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CARTA A TODOS LOS HIJOS DE DIOS
Y al que venciere y al que conservare
hasta el fin mis obras, yo le daré poder sobre las naciones, y las apacentará
con vara de hierro, y serán quebrantados como vasos de barro, como yo lo recibí
de mi Padre, y le daré la estrella de la mañana.
El que tenga oídos, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias.
Ap. Cap.2
“Que
no sea hallado lugar para Satanás en la Tierra”
En el Nombre
de Jesucristo: Paz y Salud.
PRIMERA
PARTE
EL
ESPÍRITU DEL VERBO, ESPÍRITU DE OBEDIENCIA Y PARTICIPACIÓN
Cristo Raúl,
hijo de Cristo, de la Casa de Yavé y Sión, hijo de Dios por la carne nacido del barro de
la Tierra, viniendo de Dios según el Poder de su Palabra para traeros a todas
las naciones el Conocimiento de todas las cosas, las del Cielo como las de la
Tierra, en las que he sido formado por Aquel que dijera “Hagamos al Hombre a
nuestra imagen y a nuestra semejanza”, por quien he sido hecho Ciudadano de su
Reino, cuya Corona ÉL ha heredado del YAVÉ DIOS, su Padre.
Yo, movido
por su Espíritu y siguiendo en todo su Sabiduría, por cuya Sabiduría ÉL conoció
de antemano el Camino que su hijo habría de vivir en este Mundo hasta alcanzar
su meta: llevar el Conocimiento de la Voluntad Unificadora del Padre
Todopoderoso a todas las iglesias, contra quien la Muerte habría de alzarse
para impedir su Victoria, yo, Cristo Raúl, en todo Fiel a quien me engendró en
el seno de su Esposa, me dirijo a todos los que sois de Dios para que hagáis
cosa VUESTRA hacer la Voluntad de vuestro Creador y Salvador; en razón de lo
cual, previendo mi Padre en Dios esta Hora, me ha levantado de las Tinieblas
para reunir a todos los hijos de Dios, nacidos del barro de la Tierra según la
carne, y llevar a cabo juntos lo que desde el Principio de nuestra Historia fue
predeterminado “el Día en que la expectación angustiosa de la Creación entera
llegase a su fin”, y el Cielo viese el alba de este Día en que la Gloria de la
Libertad del Rey, Jesucristo, Gloria de Dios Hijo Unigénito, se abriese a la
Plenitud de las naciones de la Tierra.
Así pues,
sirviendo al Padre de todas las criaturas, las del Cielo como las de la Tierra,
cuya Gloria es su Hijo, nuestro Rey, Jesucristo, en quien Dios tiene la
Plenitud de su Felicidad, en su Nombre y con su Nombre llamo a todos los
cristianos de todas las iglesias a hacer la Voluntad Unificadora Divina.
Porque me ha
engendrado en su Espíritu, me ha sido dado el Poder de hablar en su nombre: JESUCRISTO,
Rey, Juez y Salvador Universal; y en su Nombre, cuyo Nombre Nuevo llevo, os
llamo a todos los que sois de Dios a Participar en el Proyecto de la
Unificación de todos los Cristianos de la Tierra, haciendo vuestro que el
Conocimiento Perfecto de su Hijo llegue a todos las iglesias, pues ¿si no
conocen cómo sabrán cuál es el Designio de su Señor?, a fin de que habiéndoos
elevado sobre todos los pueblos, pues vosotros sois el Pueblo del Rey Divino en
la Tierra, en vosotros, con vosotros y por vosotros los demás pueblos sean
liberados del Poder de la Muerte, el último enemigo de Dios y de su Creación:
nosotros, sobre lo cual ya os fue profetizado por el Espíritu Santo
anunciándoos esta Batalla Final entre el Creador y su Criatura contra el
Enemigo de su Creación, durante cuya espera la Casa entera de los hijos de Dios
ha estado en expectación constante, el corazón encogido, el puño en la espada, a
la espera del Día de la Gloria de la Libertad del Rey, la Gloria de Aquel quien con su Todopoderosa Palabra después de crear la Luz, el
Firmamento y formar los Cielos para separar la Luz de las Tinieblas, levantó al
Hombre del Barro para elevarlo hasta la Casa de Dios.
Día largo y
duro, en verdad, pero Día, por el Designio Omnisciente de quien es el Autor de
toda Sabiduría, y con su Poderoso Brazo le ha dado al Cosmos una Nueva Forma,
YAVÉ DIOS, Señor del Infinito y de la Eternidad, Día determinado como Día de
Gloria y Libertad para la Plenitud de las Naciones de la Tierra.
Día de
Participación en la Gloria de esta Libertad que le traerá, sobre la Muerte, el
Diablo y su Infierno, la Victoria al Género Humano, de la Mano de quien es su
Salvador, JESUCRISTO, a cuyo Servicio todos estamos, unos como hijos, otros
como siervos, pero todos como Ciudadanos de su Reino, pues el Reino de Dios en
su Plenitud se ha puesto de pie delante de quien se ha levantado de su Trono, y
habiendo dicho Dios Padre contra el Maligno: “Que no sea hallado lugar para él
sobre la Tierra”, llama a todos los hijos de Dios y pueblos de su Reino a Batalla
Final contra el “último enemigo”.
Día largo y
soñado, en cumplimiento del Decreto del Padre Eterno del Rey, nuestro Padre y
Señor JESUCRISTO, a quien por la mano de su siervo David le dijera Dios:
“Siéntate a mi Diestra hasta que ponga a tus enemigos a tus pies”, a cuya
Diestra, la Diestra del Todopoderoso Creador del Cosmos, Señor del Infinito y
de la Eternidad, YAVÉ DIOS, se sentó nuestro Salvador y Héroe sempiterno,
Cristo Jesús, tras su Resurrección, donde su PADRE le sentó a fin de mostrarnos
a todos su Naturaleza Divina, conociendo la cual el Espíritu Santo le abriera a
su Esposa Católica la boca para Inspirarnos a todo el Aliento que da la Vida:
“JESUCRISTO,
Dios de Dios, Increado, no creado, engendrado de la misma naturaleza Increada
que el Padre. Amén”.
Confesión
sempiterna en la boca de todos los Ciudadanos del Reino de Dios, y quien no la
proclama no es de Dios ni entrará en la vida eterna.
Y siendo ÉL
quien con su Todopoderosa Palabra dijo “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a
nuestra Semejanza”, habiendo perdido el Hombre esa Imagen ÉL mismo se hizo
Hombre para descubrirnos en su carne la Imagen Divina del Hombre que vive en
Dios, el Hombre por el que Dios creó Cielos y Tierra.
Inmortal,
sempiterno, indestructible, Invencible, en Obediencia a la Sabiduría de su
Padre Eterno, nuestro Rey y Padre fue a sentarse a Su Diestra hasta que su
Padre y Dios le pusiera a sus enemigos a sus pies, permaneciendo
hasta este Día la creación entera en angustiante expectación.
Pero mirad,
Ciudadanos del Reino de Dios, que ése Dia ha llegado, ése Día ha amanecido; la
Espera angustiante de la creación ha llegado a su fin.
Es la Buena
Nueva que os anuncio en el Nombre de Nuestro Padre y Rey que está en los Cielos.
Y a fin de
que esta Verdad sea manifiesta le ha dado a su Criatura Su Nombre Nuevo, y
elevado a la Casa de los hijos de Dios, la Casa de Yavé y Sión,
según ya os fue profetizado desde el Principio, diciendo: “Te he engendrado
Hoy”, diciendo lo cual Dios dio por muerto al Primer Hombre y anunció nuestro
nacimiento, engendrados por Su Espíritu de Inteligencia para llevar su
Salvación a todas las naciones de la Tierra.
Así pues,
nos toca a nosotros, hijos de Dios, Ciudadanos del Reino de su Hijo, nuestro
Rey Sempiterno, dar a conocer Su Voluntad de Unificación de todas las iglesias
nacidas de su Sangre: Unidad rota por el Diablo, quien conociendo que este Día
había de llegar, aun cuando vivíamos en las entrañas de nuestra Madre a la
manera que Cristo en Eva, el Diablo buscó por la División de las iglesias
nuestra Destrucción haciendo abortar nuestro Nacimiento. Matando a la Madre que
llevaba en su Seno Espiritual la Descendencia de su Señor, el Diablo esperaba
conducir a todas las naciones a su Destrucción. Vana esperanza. Blindada la
Esposa por el decreto del Creador del Cosmos, Señor del Infinito y de la
Eternidad, YAVÉ DIOS, Padre de Jesucristo, según leemos: “Las puertas del Infierno no prevaleverán contra tí”, nuestro Nacimiento era Imposible de
ser abortado.
En efecto,
como aves de alto vuelo que veis, pero que no podéis
alcanzar a determinar su especie y su naturaleza, muchas son las preguntas y
grandes las cuestiones que habiendo volado por el firmamento de los siglos se han posado sobre
vuestra mesa. La Muerte de Cristo Jesús, nuestro Padre, una Necesidad, sobre lo
que ya está todo dicho; quiso Dios en su Omnisciencia que a medida que las ciencias
y el poder de los hombres creciese la Ignorancia se hiciese fuerte, y
extendiendo sus tinieblas sobre la superficie de la Tierra, encendiendo en su
Casa la Confusión, en los dolores del fin de los tiempos determinados en su
Libro, la Madre diese a Luz a la Descendencia de su Señor, sobre cuya vida
extendió DIOS PADRE la Promesa; “Tu Descendencia se apoderará de las puertas de
sus enemigos”. De donde vemos que si a la Madre YAVÉ DIOS la blindó con su
palabra Omnipotente contra el Infierno, a su Descendencia, nosotros, antes de
nacer, cuando ni siquiera estábamos en el Seno de la Esposa, pero llamados
a la Vida por su Todopoderosa Palabra, “Hoy te he engendrado”, nos vistió con
la Invencibilidad de nuestro Padre, el Rey, JESUCRISTO.
¿Dónde el
Miedo al aguijón de la Muerte? ¿Dónde el terror al poder de su príncipe, el
Diablo? ¿Acaso puede ser vencido quien ha heredado de Dios la
Invencibilidad?
Este es Día
de Gloria y Victoria, no de Miedo y de Duda. El Espíritu que recorre nuestro
ser es el Espíritu de quien venció a la Muerte y le aplastó la cabeza a la
Serpiente.
Ciertamente,
dos milenios han pasado y la Ignorancia, sobre la que el Hijo de Dios dijo
: “Si hablándoos de cosas terrenas no comprendéis ¿cómo entenderíais las cosas
del Cielo?”, ha permanecido. La Confusión se ha extendido por todas las
iglesias. Divididas, las naciones son carne de cañón en la guerra del Diablo
contra el Género Humano. Impotentes para detener a la Muerte, las naciones
cavilan sobre cómo detener su extinción.
En su ignorancia creen que pueden derrotar sin Dios, nuestro Rey, a la Fuerza que viniendo desde la Increación condujo al polvo a infinitos mundos antes de nuestra Creación. Mas la Palabra del Eterno Señor del Cosmos lo juró por su Honor y la Gloria de su Hijo Amado: “Tu Esposa te engendrará una Descendencia, nacida de tu Espíritu Invencible para glorificar a su Rey y Padre delante de la Creación entera”. Así que, hijos de Dios, cristianos de toda las naciones, sabed que era
necesario que Dios liberase al enemigo de su Casa, el Diablo, Satanás, la
Serpiente Antigua, a fin de mostrarle a toda su Creación que la Malignidad de
quien un día fue hijo suyo, creado, pero amado como hijo de Dios, habiéndose
decantado por el Infierno, su salvación se hizo imposible.
Dios no crea
robots. Dios crea seres a imagen y semejanza de su HIJO, y, como tal,
reflejo de su Libertad. Cada hijo de Dios tiene el Poder de Obedecer la Ley que
viniendo de la Sabiduría gobierna su Creación, o alzarse contra
esa Ley aún a sabiendas de que quien la sostiene es el propio Dios, Creador de
las Galaxias sin número que pueblan los espacios, y por la Eternidad extienden
sus horizontes hacia el Infinito. Era necesario, entonces, que toda la Casa de
Dios del Cielo viese esta verdad.
Y así fue.
Liberado en el año 1.000 después del Nacimiento del Rey del Universo, el
Maligno, la Serpiente Antigua, el Diablo, se entregó a la Siembra de su Cizaña
Maldita, de la que había de crecer, y creció, la División de las iglesias. ¿No
habría Dios acogido en sus brazos al hijo pródigo de haber doblado sus rodillas
ante quien lo adoptó por hijo? ¿Si reconociendo la locura en la raíz de sus
acciones hubiese pedido perdón y misericordia y doblado sus rodillas ante el
Rey que Dios le ha dado a su Reino como su Señor sempiterno, no se hubiera
conmovido el Corazón de nuestro Dios y Padre, que es Amor?
Era
necesario que la Casa de los hijos de Dios viese con sus ojos lo que sin verlo
se hubiese mantenido por siempre en la Duda.
En efecto,
Mil años de Castigo no le sirvieron para nada a quien habiendo, una vez y para
siempre, elegido ser Rey en el Infierno antes que Ciudadano en el Reino de
Dios, se alzó en Rebelión contra la Corona del Hijo de Dios, en mente dividir
al Padre y al Hijo, de esa manera desterrando la Unidad en el Espíritu Santo
entre Padre e Hijo, Unidad Eterna e Infinita por cuya Gloria confesamos, en la
Tierra como en el Cielo: “DOS PERSONAS, UN SOLO DIOS.
¡Bendito sea
Dios, Padre e Hijo, por la eternidad de la eternidades! Hijos de Dios, no os
avergoncéis de haber heredado la vida eterna.
Largo ha
sido, pues, el Día durante el que la Creación entera ha visto a su Rey sentado
a la Diestra de su Padre Divino. Angustioso el Día, pero por mayor la angustia
más grande la fuerza de la voluntad de salvación que une Hoy a todos los hijos
de Dios del Cielo alrededor de su Rey, a cuya Orden se despliegan por las
naciones para Liberar a todos los hombres del Poder de la Muerte, el Diablo y
el Infierno.
Así como los
del Cielo, los hijos de Dios y Ciudadanos de su Reino en la Tierra tenemos por
gloria participar en la Obediencia a la Voluntad de Dios que, haciendo de todos
nosotros un solo Pueblo y Nación, ha de conducir a este Siglo a las puertas de
ese Futuro en el que Restaurado el Ser Humano a su condición natural divina el
Juicio de Dios sobre nuestro Mundo sea según Misericordia, a sabiendas que el
Poder de nuestro Juez es Infinito para restablecer todas las almas de su Pueblo
a su Salud Original. Es la Esperanza del Cielo, por la que el propio Juez se
hizo hombre para que esa Esperanza sea la nuestra.
Llamados
pues a la Victoria, la Ley del Rey es nuestra Ley, y por ella, amando al
enemigo como a nuestro prójimo, en todo debemos seguir el Ejemplo de quien
siendo el Hijo de Dios se Encarnó para elevarnos tanto más alto cuanto que la
Imagen que nos puso Dios como Estrella no es la de quien como nosotros son
hijos adoptados, igualmente criaturas del Barro, hijos de la Creación, sino la
Estrella del mismísimo Dios Hijo Unigénito.
Miremos,
pues, que al Primer Hombre se le dio por Estrella la casa de los hijos de Dios,
pero a nosotros nos ha dado por Imagen a su propio Hijo. Porque diciendo Dios
“hagamos al Hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”, llamó al Hombre a
ser hijo de Dios. Y llamando, llamó Dios a todos sus hijos, no de este Mundo, a
participar en la Formación de la Civilización Mundial con la que había de ser
investida la Tierra, y distribuyendo entre ellos las Familias de la Tierra, a
cada Pueblo le dio por Imagen uno de sus hijos, lo cual consta en todas las
escrituras sagradas de las naciones que fueron de muy antiguo.
Pero tras la
Caída de aquel Proyecto Original, y viendo Dios que la Necesidad de Salvación
la compartían tanto el Cielo como la Tierra, determinó Unificar todas las
coronas del Cielo en Una, y darle el Reino Universal a su Hijo, quien
deviniendo nuestro Salvador se alzó como la Imagen Perfecta del Hombre que vive
en Dios, por Amor del cual Él mismo subió a la Cruz.
Teniendo pues por Imagen al mismísimo Hijo Unigénito y Primogénito de Dios, Cristo Jesús, tanto más gozosa es nuestra Victoria sobre las fuerzas del Diablo, el Infierno y la Muerte. Pues si por un lado la Perfección a la que aspiramos se ha elevado hasta el mismísimo Hijo de Dios, por el otro nos ha sido dado su Espíritu de Invencibilidad, según la Promesa de Dios a Cristo, nuestro Padre en el Espíritu: “Tu descendencia se apoderará de las puertas de sus enemigos”. Así pues, como he dicho, si a nuestra Madre, la Iglesia Católica, le dio Dios por
Promesa su Palabra Todopoderosa de que el Infierno no conquistaría las puertas de
su Casa, a sus hijos nos ha dado la Fuerza Divina para salir de Casa y
lanzarnos a la Contienda, y vestidos de la Invencibilidad de quien hizo de la
Suya nuestra Herencia, nos lanzamos a conquistar la gloria de la Paz y de la
Libertad para todas las naciones de la Tierra.
Sin miedo,
pues, a la Muerte, a Imagen de quien era su Modelo Vivo, Cristo Jesús, los
Padres de la Iglesia comenzaron su andadura por los siglos hasta llegar a
nosotros.
La Necesidad
ya vencida, nos toca a nosotros, a los hijos de Dios de este Siglo, quitarnos la
piel de hijos de este mundo y descubrir en nosotros el espíritu de Obediencia
que nos ha sido dado por la Iglesia, Esposa del Señor y Madre de sus hijos, a
fin de que deviniendo todos un solo Hombre: hijo de Dios, la Perfección, que el
Diablo quiso destruir, se cumpla, y de la Obediencia que nace de la Unidad de
todas las iglesias la Palabra del Hijo de Dios sea glorificada delante de todos
los Pueblos de la Tierra.
Dios nos
llama a todos para todos juntos hacer su Voluntad. A unos nos da Inteligencia,
a otros Ciencia, a otros Poder, a fin de que en todos sea glorificado por todos
el Nombre de quien es el Autor de la Obediencia de todos.
Yo, Cristo
Raúl, hijo de Dios, de la Casa de Cristo Jesús, el Primogénito de Dios, quien
siendo Unigénito por el Amor se hizo hijo con los hijos de Dios, deviniendo
quien es DIOS DE DIOS uno más entre los hijos de Dios, todos creados, sólo Él
Increado, de la misma Naturaleza que el Padre Eterno, criatura con su creación;
yo, Cristo Raúl, habiendo recibido de Dios el Aliento de su Palabra que da la
vida, llamo a todos los cristianos a participar en la Unificación de las
iglesias, para llevar la Salvación del Reino de Dios a todos los hombres, sin
distinción de raza, pues todos somos frutos del mismo Árbol de la Vida.
No os llamo
yo, sino Aquel que, viviendo por su Aliento, dándome a conocer su Palabra de
Vida, determina los tiempos y modo en que para bien de todos deben sucederse
los acontecimientos. Nosotros miramos EL FUTURO DE LOS SIGLOS hasta donde
nuestros ojos alcanzan, pero el Creador del Cosmos y del Universo abarca con su
mirada los Milenios. Su Pensamiento se mueve en la eternidad y el infinito;
nuestro pensamiento apenas abarca el día a día. No es, pues, al hombre quien
le compete mover las voluntades, y sí seguir la dirección que a su vida le
imprime el espíritu de Libertad que hemos recibido para en Libertad vivir la
gloria de quien tiene por Creador al “Dios que es Amor”.
No cabe la
Duda, ni en nosotros el Miedo a la Eternidad.
Ciudadanos
del Reino de Dios, no cabe la idea de la Derrota ni la del Fracaso en nuestro
pensamiento; porque hagamos lo que hagamos, en tanto nos mantenemos Fieles, lo
hace nuestro Creador todo en nosotros, y ¿quién podrá detener al Omnipotente en
su marcha hacia la Liberación de su Criatura del Poder del Infierno, del Diablo
y de la Muerte?
Movidos por
este Espíritu no nos queda sino hacernos todos Uno, en cuya Unidad está nuestra
Perfección y el Futuro sempiterno de nuestro Mundo, siguiendo en esto la
Sabiduría de nuestro Maestro, Jesucristo:
“Que sean
todos Uno como TÚ y YO, Padre, somos UNO”.
Un solo
Pueblo: una Única Iglesia, un Único Hombre. Todos en ÉL y ÉL en todos,
haciéndonos todos Uno en ÉL.
No os oculto
que la Unificación de las iglesias es el Principio de la Restauración del
Género Humano a su Condición Divina Natural. Tras seis mil años
de guerra civil mundial nos encontramos en un momento de nuestra
Historia Universal en que la destrucción de nuestro Mundo habría de ser el
efecto último de la situación determinada por el Pecado Original, cuyo efecto
final, conociendo Dios de antemano esta historia, porque ya vivió este tipo de
historia durante los días de la Increación, nos lo dio a conocer desde el
primer instante en que se desató el Mal.
Aquel Ignorante quiso
ocupar el lugar de Dios …
aquel Ignorante quiso
ser dios entre los hombres…
Pecado que
se transmitió de generación en generación, y condujo a los reyes de muy antiguo
a proclamarse dioses, y a los emperadores, de no tan antiguo, a ser venerados
como divinidades. Tal fue la Naturaleza del Pecado del Hombre. Pecado que se ha
perpetuado, cual vemos al presente, en las religiones del Extremo Oriente, en
las que el Pecado, transmutándose en reencarnaciones, persiste llamando a la
Muerte.
En lo que a
nuestra Inteligencia se refiere, por qué Dios se retiró de la Tierra y dejó al
Hombre a su libre arbitrio, esta es una Cuestión que tiene en la Historia
Divina de Jesucristo su Respuesta.
Sin embargo,
y como todos sabemos, porque hubo Ignorancia, el Destino al que el Mundo fue
conducido por la Ignorancia del Transgresor vino por el Camino a
toparse con Dios en persona, quien, conociendo el Origen y Naturaleza de
aquella Locura determinó que el Día antes de producirse el Efecto Final, que
por lógica debía sucederse, el Hombre encontrase a su Salvador, quien siendo su
Hijo, con su Palabra Todopoderosa escribiese desde su Presente el Futuro de su
Descendencia, a la cual le dejaría un Testamento, escrito con su propia sangre,
en razón de cuyo Testamento su Esposa le daría al Mundo y a Dios una
Generación heredera de su Invencibilidad, que en la
Unidad del Espíritu de Inteligencia, a imagen y semejanza de la de su Padre,
conquistaría las puertas de sus enemigos, con su Victoria llevando a la
Humanidad de regreso a las manos de Dios, su Creador, a quien le pertenece
escribir el Libro de la Vida del Hombre.
Yo, hijo de
Cristo, hijo de Dios, desafiando a la Muerte, movido por el Espíritu de quien
me ha dado su Nombre Nuevo, llamo a todos los cristianos a aspirar a la
Inteligencia sin límites, para gozar de cuya Libertad hemos sido llamados.
En efecto,
nada hay que esté fuera de nuestro alcance.
Unidos, lo
podemos todo. Divididos, aunque repitamos mil veces, “Jesús es el Señor”, la
destrucción es el lote del Género Humano. ¿O acaso no sabe Satanás que Jesús es
el Señor? Y sin embargo su Condenación ha sido firmada y sellada por Dios
Padre, y nada ni nadie puede borrar lo que Dios ha escrito.
¿Cuántos
enemigos ha vencido la Biblia en su Historia hasta traernos su Testamento a
nosotros?
¿Los
recordaré para hacer más grande la Victoria de su Autor?
¿Será menos
grande esa Victoria en razón de la debilidad carnal de quienes
recibieron en Herencia mantener viva la nuestra?
¿Seguiremos
viviendo en la ignorancia para justificar la ignorancia de nuestros padres en
la carne, aun a sabiendas que será desde nuestra Obediencia Perfecta que sus
debilidades puedan alcanzar la salvación?
¿Cuántas
batallas luchó Israel hasta caer herido de muerte a los pies de Cristo?
¿Cuántas
guerras ha combatido la Iglesia Católica hasta vivir la experiencia de
Sara: Dar luz a su vejez?
¿Quién
venció, quién vence, Israel o la Esposa de Cristo?
¿No siguen
siendo el uno y la otra seres sagrados a los ojos de Dios?
¿Desde
cuándo no es de Dios la Victoria?
Creen los
ignorantes que estableciendo su Poder sobre fuerzas atómicas y genocidios de
cristianos derribarán la Fuerza del Todopoderoso en la Tierra.
Ha sido así
desde el Principio de la Historia del Cristianismo, la Prehistoria de la
cual es la Historia de Israel. ¡Cómo iba Dios a olvidarse de su Promesa de
Restauración de los hijos de Jacob en su heredad!
Quienes se
alzan contra Israel se levantan contra Dios, pues si fueron castigados por el
Pecado contra Cristo, ¿acaso no fueron ellos mismos condenados por el pecado de
su padre en la carne, Adán? Y, con todo, porque fue necesaria la Muerte de
Cristo, aún en la Ignorancia de esta Necesidad, el portador del Testamento
llegó a su Destino: los pies de la Cruz, donde expiró, por cuya muerte nacemos
nosotros, para llegado el Día, por el Espíritu Santo anunciado, participando de
la Libertad del Primogénito de Dios, todos, lo mismo el que murió como el que
nace, nos levantemos y haciéndonos UNO con quien es la Cabeza de este Nuevo
Mundo, como lo fue Adán del Viejo Mundo que murió, gritemos “Victoria” delante
de la Plenitud de las naciones, para Gloria de nuestro Rey y Salvador, a quien
siendo Dios Hijo le toca hacer la Voluntad de Dios Padre, pues ¿quién podrá
hacer lo que solo Dios puede si no está en Dios? Y sabiendo esto: ¿Quién se atreverá
a ponerse delante de este Señor Todopoderoso, como quien quiere cortarle el
camino, a Él, el Omnipotente Hijo de Dios al sonido de cuya Voz las estrellas corrieron alegres a ocupar
sus lugares en las Constelaciones?
En efecto, participando
en el Acontecimiento de la Unificación de las iglesias, sin cuya Obediencia no
puede haber salvación para este mundo, condenado a su Regreso al Polvo del que
fuera creado, devenimos UNO con el Espíritu de Dios, de cuya Naturaleza nos
alimentamos para crecimiento personal de todos en la Eternidad. Pues siendo
Dios Omnisciente y habiendo sido llamados a crecer en su Espíritu de
Inteligencia ¡cómo podría un hombre solo abarcar esta Omnisciencia! Por esto se
derrama su Espíritu sobre todos, para que en la Unidad de Todos en quien es
Dios, Jesucristo, su Omnisciencia nos conduzca a todos a la Felicidad de quien
tiene en Dios toda ciencia y entendimiento, fortaleza y consejo, temor y amor
de Dios.
Si a unos
Dios nos da Inteligencia, a otros Ciencia, y a otros Poder, todos somos
Ciudadanos del mismo Reino, Pueblos del mismo Rey y Señor Jesucristo, nacidos
de la misma Ley, inscritos en el mismo Libro de la Vida por Derecho de
Creación. Y teniendo Todos la Responsabilidad del que hereda de Dios: dar a
conocer la Voluntad Unificadora de Dios, es un Acto de Responsabilidad del que
no puede sustraerse ningún Cristiano, Siervo o hijo de Dios, todos, en
definitiva, Ciudadanos del Reino de Dios.
Yo, movido
por el Amor a Quien antes de llegar este día determinó que esta Invitación se
hiciera oír en medio de las Tinieblas, así lo hago. El que ama, lo hace todo
por amor. El Amor es superior al Conocimiento, ¿o acaso no sabía Satanás que
Jesús es Hijo Unigénito?
Sí que lo
sabía, pues queriendo Dios Padre eliminar la Duda sobre la Naturaleza Divina de
su Hijo Primogénito, Dios Hijo creó nuestro Mundo delante de todos sus hijos
del Cielo, y viendo a Dios en su Hijo, cuyo Verbo Todopoderoso creó la Luz, el
Firmamento y todo lo que la Tierra contiene, y con su Omnipotente Verbo le dio
a los Cielos la Bóveda Constelacional que
hasta el día de hoy tienen, por lo que el Espíritu Santo escribió en su Libro:
“Al
Principio era el Verbo,
y el Verbo
estaba en Dios,
y el Verbo
era Dios,
y el Verbo
se hizo carne”;
aun conociendo
esta Verdad, Satanás, en quien la Envidia había hecho casa sempiterna, se alzó
contra Dios.
De donde se
ve que el Amor es la Fuerza Omnipresente más poderosa de la Creación, y solo
por el Amor el Espíritu Santo siguió al Hijo a la Cruz, dando
Testimonio con sus vidas que si el Conocimiento es Bueno, el Amor es
Superior, pues donde el Conocimiento no llega el Amor lo supera y sigue
adelante.
¡Quién se
gana a Dios sino aquel que lo ama sobre todas las cosas!
Así pues, de
Dios todos somos deudos; pero Dios no tiene con nadie deuda, pues siendo Padre
de todos nos hace partícipe a todos de todos sus bienes. Que no
heredamos de Dios como quien hereda de un muerto, ni esperamos una herencia de
quien está vivo y tiene que morir; al contrario, no pudiendo ÉL morir nos hace
herederos en vida para vivir nuestra herencia en la Alegría de quien tiene en
Heredad al propio Dios.
Y, en fin,
que la Libertad está en el Amor, y en el Amor se cumple todo Deber y Derecho
sin necesidad de explicación. Y quien no Obedece la Palabra de Dios, su
Creador, escribe sobre sí mismo el Juicio debido a su Desprecio. Teniendo por
tanto en el Hijo de Dios la Fuente de todas las Ciencias del Futuro, sabiduría
Invencible presta a liberar al Género Humano de todos los Males y Enfermedades que
le aquejan desde la Caída, Puerta abierta a la Omnisciencia Divina para que
todos nos acerquemos y tomemos libremente según la necesidad de cada uno, ¿por
qué perderse en los caminos largos y tediosos del Orgullo cuando tenemos a mano
todas las respuestas a todos los problemas con los que nos reta el Siglo XXI?
La
Inteligencia natural del ser humano, como la de cualquier criatura nacida del
polvo de las estrellas, sea en esta o en cualquiera otra de las que llenan el
Universo, está siempre sujeta a la realidad material del origen de toda vida
animal. Porque Dios amó la Vida en el Universo quiso declararse Padre de todos
los seres y revolucionó el Futuro de todas sus hijos abriéndonos a todos su
Inteligencia sin límites para que por nosotros mismos veamos nuestro Futuro a
la Imagen y Semejanza que Dios vive el Suyo: ¡Libres de toda Ignorancia, investidos
de un Pensamiento Invencible que supera todos los problemas en razón de la
Fuente de la que se alimenta, y así por nosotros mismos nos gobernemos en Salud y Paz, creciendo
en Entendimiento, nunca abandonando la Ley del Rey, pues EL no quiere que
nadie muera sino que toda su Creación viva!
Teniendo
pues a Dios por Padre ¿por qué tiemblan las naciones bajo los cascos del Nuevo
Caballo que cabalga en estos días Satán?
¿Quiénes son
esos que le abren a la Muerte las puertas confiando en ser los herederos de la
ruina que este Nuevo Caballo Infernal siembra en las naciones?
Tienen un
Plan: Servir a la Muerte para sobre el Cementerio de las naciones edificar un
Nuevo Orden Global. Incapaces de ver el Futuro y abrirle un Camino en el
Horizonte al Siglo, se han conjurado para levantar una Dictadura Benéfica sobre
la ruina de la Libertad. ¿Hemos sido Liberados para caer en la esclavitud a los
Intereses de quienes comiendo de la fruta del Árbol prohibido han encontrado en
“ser como dioses” su paraíso? ¿Acaso no tenemos en Dios toda Sabiduría e
Inteligencia? ¿Quién es el ignorante que pudiendo tener mil se conforma con
diez? Y no sólo Mil, sino la Invencibilidad que procede de una Inteligencia sin
límites.
“Pedid y se
os dará”.
Pedidle al
Hijo de Dios Inteligencia sin límites a imagen y semejanza de la Suya; en el
Espíritu de Yavé están todos los tesoros del Árbol de las Ciencias, pues en su
Padre tiene EL toda Omnisciencia, y con Su Sabiduría EL Gobierna todo su Reino,
al que alimenta con su Inteligencia en la Plenitud de la Complacencia de su
Dios. Basta ya de buscar en los libros lo que en los libros no se encuentra.
¿Por qué luchar contra el viento y tenerle miedo a la tormenta cuando el Hijo
de Dios pone a disposición de toda su Casa su Infinita Inteligencia?
Pero nada
obtendrá quien no Obedece la Voluntad de su Padre: La Unificación de todos en
Un solo Cuerpo Universal cuya Cabeza es Jesucristo.
Así lo ha
dispuesto el Creador del Cosmos, que la creación entera doble sus rodillas
delante del Trono de su Hijo, y nadie que no doble sus rodillas delante de su
Hijo, a quien ha proclamado Rey y Señor Universal sobre todos los Pueblos de su
Creación, tenga parte en la Vida Eterna.
Vosotros os
decís ¿dónde está el Infierno? Y en vuestra ignorancia sois como niños sin
inteligencia que siguen al pie de la letra, aun sabiendo que la letra sola
mata, la primera imagen que os viene a la cabeza. ¿Qué Infierno puede existir
sino el Destierro por la Eternidad del Corazón de Dios, nuestro
Creador? ¿O creéis que la Creación de Vida a Imagen de la Vida del Creador es
una falacia?
Habiendo
sido creados para gustar la Indestructibilidad del Creador del Nuevo Cosmos,
los hijos de Dios que se alzaron en Rebelión Irrevocable contra la Ley de Paz y
Fraternidad entre todos los Pueblos de la Creación eligieron el Destierro en el
Infierno de un Abismo sin Fondo, fuera de las Fronteras del Cosmos, a vivir en
un Paraíso de Libertad regido por la Ley del Amor de un Padre que ama a todos
sus hijos por igual.
Dios redujo
a Polvo el Cosmos Antiguo y creó uno Nuevo donde la Vida crece a su Imagen
Semejanza. Esta es su Gloria, fue su Victoria sobre la Muerte. Redujo Dios el
Cosmos Antiguo a Polvo a Materia sin energía
flotando en un cementerio cósmico en el que la vida no tiene parte.
El Nuevo
Cosmos ha sido creado por el Brazo Todopoderoso y Omnipotente del SEÑOR YAVÉ
DIOS, Padre de Jesucristo, por cuya Omnisciencia Infinita sobre las Leyes de la
Ciencia de la Creación de galaxias y universos, las fronteras de la creación se
extienden hasta el Infinito, de esta manera por amor a la Vida resucitando lo
que estaba muerto.
Esta es la
Verdad Cosmológica Universal Sempiterna. Nada que tenga relación con la energía
existe al otro lado de los Muros Externos del Nuevo Cosmos; al otro lado del
Campo de las Galaxias en expansión eterna sólo existe el Abismo cubierto por
las Tinieblas a las que fueron reducidas las infinitas galaxias del Viejo
Cosmos. Es un Abismo que tiene el Infinito por fondo. La Caída
es por la Eternidad. Preguntaros a vosotros mismos, ¿quién es el loco que quiere
ser desterrado a esa Caída? Esta es la locura de los llamados “ángeles
rebeldes”, “los dioses de muy antiguo”, “aquellos hijos de Dios entre los cuales
distribuyó YAVÉ DIOS las familias de las gentes” a fin de
levantar el Género Humano según sus Civilizaciones de Origen. Satán y sus
hermanos rebeldes prefirieron el Destierro a continuar viviendo bajo la Ley de
una Creación sujeta al Espíritu Santo del Creador.
¿Quién de
entre los hijos de los hombres quiere para sí ese Destierro? ¿Orgías y
diversión en el Cementerio de las Tinieblas? ¿Habéis perdido la razón, el uso
de la inteligencia? Desterrad de vuestras cabezas vuestra visión del Infierno
como un lugar de amigos celebrando su buena suerte. De ese Destierro no hay
regreso. Satán y sus Rebeldes eligieron libremente ser desterrados en la
creencia, y aun creen, que encontrarán un camino de regreso como lo encontró la
Muerte a la Creación de Dios, de la que fue apartada pero no desterrada. Tras
la Resurrección el Destierro de la Muerte y sus hijos ha sido decretado.
¡Bendito sea Dios!
Hoy nos toca
elegir a cada uno de nosotros qué queremos: Vivir en la Obediencia a la Ley de
la Paz y la Salud, cuya Madre es el Amor a la Vida, vivir a la luz de la
Libertad de los hijos de YAVÉ DIOS, Creador del Nuevo Cosmos, Señor del
Infinito y de la Eternidad… o preferir ser Desterrado de la Creación.
Hayas nacido
donde hayas nacido, en la confesión cristiana que hayas sido criado, la Esposa
de Cristo es la Iglesia Católica; Ella es el Tronco del Árbol de las iglesias.
Por Ella existen todas las Ramas; y todas, Ramas y Tronco, son alimentadas por
la misma Raíz, Jesucristo.
Lo que
creas, teológica o históricamente hablando, no importa. El Diablo sembró la
Cizaña de la división y vistió a sus siervos de luz para arrastrar a todas las
iglesias al abismo.
Dobla tus
rodillas ante el Señor, cuyo Cuerpo es la Iglesia Católica, de la que es su
Cabeza, de quien recibió el Poder del perdón de los Pecados y regresa a la
Unidad Divina Sempiterna entre todos los Ciudadanos del Reino de Dios. Así lo
ha querido Dios:
Un Rey
Universal,
una Iglesia
Universal,
un Pueblo
Universal de la Tierra.
Y todo lo
que no sea la Voluntad de Dios, viene de la Muerte.
En cuanto a
mí sólo sé el Futuro del Género Humano depende de la Unificación de todos los
Cristianos en un solo Pueblo y Reino, cuya Corona le pertenece al Hijo de Dios.
Un hombre
solo no puede hacer lo que le toca a Dios hacer. Juntos somos un Instrumento
Divino, nuestro Ser, que le pertenece, pues EL nos creó a todos para abrirle al
Siglo XXI el Camino al Siglo XXII.
Yo nos os
llamo, es EL quien os llama. Hacer su Voluntad es cosa de todos. Si yo no hubiese
sido engendrado de nada os podría pedir cuenta Dios por la Palabra que no os
fue Comunicada. Porque me ha dado su Nombre me ha engendrado para dar a conocer
su Palabra; mi palabra es su Palabra.
No lo
dudéis. Quien me ha engendrado responde de mí. Acudid a EL y EL os confirmará
lo que yo os escribo, Pedid Inteligencia sin límites y se os dará.
Sentiros
libres para hacerlo así.
“VEN”
CRISTO RAÚL
DE YAVÉ Y SIÓN
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“EL VENCEDOR
EDICIONES”
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
He aqui el Conocimiento de las cosas de las que el Hijo de Dios dijo: "Si hablándoos de las cosas terrenas no entendeis cómo comprendereis si os hablase de las cosas del Cielo"El Rey y Señor del Universo es quien da, y viendo buena su Obra, es Él quien envía a su hijo, como Él fue enviado por su Padre.Disfruta de la Libertad que nace de la Verdad, pues esta jamás te la podrán quitarAMAZON |
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