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LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 

 
 

LA SAGRADA BIBLIA

EL LIBRO DE LOS SALMOS DEL REY DAVID

Libro Primero. 21-30

21
 
Canto de gracias por la victoria del Rey
 Al maestro del coro. Salmo de David.
   
1
En tu poder, ¡oh Yavé!, se goza el rey.
2
¡Cuán jubiloso está de tu socorro!
3
Le diste cuanto su corazón deseaba, no le negaste la petición de sus labios. Selah.
4
Más bien te adelantaste con faustas bendiciones y pusiste en su cabeza la diadema de oro puro.
5
Te pidió vida, y se la diste: días que se prolongan para siempre jamás.
6
Por tu protección es grande su gloria, le has revestido de esplendor y magnificencia.
7
Tú le otorgas bendiciones para siempre y le colmas de alegría ante tu faz.
8
Porque en Yavé confía el rey, y por el favor del Altísimo permanecerá inconmovible.
9
¡Que tu mano alcance a todos tus enemigos y que tu diestra sorprenda a cuantos te aborrecen!
10
Tú los pondrás como en un horno de fuego en el día de tu faz: Yavé los consumirá en su ira, el fuego los abrasará.
11
Borrarás de la tierra su progenie, su descendencia de entre los hijos de los hombres,
12
Si algo malo trazan contra ti, si maquinan engaños, no prevalecerán.
13
Les harás volver el dorso, tendiendo contra su rostro las cuerdas de tu arco.
14

¡Ensálzate, Yavé, en tu fortaleza! ¡Cantemos y celebremos tus proezas!

   
22
 
Quejas del justo perseguido y acción de gracias por la liberación
 Al maestro del coro. Sobre la cierva de la aurora. Salmo de David.
   
1
¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?
2
Lejos estás de mi socorro, de las palabras de mi gemido.
3
¡Dios mío! Clamo de día, y no me respondes; de noche, y tú no me atiendes.
4
Con todo, tú eres el Santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
5
En ti esperaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste.
6
A ti clamaron, y fueron liberados; en ti confiaron, y no fueron confundidos.
7
Pero yo soy un gusano, no un hombre; el oprobio de los hombres y el desecho del pueblo.
8
Búrlanse de mí cuantos me ven, abren los labios y mueven la cabeza.
9
“Se encomendó a Yavé — dicen —; líbrele, sálvele El, pues dice que le es grato.”
10
Y en verdad tú eres el que me sacaste del vientre, el que me inspirabas confianza desde los pechos de mi madre.
11
Desde el útero fui entregado a ti, desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios.
12
No estés alejado de mí, que estoy angustiado; acércate, pues nadie viene en mi ayuda.
13
Rodéanme toros en gran número, cércanme novillos de Basán.
14
Abren sus bocas contra mí cual león rapaz y rugiente.
15
Me derramo como agua; todos mis huesos están dislocados. Mi corazón es como cera, que se derrite dentro de mis entrañas.
16
Seco está como un tejón mi paladar, mi lengua está pegada a las fauces, y me han echado al polvo de la muerte.
17
Me rodean como perros, me cerca una turba de malvados; han taladrado mis manos y mis pies
18
y puedo contar todos mis huesos. Ellos me miran y contemplan.
19
Se han repartido mis vestidos y echan suertes sobre mi túnica.
20
Tú, pues, Yavé, no estés lejos, fuerza mía; ¡apresúrate a venir en mi auxilio!
21
Libra mi alma de la espada, y mi vida de la garra de los perros.
22
Sálvame de la boca del león y de los cuernos de los toros salvajes mi pobre vida.
23
Yo anunciaré tu nombre a mis hermanos y te alabaré en medio de la asamblea.
24
Los que teméis a Yavé, ¡alabadle! Descendencia toda de Jacob, ¡glorificadle! ¡Temblad delante de El toda la progenie de Israel!
25
Porque no desdeñó ni despreció la miseria del desgraciado ni apartó de él su rostro, antes oyó al que imploraba su socorro.
26
Contigo será mi alabanza en la gran asamblea, cumpliré mis votos delante de los que le temen.
27
Comerán los pobres, y se saciarán, y alabarán a Yavé los que le buscan: “¡Viva vuestro corazón siempre!”
28
Se acordarán y se convertirán a Yavé todos los confines de la tierra, y se postrarán delante de El todas las familias de las gentes,
29
Porque de Yavé es el reino, y El dominará a las gentes.
30
Comerán y se prosternarán ante El todos los grandes de la tierra; se curvarán los que al polvo descienden. Mi alma vivirá para El.
31
Mi posteridad le servirá, hablará del Señor a las generaciones venideras.
32
Y predicarán su justicia al pueblo que ha de nacer, por haberlo hecho Yavé.
   
23
 
Dios, pastor del justo
Salmo de David.
   
1
Es Yavé mi pastor; nada me falta.
2
Me hace recostar en verdes pastos y me lleva a frescas aguas.
3
Recrea mi alma, me guía por las rectas sendas por amor de su nombre.
4
Aunque haya de pasar por un valle tenebroso, no temo mal alguno, porque tú estás conmigo. Tu clava y tu cayado son mis consuelos.
5
Tú dispones ante mí una mesa enfrente de mis enemigos. Derramas el óleo sobre mi cabeza, y mi cáliz rebosa.
6
Sólo bondad y benevolencia me acompañan todos los días de mi vida; y moraré en la casa de Yavé por dilatados días.
   
24
 
Canto Procesional
Salmo de David.
   
1
De Yavé es la tierra y cuanto la llena, el orbe de la tierra y cuantos la habitan.
2
Pues El es quien la fundó sobre los mares y sobre los ríos la estableció.
3
¿Quién subirá al monte de Yavé? ¿Quién se mantendrá erecto en su santo lugar?
4
El de limpias manos y de puro corazón, el que no alzó su alma a cosas vanas y no juró con mentira.
5
Ese alcanzará de Yavé bendición, y justicia de Dios, su Salvador.
6
Esa es la raza de los que le buscan, de los que buscan la faz del Dios de Jacob. Selah.
7
Alzad, ¡oh puertas!, vuestros dinteles; levantaos, ¡eternos portales!, para que entre el Rey de la gloria.
8
¿Quién es ese Rey de la gloría? Es Yavé, el Fuerte, el Héroe; Yavé el Héroe del combate.
9
Alzad, ¡oh puertas!, vuestros dinteles; levantaos, ¡eternos portales!, para que entre el Rey de la gloria.
10
¿Quién es este Rey de la gloria? Es Yavé, el Dios de los ejércitos. ¡Ese es el Rey de la gloria! Selah.

25
 
Confianza del justo en el Señor.
De David.
   
1
Alef. A ti elevo mi alma, Yavé, mi Dios.
2
Bet. En ti confío, no sea confundido, no se gocen de mí mis enemigos.
3
Guímel. No; quien espera en ti, no es confundido; serán confundidos los que en balde faltan a la fidelidad.
4
Dalet. Muéstrame, Yavé, tus caminos, adiéstrame en tus sendas.
5
He. Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios, mi Salvador, y en ti espero todos los días.
6
Zain. Acuérdate, ¡oh Yavé!, de tus misericordias y de tus gracias, pues son desde antiguo.
7
Jet. No te acuerdes de los pecados de mi mocedad y de mis transgresiones. Acuérdate de mí conforme a tu benevolencia y según tu bondad, ¡oh Yavé!
8
Tet. Bueno y recto es Yavé; por eso señala a los errados el camino.
9
Yod. Y guía a los humildes por la justicia y adoctrina a los pobres en sus sendas.
10
Caf. Todas las sendas de Yavé son benevolencia y verdad para los que guardan su alianza y sus mandamientos.
11
Lámed. Por amor de tu nombre, oh Yavé!, perdona mis ofensas, por grandes que sean.
12
Mem. ¿Quién es el hombre temeroso de Dios? El le enseñará el camino que ha de elegir.
13
Nun. Su alma morará en el bienestar, y su descendencia heredará la tierra.
14
Sámec. Los secretos de Yavé son para los que le temen, que les dará a conocer su alianza.
15
Ayin. Mis ojos siempre están en Yavé, porque es quien saca mis pies de la red.
l6
Fe. Vuélvete a mí y ten de mi piedad, que estoy solo y afligido.
17
Tsade. Ensancha mi angustiado corazón y sácame de mis estrechuras.
18
Qof. Mira mi miseria y mi pena y perdona todos mis pecados.
19
Res. Mira cuán numerosos son mis enemigos. Me odian con odio violento.
20
Sin. Guarda mi vida y sálvame, no tenga que confundirme de haberme acogido a ti.
21
Tau. Protéjanme la integridad y la rectitud, pues que en ti espero, Yavé.
22
Redime, ¡oh Dios! a Israel de todas sus tribulaciones.
 
26
 
Oración confiada del justo
De David.
   
1
Hazme justicia, Yavé, porque yo he andado en integridad y he confiado en Yavé sin vacilar.
2
Ponme a prueba, ¡oh Yavé!, y examíname, acrisola mis riñones y mi corazón.
3
Porque tengo ante mis ojos tu benevolencia y ando en tu verdad.
4
No me siento con hombres falsos ni me acompaño de los fingidos.
5
Aborrezco el consorcio de los malignos, y con impíos no me siento, de los que viven fuera de la ley divina.
6
Yo lavaré mis manos en la inocencia y andaré en derredor de tu altar, ¡oh Yavé!,
7
haciendo resonar cantos de alabanza y pregonando todos tus prodigios.
8
¡Oh Yavé!, yo amo la morada de tu casa, el lugar en que se asienta tu gloria.
9
No juntes con los pecadores mi alma, ni mi vida con los sanguinarios,
10
en cuyas manos hay crímenes, cuyas diestras están llenas de sobornos,
11
Yo, por el contrario, marcharé en mi integridad; rescátame, ¡Yavé! y séme propicio.
12
Ya están mis pies en tierra firme. Bendeciré en la asamblea a Yavé.
 
27
 
Confianza del justo en medio del peligro.
De David.
   
1
Yavé es mi luz y mi salvación: ¿a quién temer? Yavé es el baluarte de mi vida: ¿ante quién temblar?
2
Cuando los malignos me asaltan para devorar mis carnes, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que vacilan y caen.
3
Aunque acampe contra mí un ejército, no temerá mi corazón. Aunque se alzare en guerra contra mí, aun entonces estaré tranquilo.
4
Una cosa pido a Yavé, ésa procuro: habitar en la casa de Yavé todos los días de mi vida, para contemplar el encanto de Yavé y visitar su santuario.
5
Pues El me pondrá en seguro en su tienda el día de la desventura, me tendrá a cubierto en su pabellón, me pondrá en alto sobre su roca.
6
Y ahora mi cabeza se alza sobre mis enemigos, que me cercan, y ofreceré en su tienda sacrificios de júbilo, cantando y salmodiando a Yavé.
7
Oye, Yavé, el clamor con que te invoco, ten piedad de mí y escúchame.
8
De ti mi corazón ha dicho: “Busca su faz”; y yo, Yavé, tu rostro buscaré.
9
No me escondas tu rostro, no rechaces con ira a tu siervo. Sé mi socorro, no me rechaces, no me abandones, ¡oh Dios, mi Salvador!
10
Aunque me abandonaran mi padre y mi madre, Yavé me acogerá.
11
Muéstrame, ¡oh Yavé!, tus caminos, guíame por la recta senda a causa de mis enemigos.
12
No me entregues a la rabia de mis adversarios, pues se alzan contra mí falsos testigos respirando violencia.
13
¡Ay! ¡Si no creyera que he de contemplar la bondad de Yavé en la tierra de los vivientes!.
14
Espera en Yavé, esfuérzate; ten gran valor y espera en Yavé.
 
28
 
Oración del salmista en un grave peligro
De David.
   
1
A ti clamo, ¡oh Yavé! mi roca. No te desentiendas de mí, no sea que, haciéndote el mudo respecto de mí, me asemeje a los que bajan a la fosa.
2
Oye la voz de mis súplicas cuando clamo a ti y elevo mis manos a tu santo recinto.
3
No me arrebates juntamente con los malvados, con los obradores de iniquidad, los que hablan paz a su prójimo, mientras está su corazón lleno de maldad.
4
Retribúyelos conforme a sus obras, conforme a la malicia de sus acciones; págales conforme a la obra de sus manos, dales su merecido.
5
Porque no atienden a las obras de Yavé, a la obra de sus manos. Los derribará y no los reedificará.
6
¡Bendito sea Yavé, porque ha escuchado la voz de mis súplicas!
7
Yavé es mi fortaleza y mi escudo; en El confió mi corazón y fui socorrido; y mi corazón salta de gozo, y le alabaré con mis cánticos.
8
Es Yavé la fortaleza de su pueblo, es el salvador escudo de su ungido.
9
¡Salva a tu pueblo y bendice tu heredad, sé su pastor y levántalos por siempre!
 
29
 
La gloria de Yavé en la tempestad
De David.
   
1
Dad a Yavé, hijos de Dios, dad a Yavé la gloria y el poder
2
Dad a Yavé la gloria debida a su nombre, postraos ante Yavé con sacros ornamentos.
3
¡La voz de Yavé sobre las aguas! Truena el Dios de la gloria: Yavé sobre la inmensidad de las aguas.
4
La voz de Yavé resuena con fuerza; la voz de Yavé retumba con majestad.
5
La voz de Yavé rompe los cedros, troncha Yavé los cedros del Líbano,
6
y hace saltar al Líbano como un ternero, y al Sarión como cría de búfalo.
7
La voz de Yavé hace estallar llamas de fuego;
8
la voz de Yavé sacude el desierto, hace temblar Yavé el desierto de Cades.
9
La voz de Yavé retuerce las encinas , despoja las selvas. Y en su templo todo dice: “¡Gloria!”
10
Siéntase Yavé sobre aguas diluviales, siéntase como Rey eterno.
11
Yavé dará fortaleza a su pueblo, Yavé bendecirá a su pueblo con la paz.
 
30
 
Acción de gracias después de una enfermedad grave
Canto para la consagración del templo. Salmo de David.
   
1
Quiero ensalzarte, ¡oh Yavé!,
2
porque me has puesto en salvo y no has alegrado a mis enemigos por causa mía.
3
Yavé, mi Dios, clamé a ti, y tú me curaste.
4
¡Oh Yavé! has sacado mi alma del seol, me has hecho revivir de entre los que bajan a la fosa.
5
Cantad a Yavé vosotros, sus piadosos, y ensalzad su santo recuerdo.
6
Porque un instante dura su cólera, y su benevolencia es de por vida. Alberga la tarde llantos, mas a la mañana está la exultación.
7
Yo dije en mi prosperidad: “No seré jamás conmovido.”
8
Tú, ¡oh Yavé!, por tu benevolencia me asegurabas honor y fortaleza. Apenas escondiste tu rostro, fui conturbado.
9
A ti clamé, ¡oh Yavé!, y a Yavé pedí piedad.
10
¿Qué provecho hay en mi sangre, en que yo descienda a la fosa? ¿Te alabará el polvo? ¿Cantará tu fidelidad?
11
Escúchame, Yavé, y ten piedad de mí. Vino Yavé en mi socorro.
12
Mudaste mi lamentación en júbilo, desataste mi saco y me ceñiste de exultación.
13
Por eso cantaré tu gloria y no callaré, y te alabaré, Yavé, Dios mío, por la eternidad.
 

C.R.Y&S