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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS
LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO
 
 

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO

LIBRO DE JOB

Capítulo 1 Job, Varón Recto y Justo
 
Había en tierra de Hus un varón llamado Job, hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Naciéronle siete hijos y tres hijas; y era su hacienda de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y siervos en gran número, siendo grande aquel varón entre todos los orientales. Acostumbraban sus hijos a tener banquetes en sus casas, cada uno en su día, invitando a sus tres hermanas a comer y beber con ellos. Cuando se completaba el ciclo de los días de convite, los convocaba para purificarlos; y levantándose de madrugada, ofrecía por ellos holocaustos, según el número de todos ellos, pues decía Job: “No sea que hayan pecado mis hijos y hayan maldecido a Dios en su corazón.” Así hacía Job siempre.
 
Job probado en la adversidad
 
Sucedió un día que los hijos de Dios fueron a presentarse ante Yavé, y vino también entre ellos Satán. Y dijo Yavé a Satán: “¿De dónde vienes?” Respondió Satán: “De dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella.” Y dijo Yavé a Satán: “¿Has reparado en mi siervo Job, pues no lo hay como él en la tierra, varón íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” Pero respondió Satán a Yavé diciendo: “¿Acaso teme Job a Dios en balde?” ¿No le has rodeado de un vallado protector a él, a su casa y a todo cuanto tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el país. Pero extiende tu mano y tócale en lo suyo, (veremos) si no te maldice en tu rostro. Entonces dijo Yavé a Satán: “Mira, todo cuanto tiene lo dejo en tu mano, pero a él no le toques.” Y salió Satán de la presencia de Yavé. Y sucedió un día en que estaban sus hijos y sus hijas comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano primogénito, que llegó un mensajero a Job y le dijo: “Estaban arando lo bueyes y pacían cerca de ellos las asnas, y se echaron sobre ellos los sabeos y los tomaron hiriendo a los siervos a filo de la espada. Yo solo he podido escapar para darte la noticia.” Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro, que dijo: “Ha caído del cielo fuego de Dios, que abrasó a las ovejas y a los mozos, consumiéndolos. Sólo he escapado yo para darte la noticia.” Todavía estaba éste hablando, cuando vino otro, que dijo: “Los caldeos, divididos en tres tropeles, han dado sobre los camellos, apoderándose de ellos, y a los siervos los hirieron a filo de la espada. Yo solo he podido escapar para traerte la noticia.”Mientras hablaba éste todavía, llegó otro, que dijo: “Estaban tus hijos y tus hijas comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano, el primogénito,y vino del otro lado del desierto un torbellino y conmovió las cuatro esquinas de la casa, que cayó sobre los jóvenes, y han muerto. Yo solo he escapado para darte la noticia.”
 
Fidelidad de Job
 
Levantóse entonces Job, rasgó sus vestiduras, rasuró su cabeza y, echándose en tierra, adoró, diciendo: “Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo tornaré allá. Yavé lo dio, Yavé lo ha quitado. ¡Bendito sea el nombre de Yavé! En todo esto no pecó Job ni atribuyó a Dios insipiencia.
Capítulo 2 Mayores pruebas
 
Y sucedió que vinieron (otro) día los hijos de Dios a presentarse ante Yavé, y vino también Satán entre ellos, presentándose ante Yavé. Y dijo Yavé a Satán: “¿De dónde vienes?” Respondió Satán a Yavé: “De dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella.” Y dijo Yavé a Satán: “¿Has reparado en mi siervo Job, que no hay como él en la tierra, varón íntegro y justo, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún persevera en su perfección a pesar de que me incitaste contra él para que sin razón lo arruinara?” Respondióle Satán a Yavé, diciendo “¡Piel por piel! Y todo cuanto el hombre tiene lo dará gustoso por su vida. Si extendieses tu mano y tocaras su hueso y su carne, (veríamos) si no maldeciría tu rostro.” Yavé replicó entonces a Satán: “Ahí lo tienes a tu disposición, pero guarda su vida.” Salió Satán de la presencia de Yavé e hirió a Job con una úlcera maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Rascábase con un tejón y estaba sentado sobre la ceniza. Díjole entonces su mujer: “¿Aún sigues tú aferrado a tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!” Pero él le replicó: “Como mujer necia has hablado. Si recibimos de Dios los bienes, ¿por qué no también los males?” En todo esto no pecó Job con sus labios.
 

Vienen a consolar a Job tres de sus amigos

 
Tres amigos de Job se enteraron de todas las desgracias que le habían sobrevenido, y se llegaron cada uno de su lugar — Elifaz, de Teman; Bildad, de Suaj, y Sofar, de Naamat —, que se habían convenido juntarse para darle el pésame y consolarle.Ya de lejos alzaron sus ojos, sin reconocerle, y, levantando su voz, empezaron a llorar a voz en grito, al par que rasgaban sus vestiduras y esparcían al aire polvo sobre sus cabezas. Estuvieron con él sentados en tierra siete días y siete noches, y ninguno habló palabra viendo cuan grande era su dolor.
Capítulo 3 Lamentos de Job
 
Después de esto abrió Job su boca para maldecir su día, y, tomando la palabra, dijo: Perezca el día en que nací y la noche en que se dijo: “¡Ha sido concebido un varón!” Conviértase ese día en tiniebla, no se cuide Dios de él desde lo alto, no resplandezca sobre él un rayo de luz. Apodérese de él oscuridad y sombras de muerte; encobe sobre él negra nube, llénelo de terrores la negrura del día. Hagan presa de aquella noche las tinieblas, no se junte a los días del año ni entre en el cómputo de los meses. Sea noche de tristeza, no haya en ella regocijos. Maldíganla los que saben maldecir el día, los que saben despertar al Leviatán. Háganse tinieblas las estrellas de su alborada; que espere luz y no le venga, y no vea los parpadeos de la aurora, por no haberme cerrado las puertas del seno materno y no haber sustraído a mis ojos tanta miseria. ¿Por qué no morí al salir del seno y no expiré al salir del vientre? ¿Por qué hallé rodillas que me acogieron y pechos que me amamantaron?Pues ahora descansaría tranquilo y dormiría en reposo con los reyes y los magnates de la tierra, que se construyen mausoleos, o con príncipes ricos en oro, que llenan de plata sus moradas. O ni hubiera existido, como aborto secreto o como los niños que no vieron la luz. Allí cesan de perturbar los impíos y descansan los extenuados. Allí están tranquilos los cautivos y no oyen la voz del capataz. Allí son iguales grandes y pequeños, y el esclavo está libre de su amo. ¿A qué dar la luz al desdichado, dar la vida al amargado de alma, a los que esperan la muerte y no les llega, y la buscan más que exploradores de tesoros; los que saltarían de júbilo y se llenarían de alegría si hallasen un sepulcro; al varón cuya ruta está oculta y a quien cierra Dios (toda salida)? Son los suspiros mi comida y se derraman como aguas mis rugidos. Lo que temo, eso me llega; y lo que me atemoriza, eso me coge. No tengo tranquilidad ni descanso; se ha adueñado de mí la turbación.
Capítulo 4 Reproches de Elifaz
 
Tomó la palabra Elifaz, de Temán, y dijo: ¿Te molestará que te dirijamos la palabra? pero ¿quién es capaz de guardar silencio? He aquí que enseñaste a muchos, confortaste muchas manos débiles. Con tu palabra sostuviste a los vacilantes y fortaleciste a rodillas que se doblaban. Pero ahora, que ha venido sobre ti, ¿decaes? Cuando te ha tocado, ¿te turbas? ¿No es ya tu piedad tu confianza? ¿No es la rectitud de los caminos la esperanza tuya? Recuerda bien: ¿Qué inocente pereció? ¿Qué justos fueron exterminados? Por lo que siempre vi, los que aran la iniquidad y siembran la desventura, la cosechan. Bajo el aliento de Dios perecen, desaparecen al soplo de su nariz. Los rugidos del león, los bramidos de la fiera, los dientes de los cachorros de león, son quebrantados. Perece el león falto de presa, y se dispersan los cachorros de la leona.
 
Aparición nocturna
 

Llegóme calladamente un hablar; mis orejas percibieron sólo un murmullo, al tiempo en que agitan el alma las visiones nocturnas, cuando duermen los hombres profundo sueño. Apoderóse de mí el terror y el espanto, temblaron todos mis huesos; un viento azotó mi rostro, erizó el pelo de mi carne. Se paró (ante mí), pero no reconocí su semblante; estaba ante mis ojos un fantasma, y oí una voz que tenuemente murmuraba: ¿Podrá el hombre presentarse como justo ante Dios? ¿Será puro el varón ante su Hacedor? Mira: aun a sus ministros no se confía, aun en sus ángeles halla tacha. ¡Cuánto más los que habitan moradas de barro y del polvo traen su origen! Que son aplastados como polilla, de la mañana a la tarde son pulverizados, desaparecen para siempre por falta de salvador. ¿No es arrancada la cuerda (de su tienda)? Mueren faltos de sabiduría.

Capítulo 5 La justicia de Dios
Ya puedes gritar. ¿Habrá quien te responda? ¿A cuál de los santos vas a apelar? Porque al insensato le mata el enojo, y al necio la cólera. Vi al insensato echar raíces, pero al instante maldije su morada: "¡Que sus hijos sean privados de salvación y sean aplastados en la puerta sin (que tengan) defensor!" Devoran los hambrientos sus cosechas, y aun entre las espinas las recogen, y el sediento chupa su jugo. Que no brota del polvo la iniquidad, ni es el suelo el que produce el infortunio. Pues es el hombre quien engendra la desventura, los hijos del relámpago levantan el vuelo.
Yo que tú me volvería a Dios y en Dios pondría mi causa.El que hace cosas tan grandes e insondables, maravillas sin número;que derrama la lluvia sobre la tierra y manda las aguas sobre los campos.Ensalza a los humildes, hace prosperar a los afligidos.Aventa las tramas del astuto para que sus manos no realicen sus cálculos.Sorprende a los sabios en su astucia y frustra los designios del malvado. De día tropiezan con tinieblas, y van a tientas en pleno día, como si fuera de noche. Y salva al arruinado de su boca, y de la mano del prepotente al necesitado, y sostiene la esperanza del desdichado, teniendo que cerrar su boca la injusticia.
 
La felicidad está en Dios
 
¡Dichoso el hombre a quien corrige Dios! No desdeñes, pues, la corrección del Omnipotente.Pues El es quien hace la herida y la venda, el que hiere y la cura con su mano. De seis tribulaciones te salvará, y a la séptima no te alcanzará el mal. En (tiempos de) hambre te redimirá de la muerte, y en (tiempos de) guerra, del poder de la espada. Te preservará del azote de la lengua, no temerás la desventura si viniere. Te reirás de la devastación y del hambre, no temerás a las bestias de la tierra. Harás alianza con las piedras del campo, y paces con las fieras salvajes. Probarás la paz de tu tienda; nada echarás de menos al inspeccionar tu morada. Sabrás que tu posteridad es numerosa, y tus retoños (brotarán) como hierba de la tierra. Llegarás en madurez al sepulcro, como a su tiempo se recogen las gavillas. Mira: esto es lo que he observado. ¡Así es! ¡Atiende y sábelo (para tu bien)!"
Capítulo 6 Respuesta de Job a Elifaz
 
Entonces replicó, diciendo: "¡Oh si mis quejas pudieran pesarse y a un tiempo se pusiera mi desdicha en una balanza! ¡Luego ésta pesaría más que las arenas del mar! Por eso han sido destempladas mis palabras, pues se han clavado en mí las saetas del Omnipotente, cuyo veneno bebe mi espíritu. Los terrores de Dios están alineados contra mí. ¿Rebuzna el onagro junto a la hierba? ¿Muge el buey ante su pesebre? ¿Se come lo insípido sin sal? ¿Sabe bien la clara de huevo? Lo que ni tocar quiere mi alma, eso se ha convertido en mi alimento. ¡Quién me diera se cumpliese mi petición y que Dios me otorgara lo que espero, y se dignara Dios aplastarme, soltando su mano para acabar conmigo! Ese sería luego mi consuelo; me alegraría en la amargura, por no haber ocultado los secretos del Santo. ¿Cuál es mi fortaleza para esperar todavía? ¿Cuál mi fin para aliviar mi alma? ¿Es mi fortaleza la de las piedras, o es de bronce mi carne? No hay para mí ayuda alguna; todo socorro me ha sido negado. Rehusar la piedad a su prójimo es rechazar el temor del Omnipotente. Mis hermanos me han decepcionado como arroyo (seco), cual lecho de torrentes que pasan.Estaban cubiertos de hielo, sobre ellos se acumulaba la nieve; pero apenas viene el calor, se derriten, a los primeros ardores se extinguen en su lugar. Desvían las caravanas su ruta, avanzan por el desierto y se extravían. Divísanlas las caravanas de Tema, las comitivas de Saba suspiran por ellos;pero quedan avergonzadas de haber confiado, y confusas al llegar hasta ellos. Así sois ahora vosotros para mí: al verme, os espantáis y sois sobrecogidos de temor. ¿Os he dicho yo: Dadme, y de vuestra hacienda haced soborno en mi favor, y libradme de la mano del opresor, y rescatadme de las manos del tirano?Enseñadme vosotros, y yo me callaré; y si he errado, hacédmelo ver. ¡Cuán persuasivas son las palabras de rectitud! Mas ¿qué prueba vuestra alegación? ¿Pretendéis censurar mis palabras, siendo puro viento los dichos del desesperado? Hasta sobre un huérfano echáis suertes y traficáis sobre vuestro amigo. ¡Y ahora dignaos volveros hacia mí, pues no puedo mentiros a vuestra cara! ¡Volveos, y no seáis injustos; volveos, pues la justicia está conmigo! ¿Hay en mi lengua iniquidad? ¿Es que mi paladar no sabe discernir el infortunio?
Capítulo 7
 
¿No es milicia la vida del hombre sobre la tierra, y son como los del jornalero sus días? Como el siervo anhelando la sombra, como el jornalero esperando su salario, así he pasado yo meses de desencanto y me han tocado noches llenas de dolor.Si me acuesto, digo: ¿Cuándo me levantaré? Si me levanto: ¿Cuándo llegará la tarde? Y me harto de divagar hasta el crepúsculo. Mi carne está cubierta de gusanos y de escamas terrosas, mi piel se arruga y se deshace supurando; mis días corrieron más rápidos que la lanzadera, pasaron sin dejar esperanza. Acuérdate de que mi vida es un soplo, mis ojos no volverán a ver más la felicidad. No me verán más ojos (de hombre); me mirarán tus ojos, y ya no seré. Como se deshace una nube y se va, así el que baja al seol no sube más; no vuelve más a su casa y no le reconoce ya su lugar. Por eso no reprimiré yo mi boca, hablaré en la angustia de mi espíritu, me quejaré en la amargura de mi alma, ¿Soy yo el mar o un monstruo marino para que me hayas puesto guardia? Cuando me digo: “En mi cama hallaré consuelo, el lecho aliviará mis dolores”, tú me aterras con sueños, me espantas con visiones. Por eso preferiría ser estrangulado, la muerte a estos tormentos. Me consumo. No viviré eternamente. Déjame, que mi vida es un soplo. ¿Qué es el hombre para que en tanto le tengas y pongas en él tu atención, para que le visites cada mañana y a cada momento le pruebes? ¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada sin dejarme tragar mi saliva? Si pequé, ¿qué daño te inferí, oh protector de los hombres? ¿Por qué me haces blanco tuyo, cuando ni a mí mismo puedo soportarme? ¿Por qué no perdonar mi transgresión y pasar por alto mi culpa? Pues pronto descansaré en el polvo, y si me buscas, ya no existiré.
Capítulo 8 Discurso de Bildad
 
Tomó la palabra Bildad, suhita, diciendo: "¿Hasta cuándo vas a hablar así y serán las palabras de tu boca cual viento impetuoso? ¿Acaso tuerce Dios el derecho? ¿Puede el Omnipotente pervertir la justicia? Si pecaron tus hijos contra El, ya han pagado por sus faltas. Pero tú, si recurres a Dios e imploras al Omnipotente, si fueres puro y recto, desde ahora velará sobre ti, y restaurará la morada de tu justicia, y la anterior fortuna resultará pequeña, pues grande ha de ser tu futuro. Pregunta, si no, a las generaciones precedentes, atiende a la experiencia de los padres. Nosotros somos de ayer y no sabemos nada, porque son una sombra nuestros días sobre la tierra. ¿No te enseñarán ellos, no te hablarán y de su corazón sacarán palabras? ¿Puede crecer el papiro fuera de las lagunas? ¿Puede el junco prosperar donde no hay agua? Verde aún, sin que nadie le corte, se seca antes que cualquier otra hierba. Tal es la suerte de los que se olvidan de Dios, y la esperanza del impío se desvanecerá. Su confianza no es más que un hilo, y tela de araña su seguridad. Se apoya sobre una casa que no se sostiene, se agarra a ella, sin que tenga consistencia. Por lleno de jugo que estuviere a la faz del sol, extendiendo sus retoños en el huerto, y sus raíces entrelazadas sobre un montón de piedras, viviendo en una casa de piedra, en cuanto se le arranca de su sitio, éste le renegará: “¡Nunca te vi!” Helo aquí podrido sobre el camino, mientras otros brotan en su lugar. Así, pues, Dios no rechaza al íntegro ni toma de la mano a los malvados. Aún llenará tu boca de sonrisas y de júbilo tus labios. Cubriránse de confusión tus enemigos, y no subsistirá la tienda de los malos".
Capítulo 9 Respuesta de Job
 
Respondió Job, diciendo: En verdad, yo sé que es así: ¿Cómo justificarse un hombre frente a Dios? Si quisiera contender con El, de mil cargos no podría responder a uno. El es sabio de corazón y robusto de fuerza: ¿Quién se le opondrá y saldrá ileso? El desplaza los montes sin que se den cuenta, y en su ira los trastorna. El sacude la tierra en su sitio, estremécense sus columnas. El manda al sol, y éste no brilla, y guarda bajo sello las estrellas. El solo tiende los cielos y camina sobre las crestas del mar. El creó la Osa, el Orion y las Pléyades y las cámaras del cielo austral. El obra cosas grandes e insondables, maravillas sin cuento. Si pasa ante mí, yo no le veo; se desliza, y yo no lo advierto. Si coge una presa, ¿quién se la arrebatará? ¿Quién podrá decirle: Qué es lo que haces? Dios no reprime su cólera: bajo El se encorvaron los auxiiares de Rahab. ¡Cuánto menos podría yo responderle y rebuscar razones contra El! Aun teniendo razón, no podría responderle, y habría de implorar gracia para mi causa. Y aunque le hablara yo y El me respondiese, no osaría creer que había oído mi voz. El es quien por un cabello me aplasta y multiplica sin motivo mis heridas; que ni respirar me deja y me harta de amarguras. Si quisiera acudir a la fuerza, el robusto es El; si al juicio, ¿quién podrá emplazarle? Si soy justo, mi boca me condena; si me creo inocente, me declara perverso. Si me declaro inocente, es que no me conozco. Yo desprecio mi vida. ¡Todo es uno! Por eso digo: “¡Consume al íntegro y al culpable!” Cuando de repente una plaga trae la muerte, El se ríe de la desesperación de los inocentes. La tierra es entregada a las manos de los impíos, y vela el rostro de sus jueces. Si no es El, ¿quién va a ser? Mis días pasaron más veloces que un correo, huyeron sin ver la felicidad. Se han deslizado como lancha de papiro, como águila que se lanza sobre la presa. Si me digo: “Voy a olvidar mis cuitas, cambiaré mi semblante y me pondré alegre”, temo todos mis dolores, sabiendo que tú no me declaras inocente. Si soy culpable, ¿a qué fatigarme en vano? Aunque me lavase con agua de nieve y purificase mis manos con lejía, todavía me hundirás en el lodo, y mis vestidos me aborrecerían. Que no es hombre como yo para responderle: ¡Vamos juntos a juicio! No hay entre nosotros arbitro que ponga su mano entre ambos. Que retire su vara de sobre mí, que no me espante su terror. Yo hablaré sin temor, porque no soy tal a mis ojos.
Capítulo 10
 
¡Estoy hastiado de mi vida! Voy a dar curso libre a mis quejas, a hablar con la amargura de mi alma .Quiero decir a Dios: “¡No me condenes, dame a saber por qué te querellas de mí!” ¿Es decoroso para ti hacer violencia, desdeñar la obra de tus manos y complacerte en los consejos de los malvados? ¿Tienes tú acaso ojos de carne y miras como mira el hombre? ¿Son tus días los de un mortal, son tus años los años del nombre, para que tengas que inquirir mi culpa y andar rebuscando mi pecado, cuando sabes que no soy culpable y nadie puede librarme de tus manos? Tus manos me hicieron y me formaron, ¿y vas a aniquilarme después? Acuérdate que me modelaste como el barro, ¿y vas a tornarme al polvo? ¿No me exprimiste como leche, no me cuajaste como queso? Me revestiste de piel y de carne, y con huesos y músculos me consolidaste. Me diste vida y me favoreciste y tu solicitud guardó mi espíritu. ¿Y me guardabas esto en tu corazón? Bien veo que esto entraba en tus designios.Si peco, tú me vigilas, y de mi falta no me disculparás. Si prevarico, ¡ay de mí! Si soy inocente, no podré levantar la cabeza, harto de ignominia y ebrio de penas. Y si la levanto, tú me cazarás como león, y contra mí vuelves a hacer ostentación de tu poder. Renovarás tus pruebas contra mí como tropas de refresco. ¿Por qué me sacaste del vientre de mi madre? Muriera yo sin que ojos me vieran. Fuera como si nunca hubiera existido, llevado del vientre al sepulcro. ¿No son pocos los días de mi existencia? Retírate de mí para que pueda alegrarme un poco antes de que me vaya, para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombras, tierra de negrura y desorden, en la que la claridad es como la oscuridad".
Capítulo 11 Discurso de Sofar
 
Replicó Sofar de Naamat, diciendo: La multitud de las palabras ¿no va a tener respuesta? ¿Va a ser el hombre verboso el que tenga razón? Tus charlatanerías ¿van a hacer callar a los hombres? ¿Vas a burlarte sin que nadie te confunda? Tú dices: “Mi doctrina es pura y estoy limpio a tus ojos”.¡Ojalá hablara Dios y abriera sus labios contigo para descubrirte los secretos de la sabiduría (pues son ambiguos para el entendimiento), y conocerías que Dios te ha condonado parte de tus culpas! ¿Podrás descubrir tú el misterio de Dios? ¿Llegarás hasta la perfección del Omnipotente? Es más alto que los cielos. ¿Qué harás? Es más profundo que el seol. ¿Qué entenderás? Es más extenso que la tierra, más ancho que el mar. Si pasa, aprisiona y cita a juicio, ¿quién podrá contrarrestarle? Pues conoce a los hombres falaces y ve la iniquidad sin mucho reflexionar. Así, el necio se hace discreto, y como pollino de onagro nace el hombre. Si tú dispusieras tu corazón y extendieras a El sus manos; si alejaras de tus manos la maldad y no dieras acogida en tu tienda a la iniquidad,alzarías ciertamente tu rostro sin tacha, te sentirías seguro y no temerías. Te olvidarías entonces de las penas, o, si de ellas te acordaras, sería como de agua que pasó. Y más radiosa que el mediodía surgiría tu existencia, y la oscuridad sería como la mañana, y vivirías confiado de lo que te esperaba, y, sintiéndote protegido, te acostarías tranquilo.Reposarías sin que nadie te inquietase, y muchos adularían tu rostro.Pero los ojos de los malvados se consumirán, faltándoles el refugio, y su esperanza será el último suspiro.
Capítulo 12 Respuesta de Job a Sofar
 
Respondió Job, diciendo: Cierto que sois vosotros la humanidad toda, y con vosotros va a morir todo el saber. También tengo, como vosotros, algún seso, y no cedo ante vosotros. Esas cosas, ¿quién las ignora? Ludibrio para su amigo soy yo, que clamo a Dios para que me oiga. ¡Objeto de mofa es el justo y el íntegro! ¡Desprecio al desgraciado! Así piensa el dichoso. ¡Una zancadilla para aquel cuyos pies están para resbalar! Paz gozan las tiendas de los devastadores, y están seguros los que provocan a Dios, como si todo lo hubiera puesto Dios en su mano. Pregunta a las bestias, y te instruirán; a las aves del cielo, y te lo comunicarán; a los reptiles de la tierra, y te enseñarán, y te lo harán saber los peces del mar. ¿Quién no ve en todo esto que es la mano de Yavé quien lo hace, de cuya mano depende el alma de todos los vivientes y el espíritu de todos los hombres? ¿No distingue el oído las palabras, como el paladar gusta la comida? En los ancianos está el saber y en la longevidad la sensatez.Pero en El están la sabiduría y el poder; suyo es el consejo, suya la prudencia.Lo que Él destruye no puede reconstruirse; al que El aprisiona nadie le liberta. Si retiene las aguas, todo se seca; si las da suelta, devastan la tierra. En El están la fuerza y la sabiduría, de El son el engañado y el engañador; El hace andar descalzos a los consejeros, y a los jueces los hace necios; desciñe la cadena de los reyes y les ata una cuerda a su cintura; hace andar descalzos a los sacerdotes y abate a los poderosos; quita el habla a los sinceros y priva a los ancianos del discernimiento; arroja sobre los nobles el desprecio y suelta el cinturón de los fuertes; despoja a las profundidades de sus tinieblas y saca a luz la sombra; eleva a las naciones y las arruina, dilata a los pueblos y los suprime; quita el sentido a los gobernantes del país y los hace errar en un desierto sin caminos; caminan a tientas en las tinieblas sin luz, y hace que como beodos vacilen.
Capítulo 13
 
Ciertamente todo esto lo han visto mis ojos, lo ha oído mi oído y lo entendió.Lo que vosotros sabéis lo sé yo también, no soy menos que vosotros. Pero yo quisiera hablar al Omnipotente y venir a cuentas con Dios; pues vosotros sois inventores de falacias, sois médicos que nada curáis. ¡Quién diera que al menos callarais por completo; sería para vosotros contado como acto de sabiduría! Oíd, pues, os ruego, mi querella, atended a las razones de mi defensa. ¿Queréis, para justificar a Dios, usar de falsedad, defenderle con mentiras?¿Queréis mostraros como parciales suyos, ser los abogados de su causa? Sería bueno que Ellos sondease. ¿Queréis poder engañarle como se engaña a un hombre? El ciertamente os reprendería con severidad, si secretamente pretendéis aparecer como parciales suyos. Su majestad, ¿no os aterrará, no os llenará de espanto? Vuestros apotegmas son verdades de polvo, vuestras réplicas son respuestas de barro. Callad y dejadme que hable yo, ¡y venga sobre mí lo que viniere! ¡Yo tomo mi carne en mis dientes y coloco mi vida en las palmas de mis manos! Aunque El me matara, no me dolería, con tal de defender ante El mi conducta. Y esto me servirá de salvación, pues el impío no se atrevería a comparecer en su presencia.¡Oíd atentamente mis palabras, prestad oído a mi razonamiento! He aquí que he preparado mi proceso, consciente de que he de tener razón. ¿Quién pretende litigar conmigo? Porque si, resignado, callara, moriría. Sólo dos cosas no hagas conmigo, y entonces no me esconderé de tu presencia. Aleja de mí tu mano y no me espante tu terror. Después convoca (al debate), y yo responderé, o hablaré yo y tú me replicarás. ¿Cuántos son mis delitos y pecados? Dame a conocer mi transgresión y mi ofensa. ¿Por qué esconderme tu rostro y tenerme por enemigo tuyo? ¿A una hoja que arrebata el viento infundes terror y a una paja seca persigues, dictando contra mí sentencias de amargura e imputándome las faltas de mi mocedad? Pones en el cepo mis pies, acechas todos mis pasos, señalas las huellas de mis pies. Me deshago como leño carcomido, como vestido que roe la polilla.
Capítulo 14
 
El hombre, nacido de mujer, corto de días y harto de inquietudes, brota como una flor y se marchita, huye como sombra sin pararse. ¿Y sobre un tal abres tus ojos y le citas a juicio contigo? ¿Quién podrá sacar pureza de lo impuro? Nadie. Si sus días están determinados, si es conocido de ti el número de sus meses, si fijaste su límite, que no ha de traspasar,aparta de él tu mirada y déjale hasta que como mercenario cumpla su jornada.Porque para el árbol hay esperanza: cortado, puede retoñar, sin que cesen sus renuevos; aunque haya envejecido su raíz en la tierra y haya muerto en el suelo su tronco, al olor del agua rebrota y echa follaje como planta nueva. Pero el hombre, en muriendo, queda inerte, y expirando, ¿dónde está? Se agotarán las aguas en el mar, secaráse un río y se consumirá; pero el hombre, una vez que se acuesta, no se levantará jamás. Hasta la consumación de los cielos no se despertará, no surgirá de su sueño. ¡Quién me diera que me escondieses en el seol y allí me ocultaras hasta que se aplacara tu ira, fijando un término para volver a acordarte de mí! Si, muerto, el hombre reviviera, esperaría que pasara el tiempo de mi milicia hasta que llegara la hora del relevo. Llamaríasme entonces, y yo te respondería, y te mostrarías propicio a la obra de tus manos.Y, en vez de contar, como ahora, mis pasos, no espiarías más mis pecados. Sellarías como en un saco mi transgresión y borrarías mi iniquidad.Pero ¡ay!, que el monte se desmorona, y se remueve de su lugar la roca,y el agua corroe las piedras, y se lleva la inundación los terrones, y por modo semejante destruyes la esperanza del hombre.Tú le asaltas, y se va para siempre; cambia su rostro, y lo despachas.Tengan honores sus hijos, él no lo sabe; sean despreciados, él no lo advierte; sólo él siente los dolores de su carne, sólo sobre sí llora su alma".
Capítulo 15 Segundo Discurso de Elifaz
 
Entonces replicó Elifaz de Teman, diciendo: "¿Es de sabios responder con vanos razonamientos y llenar su vientre de viento solano, arguyendo con palabras vanas y con razones inconsistentes? Pero es más: tú destruyes la piedad y socavas la meditación ante Dios. Pues tu falta inspira a tu boca, y adoptas el lenguaje de los astutos. Es tu boca, no soy yo, quien te condena; son tus labios los que atestiguan contra ti. ¿Eres tú por ventura el primer nacido? ¿Has sido concebido antes que las colinas? ¿Has oído las confidencias de Dios, y acaparas para ti la sabiduría? ¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos? ¿Qué entiendes tú que no entendamos nosotros? También hay entre nosotros ancianos encanecidos de más edad aún que tu padre. ¿Tienes en poco los consuelos de Dios y las blandas palabras que te dirigimos? ¿Cómo te arrastra tu corazón y por qué centellean tus ojos? Pues vuelvese contra Dios, y salen de tu boca injurias contra El. ¿Qué es el hombre para creerse puro, para decirse justo el nacido de mujer? Si ni en sus santos se confía ni los cielos son bastante puros a sus ojos, ¡cuánto menos un ser abominable y corrompido, el hombre, que se bebe como agua la impiedad! Voy a explicarte, escúchame, y voy a contarte lo que vi, lo que enseñaron los sabios, lo que no ocultaron (recibido) de sus padres, aquellos a quienes sólo fue dada la tierra, sin que pasara el extranjero por medio de ellos. Todos los días sufre tormento el perverso, y están contados los años reservados al tirano. Suenan a sus oídos gritos de espanto, en tiempo de paz se ve asaltado por el devastador. No confía escapar de las tinieblas, y (se considera) destinado a la espada. Es dado en pasto a los buitres, sabe que su ruina es inminente. El día tenebroso le aterra, la ansiedad y la angustia le acometen como rey pronto al asalto, porque extendió su mano contra Dios, y se hizo fuerte contra el Omnipotente, y corrió contra El con erguida cerviz, protegido por sus espesos escudos. Porque tenía su rostro abotagado de gordura, y de grosura sus lomos; y habitaba ciudades derribadas, casas deshabitadas, destinadas al montón de ruinas. No se enriquecerá ni se mantendrá su opulencia, ni su sombra se extenderá sobre la tierra. No escapará a las tinieblas; sus renuevos los desecará la llama, y su flor será arrebatada por el viento. No se fíe de su tallo elevado, pues sabemos que es vanidad; antes de tiempo se marchitarán sus sarmientos, y su ramaje no reverdecerá. Dejará caer, como la viña, su agraz, y, como el olivo, dejará caer sus flores. Pues la casta de los impíos es estéril, y el fuego devora las tiendas del soborno. Concibe maldad y engendra desventura, y nutre en su seno el desengaño".
Capítulo 16 Respuesta de Job a Elifaz
 
Respondió Job, diciendo: "¡He oído ya muchos discursos semejantes! ¡Funestos consoladores sois todos vosotros! ¿Tendrán término los vanos discursos, o qué es lo que a responder así te incita? También podría yo hablar con vosotros, si vosotros estuvierais en mi lugar. Podría hilvanar palabras a costa vuestra y mover mi cabeza sobre vosotros. Os alentaría con mi boca y daría rienda suelta a mis labios. Si hablo, no se calma mi dolor; si callo, ¡qué se va a apartar de mí! Ciertamente ahora la malquerencia me ha extenuado, toda su banda se apodera de mí. Se levanta contra mí como testigo de cargo y depone contra mí con calumnias. Su furor desgarra y me persigue, rechinando contra mí sus dientes. Mi adversario aguza sus ojos contra mi. Abren su boca contra mí, abofetean con afrenta mis mejillas, todos a una se apretujan contra mí. Dios me entrega a los impíos, me arroja en manos de los perversos. Estaba yo tranquilo, y El me sacudió, me tomo por el cuello y me estrelló. Púsome por blanco suyo. Cércanme sus proyectiles, me traspasa mis ríñones sin piedad, derrama por tierra mi hiel.Abre en mí brecha sobre brecha y corre contra mí como un guerrero. He cosido un saco sobre mi piel, he revuelto mi frente en la ceniza; está mi rostro enrojecido por el llanto, y sobre mis párpados hay un velo sombrío, aunque no hubo violencia en mis manos y fue pura mi oración.No cubras, ¡oh tierra! mi sangre, y no haya lugar para mi clamor. Ahora, pues, en los cielos está mi testigo, y allá arriba está mi fiador.Mi clamor ha llegado hasta Dios, las lágrimas de mis ojos corren ante El. ¡Oh si hubiera arbitro entre Dios y el hombre, como lo hay entre el hombre y su prójimo! Pues están contados los años que me restan, y es sin vuelta el camino por donde voy.
Capítulo 17
 
Mi espíritu se extingue, mis días se acaban, sólo me queda el sepulcro. ¿No soy objeto de mofa, y mis ojos no pasan entre amarguras la noche? Depositada, pues, mi fianza junto a ti, ¿quién entonces habría de tocar mi mano? Has cerrado su mente al conocimiento, pero no dejarás que prevalezcan.¡Invita uno a sus amigos a la presa mientras desfallecen los ojos de sus hijos! Me ha hecho la fábula de las gentes, soy como aquel a quien se le escupe en la cara. Mis ojos se consumen de tristeza, y mis miembros se desvanecen como la sombra. Y pásmanse de ello los rectos, y los inocentes se indignan contra el perverso; pero el justo persevera en su camino, y el que tiene las manos limpias redobla su energía. Pero vosotros todos volved y llegaos, que no hallaré un sabio entre vosotros. Pasaron mis días, se desvanecieron mis proyectos, los deseos de mi corazón. La noche me la convierten en día, y de las tinieblas (prometen) próxima luz. ¿Qué puedo yo esperar? El sepulcro será mi morada, en las tinieblas he extendido mi lecho. A la fosa grité: “¡Tú eres mi padre!” Y a los gusanos: “¡Mi madre y mis hermanos!” ¿Dónde está mi esperanza? Y mi dicha, ¿quién la divisa? ¿Van a bajar a mi lado al sepulcro? ¿Nos vamos a hundir juntos en el polvo?"
Capítulo 18 Segundo Discurso de Bildad
 
Replicó Bildad, suhita, diciendo: "¿Hasta cuándo pondréis trabas a las palabras? Reflexionad, y después hablaremos. ¿Por qué nos tomas como bestias, pasamos a tus ojos por estúpidos? Tú que en tu furor te desgarras a ti mismo, ¿acaso por ti será abandonada la tierra y se trasladarán las rocas de su lugar? Sí, se apagará la luz de los perversos, no brillará su ardiente llama. La luz se apagará en su tienda, y su lámpara se extinguirá encima de él. Se recortan sus pasos vigorosos, y su propio consejo le hará tropezar; pues ha sido arrojado por sus pies a la red, y caminará sobre una trampa; un lazo le atará los tobillos y le aprisionará el cepo; oculta está en la tierra su cuerda, y su trampa sobre el sendero. De todas partes le asaltarán terrores, le seguirán, pisando los talones. Su opulencia se tornará en hambre, y la desgracia está presta a su lado. La enfermedad roerá su piel, y devorará sus miembros el primogénito de la muerte. Será arrancado de su tienda, en la que se sentía seguro, y tú puedes conducirle al rey de los terrores. Podrás habitar en su tienda, ya no suya; se esparcirá azufre sobre su morada. Secaránse sus raíces por debajo, se marchitará por arriba su ramaje. Desaparecerá de la tierra su recuerdo, y no tendrá ya nombre sobre la faz del desierto; se le empujará de la luz a las tinieblas, y se le expulsará del mundo; no tendrá familia ni parentela en su pueblo, ni sobreviviente en sus moradas. De su destino se asombrarán los occidentales y se horrorizarán los orientales. ¡Esta es la suerte del malvado, y éste el lugar del que no reconoce a Dios!"
Capítulo 19 Respuesta de Job a Bildad
 
Respondió Job, diciendo: "¿Hasta cuándo afligiréis mi alma y me majaréis con vanos discursos? Ya me habéis afrentado diez veces, y me maltratáis sin avergonzaros. Aun siendo verdad que yo haya errado, sobre mí recaería mi yerro. ¿Es bien cierto que os insolentáis contra mí y que me reprocháis mi oprobio? Sabed, pues, que es Dios quien me ha oprimido y me ha envuelto en sus redes. Si grito: “¡Violencia!”, no obtengo respuesta; aunque clame, no hay equidad. Ha vallado mi camino y no puedo pasar, y sobre mis senderos ha puesto tinieblas. Me ha despojado de mi gloria y arrancó de mi cabeza la corona. Me ha demolido en derredor, y perezco, y descuajó como árbol mi esperanza.Encendióse contra mí su cólera y me contó entre sus enemigos. A una llegaron sus milicias, se atrincheraron contra mí en su camino y han acampado en torno de mi tienda. Alejáronse de mí mis hermanos, y mis conocidos se me han hecho extraños. Desaparecieron mis allegados, me han olvidado mis familiares. Los huéspedes de mi casa y mis criados me consideran como extraño; soy a sus ojos un forastero. Llamo a mi siervo, y no me responde, y tengo que suplicarle con mi boca. Hízose mi aliento repugnante a mi mujer, y yo soy fétido a los hijos de mis entrañas. Hasta los niños me desdeñan, y murmuran contra mí cuando intento levantarme. Me han aborrecido todos mis confidentes, los más caros amigos se vuelven contra mí. Péganse a mi piel y a mi carne mis huesos, y apenas si conservo la piel junto a mis dientes. ¡Apiadaos, apiadaos de mí siquiera vosotros, mis amigos, porque me ha herido la mano de Dios! ¿Por qué, como Dios, me perseguís vosotros también, y no os hartáis de mis carnes? ¡Quién me diera que se escribiesen mis palabras y se consignaran en un libro, que con punzón de hierro y de plomo se esculpiesen para siempre en la roca! Porque yo sé que mi Redentor vive, y al fin se erguirá como fiador sobre el polvo; y detrás de mi piel yo me mantendré erguido, y desde mi carne yo veré a Dios. ¡Al cual yo le veré, veránle mis ojos, y no otros! ¡Se consumen mis riñones en mi interior!  Si decís: “¿Cómo le perseguiremos y qué pretexto encontraremos para acusarle?”,temed por vosotros mismos ante la espada, cuando la cólera se inflamará contra las faltas, para que sepáis que hay un juicio".
Capítulo 20 Réplica de Sofar
 
Replicó Sofar de Naamat, diciendo: "Por esto me hacen responder mis pensamientos, a causa de la impaciencia que siento en mí.Yo he oído una reprensión afrentosa para mí, y un soplo salido de mi inteligencia me hace responder: ¿No sabes ya de siempre, desde que el hombre fue puesto sobre la tierra, que es breve la exultación del malvado y dura un instante la alegría de los perversos? Si hasta el cielo subiere su arrogancia y tocare en las nubes su cabeza, cual un fantasma desaparece para siempre; y los que le vieron dirán: “¿Dónde está?” Volará como un sueño, y no le hallarán; huirá como visión nocturna. Los ojos que le vieron no le verán más, su morada no le percibirá ya más. Sus hijos indemnizarán a los pobres, sus propias manos restituirán su riqueza. Sus huesos, llenos aún de juvenil vigor, yacerán con él en el polvo. Aunque la maldad fuera dulce a su boca y la ocultara bajo su lengua, aunque la conservara y no la soltara, reteniéndola en su paladar, su comida en sus entrañas se corrompería, siendo como hiél de áspides en su interior.Devoró riquezas, pero las vomitará, de su vientre se las sacará Dios.Chupa veneno de áspides, y la lengua de víbora le matará. No verá los arroyos de aceite reciente, los torrentes de miel y leche cuajada. Devolverá su ganancia sin tragarla, ni gozará del fruto de su comercio, pues oprimió y desamparó a los pobres, robando casas que no construyó; puesto que no conoció hartura en su vientre, no salvará lo que tanto codició. Nadie escapaba a su voracidad; por eso su bienestar no será durable. En el colmo de la abundancia, todo le es poco; le alcanzarán desventuras de toda suerte. Cuando está para henchir su vientre, mandará Dios contra él el ardor de su cólera, haciendo llover contra su carne sus proyectiles.Si escapa al arma de hierro, lo traspasará el arco de bronce,y un dardo sale de su espalda, cual rayo de sus entrañas, llevando terrores sobre él.Toda suerte de tinieblas le están reservadas; le devorará un fuego no encendido (por hombre), que consumirá lo que reste en su tienda.Los cielos revelarán su impiedad, y la tierra contra él se alzará.Una inundación arrastrará su casa: (aguas) derramadas en el día de su furor.Esta es la suerte que al perverso (reserva) Dios, y ésta es la dote que Dios le adjudica".
 
Capítulo 21 Respuesta de Job a Sofar
 
Respondió Job, diciendo: "¡Escuchad atentamente mis palabras, dadme siquiera este consuelo! Tolerad que hable, y después que haya hablado, burlaos. ¿Es de un hombre de quien yo me quejo? ¿Por qué no habré de impacientarme? Volveos hacia mí y asombraos, poniendo la mano sobre la boca. Yo, al acordarme, me horrorizo, y mis carnes sienten escalofríos. ¿Cómo es que viven los impíos, envejecen y se acrecienta su fortuna? Su prole persiste con ellos a su presencia, y tienen ante sus ojos a sus retoños. Sus casas son paz, no hay en ellas temor y no (cae) sobre ellos la vara de Dios. Sus toros fecundan y no retroceden, y sus vacas paren y no abortan. Sueltan a sus pequeños cual rebaño, y sus niños saltan contentos .Cantan al son de adufes y cítaras y se divierten al son de la flauta.Acaban sus días placenteramente, y en un momento bajan al seol. Y eso que decían a Dios: “Apártate de nosotros, no queremos saber de tus caminos. ¿Qué es el Omnipotente para que le sirvamos, y qué provecho sacamos de rogarle?” ¿No está en manos de ellos su ventura? y el consejo de los malvados, ¿no está lejos de El? Pero ¿cuántas veces se apaga la lámpara de los perversos, y viene sobre ellos su desventura, y les reparte suertes en su furor? ¿Son como paja arrastrada por el viento y como tamo que se lleva el torbellino?¿Reserva Dios el castigo para sus hijos? Déle a él su merecido para que aprenda; que vean sus propios ojos su ruina y beba el furor del Omnipotente. Pues ¿qué le importa a él de su casa después de él, cuando fuere cortado el número de sus meses? ¿Se pueden dar lecciones de ciencia a Dios, a El, que juzga a los más elevados? Muere éste en su plena integridad, cuando todo florecía y estaba en seguro, cuando estaban sus lomos cubiertos de grosura y bien regada la médula de sus huesos. Muere aquél en medio de la amargura de su alma, sin haber gozado de bien alguno. Juntos yacerán en el polvo y a uno y a otro los recubren los gusanos. Sí, yo conozco vuestros pensamientos y las maquinaciones que sobre mí forjáis. Pues vosotros decís: “¿Dónde está la casa del noble y dónde la tienda en la que moraban los impíos? ¿No se lo habéis preguntado a los caminantes y no habéis reconocido sus señales? Que en el día del infortunio es preservado el malo y es sustraído en el día de la ira. ¿Quién le echa en cara su conducta? ¿Quién le da su merecido por sus obras? Y cuando es llevado al cementerio, vela sobre su túmulo; dulces le son los terrones del torrente y todo el mundo marcha tras él, (yendo) delante de él gente sin número. ¿A qué, pues, me dais tan vanos consuelos, si de vuestras respuestas no queda más que falacia?".
Capítulo 22 Réplica de Elifaz
 
Repuso Elifaz de Temán, y dijo: "¿Acaso puede ser útil a Dios el hombre? Más bien, a sí mismo aprovecha la sensatez. ¿Tiene algún interés el Omnipotente en que tú seas justo? ¿Gana algo en que sean íntegros tus caminos? ¿Será por tu piedad por lo que El te corrige y entra en juicio contigo? ¿No es más bien por tu gran malicia y por tus faltas sin número?Pues exigías sin razón prenda a tus hermanos, despojabas de sus ropas a los harapientos, no dabas de beber al sediento, y al hambriento le negabas el pan. Y de quien tiene mano fuerte, suya es la tierra; y el favorito se instala en ella. Despedías a las viudas con las manos vacías y quebrantabas los brazos de los huérfanos. Por eso te rodean los lazos y te sorprende de improviso el terror; y la luz se ha oscurecido y no ves, y te inundan aguas desbordadas. ¿No está Dios en lo alto de los cielos? Mira la cúspide de las estrellas, ¡qué altas están! Y tú dijiste: “¿Qué sabe Dios? ¿Puede juzgar a través de las nubes? Las nubes le cubren como velo, y no ve; se pasea por la bóveda de los cielos”. ¿Quieres guardar el antiguo sendero, por donde caminaron los hombres inicuos, que fueron arrebatados antes de tiempo, y un río inundó sus cimientos? Los que decían a Dios: “Apártate de nosotros. ¿Qué puede hacernos el Omnipotente?” Y El llenaba su casa de riquezas, pero el consejo de los impíos estaba lejos de El. Viéronlo los justos y se alegraron, y los inocentes se rieron de ellos. “¿No ha sido aniquilada su fortuna? Y sus residuos, ¿ no los ha devorado un fuego?”Reconcilíate, pues, con El y haz la paz, y de ello te vendrá bien. Recibe la ley de su boca, pon sus preceptos en tu corazón. Si humillándote te vuelves al Omnipotente y alejas de tu tienda la iniquidad, tendrás el oro como polvo, y como chinarros del torrente el Ofir; será el Omnipotente tu tesoro, y plata a montones para ti. Pues hallarás en el Omnipotente tus delicias, alzarás tu rostro hacia Dios. Le invocarás y te escuchará, y tú cumplirás tus votos.Decidirás una cosa y te saldrá bien, y sobre tus caminos brillará la luz.Pues El humilla la altivez (de los soberbios), pero salva al que baja los ojos. Será libertado el inocente, y tú serás libertado por la pureza, de tus manos".
Capítulo 23 Respuesta de Job
 
Pero Job respondió, diciendo: "Cierto que son hoy acerbas mis quejas; su mano es más pesada que mis gemidos. ¡Quién me diera saber dónde hallarlo y llegar hasta su morada! Expondría ante El mi causa, tendría la boca llena de recriminaciones. Conocería las palabras que me respondiera y comprendería lo que me dijese. ¿Contendería conmigo alegando su gran poder? Seguro que no. Me atendería. Entonces el justo podría disputar con El, y me libraría para siempre de mi Juez. Si voy al oriente, no está allí; si a occidente, no lo distingo. Si le busco al norte, no lo hallo; si vuelvo al mediodía, no lo veo. Pues que El conoce mi camino, que me pruebe al crisol: saldré como el oro. A su paso se adaptó siempre mi pie, guardando su camino sin apartarme. No me desvié del mandato de sus labios, oculté en mi seno las palabras de su boca. Pero, cuando El decide una cosa, ¿quién podrá disuadirle? Lo que quiere, eso hace. Porque El cumplirá su decreto, ¡como tantos otros de El! Por eso me estremezco ante El; si reflexiono, tengo pavor de El. Dios ha debiitado mi corazón, y el Omnipotente me aterra. Pues no he perecido ante las tinieblas, ni la oscuridad ha cubierto mi rostro.
Capítulo 24
 
¿Por qué el Omnipotente no señala los tiempos, y los que le reconocen no ven sus días? Los impíos retrasan los lindes, roban los ganados con su pastor; se llevan el asno del huérfano y toman en prenda el buey de la viuda; los pobres se apartan del camino, y se esconden al mismo tiempo los humildes campesinos. Como onagros en el desierto salen a su trabajo, en búsqueda de la presa. La estepa les proporciona pan para sus niños. Durante la noche recolectan los campos y vendimian la viña del malvado. Pasan las noches desnudos, sin ropa, sin abrigo contra el frío. Se mojan con los aguaceros de los montes, sin más asilo que las rocas.Arrancan de los pechos al huérfano y toman en prenda al pequeñuelo del pobre; van desnudos, sin vestidos, y, hambrientos, acarrean las gavillas. Entre dos muelas exprimen el aceite, y, sedientos, pisan las uvas. Desde la ciudad, los moribundos se lamentan; clama socorro el alma de los vejados, y Dios no atiende a estos clamores. Forman parte de los rebeldes a la luz: no han conocido los caminos y no se volvieron por sus senderos. Al amanecer se levanta el asesino para matar al desvalido y al necesitado. De noche anda el salteador. Espía la oscuridad el ojo del adúltero, diciendo: “Nadie me verá,” y se pone un velo a su rostro. En las tinieblas perforan las casas, de día se ocultan, sin conocer la luz. Para ellos el alba es la sombra, el clarear del día les aterra. Huye rápido sobre la superficie de las aguas; maldita es su posesión sobre la tierra; no se vuelve a pisar el fruto de su viña. La sequía y el calor llevan las aguas de la nieve, y el seol al pecador. Le olvida el seno materno, le chupan los gusanos; ni se menciona su nombre. ¡Y, como árbol, es arrancada la injusticia! Maltrataba a la estéril sin hijos y no trataba bien a la viuda. Pero el que sujeta con su fuerza a los poderosos se levanta y le quita la confianza en la vida. Le permite apoyarse con seguridad, pero sus ojos están sobre sus caminos. Están en auge un poco de tiempo, pero desaparecen, se inclinan como hierba que se recoge, y se mustian como cabezas de espiga. Si no es así, ¿quién me desmentirá y reducirá mis discursos a la nada?"
Capítulo 25 Tercera Réplica de Bildad
 
Y replicó Bildad de Suaj, diciendo: "Suyos son el poder y la majestad, y establece la paz en sus alturas. ¿Tienen número sus tropas? ¿Sobre quién no surge su emboscada? ¿Cómo, pues, justificarse el hombre ante El? ¿Cómo ser puro el nacido de mujer? La luna misma no brilla, ni son bastante puras las estrellas a sus ojos. ¡Cuánto menos el hombre, un gusano; el hijo del hombre, un gusanillo!"
Capítulo 26
 
Respondió Job, diciendo: "¡Qué ayuda das al desvalido, qué socorro al brazo desmayado! ¡Qué bien has aconsejado al ignorante y qué profundo saber has manifestado! ¿A quién has manifestado las palabras? Qué espíritu ha salido de tu boca? Hasta los manes tiemblan debajo de las aguas y sus habitantes. El seol está desnudo ante El, y sin velos el abaddón.El tendió el septentrión sobre el vacío, El colgó la tierra sobre la nada. Encierra las aguas en las nubes, y las nubes no se rasgan bajo ellas. El vela la faz de su trono, extendiendo su nube sobre él. Trazó sobre los mares un círculo, hasta los confines entre la luz y las tinieblas. Las columnas del cielo se tambalean y se estremecen a una amenaza suya. El que con pujanza hiende los mares y con su inteligencia hirió a Rahab. A su soplo brillan los cielos; su mano traspasó a la serpiente huidiza. Y esto es sólo la orla de sus obras.¡Cuán poca cosa hemos oído de El! Y el trueno de su poder, ¿quién lo podrá entender?".
Capítulo 27 Respuesta de Job a Bildad
 
Tomó de nuevo Job la palabra y en forma de sentencia dijo: "¡Vive Dios, que me rehusa justicia, y el Omnipotente, que me ha colmado de amargura, que, mientras en mí quede un soplo de vida y el hálito de Dios aliente en mis narices, jamás mis labios proferirán falsedad, ni mi lengua musitará una mentira! Lejos de mí daros la razón; hasta que expire no dejaré que me arranquen mi inocencia. Me aferraré a mi justicia y no la negaré; no me arguye mi conciencia por uno de mis días. Que mi enemigo tenga la suerte del impío, y mi adversario la del injusto! ¿En qué podrá esperar el malvado cuando muera, cuando Dios le reclame su vida? ¿Escuchará Dios sus gritos cuando le llegue la angustia? ¿Podrá complacerse en el Omnipotente, podrá jamás invocar a Dios? Os mostraré la mano de Dios; no os celaré los designios del Omnipotente. Si vosotros mismos lo habéis observado, ¿por qué, pues, perderos en vanas ilusiones?".
Tercera réplica de Sofar
"He aquí la suerte que Dios reserva al hombre culpable, la porción que del Omnipotente reciben los violentos: si tiene muchos hijos, destínanse a la espada; su prole no se hartará de pan. A sus supervivientes los enterrará la mortandad; sus viudas no los llorarán. Aunque acumule la plata como polvo, aunque amontone como el lodo los vestidos, los prepara él, pero los vestirá el justo, y su plata la heredará el inocente. Edificó su casa como un nido, como cabaña de guarda. Se acuesta rico, pero será por última vez; en un abrir de ojos ya no existe. Terrores le asaltan en pleno día, de noche le arrebata un torbellino. Le arrebata el viento solano y se lo lleva, y le arranca de su lugar. Se le echa encima sin piedad, tratando de huir de la mano que le hiere. Batirán palmas contra él y le silbarán desde su propio lugar.
Capítulo 28
 
Tiene la plata sus veneros, y el oro lugar en que se acrisola. Se extrae el hierro del suelo, y de la roca fundida sale el cobre. Se pone fin a las tinieblas, se escudriña hasta el límite extremo la piedra oscura y sombría. Se perforan galerías olvidadas del pie; se suspenden y balancean lejos de los hombres. La tierra que produce el pan está debajo trastornada como fuego; sus rocas son la morada del zafiro, y sus terrones contienen oro. Por caminos desconocidos por las aves de presa, impenetrables al ojo del buitre, no pisados por las fieras, inaccesibles al leopardo. Mete su mano en el pedernal y subvierte los montes de raíz. Abre Nilos en las rocas y descubren sus ojos todo cuanto hay de precioso. Explora las filtraciones de los ríos y saca a luz los tesoros. Pero la sabiduría, ¿dónde hallarla?; ¿dónde está el lugar del entendimiento? No conoce el hombre su senda, ni se halla en la tierra de los vivientes. El abismo dice: “No está en mí,” y el mar: “Dentro de mí no se halla.” No se cambia por oro macizo, ni se pesa plata para comprarla. No se pone en balanza con el oro de Ofir, ni con la cornalina preciosa o el zafiro. No se compara al oro ni al cristal, ni se cambia por vasos de oro fino. No cuentan a su lado corales ni cristales; vale más que las perlas. No puede comparársele al topacio de Etiopía, no entra en balanza ni con el oro más puro. ¿De dónde, pues, viene la sabiduría y dónde hallar la inteligencia? Se oculta a los ojos de todos los vivientes, y aun a las aves del cielo está vedada. El abaddón y la muerte dicen: "Sólo de oídas nos ha llegado su fama". Dios es el que conoce sus caminos, El sabe su morada.Porque con su mirada abarca los confines de la tierra y ve cuanto hay bajo la bóveda del cielo. Cuando dio peso al viento y dispuso las aguas con medida, cuando dio la ley a la lluvia y camino al fragor del trueno, entonces la vio y la evaluó, la fundó y la conoció a fondo; y dijo al hombre: “El temor de Dios, ésa es la sabiduría; apartarse del mal, ésa es la inteligencia”.
Capítulo 29
 
Y volvió Job a hablar en sentencias, diciendo:"¡Quién me diera volver a los meses de antaño, a los días en que Dios me protegía! Cuando resplandecía su lámpara sobre mi cabeza y a su luz marchaba en las tinieblas. A lo que fui en mis días otoñales, cuando Dios protegía mi tienda; cuando el Omnipotente era conmigo y me rodeaban mis niños; cuando lavaba en leche mis pies y me daba la piedra arroyos de aceite; cuando salía a la puerta alta de la ciudad y en la plaza se alzaba mi silla. Los jóvenes, al verme, se escondían, y los viejos se alzaban en pie; los príncipes contenían las palabras y ponían su palma en la boca, y enmudecía la voz de los caudillos y se pegaba su lengua al paladar. El oído que me oía me llamaba feliz, y los ojos que me veían se declaraban en mi favor; porque libraba al pobre que clamaba y al huérfano que no tenía valedor. La bendición del desgraciado llegaba a mí, y el corazón de la viuda se llenaba de gozo. Vestíame de justicia, y ella me rodeaba como vestido, me era mi derecho por manto y turbante. Yo era ojos para el ciego, era para el cojo pies, era el padre de los pobres, y examinaba la causa del desconocido; quebrantaba las muelas del injusto, y de sus dientes le arrancaba la presa. Decíame yo: “Moriré viejo, multiplicaré cual la arena los días; mis raíces tendrán acceso a las aguas, y caerá de noche sobre mis ramas el rocío. Renovaráse conmigo mi gloria, y mi arco se fortalecerá en mis manos.” Para escucharme esperaban, y callaban hasta oír mi opinión. Nadie replicaba a mis palabras; y sobre ellos gota a gota (caía) mi palabra. Me esperaban como se espera la lluvia, y abrían su boca como al agua tardía. Si les sonreía, no osaban creerlo, y no desperdiciaban la luz de mi rostro. Yo les escogía su camino y me sentaba en cabeza, y moraba entre ellos como rey entre sus huestes, y se dejaban llevar a donde yo los conducía.
Capítulo 30
 
Y ahora ríense de mí los más mozos que yo, a cuyos padres hubiera desdeñado yo de contar entre los perros de mi ganado. Aun la fuerza de sus manos, ¿de qué podía servirme? Su vigor había perecido enteramente. Extenuados por la miseria y por el hambre, roían las raíces de la estepa; el desierto y el yermo eran su nodriza. Recogían bledo entre la maleza, alimentándose de raíces de retama. Expulsados de la sociedad, perseguidos a gritos como a ladrones,habitaban en lo escarpado de los torrentes, en cuevas y entre rocas,rugiendo entre la maleza y reuniéndose entre la enramada. Gente innoble, pueblo sin nombre, arrojados del país. ¡Y ahora a éstos les sirvo de canción y soy objeto de burla! Abominan de mí, me esquivan y no se retraen de escupirme a la cara.El que ha soltado su cuerda me maltrata, y el que de su rostro ha rechazado el freno. A mi derecha se alza el populacho, me lanza piedras como proyectiles, y preparan contra mí sus caminos perniciosos. Destruyen mis sendas para mi desgracia, cooperan a mi infortunio, sin que nadie me ayude contra ellos. Irrumpen como por ancha brecha, se revuelven debajo de las ruinas. Se han vuelto contra mí terrores; persiguen, como viento, mi dignidad, y como nube pasó mi ventura. Y ahora se derrama sobre mí mi alma y me agarran días de aflicción; de noche mis huesos son taladrados y no descansan mis venas. Con gran fuerza agarra mi vestido, me ciñe como la orla de mi túnica. Me ha arrojado al fango, y he venido a ser como el polvo y la ceniza. ¡Clamo a ti, y tú no me respondes; permanezco en pie, y no me haces caso! Te has vuelto cruel para mi y con todo el vigor de tu mano me persigues; me alzas en alto y me haces cabalgar sobre el viento, y una tormenta me deshace en agua. Bien sé que me llevas a la muerte, a la casa de reunión de todos los vivientes. Sin embargo, yo no alcé la mano contra el pobre cuando en su infortunio gritaba hacia mí. ¿No lloraba yo con el afligido? ¿No se llenaba mi alma de tristeza por el pobre? Y cuando esperaba el bien, sobrevino el mal; cuando esperaba la luz, vino la oscuridad. Mis entrañas se agitan sin descanso, han venido sobre mí días de aflicción. Ando en torrno enlutado, sin consuelo, y me levanto en la asamblea para gritar. ¡He venido a ser hermano de los chacales y compañero de los avestruces! Mi piel se ha ennegrecido sobre mí, y mis huesos queman por la fiebre. Hase trocado en duelo mi cítara, y mi flauta en voz de plañideras.
Capítulo 31
 
Había yo hecho pacto con mis ojos de no prestar atención a la virgen. Pero ¿cuál es la porción de Dios reservada desde arriba y la heredad del Omnipotente desde las alturas?¿No es la desgracia para el inicuo, y el infortunio para los obradores de iniquidad? ¿No está El mirando mis caminos y contando todos mis pasos? ¿He caminado fraudulentamente o corrieron mis pies tras el engaño? ¡Péseme Dios en balanza justa, y Dios reconocerá mi integridad! Si se apartaban mis pasos de tus sendas y tras mis ojos se fue mi corazón, o si se pegó algo a mis manos, ¡siembre yo y cómalo otro, y sean desarraigados mis retoños! Si mi corazón se dejó seducir por mujer y estuve al acecho a la puerta de mi prójimo, ¡muela para otro mi mujer y sea entregada a brazos ajenos!, pues maldad grande es ésta, es un gran crimen, fuego que devora hasta el abaddón y consumiría toda mi hacienda. Si desdeñé el derecho de mi siervo y el de mi sierva cuando se querellaron contra mí, ¿qué haría cuando se alzara Dios para juzgar? Cuando me pidiera cuentas, ¿qué respondería? El que me hizo a mí en el materno seno, ¿no lo hizo también a él?¿No fue él mismo el que nos formó en el vientre? Si negué a los pobres lo que deseaban y dejé desfallecer los ojos de la viuda, si comí solo mi bocado, sin dar de comer de él al huérfano, antes bien, desde mi infancia le criaba como un padre y desde el seno materno le guiaba; si vi al miserable sin vestido y al pobre sin ropas, y si no me bendijeron sus carnes y no se calentaron con el vellón de mis corderos; si alcé mi mano contra el huérfano, por ver en la puerta mi apoyo,¡despréndase mi espalda de su nuca y arranqúese del hombro mi brazo! Pues el terror de Dios me invadía, y no podía resistir a su majestad. ¿Puse en el oro mi confianza y dije al oro fino: “Tú eres mi seguridad”? ¿Me gocé en mis muchos bienes y en que mi mano mucho atesoraba? Mirando al sol cuando brilla o a la luna al caminar resplandeciente, ¿fue seducido secretamente mi corazón, y les lancé con la mano el beso de mi boca, que es también criminal delito, pues habría negado al Dios de lo alto? ¿Me alegré del infortunio de mi enemigo y me gocé en que le sobreviniera la desgracia? Pues no di mi lengua al pecado ni conjuré al seol contra su alma. ¿No decían las gentes de mi tienda: “Quién habrá que no se haya saciado de su carne”? No pasaba la noche fuera el extranjero, pues abría mis puertas al viandante. ¿Encubrí como hombre mi pecado, ocultando en mi seno mi maldad? Porque habría temido de la muchedumbre, me habría aterrado el desprecio de las familias y, callado, no saldría a la puerta. ¡Quién me diera que se me escuchase! ¡Ahí va mi firma! ¡Respóndame el Todopoderoso! ¡Ahí está el libelo de acusación escrito por mi adversario! Ciertamente lo llevaré sobre mis hombros, me lo ceñiré como corona, le daré a conocer el número de mis pasos y me acercaré a él como un príncipe. Si clamó la tierra contra mí, si a una lloraban sus surcos, si comí su hacienda sin pagarla, si he hecho exhalar el alma de su dueño, ¡názcanme cardos en vez de trigo, y cizaña en vez de cebada!" (Se terminaron las palabras de Job.)
Capítulo 32 Intervención de Elihú
 
Dejaron aquellos tres hombres de replicar a Job, pues se declaraba inocente a sus ojos; pero Elihú, hijo de Barakel, buzita, de la familia de Ram, se encendió en cólera contra Job porque se declaraba justo ante Dios. También contra los tres amigos ardió su cólera, porque no hallaban qué responder a Job, y, a pesar de eso, le condenaban. Había esperado Elihú mientras hablaban con Job, porque ellos eran más entrados en días que él; mas al ver Elihú que no había respuesta en la boca de los tres hombres, se encendió su cólera. Replicó, pues, Elihú, hijo de Barakel el buzita, y dijo: "Yo soy joven, y vosotros ancianos; por eso temía y sentía miedo a exponeros mi pensamiento. Me decía: “Hablarán los días, y los muchos años darán a conocer la sabiduría”; pero ésta es en el hombre una inspiración, y es el soplo del Omnipotente el que enseña. No son los ancianos los sabios, ni los viejos los que comprenden lo que es justo. Por eso me atrevo a decir: Oídme y daré yo también mi parecer. He aquí que he estado esperando vuestros discursos y escuchando vuestras razones; mientras buscabais palabras, en vosotros ponía mi atención. Pero he aquí que nadie puede convencer a Job, no hay entre vosotros quien responda a sus dichos. Para que no digáis: “Hemos hallado sabiduría; es Dios, no el hombre, quien nos adoctrina”. El no me ha dirigido sus palabras ni voy a responderle con vuestros argumentos. Están desconcertados, no responden ya, les faltan las palabras. Comenzaré yo, pues, ya que no hablan ellos, pues se están ahí sin responder. Replicaré yo también por mi parte, también yo expondré mi parecer. Pues me siento lleno de palabras y me insta el espíritu que hay dentro de mí. He aquí que mi interior está como vino sin escape, que hace reventar los odres nuevos. Hablaré, pues, para desahogarme y abriré mis labios para responder. No haré acepción de personas ni adularé a nadie, porque yo no sé adular, y me soportará por un poco mi Hacedor.
Capítulo 33 Reproches a Job
 
Oye, pues, ¡oh Job!, mis palabras y apresta el oído a todos mis discursos: He aquí que yo abro la boca, mi lengua articula palabras en mi paladar. Mi recto corazón dicta palabras sabias, y mis labios hablarán claramente. El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Todopoderoso me da vida. Respóndeme, si puedes. ¡Disponte ante mí y mantente firme! También yo soy lo que tú ante Dios; también yo fui formado del barro. Mira, nada tienes que temer de mí, ni mi mano pesará sobre ti. Ciertamente has dicho a mis oídos, y escuché el sonido de las palabras: “Puro soy, sin pecado; limpio estoy; no hay culpa en mí. Mas El inventa pretextos contra mí y me toma por enemigo suyo. Pone mis pies en el cepo y espía todas mis sendas.” Mira, en esto no tienes razón. Yo te respondo que Dios es más grande que el hombre. ¿A qué querellarte con El porque no responde a todas tus palabras? Pues habla una vez, y dos no lo repite. En sueños, en visión nocturna, cuando desciende sobre los hombres el sopor, mientras duermen en el lecho, entonces abre el oído de los hombres y les aterra con apariciones para retraerles del mal y apartar al hombre del orgullo; para librar su alma del sepulcro, y su vida de atravesar el canal. Le corrige con dolores en su lecho y con el continuo temblor de sus huesos; su vida tiene asco del pan, y su alma del manjar más exquisito, y se consume su carne hasta desaparecer, y se trasparentan los huesos, que no se veían. Está su alma próxima al sepulcro, su vida junto a los muertos. Pero si para él hay un ángel, un intérprete de entre mil, que haga ver al hombre su deber, y que tenga piedad de él y le diga: “Líbralo de descender a la fosa; yo hallé el rescate de su vida”. Reverdecerá su carne más que en su juventud, volverá a los días de su adolescencia.Suplicará a Dios, y éste se complacerá en él, y verá su rostro con júbilo, y volverá al hombre su justicia.El entonces repetirá y dirá a los hombres: “Había pecado y torcido el derecho, pero El no me ha tratado conforme a mi falta.Ha liberado mi alma de pasar por el canal, y mi vida ve la luz”. Mira, todo esto lo hace Dios dos y tres veces con el hombre para retraer su alma de la tumba, para alumbrarle con la luz de los vivientes. Atiende, Job; escúchame; calla mientras hablo yo. O, si tienes que replicar, respóndeme; habla, que yo deseo que te justifiques. Si no, haz por escucharme; calla, y te enseñaré sabiduría.
Capítulo 34 Segundo Discurso de Elihú
 
Prosiguió Elihú hablando así: "Oíd, sabios, mis palabras; prestadme, hombres doctos, vuestro oído, pues el oído discierne las palabras, como prueba los manjares el paladar. Examinemos por nosotros lo que es justo, conozcamos entre nosotros lo que es bueno.Puesto que Job dice: “Yo soy justo, pero Dios me niega mi derecho, y contra mi derecho El miente; mi llaga es incurable, aunque yo no tengo pecado”. ¿Qué hombre hay como Job, que bebe la burla como agua, y se va en compañía de los obradores de maldad, y camina con los hombres perversos? Puesto que ha dicho: “No aprovecha al hombre estar a bien con Dios”.Por eso, oídme, cuerdos varones: ¡Lejos de Dios la maldad, y del Omnipotente la injusticia! Pues retribuye al hombre según sus obras, y según su conducta le trata. No, cierto, Dios no obra mal, y el Todopoderoso no tuerce el derecho. ¿Quién le confió la tierra y quién le ha encargado del universo entero? Si El volviera a sí su soplo y retrajera a sí su aliento, expiraría a una toda carne y el hombre volvería al polvo. Si entiendes, oye esto y apresta el oído al son de mis palabras. ¿Podrá gobernar un enemigo del derecho? ¿Y quieres tú condenar al justo supremo ,al que puede decir al rey: “¡Malvado!” y a los nobles: “¡Perversos!”? ¿Al que no adula a los príncipes ni prefiere el rico al pobre, porque todos son hechura suya? Mueren de improviso y pasan, en medio de la noche se insurrecciona el pueblo y depone al poderoso sin esfuerzo, pues sus ojos (están fijos) sobre los caminos del hombre y contempla todos sus pasos. No hay oscuridad ni sombra donde puedan esconderse los malhechores. Porque El no impone al hombre un plazo para presentarse al tribunal de Dios. Quebranta a los grandes sin andar en averiguaciones y pone a otros en su lugar. Conocedor de sus acciones, los derriba en una noche y quedan aplastados. Los abofetea como a perversos en un lugar en que los ven. Porque se apartaron de seguirle y no entendieron todos sus caminos, hasta hacer llegar a El el grito del desvalido, haciéndole oír el clamor de los pobres. Si El cesa de obrar, ¿quién le excitará? Si esconde el rostro, ¿quién le verá? Pues El vigila sobre los pueblos y los hombres para que no reine el hombre perverso, que constituye un lazo para el pueblo. Si alguno dice a Dios: “He sido seducido; no haré el mal; si he pecado, adoctríname; si he hecho el mal, no volveré a hacerlo más”. ¿Es que El ha de retribuir según tu parecer? Ya que has despreciado (mi juicio), ya que eres tú quien eliges y no yo, di tú lo que sepas. Hablen los hombres sensatos y escúchenme los varones sabios: No habló Job cuerdamente, y sus palabras están fuera de razón. Pero Job será examinado hasta el final por las respuestas de hombre inicuo, pues a su pecado añade la rebelión, bate palmas entre nosotros y multiplica sus dichos contra Dios".
Capítulo 35 Tercer Discurso de Elihú
 
Tomó Elihú la palabra y dijo: "¿Te parece juicioso decir: “Tengo razón contra Dios”? Pues dices: “¿De qué me sirve, qué ventaja he tenido por no haber pecado?” Voy a responderte, y a tus amigos contigo. Contempla el cielo y mira; considera las nubes; son más altas que tú.Si pecas tú, ¿qué le haces? Si se multiplican tus pecados, ¿qué (mal) le causas? Y con ser justo, ¿qué le das o qué recibe El de tu mano? A un hombre como tú (afecta) tu maldad, y a un hijo de hombre tu justicia. Gritan por las muchas opresiones, claman (oprimidos) por el brazo de los grandes; pero nadie dice: “¿Dónde está el Dios que nos hizo, que da en la noche cantares de júbilo, que nos instruye más que a las bestias de la tierra y nos hace más sabios que las aves del cielo?” Entonces, aunque griten, El no responde, a causa del orgullo de los malvados. Es inútil ciertamente: Dios no oye, y el Todopoderoso no lo percibe.Menos todavía cuando tú dices que no lo ves, que el proceso está delante de El y que tú esperas, y ahora (al afirmar) que no es su ira la que castiga y que no conoce bien la transgresión. Job, pues, abre vanamente su boca y multiplica insensatamente las palabras".
Capítulo 36 Cuarto Discurso de Elihu
 
Y prosiguió Elihú diciendo: "Espérame un poco y te enseñaré; todavía hay más razones en favor de Dios. Sacaré de lejos mi saber y vindicaré la justicia de mi Hacedor. Cierto, no son falaces mis razones, te habla un perfecto conocedor. Mira, Dios es poderoso y no desprecia al puro de corazón. No deja vivir al impío y hace justicia al desvalido. No quita al justo su derecho. Puso a los reyes sobre el trono y los hace sentar para siempre. Pero se engrieron. Entonces son aprisionados con grilletes y cogidos con lazos de miseria. Después les revela sus obras y transgresiones por haberse insolentado. Y se revela a sus oídos, amonestándoles y diciéndoles que se aparten del mal. Si le oyen y se le someten, terminarán felizmente sus días, y sus años dichosamente. Pero, si no le oyen, pasarán por el canal y expirarán insensatamente. Los de corazón protervo, que guardan rencor y no claman a Dios cuando los encadena, morirán en plena juventud, y su vida entre los infames. Salva al pobre por su pobreza y con la tribulación abre sus oídos. También a ti te apartará de las fauces de la angustia, a lugar holgado, sin estrecheces, en vez de ésta; a mesa llena de suculentos manjares. Pero tú estás lleno del juicio del malvado; el juicio y la justicia te tienen agarrado. Cuida de que no te seduzca la riqueza y no te haga desviar la cuantía del rescate. ¿Puede acaso sacarte de la angustia tu clamor y todos tus vigorosos esfuerzos? No anheles, pues, la noche para que suban los pueblos en vez de ellos. Guárdate de volverte hacia la iniquidad, pues por ésta has sido probado por la aflicción.Mira, Dios es sublime en su poder. ¿Qué maestro puede comparársele? ¿Quién le ha impuesto su conducta? ¿Quién le ha dicho: “Has cometido injusticia?” Acuérdate que debes ensalzar su obra, de tantos hombres celebrada. Todos los hombres la contemplan y todos la miran de lejos. Mira, Dios es grande, y no lo sabemos; el número de sus años es insondable. El atrae las gotas de agua y diluye la lluvia en vapores que destilan las nubes, vertiéndola sobre el hombre a raudales. ¿Quién será capaz de conocer las extensiones de las nubes, los fragores de su pabellón? He aquí que ha desplegado su vapor y ha cubierto las profundidades del mar, pues por ellas alimenta a los pueblos y da de comer abundantemente. Toma el rayo en sus manos y le ordena dar en el blanco; el trueno le anuncia, y el ganado siente la amenaza de la tormenta.
Capítulo 37
 
Esto hace palpitar mi corazón y le hace saltar fuera de su sitio. Oíd, oíd el estrépito de su voz, el estampido que sale de su boca. Se extiende por todos los ámbitos del cielo y llega su fulgor hasta los confines de la tierra. Y después de él resuena el trueno; brama con voz majestuosa, y nada puede retener el rayo cuando se oye su voz. Truena Dios portentosamente con su voz; hace cosas grandes, que no comprendemos. Pues dice a la nieve: “¡Cae a tierra!”; y a las lluvias copiosas: “Abundad”. Sobre todo hombre pone un sello para que todos reconozcan que es obra de El. Las fieras se meten en su cubil y se quedan en sus guaridas. Del austro viene el huracán, viene del septentrión el frío. Al soplo de Dios se forma el hielo y se solidifica la extensión de las aguas. El carga de rayos las nubes, y difunde la nube su fulgor, que va todo en torno según sus designios para hacer cuanto El les ordena sobre la superficie del orbe terráqueo, ya para castigar los pueblos de la tierra, ya para mostrar piedad le hace alcanzar su fin. ¡Presta oídos a esto, Job, y detente a considerar las maravillas de Dios! ¿Sabes tú los designios de Dios sobre ellas? ¿Sabes por qué hace brillar el relámpago en sus nubes? ¿Conoces los balanceos de las nubes, los prodigios del que todo lo sabe? Tú, cuyos vestidos están cálidos cuando el viento solano abochorna la tierra, ¿extenderás tú con El las nubes sólidas como espejo de metal fundido?Enséñanos lo que hemos de decirle, pues nosotros no dispondremos de más argumentos a causa de las tinieblas. ¿Quién irá a darle cuenta si hablare yo? Cuando un hombre habla, ¿acaso está informado? Ahora no puede verse la luz, que está oscurecida por las nubes; de pronto pasa el viento y las barre; viene del septentrión áureo resplandor, y se reviste Dios de terrible majestad. Al Omnipotente no le alcanzamos; grande es su poder y su juicio; es mucha su justicia; no oprime a nadie. Por eso han de temerle los hombres, y no mira El al que se cree sabio".
Capítulo 38 Intervención de Dios
 
Y respondió Yavé a Job de en medio del torbellino, diciendo: "¿Quién es este que empaña mi providencia con insensatos discursos? Cíñete, pues, como varón tus lomos. Voy a preguntarte para que me instruyas. ¿Dónde estabas al fundar yo la tierra? Indícamelo, si tanto sabes. ¿Quién determinó, si lo sabes, sus dimensiones? ¿Quién tendió sobre ella la regla? ¿Sobre qué descansan sus cimientos o quién asentó su piedra angular entre las aclamaciones de los astros matutinos y los aplausos de todos los hijos de Dios? ¿Quién cerró con puertas el mar cuando, impetuoso, salía del seno, dándole yo las nubes por mantillas, y los densos nublados por pañales; dándole yo la ley y poniéndole puertas y cerrojos, diciéndole: “Hasta aquí llegarás y no pasarás, ahí se romperá la soberbia de tus olas?” ¿Acaso has mandado tú en tu vida a la mañana y has enseñado su lugar a la aurora para que ocupe los extremos de la tierra y eche fuera a los malhechores, modelándose entonces la tierra como el barro bajo el sello y apareciendo vestida, privando a los malvados de su luz y rompiendo el brazo de los soberbios? ¿Has llegado tú hasta las fuentes del mar, te has paseado por las profundidades del abismo? ¿Se te han abierto las puertas de la muerte? ¿Has visto las puertas de la región tenebrosa? ¿Abarcas la inmensidad de la tierra? Dilo, si sabes todo esto. ¿Cuál es el camino para las moradas de la luz?; y de las tinieblas, ¿cuál es su sitio para conducirlas a sus dominios y enseñarles los senderos de su casa? ¡Seguro lo sabrás, pues ya habías nacido y era ya grande el número de tus días! ¿Has ido a los escondrijos de la nieve? ¿Has visto los almacenes de granizo, que guardo yo para los tiempos de la angustia, para el día de la guerra y de la batalla? ¿Cuál es el camino por donde se difunde la niebla, por donde se echa sobre la tierra el viento solano? ¿Quién abre el camino a la inundación, y la senda al rayo tronante, para hacer llover sobre tierra inhabitada, sobre desierto en que no hay hombres; para empapar las áridas llanuras y hacer brotar la verde hierba? ¿Tiene padre la lluvia? ¿Quién engendra las gotas de rocío? ¿De qué seno sale el hielo?; y la escarcha del cielo, ¿quién la engendra? Se endurecen las aguas como piedra y se congela la superficie del abismo. ¿Has atado tú los lazos de las Pléyades o puedes soltar las ataduras del Orion? ¿Eres tú el que a su tiempo hace salir las constelaciones y quien guía a la Osa con sus hijos? ¿Has enseñado tú a los cielos su ley y determinado su influjo sobre la tierra? ¿Alzas tu voz hasta las nubes para que te cubran de copiosas aguas? ¿Mandas tú a los relámpagos, y van ellos, diciéndote: Henos aquí? ¿Quién puso sabiduría en el ibis, y al gallo quién le dio inteligencia? ¿Quién puede contar las nubes con sabiduría, y quién derrama los odres de los cielos cuando se hace una masa el polvo y se pegan unos a otros los terrones? ¿Eres tú quien proporcionas su presa a la leona y sacias el apetito de los leoncillos cuando están agazapados en sus cubiles o se ponen en acecho en la espesura? ¿Quién prepara su alimento al cuervo cuando sus polluelos gritan a Dios y andan errantes por falta de comida?
Capítulo 39
 
¿Sabes tú el tiempo en que paren las gamuzas? ¿Asististe al parto de las ciervas? ¿Contaste los meses de su preñez o conoces el tiempo de su parto? Se encorvan, echan su cría y depositan sus carnadas .Se hacen grandes sus crías, crecen en el desierto, salen y no vuelven más a ellas. ¿Quién da libertad al asno salvaje? ¿Quién rompe las ataduras al onagro, al que por casa di el desierto, y por guarida las estériles estepas? Se ríe del estrépito de la ciudad y no oye los gritos del arriero; vaga por los montes al pasto, se va tras de toda hierba verde. ¿Consentirá el búfalo en servirte y en pasar la noche a tu pesebre? ¿Podrás atarle el yugo con tus coyundas y hacerle rastrillar los surcos detrás de ti?¿Contarás con él por su gran fuerza y le encomendarás tus labores? ¿Le fiarás la recogida de tu grano y el amontonamiento de tus mieses? Agítase bulliciosa el ala del avestruz, pero ¿es acaso pluma piadosa y voladora? Pues abandona sus huevos a la tierra y los deja que se calienten sobre el suelo, olvidando que un pie puede pisotearlos, puede aplastarlos un animal salvaje. Es cruel con sus hijos, como si no fueran suyos, y no se cuida de que sea vana su fatiga, porque le negó Dios la sabiduría y no le dio parte en la inteligencia; pero al tiempo de levantarse se ríe del caballo y del jinete. ¿Das tú al caballo la fuerza, revistes su cuello de ondulantes crines? ¿Le enseñas tú a saltar como la langosta, a resoplar fiera y terriblemente? Piafa en el valle y alégrase briosamente, sale al encuentro de las armas, ríese del miedo, no se empavorece, no retrocede ante la espada; cruje sobre él la aljaba, la llama de la lanza y la saeta; con estrépito y resoplido sorbe la tierra, no se contiene al sonido del clarín; cuando resuena la trompeta, dice: “¡Ea!”; y huele de lejos la batalla,el clamor de los jinetes y el tumulto. ¿Se alza el azor por tu inteligencia, tendiendo sus alas hacia el mediodía? ¿Se remonta por orden tuya el águila y hace su nido en las alturas?Habita en las rocas y allí pasa la noche, en la cresta de las rocas, en lo más abrupto, acecha desde allí la presa, que de muy lejos descubren sus ojos; sorbetean la sangre sus polluelos, y donde hubiere cadáveres, allí está ella.
Y apostrofó Yavé a Job, diciendo: ¿Querrá el censor contender todavía con el Omnipotente? El que pretende enmendar la plana a Dios, responda".
Respuesta de Job
y Job respondió a Yavé, diciendo: "He hablado a la ligera. ¿Qué te voy a responder? Pondré mano a mi boca. Una vez hablé; no responderé más; dos veces, y no añadiré (palabra)".
Capítulo 40 Prosigue Yavé
 
Replicó Yavé a Job desde el torbellino, diciendo: "Cíñete, cual varón, tus lomos; yo te preguntaré, enséñame tú. ¿Aún pretendes menoscabar mi juicio? ¿Me condenarás a mí para justificarte tú? ¿Tienes tú brazos como los de Dios y puedes tronar con voz semejante a la suya? Adórnate, pues, de gloria y majestad, revístete de magnificencia y esplendor.Distribuye a torrentes tu ira y humilla al soberbio sólo con mirarle. Mira al orgulloso y abátele, y aplasta a los malvados en su sitio. Ocúltalos a una en el polvo, encarcela a sus personas en la prisión, y entonces también te alabaré, porque tu diestra te dio la salvación. He ahí al hipopótamo, creado por mí, como lo fuiste tú, que se apacienta de hierba como el buey. Mírale: su fuerza está en sus lomos, y su vigor en los músculos de su vientre.Endereza su cola como un cedro; los nervios de sus muslos se entrelazan. Sus huesos son como tubos de bronce; sus costillas son como palancas de hierro. Es la obra maestra de Dios; a él le entregó la espada su Hacedor. Los montes le ofrecen su tributo, mientras retozan allí todas las bestias del campo. Echase debajo de los lotos, en los escondrijos y cañaverales del pantano; los arbustos le dan sombra, le rodean las mimbreras del torrente. Crezca el río: él no se espanta, está seguro, aunque le llegue un Jordán al hocico. ¿Le capturarán a sus ojos? ¿Taladrará nadie con el anillo su nariz? ¿Puedes tú agarrar con anzuelo al cocodrilo y atarle una cuerda a la lengua? ¿Le meterás un junco por la nariz y atravesarás con el anillo sus mandíbulas? ¿Te dirigirá ruegos suplicantes o te lisonjeará con palabras? ¿Hará pacto contigo? ¿Lo tomarás a tu servicio? ¿Jugarás con él como con un pájaro, le atarás para juguete de tus niñas? ¿Traficarán con él los (pescadores) asociados, se lo repartirán los mercaderes? ¿Llenarás de flechas su piel y le hundirás el arpón en la cabeza? Ponle encima la mano; te quedará recuerdo de la riña y no volverás. He aquí que su esperanza queda frustrada; a su sola vista quedan aterrados.
Capítulo 41
 
Nadie se atreve a despertarle, ni puede siquiera estar a pie firme delante de él. ¿Quién jamás le asaltó y quedó salvo? No lo hay debajo del cielo. No callaré (la forma de) sus miembros; declararé su fuerza incomparable. ¿Quién ha descubierto la parte anterior de su vestido, quién penetró en el reverso de su coraza? ¿Quién abrió las puertas de su boca? El círculo de sus dientes infunde terror. Su dorso está armado de láminas, de escudos, compactas y cerradas como un guijarro; únese una a la otra sin quedar resquicio, y un soplo no entra por ellas; están pegadas una con otra; bien trabadas, no pueden separarse,sus estornudos son llamaradas, sus ojos son como los párpados de la aurora; de su boca salen llamas, se escapan centellas de fuego; sale de sus narices humo, como de olla al fuego, hirviente; su aliento enciende los carbones, saltan llamas de su boca; en su cuello está su fuerza, y ante él tiemblan de horror. Las papadas de su carne son duras, apretadas, no se mueven. Su corazón es duro como el pedernal, duro como la piedra inferior de la muela. De su majestad temen las olas, las ondas del mar se retiran; la espada que le toca no se fija, ni la lanza, ni el dardo, ni el venablo; para él el hierro es como paja, y el bronce, cual madera carcomida. El hijo del arco no le hace huir, las piedras de la honda son para él estopas; la maza le es como paja, y se burla del vibrar del venablo. Debajo lleva agudos tejos, que arrastra como un trillo sobre el cieno. Hace hervir el abismo como olla y espumar como vasija de ungüentos. Deja en pos de sí brillante su camino, cual si fuera el abismo una cana cabellera. No hay en la tierra semejante a él, hecho para no tener miedo! Mira a todo lo altivo, ¡es el rey de todos los feroces!"
Capítulo 42 Respuesta de Job
 
Respondió Job diciendo: "Sé que lo puedes todo y que no hay nada que te cohiba. ¿Quién es este que empaña la Providencia sin saber? Por eso proferí lo que no sabía, cosas admirables para mí, que no conocía. Escucha, pues, y yo hablaré, yo te preguntaré y me adoctrinarás. Sólo de oídas te conocía; mas ahora te han visto mis ojos.¡Por eso me retracto y hago penitencia sobre polvo y ceniza!"
 
Epílogo
 
Después de haber hablado Yavé a Job estas palabras, dijo Yavé a Elifaz, temanita: "Se ha encendido mi ira contra ti y contra tus dos compañeros, porque no hablasteis de mí rectamente, como mi siervo Job. Así, pues, tomad siete becerros y siete carneros e id a mi siervo Job y ofreced por vosotros sacrificios; y Job, mi siervo, rogará por vosotros, y en atención a él no os haré mal, pues no hablasteis de mí rectamente, como mi siervo Job. Vinieron, pues, Elifaz, temanita; Bildad, suhita, y Sofar, namatita, e hicieron lo que les mandara Yavé, y Yavé atendió a los ruegos de Job. Yavé restableció a Job en su estado, después de haber rogado él por sus amigos, y acrecentó Yavé hasta el duplo todo cuanto antes poseyera. Vinieron a él todos sus hermanos y hermanas y todos sus conocidos de antaño, y comieron con él en su casa, se condolieron y le consolaron por todo el mal que sobre él hiciera venir Yavé, y le regalaron cada uno una moneda y un anillo de oro. Yavé bendijo las postrimerías de Job más que sus principios, y llegó a poseer Job catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo catorce hijos y tres hijas; a la primera le puso por nombre Yeminá (Palomita); a la segunda, Quesiah (Casia), y a la tercera, Queren-Happuj (Cuerno de afeites). No había en toda aquella tierra mujeres más hermosas que las hijas de Job, y su padre les dio herencia entre sus hermanos. Vivió Job después de esto ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación, y murió Job anciano y colmado de días.