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CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 

 
 

ANTIGUO TESTAMENTO

LA SAGRADA BIBLIA

NUEVO TESTAMENTO

Profeta

JONÁS

 
PRIMERA PARTE
 
JONÁS ENVIADO A NÍNIVE
Capítulo 1
La orden de ir a Nínive
 
1
Llegó a Jonás, hijo de Amitay, palabra de Yavé, diciendo:
2
Levántate y ve a Ninive, la ciudad grande, y predica contra ella, pues su maldad ha subido ante mí.
 
 
Desobediencia y fuga del profeta
 
3
Levantóse Jonas para huir lejos de Yavé a Tarsis; bajó a Jope y halló un barco que estaba para ir a Tarsis. Pagó el pasaje y entró en él para irse con ellos a Tarsis, lejos de Yavé.
 
 
La tormenta en el mar
 
4
Yavé levantó en el mar un violento huracán, y fue tal la tormenta en el mar, que creyeron se rompería la nave.
5
Llenos de miedo, los marineros invocaban cada uno a su dios, y echaron al mar lo que llevaban en la nave para aligerarla de ello. Jonás, que había bajado al fondo de la nave, se había acostado y dormía profundamente.
6
Llegóse a él el patrón del barco y le dijo: ¿Qué estás ahí tú durmiendo? Levántate y clama a tu Dios. Quizá se cuidará de nosotros y no pereceremos.
7
Dijéronse unos a otros: Vamos a echar suertes a ver por quién nos viene este mal. Echaron suertes, y la suerte cayó en Jonás.
8
Entonces le dijeron: A ver, ¿de dónde vienes, cuál es tu tierra y de qué pueblo eres?
9
El les respondió: Yo soy hebreo y sirvo a Yavé, Dios de los cielos, que hizo los mares y la tierra.
 
 
Jonás es arrojado al mar
 
10
Aquellos hombres se atemorizaron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Pues sabían que iba huyendo de Yavé, porque él se lo había declarado.
11
Dijéronle: ¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar iba embraveciéndose cada vez más.
12
El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará, pues bien sé yo que esta gran tormenta os ha sobrevenido por mí.
13
Aquellos hombres hicieron por volver la nave a tierra, mas no pudieron, pues el mar cada vez se embravecíase  más.
14
Entonces clamaron a Yavé, diciendo: ¡Oh Yavé! Que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre y no nos imputes sangre inocente, pues tú, ¡oh Yavé!, has hecho como te plugo.
15
Y agarrando a Jonás, le echaron al mar, y el mar se aquietó en su furia.
16
Temieron aquellos hombres a Yavé y le ofrecieron sacrificios y le hicieron votos.
 
Capítulo 2
 
Jonás en el vientre del cetáceo
1
Yavé había dispuesto un pez muy grande para que tragase a Jonás, y Jonás estuvo en el vientre del pez por tres días y tres noches.
2
Desde el vientre del pez dirigió Jonás su plegaría a Yhvé, su Dios, diciendo:
 
 
Oración
 
3
Clamé a Yavé en mi angustia, y El me oyó. Desde el seno del seol clamé, y tú escuchaste mi voz.
4
Echásteme a lo profundo, al seno de los mares; envolviéronme las corrientes; todas tus olas y tus ondas pasaron sobre mí.
5
Y dije: Arrojado soy de delante de tus ojos. ¿Cómo volveré a contemplar tu santo templo?
6
Las aguas me estrecharon hasta el alma, el abismo me envolvió, las algas se enredaron a mi cabeza.
7
Había bajado ya a las bocas del hades, la región cuyos cerrojos (se echaron) sobre mí para siempre; pero tú, Yavé, mi Dios, salvaste mi vida del sepulcro.
8
Cuando desfallecía mi ánima, me acordé de Yavé, y mi súplica llegó a ti, a tu santo templo.
9
Los servidores de fútiles vanidades abandonan su benevolencia.
10
Pero yo te ofreceré víctimas acompañadas de alabanzas, te cumpliré mis votos. De Yavé es la salvación.
 
 
Liberación
 
11
Dio Yavé orden al pez, y éste vomitó a Jonás en la playa.
 
 
SEGUNDA PARTE - JONÁS EN NÍNIVE
 
Capítulo 1
Predicación de Jonás
   
1
Llegó por segunda vez la palabra a Jonás, diciendo:
2
Levántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y pregona en ella lo que yo te diré.
3
Levantóse Jonas y fuese a Nínive, según la orden de Yavé. Era Nínive una ciudad grande sobremanera, de tres días de andadura.
4
Comenzó Jonas a penetrar en la ciudad camino de un día, y pregonaba diciendo: De aquí a cuarenta días, Nínive será destruida.
 
 
Penitencia  de los ninivitas
 
5
Las gentes de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno y se vistieron de saco desde el más grande al más pequeño.
6
Llegó la noticia al rey de Nínive, y, levantándose de su trono, se desnudó de sus vestiduras, se vistió de saco y se sentó sobre el polvo,
7
e hizo pregonar en Nínive una orden del rey y de sus príncipes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no probarán bocado, no comerán nada ni beberán agua.
8
Cúbranse de saco hombres y animales y clamen a Dios fuertemente, y conviértase cada uno de su mal camino y de la violencia de sus manos.
9
¡Quién sabe si se apiadará Dios y se volverá del furor de su ira y no pereceremos
 
 
Perdón
 
10
Vio Dios lo que hicieron, convirtiéndose de su mal camino, y arrepintiéndose del mal que les dijo había de hacerles, no lo hizo.
 
Capítulo 2
 
Despecho de Jonás  y reprensión de Dios
1
Apesadumbróse sobremanera Jonás, se enojó
2
y oró a Yavé, diciendo: ¡Cómo, Yavé! ¿no es esto lo que me decía yo estando en mi tierra? Por eso, precavidamente, quise huir a Tarsis, pues sabía que eres Dios clemente y misericordioso, tardo a la ira, de gran piedad, y que te arrepientes de hacer el mal.
3
Ahora, pues, Yavé, quítame la vida, porque mejor me es la muerte que la vida.
4
Díjole Yavé: ¿Te parece que haces bien con enojarte así?
5
Salióse Jonás de la ciudad y se sentó al lado oriental de ésta, y, haciendo un chozo, metióse en él, a la sombra, hasta ver lo que era de la ciudad.
6
Dispuso Yavé, Dios, un ricino, que creció hasta por encima de Jonás, y haciendo sombra sobre su cabeza, le defendía del calor. Jonás se alegró mucho por el ricino,
7
pero dispuso Dios un gusano que a la mañana siguiente atacó al ricino, y éste se secó.
8
Al salir el sol mandó Dios un recio viento solano, y el sol hirió en la cabeza a Joás, que, angustiado, se deseaba la muerte, diciendo: ¡Mejor sería para mí morir que vivir!
9
Entonces dijo Yavé a Jonas: ¿Te parece bien enojarte por el ricino? Y él respondió: Sí; me parece bien enojarme hasta la muerte.
10
Yavé le dijo: Tú tienes lástima del ricino, en el cual no trabajaste por hacerle crecer, que en el espacio de una noche nació y en el de otra noche pereció,
11
¿y no voy a tener yo piedad de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil hombres que no distinguen su mano derecha de la izquierda, y, además, numerosos animales ?
 

 

 

C.R.Y&S