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LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
 

EL LIBRO DE LAS INTRODUCCIONES A LA BIBLIA

QUINTA PARTE

 

INTRODUCCIÓN AL APOCALIPSIS . LA CUESTIÓN DE LA GRAN RAMERA Y  LA DOCTRINA DEL MILENARISMO

 

EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO, DIOS HIJO UNIGENITO Y PRIMOGÉNITO, REY SEMPITERNO, SEÑOR TODOPODEROSO, JUEZ UNIVERSAL, SUPREMO PONTIFICE DE LA IGLESIA Y SEÑOR DE TODOS LOS PUEBLOS DEL REINO DE DIOS:

 

Desde su publicación a nuestros días el Libro de Dios fue sellado a fin de que la Fe triunfase sobre las naciones y el Milagro de la Resurrección del Género Humano en el Hijo de Dios fuesen la fuerza y la sabiduría de todos los hombres. Conocido que el Pecado Original tuvo su esencia en la elevación del hombre a la condición de dioses jurídicamente blindados contra la Igualdad Universal de todos los hijos de Dio, es decir, de toda la Creación; reclamando para sí un status quo que los estebles¡ciese más allá de la Ley. Status natural a todos los hijos de acuerdo a la palabra de quien vistiéndose de enviado a Dios engañó al hombre com la Mentira de que el Conocimiento de la Ciencia del Bien y del Mal hace igual a Dios. Para conocer la Ciencia del Bien y del Mal hay que vivirla, y sólo hay un medio de vivirla: ser arrojado del paraíso y vivir en el infierno de un mundo en guerra civil hasta su autodestrucción total. De aqui que la respuesta de Dios al Hombre fuese el Pensamiento oculto detrás de la Mentira de Satán: Polvo eres y al polvo volverás.

Conocidos son los acontecimientos que siguieron desde la Caída hasta el Diluvio que dio fin a aquel mundo. Dios recogió en su Libro la Memoria de aquellos siglos con objeto de que al final de los tiempos esa laguna fuese llenada con las aguas de la Verdad. Aunque tras el Velo de la Religión blindada hasta el Nacimiento de Cristo la Iglesia Católica, aún sin descubrir esa Memoria, mantuvo vivos aquellos Acontecimientos por el Pueblo de Israel sufridos. La Universalidad de la Civilización hacía necesario que esta recibiese el Arca de la Alianza y, portando un Nuevo Testamento, abriese el Reino de Dios a todas las naciones de la Tierra.

La Victoria de la Fe Cristiana es Obra de Dios. No es este el lugar donde recordar las grandes batallas que el Catolicismo librara durante los dos milenios precedentes. Y sin embargo ¿cómo dudar que habiendo sido fundada la Casa por el propio Hijo de Dios su edificio resistiría toda suerte de tormentas, maremotos, terremotos, truenos y rayos?

La Sabiduría es su Madre, Dios es su Padre, ¡en qué cabeza podía caber que esta Casa, fundada sobre la Roca de la Fe en la Veracidad Divina del Rey y Señor, Jesucristo, pudiese ser demolida!

Cierto es también que con los ojos se ve para que el entendimiento haga juicio. El Juicio del Entendimiento es firme, vence la Confusión, está más allá de la Duda. El Libro de la Historia Universal está para ser leído por todo el que necesite refrescar su Memoria y vivificar su Entendimiento con las aguas de la Vida. Desgracia sobre desgracia, aún hay quienes creen que lo que no consiguieron la Muerte, el Diablo y el Infierno pueden conseguirlo ellos: derribar el Árbol de la Fe, talar sus ramas, prenderle fuego.

Dios Padre es el Creador del Futuro. Sin su Sabiduría el Tiempo  se hunde en sus cimientos y el Espacio se colapsa en sus fundamentos. Él es quien creó las Galaxias que rodean el Universo. Él creó este Cosmos Nuevo para expandirse hasta el Infinito. Y es de este Dios, Creador Omnipotente, de quien su Hijo Jesucristo es su Vida, la Fuente de su Felicidad, la Luz de sus ojos, el Corazón cuyos latidos hacen latir el Suyo. Por este Hijo creó Dios el Universo de los Cielos y sembró en las estrellas Mundos, Árboles de especies que  dando su Fruto, Vida a Imagen y Semejanza de su Hijo, nacen para  ser Ciudadanos de su Reino.

El Género Humano forma parte de la Historia de este Universo, el Futuro del Hombre es ser Ciudadano del Reino de Dios.

I

La Historia del Género Humano forma parte de la Historia Divina de Jesucristo. Una parte de la Casa de los hijos de Dios decidió traer a nuestro Mundo su guerra contra la Ley sobre cuya Justicia estableció el Creador la Convivencia de todos los Pueblos del Universo. Dios creyó que alzando la Pena de Muerte aquellos hijos rebeldes "que ya habían antes acorneado" refrenarían sus pasiones y corregirían sus caminos. No tuvieron miedo. Perdieron el Temor de Dios, y  le declararon la Guerra al Espíritu de la Ley.

Adán, una Criatura en su Infancia Ontogénica, sin conocimiento de la Ciencia del Bien y del Mal, de las Guerrras que habían ido teniendo lugar antes la creación de nuestro mundo, cayó en la Trampa del cabecilla de aquella generación de hijos rebeldes, "no de esta creación", y con su Caída arrastró al mundo del Edén y a todo el Género Humano a vivir la Tragedia de la Historia Universal que heos escrito con nuestra sangre.

Dios dictó sentencia contra el Transgresor y contra el Traidor acorde a la Ley que Él mismo acababa de escribir: “No comas, porque el día que comieres, morirás”. Como Padre, Dios tenía atravesado el corazón; como Juez no podía volverle la espalda al Hecho de la Manipulación Maligna que los hijos de Dios reunidos alrededor de la mesa de Satán realizaron. Habría Castigo y Redención. La Sentencia era clara : Todo Mundo que se alza contra la Ley del Creador se sentencia a sí mismo a Pena de Muerte, es decir, a la extinción total y absoluta de su Mundo. “Polvo eres y al Polvo volverás”. Vemos, pues, cómo el Fin del Libro Divino conduce al Principio; si no se entiende el Principio, imposible entender el Fin. Encadenados a esta Imposibilidad teólogos y pastores de todas las épocas rechazando en su orgullo la pobreza de espíritu se vieron obligados a dar por verdaderas interpretaciones falsas de todos y cada uno de los libros de las Sagradas Escrituras. No existe más que “una, sola y única Interpretación Verdadera del Contenido del Libro de Dios”, la Interpretación que le dio existencia en Dios y es la fuente de su Origen. De nada valen pues los libros por los hombres escritos. Quien quiere conocer a Dios debe levantarse hasta el Cielo. La letra mata para que viva el Espíritu, pero quien se queda sólo en la Letra en ellas cava su tumba.

II

¿Dónde está la demencia? Más allá de todo discurso la cuestión no reside en ningún tipo de jurisprudencia, reside en esta demencia: ¿Cómo puede atreverse nadie a soñar, a pensar, a dar cobijo en su mente, a retar al Señor Dios de la Eternidad y del Infinito a un Duelo de voluntades?

Este es el Principio del Apocalipsis.

¿Cómo se atreve criatura alguna a poner en Duda la Palabra del Todopoderoso Ser que con su Omnipotente y Todopoderoso Brazo  redujo un Cosmos a escombros? ¿En el seno de qué locura tuvo su cuna la idea de querer responderle con Odio al Omnipotente Creador que con brazos abiertos y Corazón de Padre engendra Vida Eterna, Milagro Maravilloso?

Estas son las raíces desde la que emerge la respuesta al Apocalipsis.

¿Qué o quién puede beber y servir este veneno infernal lo suficientemente poderoso para arrastrar a la criatura animal, del polvo animada de vida por la Palabra del Creador del Universo, a semejante demencia? : ¡Dios, retar a un Duelo de Voluntades al Creador de las Galaxias infinitas que llenan el Cosmos!

La sola idea de  retar a Dios, usando el Amor del Padre como talón de Aquiles, es una Ofensa contra el Señor de la Vida, sentencia firme de suicidio a ser ejecutada sobre el cuello por las mismas manos que salen de los brazos de los que cuelga esa cabeza. ¿En qué enfermedad mental puede ser incubada semejante locura suicida? : ¡Querer poner a Dios de rodillas!

Tremendo Dilema. Ejecutar la Sentencia : de un siotio, extinción del Género Humano, regreso al polvo del que fuera tomado el ser humano; del otro, levantar la Luz de la Redención en medio de las tinieblas de nuestra tragedia.

III

¿No está todo escrito? ¿Acaso no da Dios en Persona cuenta de este Dilema en su Libro? : ¡La Biblia, escrita por Dios, comenzado o por el Padre y terminada por el Hijo. ¿Pueden la ignorancia y la brutalidad entender el Lenguaje de la Sabiduría y de la Ciencia¿? ¿Puede el hombre sin tener en el Corazón de Dios su Casa entrar en su Mente y ver con sus ojos el Tesoro de los secretos de su Sabiduría?

Necedad grande la de los hombres de todos los tiempos, intentar Interpretar a la luz de los siglos la Mente del Autor Divino. Tremenda frustración la humana, haber sido creado para ser elevada su inteligencia a la naturaleza de la inteligencia de los hijos de Dios, y sin embargo permanecer en los límites del cerebro de las bestias.

La cuestión emerge de las entrañas de los milenios: ¿Cuál es alma que anima todo el Libro de las Sagradas Escrituras?

La Respuesta es una Palabra: “VEN”. He aquí todo el sentido maravilloso del Libro Divino: Conducir al hombre a los brazos de su Creador.

“VEN”. ¿Qué es el hombre sin Dios? ¿Puede elevarse el hombre por sí solo a las alturas de la Ciencia de la Creación sin ir de la mano de su Creador?

“VEN”, es la esencia, la sustancia de todo el Libro de Dios.

“VEN”. Pídeme Inteligencia. Pídeme Ciencia. Pídeme, Entendimiento. Pídeme Sabiduría.

“VEN”.  Porque ¿quién no participa de la Inteligencia del Autor bajo qué presupuestos podrá  leer su Contenido?

Y sin embargo  con la Nueva Mentira del Diablo : “La Fe sola”, quedó abolida la Necesidad de la Inteligencia Divina para descubrir el Tesoro con el que su Autor llenó el Arca de la Nueva Alianza en orden a la Salvación de la Plenitud de las naciones. Con su Religión de “La Fe sola” su fundador no hizo sino reeditar lo que quienes condenaron a Muerte a Cristo hicieron: Abolir la Palabra de Dios enterrándola bajo un mar de preceptos y tradiciones humanas sin ningún valor Divino. Y de la misma manera que aquéllos enterraron su ignorancia en una sepultura de hipocresía, éstos sepultaron su hipocresía en una tumba de odios y prejuicios contra todos los vecinos, hermanos en Civilización y en la Fe de Cristo.

No en vano  dice Dios Hijo, cerrando el Libro que Dios Padre comenzó: “Yo atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la profecía de este libro que, si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que están escritos en este libro”. Palabras que los Adoradores de la Segunda Mentira del Diablo --que el Hombre puede comprender a Dios sin necesidad de vivir en su Corazón, que basta con  la Letra y la “Razón Sola” para  entrar y salir en la mente del Dios Eterno Creador de todas las cosas-- arrojaron a la tumba de las “Letra sola” y sin Temor del Señor Dios arrancaron del Libro Divino las partes que quisieron y reescribieron el texto a fin de que sus pueblos, embrutecidos por el alcohol y degenerados por el vicio, pudiesen beber el Vino Sagrado de la Palabra Divina.

Pero no fue Vino Divino el que bebieron, fue veneno maligno el que los ahogó en Odio y los condujo a la Guerra Fratricida de los 30 Años.

IV

Dios no se oculta, no es un “Dios Oculto”. Escribe su Epílogo Apocalíptico dando la cara, a rostro descubierto, y natural a quien es Dios habla y se comporta como tal. Con pleno conocimiento de que el hombre no es sino la pluma en la mano de su Creador, dice :

“Apocalipsis de Jesucristo, que para instruir a sus siervos sobre las cosas que han de suceder pronto, ha dado Dios a conocer por su ángel a su siervo Juan”.

Si al Principio de su Libro es Dios quien habla y da a conocer su Verbo Todopoderoso en el Prólogo a su Génesis, “La Creación del Universo”,  al final el Dios que “dijo y así se hizo” descubre su Nombre y se revela en su Verdadera Naturaleza, diciendo :

“Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era, el que viene, el Todopoderoso”.

¡Tú, Dios Verdadero de Dios Verdadero, Jesucristo!

V

...el cual da testimonio de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, esto es, de todo lo que él ha visto...”

De donde viene el gran problema a la hora de la Lectura del Apocalipsis. Juan es la Pluma. Quien lo escribe es el mismo Ser Divin0 que creó la Luz y el Firmamento, y creó las estrellas para separar las Luz de las Tinieblas. Hablamos del Hijo del Creador de Cosmos. Y de aquí que Juan escriba: “...Bienaventurado el que lee, y los que escuchan las palabras de esta profecía, y los que observan las cosas en ella escritas, pues el tiempo está próximo...”. La Revelación es directa: El tiempo está próximo.

Y la inteligencia en quien lee. Diciendo el Señor Dios, Jesucristo: “Yo soy el Todopoderoso”, se entiende “el Omnisciente”. ¿O acaso la Ciencia de la Creación del Universo y del Árbol de las especies es cosa de magia y no del conocimiento ilimitado de todas las ciencias que gobiernan la Creación de los sistemas, a nivel astrofísico y microcósmico?

¿Puede alguien ser Todopoderoso a nivel de Creación y ser un Ignorante en el Árbol de las ciencias? ¿Y aun así se atrevieron los hombres a leer Su Palabra como si fuese la de un hombre cualquiera más? ¿No fue porque Le miraron con los ojos de la cara y no con los del espíritu de inteligencia que buscaron su Muerte? ¡Dios estuvo entre los hombres, pero no caminó como un hombre cualquiera, Él era el hijo del Hombre, el elegido para el Día de Yavé, Día de Venganza, el Día en que se cumpliría la Palabra de Dios : “El hijo de Eva te aplastará la cabeza”. La Palabra se hizo Hombre, y este Hombre, Dios Hijo encarnado, es el Héroe cuya Victoria es el tema del Apocalipsis.

Como Ayer, el Hecho de haber estado “Dios con Nosotros” ciega los ojos, y arrastra a creer que Jesucristo es un hombre cualquiera más, elevado al trono del Rey del Universo por Voluntad de Dios, y en cuanto hombre su Palabra puede ser leída por cualquier hombre, interpretada a capricho según la inteligencia animal humana, y acorde al interés de la inteligencia de cada uno cada cual puede borrar de su Libro lo que no entiende para justificar la ignorancia propia, y asi salvar la inviolabilidad de quien no puede equivocarse porque basta la “Fe sola” y la “Razón Clara” para ser el intérprete de Jesucristo, “...el testigo veraz, el primogénito de los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra...” ¡Dios con Nosotros, Ayer, Hoy y Siempre!

VI

¿Qué dicen ésos intérpretes sobre la identidad de  la Gran Babilonia, la Ramera que se alzó contra el Cordero y su Rebaño?

Pregunta estúpida ciertamente. Si el Maligno dijo toda clase de  injurias contra el Esposo, Jesuicristo, ¿qué no iban a decir sus siervos contra la Esposa, la Iglesia Católica?

Necios, hijos de brutos adoradores de los ídolos del Poder, ¿quién sino la Babilonia de los Césares podría ser objeto del Castigo Divino por las Persecuciones Sacrílegas que durante tres siglos  su Imperio bendijo y disfrutó como bestia maligna devoradora de carne de inocentes, vírgenes y santos?

¿No está escrito con suficientes letras? ¿No habló el Hijo de Dios con  suficientes palabras revelando la Naturaleza de la Gran Babilonia contra la que la Cólera del Padre Divino caería como huracán que barre todo lo que pilla a su paso? ¿Qué Caída podría ser del Regocijo de los santos sino la de la Roma Imperial que los mató por miles para diversión de aquel pueblo de bestias y alimañas en que  se habían convertido los ciudadanos del Imperio Romano?

¿Podría Dios proceder a borrar el Mundo Antiguo y  Edificar uno Nuevo  y dejar en pie aquella estructura maligna  cuyo bestialismo queda descrito ampliamente en las visiones de las Bestias?

¿Dios no es Padre? ¿Dios no tiene sentimientos, pasiones, Dios no siente nada? ¿Qué demencia es esa la de creer que la Caída del Mundo Antiguo dejaría de la Roma Imperial piedra sobre piedra?

¡¿Qué no entendéis, qué no habéis entendido? ¿No es clara la Palabra de Dios Hijo cuando escribe: sobre “Los preludios del juicio contra Roma”? ¿De qué Roma se podía estar hablando  al término del Siglo de Cristo?, ¿de la Roma del Siglo XVI?

VII

De los brutos es la brutalidad, de los hipócritas es la hipocresía, de los malvados es la maldad, y es de demonios : ¡el Odio a Cristo y Muerte a su Esposa!

La Parte la Cuarta lo dice todo : “LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS Y LAS ENCARNACIONES DEL DRAGÓN”. Desde el Fin el Principio se resuelve.

El Hijo de Dios se hace Hombre. Duelo a muerte entre el Hijo de Eva, hijo de Adán, y Satanás, la Cabeza Parlante de la Serpiente del Edén.

Dios expulsa de su Casa a sus hijos rebeldes que se atrevieron a declararle la Guerra al Espíritu de su Ley; ésos hijos rebeldes tienen que buscar, encontrar y matar al hijo de Eva.

Victoria del Vengador de la sangre de Adán y Campeón de la Causa del Hombre.

VIII

Miles de años esperaron este Acontecimiento: el Duelo a Muerte entre el hijo de Eva y el Asesino de Adán. La victoria de uno o del otro marcaría la Historia del Universo con un Antes y un Después.

Pero Dios no juega a los dados. Una Revolución Universal Sempiterna  se va a consumar. Dios elige para ser nuestro Campeón y Héroe a su propio Hijo Unigénito. Dios en persona toma nuestra causa en sus manos. No hay Duda sobre la Victoria, Dios la anuncia en  sus Profetas una vez y otra. La Victoria  está dada desde el principio: “Te Aplastará la Cabeza”.

Únicamente una bestia podía soñar con  impedir que este Acontecimiento se sucediera. Es la Bestia, expulsada del Cielo, cree que puede vencer al Campeón, al Mesías; la Bestia cree que lanzando todo su fuego por la boca podría aplastar al hijo de Eva, al hijo de María.

IX

La Victoria estaba en la Redención, y la Redención quería un Sacrificio Expiatorio en Testimonio de la Ignorancia del Hombre sobre la verdadera realidad que lo condujo a la Transgresión. El Héroe es el Cordero, en cuya Sangre Dios redime al Mundo por su Ignorancia y Testimonia con su Vida sobre la Inocencia de Dios en el Acontecimiento de la Caída. En el Cordero el Hombre y Dios se abrazan, se restaura el Link Creacional entre Dios en tanto que Padre y el Hombre en cuanto hijo.

X

El Desarrollo del Epílogo a la Biblia es claro y visible como río que baja de las altas montañas y hace su camino por los precipicios hasta llegar al valle. TRIBUNAL DE DIOS Y DESPLIEGUE DE LAS FUERZAS PARA LUCHAR CONTRA EL MUNDO.

La resistencia del Mundo al Cristianismo no es necesario recordarla. Todo el Antiguo Testamento es una continua preparación para la Batalla Final entre los reinos del mundo, gobernados por Satanás, y el Reino de Dios que va a ser instaurado por el Mesías Vencedor.

El Mundo entero, incluido Israel, entregados a la Ignorancia que precedió y procedió de la Caída, se levantó contra Cristo: LUCHA CONTRA EL ANTIGUO MUNDO PAGANO Y CONTRA ISRAEL.

Son los hijos de Dios, es el propio Dios Padre quien dirige la Batalla por la Restauración de su Creación.

¿Qué lectura cabe diferente a la que los Padres de la Iglesia vinieron predicando desde  los Orígenes de la Iglesia?

Quien se rebela contra la Autoridad Doctrinal del Espíritu Santo ¿no se rebela contra Dios: Padre e Hijo?

¿No envió  entonces Dios el Espíritu Santo a sus Apóstoles?

¿No fueron su Templo vivo los llamados “Padres de la Iglesia”?

¿No vivieron ellos en sus carnes la Batalla de la que el Apocalipsis es su Testimonio, escrito en los días en los que el Fuego que salía de la Boca del Dragón Anticristiano devoraba la vida de decenas de miles de inocentes cuyo único crimen fue ser el Rebaño Inmaculado del Pastor Divino?

XI

Quien odia al Esposo ¿no odia a la Esposa? Quien ofende a la Esposa ¿no ofende al Esposo?

Puede ser llamada Ramera la Esposa de Cristo ¿y no despertar la Cólera de su Señor? ¿En qué momento la Bestia se apoderó de la mente de los pueblos anclados aún en los viejos días de la barbarie de sus padres, enemigos desde sus orígenes de la veracidad Divina de Jesucristo? ¿No es clara la Palabra?

Evidentemente para los enemigos del Espíritu Santo, no. Y sin embargo la Letra es Firme: CONSTANTES AMENAZAS CONTRA ROMA HASTA LA RUINA DE LA CIUDAD.

XII

La maldad prefiere cerrar los ojos; alcoholizados y entregados a sus vicios negaron que esa Roma fuera la de los césares, y pervirtiendo su juicio, en el Diablo su cuna,  escupieron sobre la Biblia aclamando a Jesucristo, el Esposo, directo autor del decreto de Muerte contra su Esposa.

El Juicio del Señor Jesús, el Esposo de la Iglesia Católica, sobre los enemigos de su Casa ¿cuál será cuando los naciones sean levantadas del polvo? ¿Qué interpretación cabe sobre lo que es claro y evidente como la luz del día?

XIII

EL MILENIO SEGUIDO DE LA POSTRERA LUCHA. Expulsados de la Presencia de Dios, firmado por el Hijo el Decreto del Padre sobre los hijos rebeldes que arrojados del Cielo se enfrentaron a muerte con el Mesías ¿bajo qué concepto o pensamiento o sentimiento se puede admitir que aquellos hijos malignos que osaron poner un dedo sobre Dios Hijo pudiesen ser admitidos de regreso al Cielo?

¿Acaso se había celebrado el Día del Juicio Final en el que la Sentencia de Destierro por la eternidad de la Creación será ejecutado? ¿Se le deja al Vencido en el reino del Vencedor o es expulsado de sus fronteras?

Aquí la cuestión es por qué 1.000 años en cadenas,... ¿y después la Liberación?

Aquí es donde está el Espíritu. Aquí es donde está la Inteligencia. ¿Por qué no proceder a la ejecución de la Sentencia una vez el Vencedor establecido sobre el Trono del Rey? ¿Qué sentido tenía encadenar a la Bestia para proceder a su Liberación Mil años después?

XIV

Cosa curiosa por tanto, pues si unos se consideraron incuestionables y los otros se consideraron infalibles, los unos como los otros, entregados al vicio y a la prostitución, le dieron la espalda a la Necesidad de mantener la Vigilancia. Aún teniendo en Parábola el Acontecimiento de la Siembra de la Cizaña Maligna de la División entre las iglesias, y aún cuando se le ponía fecha a esa Siembra, principio del Segundo Milenio, todas las iglesias de las naciones cristianas cerraron los ojos a la Profecía en este Libro sobre la Liberación del Diablo.

Los unos porque estaban entregados a placer a la prostitución, y los otros porque afirmarlo sería afirmar que el Dios Oculto de la Reforma era Satanás, los unos como los otros dejaron el campo abierto para que el Maligno sembrara su Cizaña de la División, y divididas las naciones cristianas en Fratricidio  a muerte, abrieron las puertas de las Guerras Mundiales en las que esperaba la Bestia erradicar de la faz de la Tierra la vida humana.

Dios no miente. La Parábola anunciando el Acontecimiento de la Siembra de la Cizaña venía de Dios. De Dios vino el Anuncio del Encarcelamiento de su Enemigo. ¿Se niega Dios a sí mismo? ¿Dice hoy No, donde Ayer dijo sí? No parece muy cristiano afirmar esto. O mentía Jesucristo hablando sobre la Siembra del Maligno en la Parábola correspondiente, o nos engañaba a todos diciendo que tras su Resurrección sería encarcelado su Enemigo. Si encarcelado, ¿cómo podría actuar con la libertad del Sembrador Maligno quien por ser el Diablo se le encadenaba a la espera de la ejecución de su Sentencia de Destierro eterno de la Creación?

Pero si Jesucristo es la Verdad y Dios no miente la Veracidad del Acontecimiento de la Parábola y la del Encadenamiento del Diablo traía a la Historia UNiversal la Necesidad de la Liberación del Sembrador Maligno, quien, dejando su Prisión en el Cielo, sería arrojado a la Tierra para sembrado la División entre las iglesias conducir a las naciones a su destrucción total.

La fecha de la Liberación del Sembrador Maldito quedaba escrita. Creer o no creer en la Veracidad de Jesucristo quedaba a juicio de cada cual.

 

PRIMERA PARTE

 

Pero vayamos por partes y reconstruyamos el Contenido del Epílogo Apocalíptico del Libro Divino estableciendo como origen, de un sitio, el Antiguo Testamento según el Espíritu Santo, y, del otro, la Historia del Cristianismo en el seno de la Historia Universal.

Decir primero, que la Historia Bíblica no se desarrolla fuera de la Historia Universal. Sabemos positivamente que los historiadores oficiales de los reyes y las repúblicas  enemigas de sus orígenes cristianos buscaron todos los medios posibles para manipular la Verdad y desconectar la Biblia de la Historia Universal, produciendo una Historia Antigua Mundial en relación a la cual la Historia Bíblica devino una historia alienígena. El término de maldad en la operación de manipulación lo tenemos en la encrucijada entre los siglos XIX y XX.

La revolución arqueológica del Medio Oriente trajo a luz un mundo perdido enraizado en el relato bíblico del Edén que asombró a los arqueólogos pero que inmediatamente, abandonando su ciencia e invadiendo la del historiador, ellos asombraron al mundo negando lo que las evidencias pusieron sobre la mesa.

La lectura de aquellas obras de los King, Rawlinson, Breasdtead, etc,  sobre el Egipto y Sumeria nos dejan perplejos, sobre un puente en el abismo, pues si en tanto que arqueólogos afirmaron la Historia Bíblica, den cuanto historiadores vinieron a negar lo que como arqueólogos establecieron.

 Basarse en esta negación esquizofrénica, tan típica de las escuelas germano-anglosajonas, para reconstruir el Mundo Antiguo, concerniente al Milenio de la Caída de las Primeras Ciudades Estados del reino del Edén en la Guerra Civil, fue el error de principio que condujo a la Historia Oficial de las Universidades a  decretar la Muerte de Dios en la Historia Universal, tanto en los Cielos como en la Tierra.

Por el Poder de Dios, nacido para no vivir semejante patología intelectual, me dispongo a hacer lo que debieron hacer quienes teniendo en las evidencias arqueológicas todas las pruebas se negaron a hacerlo en base al anticristianismo ideológico que en su ateísmo científico le impidió a la Universidad la defensa de la Verdad Divina.

Esto dicho, la verdad como única guía existencial de estas líneas, mi Rey y Dios, Jesucristo, mi Fuente, acorde a la Sabiduría de su Eterno Padre, según se lee: “Quien no adora al Hijo como se adora al Padre no es de Dios”; abro este Epílogo acorde a Su Espíritu, a fin de que viendo  la mente de Su Autor quede despejado su verdadero contenido : “...Porque el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía...”.

I

He aquí pues lo primero que debemos poner en nuestra frente y desde su luz abrir los ojos. El espíritu de Jesús es el espíritu de la profecía. Ergo, este Librito Apocalíptico es una Profecía. Y como tal Profecía es referida a los tiempos por Dios determinado para la sucesión de las Edades del Cristianismo.

Alienar su Contenido de los Acontecimientos inmediatos que se estaban sucediendo en los días del Imperio Romano únicamente puede hacerlo quien tiene en su mente una maldad anticristiana tan enorme como para negar este Espíritu, y conociendo la brutalidad y la bestialidad de sus pueblos ejecutar una operación manipuladora fratricida tan enorme como para bendecir su lucha contra el mundo “aunque tenga que prenderle fuego al mundo”, y bañar su santidad en aquel diluvio de sangre llamado la Guerra de los 30 Años.

Empecemos por tanto por la mano que Dios toma como Pluma para escribir este Epílogo a su Obra Divina, la Biblia.

 

II

SAN JUAN

En la Historia Divina de Jesucristo introduje a Juan Apóstol y Evangelista en la Casa de Jesús. A Juan, hermano de Santiago, el más joven de todos los Apóstoles, como si se tratase de su hermano pequeño, y sin embargo el más fogoso a la hora del Amor a su Maestro, el Rey Mesías, hijo de David, hijo de Adán, hijo de Dios, Dios Hijo Unigénito en la Cruz,  Jesús le da una Misión Especial, Íntima, Sagrada : ser el Querubín de la Madre de Cristo, la espada de Fuego que se pone entre Ella y el Mundo, la Puerta  Blindada de acceso prohibido para todo hombre, abierta únicamente a los Doce.

Desde aquella Noche hasta el Día de la Ascensión de la Virgen, Madre de Cristo, es decir, Madre de la Iglesia Católica, Juan, hijo de Dios, hermano del Señor Jesús en el Espíritu Santo, no se separó jamás de “su” Madre.

Desde su Misión Divina, Juan vio y conoció las Primeras Persecuciones contra los Primeros Cristianos, y vivió la Muerte de sus hermanos los Apóstoles, comenzando por la de su hermano de sangre, Santiago. Aquel Adolescente que  vimos en la Historia Divina de Jesucristo acompañando a las tres Marías, Gólgota abajo, espada en mano, a la altura de la Gran persecución de Nerón es ya un hombre, y como hombre sufre el Degüello de todo una Muchedumbre de seres inocentes cuyo Crimen fue Único en la Historia de la Humanidad: Ser hijos de Dios.

Obra Maravillosa la de Dios Padre, Creador del Cosmos y del Árbol de la Vida de los Mundos. Mató Satanás a un solo hombre, hijo de Dios, y en su lugar le ofreció el Universo a su Creador una Muchedumbre de hijos de Dios, Fieles por la Eternidad al Trono de su Todopoderoso Hijo, Jesucristo.

III

Cuando Juan escribe este Librito Apocalíptico el Siglo de Cristo tocaba a su fin. También le tocaba el fin a su vida. El término de su vida en este mundo se acercaba. Nuevas Persecuciones y nuevas batallas reunían sus nubes tormentosas en el horizonte. El último de los Apóstoles estaba a punto de despedirse de este Mundo. Aún le quedaba un último trabajo, escribir el “...Apocalipsis de Jesucristo, que para instruir a sus siervos sobre las cosas que han de suceder pronto, ha dado Dios a conocer por su ángel a su siervo Juan...”.

Leamos bien : “...Las cosas que han de suceder pronto....” Jesucristo no está revelando acontecimientos que se sucederán dentro de quince siglos: “Han de suceder pronto”. Extrapolar esas cosas que estaban para “suceder pronto”, es decir, las próximas persecuciones y la ejecución del Decreto Divino sobre la Caída del Imperio Romano, la Gran Babilonia, fue un acto malvado de la Reforma Protestante Anglicano-Calvinista.

IV

San Juan se hallaba en la frontera de dos siglos. Durante el Siglo que dejaba atrás decenas de miles de Cristianos habían sido masacrados sin piedad ni misericordia, su único crimen confesar que Jesucristo es Rey y Dios. Bastaba la palabra de cualquiera PARA QUE LA EJECUCIÓN de un Cristiano fuese inmediata.

El Derecho Romano fue aplastado y enterrado por el Odio Anticristiano, de esta manera minando el propio Imperio sus fundamentos. Una Justicia que abole la Presunción de Inocencia y revierte sus fundamentos de manera que el Acusado debe probar su Inocencia en lugar de ser el Acusador quien demuestre la culpabilidad del Acusado, es una Justicia criminal que mina los cimientos del Estado, provoca su Declive y causa su Caída.

V

Juan había vivido esa Perversión del Derecho Romano y desde la Frontera entre los dos siglos contemplaba el Futuro Inmediato. Sus preguntas eran muchas. Su mente era un hervidero de cuestiones. “¿Hasta cuándo, Señor?” fue su cuestión más sangrante y profunda.

Su Misión Divina, la Protección de la Madre hasta el Día de su Ascensión, había convertido a San Juan en un Observador Intocable. Desde su Intocabilidad escribió el Evangelio de la Santísima Trinidad, en el que las Palabras de Jesús, transmitidas exclusivamente a sus Discípulos en la Intimidad más Fraterna, salieron de su  mente para volar a través de los Milenios y anunciar a todas las naciones  el Milagro más grande jamás vivido por ningún Pueblo de la Creación, “Dios se ha Hecho Hombre; Dios estuvo entre nosotros”.

El Águila Divina había desplegado sus alas y volaba ya de un siglo a otro hasta las fronteras entre los Milenios. Quería Dios que  portase también este Mensaje a todos sus Siervos.

VI

Ante de todo, a todas las iglesias: Su Señor no las había abandonado, Él estaba siempre con ellas, Él permanecería siempre con ellas, venciendo sus  desviaciones, corrigiendo sus comportamientos, fortaleciendo su crecimiento.

Nadie debía pensar que ido el Señor sus iglesias se quedaban huérfanas, solas para siempre, abandonadas a su suerte en las tinieblas. Para nada. Perseverancia y fidelidad. Constancia y fortaleza. Misericordia y perdón. Sabiduría y Unidad. Él está siempre con todas las iglesias, Él es el Señor, Aquel de quien se escribió: “Buscarás con ardor a tu Marido, que te dominará”.

 

VII

La Creación de la Iglesia es una Obra en la que una Muchedumbre asume el Reino como Sacerdote de Dios, un Cuerpo, una Cabeza, una Sola Realidad, Cristo. El Señor no sólo fortalece y vivifica su Cuerpo, las iglesias, sino que tiene a su Servicio la Casa de Dios para  preservarlas de  su destrucción. Él Señor es Dios Hijo y como tal tiene en Dios Padre toda Omnisciencia y Todopoder.

“Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era, el que viene, el Todopoderoso”, JESUCRISTO.

VIII

Vemos, pues, en la Primera Parte: EPÍSTOLAS A LAS SIETE IGLESIAS DE ASIA, esta Realidad de Protección y Edificación en la Unidad que el Señor ejerce desde su Trono de Rey Universal Sempiterno. Dios Padre ha puesto a disposición de su Hijo toda su Casa. Está con ellas, las fortalece, las corrige y les anuncia que las persecuciones continuarán.

Estamos en la frontera de los dos primeros siglos del Cristianismo. Las Persecuciones no cesarían, y sólo Dios sabía cuándo la Victoria  del Cristianismo sería Universal. Hasta entonces las iglesias debían mantener su Fidelidad Apostólica y prepararse para seguir sufriendo el Genocidio Anticristiano, que tuvo al propio Hijo de Dios por Primer Mártir, ...el Primogénito de los muertos....

IX

Pero en estas Epístolas, siendo el espíritu de la Profecía el del Señor, observamos la Profecía de un Acontecimiento que  volaría por el océano de los siglos hasta posarse en la Playa de los Milenios. A saber, el Nacimiento de una generación de hijos de Dios, nacidos de Cristo en su Esposa, a Imagen y Semejanza de su Padre y Rey, Jesucristo, Generación en quien la Palabra del principio : “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza” se consumaría.  Y no porque no se consumara en la Primera Generación que tuvo a Adán por Cabeza, sino porque  habiendo sido siendo destruida aquella Generación no se pudo consumar su Universalidad. Mas la Universalidad del Verbo  se refiere al Género Humano, que en Cristo Jesús fue recogida y sellada con su Sangre a fin de que una Nueva Generación fuese engendrada a su Imagen y Semejanza, para llevar la Historia Universal del Género Humano a su Consumación.

Consumación contra la que elementalmente la Muerte se alzaría. De aquí la constante Cita del Señor al Vencedor, generación nacida de su espíritu para llevar la Gloria de su Trono a la Plenitud de las Naciones de la Tierra.

X

Se anuncia este Fin desde el principio de los tiempos, de aquí que Él diga: “Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era, el que viene, el Todopoderoso”.

¿Y siendo Dios Hijo quien con su Verbo anuncia el Nacimiento de esta generación de hijos de Dios, herederos de su Padre, quién o qué podría detener el curso de los Acontecimientos por venir?

Desde el Principio el Señor Jesús, Esposo de la Iglesia Católica, fundada en Roma, anuncia el Fin, para que todas las naciones se admiren y se conviertan, y rindiendo las rodillas con sus bocas confiesen que el Señor es Dios Hijo Unigénito, por la Eternidad de las eternidades : Rey Universal Sempiterno.

Ser Ciudadanos de su Reino es nuestra Gloria, el Origen de nuestra Libertad, la Fuente de nuestra Felicidad, el sol cuya luz vivifica nuestras almas y hace revivir en ella la Salud que viene de la Paz Fraterna entre todos los Pueblos y Naciones de la Creación de Dios.

XI

Esta Primera Parte abierta al Cumplimiento de la Palabra del Señor : “Estaré con vosotros hasta el final de los tiempos”, y cerrada con la Profecía sobre el Nacimiento de una Generación a la Imagen y Semejanza de su Padre, Cristo Jesús, pasamos a la Segunda Parte del Librito: “EL TRIBUNAL DE DIOS Y EL DESPLIEGUE DE LAS FUERZAS PARA LUCHAR CONTRA EL MUNDO”

En esta Segunda Parte observamos cómo los Acontecimientos  vividos en la Tierra le afectaron al Cielo. Es toda la Casa de Dios Padre la que se inclina ante Dios Hijo, y doblando las rodillas, desde los mismos dioses, hermanos de Dios Padre, a los hijos de Dios, hermanos del Rey, proclaman su Naturaleza Divina. Esta misma Naturaleza que el Espíritu Santo reuniendo a todos sus siervos en Nicea, abriendo su boca confesó “Engendrado de la Naturaleza Increada del Padre”.

 La Duda que levantó el Dragón Maligno sobre la Naturaleza Divina del Hijo Primogénito de Dios quedó desterrada de su casa. Duda que arrojada en la Tierra recogería un obispo perverso, Arrio, y sembrada su semilla entre los bárbaros por un lobo llamado Ulfilas dio por fruto la Guerra Fratricida que los libros de la historia del Imperio y de la Iglesia Católica recogen en sus páginas.

Confesión Apostólica pronunciada antes en el Cielo con estas palabras para la Eternidad : “...Y todas las criaturas que existen en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y en todo cuanto hay en ellos oí que decían: Al que está sentado en el trono y al Cordero, la bendición, el honor, la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Y los cuatro vivientes respondieron: Amén. Y los ancianos cayeron de hinojos y adoraron...”

XII

La Duda sobre la Veracidad Divina de Jesucristo no fue inventada por el hombre. Vino del Cielo en los labios de la parte rebelde de la casa de los hijos de Dios que liderada por Satán, buscó transformar el Imperio de Dios en un olimpo de dioses más allá del bien y del mal. Transformación que frenó Dios diciendo : “No comas, porque si comes morirás”. Decreto que no aceptaron como Decisión Final de Dios y creyeron poder derribar enfrentando en Dios “al Padre contra el Creador”. Enfrentamiento que ya sabemos cómo acabó y no hay necesidad de repetir lo que todo el mundo puede oír de los labios de la Santa madre Iglesia Católica.

La Guerra contra el Espíritu Santo comenzó y condujo a las naciones a la Crucifixión de Cristo, de un sitio, y a las Percusiones anticristianas, del otro. Esa Guerra era nuestra Guerra. Los hijos rebeldes de Dios querían elevar su victoria sobre la montaña de la muerte del género humano. Únicamente destruyendo la imagen de Dios en el género humano podrían obligar a Dios  destruir lo que El creó. Como sucedió en los días del Diluvio.

Cuando llegaron los tiempos de Cristo tal victoria estaba al borde del podio. Ya lo dice Dios y no voy a repetir más allá de lo necesario lo que todo el mundo sabe, “No hay justo, ni siquiera uno; no hay uno sabio, no hay quien busque a Dios. Todos se han extraviado, todos están corrompidos; no hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno”.

El fin buscado por el Enemigo del Género Humano era claro; hacer irreconocible a los ojos del Creador la existencia de este hombre sin Temor de Dios en su corazón, ni conocimiento de Dios en su mente. Conociendo a Dios, su destrucción, como ya sucediera en los días del Diluvio, sería inminente, y con esta destrucción la victoria del Diablo y su imperio sobre el Verbo de Dios.

XIII

Innecesario es recordar en qué falacias se fundaba esa esperanza de victoria. La demencia de retar a Dios es de por sí un suicidio. Con todo es mayor la gloria del Vencedor mientras más imposible es su Victoria. Más resplandece la luz de una estrella cuanto más oscura es la noche. Así pues, como quien ni siquiera tiene en cuenta a su Enemigo y se mueve siguiendo su propio Pensamiento, dijo Dios “Brille la luz en medio de las tinieblas”.

“Y la Luz se hizo hombre”… “en medio de las tinieblas”.

El ser humano en los días de los Césares había alcanzado su degradación más absoluta como vida a imagen y semejanza de su Creador.  No había hombres, todo lo que se veía eran bestias. Sangre, fuego, hierro y guerras. La ley de la selva era la religión. Fuera de esta ley no había más ley.  El más fuerte aplasta, el más débil es destruido.

¿Y cree alguien que Charles Darwin inventó algo?

La única esperanza de vida estaba en la esclavitud. Renunciar a la libertad, vivir de rodillas antes que morir de pie.

¿Y cree alguien que Mahoma inventó algo?

Era la ley de todos los imperios desde que el mundo surgió de las aguas del Diluvio. Caín aplasta, Abel vive de rodillas o muere de pie.

¿Aceptaría esta Ley la Iglesia Católica?

Innecesario decir que No. Innecesario también discutir la respuesta del Imperio. “Muerte a los Cristianos”.

Es el Tema de esta Segunda Parte. Crucificada la Cabeza, todo el Cuerpo sufre la misma Crucifixión. Glorificada la Cabeza, todo su Cuerpo participa de su Glorificación.

“...Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo, y el que está sentado en el trono extiende sobre ellos su tabernáculo.  Ya no tendrán hambre, ni tendrán ya sed, ni caerá sobre ellos el sol, ni ardor alguno, porque el Cordero, que está en medio del trono, los apacentará y los guiará a las fuentes de aguas de vida, y Dios enjuagará toda lágrima de sus ojos...”.

XIV

En efecto, La Luz se hizo Hombre, el hijo de Eva, se hizo el Hijo de María y tomando la Vara de la Venganza en su mano le aplastó al príncipe de las tinieblas la cabeza.

¡Cuando ya estaba todo perdido para el género humano, y ya en el Cielo todos daban al Hombre entregado a la destrucción, el mismo Hijo de Dios, movido por el Celo de su Padre, tomó nuestra Causa en sus manos y se proclamó en nombre nuestro el Vencedor! Nuestro Héroe, nuestro Rey, nuestro Dios, Señor y Padre, Jesucristo.

¡Gloria al Rey por la Eternidad!

Es la Confesión del Cielo. La revolución que Dios ordenara en su Casa se consumó. “...Digno es el Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la bendición...”. “...Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: Amén. Bendición, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fortaleza a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén...”

Con esta Confesión de Reconocimiento de la Divinidad del Hijo de Dios se cierra la Revolución en el Cielo producida por Dios. La Duda quedó desterrada de los corazones y de las mentes de toda su Casa. Y cualquiera que la pusiese o la ponga en Duda de nuevo sobre su cabeza el decreto de Destierro por la Eternidad de la Creación. 

Se cierra una Parte, se abre una Nueva: LA LUCHA CONTRA EL ANTIGUO MUNDO PAGANO Y CONTRA ISRAEL

XV

Mientras estas cosas pasaban en el Cielo, aquí en la Tierra la batalla del Imperio y del Antiguo Israel contra el Cristianismo a estas alturas del Siglo era una guerra abierta. Guerra en la que toda la Creación se veía envuelta. La Victoria sería del Cristianismo, porque su Rey es Invencible, pero una victoria se hace luchando, en el campo de batalla, donde la sangre corre y el fuego devora sin piedad ni misericordia. No en vano recoge Dios el llanto de los santos : “...¿Hasta cuándo, Señor, Santo, Verdadero, no juzgarás y vengarás nuestra sangre en los que moran sobre la tierra?...”.

 Su respuesta : “No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes. Oí que el número de los sellados era de ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de todas las tribus de los hijos de Israel”.

 

XVI

La Guerra estaba abierta. El dolor y el sufrimiento no parecían tener fin, ni sabía nadie cuándo la Victoria del Cristianismo tendría lugar. Pero lo que sí se sabía y en lo que todos creían era que la Victoria tendría lugar. Es la esencia y sustancia de esta Tercera Parte. Nada ni nadie podía detener la Victoria del Cristianismo; nada ni nadie podía impedir el sufrimiento y el dolor durante esa lucha sin cuartel entre el Mundo Antiguo y el Mundo que llevaba en sus entrañas la Iglesia. Un Mundo que  en su Hora reviviría esta Batalla entre el Mundo y el Espíritu de Cristo, de aquí que profetizase el Señor Dios, Jesucristo:

“...Tomé el librito de mano del ángel y me puse a comerlo, y era en mi boca como miel dulce; pero cuando lo hube comido sentí amargadas mis entrañas...”

 Pero la Victoria es siempre de Dios Rey y anuncia su Voluntad antes de que las cosas sucedan: “...Es preciso que de nuevo profetices a los pueblos, a las naciones, a las lenguas y a los reyes numerosos...”

Hasta la Victoria del Reino de Dios y la Plenitud de las naciones se conviertan.

XVII

La Historia Universal tiene en Dios su productor, su director, su fuente.

La Alienación del Hombre de su Creador en razón del error tan tremendo de la primera generación de hijos de Dios, liderados por Adán, transformó todo el escenario desde el Principio de nuestra Historia por Dios diseñado. El Proyecto Divino miraba a la formación de un Reino, con su Civilización, a crecer en el tiempo y el espacio hasta cubrir la faz de la Tierra. Cuando apenas a partir de las primeras ciudades estados mesopotámicas  comenzó este Plan Divino a extender sus fronteras, todo el Proyecto de la Formación del Hombre a imagen y semejanza de los hijos de Dios se vino abajo. Con su Caída, Adán, cabeza de aquél género humano antiguo, como Cristo lo es del nuevo género humnano, por lo que dice el Espíritu Santo en Pablo: ...Cristo, prototipo de Adán... y en Pedro, hablando de las palabras de Pablo, .... de difícil inteligencia. En efecto, ¡cómo puede ser el último prototipo del primero!

Humanamente hablando se puede decir que el Pecado Original del rey de aquel mundo perdido consistió en creerse un dios, pero no a la imagen y semejanza de Dios, sino de un dios más allá del bien y del mal. Este error lo vemos en todas las culturas antiguas y especialmente lo tenemos en la Ur de la tercera Dinastía donde localizamos a Abraham.

Este pecado de endiosamiento de la casa de Ur-Nanmu fue la causa de la salida de Abrahamm de   Ur. Pecado de endiosamiento que siguió vivo, aunque bajo diferentes formas, en todos los imperios de la Antigüedad. El Pueblo Heleno fue el único que venció semejante patología mental, y sobre esta base pudo venir a luz la Democracia. El pueblo Romano no conoció esta patología hasta la llegada de los Césares. Esta enfermedad de creerse dioses, poderes más allá del bien y del mal, sigue vigente aún en nuestros tiempos bajo la forma de Inmunidades Parlamentarias, etcéteras.

XVIII

La llegada al Mundo de  una Filosofía Religiosa que une a todos los seres en una misma dimensión de Igualdad y Fraternidad, Ciudadanos de un Reino Sempiterno cuya Corona le pertenece a Dios, Padre e Hijo, por lógica tenía que atacar directamente a los nuevos fundamentos paganos del Imperio de los Césares. Los fundamentos del Derecho Romano sobre las dos razas de seres, esclavos y libres, luego recogida por la Reforma en las dos razas de los Predestinados al Cielo y los Predestinados al Infierno, y recogida por el Británico Imperialista Charles Darwin finalmente en su forma de Fuertes y Débiles, por supuesto que tenía que representar un ataque directo a una civilización fundada sobre el poder del Hierro. Creer lo contrario hubiese sido de necios.

La Guerra ya venía siendo preparada desde  antes del Nacimiento de Jesucristo : “Dios con Nosotros”. La Guerra, la Victoria y un Nuevo Plan de Formación de la Civilización de la Plenitud de las naciones en el seno del Reino de Dios.

El Futuro es un Instrumento en la mano del Señor del Tiempo.

XIX

La Casa de Adán se hundió, destrozada por los maremotos y las tormentas y terremotos de los tiempos. Pero la Casa de Cristo permanecería para siempre. Y esto fue posible porque Dios tomó la Causa del Hombre en sus manos.

 La Ley dice que de la sangre de un hijo de Dios sólo a través de la mano de otro hijo de Dios pediría Dios cuenta. Adán, hijo de Dios, era hombre. Quien de entre los hijos de Dios fuese el elegido para vengar la Muerte de su hermano pequeño Adán tenía que ser ambas cosas, hombre e hijo de Dios. De aquí el título de “hijo del Hombre” que se le da al Mesías, hijo de David, hijo de Adán, nuestro Jesús, el hijo de María, hija de Eva. Esta Elección de Dios Hijo Unigénito para vengar la muerte de su hermano pequeño Adán, implicaba su Encarnación en el seno de una Virgen.

Más allá de si Dios puede o no puede realizar esta Obra, la Respuesta salta a la vista, quien se hace Hombre es “Dios con Nosotros”, el Hijo de Dios,  y desde su Naturaleza tras la Resurrección contempla los siglos acorde a la Sabiduría de su Padre.

El hijo del Hombre no viene a conquistar el Mundo por la espada. No viene a conquistarle a los hijos de Abraham el Imperio de la Tierra. Viene como Sumo Sacerdote de Dios a ofrecer un Cordero para la Expiación del Pecado de Adán. Cristo es el Cordero. Cristo es él, Jesús. La Cruz del Cordero es su Cruz.

En esta Cruz se reconcilian Hombre y Dios. Jesús se ofrece ante toda la Casa de Dios como testimonio de no haber tenido parte Dios en la Traición de la Serpiente.

Jesús Sacrifica a Cristo en expiación del Pecado del Mundo cometido en la Ignorancia de la existencia de la Maldad de los hijos de Dios que se alzaron en Rebelión contra el Espíritu Santo de la Ley.

Dios y Hombre no sólo se reconcilian, sino que devienen Familia en Jesucristo. Por Él deviene el Hombre un hijo de Dios.

La Revolución estaba servida. Sólo el Hijo de Dios podía consumar la Redención y abrir la Puerta de la Salvación.

El Diablo lo sabía: La Victoria del Mesías sería el fin de su Imperio. La Cuarta Parte del Apocalipsis lo manifiesta: “LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS Y LAS ENCARNACIONES DEL DRAGÓN”

SEGUNDA PARTE

 

Dos elementos debemos considerar antes de seguir adelante. El primero es la Edad de quien escribe de porincipio a fin el Libro de las Sagradas Escrituras.

Encarcelados en la prisión del pensamiento servil de los teólogos de oficio y los pastores a su propio servicio, quien lee el Apocalipsis se olvida, cegado por la autoridad de inteligencias privadas de Espíritu, que la Edad de quien escribe la Biblia es la Eternidad. A los ojos de este Autor Mil años es una simple nube en el horizonte.

Ergo: Leer la Biblia con los ojos de un mortal es sencillamente una ofensa a su Autor y un suicidio  por la parte del lector. Para salvar esta demencia Dios estableció la Fe como  protección contra esos pastores  y teólogos  adoradores de sus propias letras.

El segundo elemento es el tiempo en el que se escribe este Librito Epilogar Apocalíptico. La Profecía que contiene no se escribió en plena crisis de decadencia del Imperio. ¡¡Para nada!!                                                                Dios Hijo envía a su siervo Juan esta Profecía en un tiempo que todos los historiadores optaron por llamar una Segunda Edad de Oro, los días de la encrucijada de los últimos emperadores Flavianos y los primeros Antoninos.  Hablamos de los días del emperador Tito y del emperador Trajano, días en los que el Imperio alcanzó su máxima extensión en el mapa del mundo.

Venir a profetizar en aquel momento la Caída y Destrucción del Imperio Romano como castillo que es borrado de la arena de la playa por las olas, era, si no un sueño, sí una demencia. Profetizar la Caída del Imperio Romano en aquella encrucijada entre Dos Siglos, superada la época de los emperadores locos, era un absurdo en los oídos de todos los ciudadanos de un Imperio que con Tito dejaba atrás su crisis interna de gobierno y con Trajano fue elevado a las estrellas.

Estos dos elementos, callados, ocultados, atacados, ignorados por teólogos de profesión y pastores de oficio, le arrancan el cerebro a todo el que se acerca a este Librito a leer la Profecía sobre la Caída del Imperio Romano; una Caída a la que si los primeros  les dan la espalda, los segundos  le arrancan al Dragón su fuego y poniéndoselo en sus bocas lo lanzan contra la Santa Madre Iglesia Católica.

I

La lectura es firme y no deja lugar a dudas.  Hablando de los Santos dice el Hijo de Dios: “...y en su boca no se halló mentira: son inmaculados...”

Aquí está la Naturaleza Inmaculada de los hijos, de los siervos y de toda criatura de Dios: “No poner en sus labios mentira; hablar la verdad en cada palabra; antes morir que vivir fuera de la verdad o tener parte en la mentira”.

II

Así pues, quien  envía a su siervo a Juan para que escriba este APOCALIPSIS es Dios Hijo Unigénito, el mismo “Dios” que dijo “Haya Luz”, “Haya Firmamento”,  “Haya estrellas”,  “Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”, es decir: “hijo de Dios”. De aquí que en laLista Genealógica de su Mesías se lea: ...Jesús, hijo de David, hijo de Abraham, hijo de Adán, hijo de Dios...

Trasladar la Profecía sobre la Caída del Imperio Romano, en los días en que vivía una regeneración militar y económica sin precedentes, contra la Iglesia Católica no fue una Mentira, fue una Ofensa Absoluta contra el Hijo de Dios, a quien se le acusa de haber profetizado la Destrucción de su Esposa.

III

Pero en esto pasa siempre lo mismo. Habiendo abierto su Profecía mirando a la Generación de los hijos de dios del final de los tiempos, el Diablo debía destruir las entrañas en cuyo ser habría de ser concebida esa generación, nacida de Cristo para ser el reflejo vivo de su espíritu de inteligencia delante de las naciones de la Tierra.

De esta manera quienes se creyeron “divinos” fueron engañados por el mismo que engañó a Adán y Eva, cuando vistiéndose de “Predestinado por Dios” puso en sus bocas el fuego del infierno que el Maligno llevaba dentro.

Sin embargo volvemos a lo  mismo. Tan locura es retar a Dios como intentar abortar su Voluntad. Creer que una criatura puede ponerse delante de su Creador y ponerlo de rodillas impidiendo que su Libertad despliegue su Gloria, este fue el Delito de Satanás, cabeza de ese Dragón cuyo Fuego, la mentira, nada más comprender que el Día de la Venganza había llegado, expulsado del Cielo se dio a buscar a la Madre de ese Campeón cuyo Brazo era el “Brazo de Yavé”, según ya lo anunciara el propio Dios Padre hablando de este Día, el Día de Yavé:

“Día de Venganza y Cólera, día de Justicia y Redención”.

Esto dicho,  una vez comprendiendo que estamos leyendo un libro escrito por Dios, cuya relación con el Tiempo se produce en la Eternidad, su Contenido no puede ser entendido sino en clave del espíritu de la Eternidad.

IV

Desechada la Mentira de la Escuela del Diablo que proyectara el cumplimiento de la Profecía sobre la Destrucción del Imperio Romano, la Gran Babilonia, la Ramera que comerciaba con todos los pueblos del mundo, contra la Esposa de Cristo y Madre de los hijos de Dios sobre los que Dios ya profetizara en Pablo su Nacimiento diciendo: “…La creación entera espera con el corazón en el puño el nacimiento de sus hijos de Dios, de la Casa de Cristo…”; y entendido que  quien habla es Dios Hijo, cuya Edad está en la Eternidad, estos dos elementos resueltos, podemos regresar al libro de la Profecía con el que cierra Dios Padre su Libro, en el que se ve cómo Padre e Hijo trabajan juntos, porque “nada hace el Hijo sin el Padre y todo lo que el Padre hace se lo muestra al Hijo”.

 “Apareció en el cielo una señal grande, una Mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas…”

 En efecto, el Nacimiento de una Virgen de Concepción Inmaculada en cuyas entrañas tomaría su Encarnación el Hijo de Dios en cuanto “hijo del Hombre” venía ya escrito desde los días de Isaías. Observamos en el libro de Job como Satán se regocijaba delante de Dios en persona de su Invencibilidad para vencer al hijo de Eva.

El Futuro de la Creación entera dependía del encuentro a muerte entre el Vengador de la sangre de su padre y el homicida que siendo hijo de Dios aspiraba a ser Dios. Vemos a Dios sentado en su Trono, con sus labios sellados sobre la Revolución que en su Mente ya estaba dispuesta, con la cual sacudiría los cimientos de su Imperio. Ni se molesta Dios en considerar un final diferente al “Día de Yavé” que el que Él había dispuesto.

Llegado este Día y para anunciar la Hora, conociendo Dios a sus hijos rebeldes los llama a todos a abdicar de sus coronas y poner el Imperio a los pies de su trono. Éstos se niegan. Todo natural. Habían rechazado el Amor y el Temor de Dios de sus almas. Los hijos de Dios que obedecen a su Padre y Señor reciben la Orden de  capturar a los rebeldes y arrojarlos a la Tierra. El Mesías ha nacido. El Hijo de Dios ya se ha hecho hombre. El hijo del Hombre vive ya en el seno de la Virgen de la Profecía. La expulsión de Satán y sus cómplices es firme, su objetivo es crítico, encontrar a la Madre del Mesías y destruir a su Hijo.

V

La ruina es de quien la busca y con sus propias manos la cultiva. La Victoria de Dios está descrita en la Historia Divina de Jesucristo. En estas líneas toca dar Gloria al Vencedor y celebrar nuestra Salvación.

El Hijo de Dios, el mismo Señor que con su Todopoderoso Verbo creó la Luz, el Firmamento, y creó el Árbol de las Constelaciones para proteger la Tierra, no otro, no uno cualquiera de los hijos de Dios, el mismísimo Hijo a quien el propio Señor de la Eternidad llama Tú-Dios, nos fue dado por Campeón y Héroe. Ya podía el Dragón Satánico echar el fuego del infierno por su boca, Aquel que Dios le puso delante era Indestructible.

Natural que vencido, firmada la Sentencia del Padre por el Hijo, Satán, la Serpiente Antigua, se pusiese a perseguir a aquella Generación Maravillosa de la que su Señor y Salvador escribe:

“...Estos son los que no se mancharon con mujeres y son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos fueron rescatados de entre los hombres, como primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se halló mentira: son inmaculados...”

¡Cuándo se oyó jamás, en parte alguna de la tierra, que una generación entera fuese elevada hasta el mismo Tabernáculo del Corazón de Dios! ¡Reflejo Vivo de la Imagen Pura de Dios: Inmaculados, Incorruptibles, en cuyas almas no cabe la Mentira!

VI

La profecía sobre la Caída del Imperio Romano ocupa este Capítulo Apocalíptico que, como ya he dicho, escrito durante su Segunda Edad de Oro del Imperio, su contenido era locura en los oídos de los hombres de aquel tiempo. Roma era eterna.

Esta propaganda estaba incrustada en el cerebro de todos los pueblos de aquel cruce de siglos. Creer que el Imperio iba a ser destruido como se destruye un castillo de arena en la playa, o como se rompe una vasija de barro con una Vara de Hierro, no le cabía en la cabeza a nadie. Excepto a la Iglesia Católica Romana, que recogió este Librito Profético y lo añadió al Volumen de las Sagradas Escrituras. Pues si no hubiese creído en su Profecía no hubiese integrado este librito en el Canon de la Biblia. Canon que fue recogido durante la tercera Edad de Oro, por así llamarla, del Imperio Romano, la Regencia de Constantino el Grande.

Aún así el Decreto Divino no podía ser abolido. La Iglesia de los Padres esperaba esa Caída como se espera con confianza plena en que a la noche le sigue el día.

La Victoria es anunciada constantemente, porque “...en ella se halló la sangre de los profetas, y de los santos, y de todos los degollados sobre la tierra...”

A estas alturas de la Historia, los Acontecimientos hablan por sí solos; quien quiera enmendarle la plana a Dios y negarle el Todopoder a su Palabra, que lo haga.

La Profecía no deja lugar a discusión sobre la Victoria del Campeón que Dios nos dio:

“...Vi el cielo cubierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel y Verídico, y con justicia juzga y hace la guerra, Sus ojos son como llama de fuego, lleva en su cabeza muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El mismo, y viste un manto empapado en sangre, y tiene por nombre Verbo de Dios. Le siguen los ejércitos celestes sobre caballos blancos, vestidos de lino blanco, puro. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y El las regirá con vara de hierro y El pisa el lagar del vino del furor de la cólera de Dios todopoderoso. Tiene sobre su manto y sobre su muslo escrito su nombre: Rey de reyes, Señor de señores...”.

VII

En efecto, el mismo Rey de reyes y Señor de señores del Imperio de Dios se hizo hombre para rescatar a su Creación y  conducirla a su Reino.

¿Quién podría ponerse delante de este Hijo Todopoderoso a cuyo Verbo le deben obediencia Cielos y la Tierra?

Él era el Hijo del Hombre, el Vengador de la sangre de Adán, hijo de Dios.

¡Qué locura, si de rodillas adoraba a aquel contra quien había sido enviado para aplastarle la cabeza y firmar su sentencia de destierro eterno de la Creación ofrecerle todos los reinos del mundo, a quien tiene en Propiedad el Universo entero!

VIII

La Victoria de Cristo conocida por todos como la Victoria de la Iglesia Católica, Romana y Apostólica, no creo necesario importar su Gesta a este librito; es Historia del Cristianismo.

Los siglos que fueron desde el Nacimiento hasta Constantino, y desde Constantino hasta Teodosio el Grande, con el que la Batalla Final sobre el Mundo Antiguo se consuma, son de propiedad intelectual universal, forman parte del tesoro de nuestra Civilización. Lo que concierne a la revolución en el Cielo, fruto de la Muerte del Rey de reyes y Señor de señores del Imperio de Dios y su Resurrección como Rey Universal Sempiterno, Transfiguración de la Relación entre Dios y su Creación mediante, está escrito en la Historia Divina de Jesucristo. Aquí lo que toca es vencer la doctrina sobre la negación de la Liberación del Diablo mantenida por los teólogos de oficio como por los Papas de servicio, negación establecida sobre la necesidad de ocultar sus delitos y sus crímenes de libro.

IX

Dice Dios Rey, Jesucristo, “...Cuando se hubieren acabado los mil años, será Satanás soltado de su prisión...”

A fin de ocultar sus crímenes en las pasiones humanas y no en la fuente satánica, los Papas y sus esclavos nos vinieron con la doctrina del Milenarismo, acorde a la cual El Señor Dios, Jesucristo, miente. Es decir, el Diablo no fue encarcelado nunca, y si no fue encarcelado hablar de su Liberación es un absurdo. Ergo, el Hijo de Dios es un Mentiroso, tiene en la boca Mentira: “no es Inmaculado”.

X

Los crímenes de los Papas de la primera Pornocracia, en el siglo X, ya están relatados. Los crímenes y genocidios de los Papas de la Segunda Pornocracia en el siglo XV están igualmente escritos. La cuestión no gira sobre por qué unos criminales se sentaron en la Cátedra sucesoria de San Pedro. Este ya lo dijo el propio Pedro: “La fe, acrisolada como el oro, que se corrompe”.

La cuestión gira en torno al porqué Dios no ejecutó directamente la Sentencia de Destierro y mantuvo en Prisión a los Rebeldes en lugar de expulsarlos de su Creación y arrojarlos al Infierno.

Entendemos que habiendo decretado un Juicio Universal Final hasta que no se procediese a su Cumplimiento los Rebeldes debieran ser mantenidos en Prisión, precisamente a la espera de este Juicio Final Universal. Lo que no parece entenderse es porqué Dios decidió abrirle las puertas al Enemigo de su Hijo y  darle la Tierra por Campo de Trabajo hasta la Celebración de dicho Juicio Universal Final.

La Respuesta es inmediata:  “… y saldrá a extraviar a las naciones que moran en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, y reunirlos para la guerra, cuyo ejército será como las arenas del mar...”

XI

Dios  arroja a la Tierra a los Rebeldes para acelerar los acontecimientos que habrían de poner al Género Humano al borde de la Condena que fuera escrita contra la Transgresión del Adán. La Condena contra nuestro mundo por el pecado de la generación de Adán fue la extinción :  “polvo eres y al polvo volverás”.

Esta extinción es natural y se debe al imperio de la Ciencia del bien y del mal sobre todo mundo que se da su ley por fuente de existencia. Dios había vivido esta ley cósmica durante infinitas veces. Se levantó contra esa Ley y creó un Universo en el que dicha Ley no tiene parte. Dios le cerró a la Muerte la puerta de su Creación. Esta Puerta fue la que se echó abajo en los días de la Caída de Adán.

La Muerte hace su trabajo. La Vida tiene su tiempo, concluido éste la Muerte tiene el suyo. Dos caras de una misma moneda. Que Dios partió por medio.

Dios estableció la Ley como Muro de Protección que la Muerte no podría  derribar.

La Muerte ya había sembrado su semilla en una parte de la Casa de los hijos de Dios.  Con la Traición de Satán, líder y cabeza de la Serpiente, cuya boca escupía veneno, Dios vio al Enemigo de su Creación cara a cara. Lo que se puso en juego en el Edén era su Creación entera.

XII

Las irredencionalidad de aquellos hijos rebeldes, príncipes del Imperio de Dios, de quien su Hijo Jesús era el Rey de reyes y Señor de señores, hijos rebeldes a quienes la naturaleza y condición de hijos de Dios les pareció poco a su dignidad, y retaron a Dios a ser proclamados dioses o sumir a la Creación entera en el Infierno; esa irredencionalidad a las alturas del Nacimiento de Cristo era absoluta.

La Extinción de un mundo sujeto al Imperio de la ley de la Ciencia del bien y del mal no lo era menos. Con todo, la Restauración del Hombre a su condición original por la Victoria de Jesucristo era Invencible. Acelerar los acontecimientos a fin de acortar los  tiempos y  sumidas las naciones en las tinieblas que preceden a su destrucción total hacer brillar de Nuevo la Luz de la Salvación del Rey, ésta era la Sabiduría de la que procedió la Liberación del Diablo a principios del Segundo Milenio.

XIII

El Cisma de Oriente en el año 1054 hubiera debido despertar a los Pastores y extremar la Vigilancia : porque el Lobo andaba suelto. El Diablo aprovecharía el Sueño de los Obispos para sembrar la Cizaña Maligna de la División, puerta que le abriría el camino a las guerras mundiales, de las que esperaba obtener el Maligno la Extinción del Género Humano.

XIII

La sucesión de acontecimientos fratricidas entre las naciones cristianas  y sus luchas contra la Iglesia Católica era escándalo suficiente para despertar a los obispos, pero éstos no quisieron admitir el hecho de estar el Diablo por medio. ¿Acaso no estuvo el Maligno en prisión durante la Primera Pornocracia, anterior a su Liberación?

 A la debilidad humana debía computarse los crímenes del Papado y las guerras fratricidas entre los pueblos cristianos que  condujeron a la Rebelión Protestante y abrió las compuertas de la Historia al diluvio de sangre de la Guerra de los 30 Años.

Establecidos en dicha autocomplacencia  los unos y los otros se dieron a negar esta Liberación mediante el Invento de la Doctrina del Milenarismo, en la que Negaron a Jesús como Autor del Apocalipsis, y negando su Palabra lo llamaron Mentiroso y Autor de Mentira.

El Juicio del Todopoderoso Juez Universal sobre esos siervos malvados que, mientras el Sembrador Maligno devoraba las ovejas de su rebaño, ellos se repartían los corderos más rollizos, ¿cuál será?

XIV

Porque si Lutero dijo que aún el Violador de la Madre de Cristo burla el Juicio de Dios diciendo “Jesús es el Señor”, sus jueces secuestraron a la Esposa de Cristo y la encerraron en las mazmorras, celebrando sus orgías criminales en Nombre de la Iglesia delante de todo el mundo. Y diciendo “Ad maiorem dei gloriam” creyeron igualmente burlar el Juicio del Señor. Así ambos sirviendo al mismo Maligno cuya mente estaba en la Destrucción del Género Humano.

Vano intento, sin embargo. La Profecía es sostenida por el Brazo de Dios.

XV

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido; y el mar no existía ya”.

La Victoria es del Hijo de Dios, la Plenitud de las Naciones será restaurada a su Reino, y la Revolución de la Transfiguración del Rey de reyes y Señor de señores en Rey Universal Único Sempiterno y Señor Todopoderoso del reino de Dios, su Padre, fue celebrada en la Resurrección. De aquí la Nueva Jerusalén.

XVI

Se entiende, pues, que el Mundo Antiguo fue juzgado. De aquí que se hable de Juicio Universal Final. Y de que la Segunda Muerte no tendrá Poder sobre los que fueron llamados a la Vida. El Imperio murió para Resucitar en forma de Reino Universal Único. Dios glorificó a su Hijo poniendo todo el Poder en sus Manos. Puso sobre su Cabeza la Corona Universal, y en sus Manos el Cetro del Juez Universal.

Ahora nos toca a nosotros, los hijos de Dios, vencer a la Muerte y conducir a todos las naciones al Reino de Dios, según lo escrito : “...Es preciso que de nuevo profetices a los pueblos, a las naciones, a las lenguas y a los reyes numerosos...”

 

CONCLUSIÓN

 

 
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO