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CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 

 
 

ANTIGUO TESTAMENTO

LA SAGRADA BIBLIA

NUEVO TESTAMENTO

Profeta

MIQUEAS

 
PRIMERA PARTE
 
JUICIO DE DIOS SOBRE ISRAEL Y JUDÁ
1
 
Contra Israel y Judá
 
1
Palabra de Yavé, que fue dirigida a Miqueas, de Morasti, en los días de Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, lo que vio sobre Samaría y sobre Jerusalén:
2
¡Escuchad, pueblos todos! ¡Atiende tú, tierra y cuanto en ella se contiene! Que el Señor, Yavé, va a litigar con vosotros; el Señor, desde su santo templo.
3
Pues he aquí que Yavé va a salir de su lugar, va a descender para caminar sobre las cumbres de la tierra,
4
y bajo él se fundirán los montes y se hendirán los valles, como al fuego se derrite la cera, como aguas que se precipitan por un despeñadero.
5
Todo por la prevaricación de Jacob, todo por los pecados de la casa de Israel. ¿Cuál es la prevaricación de Jacob? ¿Acaso no es Samaria? ¿Y cuáles los excelsos de Judá? ¿Acaso no es Jerusalén?
6
Pues yo convertiré a Samaria en majano campestre, en plantaciones de viñas, y arrojaré sus piedras en el valle, y pondré al desnudo sus cimientos.
7
Y todas sus esculturas serán abatidas, y todos sus salarios serán abrasados por el fuego, todos sus ídolos serán arruinados, porque son mercedes de prostitución, y en salario de prostitución se convertirán.
8
Por eso yo gimo y me lamento, y voy descalzo y desnudo, y aúllo como chacal, y gimo como avestruz.
9
Porque su desastre es irremediable y ha invadido a Judá, llegando hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.
10
No vayáis a pregonarlo en Gat ni a llorarlo en Acco. Revolveos en el polvo en Bet-le-Afrá.
11
Os han traicionado los de Safir, las ciudades de la vergüenza. No salieron a campaña los habitantes de Saanán; la casa vecina os traicionó, os negó su apoyo.
12
Los habitantes de Marot esperan sacar bien, porque ha descendido de Yavé el mal a las puertas de Jerusalén.
13
Uncid al carro los corceles, habitantes de Lakis. Es el comienzo del castigo para la hija de Sión, pues en ti se han hallado las prevaricaciones de Israel.
14
Por eso habrás de aportar la dote de Moreset-Gat; las casas de Akzib serán un engaño para los reyes de Israel.
15
Aún os traeré un poseedor, moradores de Maresá, y la gloria de Israel emigrará a Elam.
16
Mutílate y ráete por los hijos queridos, ensancha tu calvicie como la del buitre, porque fueron deportados lejos de ti.

 

2
 
Los ricos
 
1
Ay de los que en sus lechos maquinan la iniquidad para ejecutarla al amanecer, porque tienen en sus manos el poder!
2
Codician campos, y los roban; casas, y se apoderan de ellas; y hacen violencia al dueño y a su casa, al hombre y a su heredad.
3
Por tanto, así dice Yavé: He aquí que yo estoy maquinando contra esta estirpe un mal del que no podréis librar vuestros cuellos, y no andaréis ya erguidos, porque es el tiempo de la desventura.
4
En aquel día se compondrá una sátira sobre vosotros y se cantará una elegía, diciendo: “Hemos sido destruidos por completo. ¡Se ha mudado la suerte de mi pueblo! ¡Cómo arrebata para no devolver y reparte nuestros campos!
5
Ya no tendrás quien por suertes distribuya lotes en la comunidad de Yavé.
6
¡No vaticinéis! ¡No vaticinen respecto de esto! ¡El oprobio no nos alcanzará!
7
No se dice la casa de Jacob: “¿Se ha acortado la paciencia de Yavé? ¿Dónde están sus obras?” ¿Mis palabras no están plenas de bondad para los que caminan en rectitud?
8
Pero vosotros ayudáis al enemigo contra mi pueblo. Delante de Salmanasar arrebatáis el botín de guerra a los que confiados van su camino.
9
Arrojáis a las mujeres de mi pueblo de su querido hogar y arrebatáis para siempre de sus hijos mi gloria.
10
Levantaos y echad a andar, que no es tiempo de holganza. Por su inmundicia será atormentado con horrible tormento.
11
No profetiza falsamente el hombre inspirado. Yo te profetizo el vino y la bebida embriagadora de que rebosa este pueblo.
12
Yo te reuniré, Jacob, todo entero; yo reuniré los restos de Israel, yo los congregaré corno ovejas en el aprisco, corno rebaño en medio del pastizal, y, llenos de espanto, huirán ante el desastre.
13
Irá delante de ellos el que rompe la marcha; irrumpirán y traspasarán la puerta y saldrán por ella, y delante de ellos marchará su rey, y a su cabeza Yavé.

 

3
 
Los Falsos Profetas
 
1
Yo digo: Oíd, caudillos de Jacob y jueces de la casa de Israel: ¿No os toca a vosotros conocer el derecho?
2
Aborrecedores del bien y amadores del mal, arrancan la piel de sobre ellos y la carne de sobre sus huesos,
3
y luego de haberse comido la carne de mi pueblo y de haberle arrancado la piel, y haberle roto los huesos, y haberle descuartizado como carne para la olla o carne para el caldero,
4
entonces clamarán a Yavé, pero no les oirá, pues les ocultará su rostro en aquel tiempo porque obraron perversamente.
5
Así habla Yavé contra los profetas que descarrían a mi pueblo, que muerden con sus dientes mientras claman: “Paz”, y al que no les pone algo en la boca, le declaran la guerra santa.
6
Por eso la visión se os hará noche, y la adivinación tinieblas, y se pondrá para los profetas el sol, y el día se les oscurecerá.
7
Los videntes serán avergonzados, y confundidos los adivinos, y se cubrirán todos la barba, pues Dios no dará ya respuesta.
8
Yo, empero, estoy lleno de la fuerza del espíritu de Yavé y de juicio y fortaleza para denunciar a Jacob sus prevaricaciones y a Israel sus pecados.
9
Oíd, pues, cabezas de la casa de Jacob y jueces de la casa de Israel, que aborrecéis el derecho y torcéis todo lo recto;
10
que edificáis a Sión con sangre y a Jerusalén con iniquidad
11
Sus cabezas sentencian por cohecho, sus sacerdotes enseñan por salario, sus profetas adivinan por dinero y se apoyan sobre Yavé, diciendo: “¿No está entre nosotros Yavé? ¡No nos sobrevendrá la desventura!”
12
Por eso, por vosotros será Sión arada como un campo, y Jerusalén se convertirá en ruinas, y el monte del templo será un breñal.

 

 
SEGUNDA PARTE
 
VATICINIOS DE SALUD
4
 
Promesa de restauración y de paz
 
1
Y sucederá al fin de los días que el monte de la casa de Yavé se asentará a la cabeza de los montes, se elevará sobre los collados, y los pueblos correrán a él,
2
y vendrán numerosas naciones, diciendo: Venid, subamos al monte de Yavé, a la casa del Dios de Jacob, que nos enseñe sus caminos para que marchemos por sus sendas, pues de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén la palabra de Yavé.
3
Y juzgará a muchos pueblos y ejercerá la justicia hasta muy lejos con poderosas naciones, que de sus espadas harán azadas, y de sus lanzas hoces; no alzará espada gente contra gente ni se adiestrarán ya para la guerra.
4
Sentaráse cada uno bajo su parra y bajo su higuera, y nadie los aterrorizará, porque lo dice la boca de Yavé de los ejércitos.
5
Porque todos los pueblos marchan cada uno en el nombre de sus dioses, pero nosotros marcharemos siempre en el nombre de Yavé, nuestro Dios por siempre jamás.
6
En aquel día — dice Yavé — yo recogeré a la coja y traeré a la descarriada, a la que yo castigué;
7
y de la coja yo haré un resto y de la descarriada haré un pueblo poderoso, y Yavé reinará sobre ellos en el monte de Sión desde ahora para siempre.
8
Y tú, torre del rebaño, colina de la hija de Sión, volverá a ti tu antiguo poderío y la realeza que es propia de la hija de Sión.
9
¿Por qué, pues, tantos clamores? ¿No hay rey en ti o te falta tu consejero, que te dueles como mujer en parto?
10
Duélete y gime, hija de Sión, como mujer en parto, porque vas a salir ahora de la ciudad y morarás en los campos, y llegarás hasta Babilonia, pero allí serás librada, allí te redimirá Yavé del poder de tus enemigos.
11
Ahora se han juntado contra ti muchas gentes y dicen: Que sea profanada y logren verlo nuestros ojos en Sión.
12
Pero no conocen los pensamientos de Yavé, no penetran sus designios. El los ha juntado cual gavillas en la era.
13
Álzate y trilla, hija de Sión, que haré yo tu cuerno cuerno de hierro, y tus pezuñas, pezuñas de bronce, y aplastarás a muchos pueblos, y consagrarás a Yavé sus despojos, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

 

5
 
El rey pacífico
 
1
Ahora rodéate de muros, Bet-Gader. Nos cercan, hieren con la clava las mandíbulas las tribus de Israel
2
Pero tú, Belén de Efratá, pequeño entre los clanes de Judá, de ti me saldrá quien señoreará en Israel, cuyos orígenes serán de antiguo, de días de muy remota antigüedad.
3
Por eso los entregará hasta el tiempo en que la que ha de parir parirá, y el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.
4
Y se afirmará y apacentará con la fortaleza de Yavé y con la majestad del nombre de Yavé, su Dios, y morarán tranquilamente, porque entonces será grande hasta los confines de la tierra.
5
Y así será la paz: cuando invada Asur nuestra tierra para hollar nuestros palacios, suscitaremos contra él siete pastores y ocho príncipes,
6
y regirán la tierra de Asur con la espada, la tierra de Nemrod con la espada desnuda. El nos librará de Asur cuando venga contra nuestra tierra para hollar nuestras fronteras.
7
Y el resto de Jacob será en medio de numerosos pueblos como rocío de Yavé, como lluvia sobre la hierba, que no tiene que esperar de nadie ni necesita nada de los hijos de los hombres.
8
Será el resto de Jacob entre las naciones, en medio de numerosos pueblos, como león en medio de las bestias de la selva, como cachorro de león en medio de rebaño de ovejas, que pasa, pisa y desgarra la presa, sin que haya quien se la arranque.
9
Se alzará tu mano sobre tus enemigos, y todos tus contrarios serán exterminados.
10
Y sucederá en aquel día — oráculo de Yavé — que quitaré de en medio de ti tus caballos, y destruiré tus carros,
11
y abatiré las ciudades de tu tierra, y arrasaré todas tus fortalezas.
12
Y te quitaré de las manos tus hechicerías y no habrá más agüeros en ti.
13
Y destruiré tus esculturas y tus cipos de en medio de ti, y nunca más te prosternarás ante la obra de tus manos.
14
Y arrancaré de en medio de ti tus aseras, y destruiré tus ciudades,
15
y haré con ira y furor venganza en las gentes que no quisieron escuchar.

 

 
TERCERA PARTE
 
REPRENSIÓN DEL PUEBLO Y ESPERANZA DE SALUD
6
 
Querella de Yavé contra Israel y Jerusalén
 
1
Oíd, pues, lo que dice Yavé: ¡Levántate, queréllate contra los montes y que oigan tu voz los collados!
2
¡Oíd, montes, la querella de Yavé; prestad oído, cimientos de la tierra! Porque tiene Yavé querella con su pueblo y va a altercar con Israel.
3
¿Qué te he hecho yo, pueblo mío? ¿En qué te he molestado? ¡Respóndeme!
4
Porque yo fui quien te hizo subir de la tierra de Egipto, te redimí de la casa de la servidumbre y mandé a tu frente a Moisés, Aarón y María.
5
Acuérdate, pueblo mío, de qué pedí a Balac, rey de Moab, y qué le respondió Balaam, hijo de Beor, desde Sitim hasta Guilgal, para que reconozcas las justicias de Yavé.
6
¿Con qué me presentaré yo ante Yavé y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Vendré a El con holocaustos, con becerros primales?
7
¿Se agradará Yavé de los miles de carneros y de las miríadas de arroyos de aceite? ¿Daré mis primogénitos por mis prevaricaciones, y el fruto de mis entrañas por los pecados de mi alma?
8
¡Oh hombre!, bien te ha sido declarado lo que es bueno y lo que de ti pide Yavé: hacer justicia, amar el bien y caminar en la presencia de tu Dios.
9
La voz de Yavé interpela a la ciudad (sabiduría es temer tu nombre): Oye, tribu; oye, asamblea de la ciudad:
10
¿Voy a perder de vista la casa del impío, los tesoros de iniquidad y el detestable efá escaso?
11
¿Voy a perdonar a pesar de las balanzas falsas y de las bolsas de pesas fraudulentas?
12
Por haberse llenado sus ricachos de violencias y haber hablado falsamente a sus habitantes, llevando en su boca una lengua mendaz,
13
por eso me he puesto yo también a herirte y a devastarte a causa de tus pecados.
14
Comerás y no te saciarás, y el hambre te roerá las entrañas; apartarás, pero no lo librarás, y lo que librares, yo lo daré a la espada.
15
Sembrarás y no cosecharás; pisarás la aceituna, pero no te ungirás con su óleo; el mosto, pero no beberás su vino,
16
Has guardado los mandatos de Ómrí y todas las obras de la casa de Acab, y has andado según sus consejos para que yo te entregue a la devastación y dé tus habitantes al escarnio. Llevaréis, pues, sobre vosotros el oprobio de mi pueblo.

 

7
 
1
¡Ay de mí, que he venido a ser como quien hace la recolección en otoño, como quien hace rebusco tras la vendimia! No hay un racimo para comer, anhelando mi alma los primeros frutos.
2
Han desaparecido de la tierra los piadosos, no hay ninguno recto entre los hombres; todos acechan la sangre, unos a otros se tienden la red.
3
Sus manos están prontas a hacer diestramente el mal; el príncipe reclama, el juez sentencia por cohecho, y el grande sentencia a su capricho,
4
y han pisado a los buenos como a rama de zarza que sale derecha del seto. Es el día anunciado por tus atalayas, viene tu castigo, llega ahora su confusión.
5
No os fiéis del compañero ni confiéis en el amigo; de la que se acuesta en tu seno guarda las confidencias de tu boca.
6
Porque el hijo afrenta al padre, la hija se alza contra la madre, la nuera contra la suegra, y los enemigos son sus mismos domésticos.
 
 
Esperanza de restauración
 
7
Mas yo dirigiré mis miradas a Yavé y esperaré en el Dios de mi salvación, y me escuchará mi Dios.
8
¡No te regocijes de mí, enemiga mía!, pues si caí, me levantaré, y si moro en tinieblas, Yavé será mi luz.
9
Habré de soportar la ira de Yavé, porque pequé contra El, hasta que juzgue mi causa y me haga justicia.
10
Lo verá mi enemiga, se cubrirá de vergüenza, ella que me decía: ¿Dónde está Yavé, tu Dios? Mis ojos lo habrán de ver. Ahora será pisoteada como el fango de las calles.
11
Es el día de la reconstrucción de tus muros! ¡Es el día en que se alejarán tus fronteras!
12
En ese día se llegará a ti desde Asiria a Egipto, y desde Egipto hasta el río, del uno al otro mar, del uno al otro monte,
13
y la tierra será devastada a causa de sus habitantes, por sus obras.
14
Apacienta con tu cayado a tu pueblo, el rebaño de tu heredad, que habita aislado en la selva, en medio del Carmelo; que se apacientan en Basán y Galaad como en tiempos pasados.
15
Como en los días de tu éxodo de Egipto, le haré ver prodigios.
16
Lo verán las gentes y se avergonzarán de toda su prepotencia; pondrán la mano sobre su boca y ensordecerán sus oídos
17
Lamerán el polvo como la serpiente; como los reptiles de la tierra, saldrán espantados de sus escondrijos, y despavoridos, se volverán a Yavé, nuestro Dios, y se sobrecogerán de temor ante ti.
18
¿Qué Dios hay como tú, que perdonas la maldad y pasas por alto el pecado del resto de tu heredad? No persiste por siempre en su enojo, porque gusta de la piedad.
19
Volverá a compadecerse de nosotros, conculcará nuestras iniquidades y arrojará a lo hondo del mar nuestros pecados.
20
Serás fiel a Jacob y propicio a Abraham, como a nuestros padres juraste desde tiempos antiguos.


 

C.R.Y&S