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CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 
 

LIBRO DEL PROFETA EZEQUIEL

 

SEGUNDA PARTE
VATICINIOS SOBRE LAS NACIONES
25
 
Oráculo contra Amón
   
1
Fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Hijo de hombre, tiende tu vista hacia Amón y profetiza contra él.
3
Di a los hijos de Amón: Oíd la palabra del Señor, Yavé. Así habla el Señor, Yavé: Pues que tú dijiste “Bien” cuando era profanado mi santuario y la tierra de Israel era asolada y llevada la casa de Judá al cautiverio,
4
por eso yo te entregaré en poder de los hijos del Oriente, que pondrán en ti su campamento y alzarán en ti sus tiendas, y comerán tus cosechas y beberán tu leche.
5
Y haré de Rabá pastizal de camellos, y de las ciudades de Amón, rediles de ovejas. Y sabréis que yo soy Yavé.
6
Porque así habla el Señor, Yavé: Pues que batiste palmas y pateaste con los pies, y te regocijaste en el alma con desprecio para la tierra de Israel,
7
por eso heme aquí, tenderé mi mano contra ti, y te daré en presa a las gentes, y te extirparé de entre los pueblos de la tierra, y te haré desaparecer del número de ellos. Te exterminaré y sabrás que yo soy Yavé.
   
 
Oráculo contra Moab
   
8
Así dice Yavé: Puesto que Moab ha dicho: He aquí que la casa de Judá es entre los pueblos uno de tantos,
9
por eso yo abriré el flanco de Moab desde las ciudades fronterizas, gloria de la región, Bet-Yesimot, Maal-Meón y Quiryatayim.
10
Doy su tierra a los hijos del oriente para que no sean contados más entre los pueblos.
11 También haré justicia en Moab.
   
 
Oráculo contra Edom
   
12
Así dice el Señor, Yavé: Por el comportamiento de Edom, que tomó venganza de la casa de Judá y se manchó sobremanera vengándose de ellos,
13
por eso, así dice el Señor, Yavé: También yo tenderé mi mano sobre Edom, y exterminaré hombres y bestias, y lo reduciré a ruinas; desde Temán hasta Dedán caerán a la espada.
14
Y pondré la venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, que tratará a Edom conforme al furor de mi ira, y sabrán que yo soy Yavé y que es mía la venganza. Así dice el Señor, Yavé.
   
 
Oráculo contra Filistea
   
15
Así habla el Señor, Yavé: Por haber obrado vengativamente los filisteos y haberse vengado con odio en el alma, exterminando con odio secular,
16
por eso dice el Señor, Yavé: Yo tenderé mi mano contra los filisteos y exterminaré a los cereteos. Haré perecer hasta los restos de los habitantes de la orilla del mar.
17
Haré con ellos grandes venganzas, con furor los castigaré, y sabrán que yo soy Yavé cuando haga en ellos mi venganza.


26
 
Oráculo contra Fenicia
   
1
El año undécimo, el día primero del mes, me fue dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Hijo de hombre, por haber dicho Tiro de Jerusalén: ¡Bien! Ha sido rota la puerta de los pueblos, vendrán a mí, yo me llenaré, y ella está desierta!
3
Por eso así dice el Señor, Yavé: Heme aquí contra ti, ¡oh Tiro! Yo haré subir contra tí pueblos numerosos, como hace subir el mar sus olas,
4
y destruirán las murallas de Tiro y abatirán sus torres. Y barreré de ella hasta el polvo y haré de ella una desnuda roca.
5
Será en medio del mar tendedero de redes, porque yo he hablado, oráculo de Yavé; será presa de las gentes,
6
y sus hijas, las que están en el campo, serán pasadas a cuchillo, y sabrán que yo soy Yavé.
7
Porque así habla el Señor, Yavé: He aquí que yo enviaré desde el septentrión, contra Tiro, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con carros, caballos y jinetes, y gran muchedumbre de pueblo.
8
Pasará al filo de la espada a tus hijas del campo, pondrá contra ti cerco, levantará baluartes y alzará, escudos.
9
Pondrá contra ti arietes, derrumbará tus murallas, y con sus ingenios echará por el suelo tus torres.
10
La polvareda que levantarán sus caballos te cubrirá, y al estrépito de sus caballeros, sus carros y sus ruedas retemblarán tus muros cuando entre él por tus puertas como se entra en ciudad conquistada.
11
Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles, y pasará a tu pueblo al filo de la espada, y caerán a tierra tus estelas colosales.
12
Darán al saqueo todas tus riquezas, al pillaje todas tus mercancías. Demolerán tus murallas y derribarán tus magníficos palacios; hasta las piedras, las maderas y el escombro lo arrojarán al mar.
13
Haré cesar el estrépito de tus cantares, no se oirá más el sonido de las cítaras.
14
Te tornaré en desnuda roca, apta para tender en ella las redes, y no serás jamás reconstruida, porque yo, Yavé, he hablado, oráculo del Señor, Yavé.
15
Así ha hablado el Señor, Yavé, de Tiro: Al fragor de tu caída, al gritar de tus heridos, a las matanzas que en tí harán, temblarán las islas.
16
Todos los príncipes del mar bajarán de sus tronos, se despojarán de sus mantos y de sus recamadas vestiduras, se vestirán de espantos y se sentarán en tierra. Temblarán a cada momento y estarán consternados ante ti.
17
Cantarán una elegía y te dirán: ¿Cómo has perecido tú, habitada por los del mar, la ciudad tan celebrada, tan poderosa en el mar, ella y sus moradores, los que infundían el terror a todo el continente?
18
Ahora estremeceránse las islas el día de tu caída, se espantarán de tu fin las islas del mar.
19
Pues así dice el Señor, Yavé: Cuando yo te torne en ciudad desierta, como las ciudades deshabitadas; cuando haga yo subir el abismo contra ti y te cubra la inmensidad de las aguas,
20
te haré bajar con los que cayeron en la fosa, con los pueblos de otros tiempos, y te pondré en las profundidades de la tierra, en las eternas soledades, junto a los que bajaron a la fosa, y no serás habitada jamás, y daré tu gloria a la tierra de los vivientes.
21
Te reduciré a la nada, no serás ya más. Te buscarán, y nunca más te hallarán, dice el Señor, Yavé.


27
 
Contra Tiro
   
1
Fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Tú, hijo de hombre, compón a Tiro una elegía.
3
Di a Tiro: ¡Oh tú, la que te asientas a la entrada del mar, la que comercias con los pueblos de numerosas islas! Así habla el Señor, Yavé: Tiro, tú te decías: Yo soy (un navío) de perfecta hermosura.
4
En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron te hicieron perfectamente hermosa;
5
de cipreses de Sanir hicieron tus quillas; de cedros de Líbano tus mástiles;
6
tus remos, de encinas de Basán; tus bancos, de boj incrustado de marfil, traído de las islas de Kittim.
7
De lino recamado de Egipto eran tus velas para servir de enseña; de jacinto y púrpura de las islas de Elisa tus toldos.
8
Los habitantes de Sidón y de Arvad eran tus remeros, y los más expertos entre ti, ¡oh Tiro!, tus pilotos.
9
Ancianos de Guebal, con sus más hábiles obreros, calafateaban tus junturas. Todas las naves del mar, con sus navegantes, estaban dentro de ti para cambiar tus mercancías.
10
De Paras, de Lud y de Put eran los soldados de tu ejército, tus hombres de guerra. Suspendían en medio de tí escudos y yelmos, dándote esplendor.
11
Hijos de Arvad y de Jelec guarnecían tus murallas, y los Gammadim tus torres; todos en torno, en tus murallas colgaban sus escudos, coronando tu belleza.
12
Los de Tarsis traficaban contigo en gran abundancia de productos de toda suerte: en plata, hierro, estaño y plomo te pagaban tus mercancías.
13
Javán, Túbal y Mesec comerciaban también contigo y cambiaban tus mercaderías por esclavos y objetos de bronce.
14
Los de la casa de Togorma pagaban sus mercancías con caballos de tiro, corceles y mulos.
15
Los hijos de Dedán traficaban contigo; el comercio de numerosas islas estaba en tus manos, y te pagaban con colmillos de marfil y con ébano.
16
Edom cambiaba contigo sus muchos productos, y te pagaba con malaquita, púrpura, recamados, lino, coral y rubíes.
17
Contigo comerciaban Judá y la tierra de Israel, y te daban como precio el trigo de Minnit, perfumes, miel, aceite y bálsamo.
18
Traficaba contigo Damasco, pagándote con sus muchos productos y sus bienes de toda suerte, vino de Jelbón y lana de Sajar.
19
Los de Vedaán y Yaván de Uzal te pagaban con hierro elaborado, casia y caña aromática.
20
Dedán traficaba contigo en sillas de cuero para monturas.
21
La Arabia y los príncipes de Cedar eran tus proveedores y comerciaban con corderos, carneros y machos cabríos.
22
Los mercaderes de Sebá y de Regma comerciaban contigo, cambiaban tus mercancías por los más exquisitos aromas, piedras preciosas y oro.
23
Jarán, Canne y Edén, Asiria y Kilmad traficaban contigo.
24
Negociaban contigo en muchas cosas, vestidos preciosos, mantos de jacinto recamado, tapices tejidos en varios colores, fuertes y retorcidas cuerdas.
25
Las naves de Tarsis eran las caravanas que traían tus mercancías.
26
Así llegaste a ser opulenta y muy rica en el corazón de los mares.
27
Pero en las grandes aguas, adonde te conducían tus remeros, el viento solano te precipitará al seno del mar.
28
Tus riquezas, tus mercancías, tu tráfico, tus marineros, pilotos y calafates, los mercaderes de tu tráfico, todos los guerreros que en ti hay, con toda la muchedumbre que te llena, caerán en el corazón del mar el día de tu ruina.
29
Al estrépito de los gritos de tus marineros temblarán las costas.
30
Bajarán de tus naves cuantos manejan el remo, y todos, marineros y pilotos del mar, se quedarán en tierra.
31
Alzarán a ti sus clamores y darán amargos gritos, echarán polvo sobre sus cabezas y se revolcarán en la tierra.
32
Se raerán por ti los cabellos en torno y se vestirán de saco; te llorarán en la amargura de su alma con acerba aflicción;
33
te lamentarán con elegías, y dirán de ti: ¿Quién había que fuera como Tiro, ahora silenciosa en medio del mar? Con las mercancías que tú sacabas de los mares, tú saciabas a numerosos pueblos; con la muchedumbre de tus riquezas y de tu comercio enriquecías a los reyes de la tierra,
34
y yaces ahora sepultada en el mar, en lo profundo de las aguas, y contigo cayeron tu tráfico y toda la gran muchedumbre.
35
Quedáronse atónitos sobre ti los habitantes de las islas, y los reyes de ellas están temblando de espanto, demudado el rostro.
36
Los mercaderes de los pueblos silban contra ti; has venido a ser objeto de espanto, ya no serás más por los siglos.


28
 
Oráculos contra el rey de Tiro
   
1
Fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor, Yavé: Por cuanto se ensoberbeció tu corazón y dijiste: “Soy un dios, habito en la morada de Dios, en el corazón de los mares”, y siendo tú un hombre, no un dios, igualaste tu corazón al corazón de Dios,
3
y creyéndote más sabio que Daniel; que ningún secreto se te ocultaba;
4
que con tu sabiduría y tu prudencia creaste tu poderío y acumulaste el oro y la plata en tus tesoros,
5
y con tu gran sabiduría y tu comercio acrecentaste tu poder y en tu potencia se ensoberbeció tu corazón,
6
Por eso así dice el Señor, Yavé: Pues que hiciste tu corazón igual al corazón de Dios,
7
yo traeré contra ti a extranjeros, a los más feroces de los pueblos, que desenvainarán la espada contra la belleza de tu sabiduría y profanarán tu esplendor.
8
Te harán bajar a la huesa, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares.
9
¿Dirás ya ante tu matador: Yo soy un dios? Hombre eres, no eres dios en las manos de tu matador.
10
Morirás la muerte de los incircuncisos, a manos de extranjeros, porque he hablado yo, dice el Señor, Yavé.
   
 
Elegía al rey de Tiro
   
11
Fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
12
Hijo de hombre, canta una elegía al príncipe de Tiro y dile: Así habla el Señor, Yavé: Eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado en belleza.
13
Habitabas en el Edén, en el jardín de Dios, vestido de todas las preciosidades: el rubí, el topacio, el diamante, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo, la esmeralda y el oro te cubrían; llenaste tus tesoros y tus almacenes. El día en que fuiste creado,
14
te pusiste junto al querube, colocado en el monte santo de Dios, y andabas en medio de piedras de fuego.
15
Fuiste perfecto en tus caminos desde que fuiste creado hasta el día en que fue hallada en ti la iniquidad.
16
Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de rapiñas, y pecaste, y te arrojé del monte santo y te eché de en medio de las piedras de fuego, ¡oh querube protector!
17
Ensobercióse tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría por tu esplendor; por tierra te he derribado, ante los reyes te he colocado, y te entregué en espectáculo a los reyes
18
por la muchedumbre de tus iniquidades; en la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios, y yo haré salir de en medio de tí un fuego devorador y te reduciré a cenizas sobre la tierra a los ojos de cuantos te miran.
19
Todos cuantos de entre los pueblos te conocían se asombrarán de ti. Serás el espanto de todos y dejarás de existir para siempre.
   
 
Oráculo contra Sidón
   
20
Fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
21
Hijo de hombre, vuélvete de cara a Sidón y profetiza contra ella.
22
Di: Así habla el Señor, Yavé: Heme aquí contra ti, Sidón. Yo seré glorificado en medio de ti, y sabrán que yo soy Yahvé cuando la juzgue y yo me santifique en ella.
23
Mandaré contra ella la peste y sangre en sus calles, y yacerán heridos de muerte en medio de ella por la espada, que les rodeará por doquier, y sabrán que yo soy Yavé.
24
Y no será ya para la casa de Israel un aguijón punzante, un espino desgarrador en medio de cuantos la rodean y la aborrecen, y sabrán que yo soy Yavé.
25
Así dice el Señor, Yavé: Cuando reúna yo a la casa de Israel de en medio de todos los pueblos en que se dispersó, yo me glorificaré ante las gentes, y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob;
26
habitarán en ella seguros, y construirán en ella casas y plantarán viñas; habitarán en seguridad cuando haga yo justicia en todos aquellos que en torno a ella le aborrecen, y sabrán que yo, Yavé, soy su Dios.


29
 
ORÁCULOS CONTRA EGIPTO
 
Primer oráculo
1
El año décimo, el décimo mes, a doce del mes, fue me dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia el faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra Egipto entero;
3
habla y di: Así dice el Señor, Yavé: Heme aquí contra ti, ¡oh faraón!, rey de Egipto. Cocodrilo gigantesco echado en medio de tus ríos, te dijiste: Míos son los ríos, yo mismo los he excavado.
4
Yo pondré un aro en tus quijadas, y pegaré los peces de tus ríos a tus escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos con los peces de tus ríos adheridos a tus escamas,
5
y te arrojaré al desierto a tí y a todos los peces de tus ríos, y caerás en la superficie del campo; no serás recogido ni sepultado, y te daré en pasto a las fieras de la tierra y a las aves del cielo.
6
Y todos los habitantes de Egipto sabrán que yo soy Yavé, por haber sido báculo de caña para la casa de Israel,
7
que te quebraste cuando te tomaron con la mano, traspasando su costado. Y cuando en tí se apoyaron te quebraste, deslomándolos enteramente.
8
Por eso así dice el Señor, Yavé: Yo haré venir la espada sobre tí y exterminaré hombres y bestias,
9
y la tierra de Egipto se tornará soledad y desierto, y sabrán que yo soy Yavé. Por haber dicho: Míos son los ríos, yo los he excavado,
10
por eso heme aquí contra tí y contra tus ríos, y yo haré de Egipto desierto y soledad desde Migdol hasta Siene, hasta las fronteras de Etiopía.
11
No pasará por él pie de hombre, ni pie de animal pasará por allí, y quedará por cuarenta años deshabitado.
12
Yo haré de Egipto tierra desierta entre las desiertas, y serán sus ciudades entre las ciudades desiertas durante cuarenta años, y diseminaré a los egipcios entre las naciones y los dispersaré por las tierras.
13
Así dice el Señor, Yavé: Al cabo de cuarenta años reuniré a Egipto entre los pueblos a que le había dispersado,
14
y mudaré la suerte de Egipto, y le llevaré a la tierra de Patros, a la tierra de sus orígenes, y allí formará un modesto reino;
15
será el más humilde de los reinos y no volverá a lanzarse sobre las naciones. Le disminuiré para que no pueda enseñorearse de las gentes.
16
No será ya este reino para Israel apoyo de confianza, sugestión de iniquidad, a la cual se vuelva, y sabrán que yo soy Yavé.
   
 
Segundo oráculo
   
17
El año veintisiete, el primer mes, en el primer día del mes, me fue dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
18
Hijo de hombre, el rey Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha hecho prestar a su ejército un largo servicio contra Tiro. Encalveciéronse todas las cabezas, todos los hombres quedaron molidos, y no hubo ni para él ni para su ejército paga de Tiro por el servicio prestado contra ella.
19
Por tanto, así dice el Señor, Yavé: Doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; él tomará sus riquezas y tomará sus despojos. Pillará su botín, y ésta será la paga para su ejército.
20
En pago del servicio prestado contra Tiro, yo le doy Egipto, porque fue para mí para quien trabajaron, dice el Señor, Yavé.
21
En ese día yo haré nacer un cuerno a la casa de Israel. Y abriré en medio de ellos tu boca, y sabrán que yo soy Yavé.


30
 
Tercer oráculo
   
1
Fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Hijo de hombre, profetiza y di: Así habla el Señor, Yavé: Vocifera: ¡Desdichado día!,
3
porque se acerca el día de Yavé, día tenebroso; llega la hora de las gentes.
4
Vendrá la espada sobre Egipto, y la angustia sobre Etiopía, cuando caigan los muertos de Egipto y sean apresadas sus riquezas y destruidos sus cimientos.
5
Los de Etiopía, los de Put, de Lud, toda suerte de pueblos, las gentes de Cub y los hijos de los países aliados caerán con ellos a la espada.
6
Así dice Yavé: Caerán los apoyos de Egipto, se desvanecerá la altivez de su poderío. Desde Migdol hasta Siene caerán a la espada, dice el Señor, Yavé.
7
Quedará desolado entre las tierras desoladas, y sus ciudades entre las ciudades en ruina.
8
Se sabrá entonces que yo soy Yavé, cuando pegue fuego a Egipto y quebrante todos sus apoyos.
9
Aquel día partirán mensajeros en navíos de mi parte, que irán a esparcir el terror en la confiada Etiopía, y serán presa de la angustia cuando venga a Egipto su día.
10
Así dice el Señor, Yavé: Haré cesar el tumultuar de Egipto por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia
11
El y sus gentes, los más violentos entre los pueblos, serán llevados a devastar la tierra, y desenvainarán su espada contra Egipto, y llenarán de muertos su tierra,
12
y secaré sus ríos, venderé esa tierra a gentes feroces y devastaré su tierra y cuanto en ella hay por mano de extranjeros; yo, Yavé, lo digo.
13
Así dice el Señor, Yavé: Haré desaparecer los falsos dioses de Menfis, y no se alzará ya príncipe alguno en la tierra de Egipto.
14
Echaré el terror sobre la tierra de Egipto, devastaré a Patros, pegaré fuego a Tanis, haré justicia en Tebas,
15
derramaré mi ira sobre Sin, el baluarte de Egipto, y exterminaré a la muchedumbre de Tebas.
16
Pondré fuego a Egipto, Sin se dolerá sobremanera, se abrirá brecha en Tebas, y Menfis será presa de enemigos diurnos.
17
Las juventudes de Heliópolis y de Bubastis caerán a la espada, y sus mujeres irán al cautiverio.
18
En Tafnis se oscurecerá el día, cuando destroce los cetros de Egipto y aniquile el orgullo de su fuerza. Quedará envuelto en tinieblas, y sus hijas serán llevadas cautivas.
19
Haré justicia en Egipto, y sabrá que yo soy Yavé.
   
 
Cuarto oráculo
   
20
El año undécimo, el primer mes, el día siete del mes, me fue dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
21
Hijo de hombre, yo he roto el brazo del faraón, rey de Egipto, y no le ha sido vendado, ni fajado, ni entablillado para soldar la rotura y que pueda manejar la espada.
22
Por tanto, así dice el Señor, Yavé: Heme aquí contra el faraón, rey de Egipto. Yo le romperé los dos brazos, el sano y el quebrado, y haré que la espada se le caiga de la mano,
23
y diseminaré a los egipcios entre las gentes y los aventaré por las tierras,
24
y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; pero quebraré los brazos del faraón, que delante de aquél gemirá con gemidos de muerte.
25
Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y se caerán los brazos del faraón, y sabrán que yo soy Yavé, cuando ponga mi espada en mano del rey de Babilonia y la esgrima él contra la tierra de Egipto.
26
Esparciré a los egipcios entre las gentes y los aventaré por las tierras, y sabrán que yo soy Yavé.


31
 
Quinto oráculo
   
1
El año undécimo, el tercer mes, el primero del mes, fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Hijo de hombre, di al faraón, rey de Egipto, y a su multitud: ¿A quién te igualaste en tu grandeza?
3
He aquí que Asur era un cedro del Líbano de bello ramaje, frondoso y de sublime estatura, que mecía su copa entre las nubes.
4
Las aguas le hicieron crecer, el abismo le encumbró; hizo correr ríos en torno al lugar en que estaba plantado, y mandaba sus acequias a todos los árboles del campo.
5
Por eso se encumbró sobre todos los árboles del campo y se multiplicaron sus ramas, y su fronda se extendió por la abundancia de aguas.
6
Anidaban en sus ramas todas las aves del cielo, y parían bajo su copa todas las bestias del campo, y eran muchos los pueblos que habitaban a su sombra.
7
Era hermoso por su grandeza, por la extensión de sus ramas, por tener sus raíces metidas en abundantes aguas.
8
No le sobrepujaban los cedros del jardín de Dios, no se le asemejaban en la fronda los cipreses, no eran los plátanos comparables en su fronda, ningún árbol del jardín de Dios le igualaba en hermosura.
9
Yo le había hecho hermoso y frondoso, y todos los árboles del Edén que había en el jardín de Dios le miraban con envidia.
10
Por eso, así dice el Señor, Yavé: Ya que por ser encumbrado en altura, alzando su cima hasta las nubes, se embriagó su corazón de la propia alteza,
11
le he dado yo en las manos de un fuerte de las gentes, que le tratará según su maldad; le he desechado por su impiedad.
12
Extranjeros, los más feroces de los pueblos, le abatieron; cayeron sus ramas por los montes y por todos los valles, quedó destrozada su fronda por todas las pendientes de la tierra, y, esquivando su sombra, todos los pueblos de la tierra le abandonaron.
13
Posáronse sobre sus restos todas las aves del cielo, y en sus ramas hicieron sus yacijas todas las bestias del campo,
14
para que no se exalten todos los árboles de junto a las aguas, y no lancen su cima hasta las nubes, y no confíen en su altura cuantos son regados por las aguas, porque todos están destinados a morir, a ir a la morada subterránea entre los hijos de los hombres que bajan a la fosa.
15
Así dice el Señor, Yavé: El día en que bajó al seol enluté el abismo, retuve el curso de los ríos y se estancaron las aguas caudalosas; entristecí al Líbano por él y se secaron todos los árboles del campo.
16
Con fragor de su ruina hice temblar a las gentes. Cuando le hice bajar al seol entre aquellos que bajan a la fosa, se consolaron en la morada subterránea todos los árboles del Edén, y los más hermosos y selectos del Líbano, todos regados por las aguas.
17
También bajaron ellos al seol junto a los muertos a la espada, los que fueron su brazo y se acogieron a su sombra en medio de las gentes.
18
¿A quién te asemejas tú por gloria y por grandeza entre los árboles del Edén? Pues también serás llevado con los árboles del Edén a la morada subterránea. Yacerás entre los incircuncisos, con los traspasados por la espada. Eso será del faraón y de toda su gente, dice el Señor, Yavé.


32
 
Elegía de la ruina de Egipto
   
1
El año duodécimo, el duodécimo del mes, el día primero del mes, me fue dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
2
Hijo de hombre, canta una elegía al faraón, rey de Egipto, y di: Eras como el león de las gentes, eras como el cocodrilo de los mares; con tus narices hacías hervir las aguas y las enturbiabas con tus patas, y hollabas sus canales.
3
Así dice el Señor, Yavé: Yo te tenderé la red con una turba de pueblos que te subirán en mi esparavel,
4
y te echaré en tierra seca, y te dejaré en medio del campo. Haré venir sobre ti todas las aves del cielo y saciaré de ti a todas las bestias de la tierra.
5
Esparciré tus carnes por los montes y llenaré de tu carroña los valles.
6
Regaré con tu sangre la tierra sobre los montes y de ella se llenarán los torrentes.
7
Al apagar tu luz, velaré los cielos y oscureceré las estrellas. Cubriré de nubes el sol, y la luna no resplandecerá.
8
Todos los astros que brillan en los cielos los vestiré de luto por ti, y cubriré de tinieblas la tierra, dice el Señor, Yavé.
9
Y llenaré de horror el corazón de muchos pueblos cuando lleve al cautiverio a los tuyos, a tierras que no conocen.
10
Dejaré por ti atónitos a muchos pueblos y a sus reyes, que temerán por ti cuando yo blanda mi espada ante ellos el día de tu ruina.
11
Porque así dice el Señor, Yavé: La espada del rey de Babilonia te alcanzará.
12
Yo haré caer a tu multitud con la espada de los valientes, todos ellos los más violentos de los pueblos, que destruirán la soberbia de Egipto, y todas sus muchedumbres quedarán deshechas.
13
Y haré perecer todos tus ganados de sobre las muchas aguas, que no enturbiará ya más pie de hombre ni pezuña de bestia.
14
Entonces haré que se limpien sus aguas y que se deslicen sus canales como aceite, dice el Señor, Yavé.
15
Cuando tornare en desierto la tierra en Egipto y asolare cuanto la llena, cuando hiriere a cuantos la habitan, entonces sabrán que yo soy Yavé.
16
Esta es la elegía que cantarán: la cantarán las hijas de las gentes, la cantarán sobre Egipto y sobre toda su muchedumbre, dice el Señor, Yavé.
   
 
Otra elegía a Egipto
   
17
El año duodécimo, el quince del mes, fueme dirigida la palabra de Yavé, diciendo:
18
Hijo de hombre, compón un canto lúgubre a la muchedumbre de Egipto. Precipítale a él y a las hijas de las gentes fuertes a las profundidades de la tierra, con los que bajan a la fosa.
19
¿Conque nos sobrepasabas por belleza? Baja, baja a la fosa y yace entre los incircuncisos.
20
Cae en medio de los muertos a la espada, que la espada ya ha sido entregada; traedlo con toda su pompa.
21
En el seol se dirigirán a él los valientes, diciéndole a él y a sus auxiliares: Han bajado a la fosa y yacen entre los incircuncisos, entre los muertos a la espada.
22
Allí está Asur con todos sus ejércitos, cuyos sepulcros están en torno de él.
23
Están sepultados en lo profundo de la fosa, rodeándole en torno, todos traspasados por la espada, los que sembraron el terror en la tierra de los vivos.
24
Allí está Elam con todas sus mesnadas en torno de su sepulcro; todos los muertos a la espada cayeron, y bajaron incircuncisos a lo profundo de la fosa. Los que esparcieron el terror en la tierra de los vivos, trajeron su ignominia a lo profundo de la fosa.
25
En medio de los muertos pusieron su lecho para él y sus muchedumbres. Sus sepulcros lo rodean, todos incircuncisos, muertos a la espada. Sembraron el espanto en la tierra de los vivos, pero vinieron con su ignominia a unirse con los que bajaron al seol y yacen en medio de los muertos.
26
Allí Mesec y Tubal, con todos sus ejércitos, cuyos sepulcros le rodean; todos incircuncisos, muertos a la espada, los que aterrorizaban a la tierra de los vivos.
27
No yacen con los héroes los caídos de antiguo, que descendieron a la morada de los muertos con sus armas de guerra, la espada bajo sus cabezas y el escudo sobre sus huesos, con haber sido el terror de los guerreros en la tierra de los vivos.
28
También tú serás quebrantado entre los incircuncisos y yacerás con los muertos a la espada.
29
Allí está Edom, sus reyes y sus príncipes todos, que, a pesar de su valor, yacen entre los muertos a la espada y duermen con los incircuncisos, con los que bajaron a la fosa.
30
Allí están todos los príncipes del septentrión y todos los sidonios, que con su ignominia descendieron a los muertos a pesar del terror que inspiraba su valor. Incircuncisos se acostaron con los muertos a la espada, y comparten su ignominia con los que bajan a la fosa.
31
El faraón los verá y se consolará de su muchedumbre, de los suyos muertos a la espada y de todo su ejército, dice el Señor, Yavé.
32
Porque yo sembraré mi terror en la tierra de los vivos, y se acostarán en medio de los incircuncisos, con los muertos a la espada, el faraón y toda su muchedumbre, dice el Señor, Yavé.


 

C.R.Y&S