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           TERCERA PARTECREACION DE LA ESCALERA DE 
            LOS ELEMENTOS NATURALES CAPÍTULO 12
            
            SOBRE LAS TINIEBLAS
            
             
                  
             95. El Texto bíblico no miente. En el Cuarto Día del 
            Génesis se nos dice que Dios creó las estrellas para separar la 
            Luz de las Tinieblas. Cito: “Y así fue. Hizo Dios los dos grandes 
            luminares, el mayor para presidir el día, y el menor para presidir 
            la noche, y las estrellas; y los puso en el firmamento de los cielos 
            para alumbrar la tierra y presidir el día y la noche, y separar 
            la Luz de las Tinieblas”. ¿Quién no ha leído alguna vez este texto?: 
            “Creó Dios las estrellas y las puso en el Firmamento de los Cielos 
            para separar la Luz de las Tinieblas”. El Autor del Génesis primero 
            nos dice que Dios creó la Luz y enseguida nos declara que una vez 
            creada la Luz la separó de las Tinieblas.
            
           
             
           96. Bueno, las opciones que se nos ofrece son las que 
            son y no admiten vueltas. Dios creó la Luz, luego la separó de las 
            Tinieblas, y creó las estrellas para separar la Luz de las Tinieblas. 
            La cuestión es qué pasaría ahora si donde Moisés escribió Luz nosotros 
            ponemos el Manto de Hielo cuya creación hemos seguido. ¿Empieza 
            a calentarse el ambiente? Qué tal si cogemos lápiz y papel y tiramos 
            líneas. Trazamos una circunferencia en una esquina del papel y la 
            llamamos Tierra. En el lado contrario trazamos otro círculo y lo 
            llamamos Tinieblas. Ahora trazamos en medio un muro de separación 
            entre Tierra y Tinieblas, que llamaremos Estrellas. Es la imagen 
            que nos sale poniendo Tierra donde Moisés puso Luz. Y, de hecho, 
            si miramos al cielo vemos que los Cielos hacen de muro de separación 
            entre la Tierra y el cosmos exterior.
            
           
             
           97. Conclusión: Si Dios creó la Luz y la separó de las 
            Tinieblas es que la Tierra se encontraba en ese momento en esa región 
            de la que las estrellas la separan actualmente. O lo que es igual, 
            antes de crear la Luz: la Tierra se encontraba en medio de las Tinieblas.
            
           
             
           98. Comprendo que esta sencilla forma de fabricar lógica 
            le parezca al lector un arte siniestro de complicar aún más las 
            cosas. Lo cierto es que por más que quiero no encuentro la complicación 
            y tal vez por esto me lanzo a la recreación de los acontecimientos geohistóricos sin pensar en la opinión 
            de los siglos. A la hora de la verdad, que es la que aquí nos interesa, 
            el problema es dónde, en qué región del espacio exterior se encuentran 
            esas Tinieblas que cubrían la faz del Abismo cuando Dios dijo: Haya 
            luz.
            
           
             
           99. La Revelación se limita a informarnos sobre la distancia 
            astronómica que Dios puso entre las Tinieblas y la Luz. No da números 
            ni coordenadas intergalácticas. Nos dice que Dios creó la Tierra 
            y entre la Tierra y su región de Origen puso por medio los Cielos. 
            Traducción maravillosa y revolucionaria que nos deja clavados en 
            el asiento y nos sitúa justo donde nos quería ver nuestro Creador: 
            En medio de las Tinieblas y mirando a los Cielos. Así que ¿de qué 
            nos vale tener los pies sobre la tierra si al final el que tiene 
            la cabeza en las nubes es el que mejor ve las cosas?
            
           
             
           100. Una cuestión extra viene al caso. ¿Creó Dios las 
            estrellas para separar la Tierra de su región de Origen sin más 
            causa que dibujar en la bóveda del firmamento el zodiaco? ¿O le 
            dio a los Cielos dimensiones galácticas por alguna otra razón? La 
            respuesta positiva implica la afirmación de un imposible histórico, 
            ni más ni menos que un hombre de hace tres mil quinientos años hubiera 
            comprendido, sin haber observado jamás el cosmos, que nuestro Universo 
            es una Galaxia en el corazón de un océano de galaxias en movimiento, 
            razón por la que le dio Dios a nuestros Cielos sus actuales dimensiones 
            astronómicas.
            
           
             
           
             
           
             
              
                
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