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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

 
 

LA SAGRADA BIBLIA - ANTIGUO TESTAMENTO

RUT

Capítulo 1

Al tiempo en que gobernaban los jueces, hubo hambre en la tierra; y salió de Belén de Judá un hombre con su mujer y dos hijos para habitar como extranjeros en los campos de Moab. Llamábase el hombre Elimelec; la mujer, Noemí, y los dos hijos, Majalón el uno y Quelyón el otro; efrateos, de Belén de Judá. Llegaron a la tierra de Moab y habitaron allí. Murió Elimelec, marido de Noemí, y se quedó la mujer con los dos hijos, que habían tomado mujeres moabitas, una de nombre Orfa y la otra Rut. Permanecieron allí por unos diez años y murieron ambos, Majalón y Quelyón, quedándose la mujer sin hijos y sin marido.

 

Piedad filial de Rut

Levantóse la mujer con sus dos nueras para dejar la tierra de Moab, pues había oído decir que había mirado Yavé a su pueblo, dándole pan. Salió con las dos nueras del lugar donde estaba y emprendió el camino para volver a la tierra de Judá. Y dijo Noemí a sus dos nueras: “Andad, volveos cada una a la casa de vuestra madre, y que Yavé se muestre benébolo con vosotras, conforme a vuestra conducta con los difuntos y conmigo. Que Yavé os conceda encontrar reposo cada una en la casa de su marido.” Y las besó. Alzando la voz, pusiéronse a llorar, y le decían: “No; nos iremos contigo a tu pueblo.” Noemí les dijo: “Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de venir conmigo? ¿Tengo, por ventura todavía en mi seno hijos que puedan ser maridos vuestros? Volveos, hijas mías; andad. Soy ya demasiado vieja para volver a casarme. Y aunque me quedara todavía esperanza y esta misma noche estuviera casada y tuviera hijos, ¿ibais a esperar vosotras hasta que fueran grandes? ¿Ibais por eso a dejar de volver a casaros? No, hijas mías; mi pena es más grande que la vuestra, porque la mano de Yavé se ha levantado contra mí.” Y, alzando la voz, se pusieron otra vez a llorar. Después Orfa besó a su suegra; pero Rut se abrazó a ella. Noemí le dijo: “Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios; vuélvete tú como ella. Rut le respondió: No insistas en que te deje y me vaya lejos de ti; donde vayas tú, iré yo; donde mores tú, moraré yo; tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios; donde mueras tú, allí moriré y seré sepultada yo. Que Yavé haga esto y aún añada sino es la muerte la que nos separe a ti y a mi.” Viendo que Rut estaba decidida a seguirla, cesó Noemí en sus instancias. Juntas hicieron el camino hasta llegar a Belén; y cuando entraron, toda la ciudad se conmovió al verlas, y las mujeres se decían: ¿Es ésta Noemí? Y ella les contestaba: No me llaméis más Noemí; llamadme Mara, porque el Omnipotente me ha llenado de amargura. Salí con las manos llenas, y Yavé me ha hecho volver con las manos vacías. ¿Por qué, pues, habríais de llamarme más Noemí, una vez que Yavé da testimonio contra mí y me ha afligido el Omnipotente? Así se volvió Noemí con Rut, la moabita, su nuera, y vino de la tierra de Moab, llegando de los campos de Moab a Belén cuando comenzaba la siega de las cebadas.

 

Capítulo 2 Rut espigando en los campos de Boz

Tenía Noemí un pariente por parte de su marido, Elimelec, hombre poderoso, de nombre Boz. Dijo Rut a Noemí: “Si quieres, iré a espigar al campo donde me acojan benévolamente”; y Noemí le dijo: “Ve, hija mía.” Fue, pues, Rut, y se puso a espigar en un campo detrás de los segadores. Y ocurrió casualmente que la parcela del campo pertenecía a Boz, que era de la parentela de Elimelec; y he aquí que vino éste de Belén para visitar a los segadores, a quienes dijo: “Yavé sea con vosotros”; contestándole ellos: “Yavé te bendiga.” Y preguntó Boz al criado suyo que estaba al frente de los segadores: “¿De quién es esa joven?” Y él le contestó: “Es una joven moabita que se ha venido con Noemí de la tierra de Moab. Me dijo: Déjame espigar detrás de los segadores. Desde la mañana hasta ahora está aquí, y bien poco que ha descansado en la cabaña.” Dijo Boz a Rut: “¿Oyes, hija mía? No vayas a espigar a otros campos ni pases de aquí. Únete a mis criadas y vete con ellas al campo donde se siegue. Ya diré a mis criados que nadie te toque; y si tienes sed, te vas al hato y bebes de lo que beban los criados.”Postróse Rut, rostro en tierra, y dijo: “¿De dónde a mí haber hallado gracia a tus ojos y serte conocida yo, una mujer extraña?” El le contestó: “Sé lo que has hecho por tu suegra después de muerto su marido y que has dejado a tus parientes y la tierra en que naciste para venir con ella a un pueblo para ti desconocido. Que Yavé te pague lo que has hecho y recibas cumplida recompensa de Yavé, Dios de Israel, a quien te has confiado y bajo cuyas alas te has refugiado.” Ella le dijo: “Que halle yo gracia a tus ojos, mi señor, que me has consolado y has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy yo ni como una de tus criadas.” A la hora de comer, dijo Boz a Rut: “Acércate acá, come y moja tu pan en el vinagre.”Ella se sentó al lado de los segadores y él le dio una porción de trigo tostado, de que comió ella hasta saciarse, y le sobró; y guardando lo que le había sobrado, se levantó para seguir espigando. Boz mandó a sus criados, diciéndoles: “Dejadla espigar también entre los haces, sin reñirle, y sacad vosotros mismos algunas espigas de las gavillas y tiradlas para que ella las recoja, sin decirle nada.” Estuvo espigando Rut en el campo hasta por la tarde; y después de batir lo que había espigado, había como un “efá” de cebada. Tomólo y se volvió a la ciudad, mostrando a su suegra lo que había espigado. Sacó también lo que había guardado, lo que después de comer le sobrara, y se lo dio. Su suegra le dijo: “¿Dónde has espigado hoy y dónde has trabajado? Bendito sea el que se ha interesado por ti.” Rut dio a conocer a su suegra dónde había trabajado, diciendo: “El nombre del hombre en cuyo campo he trabajado es Boz”; y dijo Noemí a su nuera: “Bendito él de Yavé, que la gracia que hizo a los vivos se la ha hecho también a los muertos”; y añadió Noemí: “Es pariente cercano nuestro ese hombre, es de los que tienen sobre nosotros el derecho del levirato” Rut añadió: “También me ha dicho: Sigue con mis gentes hasta que se sieguen todas mis cosechas.” Y Noemí dijo a Rut, su nuera: “Mejor es, hija mía, que vayas con sus criados, no te vayan a tratar mal en otro campo.”Siguió, pues, Rut espigando con los criados de Boz hasta el fin de la siega de las cebadas y de los trigos y habitando con su suegra.

 

Capítulo 3 Rut hace valer sus derechos sobre Boz

Dijo Noemí, la suegra de Rut, a ésta: “Hija mía, ¿no debo procurate una posición descansada voy para que seas feliz. Boz, con cuyos criados has estado, es pariente nuestro, y esta noche va hacer en su era la limpia de la cebada. Lávate, úngete, vístete y baja a la era. Procura que no te vea hasta que no haya acabado de comer y beber; y cuando vaya a acostarse, mira bien dónde se acuesta, y entra después y, levantando la cubierta de sus pies, te acuestas cabe ellos. El mismo te dirá qué es lo que has de hacer.” Ella le respondió: “Haré cuanto tú me mandes”Bajó, pues, a la era e hizo todo cuanto le había mandado su suegra. Boz comió y bebió, y se alegró su corazón. Fue a acostarse al extremo de la hacina, y Rut se acercó calladamente, descubrió sus pies y se acostó. A media noche tuvo el hombre un sobresalto, y al inclinarse se encontró con una mujer acostada a sus pies, y preguntó: “¿Quién eres tú?” Ella respondió: “Soy Rut, tu sierva; extiende tu manto sobre tu sierva, pues tienes sobre ella el derecho del levirato.” Dijo él: “Bendita de Yavé seas, hija mía; tu piedad al fin ha sido mejor que al principio por no haber ido tras ningún joven, ni pobre ni rico. No temas, hija mía; yo haré por ti cuanto me digas, pues sabe muy bien todo el pueblo que habita dentro de las puertas de mi ciudad que eres una mujer virtuosa. Yo tengo en verdad el derecho del levirato, pero hay otro que es pariente más próximo que yo. Pasa ahí la noche, y mañana, si él quiere hacer uso de su derecho, que lo haga, y si no quiere hacerlo, yo lo haré, vive Yavé. Acuéstate hasta la mañana.” Quedóse ella acostada a sus pies hasta la mañana, levantándose antes de que los hombres pudieran reconocerse unos a otros. El mandó: “Que no se sepa que esta mujer ha venido a la era.” Y añadió: “Agarra el manto que te cubre y sostenlo”. Sostúvolo ella, y le echó él seis medidas de cebada, lo puso sobre ella, marchándose luego ésta a la ciudad. Cuando llegó Rut a casa de su suegra, le preguntó ésta: “¿Qué ha sido de ti, hija mía?” Ella le contó lo que el hombre había hecho por ella, y añadió: “Me ha dado, además, estas seis medidas de cebada, diciéndome: No vuelvas a casa de tu suegra con las manos vacías.” Noemí le dijo: “Estate tranquila, hija mía, hasta ver cómo acaba la cosa, pues ese hombre no descansará hasta terminar hoy mismo este asunto.”

 

Capítulo 4 Matrimonio de Booz y Rut

Boz subió a la puerta de la ciudad y se sentó allí. Vio pasar al pariente mencionado y le dijo: “Detente y siéntate aquí, fulano.” Detúvose el hombre y se sentó. Llamó Boz a diez de los ancianos de la ciudad y dijo: “Sentaos aquí.” Una vez sentados, dijo al pariente próximo: “Noemí, que ha vuelto de la tierra de Moab, vende la porción de campo que fue de nuestro hermano Elimelec. He querido darte cuenta de ello para decirte: Cómprala si quieres, en presencia de los ancianos de la ciudad; si quieres usar de tu derecho de rescate, usa; y si no quieres, manifiéstalo para que yo lo sepa, pues no hay nadie que antes que tú tenga ese derecho; después de ti estoy yo.” Él respondió: “Yo ejerceré el derecho de rescate.” Boz le dijo: “Al comprar a Noemí el campo, tendrás que recibir a Rut, la moabita, por mujer, como mujer del difunto, para hacer vivir el nombre del difunto en su heredad.” El otro respondió: “Así no puedo comprarlo, pues temo perjudicar a mis herederos. Cómpralo tú, pues yo no puedo hacerlo.” Había en Israel la costumbre, en caso de compra o de cambio, para convalidar el contrato, de quitarse el uno un zapato y dárselo al otro. Esto servía de prueba en Israel. El pariente próximo había dicho a Boz: “Cómpralo tú por tu cuenta.” Y se quitó el zapato. Boz dijo a los ancianos y a todos los presentes: “Testigos sois hoy de que yo compro a Noemí cuanto perteneció a Elimelec, a Quelyón y a Majalón, y que tomo al mismo tiempo por mujer a Rut la moabita, mujer de Majalón, para que no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de la ciudad el nombre del difunto. Testigos sois de ello.” Respondió todo el pueblo que estaba en la puerta y los ancianos: “Somos testigos. Haga Yavé que la mujer que entra en tu casa sea como Lía y Raquel, que edificaron la casa de Israel. Que por ella seas poderoso en Efrata y tengas renombre en Belén. Que sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a Judá, por la descendencia que de esa joven te dé Yavé.” Tomó Boz a Rut y la recibió por mujer; y entró a ella, y Yavé le concedió concebir y parir un hijo. Las mujeres decían de Noemí: “Bendito Yavé, que no ha consentido que te faltase hoy un redentor. Que su nombre sea celebrado en Israel. Que sea el consuelo de tu alma y el sostén de tu vejez, pues te lo ha dado tu nuera, que tanto te quiere, y es para ti mejor que siete hijos.” Noemí tomó al niño, se lo puso en su regazo y le sirvió de aya. Las vecinas le dieron nombre al decir: “A Noemí le ha nacido un hijo,” y le llamaron Obed. Este fue padre de Isaí, padre de David.” He aquí la posteridad de Fares: Fares engendró a Esrom; Esrom engendró a Aram; Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Nasón; Nasón engendró a Salmón, Salmón engendró a Boz; Boz engendró a Obed; Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.

 

 

PELICULA ORIGINAL, EN INGLÉS , YOU TUBE

 

RUT CONSUELA A NOEMI , SEGUN WILLIAM BLAKE

 

RUT EN EL CAMPO DE BOOZ, SEGUN Julius Schnorr von Carolsfel