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LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

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CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO. PENTATEUCO

GENESIS

TERCERA PARTE

HISTORIA DE ISAAC Y SUS DOS HIJOS

Capítulo 25
 
Muerte de Abraham
   
1
Volvió Abraham a tomar mujer, de nombre Quetura,
2
que le parió a Zimrán, Jocsán, Medán, Miadián, Jesboc y Sue.
3
Jocsán engendró a Saba y a Dadán. Hijos de Dadán son los Asurim, los Litusim y los Laumim.
4
Los hijos de Madián fueron Efá, Efer, Janoc, AbidA y Elda. Estos son todos los hijos de Quetura.
5
Abraham dio todos sus bienes a Isaac.
6
A los hijos de las concubinas les hizo donaciones; pero, viviendo él todavía, los separó de su hijo Isaac hacia oriente, a la tierra de oriente.
7
Vivió Abraham ciento setenta y cinco años.
8
Expiró y murió Abraham en senectud buena, anciano y lleno de días, y fue a reunirse con su pueblo.
9
Isaac e Ismael, sus hijos, le sepultaron en la caverna de Macpela, en el campo de Efrón, hijo de Seor el jeteo, frente a Mambré.
10
Es el campo que compró Abraham a los hijos de Jet. Allí fue sepultado con Sara, su mujer.
11
Después de la muerte de Abraham, Dios bendijo a Isaac, su hijo, y habitó junto al pozo de Lajai-Roi.
   
 
Descendencia de Ismael
   
12
Esta es la descendencia de Ismael, hijo de Abraham y de Agar, la egipcia, esclava de Sara.
13
He aquí los nombres de los hijos de Ismael, según sus nombres y sus generaciones. El primogénito de Ismael fue Nebayot; después, Quedar, Abdel, Mabasam,
14
Masema, Duma, Masa.
15
Adad, Tema, Jetur, Nafir y Quedma.
16
Estos son los hijos de Ismael, éstos sus nombres según sus aduares y campamentos; los jefes de sus tribus.
17
Vivió Ismael ciento treinta y siete años, y expiró y murió, yendo a reunirse con su pueblo.
18
Sus hijos habitaron desde Evila hasta Sur, que está frente a Egipto, según se va a Asiria, frente a todos sus hermanos.
 
Jacob y Esaú
   
19
Esta es la historia de Isaac, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac.
20
Era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Batuel, arameo, de Padán Aram, y hermana de Labán, arameo.
21
Rogó Isaac a Yavé por su mujer, que era estéril, y fue oído por Yavé, y concibió Rebeca, su mujer.
22
Chocábanse en su seno los niños, y dijo: “Para esto así, ¿a qué concebir?” Y fue a consultar a Yavé,
23
que le dijo: “Dos pueblos llevas en tu seno, dos pueblos que al salir de tus entrañas se separarán. Una nación prevalecerá sobre la otra nación, y el mayor servirá al menor.”
24
Llegó el tiempo del parto, y salieron de su seno dos gemelos.
25
Salió primero uno rojo, todo él peludo, como un manto, y se le llamó Esaú.
26
Después salió su hermano, agarrando con la mano el talón de Esaú, y se llamó Jacob. Era Isaac de sesenta años cuando nacieron.
27
Crecieron los niños, y fue Esaú diestro cazador y hombre agreste, mientras que era Jacob hombre apacible y amante de la tienda.
28
Isaac, porque le gustaba la caza, prefería a Esaú, y Rebeca prefería a Jacob.
29
Hizo un día Jacob un guiso, y, llegando Esaú del campo, muy fatigado,
30
dijo a Jacob: “Por favor, dame de comer de ese guiso rojo, que estoy desfallecido.” Por esto se le dio a Esaú el nombre de Edom
31
Contestóle Jacob: “Véndeme ahora mismo tu primogenitura.”
32
Respondió Esaú: “Estoy que me muero; ¿qué me importa la primogenitura?”
33
“Júramelo ahora mismo,” le dijo Jacob; y juró Esaú, vendiendo a Jacob su primogenitura.
34
Diole entonces Jacob pan y el guiso de lentejas, y, una vez que comió y bebió, se levantó Esaú y se fue, sin dársele nada de la primogenitura.
   
Capítulo 26
 
Isaac en Guerar. Alianza con Abimelec. Casamiento de Esaú.
   
1
Hubo en aquella tierra un hambre, distinta de la primera que hubo en tiempo de Abraham; y fue Isaac a Guerar, a Abimelec, rey de los filisteos,
2
pues se le apareció Yavé y le dijo:"No bajes a Egipto;
3
Sigue habitando en esta tierra, donde yo te diga; peregrina por ella, que yo estaré contigo y te bendeciré, pues a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, cumpliendo el juramento que hice a Abraham, tu padre,
4
y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y le daré todas estas tierras, y segloriarán en tu descendencia todos los pueblos de la tierra,
5
por haberme obedecido Abraham y haber guardado mi mandato, mis preceptos, mis ordenaciones y mis leyes.”
6
Habitó, pues, Isaac en Guerar.
7
Preguntábanle los hombres del lugar por su mujer, y él decía: “Es mi hermana.” Pues temía decir que era su mujer, no fuera que le mataran los hombres del lugar por Rebeca, que era muy hermosa.
8
Como se prolongase su estancia en Guerar, mirando un día Abimelec, rey de los filisteos, por la ventana, vio que estaba Isaac acariciando a Rebeca, su mujer.
9
Llamó Abimelec a Isaac y le dijo: “De cierto que es tu mujer. ¿Por qué, pues, dices: Es mi hermana?” Y le contestó Isaac: “Es que me dije: No vaya yo a morir por causa suya.”
10
Respondióle Abimelec: “¿Cómo nos has hecho eso? Hubiera podido alguno tomar a tu mujer, y hubieras arrojado sobre nosotros un delito.”
11
Dio, pues, Abimelec una orden a todo el pueblo, diciendo: “El que toque a este hombre o a su mujer, morirá.”
12
Sembró Isaac en aquella tierra, y recogió aquel año ciento por uno, pues le bendijo Yavé.
13
Engrandecióse y fue creciendo, creciendo cada vez más, hasta hacerse muy poderoso.
14
Tenía mucha hacienda de ovejas y bueyes y mucha servidumbre, y los filisteos llegaron a envidiarle.
15
Todos los pozos abiertos por los siervos de su padre Abraham los cegaron los filisteos, llenándolos de tierra.
16
Dijo Abimelec a Isaac: “Vete de aquí, porque has llegado a ser mucho más poderoso que nosotros.”
17
Fuese Isaac y acampó en el valle de Guerar, y habitó allí.
18
Volvió a abrir los pozos abiertos en tiempo de Abraham, su padre, y cegados por los filisteos después de la muerte de Abraham, dándoles los mismos nombres que les había dado su padre.
19
Cavaron los siervos de Isaac en el valle, y alumbraron una fuente de aguas vivas;
20
pero los pastores de Guerar riñeron con los de Isaac, diciendo: “Estas aguas son nuestras.” Y llamó al pozo Ezeq, porque había habido riña por él.
21
Excavaron sus siervos otro pozo, por el cual hubo también un altercado, y lo llamó Sitna.
22
Yéndose más lejos, excavó otro pozo, por el cual no hubo ya querellas, y le llamó Rejobot, diciendo: “Ahora ya nos ha dado Yavé holgura y prosperaremos en esta tierra.”
23
Subió después a Bersebá,
24
y se le apareció Yavé aquella noche, y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, tu padre; nada temas, que yo estoy contigo: Yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia por Abraham, mi siervo.”
25
Alzó allí un altar e invocó el nombre de Yavé; plantó allí su campamento, y abrieron también allí sus siervos un pozo.
26
Vinieron a él, desde Guerar, Abimelec, Ajuzat, amigo suyo, y Picol, jefe de su ejército;
27
e Isaac les dijo: “¿Para qué habéis venido a mí vosotros, que me odiáis y me habéis arrojado de entre vosotros?”
28
Ellos dijeron: “Porque hemos visto claramente que está Yavé contigo, y nos hemos dicho: Haya entre nosotros un juramento entre ti y nosotros. Queremos hacer alianza contigo,
29
de no hacernos tú mal, como no te hemos tocado nosotros a ti, haciéndote sólo bien y dejándote partir en paz Tú eres ahora el bendito de Yavé.”
30
Isaac les preparó un banquete, y comieron y bebieron.
31
A la mañana siguiente se levantaron, y se juraron unos a otros, y les despidió Isaac, yéndose ellos en paz.
32
Aquel mismo día vinieron los siervos de Isaac a informarle acerca del pozo que estaban haciendo, y le dijeron: “Hemos hallado agua”;
33
e Isaac llamó al pozo Seba; por eso se llamó la ciudad Berseba hasta el día de hoy.

34

Era Esaú de cuarenta años, y tomó por mujeres a Judit, hija de Beeri, jeteo, y a Baesemat, hija de Elón, jeteo,
35
que fueron para Isaac y Rebeca una amarga pesadumbre.
   
Capítulo 27
 
Suplanta Jacob a Esaú en la primogenitura
   
1
Cuando envejeció Isaac se debilitaron sus ojos y no veía. Llamó, pues, a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “Hijo mío.” Este contestó: “Heme aquí.”
2
“Mira -le dijo- yo ya soy viejo y no sé cuál será el día de mi muerte.
3
Toma, pues, tus armas, la aljaba, el arco, y sal al campo a cazar,
4
y me haces un guiso como sabes que a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma y después te bendiga antes de morir.”
5
Oyó Rebeca lo que Isaac decía a Esaú, su hijo. Esaú salió al campo a cazar algo para traerlo;
6
y Rebeca dijo a Jacob, su hijo: “Mira, he oído a tu padre hablar a Esaú, tu hermano, y decirle:
7
Tráeme caza y prepáramela, para que la coma y te bendiga delante de Yavé antes de mi muerte.
8
Ahora, pues, hijo mío, obedéceme y haz lo que yo te mando.
9
Anda, vete al rebaño, y tráeme dos cabritos buenos para que yo haga con ellos a tu padre un guiso como a él le gusta,
10
y se lo lleves a tu padre, y lo coma y te bendiga antes de su muerte,”
11
Contestó Jacob a Rebeca, su madre: “Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo y yo soy lampiño,
12
y si me toca mi padre, apareceré ante él como un mentiroso, y traeré sobre mí una maldición en vez de la bendición.”
13
Díjole su madre: “Sobre mí tu maldición, hijo mío; pero tú obedéceme. Anda y tráemelos.”
14
Fue, pues, allá él, los cogió y se los trajo a su madre, que hizo el guiso como a su padre le gustaba.
15
Tomó Rebeca vestidos de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en casa, y se los vistió a Jacob, su hijo menor;
16
y con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y lo desnudo del cuello;
17
puso el guiso y pan, que había hecho, en manos de Jacob, su hijo,
18
y éste se lo llevó a su padre, y le dijo: “Padre mío.” “Heme aquí, hijo mío,” contestó Isaac. “¿Quién eres, hijo mío?”
19
Y le contestó Jacob: “Yo soy Esaú, tu hijo primogénito. He hecho como me dijiste. Levántate, pues, te ruego; siéntate y come de mi caza, para que me bendigas.”
20
Y dijo Isaac a su hijo: “¿Cómo tan pronto hallaste, hijo mío?” Y le respondió: “Porque hizo Yavé, tu Dios, que se me pusiera delante.”
21
Dijo Isaac a Jacob: “Anda, acércate para que yo te palpe, hijo mío,a ver si eres o no mi hijo Esaú.”
22
Acercóse Jacob a Isaac, su padre, que le palpó y dijo: “La voz es de Jacob, pero las manos son de Esaú”;
23
y no le conoció, porque estaban sus manos velludas como las de Esaú, su hermano, y se dispuso a bendecirle.
24
Todavía le preguntó: “¿De verdad eres tú mi hijo Esaú?,” y él contestó: “Yo soy.”
25
Díjole, pues: “Acércame la caza para que yo coma de ella, hijo mío, y te bendiga.” Acercósela Jacob y comió y bebió.
26
Díjole después Isaac: “Acércate y bésame, hijo mío.”
27

Acercóse él y le besó; y en cuanto olió la fragancia de sus vestidos, le bendijo, diciendo: “¡Oh, es el olor de mi hijo como el olor de un campo al que ha bendecido Yavé!

28
Déte Dios el rocío del cielo y la grosura de la tierra y abundancia de trigo y mosto.
29
Sírvante los pueblos y prostérnense ante ti las naciones. Sé señor de tus hermanos, y póstrense ante ti los hijos de tu madre. Maldito quien te maldiga, y bendito quien te bendiga.”
30
En cuanto acabó Isaac de bendecir a Jacob, no bien había salido éste de la presencia de Isaac, su padre, Esaú, su hermano, que venía del campo
31
y había hecho su guiso y se lo traía a su padre, dijo a éste: “Levántese mi padre y coma de la caza de su hijo para que me bendiga.”
32
Díjole Isaac, su padre: “Pues ¿quién eres tú?” Contestóle: “Yo soy tu hijo primogénito, Esaú.”
33
Pasmóse Isaac grandemente, y repuso: “¿Y quién es entonces el que me ha traído la caza y he comido de todo ello antes que tú vinieras, y le he bendecido, y bendito está?”

34

Al oír Esaú las palabras de su padre, rompió a gritar y a llorar amargamente, y le dijo: “Bendíceme también a mí, padre mío.”
35
Isaac le contestó: “Tu hermano ha venido con engaño y se ha llevado la bendición.”
36
Díjole Esaú: “¿No es su nombre Jacob? Dos veces me ha suplantado: me quitó la primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición.” Y añadió: “¿No tienes ya bendición para mí?”
37
Respondió Isaac y dijo a Esaú: “Mira, le he hecho señor tuyo, y todos sus hermanos se los he dado por siervos; le he atribuido el trigo y el mosto. A ti, pues, ¿qué voy a hacerte, hijo mío?”
38
Y dijo Esaú a su padre: “¿No tienes más que una bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío”; y lloró en voz alta.
39
Respondió Isaac diciéndole: “Mira, fuera de la grosura de la tierra será tu morada, y fuera del rocío que baja de los cielos.
40
Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano; mas, cuando te revuelvas, romperás su yugo de sobre tu cuello.”
41
Concibió Esaú contra su hermano Jacob un odio profundo por lo de la bendición que le había dado su padre, y se dijo en su corazón: “Cerca están los días del duelo por mi padre; después mataré a Jacob, mi hermano.”
42
Supo Rebeca lo que había dicho Esaú, su hijo mayor, y mandó llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: “Mira, tu hermano Esaú quiere vengarse de ti matandote.
43
Anda, pues, obedéceme, hijo mío, y huye a Jarrán, a Labán, mi hermano,
44
y estáte algún tiempo con él, hasta que la cólera de tu hermano se aparte de ti,
45
se aplaque su ira y se haya olvidado de lo que le has hecho; yo mandaré allí a buscarte. ¿Habría de verme privada de vosotros dos en un solo día?”
46

Rebeca dijo a Isaac: “Me pesa la vida a causa de las hijas de Jet; si Jacob toma mujer de entre las hijas de esta tierra, ¿para qué quiero vivir?”

   
Capítulo 28
 
Huida de Jacob a Mesopotamia
   
1
Llamó, pues, Isaac a Jacob, y le bendijo, y le mandó: “No tomes mujer de entre las hijas de Canaán.
2
Anda y vete a Padán Aram, a casa de Batuel, el padre de tu madre, y toma allí mujer de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre;
3
el Dios omnipotente te bendecirá, te hará crecer, y te multiplicará, y te hará muchedumbre de pueblos,
4
y te dará la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia contigo, para que poseas la tierra en que como extranjero habitas, que dio Dios a Abraham.”
5
Despidió, pues, Isaac a Jacob, que se fue a Padán Aram, a Labán, hijo de Batuel, arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.
6
Viendo Esaú que Isaac había bendecido a Jacob y que, al bendecirle, le había mandado irse a Padán Aram para tomar mujer de allí, diciéndole: "No tomes mujer de entre las hijas de Canaán",
7
y que, obedeciendo a su padre y a su madre, se había ido Jacob a Padán Aram,
8
conoció Esaú que disgustaban a Isaac, su padre, las hijas de Canaán
9
y se fue a Ismael y, sobre las que ya tenía, tomó por mujer a Majalat, hermana de Nebayot, hija de Ismael, hijo de Abraham.
10

Salió, pues, Jacob de Bersebá, para dirigirse a Jarrán.

11
Llegó a un lugar donde se dispuso a pasar la noche, pues el sol se ponía ya, y, tomando una de las piedras que en el lugar había, la puso de cabecera y se acostó.
   
 
Visión de la escala
   
12
Tuvo un sueño en el que veía una escala que, apoyándose sobre la tierra, tocaba con su extremo en los cielos, y que por ella subían y bajaban los ángeles de Dios.
13
Junto a él estaba Yavé, que le dijo: “Yo soy Yavé, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra sobre la cual estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.
14

Será ésta como el polvo de la tierra, y te ensancharás a occidente y a oriente, a norte y a mediodía, y en ti y en tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra.

15
Yo estoy contigo, y te bendeciré adondequiera que vayas, y volveré a traerte a esta tierra, y no te abandonaré hasta cumplir lo que te digo.”
16
Despertó Jacob de su sueño, y se dijo: “Ciertamente está Yavé en este lugar, y yo no lo sabía”;
17
y, atemorizado, añadió: “¡Qué terrible es este lugar! No es sino la casa de Dios y la puerta de los cielos.”
18
Levantóse Jacob bien de mañana, y, tomando la piedra que había tenido por cabecera, la alzó, como memoria, y vertió óleo sobre ella.
19
Llamó a este lugar Betel, aunque la ciudad se llamó primero Luz.
20
E hizo Jacob voto diciendo: “Si Yavé está conmigo, y me protege en mi viaje, y me da pan que comer y vestidos que vestir,
21
y retorno en paz a la casa de mi padre, Yavé será mi Dios;
22
esta piedra que he alzado como memoria será para mí casa de Dios, y de todo cuanto a mí me dieres te daré el diezmo.”
   
Capítulo 29
 
Jacob en casa de Labán
   
1
Volvió a emprender Jacob la marcha, y llegó a la tierra de los hijos de Oriente.
2
Vio en el campo un pozo, junto al cual descansaban tres rebaños, pues era el pozo en que se abrevaban los ganados.
3
Reuníanse allí, se quitaba una gran piedra que lo tapaba y se daba de beber al ganado, volviendo a poner en su lugar la piedra que cubría la boca del pozo.
4
Jacob preguntó a los pastores: “¿De dónde sois, hermanos?” “De Jarrán somos,” le respondieron ellos.
5
“¿Conocéis a Labán, hijo de Najor?” “Le conocemos,” contestaron.
6
“¿Y está bien?,” siguió preguntando Jacob. “Sí, bien está; mirad, ahí viene Raquel, su hija, con su rebaño.”
7

El les dijo: “Todavía es muy de día, no es tiempo de recoger el ganado. ¿Por qué no abreváis los rebaños y los volvéis a que pasten?”

8
Ellos le respondieron: “No podemos hacerlo hasta que se reúnan todos los rebaños y se quite la piedra de la boca del pozo; entonces damos de beber al ganado.”
9
Todavía estaba Jacob hablando con ellos, cuando llegó Raquel con el rebaño de su padre, pues ella era pastora.
10
Y cuando vio Jacob a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, y el rebaño de Labán, hermano de su madre, se acercó, removió la piedra de sobre la boca del pozo y abrevó el rebaño de Labán, hermano de su madre.
11
Besó Jacob a Raquel y alzó la voz llorando.
12
Dio a saber a Raquel que era hermano de su padre e hijo de Rebeca, y ella corrió a contárselo a su padre.
13
En cuanto oyó Labán lo que de Jacob, hijo de su hermana, le decía, corrió a su encuentro, le abrazó, le besó y le llevó a su casa. Contó Jacob a Labán lo que ocurría,
14
y éste le dijo: “Sí, eres hueso mío y carne mía.” Y moró Jacob con Labán un mes entero.
15
Pasado éste, le dijo Labán: “¿Acaso porque eres hermano mío vas a servirme de balde? Dime cuál va a ser tu salario.
 
 
Lía y Raquel
   
16
Tenía Labán dos hijas: una, la mayor, de nombre Lía; otra, la menor, de nombre Raquel.
17
Lía era tierna de ojos, pero Raquel era muy esbelta y hermosa.
18
Amaba Jacob a Raquel, y dijo a Labán: “Te serviré siete años por Raquel, tu hija menor.”
19
Y contestó Labán: “Mejor es que te la dé a ti que dársela a un extraño. Quédate conmigo.”
20
Y sirvió Jacob por Raquel siete años, que le parecieron sólo unos días, por el amor que le tenía.
21
Jacob dijo a Labán: “Dame mi mujer, pues se ha cumplido el tiempo y entraré a ella.”
22
Reunió Labán a todos los hombres del lugar y dio un convite;
23
y por la noche, tomando a Lía, su hija, se la llevó a Jacob, que entró a ella.
24
Dio Labán a Lía, su hija, su sierva Zelfa, para que fuera sierva de ella.
25
Llegada la mañana, vio Jacob que era Lía, y dijo a Labán: “¿Por qué me has hecho esto? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué me has engañado?”
26
Labán le respondió: “No es en nuestro lugar costumbre dar la menor antes que la mayor.
27
Acabada esta semana, te daré también después la otra por el servicio que me prestes durante otros siete años.”
28
Hízolo así Jacob, y, cumplida la semana, diole Labán a Raquel, su hija, por mujer,
29
y con ella a Bala, su sierva, para sierva de ella.
30

Entró también a Raquel Jacob, y la amó más que a Lía, y sirvió por ella otros siete años.

31
Viendo Yavé que Lía era desamada, abrió su matriz, mientras que Raquel era estéril.
 
 
Los Hijos de Jacob
   
32
Concibió Lía, y parió un hijo, al que llamó Rubén, diciendo: “Yavé ha mirado mi aflicción, y ahora mi marido me amará.”
33
Concibió de nuevo y parió un hijo, diciendo: “Yavé ha oído que yo era desamada, y me ha dado éste más,” y le llamó Simeón.
34
Concibió otra vez, y parió un hijo, diciendo: “Ahora mi marido se apegará a mí, pues le he parido tres hijos”; y por eso le llamó Leví.
35
Concibió nuevamente, y parió un hijo, diciendo: “Ahora sí que he de alabar a Yavé,” y por eso le llamó Judá. Y cesó de tener hijos.
   
Capítulo 30
   
1
Raquel, viendo que no daba hijos a Jacob, estaba celosa de su hermana, y dijo a Jacob: “Dame hijos o me muero.”
2
Airóse Jacob contra Raquel, y le dijo: “¿Por ventura soy yo Dios, que te ha hecho estéril?”
3
Ella le dijo: “Ahí tienes a mi sierva Bala; entra a ella, que para sobre mis rodillas y tenga yo prole por ella.”
4
Diole, pues, su sierva por mujer, y Jacob entró a ella.
5
Concibió Bala y parió a Jacob un hijo,
6
y dijo Raquel: “Dios me ha hecho justicia, me ha oído y me ha dado un hijo”; por eso le llamó Dan.
7
Concibió otra vez Bala, sierva de Raquel, y parió un segundo hijo a Jacob,
8
diciendo Raquel: “Lucha de Dios he luchado con mi hermana, y la he vencido”; por eso le llamó Neftalí.
9
Viendo Lía que había dejado de tener hijos, tomó a Zelfa, su esclava, y se la dio por mujer a Jacob.
10
Zelfa, esclava de Lía, parió a Jacob un hijo, y Lía dijo:
11
“¡Qué buena fortuna!,” y le llamó Gad.
12
Parió Zelfa, esclava de Lía, un segundo hijo a Jacob;
13
y dijo Lía: “Por dicha mía, pues los hijos me han hecho feliz,” y le llamó Aser.
14
Salió Rubén al tiempo de la siega del trigo, y halló en el campo unas mandrágoras, y se las trajo a Lía, su madre, y dijo Raquel a Lía: “Dame, por favor, de las mandrágoras de tu hijo.”
15
Lía le contestó: “¿Te parece todavía poco haberme quitado el marido, que quieres quitarme también las mandrágoras de mi hijo?” Y le dijo Raquel: “Mira, que duerma esta noche contigo a cambio de las mandrágoras de tu hijo.”
16
Vino Jacob del campo por la tarde, y, saliéndole Lía al encuentro, le dijo: “Entra a mí, pues te he comprado por unas mandrágoras de mi hijo.” Y durmió con ella Jacob aquella noche,
17
y oyó Yavé a Lía, que concibió y parió a Jacob el quinto hijo.
18
Y dijo Lía: “Dios me ha pagado mi merced por haber dado mi sierva a mi marido”; y le llamó Isacar.
19
Concibió de nuevo Lía, y parió a Jacob un sexto hijo,
20
diciendo: “Dios me ha hecho un buen don; ahora mi marido morará conmigo, pues le he dado seis hijos”; y le llamó Zabulón.
21
Después parió una hija, a la que llamó Dina.
22
Acordóse Dios de Raquel, la oyó y la hizo fecunda.
23
Concibió, pues, y parió un hijo, y dijo: “Dios ha quitado mi afrenta,”
24
y le llamó José, pues dijo: “Que me añada Yavé otro hijo.”
 
 

Prosperidad de Jacob en Casa de Labán

   
25
Cuando Raquel parió a José, dijo Jacob a Labán: “Déjame irme a mi lugar, a mi tierra.
26
Dame mis mujeres, por las que te he servido, y me iré, pues bien sabes tú qué buen servicio te he hecho.”
27
Respondióle Labán: “Mira, porfavor, si he hallado gracia a tus ojos; yo sé por agüero que por causa tuya me ha bendecido Yavé.
28
Fíjame tu salario y yo te lo daré.”
29
Contestóle Jacob: “Tú bien sabes cómo te he servido y lo que conmigo ha venido a ser tu ganado.
30
Bien poco era lo que antes tenías, pero se ha aumentado grandemente, y Yavé te ha bendecido a mi paso. Ahora, pues, habré de hacer también yo por mi casa.”
31
Labán le dijo: “Dime qué es lo que he de darte.” “No has de darme nada - le contestó Jacob-, sino hacer lo que voy a decirte, y volveré a apacentar tu ganado y a guardarlo.
32

Yo pasaré hoy por entre todos tus rebaños, y separaré toda res manchada o rayada entre los corderos y toda res manchada entre las cabras. Eso será mi salario.

33
Mi probidad responderá así por mí a la mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; todo cuanto no sea manchado entre las cabras y rayado entre los corderos, será en mí un robo.”
34
Y respondió Labán: “Bien, sea como dices.”
35
Pero aquel mismo día separó Labán todos los machos cabríos manchados, todas las cabras manchadas y cuantas tenían algo de blanco, y entre los corderos todos los rayados y manchados, y así se los entregó a sus hijos,
36
haciéndoselos llevar a tres días de camino de donde estaba Jacob. Jacob siguió apacentando el resto del ganado de Labán.
37
Tomó Jacob varas verdes de estoraque, de almendro y de plátano, y, haciendo en ellas unos cortes, las desdescortezaba, dejando lo blanco de las varas al descubierto.
38
Puso después las varas, así descortezadas, en los canales de los abrevaderos adonde venía el ganado a beber;
39
y las que se apareaban a la vista de las varas, parían crías rayadas y manchadas.
40
Jacob separó el ganado, y puso su grey aparte, sin dejar que se mezclara con la de Labán.
41
Era cuando las reses vigorosas entraban en calor cuando ponía
Jacob las varas a su vista en los abrevaderos para que se apareasen ante las varas;
42
pero ante las débiles no las ponía, y así las crías débiles eran las de Labán, y las fuertes las de Jacob.
43
Vino a ser Jacob rico en extremo, dueño de numerosos rebaños, de siervos y de siervas, de camellos y de asnos.
   
Capítulo 31
 
Vuelta de Jacob a tierra de Canán
   
1
Oyó Jacob a los hijos de Labán decir: “Ha cogido Jacob todo lo de nuestro padre, y con lo nuestro ha hecho todas esa riqueza.”
2
Y vio que la cara de Labán no era ya para él lo que había sido antes,
3

y Yavé le dijo: “Vuélvete a la tierra de tu padre y a tu parentela, que yo estaré contigo.”

4
Mandó a llamar, pues, Jacob a Raquel y a Lía, para que fueran al campo adonde estaba con su ganado,
5
y les dijo: “Veo que el semblante de vuestro padre no es para mí ya el que antes era, aunque el Dios de mi padre ha estado conmigo.
6
Bien sabéis vosotras que yo he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas,
7
y que vuestro padre se ha burlado de mí, mudando diez veces mi salario; pero Dios no le ha permitido perjudicarme.
8
Cuando él decía: Tu salario serán las reses manchadas, todas las ovejas parían corderos manchados; y si decía: Las reses rayadas serán tu salario, todas las ovejas parían corderos rayados.
9
Es, pues, Dios el que ha tomado lo de vuestro padre y me lo ha dado a mí.
10
Cuando las ovejas entran en calor, vi yo en sueños que los carneros que cubrían a las ovejas eran rayados y manchados,
11
y el ángel de Dios me dijo en el sueño: “Jacob”; le respondí: “Heme aquí.”
12
Y él dijo: “Alza tus ojos y mira: todos los carneros que cubren a las ovejas son rayados y manchados, porque yo he visto lo que te ha hecho Labán.
13
Yo soy el Dios que se te apareció enBetel, donde ungiste tú un monumento y me hiciste el voto. Levántate, pues; sal de esta tierra y torna a la tierra de tu parentela.”
14
Raquel y Lía respondieron: “¿Tenemos acaso nosotras parte o herencia en la casa de nuestro padre?
15
¿No nos ha tratado como extrañas, vendiéndonos y comiendo nuestro precio?
16
Y, además, cuanto le ha quitado Dios, nuestro es y de nuestros hijos. Haz, pues, ya lo que Dios te ha mandado.”
17
Levantóse Jacob e hizo montar a sus mujeres y a sus hijos sobre los camellos, y, llevando consigo todos sus ganados y todo cuanto en Padán Aram había adquirido,
18
se encaminó hacia Isaac, su padre, a tierra de Canaán.
19
Labán había ido al esquileo de sus ovejas, y Raquel robó los terafim de su padre.
20
Jacob engañó a Labán, arameo, y no le dio cuenta de su huida.
21
Huyó con todo cuanto tenía, y, ya en camino, atravesó el río y se dirigió al monte de Galad.
 
 
Labán, en Persecución de Jacob
   
22
Al tercer día dijéronle a Labán que Jacob había huido;
23
y, tornando consigo a sus parientes, le persiguió durante siete días, hasta darle alcance en el monte de Galad.
24
Vino Dios en sueños durante la noche a Labán el arameo,
25
y le dijo: “Guárdate de decir a Jacob nada, ni en bien ni en mal.” Cuando alcanzó Labán a Jacob, había éste fijado sus tiendas en el monte, y Labán fijó también la suya y las de sus parientes en el mismo monte de Galad.
26
Dijo, pues, Labán a Jacob: “¿Qué es lo que has hecho? ¡Escaparte de mí, llevándote mis hijas como si fuesen cautivas de guerra!
27
¿Por qué has huido secretamente, engañándome, en vez de advertirme, y te hubiera despedido yo jubilosamente con cantos, tímpanos y cítaras?
28
¡Sin dejarme siquiera abrazar a mis hijos y a mis hijas! Has obrado insensatamente.
29
Mi mano es lo suficientemente fuerte para hacerte mal, pero el Dios de tu padre me ha hablado la pasada noche, diciéndome: “Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, ni en bien ni en mal.”
30
Y si es que te vas porque anhelas irte a la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis dioses?”
31
Jacob respondió: “Es que temía, pensando que quizá me quitarías tus hijas.
32
Cuanto a lo de tus dioses, aquel a quien se los encuentres, que muera. En presencia de nuestros hermanos busca cuanto sea tuyo y tómalo.” Jacob no sabía que era Raquel la que los había robado.
33
Labán penetró en la tienda de Jacob, en la de Lía y en la de sus siervas, y no halló nada. Después de salir de la tienda de Lía, entró en la de Raquel;
34
pero Raquel había tomado los terafim y los había escondido en el palanquín del camello, sentándose encima. Labán rebuscó por toda la tienda, pero no halló nada.
35
Raquel le dijo: “No se irrite mi señor porque no pueda levantarme ante él, pues me hallo con lo que comúnmente tienen las mujeres.” Así fue cómo, después de buscar y rebuscar Labán en toda la tienda, no pudo hallar los terafim.
36
Jacob montó en cólera y reprochó a Labán, diciéndole: “¿Qué crimen es el mío? ¿Cuál es mi pecado para que así me persigas?
37
Después de buscar y rebuscar en todas mis cosas, ¿qué has hallado tuyo? Preséntalo aquí ante mis hermanos y los tuyos, y que juzguen ellos entre los dos.
38
He pasado en tu casa veinte años; tus ovejas y tus cabras no abortaron, y yo no me he comido los corderos de tus rebaños.
39
Lo destrozado no te lo llevaba, la pérdida iba a cuenta mía. Me reclamabas lo que me robaban de día y lo que me robaban de noche.
40
He vivido devorado por el calor del día y por el frío de la noche, y huía de mis ojos el sueño.
41
He llevado en tu casa veinte años; catorce te he servido por tus dos hijas, seis por tus ganados, y me has mudado diez veces el salario.
42
Si no hubiera sido por el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, y por el Terror de Isaac, ahora me hubieras dejado ir de vacío. Dios ha visto mi aflicción y el trabajo de mis manos, y ha juzgado la pasada noche.”
43
Respondióle Labán y dijo a Jacob: “Las hijas, hijas mías son; los hijos son hijos míos; el ganado es mío también, y cuanto ves es mío; a estas mis hijas y a los hijos que han parido, ¿qué les haría yo hoy?
44
Ven, pues, hagamos alianza tú y yo y que Dios sea testigo entre ti y mí.”
 
 
Pacto entre Labán y Jacob
   
45
Tomó, pues, Jacob una piedra y la alzó en monumento,
46
y dijo a sus hermanos que recogieran piedras y las reunieran en un montón, y comieron sobre él.
47
Le llamó Labán Jegar Saaduta, mientras que Jacob le llamó Yagar Galad.
48
Y dijo Labán: “Este montón es hoy testigo entre ti y mí.” Por eso le llamó Galad,
49
y también Masfa, por haber dicho Labán: “Que vele Yavé entre los dos cuando nos hayamos separado uno de otro.”
50

Si tú maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres además de ellas, no habrá hombre que pueda argüirte; pero mira que Dios es testigo entre ti y mí.”

51
Y añadió Labán: “He aquí el monumento y he aquí el testigo que he alzado entre ti y mí.
52
Este montón es testigo de que yo no lo pasaré yendo contra ti, ni tú lo pasarás para hacerme daño.
53
El Dios de Abraham, el Dios de Najor, juzgue entre nosotros.” Juró, pues, Jacob por el Terror de Isaac, su padre;
54
ofreció un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a comer. Comieron y pasaron la noche en el monte.
55
Al día siguiente se levantó Labán de mañana, besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo. Después se marchó para volverse a su lugar.
   
Capítulo 32
 
Temores de Jacob ante el encuentro con Esaú
   
1
Jacob prosiguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios.
2
Al verlos, dijo Jacob: “Este es el campamento de Dios”; y por eso llamó a aquel lugar Majanaim.
3
Envió Jacob ante sí mensajeros a Esaú, su hermano, a tierras de Seir, en los campos de Edom, mandándoles:
4
“Así habéis de decir a mi señor Esaú: He aquí lo que dice Jacob, tu siervo: He estado con Labán y he morado con él hasta ahora.
5
Tengo bueyes y asnos, ovejas, siervos y siervas, y quiero hacérselo saber a mi señor, para hallar gracia a sus ojos.”
6
Los mensajeros volvieron, diciendo a Jacob: “Hemos ido a ver a tu hermano Esaú, y viene él a tu encuentro con cuatrocientos hombres.”
7
Jacob se atemorizó grandemente y se angustió; dividió en dos partes a los que le acompañaban, los rebaños, los ganados y los camellos, diciéndose:
8
“Si encuentra Esaú una parte y la destroza, quizá pueda salvarse la otra”;
9
y dijo: “Dios de mi padre Abraham, Dios de mi padre Isaac, Yavé, que me dijiste: Vuelve a tu tierra, al lugar de tu nacimiento, que yo te favoreceré,
10
Muy poco soy para todas las gracias que a tu siervo has hecho, y toda la fidelidad que con él has tenido, pues pasé este río Jordán llevando sólo mi cayado, y vuelvo ahora con dos escuadras.
11
Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, pues le temo, no sea que venga a matarnos a todos, la madre con los hijos.
12
Tú me has dicho: Yo te favoreceré grandemente y haré tu descendencia como las arenas del mar, que por lo numerosas no pueden contarse.”
13
Pasó allí Jacob aquella noche, y de cuanto tenía tomó para hacer presentes a Esaú, su hermano: doscientas cabras y veinte machos;
14
doscientas ovejas y veinte carneros;
15
treinta camellas criando, con sus crías; cuarenta vacas y diez toros; veinte asnas y diez asnos,
16
y, poniendo en manos de sus siervos cada uno de los hatos separadamente, les dijo: “Id delante de mí, dejando un espacio entre hato y hato.”
17
Al primero le dio esta orden: “Si te encuentra Esaú, mi hermano, y te pregunta: ¿De quién eres, adonde vas y de quién es eso que llevas?,
18
le responderás: De tu siervo Jacob; es un presente que envía a mi señor, a Esaú, y él viene también detrás de nosotros.”
19
La misma orden dio al segundo y al tercero, y a todos cuantos llevaban el ganado, diciéndoles: “Así habéis de hablar a Esaú cuando le encontréis.
20
Le diréis: He aquí que tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.” Pues se decía: Le aplacaré con los presentes que van delante y luego le veré; quizá me acoja bien.
21
Los presentes pasaron delante de él, y él se quedó allí aquella noche en el campamento;
22
y levantándose todavía de noche y tomando a sus dos mujeres, a sus dos siervas y sus once hijos, les hizo pasar el vado de Jaboq.
23
Pasó también después cuanto tenía.
 
 

La Lucha con el Ángel

   
24
Quedóse Jacob solo, y hasta rayar la aurora estuvo luchando con él un hombre, el cual,
25
viendo que no le podía, le dio un golpe en la articulación del muslo, y se relajó el tendón del muslo de Jacob luchando con él.
26
El hombre dijo a Jacob: “Déjame ya que me vaya, que sale la aurora.” Pero Jacob respondió: “No te dejaré ir si no me bendices.”
27
El le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?” “Jacob,” contestó éste.
28
Y él le dijo: “No te llamarás ya en adelante Jacob, sino Israel, pues has luchado con Dios y con hombres y has vencido.”
29
Rogóle Jacob: “Dame, por favor, a conocer tu nombre”; pero él le contestó: “¿Para qué preguntas por mi nombre?”; y le bendijo allí.
30
Jacob llamó a aquel lugar Paniel, pues dijo: “He visto a Dios cara a cara y ha quedado a salvo mi vida.”
31
Salía el sol cuando pasó de Panuel, e iba cojeando del muslo.
32
Por eso los hijos de Israel no comen, todavía hoy, el tendón femoral de la articulación del muslo, por haber sido herido en él Jacob.
   
Capítulo 33
 
Reconciliación con Esaú
   
1
Alzó Jacob los ojos, y vio venir hacia él a Esaú con cuatrocientos hombres. Había repartido sus hijos entre Lía, Raquel y las dos siervas,
2
poniendo en cabeza a estas dos con sus hijos; después a Lía con los suyos, y en último lugar a Raquel con José.
3
El se puso delante de todos y se postró en tierra siete veces antes de llegar su hermano.
4
Esaú corrió a su encuentro, le abrazó, cayó sobre su cuello y le besó. Ambos lloraban.
5
Luego, alzando los ojos, vio Esaú a las mujeres y a los niños, y preguntó: “¿Quiénes son estos que traes contigo?” Jacob le contestó: “Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo.”
6
Aproximáronse las siervas con sus hijos y se postraron.
7
Luego se acercaron José y Raquel, y se postraron.
8
Esaú les preguntó: “¿Qué pretendes con todos estos hatos que he ido encontrando?” “Hallar gracia a los ojos de mi señor.”
9
Contestóle Esaú: “Tengo mucho, hermano mío; sea lo tuyo para ti.”
10
“No, te ruego -respondió Jacob-; si es que he hallado gracia a tus ojos, acepta de mi mano el presente, ya que he visto tu faz como si viera la de Dios, y me has acogido favorablemente,
11

Acepta, pues, el presente que te hago, pues Dios me ha favorecido y tengo de todo.” Tanto le instó, que aceptó Esaú.

12
Este le dijo: “Pongámonos en marcha; yo iré delante de ti.”
13
Jacob le respondió: “Bien ve mi señor que hay niños tiernos y que llevo ovejas y vacas que están criando, y si durante un día se les hiciera marchar apresuradamente, todo el ganado moriría.
14
Pase, pues, mi señor delante de su siervo, y yo seguiré lentamente al paso de los rebaños que llevo delante y al paso de los niños, hasta llegar a Seir, a mi señor.”
15
Dijo Esaú: “Dejaré, pues, detrás de mí una parte de la gente que llevo.” Pero Jacob respondió: “¿Y para qué eso, si hallo gracia a los ojos de mi señor?”
16
Volvióse, pues, a Seir Esaú aquel mismo día.
17
Jacob partió para Sucot, y se hizo allí una casa y apriscos para ganados; por eso se llamó Sucot aquel lugar.
18
Llegó Jacob en paz a la ciudad de Siquem, en tierra de Canaán, de vuelta de Padán Aram, y acampó frente a la ciudad.
19
Compró a los hijos de Jamor, padre de Siquem, el trozo de tierra donde había asentado sus tiendas por cien quesitas,
20
y alzó allí un altar, que llamó “El Elohe Israel” (El Dios de Israel)
   
Capítulo 34
 
Dina y los siquemitas
   
1
Salió Dina, la hija que había parido Lía a Jacob, para ver a las hijas de aquéllas tierras;
2
y, viéndola Siquem, hijo de Jamor, jorreo, príncipe de aquella tierra, la tomó, se acostó con ella y la violó.
3
De tal modo se prendó de Dina, la hija de Jacob, que la amó y le habló al corazón.
4
Y dijo Siquem a Jamor, su padre; “Tómame esa joven por mujer.”
5
Supo Jacob que Dina, su hija, había sido violada; pero, como sus hijos estaban en el campo con el ganado, se calló hasta su vuelta
6
Jamor, padre de Siquem, salió para hablar a Jacob.
7
Cuando de vuelta del campo lo oyeron los hijos de Jacob, se llenaron de ira y de furor por el ultraje hecho a Israel acostándose con la hija de Jacob, cosa que no debía hacerse.
8
Jamor les habló diciendo: “Siquem, mi hijo, está prendado de vuestra hija; dádsela, os ruego, por mujer;
9

haced alianza con nosotros; dadnos vuestras hijas y tomad las nuestras para vosotros, y habitad con nosotros.

10
La tierra estará a vuestra disposición para que habitéis en ella, la recorráis y tengáis propiedades en ella.”
11
Siquem, por su parte, dijo al padre y a los hermanos de Dina: “Halle yo gracia a vuestros ojos, y os daré lo que me pidáis.
12
Aumentad mucho la dote y las dádivas. Cuanto me digáis, os lo daré; pero dadme a la joven por mujer.”
13
Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre dolosamente por el estupro de Dina, su hermana, y le dijeron:
14
“No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un incircunciso, porque eso sería para nosotros una afrenta.
15
Sólo podríamos venir en ello con una condición: que seáis como nosotros y se circunciden todos vuestros varones.
16
Entonces os daríamos nuestras hijas y tomaríamos las vuestras, y habitaríamos juntos, y seríamos un solo pueblo;
17
pero, si no consentís en circuncidaros, tomaremos a nuestra hija y nos iremos.”
18
Estas palabras agradaron a Jamor y a Siquem, hijo de Jamor.
19
El joven no dio largas a la cosa, por lo enamorado que estaba de la hija de Jacob y por ser el de más respeto de la casa de su padre.
20
Fueron, pues, Jamor y Siquem, su hijo, a las puertas de la ciudad, y hablaron a los hombres de su ciudad, diciendo:
21
“Estos hombres son gente de paz en medio de nosotros; que se establezcan en esta tierra y la recorran; la tierra es a ambas manos espaciosa para ellos. Tomaremos por mujeres a sus hijas y les daremos a ellos las nuestras;
22
pero sólo consienten en habitar con nosotros y ser con nosotros un pueblo si se circuncida entre nosotros todo varón, como lo están ellos.
23
Sus ganados, sus bienes y todas sus bestias, ¿no serán así nuestros? Sólo falta que accedamos a su petición, y habitarán entre nosotros.”
24
Escucharon a Jamor y a Siquem cuantos salían por las puertas de la ciudad, y todo varón fue circuncidado.
25
Al tercer día, cuando estaban con los dolores, dos de los hijos de Jacob, hermanos de Dina, penetraron sin peligro en la ciudad, espada en mano, y mataron a todos los varones.
26
Pasaron a filo de espada a Jamor y a Siquem, su hijo, y, sacando a Dina de la casa de Siquem, salieron.
27
Los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad por haber sido deshonrada su hermana.
28
Lleváronse sus ovejas, sus bueyes, sus asnos, cuanto había en la ciudad y cuanto había en los campos.
29
Todos sus bienes, todos sus niños, todas sus mujeres, los cautivaron y se los llevaron, y robaron cuanto había en la ciudad.
30
Dijo Jacob a Simeón y Leví: “Habéis perturbado mi vida, haciéndome odioso a los habitantes de esta tierra, a cananeos y fereceos. Yo tengo poca gente. Ellos se reunirán contra mí y me matarán, destruyéndome a mí y a mi casa.”
31
Ellos le respondieron: “¿Y había de ser tratada nuestra hermana como una prostituta?”
   
Capítulo 35
 
Jacob en Bétel
   
1
Dijo Dios a Jacob: “Anda, sube a Bétel para habitar allí y alza allí un altar al Dios que se te apareció cuando huías de Esaú, tu hermano.”
2
Jacob dijo a su familia y a cuantos estaban con él: “Arrojad todos los dioses extraños que haya entre vosotros; purificaos y mudaos de ropas,
3
pues vamos a subir a Bétel y a alzar allí un altar al Dios que me oyó el día de mi angustia y me acompañó en el viaje que hice.”
4
Entregaron, pues, todos los dioses extraños que pudieron haber a mano, y los pendientes de sus orejas, a Jacob, que los enterró bajo la encina que hay en Siquem.
5
Partieron, y se extendió el terror de Dios por las ciudades del contorno, y no los persiguieron.
6
Llegó Jacob, y cuantos con él iban, a Luz, que es Bétel, en la tierra de Canán.
7
Alzó allí un altar y llamó a este lugar Bétel, porque allí se le apareció Dios cuando huía de su hermano.
8
Murió Débora, la nodriza de Rebeca, y fue enterrada por debajo de Bétel, bajo una encina, que se llamó la encina del llanto.
9
Apareciósele de nuevo Dios a Jacob, de vuelta de Padán Aram, y le bendijo,
10
diciendo: “Tu nombre es Jacob, pero no serás ya llamado Jacob; tu nombre será Israel”; y le llamó Israel.
11
Y le dijo: “Yo soy el El Sadday. Crece y multiplícate. De ti saldrá un pueblo, un conjunto de pueblos, y de tus lomos saldrán reyes.
12
La tierra que di a Abraham y a Isaac te la daré a ti y a tu descendencia después de ti.”
13
Y ascendió Dios del lugar donde le había hablado,
14
en el que levantó Jacob un monumento de piedras, y en él hizo una libación y derramó óleo sobre él,
15
dando el nombre de Bétel al lugar donde Dios le había hablado.
 
 

Muerte de Raquel y de Isaac

   
16

Partiéronse de Betel, y, cuando estaban todavía a un quibrat de camino para llegar a Efrata, parió Raquel, teniendo un parto muy difícil.

17
Entre las angustias del parto, le dijo la partera: “No temas, que también éste es hijo.”
18
Y al exhalar el alma, pues estaba moribunda, le llamó Benoni; pero su padre le llamó Benjamín.
19
Murió Raquel y fue sepultada en el camino de Efrata, que es Belén,
20
y alzó Jacob sobre la tumba de Raquel un monumento, que todavía subsiste.
21
Partióse Jacob y plantó sus tiendas más allá de Migdal Eder.
22
Durante su estancia en esta región vino Rubén y se acostó con Bala, la concubina de su padre, y lo supo Jacob. Los hijos de Jacob eran doce.
23
23Hijos de Lía: Rubén, el primogénito de Jacob; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón.
24
Hijos de Raquel: José y Benjamín.
25
Hijos de Bala, la sierva de Raquel: Dan y Neftalí.
26
Hijos de Zelfa, la sierva de Lía: Gad y Aser. Estos son los hijos que nacieron a Jacob en Padán-Aram.
27
Fue Jacob a donde estaba Isaac, su padre, a Mambré, a la ciudad de Arbé, que es Hebrón, donde habitaron Abraham e Isaac.
28
Vivió Isaac ciento ochenta años,
29
y murió y se reunió con su pueblo, anciano y lleno de días. Esaú y Jacob, sus hijos, le sepultaron.
   
Capítulo 36
 
Descendencia de Esaú
   
1
Esta es la descendencia de Esaú, que es Edom.
2
Esaú tomó sus mujeres de entre las hijas de Canán: a Ada, hija de Elón, jeteo; a Olibama, hija de Ana, hija de Sibeón, jeveo.
3
Además, a Basemat, hija de Ismael, hermana de Nebayot.
4

Ada le parió a Elifaz; Basemat, a Rauel,

5
y Olibama, a Jeús, Jalón y Coré. Estos son los hijos que le nacieron a Esaú en tierra de Canán.
6
Esaú tomó a sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y todas las gentes de su casa, sus ganados y todas sus bestias y todos los bienes que había adquirido en Canán, y se fue a una tierra lejos de Jacob, su hermano;
7
pues, siendo muchos los bienes de uno y otro, no podían habitar juntos, y la tierra en que se movían no les bastaba a causa de sus muchos ganados.
8
Esta es la descendencia de Esaú, padre de Edom, en el monte de Seir.
9
Estos son los nombres de los hijos de Esaú:
10
Elifaz, hijo de Ada, mujer de Esaú; Rauel, hijo de Basemat, mujer de Esaú.
11
Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gatam y Quenez.
12
Tamna fue concubina de Elifaz, hijo de Esaú, y le parió a Amalee. Estos son los hijos de Ada, mujer de Esaú.
13
Los hijos de Rauuel: Najat, Zaraj, Samma y Miza.
14
Estos son los hijos de Basemat, mujer de Esaú. Los hijos de Olibama, hija de Ana, hija de Sibeón, mujer de Esaú, fueron: Jeús, Jelón y Coré.
15
He aquí los jefes de tribu de los hijos de Esaú: Hijos de Elifaz, primogénito de Esaú, el jefe Temán, el jefe Omar, el jefe Sefó, el jefe Quenez,
16
el jefe Coré, el jefe Gatam, el jefe Amalec. Estos son los jefes de Elifaz en la tierra de Edom; son los hijos de Ada.
17

Hijos de Rauuel, hijo de Esaú: el jefe Najat, el jefe Zaraj, el jefe Samma y el jefe Miza. Estos son los jefes de Rauel en la tierra de Edom; éstos son los hijos de Basemat, mujer de Esaú.

18
Hijos de Olibama, mujer de Esaú: el jefe Jeús, el jefe Jelón y el jefe Coré. Estos son los jefes de Olibama, hija de Ana, mujer de Esaú.
19
Estos son los hijos de Esaú, éstos sus jefes; él es Edom.
20
Los hijos de Seir, el jorreo, que habitaban la región: Lotán, Sobal, Sabeón, Ana,
21
Disón, Eser, Disán. Estos son los jefes de los jorreos, hijos de Seir, en la tierra de Edom.
22
Los hijos de Lotán fueron: Jori y Hemán; y Tamma, hermana de Lotán.
23
Los hijos de Sobal: Alván, Manajat, Ebal, Sefó y Onam.
24
Los hijos de Sebeón: Aya y Ana. Este Ana es el que halló en el desierto los manantiales de agua caliente mientras apacentaba el ganado de Sebeón, su padre.
25
Los hijos de Ana: Disón y Olibama, hija de Ana.
26
Los hijos de Disón: Jemdam, Esebán, Jetrán y Casam.
27
Los hijos de Eser: Balam, Zaavam y Acam.
28
Los hijos de Disán: Us y Aram.
29
He aquí los jefes de los jorreos: el jefe Lotán, el jefe Sobal, el jefe Sebeón,
30
el jefe Ana, el jefe Disón, el jefe Eser, el jefe Disán. Estos son los jefes de los jorreos, cada uno de sus jefes en la tierra de Edom.
31
He aquí los reyes que han reinado en tierra de Edom antes que reinara un rey sobre los hijos de Israel:
32
Bela, hijo de Beor, reinó en Edom, y el nombre de su capital era Denaba.
33
Murió Bela y le sucedió Jobab, hijo de Zara, de Bosra.
34
Murió Jobab y le sucedió Jusam, de la tierra de Temán.
35
Murió Jusam y le sucedió Adad, hijo de Badad, que derrotó a Madián en los campos de Moab; el nombre de su ciudad era Avit.
36
Murió Adad y le sucedió Samla, de Masreca.
37
Murió Samla y le sucedió Saúl de Rejobot, junto al río.
38
Murió Saúl y le sucedió Baaljamán, hijo de Acbor.
39
Murió Baaljamán, hijo de Acbor, y le sucedió Hadar; el nombre de su capital era Pau, y el de su mujer, Metabel, hija de Matrad, hija de Mezaab.
40
Estos son los nombres de los jefes de Esaú, según sus tribus y territorios. El jefe de Timna, el jefe de Alva, el jefe de Jeter,
 
el jefe de Olibama, el jefe de Ela, el jefe de Finón,
42
el jefe de Quenez, el jefe de Temán, el jefe de Mabsar,
43
el jefe de Magdiel, el jefe de Iram. Estos son los jefes de Edom según sus moradas en la tierra que ocupan. Este es Esaú, padre de Edom.

 

C.R.Y&S

LA SAGRADA BIBLIA