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CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 
 

LA SAGRADA BIBLIA - ANTIGUO TESTAMENTO

JEREMIAS

 

QUINTA PARTE
VATICINIOS SOBRE LAS NACIONES
Capítulo 46
 
Contra Egipto
 
1
Palabra de Yavé a Jeremías contra las gentes.
2
Acerca de Egipto: Contra el ejército del faraón Necao, rey de Egipto, que estaba en Carquemis, junto al río Eufrates, al que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cuarto año de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá.
3
Preparad escudo y broquel, avanzad hacia el combate, aparejad los caballos.
4
A montar, caballeros; formad, el casco en la cabeza; bruñid las lanzas, ceñid la loriga.
5
¿Qué veo? Están consternados, vuelven la espalda. Batidos los más valientes, han huido por completo, sin volverse. Terror por doquier, oráculo de Yavé.
6
No escapará el más veloz, no escapará el más aguerrido. Al norte, a orillas del Eufrates, resbalaron y cayeron.
7
¿Quién es ese que sube como el Nilo, cuyas aguas rugen como torrentes?
8
Es Egipto, que sube como el Nilo, cuyas aguas rugen como torrentes, que dice: Subiré e inundaré la tierra, devastaré las ciudades con sus moradores.
9
¡Adelante la caballería, avancen furiosos los carros, salgan los héroes! ¡Etíopes y libios, el escudo al brazo; lidios, los que tensan el arco!
10
Ese día es el día del Señor, Yavé de los ejércitos, día de venganza contra sus enemigos. La espada devorará, se hartará, se embriagará de su sangre. Día de sacrificio al Señor, Yavé de los ejércitos, en tierras del norte, junto al río Eufrates,
11
¡Sube a Galaad en busca de bálsamo, virgen hija de Egipto! En vano multiplicarás los remedios, no hay cura para ti.
12
Oyeron las gentes tu ignominia, y tus alaridos llenaron la tierra. Tropezó el héroe con el héroe, y ambos juntamente cayeron.
13
Palabra que dijo Yavé a Jeremías, profeta, sobre la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para batir al país de Egipto:
14
Anunciadlo en Egipto, pregonadlo en Migdol, proclamadlo en Menfis y en Tafnis, decid: ¡Arriba! ¡Preparaos!, porque la espada va a devorar en tu alrededor.
15
¿Cómo ha huido Apis, tu toro? No ha aguantado, porque Yavé lo derribó.
16
Muchos han tropezado y aun han caído; dícense unos a otros: ¡Arriba!, volvámonos a nuestros pueblos, a la tierra en que nacimos, ante la espada destructora.
17
Llamad al faraón, rey de Egipto, “Ruido a destiempo”. Vivo yo, dice el rey;
18
Yavé de los ejércitos es su nombre. Como el Tabor entre los montes y el Carmelo junto al mar vendrá.
19
Lía el hato del cautiverio, moradora hija de Egipto, pues Menfis se convertirá en un desierto, devastada, sin habitantes.
20
Es Egipto una herniosa novilla; del norte ha venido el tábano a picarla,
21
Sus mercenarios en medio de ella, eran como novillos cebados, pero también ellos volvieron la espalda, huyeron todos y no resistieron cuando les llegó el día de su infortunio, el día de su cuenta.
22
Su voz es como (silbido de) serpiente que anda, pues vienen con gran poderío, llegan a ella con hachas, como leñadores de la selva.
23
Talan su bosque, oráculo de Yavé, porque es impenetrable, pues son más numerosos que la langosta; nadie puede contarlos.
24
Ha sido confundida la hija de Egipto, entregada en manos del pueblo del norte.
25
Dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Yo voy a castigar a Amón de Tebas y al faraón y a los que en él confían.
26
Y los entregaré en manos de los que buscan su vida, en manos de Nabucodonosor, rey de Babel, y en manos de sus subditos, y después de esto (Egipto) volverá a ser habitado como antes, palabra de Yavé.
27
Pero tú, siervo mío, Jacob, no temas; no desmayes, Israel. He aquí que yo te salvaré de tierra lejana, y libraré a tu descendencia del país del destierro, y volverá Jacob y descansará seguro y sin temor.
28
No temas, no, siervo mío, Jacob, palabra de Yavé, que yo estoy contigo y destruiré a todas las naciones en que te he dispersado, pero a ti no te exterminaré, sino que te castigaré conforme a juicio y no te dejaré impune.

 

Capítulo 47
 
Contra los Filisteos
 
1
Palabra que dirigió Yavé a Jeremías sobre los filisteos antes que el faraón tomara Gaza.
2
Así dice Yavé: He aquí que las aguas suben del norte, son como torrente desbordado, inundan la tierra en toda su amplitud, la ciudad y sus moradores. Lanzan gritos los hombres, y se lamentan todos los habitantes de la tierra
3
al estrépito de los cascos de sus caballos, al estruendo de los carros, al retumbar de sus ruedas. Los padres no cuidan de sus hijos, se les debilitan los brazos.
4
Es que llega el día, el día de la ruina de los filisteos, de arrancar a Tiro y a Sidón cuantos auxiliares le quedan. Es Yavé, que va a destruir a los filisteos, a los restos de la isla de Caftor;
5
Gaza ha sido rasurada, Ascalón ha enmudecido; resto de los Anaqim, ¿hasta cuándo te harás incisiones?
6
¡Ay espada de Yavé!, ¿hasta cuándo no tendrás reposo? ¡Vuelve a tu vaina, descansa y reposa!
7
¿Cómo va a cesar, si es Yavé quien la manda? Contra Ascalón y la costa del mar ha sido dirigida.

 

Capítulo 48
 
Contra Moab
 
1
Sobre Moab. Así habla Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: ¡Ay de Nebo! Está devastada. Confundida y conquistada está Quiriatayim, confundida y derruida la ciudadela.
2
¡No existe ya la gloria de Moab! ¡En Hesebón se trama su mal! “¡Ea! ¡Borrémosla de entre los pueblos!” ¡También tú, Madmen, sucumbirás! ¡Tras ti caminará la espada!
3
Gritos se oyen de Joronáyim, devastación, ruina inmensa.
4
Moab está quebrantada, los alaridos se oyen hasta Segor.
5
Por la subida de Lujit se sube con llanto, por la bajada de Joronáyim se oyen gritos de angustia.
6
Huid, salvaos, sed como el onagro en el desierto.
7
Por haber puesto tu confianza en tus obras y tus tesoros, también tú serás tomada. Saldrá Camos para el destierro, y con él sus sacerdotes y sus magnates.
8
Entrará el devastador en todas las ciudades, ninguna se salvará. El valle será arrasado; el llano, devastado. ¡Yavé lo ha dicho!
9
Dad alas a Moab para que emprenda el vuelo. Sus ciudades se convertirán en desierto, sin que haya quien las habite.
10
¡Maldito el que ejecute negligentemente la obra de Yavé, y maldito quien retraiga la espada de la sangre!
11
Tranquilo estuvo Moab desde su adolescencia, reposado sobre sus heces; no había sido trasegado de tinaja en tinaja, llevado al destierro. Por eso conservó su gusto y no se disipó su aroma.
12
Por eso ahora vienen días, dice Yavé, en que yo le mandaré trasegadores que le trasegarán, que vaciarán sus tinajas y las romperán.
13
Y se avergonzará Moab de Camos como la casa de Israel se avergonzó de Betel, su confianza.
14
¿Cómo decíais: Somos valientes, hombres fuertes para la lucha?
15
El devastador de Moab sube contra tus ciudades, la flor de su juventud baja para la matanza. Oráculo del Rey, Yavé de los ejércitos es su nombre.
16
Ya se acerca la ruina de Moab, y su mal corre velozmente.
17
Lloradle todos sus vecinos; todos los que por la fama le conocéis, decid: ¿Cómo ha sido roto el cetro poderoso, el báculo glorioso?
18
Desciende de tu magnificencia y siéntate en el cieno, moradora hija de Dibón, que ya sube contra ti el devastador de Moab, que arrasará tus fortalezas.
19
¡Sal al camino y atalaya, habitante de Aroer!; pregunta a los huidos, a los que se han salvado; diles: “¿Qué pasó?”
20
Avergonzado está Moab, ha sido derrotado. Clamad, gritad. Anunciadlo en el Arnón: ¡Moab está devastado!
21
Ha venido el juicio sobre el país de la meseta, sobre Jolón, sobre Yahasa, y sobre Mefaat,
22
y sobre Dibón, sobre Nebo, sobre Bet-Diblataim,
23
sobre Quiriat-Yearim, sobre Bat-Gamul, sobre Bet-Mehón,
24
sobre Queriot y sobre Bosra, y sobre todas las ciudades de la tierra de Moab, cercanas y lejanas.
25
El cuerno de Moab ha sido abatido, roto ha sido su brazo, oráculo de Yavé.
26
Emborrachadle, pues se alzó contra Yavé. Y Moab se revolcará en su vómito, convirtiéndose en objeto de burla.
27
¿No te burlabas de Israel? ¿Ha sido acaso sorprendido entre ladrones para que al hablar de él muevas la cabeza ?
28
Abandonad las ciudades y habitad en las rocas, habitantes de Moab, y sed como la paloma que anida al borde de los precipicios.
29
Hemos oído de la soberbia de Moab, jactanciosa sobremanera; de su orgullo, su altanería, su arrogancia, de la altivez de su corazón.
30
Yo conozco su jactancia — oráculo de Yavé —, sus vanas bravatas, sus fútiles obras.
31
Por eso me lamento por Moab, y clamo por Moab todo, y gimo por las gentes de Quir-Jeres;
32
más que por Yaser, lloro por ti, viña de Sibma. Tus sarmientos atravesaron el mar y se extendían hasta Yaser. Sobre tu cosecha y tu vendimia ha caído el devastador.
33
Huyeron el regocijo y la alegría de los vergeles y campiña de Moab. Yo he vaciado el vino de tus tinajas; no pisará ya más el lagarero. La canción ya no es canción.
34
Los alaridos de Hesebón llegan hasta Elalé, hasta Yahsa lanzan su voz, desde Soar hasta Joronáyim, hasta Eglat-Selisiya, pues también las aguas de Nimrim se convierten en desolación.
35
Yo haré desaparecer de Moab — oráculo de Yavé — al que sube al lugar alto a ofrecer incienso a sus dioses.
36
Por eso mi corazón suspira como una flauta por Moab, por las gentes de Quir-Jeres, por la pérdida de cuantos bienes habían adquirido.
37
Toda cabeza ha sido rapada, toda barba rasurada; sobre todas las manos hay incisiones, y sobre los lomos sacos.
38
Sobre todos los terrados de Moab y en sus plazas no hay más que llantos, porque he roto a Moab como se rompe un cacharro enojoso, oráculo de Yavé.
39
¡Cómo ha sido quebrantado! ¡Lamentaos! ¡Cómo volvió Moab las espaldas vergonzosamente! Se convertirá en objeto de burla y de espanto para cuantos le rodean.
40
Pues así habla Yavé: He aquí que viene volando como el águila y extiende sobre Moab sus alas.
41
Las ciudades han sido tornadas, asaltadas sus fortalezas, y entonces el corazón de los guerreros de Moab será aquel día como el corazón de mujer en parto.
42
Y dejará Moab de ser una nación por haberse alzado contra Yavé.
43
Terror, hoya y red contra ti, moradora de Moab, oráculo de Yavé.
44
El que escape al terror, caerá en la hoya; el que se libre de la hoya, será cogido en la red. Yo haré venir todo esto contra Moab el año de su castigo, oráculo de Yavé.
45
Se detienen a la sombra de Jesebón, extenuados por la fuga; pues fuego sale de Jesebón, y llamas de en medio de Sijón, y devora las sienes de Moab, la coronilla de los tumultuosos.
46
¡Ay de ti, Moab! Perdido estás, pueblo de Camos. Tus hijos han sido tomados cautivos, y tus hijas en cautiverio.
47
Pero al fin de los días yo haré volver a los cautivos de Moab, oráculo de Yavé. Hasta aquí el juicio de Moab.

 

Capítulo 49
 
Contra Ammón
 
1
Sobre los hijos de Ammón. Así habla Yavé: ¿Por ventura no tiene hijos Israel? ¿No tiene heredero? ¿Por qué, pues, Milcom ha heredado a Gad, y su pueblo ocupa sus ciudades?
2
Por eso he aquí que vienen días — oráculo de Yavé — en que yo haré oír contra Rabat, de los hijos de Ammón, el grito de guerra: quedará convertido en montón de ruinas, y sus hijas serán quemadas. Y heredará Israel a sus herederos — oráculo de Yavé.
3
¡Grita Jesebón Ha sido devastada Hai. Gritad, hijas de Rabat; ceñíos cilicios y llorad, porque Milcom será llevado cautivo juntamente con sus sacerdotes y magnates.
4
¿Por qué te glorías de los valles, de tu valle fértil, oh hija rebelde? Confiada en tus tesoros (decías): ¿Quién vendrá contra mí?
5
He aquí que yo traeré sobre ti el terror, oráculo del Señor, Yavé de los ejércitos, y os dispersaréis cada uno de su lado, y no habrá quien reúna a los huidos.
6
Y después de esto yo haré volver la cautividad de los hijos de Ammón, oráculo de Yavé.
 
 
Contra Edom
 
7
Así dice Yavé de los ejércitos: ¿No hay sabiduría en Temán? ¿Ha desaparecido el consejo de los inteligentes? ¿Se ha desvanecido su sabiduría?
8
Huid, volved las espaldas, buscad refugios profundos, habitantes de Dedán, porque voy a traer la ruina de Esaú, el tiempo de su castigo.
9
Cuando vengan sobre ti los viñadores, no dejarán rebusco. Cuando de noche te asalten los ladrones, saquearán a su gusto.
10
Soy yo quien despoja a Esaú, yo descubriré sus escondites, no podrá ocultarse. Su descendencia será destruida; sus hermanos y sus vecinos dejarán de ser.
11
¡Deja a tus huérfanos, que yo los criaré; que cuenten conmigo tus viudas!
12
Porque así dice Yavé: He aquí que los que no hubieran debido beber el cáliz, han tenido que beberlo, y ¿vas a quedar tú impune? No quedarás, no, lo beberás.
13
Porque he jurado por mí mismo, oráculo de Yavé, que desolación, objeto de oprobio y de maldición será Bosra, y sus ciudades ruinas por siempre.
14
He recibido de Yahvé una noticia, ha sido enviado un heraldo por los pueblos: Reunios y marchad contra él, alzaos para la guerra.
15
Porque he aquí que te he hecho pequeño entre los pueblos, desprecio de los hombres.
16
Te ha engañado la altanería de tu corazón, tú que habitas en los huecos de las rocas y escalas las crestas de los montes. Aunque pongas tan alto como el águila tu nido, de allí te haré bajar — oráculo de Yavé —.
17
Edom vendrá a ser objeto de horror; el viandante se quedará estupefacto, y contemplará sus ruinas silbando burlonamente.
18
Destruido como Sodoma y Gomorra, con sus ciudades vecinas, dice Yavé. No habrá quien la habite, ni hijo de hombre que en ella more.
19
He aquí que como un león subirá desde los boscajes del Jordán a los pastos siempre verdes. En un momento los arrojaré de ellos y estableceré sobre ella a quien me plazca; pues ¿quién como yo? ¿Quién me pedirá cuentas? ¿Quién es pastor que me hará frente?
20
Oíd, pues, los designios de Yavé contra Edom, los planes que traza contra Temán: En verdad que serán conducidos por lo más ruin del rebaño, y a su vista se espantarán los pastizales.
21
Temblará la tierra al fragor de su ruina, y se oirán sus alaridos en el mar Rojo.
22
He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas sobre Bosra, y el corazón de los guerreros de Edom será entonces como el corazón de mujer en parto.
 
 
Contra Damasco
 
23
Sobre Damasco. Jamat y Arpad están cubiertas de vergüenza, les ha llegado una mala nueva, se conturbaron y se agitan como el mar, y no hallan descanso.
24
Damasco, acobardado, se dispone a la fuga, es presa del terror, siente angustias y terrores como de parturienta.
25
¡Ha sido abandonada la ciudad gloriosa, la ciudad de la alegría!
26
Por eso caerá en sus plazas su juventud, y todos sus hombres de guerra perecerán en aquel día, oráculo de Yavé de los ejércitos.
27
Yo pegaré fuego a los muros de Damasco y consumirá los palacios de Ben-Hadad.
 
 
Contra los árabes
 
28
Contra Cedar y los reinos de Jasor, que batió Nabucodosor, rey de Babilonia. Así dice Yavé: Levantaos, subid contra Cedar y devastad a los hijos de Oriente.
29
Apodérense de sus tiendas y de sus ganados, de sus pabellones y de todos sus utensilios, apropíense de sus camellos, gritando: “¡Terror por doquier!”
30
Huid, escapad a toda prisa, buscad profundos refugios, habitantes de Jasor, oráculo de Yavé. Porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha trazado contra vosotros sus designios y está maquinando contra vosotros un plan.
31
Alzaos, marchad contra una gente tranquila, que mora confiada — oráculo de Yavé—, que no tiene puertas ni cerrojosy habita aislada.
32
Serán vuestro botín sus camellos, y vuestra presa la multitud de sus ganados. Yo dispersaré a todos los vientos a esas sienes rapadas, y de todos los confines haré venir la ruina — oráculo de Yavé—.
33
Y se convertirá Jasor en guarida de chacales, por siempre desierta. No morará en ella nadie ni la habitará hijo de hombre.
 
 
Contra Elam
 
34
Palabra de Yavé a Jeremías, profeta, acerca de Elam, que le fue dirigida al co-mienzo del reinado de Sedecías, rey de Judá.
35
Así dice Yavé de los ejércitos: He aquí que yo romperé el arco de Elam, el fundamento de su fuerza.
36
Yo desencadenaré contra Elam los cuatro vientos, de los cuatro confines del cielo. A todos estos vientos los dispersaré, y no habrá nación adonde no lleguen los fugitivos de Elam.
37
Yo haré temblar a Elam ante sus enemigos, ante los que buscan su vida. Yo haré venir sobre ellos el mal, el furor de mi cólera — oráculo de Yavé—. Yo mandaré en su persecución la espada, hasta destruirlos.
38
Yo pondré mi trono sobre Elam y haré perecer al rey y a sus grandes, oráculo de Yavé.
39
Pero al fin de los días haré volver a los cautivos de Elam, oráculo de Yavé.

 

Capítulo 50
 
Contra Babel
 
1
Palabras que dirigió Yavé a Jeremías, profeta, acerca de Babilonia y de la tierra de los caldeos:
2
Anunciadlo a las gentes, pregonadlo, alzad bandera, publicadlo, no lo calléis, decid: “Babilonia ha sido tornada, avergonzado Bel, vencido está Marduk, confundidos sus ídolos, abatidos sus dioses”.
3
Pues del septentrión avanza contra ella un pueblo que hará de su tierra soledad, en que no habitará nadie; hombres y ganados huyeron, desaparecieron.
4
Entonces, en aquellos días, vendrán los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá. Seguirán su camino llorando y buscarán a Yavé, su Dios.
5
Preguntarán por el camino de Sión, vuelto hacia ella su rostro: “¡Venid y liguémonos con Yavé con pacto eterno, que no se olvide jamás!”
6
Rebaño descarriado ha venido a ser mi pueblo. Sus pastores le extraviaron y le hicieron vagar por los montes. Anduvieron de monte en collado, se olvidaron del aprisco.
7
Cuantos los hallaron los devoraban, y se decían sus enemigos: No hay delito en ello, porque han pecado contra Yavé, sede de la justicia y esperanza de sus padres, Yavé.
8
Huid de en medio de Babilonia, de la tierra de los caldeos salid. Sed como machos cabríos a la cabeza del ganado,
9
porque he aquí que voy a suscitar y lanzar contra Babel un conglomerado de grandes naciones procedentes del norte, que se aprestarán contra ella, y desde allí será conquistada. Sus saetas, como de guerreros adiestrados, no volverán de vacío.
10
Y será dada Caldea al pillaje, y se hartarán todos sus despojadores, oráculo de Yavé.
11
Aunque os alegréis y os regocijéis, despojadores de mi heredad; aunque saltéis como novilla sobre la hierba y relinchéis como sementales,
12
grande será la confusión de vuestra madre, la vergüenza de la que os engendró. Será la última de las naciones, desierto, aridez y estepa.
13
La ira de Yavé la dejará deshabitada, la convertirá en soledad; cuantos pasen por Babel se espantarán, y silbarán por todas las magullaciones.
14
Aprestaos contra Babel en sus contornos cuantos tendéis el arco. Combatidla, no escatiméis las saetas, porque pecó contra Yavé.
15
Lanzad gritos contra ella alrededor; entrega su mano, caen sus pilares, han sido arrasados sus muros. Es la venganza de Yavé. Véngaos de ella, haced con ella como ella hizo.
16
Exterminad de Babel al sembrador, al que empuña la hoz en tiempo de siega: Ante la espada devastadora, cada uno se volverá a su pueblo, cada uno huirá a su tierra.
17
Israel es una oveja dispersa; leones la dispersaron. Primero la devoró el rey de Asiria; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró los huesos.
18
Por eso así dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que castigaré al rey de Babel y a su tierra, como castigué al rey de Asiria.
19
Y haré volver a Israel a sus pastizales, y se apacentará en el Carmelo y en Basán, se saciará en el monte de Efraím y de Galaad.
20
Entonces, en aquellos días — oráculo de Yavé — se buscará la iniquidad de Israel, y no se hallará; los pecados de Judá, y no se encontrarán, porque yo seré propicio a los que queden.
21
Sube contra la tierra de Meratáyim y contra los habitantes de Pecod. ¡Mata a espada y extermínalos, oráculo de Yavé, y haz cuanto yo te he mandado!
22
Estruendo de guerra en la tierra, inmensa ruina.
23
¡Cómo ha sido roto en pedazos el martillo de toda la tierra! ¡Cómo ha venido a ser Babel horror entre las gentes!
24
Soy yo quien te ha tendido la red, y has quedado presa, ¡oh Babel!, sin que te dieses cuenta. Estás tomada, has sido apresada, porque provocaste a Yavé.
25
Yavé abrió sus arsenales, ha sacado las armas de su cólera, porque tenía un quehacer el Señor, Yavé de los ejércitos, en la tierra de los caldeos.
26
Venid desde los últimos confines contra ella, abrid sus graneros, haced de ella montones como de gavillas y destruid, que no quede nada.
27
Matad todos sus toros, que vayan al matadero. ¡Ay de ellos!, les llegó su día, el tiempo de su castigo.
28
Rumor de tumulto de los fugitivos, de los que escapan de la tierra de Babel, anunciando en Sión la venganza de Yavé, nuestro Dios; la venganza de su templo.
29
Convocad contra Babel a los arqueros, a cuantos entesan el arco; cercadla, que no escape nadie; retribuidla según sus obras, haced con ella como ella hizo, pues se irguió contra Yavé, contra el Santo de Israel.
30
Por eso caerán sus jóvenes en sus plazas, y todos sus hombres de guerra perecerán aquel día.
31
Heme aquí contra ti, insolente, oráculo del Señor, Dios de los ejércitos. Ha llegado tu día, el día de tu castigo.
32
Vacila la insolente, caerá, y nadie podrá levantarla. Yo pegaré fuego a sus ciudades, que consumirá todos sus alrededores.
33

Así dice Yavé de los ejércitos: Los hijos de Israel viven en la opresión, y con ellos los hijos de Judá. Cuantos los hicieron esclavos, los retienen, y rehúsan soltarlos.

34
Pero su redentor es fuerte; su nombre es Yavé de los ejércitos. El sabrá defender su causa, para dar reposo a la tierra y confusión a los habitantes de Babilonia.
35
¡Espada contra los caldeos — oráculo de Yavé — y contra los moradores de Babel, contra sus grandes y contra sus sabios!
36
¡Espada contra sus mentirosos adivinos, que serán tenidos por necios! ¡Espada contra sus hombres de guerra, que se llenarán de pavor!
37
¡Espada contra sus caballos, y contra sus carros, y contra todas sus tropas auxiliares, que están en medio de ella, que se harán como mujeres! ¡Espada contra sus tesoros, que serán saqueados!
38
¡Espada contra sus aguas, que se secarán! Porque es tierra de ídolos y se glorían por sus espantajos.
39
Por eso se convertirá en cubil de fieras y chacales, en morada de avestruces. Y no será más habitada, ni poblada por siglos.
40
Como destruyó Yavé a Sodoma, a Gomorra y a las ciudades vecinas, no habitará hombre en ella, ni morará en ella hijo de hombre.
41
Ya viene del norte un pueblo, una nación grande; muchos reyes se alzan de los confines de la tierra.
42
Empuñan el arco y el venablo, son crueles y sin piedad. Su estrépito es como el mugido del mar; montan caballos, vienen con todos los pertrechos de guerra contra ti, hija de Babel.
43
El rey de Babel ha recibido la noticia, se le han caído los brazos, es presa de la angustia y de dolores, como de mujer en parto.
44
Vedlos, se lanzan como leones que suben de los boscajes del Jordán a los pastos siempre verdes. En un momento los hago partir y establezco allí a quien me place. ¿Pues quién como yo? ¿Quién me pedirá cuentas? ¿Quién es el pastor que podrá oponérseme?
45
Oíd, pues, los designios de Yavé contra Babel, sus planes contra Caldea. Irán conducidos por lo más ruin del rebaño, y a su vista los pastizales se asombrarán.
46
Al rumor de la conquista de Babel temblará la tierra; sus ecos repercutirán en las naciones.

 

Capítulo 51
 
1
Así dice Yavé: He aquí que voy a suscitar contra Babel y contra los habitantes de Leb-Qamay un espíritu exterminador,
2
y mandaré contra Babel bieldadores que la bielden, que harán evacuar su tierra, y vendrán de todas partes contra ella el día de su desventura.
3
No deje, pues, el arquero su arco de la mano ni se desciña la malla. No perdonéis a su juventud, exterminad todo su ejército.
4
Que caigan muertos en la tierra de Caldea, traspasados en sus plazas.
5
No son ya Israel ni Judá viudas de su Dios, Yavé de los ejércitos. Porque su tierra está llena de crímenes ante el Santo de Israel.
6
Huid de Babel; salve cada uno su vida, no perezcáis por su iniquidad. Es el tiempo de la venganza de Yavé, va a darle según su merecido.
7
Era Babel como copa de oro en manos de Yavé, sirvió para embriagar a toda la tierra. Las naciones bebieron de su vino; por eso enloquecieron.
8
De repente Babel ha caído y se ha roto; gemid por ella. Id en busca del bálsamo para su herida, a ver si sana.
9
Hemos querido curar a Babilonia, pero no se ha curado; dejémosla, vamonos cada uno a nuestra tierra, porque sube su maldad hasta los cielos y se eleva hasta las nubes.
10
Yavé ha hecho justicia a nuestra causa; venid, anunciemos en Sión la obra de Yavé, nuestro Dios.
11
¡Afilad las saetas, llenad las aljabas! Yavé ha excitado el espíritu de los reyes de Media. Tiene contra Babel un proyecto: destruirla. Es la venganza de Yavé, la venganza de su templo.
12
Alzad las banderas sobre los muros de Babel, esforzad la guardia, preparad emboscadas. Porque Yavé hará, como lo pensó, todo cuanto ha dicho contra los habitantes de Babel.
13
Tú que moras junto a aguas abundantes, rica de tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu destino.
14
Por sí mismo lo juró Yavé de los ejércitos: te inundaré de hombres como de langostas, y lanzarán contra ti gritos de triunfo.
15
El con su poder ha hecho la tierra, con su sabiduría cimentó el orbe y con su inteligencia tendió los cielos.
16
A su voz se congregan las aguas en el cielo. El hace subir las nubes desde los confines de la tierra, hace brillar el rayo entre la lluvia y saca los vientos de sus escondrijos.
17
Embrutecióse el hombre sin conocimiento, los orífices se cubrieron de ignominia por sus ídolos, pues no funden sino vanidades, que no tienen vida.
18
Son cosa vana, ridícula; el día de la cuenta perecerán.
19
No es ésta la herencia de Jacob, que El es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; su nombre es Yavé de los ejércitos.
20
Tú me fuiste martillo y maza de guerra; contigo aplasté pueblos, contigo quebranté reinos,
21
contigo derribé caballo y caballero, contigo aplasté al carro y al conductor,
22
contigo aplasté hombres y mujeres, contigo aplasté viejos y niños, contigo aplasté mozos y doncellas,
23
contigo aplasté al pastor y a su rebaño, contigo aplasté al labrador y a su yunta, contigo aplasté gobernantes y jueces.
24
Pero yo devolveré a Babel y a todos los habitantes de Caldea todo el mal que a vuestros ojos hicieron ellos a Sión, oráculo de Yavé.
25
Heme aquí contra ti, ¡monte de destrucción — oráculo de Yavé — que destruyó la tierra! Yo extenderé mi mano sobre ti y te haré rodar desde lo alto de las rocas, y haré de ti mi horno encendido.
26
No se sacará más de ti una piedra angular, ni una piedra de cimiento. Serás perpetua ruina, oráculo de Yavé.
27
Alzad bandera en la tierra, tocad las trompetas en las naciones, santificad (para la guerra) contra ella las gentes, convocad contra ella los reinos de Ararat, de Minni y Askenaz. Instituid contra ella oficiales, lanzad contra ella los caballos como langostas hirsutas.
28
Santificad (para la guerra) contra ella a las naciones, a los reyes de Media, a sus jefes, a todos sus sátrapas y a toda la tierra de su jurisdicción.
29
La tierra tiembla y se estremece, porque va a cumplirse el designio de Yavé contra Babel, para hacer de la tierra de Babel un desierto inhabitable.
30
Los guerreros de Babel han cesado de combatir, permanecen en las fortalezas. Han perdido su valor, se han vuelto mujeres.
31
Corren los correos uno al encuentro del otro, y unos mensajeros al encuentro de otros mensajeros, para anunciar al rey de Babel que su ciudad ha sido tomada del uno al otro extremo.
32
Los vados, ocupados; las defensas, ardiendo, y los hombres de guerra, abatidos.
33
Porque así dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babel es como una era al tiempo de ser apisonada; bien pronto le llegará a ella el tiempo de la recolección.
34
El rey de Babilonia, Nabucodonosor, me devoró, me consumió, me dejó como vasija vacía, me tragó como dragón, y llenó su vientre de mis bocados más suculentos.
35
Sean sobre Babel mi violencia (sufrida) y mis carnes, dice la moradora de Sión, y mi sangre sobre los habitantes de Caldea, dice Jerusalén.
36
Por eso dice Yavé: He aquí que yo tomaré por mi cuenta tu causa; yo te vengaré, yo secaré su mar y cegaré sus manantiales,
37
y se convertirá Babel en un montón de ruinas, en guarida de chacales, objeto de horror y de sarcasmo, sin habitantes.
38
Todos a una rugen como leones, gruñen como cachorros de leona.
39
En su fiebre, yo les prepararé la bebida, los embriagaré para que se adormilen y duerman el sueño eterno, del que no despertarán, oráculo de Yavé.
40
Yo los llevaré al degüello como corderos, como carneros y chivos.
41
¡Cómo ha sido tomada “Sheshak”! ¡Cómo ha sido conquistada la gloria de toda la tierra! ¡Cómo ha venido a ser Babel objeto de horror entre las naciones!
42
Ha subido el mar contra Babel, la ha sumergido bajo el cúmulo de sus olas.
43
Sus ciudades se han convertido en desolación: tierra árida y desierta, que nadie habitará ni por la que pasará hijo de hombre.
44
Yo me ensañaré contra Bel en Babilonia, yo le haré vomitar por la boca cuanto engulló; ya no concurrirán más a él las gentes; caerán también las murallas de Babel.
45
Sal de ella, pueblo mío; salve cada cual su vida ante el furor de la cólera de Yavé.
46
No se turbe vuestro corazón ni temáis por el rumor que se ha oído en la tierra, pues un año correrá un rumor, y el otro otro; habrá violencia en la tierra, un tirano contra otro tirano.
47
Por eso vienen días en que yo me ensañaré contra los ídolos de Babel, y toda su tierra se cubrirá de vergüenza, y todos sus muertos yacerán sobre ella.
48
Cielos y tierra y cuanto hay en ella se alegrarán por Babilonia, pues del norte vendrán contra ella los devastadores, oráculo de Yavé.
49
Por los muertos de Israel caerá Babel, como por Babel cayeron los muertos de toda la tierra.
50
Los que hayáis escapado de la espada, partid, no os detengáis. Desde lejos acordaos de Yavé, y que vuelva Jerusalén a vuestra memoria.
51
Estamos llenos de vergüenza, hemos sido ultrajados; nuestro rostro se cubre de confusión, pues entraron extranjeros en el santuario de la casa de Yavé.
52
Por eso vienen días — oráculo de Yavé — en que yo visitaré a sus ídolos, y por toda su tierra se oirá el gemir de los heridos.
53
Aunque se alzase Babel hasta el cielo e hiciera inaccesibles por los altos sus baluartes, vendrán contra ella devastadores de mi parte, oráculo de Yavé.
54
Oyense los alaridos de Babel, ruina grande en la tierra de los caldeos.
55
Porque devasta Yavé a Babel y pone fin a su gran jactancia, y braman sus olas como aguas desbordadas, retumban con estruendo,
56
porque ha venido contra Babel el devastador. Son apresados sus guerreros, rotos sus arcos, porque es Yavé Dios de retribuciones y les da según su merecido.
57
Y emborracharé a sus grandes, a sus sabios, a sus jefes, a sus magistrados, a sus guerreros, y dormirán un sueño eterno, del que no despertarán, oráculo del Rey, cuyo nombre es Yavé de los ejércitos.
58
Así dice Yavé de los ejércitos: La ancha muralla de Babel será enteramente arrasada; sus altas puertas, quemadas. Trabajaron en vano los pueblos, y las naciones para el fuego se han cansado.
59
Misión que encomendó Jeremías, profeta, a Saraya, hijo de Nerías, hijo de Maasías, al ir éste a Babilonia con el rey Sedecías el cuarto año de su reinado. Saraya era entonces gran intendente.
60
Escribió Jeremías en un volumen todo el mal que había de venir contra Babilonia, cuanto había escrito sobre Babilonia.
61
Y dijo Jeremías a Saraya: Cuando llegues a Babilonia, lee en voz alta todo esto,
62
y dirás: Yavé, tú has hablado de destruir este lugar, sin que haya ni hombre ni ganado que lo habite, hecho perpetua soledad.
63
Cuando hayas acabado de leerlo, le atarás una piedra y lo arrojarás en medio del Eufrates,
64
diciendo: Así se hundirá Babilonia, sin alzarse ya más del estrago y de la destrucción que yo traeré sobre ella. Hasta aquí las palabras de Jeremías.

 

APÉNDICE HISTÓRICO
Capítulo 52
 
Cumplimiento de la profecía de Jeremías contra Jerusalén
 
1
A la edad de veintiún años comenzó a reinar Sedecías, y reinó once años en Jerusalén. Su madre fue Jamital, hija de Jeremías, de Libna.
2
Hizo mal a los ojos de Yavé, como lo había hecho Joaquim,
3
encendiendo la cólera de Yavé contra Jerusalén y contra Judá, hasta hacer que los arrojase de su presencia. Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia.
4
Y sucedió que el año nono de su reinado, el décimo mes, el diez del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, la cercó, levantó fortificaciones contra ella en derredor,
5
y estuvo sitiada la ciudad hasta el año undécimo del rey Sedecías.
6
El mes cuarto, el nueve del mes, se apoderó el hambre de la ciudad, y no había en ella nada que comer.
7
Abrieron brecha en los muros, y todos los hombres de guerra huyeron, saliendo de la ciudad de noche, por el camino de la puerta entre ambos muros, que está junto a los jardines reales, mientras los caldeos rodeaban la ciudad. Tomaron el camino que conduce al Arabá.
8
El ejército caldeo persiguió al rey, dándole alcance en los llanos de Jericó, y todas sus tropas le abandonaron y se dispersaron.
9
Apresaron al rey y le llevaron ante el rey de Babilonia, en Ribla, en la tierra de Jamat, donde le juzgó.
10
El rey de Babel hizo degollar a los hijos de Sedecías a la vista de éste, e igualmente a los grandes de Judá, en Ribla.
11
A Sedecías le hizo sacar los ojos y le cargó de cadenas de bronce para conducirle a Babilonia, donde le tuvo encarcelado hasta el día de su muerte.
12
El quinto mes, el día diez del mes, el año decimonono de Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino Nabuzardán, jefe de la guardia real, ministro del rey de Babilonia, a Jerusalén,
13
y puso fuego al templo, y al palacio del rey, y a todas las casas de Jerusalén, quemando principalmente todas las casas grandes,
14
y el ejército de los caldeos que estaba con el jefe de la guardia arrasó toda la muralla que rodeaba a Jerusalén.
15
El resto del pueblo que había quedado en la ciudad, los prófugos que se habían pasado al rey de Babilonia y el resto de los artesanos los llevó Nabuzardán, jefe de la guardia,
16
dejando sólo los pobres de la tierra, viñadores y labradores.
17
Rompieron también las columnas de bronce que había en el templo de Yavé, las basas y el mar de bronce del templo, y se llevaron todo el bronce a Babilonia.
18
Se apoderaron los caldeos de las palas, los cuchillos, las copas, las cucharas y todos los utensilios del culto.
19
Igualmente tomó el jefe de la guardia los pilones, los braseros, las copas, las calderas, los candelabros, las cucharas y los platos; todo cuanto era de oro, por oro; lo de plata, por plata;
20
las dos columnas, el mar de bronce y los doce toros de bronce y las basas que había hecho el rey Salomón para el templo, de un peso incalculable.
21
Las columnas eran de dieciocho codos de altura; rodeábalas un cordón de doce codos y tenían cuatro dedos de grueso, pues eran huecas por dentro.
22
Tenía cada columna su capitel de bronce, de cinco codos de alto; todo en torno de los capiteles había un entretejido con granadas, todo de bronce. Lo mismo la otra columna.
23
Eran noventa y seis las granadas, pendientes, ciento entre todas, sobre el entretejido en derredor.
24
Y se llevó el jefe de la guardia a Saraya, sumo sacerdote, y a Sofonías, el segundo, y a los tres prefectos del vestíbulo.
25
De la ciudad llevó a un eunuco intendente de las gentes de guerra, a siete de los consejeros íntimos del rey, que estaban en la ciudad; el secretario del jefe del ejército, encargado de la recluta, y sesenta más del pueblo, que se hallaban en la ciudad.
26
Y los llevó Nabuzardán, jefe de la guardia, ante el rey de Babilonia, en Ribla.
27
Y el rey de Babilonia los hizo matar en Ribla, en tierra de Jamat, y Judá fue deportado de su tierra.
28
Estos son los que deportó Nabucodonosor: El año séptimo de su reinado, tres mil veintitrés judíos;
29
el año dieciocho, ochocientas treinta y dos almas;
30
el año veintitrés de Nabucodonosor deportó Nabuzardán, jefe de la guardia, setecientas cuarenta y cinco almas; entre todos, pues, cuatro mil seiscientas almas.
31
Y sucedió que en el año treinta y siete de la deportación de Joaquim, rey de Judá, en el duodécimo mes, el día veinticinco de él, Evil-Merodac, rey de Babilonia, el año del comienzo de su reinado, hizo gracia a Joaquín, rey de Judá, y le sacó de la prisión.
32
Le habló benévolamente y puso su silla sobre las de los otros reyes que estaban con él en Babilonia.
33
Dejó sus vestidos de preso, y comió ya siempre a la mesa del rey por todos los días de su vida.
34
Todo cuanto necesitaba para su mantenimiento se lo dio día por día hasta el de su muerte.