dios Hijo, que descubre San Juan una vez que todos sus Hermanos en Dios se han ido, revolucionan toda la Imagen que hasta entonces la Iglesia había recibido.

La Roca de los Primeros Cristianos tuvo en la Resurrección de Jesús su Templo, su Castillo, su Fortaleza Imbatible. Ninguna Persecución, ningún horror fue suficiente para robarles ese Testimonio que los Apóstoles les transmiten: “Al que cree en Jesús le nace en el Alma una fuente de vida eterna”. El Deseo de ser Inmortal es superado por la Fuerza de esta Vida Eterna, Vida Indestructible, que no conoce la Muerte de los que duermen, sino que cerrando los ojos a este Mundo los abre al Mundo de nuestro Rey y Dios.

“Locura” dicen los judíos y gentiles. Le damos la vuelta: “La Sabiduría de Dios es locura para los hombres”.

Sabiduría establecida sobre Hechos Invencibles, en Confirmación de cuya Veracidad los Apóstoles y todos los que viven el Acontecimiento de la Vida del Hijo de Dios en la Tierra rinden sus vidas. Lo que nos lleva a decir que de no haber escrito San Juan su Evangelio los fundamentos de la Santísima Trinidad no hubiesen podido ser alzados y, a falta de este Discurso, con toda garantía el Arrianismo hubiese triunfado, y la Historia del Jesús de los Evangelios de San Mateo y San Lucas hubiese quedado reducida a la de un Hombre que, amado por Dios como ninguno, fue alzado hasta la gloria más alta a que criatura alguna podía llegar, sentarse a Su Diestra como Rey y Señor de su Creación, imagen literaria arriana que recogería Mahoma.

Los Evangelistas y los Apóstoles ya habían pasado cuando San Juan se sienta y escribe su Evangelio. Juan ya no es el muchacho adolescente al que desde la Cruz le dice el Hijo de Dios, “hijo, he ahí a tu Madre”. El Juan que se sienta a escribir el Evangelio es ya un Hombre criado y formado a la imagen y semejanza de Aquel quien, llamando a sus Hermanos, no de esta Creación, como dijera San Pablo, desde su Divinidad dijera: “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”. Él mismo se hace hombre para decirnos a todos: “He aquí al Hombre”. Y este Hombre, Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, es quien expone a los Siglos el Dogma de aquella “Sabiduría hablada entre los perfectos, que ninguno de los príncipes de aquel siglo conoció, porque de haberla conocido no hubiesen tocado jamás al Hijo de Dios”. Hasta entonces la Voluntad de Dios había sido que sus hijos, de la Casa de Abraham, se ciñesen a los Hechos determinados por los Profetas de Israel. Cuando el tiempo llega, en su Sabiduría Él mismo coge la pluma y escribe los Discursos que puso en palabras de su Hijo para ser escritos y sellados en Testamento. 

Este Juan ha visto morir a todos sus Hermanos en Dios. Él es el Último. A él le toca revelar el Dogma de la Santísima Trinidad contenido en los Discursos de Jesucristo. En lo que se refiere a los Hechos desde el momento en que Juan es designado por Jesús como el Querubín de la espada de fuego con la misión de impedir que nadie toque a la Madre, Juan desaparece de la escena pública. Esta es su Misión Sagrada. Dios ya ha elegido a Juan para ser ese Querubín todopoderoso protector de la Madre cuando Jesús le dice a Pedro: “Si yo quiero que éste permanezca, a tí, ¿qué?”.

Ya conocemos todos la Persecución que contra la Casa de la Madre tuvo lugar al poco. No menos conocido es el Celo que Jesús siente por la Madre. Bien sabe Él que los judíos buscarán a la Madre para matarla. Lapidándola por adúltera mancharán su Virginidad y probarán ser el Mesías “un Bastardo… por esa adúltera tenido de alguien que no fue el José que estuvo a punto de despedirla pero que acabó casándose con ella”. Dios no podía permitir ni permitió que un solo cabello de esa Mujer fuese tocado por los enemigos de su Hijo. Para protegerla de todo Mal, Dios le elige a la Madre por Querubín alguien a quien Ella quiere como a un hijo, y quien la ama a Ella como a una madre. Éste es Juan.

Cual se ve en la Primera Misa, la Divina, Juan es un adolescente cruzando la línea de los Adultos. Es un hombre en flor. Tanto más fogoso por su juventud, este regalo del Cielo que en su Inocencia alberga la Fuerza más colosal del Universo. Para acceder a la Madre había que pasar antes por el fuego de su espada. Desde su nacimiento está Juan predestinado, creación de Dios personal, para mandar sobre cielo y tierra en la protección de la Madre, ahora su propia Madre.

En la Última Cena, la Primera Misa, la Divina, vemos a un chaval dejando atrás la línea de la adolescencia, queridísimo por su primo Jesús, que lo ama como se ama a un hermano pequeño, a quien conoce desde su nacimiento. La diferencia entre ambos no es tan enorme por la Edad cuanto por el Espíritu de este Jesús quien siendo aquel Dios que con su Palabra creó la Luz y todo lo que existe en la Tierra, recibe como Creador un Amor de la parte de su Creación que supera a la Muerte y tan puro como la Pureza de su Verbo.

Juan es joven, pero es amadísimo. La Madre se queda sola en el mundo. ¿En quién si no en alguien a quien ella ama como a un hijo, de su sangre, podría esa Mujer encontrar Consuelo y sentir su Corazón vivir como si su Hijo no se hubiese ido nunca? ¿En quién dejaría Dios la Protección de esa Mujer sino en la Mano de alguien que la amaba como a una Madre y por Ella sería capaz de ordenarle a la tierra que abriese su boca y se tragase a cualquiera que se acercase a Ella? El Hecho de poner bajo la protección de este Joven, hijo del trueno, a una Mujer que siendo su Hijo de 33 años, la Madre debería estar en sus 60s, nos revela firmemente el Misterio de su Rostro. Viéndola junto a Jesús nadie, excepto quien conoció a la Virgen de Nazaret, la relacionó nunca con la Madre del Nazareno. Viendo a aquella Mujer caminando junto a aquel muchacho nadie podía poner en duda, por el Rostro de Ella y el de él, que eran madre e hijo. Así pues, Desde Pentecostés, ambos, la Madre y el Discípulo Amado, desaparecen de la Escena. Juan se hace llamar Marcos. Su Misión en este mundo es proteger a la Madre. Los judíos podían buscar a Juan, pero ¿quién lo relacionaría con este Marcos? En los Hechos vemos incluso a Marcos como secretario de Pedro. Pedro camina con la Madre y Juan durante algún tiempo, pero la atención sobre Ella no debe jamás superar un límite crítico, y Juan se va a Alejandría, donde la Madre crió a su hijo Jesús y a los hijos de su hermano Cleofás. Hechos que ya he relatado en el Primer libro de la Historia Divina de Jesús. Santiago el Justo, el Primer Obispo de Jerusalén, fue el mayor de esos hermanos de Jesús, hijos de María de Cleofás, siendo este Cleofás el hermano pequeño de la Madre.

Publicado el Evangelio de Mateo, Juan escribe bajo el nombre de Marcos el suyo a fin de que se cumpla la Escritura, “sobre dos Testigos harás juicio”. En su primer evangelio Juan “Marcos” se limita a afirmar como verdadero todo lo que Mateo escribe. El hijo del Trueno mantiene un perfil invisible. No quiere ni debe sobresalir. Tampoco puede ni quiere mantenerse al margen. Lucas aún no ha escrito el suyo. La necesidad de alzarse como Testigo Ocular de todo lo que escribe San Mateo impulsa al Joven Juan a escribir su Evangelio, posiblemente durante su estancia con Pedro.

Tengamos en cuenta que los enemigos de los Apóstoles hubiesen estado encantados con un Judas que les delatase el paradero de la Madre del “Resucitado”. La muerte del hermano de Juan, Santiago, y las persecuciones judías pusieron en movimiento tanto a Pedro como a Juan. La Adoración de los Apóstoles por la Madre es compartida al mil por ciento por todos Ellos. La protegen rodeando su Existencia del más absoluto de los silencios. Tener acceso a la Madre significa para Ellos tanto como tener acceso al Altar de los altares donde se adora al mismísimo Dios. Ya conocen Ellos el odio de aquéllos judíos contra la Casa de Jesús, y siendo profetas, pues el espíritu de Jesus es el espíritu de la Profecía, y fue este Espíritu el que descendió sobre Ellos, por este Espíritu los Apóstoles saben que tarde o temprano se lanzarán, como Herodes lo hiciera al principio contra la casa de David de Belén, contra la casa de David en Nazaret. No se equivocaron. Dios nunca se equivoca. La matanza de los hijos de David de Nazaret se hizo.

El Amor y el Deber quiso que el mejor lugar para ser mantenida la Madre al margen de los acontecimientos fuese Alejandría del Nilo. La Leyenda dice que la gravedad de las circunstancias impulsó a Juan a traerse a España con él a la Madre. El deseo de San Pablo de conectar sus viajes con una Venida a España y el no haberlo realizado puede situarse en este contexto. No era conveniente que el Paradero de la Madre, tal como estaban las cosas en la Galilea, fuese descubierto por un Apóstol que, perseguido a muerte, y cuyos pasos estaban seguidos muy de cerca por sus enemigos, condujese a éstos a la Presa más codiciada por el Diablo. No olvidemos que, si para Nosotros Pablo es un Santo, para los judíos Saulo fue un traidor.

La Leyenda de la Ascensión de la Madre tienen su Origen en la Palabra Divina. “No permitiré que tu carne vea la corrupción”, le dice Dios a su Hijo. No la conoció el Hijo, no la conocería la Madre de su Hijo. ¿Quién puede la Madre ser para el Padre de este Hijo sino su Esposa Amadísima?: Ella misma Encarnación visible ante toda su Creación de la Inmaculada Belleza de la Sabiduría Creadora y Salvadora que vive en ÉL. La Madre es la Concepción Inmaculada de esta Sabiduría en la que Dios encontró al Creador y al Padre en Sí Mismo. Por esto los enemigos de Cristo y de su Esposa, Iglesia Católica Apostólica, buscaron desterrar de sus mentes y de sus corazones la Adoración de la Madre. Quien adora al Hijo como se adora al Padre ¡cómo no adorará a esta Madre en quien la Sabiduría misma se hace Mujer para manifestar a los ojos de todos la Belleza Infinita por la que su Señor y Dios, YAVÉ, la amó desde el Principio! En el Amor Infinito de la Madre a su Hijo, su Niño, tenemos la expresión del Amor de Dios hacia su Creación, todos nosotros. En el Amor de este Hijo a SU Madre vemos SU Amor a la sabiduría de su Padre, en el seno de cuya Inmaculada Concepción Él tomó la carne y la sangre en la que le vieron caminar sus Apóstoles.

Los ignorantes no entienden, los sabios nos maravillamos. La Historia que va a escribir su Hijo es una Gesta para la Eternidad, que permanecerá viva en nuestro ser por la eternidad de las eternidades. Abrimos el Libro de su Gesta y lo primero que nos manifiesta Dios es la Naturaleza de su Héroe. Entra en el Templo, y los Cielos contienen la respiración, la Tierra se arrodilla ante su Creador, el Celo por la Casa de su Padre es el Fuego del que se alimenta la Tierra para dar a Luz. La Palabra de quien entra en el Templo es la fuente de un maremoto que puede destruir el Templo, Jerusalén y el mundo entero. La Gloria del Hijo de Dios, nuestro Creador, se manifiesta en su Verbo; y esta Voz es la de una tormenta que reduce el valor a polvo y libera el Patio de la Casa de su Padre de una humanidad que ha hecho del Dominio sobre todas las especies de la Tierra una tiranía infernal.

La cronología de Juan es verdadera. Primero cumple con la Ley ante el Bautista, con lo cual el Mesías se sujeta a la Ley de Moisés, y viviendo por ella, debe morir de acuerdo a ella.

Enseguida vive la Tentación, el encuentro formal entre el hijo de Adán y Satán; el Duelo es a muerte, uno sobrevivirá y se sentará en el Trono de Dios con su Padre, el otro se sentará en el trono del Infierno con la Muerte. La locura es de quien niega al Padre, la Sabiduría vive en quien adora al Hijo.

La Madre adora al Señor YAVÉ Dios con el Amor de Aquella Sabiduría que se rindió ante la Voluntad Todopoderosa de su Dios y cuya respuesta a su Deseo Invencible de crear Vida a su Imagen y Semejanza, de elevar la Vida en el Universo a la Inmortalidad Natural al Ser Divino, fue la Respuesta de María: “Hágase según TU Voluntad”.

La Madre es la Concepción Inmaculada de Aquella Sabiduría Invisible, tras la que corrieron los Primeros Filósofos, visible desde entonces en el Ser de la Madre delante de toda la Casa y de la Creación de Dios; amada por Dios Padre y Dios Hijo con la fuerza del Amor Invencible e Indestructible de un Hijo a su Madre amadísima, y de un Padre a su Esposa Santísima. Este Hijo es quien se retira al Monte a esperar a que su Enemigo se presente para darle de viva voz respuesta a su Tentación, y enterrar en el Infierno del Destierro de la creación de su Padre aquella locura de ganar para su Causa al mismísimo Rey de los Cielos y Señor de la Tierra.

La Doctrina Divina sobre la Unidad en el Espíritu Santo de Padre e Hijo conquista en Nicea su Dogma: “Dos Personas, un único Espíritu”. Por esto dice el Espíritu Santo: “Adorarás al Hijo como adoras al Padre”, “quien no adora al Hijo no adora al Padre”, ¿porque cómo se puede despreciar al Hijo y creer que se puede tener el Amor de su Padre?, ¿no despreciará este Padre a quien desprecia a su Hijo? ¿Acaso viven en Padre e Hijo espíritus diferentes? “Tanto tiempo ha que estoy con vosotros y aún no me habéis visto”. Quien ve a Cristo ve al Dios que vive en Padre e Hijo.

Cristo es el Nombre Nuevo de JESÚS, el Dios del que dice el Historiador de las cosas divinas: “Vio Dios ser bueno”. ¡Cómo no temblar ante la presencia de la cólera de este Dios hecho Hombre! Aquel ante cuya Voz la Tierra se vistió de Luz, los Cielos de estrellas, ¡y el Firmamento de Sol y Luna! Su Batalla no fue, ni es, contra los judíos sino contra el Homicida que  arrojó a los hijos de Adán bajo las ruedas infernales de la Guerra. Ignorantes, los judíos se creyeron que su Batalla era contra ellos. Por esto San Mateo abre su Historia Divina con el Encuentro del hijo de Adán, encarnado, para nuestra Salvación, por el Hijo Todopoderoso de Dios, y Satán, el Diablo, la Serpiente Antigua, el hijo de la Muerte, el aspirante a rey del infierno, el Tentador que en su demencia creyó poder poner de rodillas a Dios Padre ganándose para su causa infernal al mismísimo Unigénito del Señor YAVÉ Dios.

La Locura frente a la Sabiduría. Ésta no concede una sola palabra: “Vade Retro Satanás”. El Duelo es a muerte, sin tregua ni cuartel, el Vencedor se lo lleva todo, el perdedor es arrojado al Abismo. ¡Cómo no adorar a nuestro Héroe!, el Campeón que nos ha dado Dios para levantarnos del polvo al que fuimos arrojados y darnos lo que perdimos, ¡la vida eterna en el Paraíso de su Padre! Pablo fue directo al grano: “De haber conocido a quien crucificaron ni un solo hijo de Abraham hubiese puesto su mano sobre su persona”. Por el Pecado de Adán, primer rey de la Tierra fue el mundo entero arrojado del futuro que Dios extendió delante de las naciones del Género Humano; era solo natural que por el hijo de Eva, ahora hijo de María, la Madre de todos los cristianos del mundo, le viniese a la plenitud de las naciones la Libertad.

Quien sube al Monte donde se encontraron la Locura del Infierno y la sabiduría del Cielo debe elegir entre ponerse de rodillas delante de Satán y a cambio del alma sentirse un dios, o quedarse al lado de CRISTO JESÚS y seguirle al campo de la Batalla Final entre Dios y la Muerte. Todos, judíos y gentiles, en su Ignorancia eligieron vender su alma a Satán a cambio de tronos y riquezas. San Juan va más allá de culpar a unos y otros; San Juan se centra en el Conocimiento Perfecto de JESUCRISTO, en quien vemos a Dios Padre y a Dios Hijo, y en quien nos vemos a nosotros mismos reflejados en el Amor del Creador por su Creación.

Así pues, independientemente de Hechos que derivamos del Amor, tenemos que decir que Aquel Siglo Primero, el Siglo de Cristo, ha sido historiado muy pobremente por los historiadores del Cristianismo. Como aquel que no quiere recordar un trauma sufrido, cuyas heridas la tiene delante de los ojos, los historiadores cristianos parecen haberse dedicado más a excusar a los Romanos de Genocidio contra los cristianos que glorificar a aquella Generación de Héroes que no vacilaron en prestar Testimonio cuando el precio fue el de los tormentos más horribles, ciencia de la Tortura en la que el Pueblo Romano fue expertísimo. Nosotros podemos imaginar cómo aquel Genocidio hubo de Afectarle a Juan, el HOMBRE en quien el Discurso de la Santísima Trinidad estuvo vivo. 

No es menos curioso que los Discípulos de Juan no escribiesen su Vida. Desde el Conocimiento del Espíritu Jesucristiano lo entendemos. Quien es Importante y en quien se debe centrar todo es en DIOS HIJO. No es en el Nombre de los Apóstoles que la Salvación fue Fundada. Todo el sentido de la Existencia de los Apóstoles tiene por norte la Estrella del Hijo de Dios. Jesús es el Héroe de los Evangelios, la estrella de su Historia, el Rey de la Salvación, el Verbo hecho carne, Dios con Nosotros. ¿Ante esta Obra Divina qué importancia tiene el hombre: Pablo, Pedro, o Juan? Toda Gloria, todo Honor, todo Poder y todo Amor es debido al Hijo de Dios. Y desde este Espíritu, Juan, Testigo Vivo de la Ascensión de la Madre, en quien la Encarnación se le manifiesta en toda su Divinidad, Juan abre su Evangelio diciendo:

Al Principio era Jesús,

y Jesús era Dios,

y Jesús se hizo Hombre.

Todas las cosas fueron hechas por Jesús

Y sin Jesús no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.

A Dios Padre nadie le ha visto jamás. Jesús, Dios Hijo Unigénito nos lo ha dado a conocer.

Esta es la Semilla que creció contra vientos y terremotos, persecuciones y diluvios, y haciéndose un árbol extendió sus ramas hasta los confines del mundo, entregando su Fruto Maravilloso en el Concilio de Nicea, el 20 de mayo del Año 325 de nuestra Era. La Conclusión del Dogma de la Trinidad está ante nuestros ojos: El Fruto del Árbol de la Vida se reparte gratuitamente a todos los hombres que quieren vivir eternamente, porque Dios es Amor de Padre.

Juan escribió su Evangelio de la Santísima Trinidad, de difícil de lectura, y por difícil su interpretación abierta al error de los ignorantes y brutos que quieren corregir al Jesús que en Nicea reunió su Cuerpo Sacerdotal en la Tierra y le dio a su Esposa Apostólica Católica esta Ley de la Unidad en Dios. Pues sabemos que la Piedra en la que se escribió el Decálogo, rota por el propio Moisés, anunció con esa ruptura el fin de aquella Alianza Temporal, a la vez que anunció una Nueva, para ser eterna e Inviolable, firmada por el propio Dios Hijo Unigénito, que en el Concilio de Nicea fue proclamada en voz alta para que los siglos repitan por la Eternidad el Dogma de la Unidad en Dios.

Pero ignorantes como aquel Arrio no habrían de faltarle a las iglesias. Con el paso de los siglos se levantaron muchos para resucitar de la tumba a Arrio. Más tarde, el Delito de Rebelión cometido por el Protestantismo Europeo contra Dios fue poner en Duda la Unidad Universal Sacerdotal. El enemigo de esta Unidad de las iglesias, reflejo vivo de la Unidad en Dios, es enemigo del Señor Jesús, el Esposo de la Iglesia: Madre de su Descendencia.

Todos sabemos que donde hay Testador hay Testamento.

La Herencia de la Iglesia fue su Indestructibilidad, dimensión histórica que magnifica la Gloria de su Señor frente a las fuerzas de la Muerte. “Las fuerzas del Infierno no prevalecerán contra tí” le dice a su Esposa.

Y le dice Dios a la Descendencia de este Señor: “Tus hijos se apoderarán de las puertas de tus Enemigos”.

Siervos e hijos del Señor unidos en una misma Voluntad y Sabiduría

Habiendo recibido de Dios su espíritu de inteligencia para responderle a los discípulos de aquellos ignorantes y brutos que se atrevieron a corregir a Dios y se alzaron contra sus sacerdotes en Concilio Universal, me es grato abriros los ojos a este Evangelio de la santísima Trinidad para que desde la Palabra de Dios rebatáis por vosotros mismos los argumentos que por su Interpretación Irracional se han transformado en un mal para la Salvación del Género Humano, y levantando muros entre cristianos y cristianos han neutralizado por su división el Poder Salvador del Señor, Rey y Dios de todos los hombres, Jesucristo.

Pues todo lo que existe, existe por Él, y sin Él no se existiría nada de cuanto existe, de manera que, siendo su Padre Dios, ha querido este Padre que su Hijo lo sea todo para todos los hombres: “nuestro Padre de los Cielos, Rey y Señor de la Tierra, ante quien toda rodilla debe doblarse y reconocerle Cabeza Suprema Universal de todo Poder, quien con su Espíritu de Sabiduría gobierna todas las cosas para el Bien Universal de todos los hombres”.

Cegados por quienes, en su orgullo de brutos irracionales, enloquecidos por los privilegios del Poder, y emborrachados por la sangre de sus hermanos, interpretaron la Palabra de este Evangelio para, anular la Palabra de Jesús: “Dios con Nosotros”, como aquellos judíos que mediante sus palabras anulaban la Palabra de Moisés, os invito a abrir este Evangelio desde el Pensamiento de Cristo, que en Juan vive.

Engañados por los Arrios de la Edad Moderna, sin quererlo, pero haciéndolo, muchos siguen negando la Confesión del Concilio de Nicea: “Dios Vive”.

Juan está hablando del Dios que dijo “Haya Luz”, “Haya Firmamento en medio de las aguas que separen unas de otras”, “Brillen en los Cielos estrellas para separar la luz de las tinieblas”, “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”, y por esto dice Juan: “El verbo se ha hecho carne, Dios se ha hecho hombre”, y “en Jesús está la Vida del Hombre”.

Nuestro Creador se hizo Hombre para decirnos “no sois el hombre que Dios llamó a la Vida. He aquí al Hombre”. Pero los hombres atrapados en las leyes de la Ciencia del bien y del Mal, habiendo aprendido a sobrevivir en el infierno, ya no podían creer en el Paraíso.  Cuatro largos milenios arrastrándose por los campos de la Guerra, sujetos al imperio de la Muerte, entregados como corderos para engordar el banquete de los reyes y sus dioses malignos, cuyas imágenes monstruosas y demoníacas habían desplazado del corazón de las naciones el Dios que su Hijo vino a mostrarnos, habían dejado en la mente humana una herida siempre sangrante. No fue fenómeno extraño que aquel Pueblo Europeo Latino en cuyo corazón la imagen de un Dios es la de un hombre divinizado, encontrase abierta la puerta, y aunque hizo falta forzarla mediante el Martirio, una vez descubierta en Jesús la Verdadera Imagen de Hombre en Dios, su Dios encontró en el Pueblo Latino un Alma rendida a su Adoración.

No es tampoco un fenómeno extraño que los pueblos en los que la imagen de Dios es la de un monstruo de muchas cabezas, piernas, incluso la de dragones inmundos, serpientes horrorosas, el Dios de Jesús, Ser en el que el Hombre tiene su Seno Eterno, encontrase sino muy limitadamente la entrada.

En el caso del pueblo de Israel la Historia de su relación con ese Dios, Padre de Jesús, aunque no tuviese imagen predefinida, sí que estuvo psicológicamente establecida. El Dios de Jerusalén es un Juez que no perdona sino después de masacrar al transgresor. En ese Juez el “Dios es Amor” que Jesús trae es el producto de un loco. ¡Cómo creer que ese Dios es Padre y es Amor cuando por una manzana, teniendo el Poder de sanar cuerpo y alma, condenó a todo el mundo a vivir un infierno! Después de cuatro mil años en ese infierno ¡qué más natural que tener el corazón más duro que una piedra! Sí pues él era el Hijo de David, llamado desde el seno de Abraham para aplastarle la cabeza al Diablo y recoger la corona universal de su padre Adán, ¿a qué venía tanto “todo lo que necesitáis es Amor?” “Pues si Dios es Amor y tú eres el Hijo de Adán, declárate Rey y en lugar de ser salvador de mendigos y prostitutas vístete de tal y danos el Imperio del Mundo”.

La Verdad estaba lejos de todos los hombres. De judíos y gentiles. La Creación entera estaba y está en pie de Guerra. La Tierra es el campo de batalla. Fuerzas que vienen de la Eternidad libran en la Tierra su Batalla Final; los hijos de Dios de la Casa de Cristo hemos nacido en ese campo de batalla. Realidad Viva y al mismo tiempo difícil de vivir. Ya lo dijo el propio Cristo “Si hablándoos de las cosas terrenas no entendéis ¡cómo comprenderéis las cosas de los cielos!”. Muchos siglos habrían de pasar hasta que los hombres pudiesen comprender las cosas de esta Batalla Final cuya Guerra remonta su Origen a la Eternidad. Sin Este Evangelio de la Santísima Trinidad la Luz que nos conduce a esta Comprensión no sería posible. Y esta Luz es la declaración de Nicea en la que Dios declaró a su Hijo de su Misma Naturaleza, “Dios Verdadero de Dios Verdadero”, su Igual, su Familia: Tú-Dios, Jesús, su Hijo Amado. Quien ama a este Hijo, ama a Dios; quien no le ama, no ama a Dios. Quien no dobla sus rodillas ante la Corona del Hijo de Dios, no entrará en el Reino de Dios. Quien cree tiene la Puerta de la Vida Eterna abierta. Al que no cree, le espera el Juicio.

En su Hijo tiene la vida su Padre. Y esta Vida es Amor, Alegría, Felicidad, Libertad, Creación.

Y en este Hijo tienen su vida todos los hijos de Dios, los de nuestro Mundo como los de los demás Mundos creados antes del nuestro, y de los que serán creados durante la Eternidad. Nada pide Dios de nadie excepto esta Verdad. No quiere teologías ni quiere ciencias, ni razones ni obras. La Obra Divina que abre la Puerta del Corazón de Dios es el Amor a esta Verdad: Jesús es Dios Verdadero de Dios Verdadero. Delante de Dios todo lo demás es un absurdo. En el Amor a su Hijo está la Vida.

Tal es el espíritu del Evangelio de la Santísima Trinidad de Juan. “Sed niños, amad como los niños”. En este simple resumen está contenida toda la esencia de la Palabra que recoge Juan en su Evangelio. ¿Se preguntan los niños por qué aman a sus padres?, o en lugar de amar y vivir se dedican a radiografiar qué es el amor, de donde viene, ¿qué sentido tiene? Ni grandes obras, ni grandes razones, el Amor es la Llave. Ni feo ni pequeño, el amor de un padre es incondicional, natural, no necesita detenerse por qué ama.

He aquí la Verdad, locura para esos sabios y genios del mundo que necesitan tumbar a Dios en la mesa y diseccionarlo para creer que “Dios es Amor”; y este es el Grito de Victoria de Juan: “este Amor se ha encarnado. Le vimos, le tocamos, le oímos”. Los sabios se pierden corriendo tras una sabiduría que les da la espalda; los genios se hunden en la destrucción buscando la creación. La criatura corre a los brazos de Dios: “nuestro Padre de los Cielos”.

Dios es también Ley.

“No tendrás más Rey que Dios, mi Hijo.

No le declararás la Guerra a tus hermanos. 

Cuidarás de tus padres y los protegerás en su ancianidad como ellos te cuidaron y te protegieron durante tu niñez.

La verdad será la ley de tu alma y la amarás con todas las fuerzas de tu ser.

La Libertad es sagrada, no se la robarás a ningún Ciudadano del Reino de Dios.

Todo el oro y toda la plata, todos los recursos de la Creación le pertenecen al Señor, tu Rey, y los distribuiréis entre vosotros acorde a las necesidades de todos. 

No levantarás falso testimonio ni corromperás a la Justicia levantándote contra la Ley del Rey.

En la Palabra está el Hombre, el que ama la Mentira se declara enemigo del Hombre.

No busques el Poder por el Poder, porque la corrupción será tu aliado y la Muerte tu recompensa.

Sed santos, porque Dios vuestro Creador es Santo.

Ama a tu prójimo como a ti mismo, porque aquí vive la Santidad de Dios, a cuya Imagen y semejanza has sido creado”.

Difícil lenguaje de entender para quien tiene un corazón de piedra y un alma corrompida por el Poder que viene de la espada y del oro. Pero así es Dios y este es su Evangelio.

 

 

 

 

PRIMERA PARTE

 

I

LA PRESCIENCIA DIVINA

 

“Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis que viene en pos de mí, a quien no soy digno de desatarle la correa de la sandalia.”

 

¿Existen las coincidencias, las casualidades? ¿De verdad todo es producto del azar? ¿La Historia del Universo es un acto de improvisación? ¿Qué es el espíritu de profecía sino el conocimiento perfecto de la Obra que Dios va a realizar y es anunciada antes que suceda para que nadie crea que se produjo, precisamente… por una casualidad? La Presciencia Creadora, que nosotros podemos llamar “timing”, es decir, el encuentro en el Tiempo entre líneas que aparentemente no tienen conexión ninguna entre ellas es sublime; se ve en el Encuentro entre estas dos personas, Jesús y Juan,  que se conocieron estando ambos en el seno de sus madres, y siguieron sus caminos en la forma relatada por Cristo Raúl en la Historia Divina de Jesucristo.

El conocimiento del Profeta sobre el Mesías es perfecto porque su Señor y Dios le había mostrado al Elegido para encarnar al hijo de Eva. ¡Ver al Hijo de su Dios en Persona, qué acontecimiento más grande puede vivir hombre alguno! El Profeta vive para mantener viva la Fe en la Venida y Victoria del Mesías: “quien le aplastará la cabeza a la Serpiente, le quitará su corona y lo arrojará de su trono”. Y ese Vencedor es JESÚS, el Hijo de María.

 

II

EL PODER DEL BAUTISMO CATÓLICO

 

“Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios”.

 

El Profeta habla como profeta y ve el mundo y su Historia desde el espíritu de profeta. Desde Moisés al Bautista el mundo dependió de la Elección del hombre que se levantaría para enfrentarse a la Serpiente Antigua, el Diablo, y aplastarle la cabeza.

Desde Moisés al Bautista a ninguno de sus profetas le ocultó Dios que Su Elegido sería su Unigénito, el Hijo de su Alma. Por eso el Profeta escribe: “Lloraréis como se llora por el primogénito, os lamentaréis como se lamenta por el unigénito”.

El Grito de Victoria precede al Vencedor y es acompañado por la sangre de quien celebra en vida su Gloria. “Dios nos ha dado un Campeón que lleva en sus Hombros la Soberanía y será llamado Dios con Nosotros”. 

El Primogénito de Dios viene a vengar la muerte de su Hermano pequeño Adán, y regenerar al Hombre en el Bautismo del Espíritu Santo, uniendo al Creador y su creación en un mismo Reino.

Quien “bautiza con Espíritu Santo” es porque en Él vive el Espíritu Santo. Y quien no vive en la Unidad Perfecta con quien “bautiza con Espíritu Santo” no puede regenerar al hombre engendrando en él un hijo de Dios.

El Bautismo únicamente derrama el Poder de la Regeneración en quien es bautizado por el Sacerdocio de Cristo, Cabeza Divina de la Iglesia Católica Apostólica, el jefe de cuyos sacerdotes en la Tierra tiene la Sede de su Obispado en Roma. Quien no vive en la Unidad en el Espíritu con el Cuerpo de Cristo en la Tierra no recibe la Gracia de la Redención.

El agua es agua. El hombre es hombre. Únicamente Dios tiene el Poder de la Regeneración de quien es bautizado, y por el Espíritu de quien “bautiza con Espíritu Santo” se hace heredero de la Ciudadanía de su Reino.

Se puede conocer la Existencia de Dios por la Razón, pero quién es Dios no fue accesible a gentil ni a judío: el que “bautiza con Espíritu Santo … ése nos lo da a conocer”. Pero nadie tiene este Poder si no vive en la Unidad con el Cuerpo de los Sacerdotes de Cristo. Porque sabemos lo que la Sabiduría nos ha enseñado: “La Primera Persona es el Padre, la Segunda es el Hijo, y la Tercera es el Espíritu Santo: Cristo, en quien vive el Padre y el Hijo, de quien la Cabeza es Jesús y el Cuerpo es la Iglesia, su Esposa y Madre de su Descendencia”.

“Y la Cabeza de Cristo es Dios”.

Ninguna criatura que no reciba el Bautismo de la Mano de este Cuerpo Sacerdotal Apostólico, pues que no tiene por Cabeza a Cristo, hereda la Gracia de la Salvación.

La Gracia de la Salvación está en no ser juzgado: “Quien cree en mí no es juzgado, sino que pasa de esta vida a la otra”.  

La Gracia de la Redención está en ser absuelto de todos los pensamientos, palabras y obras hasta entonces ejecutados.

La Gracia de la Fe está en el Poder contra quien vino a la Tierra para robarle al Hombre el Alma.

En efecto, Dios no puede ser conocido por la Razón ni por la Ciencia; Dios se revela: “A Dios nadie le vio jamás; Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, ése le ha dado a conocer”.

Obra Maravillosa: “He aquí que hago una Obra que si os la contara no la creeríais”. Dios Hijo se hace Hombre, el Creador se hace Criatura, y crea un Cuerpo de Sacerdotes cuyo Bautismo regenera el ser y eleva a la Ciudadanía de su Reino a todos los hombres. Mas nadie hereda este Poder por el que el Bautizado nace como hijo de Dios sino quien es bautizado por la Esposa del Señor Jesús, “ése de quien nos viene el Conocimiento de Dios”. Pues todos los libros son ejercicios de desesperación invocando el deseo del conocimiento de todas las cosas. Mas digo yo, un hijo de Dios, ¿qué necesidad tiene un hijo de preguntarle a un extraño por el conocimiento de su padre? ¿Acaso es Dios un padre tan duro y malo que rechaza a su hijo y lo deja  sin respuesta?

Volvemos al “timing”. La Presciencia de nuestro Creador deja fuera de la mesa aquel juego famoso de los dados de los cosmólogos del Siglo XX. “He aquí mi Hijo Amado”. ¿Quién conocerá mejor a Dios que su Hijo?

Los hombres hablan de lo que quieren, de lo que buscan, y al final todo se reduce a huir del infierno, dejar de sobrevivir con la soga al cuello, hacer de la vida un paraíso personal en la tierra. Pero quien tiene vida en sí mismo, y vida eterna, no tiene necesidad de “ocultarse”. Jesucristo no “es un dios oculto”.

Satán, el Diablo, la Serpiente Antigua, el Dragón, se esconde, es “un dios oculto”.

EN JESUCRISTO “vive Dios”. ¿Cómo entonces juzgar el orgullo de aquellos malos siervos que se atrevieron a desatarle la correa a las sandalias de Dios Hijo Unigénito?: Cabeza de la Iglesia, su Esposa, Madre de su Descendencia.

Cuando el Rey es Dios ¿de quién es la victoria: del Rey o del soldado? Y ¿quién detendrá la fuerza del soldado del ejército de este Rey Divino en Batalla Final contra su Enemigo?

El hombre no es el Enemigo de Cristo; el enemigo del Hombre es Satán y su Casa.

Quien no es bautizado por la Esposa Católica Apostólica no es cristiano. Por esto el Diablo sembró la Cizaña Maligna de la división de las iglesias protestantes, porque el Bautismo es la llave que cierra la puerta del alma a Satanás, mantiene al hombre encerrado en la razón de las bestias para hacer caer la Muerte sobre todos los habitantes de la Tierra el Infierno de la Destrucción Total.

El Bautismo de las iglesias de la división es pura falacia, una quimera homicida en la que hierve el fuego del infierno, no el Fuego del Celo por la Casa de Dios.

“Por los frutos los conoceréis”.

Masacres, guerras de religión en Francia, Suiza, Inglaterra. Países Bajos; Guerra de los Treinta Años; guerra fratricida entre los imperios europeos, este fue el fruto de la Reforma nacida de la Semilla Maligna sembrada por el Diablo en los siglos XVI y XVII.

Entre los judíos el bautismo es la circuncisión. Y por la amputación de un trozo de piel los judíos se creyeron superiores a todas las razas y pueblos del género humano. Pero la Sabiduría para comprender el Antiguo Testamento, la Biblia de su pueblo, estuvo lejos  de ellos tanto cuanto el infierno y el paraíso están distantes. No entendieron jamás lo que el Espíritu Santo escribió: “Por el pecado de un solo hombre el mundo entero fue condenado”. ¿Quién fue ese pecador? Adán, padre Abraham, padre de Isaac, padre de Jacob.

 Los gentiles que estuvieron al corriente de las Escrituras Sagradas de Israel no pudieron nunca entender absolutamente nada. “Así que por culpa de vuestro padre mis padres fueron condenados al destierro del Ser de Dios; vosotros, hijos de aquel pecador, sois los herederos de su pecado, y esa herencia por la que fue maldito vuestro padre os hace benditos a vosotros. ¿Cómo se come esto? ¿Qué clase de Dios es ése vuestro? ¿Maldice a los inocentes y bendice a los hijos del maldito? Luego no la Sabiduría sino su Infinito Poder es la fuerza ante la que os arrojáis al suelo. El Terror a Dios, no el Amor a vuestro Creador, es el fundamento de vuestro Templo. ¿Y queréis extender el Terror a ese Dios sobre todas las naciones gracias al Mesías, ese hijo de Eva que levantará en Jerusalén la capital del Imperio de los Judíos?”.

¿Qué puede el Bautista contestarles a tales grandes expectativas?

“Yo no soy Él. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias”

Si Juan, hijo de Zacarías e Isabel, el profeta más grande que vivió jamás, según palabra de Jesús, no se sintió capaz siquiera de ser su siervo ¿creyeron los judíos que lo que no pudo conseguir el Diablo, dividir al Padre y al Hijo, lo conseguirían ellos levantando a Dios contra su Hijo Amado?

Nuestro Creador se hizo Hombre para que viésemos al Hombre que Él concibió en su espíritu antes de proceder a darle vida, y la vida de un hijo de Dios: “ECCE HOMO”.

 

III

EL HIJO DEL HOMBRE

 

“En verdad, en verdad os digo que veréis abrirse el cielo y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre”.

 

¿Cómo puede Dios juzgar a quien no es Dios?

“De la sangre de un hombre de la mano de otro hombre reclamaré justicia” lo dice todo.

¿Puede acaso juzgar en Justicia quien no puede invocar la Igualdad entre el transgresor y su víctima? Si por matar un animal somos criminales ¿quién está limpio de crimen?  

Quiso Dios en su Justicia que quien ha de juzgar a todos los hombres se hiciese hombre para entender las causas de las debilidades humanas y sufriendo los efectos del imperio de la Muerte sobre el Género Humano tenga Misericordia de todos los pueblos de la Tierra, todos y cada uno de nosotros atrapados en una Guerra entre Dios y la Muerte, causada por la Envidia de una parte de los hijos de Dios hacia el Trono de Jesús, Rey de reyes y Señor de señores del Reino de Dios, su Padre.

Jesús es perfectamente consciente de esta Voluntad de su Padre. Sus Discípulos lo comprenden igualmente y lo revelan diciendo “quiso Dios llevar a la Perfección a su Hijo”, declaración que en nada contradice la Palabra de su Padre: “Yo soy Dios; yo solo he sido formado y no habrá otro después de mí”, hablando de esa Sabiduría Increada y Creadora de la mano de cuya Alma el Señor Dios de la Increación recibió  todos los secretos y leyes de la Creación de Universos y Mundos; Formación en la Ciencia de la Creación de la que su Hijo es Heredero Natural: Dios Creador de Dios Creador.

Era necesario pues que su Hijo se hiciese hombre para que desde nuestra Humanidad viviese las fuerzas mortales que arrastran a los seres humanos a alejarse de su Creador y los arrastran a abrazarse a la naturaleza de bestias que se alimentan de la carne y de la sangre de otros animales.

Ergo: dándonos de comer su Carne y beber su Sangre, como la carne y la sangre que se prepara y sirve en la guerra hace demonios de los hombres, comiendo de esta Carne y de esta Sangre Divinas el hombre se eleva sobre esas fuerzas y deviene “hijo de Dios”, a la imagen y semejanza de esos hijos que tienen en el Primogénito la fuente desde la que el Amor de Padre de Dios se transforma en río vivificador del ser de toda la Casa del Creador.

¡Cómo juzgar al hombre quien nunca estuvo en la piel del hombre! El Hijo de Dios, en cuya Corona pone su Padre el Futuro del Género Humano entero, debía meterse en nuestra piel, ponerse nuestros zapatos y vivir en su grado más extremo la injusticia de los reyes y los poderes de este mundo, esos cavernícolas adoradores de las piedras negándose a dar paso al Hombre en Dios. Ricos y reyes, no importa de qué tierra ni de qué tiempo, todos enemigos del Hombre a la Imagen y semejanza de Nuestro Creador: cavernícolas homicidas desde sus cuevas de corrupción y muerte cultivando todas las fuerzas que han de conducir a las naciones al apocalipsis de su destrucción total. ¿Vería así nuestra vida quien sentado en su Trono del Cielo estaba a salvo de sentir esta miserable existencia de hombre desterrado de su Reino por la Rebelión de otro hijo de Dios?

Es JESÚS mismo quien lo anuncia y lo da a conocer: “Yo soy el hijo del Hombre”. Un hombre juzgando a otro hombre. Quien ha sufrido la Injusticia, la Maldad y la Corrupción en su grado más extremo, tanto en la carne de su familia cuanto en carne propia, ése sí puede celebrar Juicio desde la Misericordia del que siendo quien “bautiza con Espíritu Santo” tiene el Poder de Dios para absolver a las naciones y conducirlas al Paraíso de su Padre.

“Cuando estabas debajo de la higuera, te

“Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.

Declaración de la que extraemos la maravilla que experimenta un hombre al saberse observado desde una distancia imposible de ser alcanzada por el ojo humano. Ver a un hombre sentado debajo de una higuera contemplando Betsaida, su pueblo, a la distancia, ¡cómo podría ser causa perfecta de Declaración: “tú eres el Hijo de Dios”, de no ser porque era físicamente imposible que a la distancia del Hijo de Dios que se halló la higuera bajo la que Nataniel se sentó pudiese ser él detectado por ojo alguno!

Detalle sin aparente importancia que el Evangelista levanta para elevarnos la mente y apartar de nuestra inteligencia el velo que nos impide ver la Verdadera Naturaleza de Dios Hijo.  Nuestros ojos tienen un límite de visión; los de nuestro Creador contemplan su Creación hasta las costas mismas del Cosmos. Hablando entre cristianos, Dios no necesita telescopios para contemplar las galaxias y las estrellas que nos rodean.

¿Quién es bautizado “con Espíritu Santo” ve en quien le bautiza a Dios?  Es lo que vemos en este Capítulo. Juan nos muestra al Hijo de Dios en la plenitud de su Naturaleza. Natanael pudo haber estado a mil años luz de distancia del “Rabí”; hubiese sido exactamente lo mismo; en lugar de “aquella higuera” se hubiese escrito “a la luz de aquella estrella”.

Dios nos envió a su Hijo para que viviese lo que en nuestra piel se vive y sufriese lo que en nuestros zapatos se sufre, pero el Hijo de Dios permanece. Él tiene “vida en sí mismo” como tiene “vida en sí mismo” su Padre. Todos recibimos la vida de su Hijo, pero Dios y su Hijo tienen vida en sí mismos. Y esta Vida es la del Ser de Dios.

Episodio aparentemente trivial, perfectamente dispuesto por Juan para descubrirnos desde el ismo principio la Verdadera Naturaleza del “hijo del Hombre”.  Es Dios Hijo quien se ha metido en los zapatos del hijo del Hombre por voluntad de Dios Padre. ¿Quién es este “hijo del Hombre” sino el hijo de Eva a quien le legó Dios la Gloria del Vencedor sobre la Serpiente que se alzó en Traición contra su Rey y Señor?

Todos creyeron, incluso sus Discípulos, que esa Gloria sería la corona del reino perdido de David. “Tú eres el Rey de Israel”…

Sí, y de Europa, y de las Américas, de África, de Asia, de Australia, de las Islas y archipiélagos; Él eres el Señor de la Tierra, el Rey de los Cielos, el Heredero de la Creación entera de su Dios. ¿Qué trono querrás, hijo de Dios, un trono mortal cuyas fronteras abarcarán toda la Tierra mientras tú vivas entre los hombres, el reino de David, o un reino universal sempiterno entre cuyas fronteras moren todos los Pueblos de la Creación de tu Padre?

La decisión ha sido tomada desde el primer momento en que se escribe: “Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios”.

Y no porque de haber elegido Dios a otro de sus hijos, hermano de su Primogénito, este otro elegido hubiese fallado en su Duelo a muerte contra Satán. ¡Para nada! ¿Acaso no es al Rey a quien le compete defender su Reino? ¿No le ha dado Dios a su Hijo el señorío sobre su creación entera? ¿A quién le corresponde el juicio contra un Criminal de Guerra, al súbdito o al señor de ese Traidor a la Constitución de su Reino?

Nosotros nos gloriamos en el Elegido que nos dio Dios para aplastarle la cabeza al Traidor y sellar con Su Sangre una Alianza Eterna entre Dios y el Hombre por la que el Cristiano, hijo de Dios, permanecerá por la Eternidad delante de su Rey, Padre y Señor.

Quien camina por la Galilea en dirección a Jerusalén es el Hijo de Dios, pero nunca el Rey de Israel a la manera que Jerusalén tuvo la exclusividad sobre el Dios de Jacob, Isaac y Abraham. La Corona del hijo del Hombre abarca la Plenitud de las naciones porque Él es el Señor de la Tierra, el Dios que abriendo su Boca dijo: “Haya Luz”, y la Luz se hizo.

La Nueva Jerusalén que baja del Cielo es Sión, la Ciudad de Dios, de donde viene la Ley a todos los Pueblos del Reino del Hijo de Dios.

 

CRISTO RAÚL Y&S

22 /04/2025

 

 

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EL EVANGELIO DE CRISTO SEGÚN SAN PABLO. Análisis biohistórico de la Carta a los Romanos

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