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THE STAR OF THE MORNING’S ESSAY ON HIGHER POLITICS AND CHRISTIAN RELIGION

 

EL POLITIKOM

 

 

CAPÍTULO DÉCIMO

RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA LIBERTAD DEL SER

 

 

En el fondo de todas las cuestiones existe una cuestión de fondo. Es evidente. La libertad se da mientras no se dé, y cuando se da la libertad es una parodia. Se nace libre, y, por consiguiente definir la libertad en relación a la esclavitud es siempre, y no importa cómo se tome, un medio de mantener la esclavitud contra el ser de la Libertad.

Digamos que uno de los grandes errores que la Ciencia en su manía patológica de arremeter contra el Cristianismo rescató del baúl de los recuerdos, y uno de los errores más grandes del Renacimiento en consecuencia, fue dejar el Pensamiento en manos de la aristocracia, que, siendo esclavista de vocación, por lógica tenía que conspirar continuamente contra la Libertad del ser. Y es que el método aristotélico de definir las cosas por su contrario es un absurdo. Yo no soy libre porque conozco la esclavitud, soy libre porque la Libertad está en el Ser.

El materialismo intrínseco a la clase esclavista de la Antigüedad, y recordemos de nuevo que en la Antigüedad el Pensamiento y sus formas estuvo siempre en las manos de la aristocracia (–la democracia helena, lo mismo que la república romana fueron entelequias imperiales con el fin de evangelizar a los esclavos en la adoración de sus amos-) y porque la aristocracia estuvo siempre envuelta en toda clase de crímenes contra la Humanidad, desde esta posición sus apóstoles científicos debían justificar ese Poder en la Libertad en tanto que contraria a la esclavitud, que Aristóteles, precediendo a Darwin, fundó en la Naturaleza.

Y porque Aristóteles formaba parte de la clase eslavista su método de conocimiento por los contrarios, aplicado al tándem Libertad-Esclavitud, no fue más que una defensa de la necesidad existencial de la esclavitud en razón, supuestamente, de ley de la Naturaleza.

Cuando en el Renacimiento las clases aristocráticas recogen el hilo de Ariadna, por lógica el Cristianismo tenía que devenir el Minotauro. Y por lógica la aristocracia tenía que levantarse en masa contra la Carta de los Derechos Humanos, conduciendo a la Revolución más grande después de la de Jesucristo a la Guerra Mundial, a fin de llevando por la fuerza a su Héroe al trono justificar en su Imperio la causa de la guerra de las Aristocracias esclavistas contra la Libertad en cuanto estructura íntima del Ser.

La Libertad en consecuencia está en el Ser, y de aquí que toda la Historia de la Humanidad pueda reducirse a una Batalla entre el esclavista, representado por la aristocracia, y el Ser. Y vemos cómo dónde cayó la aristocracia se levantó la Libertad, e igualmente cómo viendo su futuro en la Revolución Francesa los descendientes de aquéllos enemigos de los Derechos Humanos se transmutaron en Clase Constitucional para seguir manteniendo sus privilegios esclavistas.

Volviendo pues, a la cuestión, y porque la Batalla entre la Aristocracia y el Hombre ha dejado tantas y tantas páginas, escritas con la sangre del esclavo en lucha irrenunciable por su Libertad, se ve que la Libertad no viene como oposición, sino que forma parte de la estructura íntima y neta del Ser del Hombre. Pero esto es algo que observamos en todas las especies, frente a las cuales el esclavista inventó el concepto de “salvaje” para hacer de la Libertad Natural un concepto odioso al Hombre. En este capítulo puede que aun alguien quiera hacer de profeta del materialismo, y enloquecido por sus prejuicios contra el cristianismo se levante para negar que la Libertad forme parte del Ser. En fin, cada cual es libre para hacer lo que le dé la gana, y de hecho la Batalla entre Cristo y el Diablo procede de la elección que cada cual hizo frente al problema de la Libertad.

 

La Historia del Cristianismo como lección

 

El Diablo, como buen aristócrata, exigía la división de la creación en dos especies, la especie gobernante, exenta por ley de toda responsabilidad ante la Justicia, y la especie –digamos- votante, cuya existencia consiste en ser un juguete en las manos de la clase gobernante y su vida, estructurada por la ley, deviene la de un animal racional en cuya estructura pensante la ley deviene lo que el instinto en las especies irracionales. Es decir, la ley deviene un poder criminal ejercido por una clase gobernante, que al estar exenta de responsabilidad moral y legislativa mantiene el esclavismo de la especie gobernada como modus natural vivendi. O séase, el ser del votante, por ley, deviene animal salvaje “domesticado”, en el que el instinto es suplido por la ley pero donde la ley ejerce el mismo poder que el instinto.

De donde se ve que cuando la ley conduce al control de la vida del Ser, haciendo imposible la Libertad fuera de la ley, cuya tendencia se hace todopoderosa a fin de que ningún paso del Ser se haga sin referencia a la ley, el fin del Poder –la clase gobernante- es la reducción del Hombre -la clase gobernada- a la del Rebaño, sustituyendo el Instinto por la ley, con lo cual se comete Crimen contra la Humanidad. 

La Ley no existe para determinar cada movimiento del Hombre sino para alejar al Hombre del delito. Ahora bien, el Poder Aristocrático tiende por inercia vocacional a reducir a la clase gobernada a la condición animal mediante la sujeción de cada movimiento del hombre al imperio de la ley. Lo cual nos lleva a concluir que en el Pasado no ha habido mayor enemigo de la Libertad que la Aristocracia, y que no hay mayor enemigo del Futuro de la Libertad que la Aristocracia.

Contra la imposición de semejante Ideología de la Aristocracia de todos los tiempos, cuyo Fundador fuera el Diablo, se levantó Dios para, mirando al Futuro de su Creación, eliminar para siempre la recaída de su Reino en semejante Agujero Maligno. Y aquí vino a luz el Cristianismo, es decir, el Principio de la Refundación del Reino de Dios sobre la base de la Libertad como parte íntima del Ser. Pues la existencia de dos especies en el seno de un mismo Género implica la negación de Dios, verdad que se ve por los hechos, de tal manera que cuando Darwin recoge el testigo de Aristóteles y bendice el Poder de la Aristocracia para fundar su Libertad en contraste con la esclavitud, necesitando del esclavo para exaltar su libertad, es cuando el Ateísmo experimenta su auge, y con su auge sustituye las cadenas por la ley, deviniendo de esta manera la ley: Instinto. O lo que es lo mismo, la negación del Ser.

 

La negación por Ley de la Libertad del Ser

 

El Hombre deja de ser “hombre” para devenir una bestia que necesita de la ley para dirigir sus pasos por la selva, y de aquí que el Poder tienda a hacer de cada acto humano una confrontación con la ley, y el Bien devenga simple instinto de supervivencia.

Contra esta teoría maligna del Ser, cuyo crecimiento había por fuerza de conducir a la Civilización a las guerras mundiales, que devienen un medio para estabilizar las fuerzas entre la clase gobernante y la clase gobernada mediante la eliminación de las masas, que, sacrificadas al equilibrio de superioridad de la clase aristocrática, procede a mantener la superioridad de esa clase contra una eclosión revolucionaria; y porque el semen de esta teoría criminal era la destrucción de las dos especies en una orgía final de locura, contra esta trasmutación de la Ley en Instinto, se levantó Dios para defender la Libertad en el Ser, para lo cual procedió al Nacimiento del cristianismo.

Contra el Ser la ley pública deviene el enemigo Número Uno de su Libertad en la medida que esa Ley deviene la manifestación del Poder alcanzado por una clase homicida, por nada del mundo dispuesta a renunciar a su derecho a “vivir como dios, más allá del bien y del mal”, que en términos prácticos se traduce en la total imposibilidad de la Justicia para someter a su Brazo los actos de la clase aristocrática. De donde se ve que si la “irresponsabilidad” es la negación de la “salud mental”, la Libertad entendida como renuncia de la Justicia frente a un Poder fundado en la “irresponsabilidad” frente a la Ley, y porque borra el ser del Hombre en ese Poder, en razón de lo cual deviene una Bestia, a la que ciertamente no se le puede pedir responsabilidad ante la Ley; se ve, digo, los tremendos males que la propia existencia de esa clase implica: Guerras civiles, Guerras Mundiales, Dictaduras, Teocracias, Tiranías, estos son sus frutos, el fruto del Árbol Prohibido.

Y ya en el terreno de las victorias y los bailes en honor de los Héroes de la Libertad ninguno más apasionado que el efecto que causa en los músculos del Ser la Derrota de Cristo frente al Poder aristocrático de una clase enferma hasta la médula en cuya patología se nos descubre la vocación homicida de la clase aristocrática en general, no importa su forma, tiempo y lugar. La derrota de Cristo es la Victoria de la Libertad, que llevada a su estadio más ancho nos descubre el origen del Odio Omnipotente contra el Árbol de la Ciencia del bien y del mal de Aquel que profetizara la Destrucción de la Humanidad bajo los efectos de la locura de la Teoría de las dos especies.

Dos razones, pues, sonsacamos de la Historia del Género Humano. Una: la Ley, llevada a su expresión de instinto es un arma homicida que buscando la articulación de la conducta del hombre anula su Ser y lo reduce al de una bestia domesticada. Y Dos: Todo el que busca hacer de la Ley el instrumento de su Poder –sea esa Ley “religiosa o democrática”- conduce a la nación a la guerra civil.

La Ley no existe para articular cada acción del hombre, estructurando su pensamiento y su moral; el origen y la naturaleza de la Ley se cumple en el acto de apartar al Hombre del delito mediante el conocimiento del delito. Y todo lo que sea romper estos límites de la Ley induciendo a la Justicia, por el Poder, a articular la Libertad del Hombre, es un delito contra el Futuro, que, si obviamente no está recogido en ningún código penal, sus efectos sí lo están, la guerra civil siendo su fruto.

Pero observamos que la Historia se repita mil veces y hallamos el mismo ritmo de comportamiento, adaptado a las circunstancias de los siglos pero en el fondo de la cuestión idéntico a sí mismo, de donde deducimos que la locura de la clase aristocrática no tiene remedio y el homicidio forma parte de su modus vivendi. Y donde existe el homicidio consumado notamos igualmente cómo la clase aristocrática tiende ineludiblemente a hacer de la Ley el instrumento preferido de animalización de la clase gobernada, a fin de que anulada la racionalidad ontológica la existencia articulada imponga la esclavitud moral de una especie por fin reducida a la condición de los ganados domésticos.

 

(Entendamos que por clase aristocrática nos referimos a todo individuo, grupo, clan o tribu política cuya existencia dependa de su status “más allá de la Justicia”).

 

I

La Ley de la Libertad

 

Punto Uno.-La Libertad y el Ser en tanto que Conceptos Ideales Universales

 

El problema de la Libertad comienza con el Ser, y es en el Ser que deviene problema. De donde podemos preguntarnos si la Libertad es inmanente al Ser o si es una conquista del Ser.

Pero antes de iniciar cualquier actividad pensante el punto de partida es el pensador, y pues que hemos visto a lo largo de la Historia de la Filosofía, la Religión y la Ciencia que en este terreno pasa como en el de los intereses, donde un mismo objeto es contemplado desde diferentes posiciones por distintos sujetos, y dependiendo de la naturaleza del interés un mismo objeto tiene un sentido u otro; igualmente en el mundo del Pensamiento un mismo concepto pierde su naturaleza propia en función del pensador concreto. Y la Libertad, en tanto que concepto, no ha escapado jamás a la esquizofrenia compulsiva característica de la actividad humana universal, de aquí que, mirando a nuestro alrededor, nos enfrentemos a diferentes concepciones de lo que la Libertad sea.

Para el mundo socialista-comunista la Libertad es un sistema represivo dictatorial donde el Estado hace de carcelero y la Nación es una Gran prisión sujeta a las leyes dictadas por el Gran Hermano-Líder Socialista a fin de “liberar” a todos del Capitalismo – Cuba, China….

Para el mundo islámico la Libertad es una Prisión gobernada por una casta teocrática con “libertad” todopoderosa para imponer su ley sobre la vida y la muerte –Indonesia, Pakistán, Afganistán, Irán, Siria, Sudán, Somalia, Nigeria, Libia, Egipto, Argelia, Marruecos

Para el mundo capitalista la Libertad es una selva donde el fuerte-poderoso impone su ley y el débil-ciudadano es libre para aceptar este status o sufrir las consecuencias –USA, Canadá, Australia, Suiza.

En el mundo democrático la Libertad es una conquista a sangre y fuego del cristianismo contra las castas aristocráticas e imperiales cuyo status implica la excepción a la Ley -Francia, Italia, Alemania.

En el mundo aristocrático -Reino Unido, España, Suecia, Holanda...-la Libertad es el Poder que tiene el Pueblo de hacer la voluntad de la clase gobernante, cuya cabeza coronada, estando más allá del bien y del mal, es decir, de la Justicia, por simpatía tiende a cubrir con las alas de su “divinidad” a su brazo político.

Así pues, y aunque todos hablan de Libertad cada uno entiende lo que la Libertad sea acorde a su interés concreto, y de aquí que se hable de Concepto Universal, es decir, situar el Hecho más allá de los intereses particulares a fin de -buscando su más alta expresión- alcanzar con su Idealización la verdadera expresión de su naturaleza propia. Obviamente el interés propio ha de negar la existencia misma de este proceso de la inteligencia, y la Historia del Pensamiento nos descubre cómo el interés propio se vistió de Filosofía para legalizar los distintos modelos que antes hemos definido superficialmente.

Pero la existencia de la Libertad es algo más que un concepto y únicamente deviene concepto ideal con objeto de hacerla más extensa y profunda, por la idealización deviniendo la Libertad más rica y sabrosa. La Libertad, en definitiva, es un Hecho, y en tanto que tal su negación ha dejado escrita infinitas páginas en el Libro de la Historia. Hasta el punto de poder decir nosotros que el motor clave de la Civilización desde la Caída a nuestros días es la Lucha por la Libertad.

Así pues, en tanto que Concepto la Libertad es un Ideal de referencia universal para mantener activa la Lucha contra los distintos sistemas de esclavitud y represión que los intereses particulares de grupos luchan por imponer a sangre y fuego. Y de aquí que la Conceptuación Ideal de la Libertad sea de necesidad Universal con objeto de alimentar la pasión del Ser por la Vida y desde esta razón mantener activa la Lucha hasta la muerte contra tales “grandes hermanos maquiavélicos”. Pues la Libertad no es algo que se da, la Libertad es algo con lo que se nace. Y de aquí que volvamos al punto de partida, a saber, ¿la Libertad es inmanente al Ser? O en expresión más sencilla: ¿Nacemos libres por Naturaleza o somos libres contra una Naturaleza que articuló la vida en dos clases fundamentales: “esclavos y libres” según Aristóteles y el Mundo Antiguo, y “fuertes y débiles”, según Darwin y el Mundo Moderno?

La importancia de esta respuesta es vital, porque si la Libertad es una rebelión contra la Naturaleza, la Dictadura y la Tiranía es el Modelo Ideal de Sociedad Humana y el estado Cárcel represor –Socialismo del Siglo XXI, Nuevo Orden Mundial, Teocracia Islámica– es el Futuro de la Humanidad, y la lucha entre estas tres Cárceles Modelos habría de escribir la próxima página de la Historia. 

Ahora bien, si la Libertad es una realidad inmanente, que nace con el Ser porque forma parte del Ser a la manera que el agua de la Tierra, y no hay quien conciba la existencia de vida sobre la Tierra sin agua, asimismo la Libertad y el Ser, si formando una realidad suprema indisociable, la lucha contra la cual deviene efecto de una esquizofrenia ontológica, cuyo agente maligno de transmisión ha sido durante Milenios el Estado Monárquico; si el Ser y la Libertad son las dos caras de una misma moneda, y no hay moneda sin dos caras, el Futuro de la Humanidad lo escribirá la Batalla Final del Universo contra esos Modelos de Cárceles estatales entre cuyos muros el Ser es negado y afirmado exclusivamente el interés de esos grupos esquizoides que se alienan de la Humanidad para ser el Gran Hermano Socialista, el Gran Líder Capitalista, la Casta del Profeta, en definitiva, el Gran Carcelero represor de la Libertad del Ser Humano.

 

Punto Dos.- La libertad de los hijos de Dios

 

Pero observamos en el Libro de la Historia que la Libertad –vagabunda y errante por la superficie de los Milenios- encontró en Jesucristo la expresión más alta revolucionaria concebible cuando sin armas Jesucristo se enfrentó solo a su mundo.

Es fácil ser un héroe cuando se lucha con las mismas armas contra el enemigo, y sin dejar de ser un valiente -hablando de Espartaco- más valor tiene quien prefiere luchar desarmado antes que continuar viviendo un solo día más como esclavo, que quien espera una vida a estar armado para defender su libertad perdida. Vemos que la Historia consagró el valor jesucristiano y, encontrando en su Ser la fuerza invencible de quien prefiere morir antes de renunciar a la libertad, la Naturaleza se hizo cristiana con objeto de vestir a la Libertad con la única arma que no puede ser destruida: La pasión por la Verdad.

Entrando Jesucristo en la Historia el futuro de la Humanidad devino desde ese momento una Batalla constante y continua contra la división del Ser en dos especies “la del esclavo y la del libre” del Mundo Clásico, hacia cuya resurrección las clases monárquicas tendieron por razón patológica. Resurrección que, contra la Naturaleza Cristiana de la Civilización, se hizo posible finalmente cuando la teocracia bizantina se impuso en el occidente romano por obra y gracia de la iglesia nacional italiana.

Pero la fuerza que Jesucristo le imprimió al Ser Humano no podía ser de nuevo comprimida entre los límites de una teocracia y, echando abajo el Neo Imperio Occidental Romano le devolvió al Ser la Libertad, es decir, puso de nuevo a la Civilización en el campo de batalla por la Libertad del Hombre en cuanto hijo de Dios.

Y aquí volvemos de nuevo al punto inicial. Pues si la Libertad es un Concepto que se aborda desde el Individuo es lógico que el Pensador aborde el Ideal desde su propio espíritu. Y si –como ya se ha dicho– el socialista ve la Libertad desde su interés –que deviene el de todos para ser él el dueño de todo; el capitalista desde el suyo –que hace su interés el de todos a fin de ser el dueño de todo; el islamista desde el propio –que deviene el de todos a fin de reducir a su interés todo; y así cada cual desde su individualidad subjetiva, sería de inconsecuencia contemplar el fenómeno de la Libertad y el Ser desde otra plataforma que no fuera la del Pensamiento propio. Y siendo un hijo de Dios quien piensa es obvio que el estudio de la Libertad como Concepto tenga su principio en la relación del Ser con la Libertad.

 

Punto Tres.- Relación entre Libertad y Poder

 

Observamos que la Libertad y el Poder están en directa relación. A más Poder mayor Libertad. Es una ley simple. Y de aquí que siendo su simplicidad tan pueril todos los sistemas tengan por fin otorgar libertad de palabra y dar esclavitud de hecho mediante la imposibilidad de hacer efectiva la Libertad que el Poder confiere.

El hombre es libre para moverse por el planeta pero si no tiene poder, en este caso igual a medios, su libertad es una quimera. Así que luchando de palabra por la libertad del Pueblo y a la vez luchando contra el Poder del Ciudadano la gran paradoja de la Democracia reduce la Libertad al Poder y el Poder regresa a la situación de las dos especies por el poder del Decreto.

Luego el Poder y la Libertad vienen juntos. De manera que será, por esta Ley, más libre quien más poderoso sea. Siguiendo el curso de lo cual se comprenderá que quien sea Todopoderoso será el Ser más libre que exista. Pues una de las propiedades por las que la esclavitud exista será la incapacidad del Individuo para vencer el Poder de su Opresor, de lo cual nuestra Historia está repleta de ejemplos y perder el tiempo diseccionando esta verdad no honra, sino que degrada nuestro pensamiento.

La pasión por la Libertad, siendo Inmanente, arrastra, por efecto esquizoide, a unos a estructurar su Libertad sobre la esclavitud de muchos, y pues que la pasión por la Libertad es inmanente en el Ser y éstos muchos se rebelan contra semejante estructura, el Gran Arquitecto de La Libertad Mundial sobre la Esclavitud y Servidumbre de las Naciones debe fundar su Nuevo Orden Babilónico sobre el Poder entendido como el Gobierno de la Clase nacida Libre - es decir, con todos los medios económicos sobre los que se funda su Libertad - a fin de uniendo fuerzas acabar por imponer la Ley de las dos especies –legalizada por la Ciencia- contra el Ser de la Humanidad.

Y sin embargo observamos que esta Ley de las dos especies siendo un Delito contra la Humanidad -pues atenta contra la Igualdad Universal del Ser- observamos que el Poder no sólo ampara y protege a los apóstoles de semejante evangelio contra la Igualdad del Ser Humano, sino que invierte en su imposición universal a fin de mediante lavado democrático de cerebro conseguir por las buenas lo que por las malas el Poder no pudo conseguir: la Victoria Final contra la “Rebelión Divina de los Esclavos” que Jesucristo puso en marcha.

 

Punto Cuatro.– La Libertad Cristiana

 

La Historia de la Libertad Cristiana ha pasado por distintas fases. El fin, la Meta, era la abolición de la Filosofía de las dos especies humanas y la Edificación del Ser en el Hombre, y puesto que el Ser es espíritu, y Dios es espíritu, y el espíritu es Dios, el objetivo de los defensores de las dos especies tenía por lógica que pasar por la destrucción del Cristianismo, o no pudiendo vencerlo seguir la pauta del infierno: unirse a él... contra él.

La revolución pos-constantiniana, sin buscar este fin pero a la postre obteniéndolo, puso las bases del Feudalismo cuando por decreto se les prohibió a los ciudadanos el movimiento -el Imperio devino una Cárcel y los ciudadanos los presos sujetos por decreto a sus lugares de nacimiento.

La revolución pos-reformadora acometió la edificación del Capitalismo cuando hizo de la Libertad el efecto de las Riquezas, alienando la Libertad del Ser, para acabar fundando el Capitalismo la relación entre Ser y Libertad en el Poder mediante la resurrección por la Ciencia de la teoría de las dos especies -empleando el subterfugio de escribir “fuerte” donde el mundo antiguo puso “libre” y “débil” donde se escribiera “esclavo”.

No podía, en consecuencia, el cristianismo imperial que sucedió al teocrático satisfacer la pasión del Ser por la Libertad y por fuerza mayor la Historia había de acoger en sus páginas uno de sus capítulos más gloriosos, la Revolución Francesa.

Cuyo ejemplo, aunque traducido al siglo XX, suscitó en el sufrido pueblo al otro lado de los Urales el no menos glorioso capítulo de la Revolución Rusa.

Con todo y a pesar de todo, la Lucha del Ser por la Libertad continúa, y la batalla del Poder contra el Ser también.

 

Punto Cinco.- La falacia de la Predestinación

 

La Reforma, como se ve, fue la explosión de libertad de unos pueblos esclavizados a una teocracia doctrinal que pretendió echar abajo a Cristo en el hombre para glorificación de la alianza de las Monarquías con el Obispado Italiano, a la cabeza de aquel asalto anticristiano contra la Libertad de los hijos de Dios: el Papa. Pero la reforma sucumbió en terribles errores de dogma, porque de hecho se fundó en errores ciertos, cuya justificación histórica, la necesidad real de detener aquella transformación de la Iglesia Católica en una re-edición del Judaísmo a nivel internacional, con Roma por Jerusalén y el Vaticano por Templo de Salomón, y aunque la justificación era de necesidad, la naturaleza de los errores dogmáticos de la Reforma no podían justificarse en la verdad, y de aquí que el crimen y el homicidio fuese desde el inicio el arma de destrucción de quienes desde la verdad, aunque justificando la necesidad Histórica, no se avinieron con el espíritu del dogma del Reformador.

Uno de los errores más inmensos y de efectos más criminales que la Reforma puso en movimiento fue el de Dios como Ser Infernal que mueve los hilos de todas las cosas y hace de su Creación un teatro de demonios y sátiros desde las entrañas de sus madres predestinados al horror o a la gloria. La acusación calvinista contra Dios, “ser el verdadero autor intelectual de todos los crímenes contra la Humanidad, comenzando por el fratricidio de Caín”, fue un error de propiedades anticristianas tan tremendas que únicamente en el odio incontrolable contra aquélla iglesia romana que primero destronó al rey de los Cielos, ungiendo a un mortal contra el Rey Mesías, Jesucristo, y después quiso destronar a su emperador de opereta para ungirse él mismo Papa-Emperador, y sólo por la necesidad de apartar a aquélla escuela de “santos satanases” de consumar su “Opus Dei”, encontró semejante error puerta abierta hacia la cabeza del mundo europeo.

Contra un criminal redimible –el Papado Medieval- se alzó un criminal no menos violento que esparció por la Era de Cristo una cizaña maldita, cuyos frutos muy pronto deberían concretarse en las Guerras de Religiones que sacudieron la Europa Cristiana del siguiente siglo. Entrando, pues, a matar: ¿cómo conciliaremos los hijos de Dios la Libertad de la Creación en relación a su Creador?

El error de la Reforma, hacer de la Libertad de Dios, en razón de su Todopoder, una apisonadora que mole y aplasta la libertad de toda criatura, amén de acusar a Dios del Crimen de Caín y acusarle de ser el autor intelectual de todos los crímenes cometidos en la Tierra, la falacia de la Predestinación a dos bandas se basó en la Negación de la Creación de la Vida a Imagen y semejanza de su Creador.

Hasta cierto punto a mí me da vergüenza tener que abrirle las entrañas a un error cuya malignidad se ve a la legua y solamente cegada la mente por un odio irracional hacia un ente concreto –en aquel caso el papado- puede perder de vista su naturaleza maligna.

 

En el Diablo es natural una acusación de este tipo, y que jugando con la relación entre Poder Animal y Libertad Salvaje se defina la Libertad del Creador como contraria a la Libertad de una Creación desde las entrañas predestinada a interpretar el papel que se le asigne en el teatro de la Vida. Pero Dios es veraz, y creó al Hombre a su Imagen y semejanza, y en consecuencia el Hombre es Libre de Nacimiento -y este es el sentido del Bautizo de los Niños-, y siendo Libre por Derecho de Creación el hombre crece en Libertad para ser el autor de sus actos, palabras y pensamientos.

 

Punto Seis.- La Ley de la Libertad

 

Observamos al principio que el fruto de la Creación es la Vida Inteligente a Imagen y Semejanza de su Creador. Y procediendo el Creador a la Formación de su Criatura condujo su crecimiento al punto donde la Tutela del Creador dejó paso a la Libertad de su Creación. En el Acontecimiento del Paraíso es este Momento Histórico de Independencia y Autonomía del Ser Humano el que entra en juego y terminando la Libertad del Creador donde comienza la de su Criatura, Dios tomó la posición de quien respeta la Libertad de su Creación. Una vez formado el espíritu del Ser en el Hombre era el Hombre el que debía decidir si quería la “vida eterna” o si prefería la Muerte. Y siendo consecuente con esta Ley de Libertad es Dios quien dejó al Hombre solo a fin de que por sí mismo, no pudiendo El ya hacer más, tomase su decisión e hiciera ejercicio de su responsabilidad.

Unos tres mil años más tarde vuelve el Creador a intervenir en la Historia de la Humanidad, pero siempre de acuerdo a la Ley de la Libertad, y de aquí el respeto que mantiene Su Hijo ante la decisión de quienes prefirieron la Muerte a la Vida –haciendo así honor a su padre carnal, el Adán del Paraíso.

Y observamos a lo largo de estos dos milenios pasados que, siendo Dios Todopoderoso y Omnipotente y bastando su pensamiento para sujetar toda criatura a su Reino, la Ley de la Libertad ha permanecido vigente hasta nuestros días, y nada ha podido cambiar tilde ni jota de la Ley de la Libertad, por la cual toda criatura tiene el poder de decidir si “vivir eternamente en su Reino con su Hijo por Rey Universal”, o preferir la Muerte.

Y es esta Ley de Libertad la que siendo defendida con el todopoder de quien es Omnipotente, cuando la experiencia nos ha enseñado que a mayor Poder mayor cantidad de opresión y esclavitud; es esta Ley de Libertad que Dios funda en su Pasión por la Libertad, la que se hizo incomprensible para tantas naciones que, acostumbradas al látigo y al hierro, aun muchas hoy, no pueden entender que siendo Dios Todopoderoso no haga uso de su Fuerza para imponer su Imperio.

Arrollados, pues, por la ley de quienes teniendo el poder propio animales salvajes, la medida de cuya devastación se deduce de la opresión que ejercen, se les hizo imposible a los padres de las naciones entender un Poder cuya Naturaleza no es Opresora ni su meta es la Esclavitud de toda criatura a su voluntad. Confundidos por la experiencia de un hecho real y diario, la visión de la transformación del más pintado en una máquina asesina apenas se le sube el poder al dedo gordo, ¡CÓMO ENTENDER QUE QUIEN ES Todopoderoso y hasta el mismo Cosmos tiemble ante su Fuerza, se desnude hasta la condición de Jesucristo y le lleve el respeto hacia la Libertad del prójimo a la misma Cruz!

Quien ama el Poder como instrumento para su glorificación, la necesidad imponiendo la esclavitud y opresión de su prójimo, no puede entender este respeto hacia la Libertad, tan elevado y profundo en el ser del Creador que hasta se alza como Ley y deviniendo Dios, es Dios en el Creador la medida de su Libertad.

Y hasta aquí la respuesta al problema de la relación del Creador con su Creación en el seno de la Libertad.

 

II

Ontología de la Libertad

 

Las consecuencias de la historia devienen la historia de las consecuencias a la manera que la historia del hombre lleva al hombre que hace historia. Será en este proceso reflexivo que la inteligencia tenga su origen, y siendo la inteligencia la propiedad definitiva por la que se define el hombre esta propiedad nos conduzca al origen de la inteligencia como raíz del ser humano.

Desde esta perspectiva observamos que la vida deviene propiamente “el hombre” cuando el Concepto forma parte de su existencia y el Homo Sapiens comienza a relacionarse con el universo mediante el proceso reflexivo. Esta revolución ontológica por la que el Homo Sapiens se sitúa en el Tiempo y procede a desarrollarse hasta el Hombre Mesopotámico estaría en el Origen del Arte, cuya dinámica, seguida a pie de terreno nos conduce desde el Paleolítico al Neolítico, y desde el Antropos Universal hasta el Hombre Cristiano, cuyo viaje, especialmente en Europa deja sus huellas en los Santuarios de las Cuevas de Lascaux y Altamira –centrando el proceso general en catedrales del arte mundialmente conocidas- y hace de la Megalítica un sistema de reconocimiento del espacio. De manera que la Inteligencia en el Antropos Sapiens precede al Concepto de Espacio como Geografía, es decir como realidad en un universo estable.

El Concepto es, desde esta consecuencia, el embrión primario que precede a la Idea, y se establece en el universo prehistórico humano bajo la ley de la necesidad que hace del feto condición sinequanon para la existencia del niño, y el niño a su vez es lo que sin su existencia no hay hombre.

Y por esta ley ontológica el niño es infinitamente más importante que el hombre y el feto igualmente se relaciona con el niño bajo la misma ley de infinitud manifiesta. Pues si el efecto es el objetivo final hay que establecer de una vez por todas que sin causa no se da ningún efecto y en consecuencia se debe proceder acorde a la precedencia y no según la trascendencia de los efectos. Siguiendo con cuya Idea llegamos a diseccionar una Sociedad estructurada exclusivamente acorde al hombre, es decir al efecto, como una sociedad inclinada infinitamente hacia su autodestrucción, que se descubre en la traducción del niño como un objeto y del feto como una cosa, siendo, sin embargo que el feto es lo más importante, el niño su impronta y el hombre su consecuencia. Un hombre determinado por semejante sociedad no es una bestia, porque la comparación sería en degradación del reino animal, es lo que se ha dado por llamar últimamente el Homo Basurensis, que traducido al idioma de todos los días se lee “el hombre basura”. Y como hombre basura todos sus actos implican la destrucción de la estructura del Sistema Natural Social para finalmente consumar su demencia en la pira de unas pasiones salvajemente desarrolladas y absueltas de antemano del juicio ontológico trascendente, es decir, privado de una de las dos propiedades por la que se define lo humano: La Inteligencia Pura.

La diferencia entre Inteligencia Pura y Práctica la tenemos en la propia naturaleza humana, donde el cerebro del varón está especificado para la abstracción, el concepto es su reino y la Idea su ley, y el de la mujer está igualmente especificado para la concreción y la objetivación del hecho diario. Y de aquí que se diga que Dios creó al hombre “macho y hembra” para ser una sola cosa, y sin él ella no se encuentre completa, y sin ella él no se encuentre realizado. Y que traducido a la Historia procede a separar en lo absoluto al varón de la mujer en el universo de las Ideas, donde vemos cómo la Inteligencia Pura es exclusiva del varón y su reino es la Historia de la Religión, y el universo de la concreción objetiva y ordenamiento de la materia es el reino de ella, del que habiendo sido excluida por las consecuencias históricas determinantes de nuestra Historia, la sociedad humana en general ha sufrido de esta carencia, y su perpetuación absolutizada conlleva universalmente al peor de todos los modelos estructurales sociales concebibles: la teocracia, es decir, el sistema donde la mujer es nada, y su carencia da lugar a un proceso esquizoide de negación de la naturaleza del Hombre. 

Y será desde esta afirmación, por contra, que el acceso de la Mujer al Poder, entendido como ordenamiento de las necesidades materiales en movimiento diario, y porque su inteligencia es Práctica, conduce a una dinámica de perfeccionamiento de la estructura de Gobierno, que, devuelto a su realidad natural, desemboca en el progreso de la evolución social.

En este orden, pues, digamos que el Hombre tiene la cabeza en las nubes y la Mujer la tiene en el suelo, y al unirse en una sola estas dos realidades el Ser realiza su Identidad Completa. Siguiendo con cuya especificación dual de la Inteligencia Humana observamos cómo la Religión, siendo el proceso de abstracción más alto, pues que salta de la materia al espíritu, quedándose la Ciencia en la materia, ha venido siempre determinado su Origen por el varón; e igualmente observamos que donde la Mujer llegó al Poder, exceptuando casos, la Sociedad tendió a la Paz por concreción de la naturaleza femenina misma. Y siguiendo este pensamiento objetivo se deduce que la participación de la mujer en el Gobierno es una entelequia, pues lo que le pertenece por derecho propio no se concede sino para mantener activa la limitación de acceso.

Ya en el terreno de la realidad candente observamos que los sistemas sociales antagónicos, es decir, la Teocracia, en el que la Mujer es alienada de la Sociedad, imponiendo el varón su naturaleza mediante la fuerza bruta, típica de la máquina destructora que fueron nuestros padres en su día, y la Democracia, donde la Mujer toma las riendas de la organización del día a día en responsabilidad compartida con el varón, y porque ambos sistemas sociales son antagónicos nos descubren lo que ya sabíamos desde siempre, que al varón le va el Pensamiento y la Abstracción es lo suyo, y a la Mujer le va el Gobierno porque lo lleva en las entrañas a la manera que lleva a los hijos.

El Machismo, desde esta Concepción de la Inteligencia Humana, es un proceso esquizoide que atenta contra la Paz de la Sociedad, tal cual se ha visto a lo largo y lo ancho de los Milenios de su Imperio; y el Feminismo, si conducido a la inversa del Machismo, es igualmente un proceso esquizoide que hace suyo el Machismo y busca el Poder para hacer lo mismo que hiciera el macho. En el terreno de la Historia en directo observamos la diferencia si comparamos el Feminismo de Margaret Thatcher, aquél macho con faldas, con el Feminismo de Angela Merkel, una hembra en la que el término supera la forma a la manera que el de varón supera la suya, y deviene varona. Ya en el cuadro de las comparaciones tenemos a la Muñeca Argentina, Cristina Fernández, el guiñol que los machos de Buenos Aires vistieron con faldas a fin de perpetuar la política que con pantalones no pudieron. 

 

Conclusión

 

La Libertad y el Ser vienen juntos. Y de aquí que podamos decir tranquilamente que donde hay Ser hay Libertad, y que donde no hay Libertad pero existe el Ser la consecuencia es la Lucha revolucionaria del Ser por su Libertad.

Nuestra Historia está repleta de lecciones sobre la esquizofrenia del Poder. El Poder ha tendido - en todos los lugares y en todos los tiempos- a imponer la Ley de su Imperio contra la Libertad del Ser, que está en el Hombre, pues si el Ser no estuviera en el Hombre ciertamente, no siendo el hombre otra cosa que un animal político, sería la Política del Poder la que administraría nuestra Libertad.

Observamos que siendo el Cristianismo la expresión - y a pesar de su imperfección en la Historia de nuestro Pasado- de la relación indisociable del Hombre con la Libertad en virtud del Ser en el Hombre, que el Poder -encarnado en las Aristocracias- tendió inevitablemente, primero, a corromper el pensamiento cristiano mediante la seducción de la formación de una teocracia Ad Maiorem dei Gloriam, y más tarde, ante la imposibilidad de la Iglesia a someterse al Poder Temporal, el Poder de la Aristocracia tendió a la negación de la existencia misma del Ser en el Hombre, arremetiendo contra el Cristianismo como medio de matar el Ser en el Hombre.

Y pues que, como la misma Historia Universal demuestra, la Libertad del Hombre procede del Ser, y el Ser precede al Cristianismo para hacerse una cosa con el Hombre, el Poder que tiende al Absolutismo y a hacer de su ley su Imperium tiende inevitablemente a declararse enemigo del cristianismo.

Observamos, concluyendo, que donde ha habido Cristianismo es donde la Libertad ha vencido batalla a batalla al Poder, y que mientras haya cristiano seguirá existiendo la batalla por la Libertad contra el Poder de una clase “aristocrática” que en su esquizofrenia homicida tiende a reclamar como derecho de sangre “ser como dios”, reclamo cuya naturaleza patológica se aprecia en la Pasión del Hijo de Dios, que procedió a la Fundación de la Libertad sobre la columna ontológica de la Autoría del Ser sobre sus actos ante y delante de la Ley. Y esto que siendo Todopoderoso fácilmente hubiera podido pisar la ley del Poder.

Concluyendo, la Necesidad de matar al cristiano en el Hombre es imperiosa en el seno de toda organización -sea política, religiosa o de cualquier otra naturaleza- que dominada por la pasión por el Poder aspire a perpetuar su status en el tiempo y el espacio. Mas como el Ser es anterior al Hombre y el ser se hizo cristiano a fin de basar su Lucha por la Libertad en una fuerza invencible, el fin de la batalla de todo Imperio y Organización que se movió impulsado por semejante delirium tremens absolutista fue, siempre, el fracaso. El Libro de la Historia Universal está para que el Poder no vuelva a caer en la misma piedra, y para que el Hombre comprenda que cuando el pie arremete contra la “piedra” se comprenda que el Poder ha caído, de nuevo, en manos de un loco -sea individuo o grupo.

La aspiración ontológica suprema del Hombre, en definitiva, es la Libertad de los hijos de Dios. Y aquí ya cada cual interpretará lo que un hijo de Dios sea acorde a su inteligencia, y acorde a la interpretación la Libertad será esto a aquella.

 

  CAPÍTULO UNDÉCIMO

LA GUERRA Y LA PENA DE MUERTE. RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA PAZ

 

 

EL POLITIKOM

 

 

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