LA 
                    JHISTORIA DE LOS PAPAS
                  CAPÍTULO DOS
                  SEGUNDA 
                    NEGACION DE CRISTO
                   
                    Siglo X - Primera Pornocracia Vaticana
                   
                  Benedicto IV 
                    900-903//León V 903//Sergio III 904-911//Anastasio III 911-913//Landón 
                    913-914//Juan X 914-928// León VI 928-929 //Esteban VII 929-931 
                    //Juan XI 931-935//León VII 936-939//Esteban VIII 939-942//Marino 
                    II 942-946 
                   
                  El siglo IX empezó con un delito contra el Cielo cometido por el obispo de 
                    los romanos. El día que el obispo romano liberó al mundo occidental 
                    cristiano de la obediencia al Rey de los Cielos y puso a todos 
                    los católicos de Europa bajo los pies del rey de los Francos, 
                    ese día fue un día de mucha tristeza en el Cielo. El Rey del 
                    Universo llamó a la guerra a sus ejércitos y les ordenó combatir 
                    la corona de los Francos. Destronada la dinastía carolingia, 
                    su fundador un mito para la leyenda, el mundo occidental cristiano 
                    fue liberado y puesto de nuevo bajo la obediencia de su legítimo 
                    Rey y Señor, Nuestro Amado Jesucristo. Pero al alba del nuevo 
                    siglo, en el año 900 de la Primera Era de Cristo, declarándole 
                    la guerra a la Sabiduría del Dios de la Eternidad el obispado 
                    romano volvió una vez más a rebelarse contra la Corona del 
                    Señor de las iglesias. No quiso Dios que este nuevo rey durase 
                    mucho, liberó a Italia de su obediencia y la castigó por su 
                    crimen llamando de todas las partes del mundo fuerzas que 
                    la invadieran y mediante el castigo aprendieran juicio. Los 
                    húngaros por el norte, los sarracenos por el sur, la anarquía 
                    en el interior. Pero el sucesor del papa rebelde no se arrepintió 
                    de su delito. Benedicto Benedicto Benedicto Benedicto se alzó 
                    la sotana y le mostró el trasero a todos los reyes del mundo 
                    vendiéndoles su culo a cambio de ayuda. Asqueados todos del 
                    comportamiento de aquella escuela de criminales nadie movió 
                    un dedo y los italianos murieron por miles sacrificados a 
                    la locura de sus obispos. Así comenzó el nuevo siglo.  
                    
                  Sobre el próximo santo padre está escrito:  
                  -León V (903-903) Aquel fue un periodo de decadencia moral y corrupción total. 
                    El pobre León no supo estar a la altura de los tiempos, se 
                    arrojó al barro con todos y participó con todos de la libertad 
                    que procede de los más bajos instintos.  
                  En realidad los italianos tapan la ofensa al Cielo diciendo que fue un hombre 
                    débil y sin voluntad firme, que es una manera de no atraer 
                    sobre ellos la cólera del omnipotente obispo romano. Como 
                    los hechos cantan y acaban destapando la cloaca de los acontecimientos, 
                    los olores fétidos no mienten cuando dicen que el cardenal 
                    Cristóbal asqueado de la moral basura del papa regente lo 
                    cogió del cuello y lo encerró en un monasterio, donde murió, 
                    no se sabe si porque entró muerto o porque el monasterio del 
                    que se habla es una cajita de pino con las insignias pontificales. 
                    Ni tampoco se dice si lo quitó de en medio para ser él el 
                    próximo rey. El caso es que la maldición del papado era ya 
                    un hecho. El nuevo rey de las cloacas romanas no duró ni un 
                    año. Así que no sería el celo por Dios el que le arrastró 
                    a rebelarse contra el papa su señor.  
                  Ni tampoco el celo por el Señor fue la fuerza que animó a su sucesor a coger 
                    al asesino del pobre León V por el cuello y enviarlo a las 
                    mazmorras. Sergio III, el primero de los papas putos, había 
                    sido papa anteriormente pero fue depuesto porque, al parecer, 
                    su maravillosa vida corrupta y miserable había puesto el listín 
                    un poco demasiado alto incluso para el gusto de los reyes 
                    de la corrupción. La cosa es que aprovechando la confusión 
                    que en las corrientes de la basura vaticana existía Sergio 
                    Sergio Sergio, el amante de la Gran Sacerdotisa Marozia, logró 
                    entrar en Roma y acabar con sus enemigos, fundando de esta 
                    manera su trono divino, infalible y todopoderoso, sobre la 
                    corrupción y el crimen, tirando el honor y la gloria de Jesucristo 
                    entre las piernas de la Gran Puta Marozia, su amante y madre 
                    de sus hijos. Un gran Santo Padre, ejemplo de virtudes y fe 
                    para todos los cristianos de la Tierra y del Cielo. Amén. 
                     
                  Sergio tres veces Sergio fue uno de los criminales que celebraron la misa 
                    negra durante la que el papa Formoso fue juzgado en cadáver. 
                    Era lógico que el satanismo fuera su lema y la prostitución 
                    sagrada su religión. Su primer decreto eterno fue volver a 
                    mandar al infierno a todos los que rehabilitaron la memoria 
                    de Formoso, acto que nos da cuenta del espíritu del papado 
                    de la época. Para rematar la leyenda, digamos que la Gran 
                    Puta Marozia, su Sacerdotisa Pontificia, fue la Gran Zorra 
                    de su harén, pero no la única ni mucho menos, al Puto todas 
                    las putas de Roma.  
                  Fuera de escena nuestro buen y santo Padre Sergio Sergio Sergio por la voracidad 
                    de la Viuda Negra Romana, el próximo Papa Puto fue un tal 
                    Anastasio al cubo. Este Puto Sagrado le duró en la cama a 
                    la Zorra apenas unos polvos mal echados. La reina Porno de 
                    Roma lo mandó al infierno a recibir cursos sobre cómo se folla 
                    a una sierva de la Muerte.  
                  Despedido, tomó el relevo un tipejo oscuro sobre el que la Ramera Romana había 
                    oído decir que tenía una gran polla. Lando se portó como un 
                    Puto Sagrado, pero el hambre de su Señora era insaciable y 
                    al final de los dos años y algo los ángeles del infierno le 
                    pasaron la factura.  
                  Juan diez veces Juan cogió el relevo en el trono del Santo Padre Romano. Se 
                    decía que era el padre putativo de la Ramera Romana. El caso 
                    es que a los diez años la Gran Sacerdotisa Romana se cansó 
                    del Juan diez veces Juan, fuera su padre o no, y mandó que 
                    se lo cepillaran. Cosa que hicieron sin tardar, demostrándose 
                    así que en el infierno el fuego que devora a sus habitantes 
                    no tiene parentesco ni respeta cuestiones de sangre.  
                    
                  Y a un Papa Puto le sucedió un Papa Putón. Lo llamaban León seis veces León, 
                    un macho como dios manda para la reina de las zorras. A la 
                    hora de la verdad la reina Papisa se comió al León en unos 
                    meses cortos. Marozia, la Divina Puta, Ama y Señora del Papado 
                    tenía un coño insondable en su profundidad y vasto en su insaciabilidad. 
                    En alguna cueva oscura del laberinto entre sus piernas fue 
                    hallado ahogado el León seis veces León, un gatito a la hora 
                    de la jodienda.  
                  El próximo candidato a dios entre las piernas de la Puta Divina del Vaticano 
                    se llamó a sí mismo Esteban siete veces Esteban. Un nombre 
                    que prometía mucho. Y no parece que le fuera mal, porque logró 
                    tener contenta a la Gran Ramera Romana durante tres años. 
                    ¡Un Hurra para el campeón de los Cardenales romanos, cuya 
                    cabeza, transformada en falo, supo mantener a la vista de 
                    todos el tipo!  
                  El fin de la Primera Pornocracia del Vaticano, porque no sería la última película 
                    porno pontificia, vino de la forma más inesperada, como en 
                    esas películas del Tarantino en la que el epílogo es el prólogo 
                    y la trama es un rompecabezas compuesto de sueños explícitos. 
                    Lo cuento:  
                  La Gran Puta Marozia, la Diosa Romana, parió un hijo de puta. Normal. Lo que 
                    no era normal a los ojos de Dios era que un hijo de puta se 
                    declarase sucesor de San pPedro con el nombre de Juan once 
                    veces la puta que lo parió. Obviamente los hombres del Vaticano 
                    dirán que toda esta historia es mentira, que jamás existieron 
                    estos papados. No hay que ser muy listos para comprender que 
                    usan el mismo argumento que aquél que para llevarse al infierno 
                    a mientras más mejor dice que el Diablo no existe. El caso 
                    es que el Papa, de nombre desgraciado Juan once veces hijo 
                    de puta, tenía un hermano. Este hermano se llamaba Alberico 
                    y era hijo del primer marido de la Divina Zorra, madre del 
                    papa. Porque si Virgen Divina fue la Madre de Cristo el papa 
                    Juan para compararse al Rey del Cielo quiso nacer de una Divina 
                    Puta. Tan Divina era la Zorra que mató a su primer marido. 
                    Cosas de la precocidad. En Roma todo el mundo sabía que la 
                    Divina Puta se acostaba con su divino hijo el papa Juan once 
                    veces hijo de puta. Aprovechando esta tormenta de asco que 
                    sacudió por fin las entrañas de una ciudad en la que comer 
                    mierda era lo natural, el joven Alberico se levantó contra 
                    la Puta de su Madre y el cabrón de su hermano el Papa y al 
                    uno lo mató y a la otra le mandó que se muriera cuanto antes. 
                    Treinta añitos tenía el pobrecito Juan cuando lo mataron. 
                    ¡Qué culpa tenía él de haber sido su madre una Puta!  
                    
                  Ahora bien, Alberico no quería ser papa. Así que puso papa. Lo llamó León 
                    siete veces León. Y quedaron en repartirse la gloria, para 
                    uno el gobierno civil de Roma y para el otro el gobierno de 
                    las almas romanas. Pero el papado era una enfermedad mental 
                    que en cuanto se cogía volvía loco y la palabra dada antes 
                    de ser coronado valía menos que los cuernos del diablo en 
                    una subasta del paraíso. A la vuelta de los dos o tres años 
                    Alberico tuvo que mandar a su jhermanito 
                    al infierno. Quitó papa y puso papa. Era Alberico el hijo 
                    de una Puta, y sin embargo ese hijo de puta le elegía sucesor 
                    a San Pedro. Pero seguían siendo bienaventurados los pontífices 
                    romanos de acuerdo a Dictatus Papae (ver la tesis 23). Entonces, 
                    con la gracia y bienaventuranza de su dios, el Conde Alberico, 
                    señor de Roma, hizo Papa al próximo infortunado, un tal Esteban 
                    a quien Esteban simplemente le parecía muy corto y se dio 
                    a sí mismo el título de Esteban Esteban Esteban Esteban Esteban...ocho 
                    veces Esteban. Otro santo padre que le salió rana al dios 
                    Alberico y al tercer canto del gallo lo despidió del oficio. 
                     
                  Le sucedió un tal Marino. La lección aprendida de memoria Marino hizo la voluntad 
                    de su dios a rajatabla y en recompensa el dios de los romanos 
                    le concedió un año de vida más que a sus predecesores santísimos. 
                    Y la historia acaba, como dije antes, inesperadamente, cuando 
                    el dios romano coronó papa a su propio hijo. En el año 895 
                    el nieto de la misma Puta que sentara a su hijo en la Sucesión 
                    de San Pedro, se sentó en el mismo sillón con el nombre de 
                    Juan muchas veces Juan. Papa del que siendo su abuela una 
                    Puta no se podía esperar que fuese un santo. Lo cual no quiere 
                    decir que no fuera un santo padre, al menos así figura en 
                    la lista de los padres santos. 
                   
                     
                    
              
                  