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CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 

 
 

ANTIGUO TESTAMENTO

LA SAGRADA BIBLIA

NUEVO TESTAMENTO

Profeta

JOEL

 
PRIMERA PARTE
 
EXHORTACIÓN A LA PENITENCIA
1
 
La terrible plaga de langosta devasta la tierra
 
1
Palabra de Yavé dirigida a Joel, hijo de Petuel:
2
Oíd esto, ¡oh ancianos!, Prestad oído todos los habitantes del país. ¿Sucedió esto en vuestros días o en los días de vuestros padres?
3
Contádselo a vuestros hijos, y vuestros hijos a los suyos, y sus hijos a la generación venidera.
4
Lo que dejó el gazam, lo devoró el arbé; lo que dejó el arbé, lo devoró el yeleq; lo que dejó el yeleq, lo devoró el jasil.
5
¡Despertaos, borrachos, y llorad! Gemid, bebedores todos de vino por el mosto, pues se os ha quitado el vino de la boca.
6
Ha invadido mi tierra un pueblo fuerte e innumerable. Sus dientes son dientes de león; sus mandíbulas, de leona.
7
Ha devastado mi viña, ha hendido mis higueras, las descortezó y derribó, dejando blancos sus sarmientos.
8
Laméntate como virgen ceñida de saco por el prometido de su juventud.
9
Han cesado la ofrenda y la libación en la casa de Yavé. Los sacerdotes, los ministros de Yavé, están en duelo.
10
Los campos, devastados; la tierra, en luto, porque el trigo ha sido destruido, el mosto se ha secado, se ha agotado el aceite.
11
Confundíos, labradores; lamentaos, viñadores, por el trigo y la cebada, pues se ha perdido la cosecha del campo.
12
La viña se ha secado, la higuera está enferma; el granado, como la palmera y el manzano y todos los árboles del campo, están secos. La alegría ha huido, avergonzada, de entre los hombres.
13
¡Ceñíos y lamentaos, sacerdotes; llorad, ministros del altar! ¡Venid, pasad la noche cubiertos de saco, ministros de mi Dios! Porque las ofrendas y libaciones han desaparecido de la casa de vuestro Dios.
14
Promulgad ayuno santo, pregonad asamblea, congregad a los ancianos y a todos los habitantes del país en la casa de Yavé, vuestro Dios, y clamad a Yavé.
15
¡Ay aquel día, pues el día de Yavé está próximo! Vendrá como asolación del Todopoderoso.
16
¿No ha desaparecido de nuestros ojos el mantenimiento, y de la casa de nuestro Dios la alegría y el júbilo?
17
La simiente se pudre debajo de los terrones; los graneros están devastados; los alfolíes, destruidos, porque ha faltado el trigo.
18
¡Cómo mugen las bestias! Los hatos de reses vacunas andan errantes por no tener pastos, perecen los rebaños.
19
¡Oh Yavé!, a tí clamo, porque el fuego ha devorado los pastizales del desierto y las llamas han abrasado todos los árboles del campo.
20
Las fieras del campo se vuelven a tí también ávidas, porque se han secado las corrientes de aguas, y el fuego ha devorado los prados del desierto.

 

2
 
Exhortación a la Penitencia
 
1
¡Tocad la trompeta en Sión! ¡Dad en mi monte santo la voz de alarma! Tiemblen los habitantes todos de la tierra, que viene el día de Yavé. Ya está cerca.
2
Día de tinieblas y de oscuridad, día de nublados y de densa niebla. Se extiende sobre los montes como la aurora un pueblo numeroso y robusto; semejante a él no ha existido desde los siglos, ni después de él volverá a existir por generaciones de generaciones.
3
Delante de él va el fuego consumiendo, y detrás la llama abrasa. Delante de él es la tierra como el paraíso de Edén, detrás queda convertida en desolado desierto; ante él no hay quien escape.
4
Parecen caballos, y corren cual jinetes.
5
Como ruido de carros sobre las cimas de los montes, como crepitar de las ardientes llamas que devoran la paja, como pueblo robusto en orden de batalla.
6
Ante él las gentes se llenan de zozobra, todos los rostros se demudan.
7
Corren como valientes, asaltan los muros como hombres de guerra, marchan cada uno por su senda y no confunden sus caminos.
8
Ni aprieta ninguno a su vecino; va cada uno por su calzada, y aun atravesando por entre las armas se precipitan sin romperse.
9
Asaltan la ciudad, corren por las murallas, escalan las casas y entran por las ventanas como ladrones.
10
Ante ellos tiembla la tierra, se conmueven los cielos, se oscurecen el sol y la luna, y las estrellas extinguen su brillo.
11
Yavé hace sonar su voz ante su ejército. Su campamento es inmenso, pues es fuerte el ejecutor de sus palabras. Grande es el día de Yavé, sobremanera terrible; ¿quién podrá, pues, soportarlo?
12
Por eso, pues, ahora dice aún Yavé: Convertios a mí de todo corazón en ayuno, en llanto y en gemidos,
13
Rasgad vuestros corazones, no vuestras vestiduras, y convertíos a Yavé, vuestro Dios, que es clemente y misericordioso, tardo a la ira y rico en benignidad, y se arrepiente en castigar.
14
¿Quién sabe si se volverá y se apiadará, y dejará tras sí bendición, ofrenda y libación para Yavé, vuestro Dios?
15
Tocad la trompeta en Sión, promulgad ayuno, convocad asamblea.
16
Reunid al pueblo, promulgad santa congregación, convocad a los ancianos, reunid a los niños, aun a los niños de pecho. Que deje el esposo su cámara, y su tálamo la esposa.
17
Entre el pórtico y el altar oren los sacerdotes, ministros de Yavé, y digan: Perdona, ¡oh Yavé!, a tu pueblo y no des al oprobio tu heredad para que se enseñoreen de ella las gentes. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: “Dónde está su Dios”?

 

3
 
El juicio de las gentes todas
 
1
Pues he aquí que en aquellos días, cuando haga yo volver la cautividad de Judá y de Jerusalén,
2
reuniré a todas las gentes y las haré bajar al valle de Josafat, y litigaré en juicio con ellos a propósito de mi pueblo y de mi heredad, que ellos dispersaron entre las naciones, repartiéndose mi porción,
3
echando suertes sobre mi pueblo, dando un mozo por una prostituta, y una doncella por vino que se bebían.
4
Y vosotros también, ¿qué sois para mí, Tiro y Sidón, y todos los términos de la Filistea? ¿Es que queréis vengaros de mí? Si vosotros queréis vengaros de mí, al punto haréis retornar sobre vuestras cabezas vuestra venganza.
5
Vosotros, que os apropiasteis mi plata y mi oro y metisteis mis preciosidades en vuestros palacios;
6
que vendisteis los hijos de Judá y los de Jerusalén a los hijos de los griegos para que los llevasen lejos de sus territorios;
7
he aquí que yo los alzaré del lugar para donde los vendisteis, y haré recaer vuestra acción sobre vuestras cabezas,
8
y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, para que ellos los vendan a los sábeos, nación apartada, oráculo de Yavé.
 
 
La escena
 
9
¡Pregonad esto entre las gentes, proclamad la guerra santa, despertad a los valientes, acérquense y suban todos los hombres de guerra!
10
¡Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces! Diga el flaco: ¡Yo soy valiente!
11
Precipitaos y venid todas las gentes de en derredor y congregaos. Haz bajar allá, ¡oh Yavé!, a tus valientes.
12
Que se alcen y suban las gentes al valle de Josafat, porque allí me sentaré yo a juzgar a todas las gentes de en derredor.
13
Meted la hoz, que está ya madura la mies. Venid, pisad, que está lleno el lagar y se desbordan las cubas, porque es mucha su maldad.
14
Muchedumbres, muchedumbres en el valle del juicio, porque se acerca el día de Yavé en el valle del juicio.
15
El sol y la luna se oscurecen y las estrellas pierden su brillo.
 
 
Seguridad y prosperidad del pueblo de Dios
 
16
Ruge Yavé desde Sión y hace oír su voz desde Jerusalén; los cielos y la tierra se conmueven, pero Yavé será un refugio para su pueblo y una fortaleza para los hijos de Israel.
17
Y sabréis que yo soy Yavé, vuestro Dios, moradores de mi monte santo, y santa será Jerusalén y no pasarán por ella los extraños.
18
Y sucederá en aquel día que los montes destilarán mosto, y leche los collados; correrán las aguas por todas las torrenteras de Judá y brotará de la casa de Yavé una fuente que regará el valle de Sitim.
19
Egipto se trocará en desolación, y Edom se convertirá en asolado desierto, por el cruel trato a los hijos de Judá, derramando en su tierra sangre inocente.
20
Pero Judá será por siempre habitado, y Jerusalén por generaciones y generaciones.
21
Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y Yavé morará en Sión.
 

 

C.R.Y&S