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INTRODUCCIÓN GENERAL A LA BIBLIALA BATALLA FINAL POR LA SALVACIÓN DE LA PLENITUD DE LAS NACIONES DEL GÉNERO HUMANO
SEGUNDA
PARTE.
1
ORIGEN
DEL JUDAISMO
El Espíritu
de Inteligencia de Dios se retiró del hombre en cumplimiento de la Condena
debida a la Transgresión del rey. Esto se ve inmediatamente en el Fratricidio
de Caín contra su hermano Abel. Dios determinó que un hijo del rey por Satán
destronado se alzaría para conquistar la corona que su padre perdiera. La
cuestión para Caín vino a ser quién sería ese heredero, si él o su
hermano Abel. Aun cuando Dios le estaba diciendo a Caín que cesara de perderse
en esa interpretación homicida de su Palabra, Caín, privado del espíritu de
inteligencia, condena a que se vieron arrojados todos los hombres como efecto
del Pecado del Primer Hombre, se dejó arrastrar por el deseo de venganza, de un
sitio, y por la ambición, del otro, también jugando la envidia su parte. De
cualquier forma el efecto homicida de Caín se instaló en todas las
naciones, que arrastradas a la búsqueda del Imperio, de la mano del Ladrón que
le robó la corona de la Tierra a su legitimo heredero, Adán, se perdieron en
las tinieblas de la Guerra Interminable Genocido-Suicida
que el Género Imano lleva viviendo desde aquellos tiempo. Pero si el
mundo fue condenado por el pecado de un solo hombre, la descendencia
de ese hombre vivió el efecto de su pecado desde su mismo principio,
un efecto que permaneció a través de las generaciones y condujo a su última
generación a condenar al hijo de ADÁN Y EVA, el heredero del trono perdido por
su padre. Y este efecto es declararse Intérprete de la Palabra Divina. El
esquema psicopático del pensamiento de Caín es simple. Dos hijos
tuvo Eva. Uno de ellos sería el Vengador de la muerte de su padre y el
conquistador de su Corona robada. ¿Sería Caín, sería Abel? ¿Cuál de los dos
hermanos sería el elegido por Dios para recuperar el trono de Adán?
Caín quería esa gloria. Pero Dios tenía su complacencia en su hermano Abel.
Aquí entro el discurso del Verbo según Caín. Matando a su hermano y
no teniendo más hijos sus padres, Caín obligaba a Dios a declararle su elegido.
Puesto que la Palabra de Dios es Dios ante el hecho consumado del fratricidio
Dios tendría que saltar sobre su delito para cumplir su Juicio. En
términos psicopáticos esta estructura de pensamiento es la que condujo a Satán
a convencer a sus aliados en el Caso del Edén. ¿Condenaría Dios a un hijo por
transgredir una Ley contra la que había sido arrastrado por un autor
intelectual diferente a su ser? Aun cuando el autor intelectual, él, Satán,
fuese condenado por haberse hecho pasar por un Ministro de Dios, la Ley es la
Palabra de Dios, y la Palabra de Dios es Dios, en base a la Ignorancia del
Hombre era de creer que Dios absolvería a su hijo Adán. Absolución que
implicaría la Veracidad de la falacia de la Ley en cuanto Dios. Pues si la Ley
dice que quien come del fruto de la Ciencia del bien y del mal, es decir, la
Guerra, haciendo de ella el medio para alcanzar un fin, se juzga a sí mismo y
es entregado a la Muerte, con la Absolución de Adán, en base a su Ignorancia
sobre la Causa que impulsó a Satán a hacerse pasar por Enviado de Dios, dicha
Absolución en base al Amor de Dios Padre hacia su hijo menor,
Adán, marcaría el fin del Espíritu Santo en Dios, de tal manera que
deviniendo jurisprudencia la Ley dejaría de ser DIOS para acomodarse a las
necesidades y circunstancias de los acontecimientos, fin buscado por Satán aun
corriendo el riesgo de hacer caer sobre su cabeza el peso de la Ley.
Al igual que
Caín, privado de la inteligencia que viene de Dios,
pretendió esclavizar al Creador del Cosmos y de toda Vida a su
interés personal, en el que debemos observar el deseo de Venganza
contra Satán y la Necesidad de restablecer la Corina del Cielo en la
Tierra sobre las tres columnas divinas: Verdad, Justicia, Paz, razón por la que
Dios lo condenó a destierro pero no a muerte, de esa manera, pero con la maldad
de quien en su pecho oculta una Serpiente y por la boca rezuma el veneno de la
Muerte, Satán quiso poner a Dios de rodillas ante el hecho consumado
de la Transgresión de su hijo menor Adán. Pues no olvidemos que al regresar
Dios de su Paraíso y pedirle explicaciones a Adán, su hijo, ambos Adán y su
mujer andaban ocultos. La Guerra Civil se hizo, la familia real fue destronada
y arrojada del Edén. Otra casa había se ceñía la corona, y esta ni bajó del
Cielo sino que subió del Infierno.
2
EL
ÚLTIMO ENEMIGO
Más allá de
este Efecto Caín que pervivió en la Casa de Abraham hasta Cristo, a quien
condenaron porque ellos, los Judíos, y no Dios, quienes debían decidir cuando
debe venir o no debiera venir el Mesías, cosa que ya hiciera el hijo de
Salomón, causa de la ruina del reino de David, prototipo de la ruina que su
pueblo haría descender sobre la cabeza de sus hijos por su Crimen contra Jesús;
más allá de esta consideración, aun persistente entre los Judíos salvados del
Holocausto, aun atreviéndose a dictarle a Dios cuando debe enviarles a su
“mesías”, porque se niegan a creer que Dios no le debe explicación a los Judíos
ni a nadie en este Mundo sobre el Espíritu Santo de SU Sabiduría; más allá de
esta Cuestión redundante debemos establecernos en SU Sabiduría enfrentándonos
al Caso de la Esquizofrenia Maligna de una Criatura en cuyo cerebro emerge la
Idea de una evolución hasta la propia Condición de su Creador.
Efectivamente,
aquí está la Semilla de la Muerte. Dios no puede ser creado. Dios es Increado.
Y Dios es el Creador de todo lo que existe, en la Tierra, en los Cielos y en
los Cielos de los cielos. La Creación a la Imagen y Semejanza de Dios implica
la vida eterna, la Victoria de Dios sobre la Muerte. Por Amor a su Creación,
natural al Espíritu del Creador, declarándose Padre, Dios extiende la Vida de
su Amor sobre toda su Creación, a fin de que en su Paternidad toda
su Creación viva la Garantía Todopoderosa e Invencible de esta Verdad: Dios ama
la Vida con todo su Ser, y la Crea a su Imagen y Semejanza para
que la Creación entera goce la Gloria de ser hijos de Dios. El techo
del crecimiento de la Inteligencia de sus hijos es su Omnisciencia, fruto de SU
Sabiduría, que por la eternidad alimenta el crecimiento de las civilizaciones
de toda la Casa del Creador. Pero nadie debe olvidar que el Padre de todos es
el Creador del Cosmos; ante ÉL todos somos sus Criaturas, que en el
Amor de Padre a hijos y de hijos a Padre, lo tenemos todo. Por Amor el Creador
eleva su Creación a ser SU Familia. Pero nadie debe olvidar nunca que EL es el
DIOS INCREADO, SEÑOR DEL INFINITO Y LA ETERNIDAD. EL ha creado el Cosmos que
surgiendo del Cosmos Increado se extiende por la eternidad por los espacios
infinitos. Nosotros todos somos Vida creada surgiendo de este Nuevo Cosmos.
Vida que participa en la Vida de su Creador por el Amor de este Creador a la
Vida. Empezando por la SUYA propia. Por Amor a la Vida este Creador, Señor del
Cosmos, se hace Familia de su Creación; a unos los llama
hermanos, a otros los llama amigo, a otros los llama hijos, y a
todos los trata como a tales, al hermano como a hermano, al amigo como a amigo,
a los hijos como a hijos. Pero todos somos su Creación, sus criaturas, e
independientemente de una Edad que tiene por horizonte la
eternidad, no importa los miles de millones de años
que todos vivamos, y viviremos, siempre seremos sus criaturas, “sus
niños. ¿Evolución hasta ser los “iguales” de Dios, nuestro Creador?
¿Atrevernos a cruzar esa frontera del Amor en el que como Padre EL
lo da todo a su Familia, olvidarnos que somos su Creación, y creyéndonos Su
Igual atreverse a exigirle que cambie las Leyes de su Universo?
¿Caer en la locura de declararle una Guerra Abierta al Creador del Cosmos,
Señor del Infinito y de la Eternidad, YAVÉ DIOS : PADRE DE JESUCRISTO?
¡Cómo no iba
este PADRE a mostrar su confusión y alucinamiento cuando al regresar
a la Tierra la encuentra en guerra civil y a su rey en el destierro!
Alguien había cruzado esa frontera que de pronto levanta un abismo entre el
Creador y su Creación. Y únicamente podía ser uno, el Judas Iscariote del
Cielo, aquella Serpiente maldita contra cuyas rebeliones, anteriores a nuestra
Creación, sembraron el Paraíso de Dios con el fuego del Infierno: Satán.
Aquella Bestia había acorneado antes. SU Dueño intentó curarla de su mal
levantando la Ley de Destierro Eterno de la Creación contra quien volviese a
levantarse en Guerra contra sus hermanos. Y Satán, hijo de Dios, era hermano de
Adán, el Menor de los hijos de Dios. ¡EN qué espacio de su cerebro pudo entrar
la idea de vencer a su Creador! Por esto nos dice Dios de su Espíritu: “El
Espíritu de Yavé es espíritu de sabiduría e inteligencia, entendimiento y
fortaleza, consejo y TEMOR DE DIOS”.
Miedo de
Dios a ser vencido en semejante contienda declarada contra su Espíritu. La sola
idea de pensarlo es demencia. Dios no estaba viendo as Satán ni a Adán mientras
estuvo dictando Sentencia. ¿No busca el sabio el origen de la enfermedad? La
Muerte había regresado de la tumba en la que el Creador la desterró al elevar
la Vida a la Inmortalidad a su Imagen y Semejanza. Entró en su Imperio mientras
el Creador le mostraba a su Hijo la Gloria de Dios, cubrió su Paraíso con su
Fruto, la Guerra, fue vencida por los Hermanos y los hijos de Yavé y Sión, se retiró a las tinieblas y regresaba para dar la
Batalla Final contra el Espíritu Santo que vive en el Creador. Era el Futuro de
la Creación entera la que estaba siendo amenazada por la Muerte de Destrucción.
La Muerte era el Enemigo del Espíritu Santo del Creador, el Muro Indestructible
contra el que su existencia en la Creación, como parte del Nuevo Sistema
Cosmológico, se veía condenada al Fracaso eterno e infinito.
La Muerte en
Satán traía consigo un sistema cosmológico regido por una Casa Imperial de
dioses todos y cada uno de ellos reyes, todos y cada uno de ellos más allá de
la Ley. La Ley de la Ciencia del Bien y del Mal sería la Nueva Ley por la que
se regiría el Nuevo Imperio del Cielo; una ley para ser administrada por una
casa de reyes divinos contra quienes la Justicia no tendría jurisdicción;
serían dioses, y dioses de un Olimpo herederos de un pasatiempo llamado el
Juego de la Guerra.
YAVÉ DIOS no
estaba mirando a Satán y a Adán mientras les dictaba sentencia acorde a
Justicia y Ley. El Acontecimiento que tenía delante, viendo cara a cara al
enemigo se su Creación, la Muerte, le trajo a primera línea
de Consciencia los Días de la Eternidad cuando en su Juventud la
Muerte le tentó con una Creación en la que Paraíso e Infierno convivirían para
siempre. YAVÉ DIOS rechazó ese Fruto, y se entrego a la Búsqueda de la Creación
de un Universo en el que la Vida sería elevada, por su Sabiduría y Gloria, a su
Imagen y Semejanza, Vida Inmortal investida de la Indestructibilidad Natural a
su Creador. EL Verdadero Enemigo de su Creación mostraba su rostro y ante este
Hecho para la Eternidad únicamente le cabía una Respuesta: BATALLA FINAL.
3
EL
SILENCIO DE DIOS
Aquí
comienza aquel Silencio de YAVÉ DIOS PADRED, actitud de cierre absoluto de su Pensamiento
y Mente que nadie pudo abrir en aquel entones, y que DIOS HIJO JESÚS abriría en
el Templo de Jerusalén, descrito en el
episodio del Niño Jesús entre los Doctores.
Empecemos
diciendo que el Acontecimiento de la Traición de Satán, entonces un hijo de Dios,
uno de los hijos de Dios para quienes el DIOS HIJO PRIMOGÉNITO dijo: “Hagamos
al Hombre a nuestra imagen y a semejanza”, ergo: un hijo de Dios; Traición que fue
una Declaración formal de Guerra contra el Espíritu Santo del Creador; esta Traición
de una Criatura hacia su Creador cayó sobre el HIJO UNIGÉNITO de YAVÉ DIOS como
una rayo sobre su Inteligencia y Corazón. ¿Qué había pasado? ¿Cómo era posible
que un hijo de Dios, creado, hijo de Su PADRE por Adopción, se hubiese atrevido
a hacerse pasar por un Ministro del CREADOR, engañando a su hermano menor, Adán,
arrastrando en su Transgresión a la Tierra
a la Guerra Civil hasta su Apocalipsis Total?
Pero si esta Confusión fuera poca para su Entendimiento, el Silencio de su
PADRE sobre la Causa de semejante Traición le dejó como en la Nada.
Por su parte
Su Padre se limitó a anunciarle al Hombre el Fin al que le conduciría su Existencia sin su Creador. Fin que ÉL, YAVÉ
DIOS, el UNIGÉNITO de la Eternidad y el Infinito, había vivido durante
ocasiones sin número a través y a lo largo del Cosmos Antiguo. La Experiencia, Fuente
de su Sabiduría, desde esta Sabiduría le dictó al Hombre lo que había visto en innumerables
mundos caídos en la Ciencia del Bien y del Mal, para quienes el Poder devino
siempre la meta de sus esfuerzos, y la Ciencia un medio para alzarse hasta la condición
divina, cual sin el SER DE DIOS fuese el producto final de una Evolución de la
Vida en el Cosmos; frustración existencial que los condujo siempre a la
Guerra como sucedáneo de esa divinidad imposible para toda criatura. “Polvo
eres y al polvo volverás”. La Inmortalidad está en Dios Creador, autor de la Ley
de la Creación. Fuera de su Ley está las Destrucción de toda vida. ¡Amén! Toda
palabra extra o robada es un Suicidio Colectivo; alimentar este Homicidio del
Mundo en razón de intereses individuales
o grupales, y sostenerlo mediante la ley de la Ciencia del bien y del mal, es
decir, la Guerra es el Medio al que la Ciencia sirve para establecer una nueva
ley en el Universo, es demencia pura y dura. El Universo le pertenece a su CREADOR:
YAVÉ DIOS PADRE DE JESUCRISTO. Cualquier alejamiento de esta VERDAD TODOPODEROSA
es abrirle la puerta a la Muerte, acción que Adán, sin conocimiento de causa, engañado
por Satán, hizo.
¿Indultaría
Dios por amor a su hijo, corrompiendo así la Ley, creando jurisprudencia para
nuevas guerras? La Respuesta no se dejó esperar: La Palabra de Dios es Ley, Palabra de Dios es Dios, la Ley es Dios. YAVÉ
DIOS PADRE no puede negarse a sí mismo. ÉL
es el Padre, y el Padre es Dios, y la Ley es Dios, La Ley es YAVÉ DIOS PADRE DE
JESUCRISTO. Transgredir la Ley es declararle la Guerra a Dios; pensar en el
Indulto del Transgresor en orden a la relación de Familia entre el Juez y el Delincuente es echar bajo la Roca sobre la que Dios ha levantado la Civilización de su Reino Universal.
EL PADRE DE JESUCRISTO DIOS HIJO UNIGÉNITO no podía hacer tal ni como Creador
ni como Juez ni como Padre sin desterrar de Su Ser el ESPÍRITU SANTO del SEÑOR DEL COSMOS, Creación por ÉL fundada
para sostener en su Existencia la Vida Inmortal
a su Imagen y Semejanza. Desde la Negación Absoluta de esta Posibilidad le dijo
Dios al Primer Hombre “Polvo eres y al polvo volverás”, es decir, antes
destruyo todo lo que he creado que desterrar de MI Ser el Espíritu Santo de MI
Sabiduría.
Dios estaba contemplando
cara a cara a su Verdadero Enemigo, la Muerte. Si, como escribí en la Historia Divina de
Jesucristo, la Creación del Hombre fue precedida de una Revolución Universal
fundada en la Necesidad de establecer la UNIGENITURA DE SU PRIMOGÉNITO JESÚS en
las Contemplación de su PODER DIVINO, por el que decimos CREADOR DE CREADOR, realidad
que había sido puesta en Duda por Satán antes de nuestra Creación, y que proyectada
fue admitida por quienes se aliaron a su Guerra por la Regencia de la Corona
del Rey de reyes y Señor de señores durante los Días de la Creación, causando Dos
Guerras Universales contra los Hermanos y los hijos de YAVÉ Y SIÓN; se entiende
que tras esta Declaración de Guerra contra el Espíritu Santo era una Tercera
Guerra Universal Final cuya Realidad obligaba a YAVÉ DIOS, como Creador y Fundador del Universo
a establecer el Futuro de su Reino sobre un Nuevo Principio. Esto era evidente para
toda la Casa de YAVÉ DIOS. La Muerte había entrado en Satán, este había elegido
el Destierro de la Creación antes que vivir por la Eternidad a la Luz de la Ley
del Creador: VERDAD, JUSTICIA y PAZ, las tres columnas sobre las que se
sustenta el Edificio de la Libertad, la
Fraternidad y la Igualdad entre todos los hijos de Dios, todos Ciudadanos de su
Reino, todos sujetos a una Única Ley Universal, la Ley del Amor a la Vida , Origen
del Nuevo Cosmos. Verdad que vimos y tenemos
en toda su Magnificencia Omnipotente y Sempiterna en la Obediencia de quien
siendo SU Hijo Unigénito, Dios Verdadero de Dios Verdadero, dobló sus rodillas
ante la Ley de su Padre, aun al precio de ser tratado “como un malhechor, un
enemigo de su pueblo, un demente que se merecía mil veces la cruz a la que le
condenaron los romanos”.
La Lección que tofos heredamos es sempiterna y omnipotente:
Quien quiera irse al Infierno que se vaya con Satán y allí se hagan por la eternidad la Guerra; quien quiere ser Inmortal
a la imagen y semejanza del Hijo de Dios, doble sus rodillas ante el REY:
JESUCRISTO DIOS HIJO UNIGÉNITO, en quien YAVÉ DIOS PADRE tiene su VIDA, y nada
existe sin su Hijo, y nadie permanece en
la Vida sin la Adoración al Primogénito de Dios. Siguiendo en todo a la Esposa del SEÑOR REY JESÚS confesamos
la Verdad sobre la que la Creación entera ha sido Refundada: “DOS PERSONAS, UN
ÚNICO DIOS: EL ESPÍRITU SANTO que vive en el PADRE y en el HIJO”. Y con el Espíritu
Santo hecho Hombre afirmamos “quien no adora al Hijo no adora al Padre”. Pues
quienes adoramos a Dios adoramos al Espíritu Santo del Creador, que vive en YAVÉ
DIOS y en el REY: JESUCRISTO. NO adoramos a Dios por su Poder Infinito,
adoramos a Dios, nuestro Creador, por su Amor Eterno a la Verdad, la Justicia y
la Paz, por cuya Ley sabemos que todos somos Iguales delante del REY y de DIOS.
NO importa donde se siente un hijo de Dios, sea a la Izquierda o a la Derecha
de Dios, todos, absolutamente todos seguimos siendo Ciudadanos del REINO DE SU
HIJO.
La Ley es Incorruptible
e Inmarcesible. Pues si en el Amor lo tenemos todo, quien destierra de su Ser el Temor a YAVÉ DIOS, cuya
Palabra es Ley para el Cosmos, ante cuyo Verbo la Creación entera se despliega alegre
para engendrar en su Cuerpo la Vida a imagen y semejanza de su Creador, ése se
condena a si mismo a Destierro de la Vida.
Satán eligió
este Destierro.
DIOS nos
envió a su HIJO JESÚS para conquistarnos por el Amor a este Temor a su ESPÍRITU
SANTO en el que tenemos la Vida y la Gloria de ser hijos de Dios, Ciudadanos de
su Reino, seres Inmortales investidos de la Indestructibilidad Natural a su HIJO,
nuestro Creador; pero contra el que levantarse es absoluta locura.
La Duda de la Divinidad Verdadera del REY
JESUCRISTO y la Negación de la Existencia de YAVÉ DIOS, Creador del Cosmos, es,
en esta Batalla Final, que es por el Género Humano, pues Dios ya ha Vencido a
la Muerte y Refundado su REINO en la Corona Universal Sempiterna de su HIJO AMADO JESÚS… es elegir entre CRISTO
Y EL DIABLO, al diablo.
El Diablo,
Satán, ya ha desplegado sus fuerzas en la Tierra para arrastrar a la Plenitud de
las Naciones al Apocalipsis de la Destrucción del Género Humano. Ya suenan los
tambores de la Tercera Guerra Mundial que golpean todos los fundadores de la Duda
entre los pueblos que fueron fundados por Aquel sobre el que negaron su Divinidad,
con esto viendo todos que como Satán eligió ser una Bestia Inmunda a ser hijo de
Dios sujeto a la Ley de todos los demás seres, así quienes nacieron ciudadanos del Reino de Cristo en la Tierra
eligieron ser animales salvajes genocidas
a hombres a la imagen y semejanza de nuestro Creador. Desterrados voluntariamente de la Sabiduría Omnisciente
Divina, se echaron en los brazos de las Ciencias de la Muerte, sembrando las naciones
de armas de destrucción masivas; habiendo nacido libres por la Obra y la Gracia
de CRISTO, seducidos por las riquezas, eligieron
ser esclavos de los poderes genocidas del mundo a la libertad de quienes tienen
en la Omnisciencia Creadora la fuente de las ciencias de las Vida.
El Día y la
Hora ha legado en el que todo hombre debe decidir su posición en el Campo de Batalla,
quien contra Cristo está con el Diablo, que busca desesperadamente la Destrucción
del Género Humano frente a un REY en quien vive DIOS.
6/12/24
Cristo Raúl
de Yavé y Sión.
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