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CRISTO RAÚL CONTRA EL ANTICRISTO
EL VENENO DE LA SERPIENTE
REFUTACIÓN DE LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO SOBRE “LA
INTERPRETACIÓN SOLA”
En el nombre de Jesucristo:
Con el fin de que todos los hombres conozcan a su Creador
la inteligencia es el Poder con el que Dios ha vestido a su Creación, de manera
que no pueda el Hombre volver a ser engañado ni la Tentación tenga Poder sobre
la voluntad de sus hijos.
Desgraciadamente este Poder Divino con el que el Creador
ha vestido a su Creación es usado por muchos para hacer todo lo contrario; en
lugar de rechazar la Mentira se sirven de este Poder para hacer de la Mentira
el medio por excelencia para esclavizar la voluntad de sus congéneres. Siguen
el camino de Satanás, quien conociendo las leyes de la Ciencia del Bien y el
Mal usó su inteligencia para arrastrar al Género Humano lejos de su Creador; y
lo que es más monstruoso, para hacer del Hombre un enemigo de Dios, y declararle
la Guerra a su Reino.
Arrastradas a este campo de batalla las naciones de todas
las épocas hemos estado luchando, desde la Caída y Ruina del Primer Reino del
Mundo, cuyo rey fue Adán, padre de Noé, padre de Abraham, padre de David, padre
de Jesús, hijo de María de Nazaret, hija de Sara, hija de Eva, en el ejército
equivocado.
El Poder Divino que nos fue dado para crear un Mundo
establecido sobre la Verdad, la Justicia y la Paz, por el Odio y la Envidia de
Satán hacia el Rey de los Cielos, cuyo Trono deseaba hacer suyo: ese Poder
Divino vino a transformarse en nuestros padres antiguos en lo que las garras y
la fuerza bruta les son a las bestias. En nuestros padres la Inteligencia dejó
de ser un Poder Creador para transformarse en un Poder Destructor. El ser
humano vino a emparentarse con las bestias, ente ellas la más letal, la más
peligrosa, para sí mismo, para todas ellas, y para la propia Tierra.
A la altura del Segundo Milenio de nuestra Era, en
especial en el Siglo XVI, la Inteligencia buscó liberarse de la Ley por la que
ese Poder Creador había estado buscando su Camino hacia su verdadera
Naturaleza. La Civilización Cristiana, una vez descubierto el Nuevo Mundo, se
halló al borde de dar un gran salto cualitativo en la Historia. Así que no
miento diciendo que a principios del Siglo XVI el Mundo Cristiano Europeo se halló
en la misma posición, aunque las circunstancias fuesen distintas, en las que se
halló el Reino Mesopotámico bajo Adán, su primer Rey, el Alulim de la Lista Real Sumeria. Aquel Primer Rey de
los hombres se halló al borde de dar un Salto Histórico Maravilloso: la
Proyección de las fronteras geográficas naturales de su Reino a las Cuatro
Regiones de la Tierra. Es decir, extender su Civilización a la plenitud de las
familias del mundo.
No pudo ser. Intervino en aquel Proyecto un factor
antinatural, extraño, que se había mantenido en el alma de un “Dios Oculto”,
quien manipulando las circunstancias de la Adolescencia Ontogénica que vivía el
Hombre se aprovechó de su Inocencia para conquistar su Pensamiento y
emparentarlo con el del Príncipe de las Tinieblas, ese mismo “Dios Oculto” que
sobreviviendo a su propia decadencia hizo suya la Mente de otro hombre, Lutero
por nombre. Esclavizado por este “Dios Oculto” se vino a imponer en el
Siglo XVI no la Ley de la Fraternidad Universal en Dios Creador, sino la Ley de
la Dictadura de los príncipes elevada a condición divina como camino a la Civilización
de la Plenitud de las Naciones.
Para ganarse la Voluntad de aquel Primer Rey, hijo de
Dios, Adán, otro hijo de Dios, Satán, se enfundó las vestiduras de un ángel Enviado
por Dios para abrirle al Reino de Adán la puerta de la Guerra Santa. No por el
Amor sino por la Guerra el Primer Rey extendería las fronteras de su Reino a
todas las familias de la Tierra. Acorde a aquel “Dios Oculto” que vive en
Satanás tal era la Voluntad de Dios, y así debía cumplirse.
Miles de años después, la Redención ya acometida, la
Europa Cristiana ya afirmada, aunque bajo ataque mortal, y habiendo puesto sus
pies en la otra orilla del Océano, cumplida la Profecía del Señor y Rey
Jesucristo: sus piernas a ambas orillas del Océano, Satanás volvió a la carga,
y vistiendo a su siervo de enviado de Dios sembró en el Reino Cristiano Europeo
la Semilla de la Guerra Civil Fratricida que, si todo le saliera bien al
Enemigo del Rey Divino y del Hombre, desde dentro le abriría al enemigo la
puerta a Roma. Una vez destruido el Reino de Jesucristo en Europa el trabajo de
miles de años sería reducido a polvo, y la Civilización, hundida para siempre
jamás en el bestialismo, ya nunca volvería a renacer. Dios, Creador del Género
Humano, habría perdido la Batalla por la Salvación del Hombre, y el Rey de los
Cielos, Jesucristo, tendría que arrodillarse delante de Satán, su Enemigo.
Sobra decir que un Plan de Destrucción de esa magnitud no
fue planeado de la noche a la mañana. Satanás llevaba siglos planeando esa
Batalla. El Sueño de los Obispos Católicos tras la Victoria sobre las
convulsiones medievales de los dos siglos precedentes relajó la Vigilancia de
los Cardenales, y regalándose la confianza de la Invencibilidad se entregaron a
todos los vicios y perversiones contra los que Cristo entregó su Vida. La
perversión del pensamiento en que se establecieron, que mientras permaneciesen
dentro de la sotana ni el mismo Juez Todopoderoso podría pedirles cuentas de sus
delitos, pensamiento que fue el Origen de la Reforma cuando fue usado precisamente
contra ellos, fue la causa del grito de Guerra contra la Iglesia que se oyó lo
mismo en Alemania que en Italia e Inglaterra.
Pero si los Siervos de la Iglesia fueron perversos y en
el convencimiento de que ni aunque violaran a la Madre de Cristo podrían ser
juzgados por Cristo mientras cometiesen sus crímenes ad maioren dei gloriam; la maldad en la que se establecieron los Rebeldes Protestantes fue confundir a
los siervos con la Esposa del Señor.
Los siervos del Señor son los siervos de su Esposa. El
Sacerdote es Siervo de la Iglesia; pero la Iglesia es la Esposa del Señor. ¿Y
desde cuándo el Señor y su Esposa pueden ser condenados por la perversión de
sus siervos?
Los siervos responderán ante su Señor de los delitos por
los que la Gloria de su Santa Esposa fue manchada. Los siervos, no la Esposa,
es la que se sentará ante el Tribunal del Señor para responder de sus crímenes
y delitos.
Esta Realidad diferencial entre el sacerdote y la Iglesia
fue la que cegados por Satanás los Rebeldes Protestantes no supieron
comprender. Ya se lo dijo el Señor y Rey a su Pueblo: “Si tu brazo o tu ojo te
escandaliza, sácatelo, córtatelo, que mejor te será entrar en el Reino de Dios
manco o tuerto que con el brazo y el ojo enfermo ser arrojado al Infierno”.
Desde el Obispo de Roma al sacerdote más humilde todos
son sacerdotes, y como tales sacerdotes todos son siervos de la Iglesia, y en
cuanto tales forman parte de su Cuerpo, pero mientras que el Sacerdote está
bajo la Ley del Señor, y si enfermo con malignidad debe ser amputado del
Cuerpo, la Iglesia es la Esposa del Rey de los Cielos y como tal permanece por
la Eternidad al lado de su Señor, de quien es su Cuerpo Visible delante de su Reino
Universal Sempiterno.
No decimos nada más. Ni digo nada menos. La Pornocracia maligna en la que los siervos de la
Iglesia cayeron mientras el Rey de los Cielos le abría a su Reino en la Tierra
las fronteras al Nuevo Mundo, es conocida de todos.
El historiador que pasa por alto la inmundicia que
aquellos siervos arrojaron sobre la Gloria de la Esposa del Señor no es un
historiador, es un miserable. Pretender anular la Ley del Señor sobre su Cuerpo
en razón del servicio a siervos instalados en el delito, haciendo de la Sotana
un Exorcismo contra el Propio Señor y Juez de toda su Casa, no es de
historiadores, es de esclavos sin moral, sin ley, ni honor ni dignidad.
El Dilema en que el Dios Oculto de la llamada Reforma
Protestante encerró a unos y otros tiene su Reflejo Original en la Caída de
Adán y Eva, y en el consecuente Fratricidio entre sus hijos. ¡Recuérdese
la Guerra de los Treinta Años!
Obviamente si los siervos fueron delincuentes y sirvieron
al Diablo en la creencia de servir a Cristo, los otros creyendo servir a Cristo
sirvieron al Diablo al ofrecerle la Cabeza de la Esposa de Cristo en una
bandeja a los príncipes de este mundo.
Ciertamente Dios Padre previno esta Contienda desde antes
de Liberar al Diablo de su Prisión a principios del Segundo Milenio de nuestra
Era. Su Hijo conoció esta Contienda interna y la profetizó en la Parábola de la
Siembra Maligna. Recordémosla:
“Les propuso el Hijo de Dios otra parábola, diciendo: Es
semejante el reino de los cielos a uno que sembró en su campo semilla buena.
Pero, mientras su gente dormía, vino el enemigo y sembró cizaña entre el trigo
y se fue. Cuando creció la hierba y dio fruto, entonces apareció la cizaña.
Acercándose los criados al amo, le dijeron:
Señor, ¿no has sembrado semilla buena en tu campo? ¿De
dónde viene, pues, que haya cizaña?
Y el Hijo de Dios les contestó: Eso es obra de un
enemigo.
Dijéronle:
¿Quieres que vayamos y la arranquemos?
Y el Hijo de Dios les dijo: No, no sea que, al querer
arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo. Dejad que ambos crezcan hasta
la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: Tomad primero la cizaña
y atadla en haces para quemarla, y el trigo recogedlo para encerrarlo en el
granero”.
Complementando esta Doctrina el propio Hijo de Dios envió
a uno de sus ministros para anunciarle a su Iglesia el Decreto de Liberación
del Sembrador Maligno, el Diablo, pasado un Milenio, en la Tierra. Pues se
entiende que la parábola viene de Dios, y siendo el espíritu de Jesús el
espíritu de la Profecía, en la Parábola Dios anunciaba SU
Sentencia ad eternum contra Satanás en
el Juicio Final del Mundo Antiguo, que sería seguida por un Decreto de
Liberación temporal hasta su Destierro de la Creación. Cuando es dada la
Parábola el C ampo Cristiano aún no existía, de manera que la Siembra del
Maligno no podría realizarse sino cuando ese Campo incluyese en sus
límites al Cristianismo, y de aquí que conociendo el Hijo por la Profecía en la
Parábola el Decreto del Padre continuamente le pidiese a sus siervos los Obispos
de la cristiandad que se mantuviesen vigilantes. Vigilancia que a la vez
no podría impedir su caída en ese Sueño que sería aprovechado por el Sembrador
Maligno para sembrar su Cizaña Fratricida.
Ahora bien, la Profecía siendo verdadera, cual se ve en
los acontecimientos de la División de las iglesias, nosotros comprendemos que
como Dios no hace nada en el mundo sin los hombres, y todo lo hace en los
hombres, el Diablo no podría hacer su Siembra Maligna sino en los hombres.
Para lo cual, como ya lo hiciera en el Edén, tendría que tentar y conquistar
para su proyecto de destrucción de la Cristianismo, destrucción necesaria
para destruir al Género Humano, como se ve que estuvo a punto en el Siglo XX
durante la Segunda Guerra Mundial, donde de nuevo volvió Alemania a prestarle
su cuerpo para que obrase esa destrucción; en orden a realizar su Siembra
Maligna durante la Noche de los Obispos tendría Satán que ganarse para su
Siembra a un puñado de hombres.
La Cuestión es porqué Dios liberó al Diablo, cuestión que
ya he respondido en La Historia Divina de Jesucristo. Regresando a la
respuesta, digo que dadas las circunstancias de la Liberación y estando en
el Horizonte la Bandera de la Salvación de la Plenitud de las naciones, Dios
vio necesario, de un sitio, recrear en el Siglo de Lutero el acontecimiento que
tuvo lugar en el Siglo de Adán, a fin de que el Futuro pudiese liberarse y
vestido del Poder de la Inteligencia Jesucristiana nuestro Siglo blindase la Voluntad del Género Humano con el Pensamiento de Dios;
y del otro sitio, mostrarle al Cielo y a la Tierra el porqué de la
Sentencia ad eternum contra Satán y
sus generación de rebeldes a la Ley de la del Creador, quienes ni habiendo sido
condenados y teniendo la Oportunidad de pedir Misericordia a su Juez delante de
la Creación entera prefirieron una vez más ser desterrado al Infierno de las
Tinieblas Exteriores a seguir viviendo en un Mundo donde la Luz de la Verdad es
el sol que le da Vida a todos los seres.
El juicio que a los hombres les merezca esta Libertad
de YAVÉ DIOS PADRE para hacer según su Sabiduría lo que le es mejor al universo
de los pueblos que, como hijos de su Brazo y Ciudadanos del reino de su
Hijo, vivimos de su Amor por la Vida no tiene respaldo por la
Inteligencia. Dios, en Jesucristo, juzgará a todos, siervos de la Iglesia y
siervos del Diablo. Nosotros no somos nadie para juzgar a los hombres que
protagonizaron los acontecimientos del Pasado. Pero la Inteligencia nos ha sido
dada para descubrir la Mentira y deshacer esas cadenas pintadas de oro por el
Diablo y la Muerte para atraer a todos los ignorantes a la misma prisión en la
que será encerrado por la Eternidad el autor y “Dios Oculto” de la Reforma,
Satanás por nombre.
Las 67 tesis de Zwinglio acompañaron a las de Lutero en el esquema general que el Diablo se hizo mirando
a la Destrucción de la Iglesia Católica y la Conquista de Roma por el Imperio
Otomano. Ya conocemos en qué quedó ese Plan Maligno. El Imperio Otomano ha
desaparecido de la Tierra. La Esposa del Señor y Madre de su Descendencia está
más viva que nunca, y, aunque en su Vejez, le ha engendrado Descendencia a su
Señor.
Lo que pasó, pasado está. No somos quienes para juzgar a
nadie, pero sí que somos quienes para combatir las Mentiras que les han sido
legadas a las naciones cristianas, a fin de que liberadas de ellas encuentren
abierta la Puerta a la Fraternidad Universal perdida. Y en la Unidad
descubran las naciones la Imagen del Hombre en Dios que de sus almas fue
borrada por la Caída de Adán y la Traición de Satán.
Zwinglio,
siervo del Diablo, aunque en su ignorancia, pues tanto él como sus hermanos de
armas contra la Iglesia creyeron estar sirviendo a Dios; Zwinglio basó su Pensamiento anticatólico (y por tanto anticristiano como demostraré en
el análisis de las tesis que publicó y defendió pisando sobre el cadáver de
todo el que se le opuso) en las 67 frases lapidarias que siguen y que abriré en
canal para que arrancada la máscara se le vea el rostro al verdadero autor y
productor de la Rebelión Protestante contra la Esposa del Señor, su Esposo
Jesucristo y Dios, Padre de ambos Esposos.
PRIMERA PARTE
“LA ESPADA Y LA PALABRA”
CAPÍTULO UNO
1.-Yerran y ofenden a Dios todos los que dicen que nada
vale el Evangelio si no es confirmado por la Iglesia.
Comenzamos.
Y pregunto: ¿De qué evangelio está hablando el autor de
esta tesis? ¿Ha existido acaso algún otro evangelio fuera del que selló con su
Sangre el Espíritu Santo, y que, legado por Cristo a su Esposa Católica en
herencia sempiterna, Ella defendió durante los XVI siglos que transcurrieron
desde el Nacimiento a la Reforma, ha seguido defendiendo en su Pureza Original
desde el Siglo XVI a nuestros días, y seguirá defendiendo con su Existencia por
la Eternidad?
Porque el Evangelio de la Iglesia Católica tiene un único
Espíritu: A saber: el Hijo Primogénito de Dios es el Unigénito de YAVÉ DIOS
PADRE, engendrado de su Naturaleza Increada, Dios Verdadero de Dios Verdadero,
es ese mismo Jesús que se encarnó en María, esposa de José, y quien recibiendo
de su Padre Divino un Nombre Nuevo, Cristo, subió a los Cielos para
sentarse en el Trono del Rey Universal con el nombre Sagrado de JESUCRISTO.
Este es el Evangelio de Dios, que habiendo sido negado
desde el principio por muchos, fue atajado en el Concilio de Nicea con el Santo
Creado Católico. Victoria Eterna que más tarde volverían a negar los hombres,
incluso salidos de la Fe, no frontalmente para no ser acusados de herejes, pero
sí subliminalmente, hasta que con la Reforma Arrio volvió a salir
de la Tumba para infectar la mente cristiana con su Negación de ser Jesucristo
Dios Hijo Unigénito.
La Historia y los hijos de Dios sabemos que Evangelio que
el Señor Jesús en su Testamento le legó a su Esposa,
la Iglesia Católica, fue confirmado por YAVÉ DIOS PADRE en el Concilio de
Nicea, reunido por el Espíritu Santo en el Nombre del Hijo de Dios para ser
proclamado el CREDO ROMANO el Signo de la Confesión Cristiana Universal. Y
quien no lo Confiesa niega a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Así pues, habiendo quedado en ese Concilio establecido
por YAVÉ DIOS PADRE: que el Evangelio Verdadero y Único que descendió del Cielo
y se hizo Carne: es el que recibió en Herencia la Esposa de Cristo de la
mano de los Apóstoles: ¿Cómo entonces puede existir otro evangelio que el
confirmado por Dios en el Concilio de Nicea en propiedad exclusiva y sempiterna
de la Santa Madre Iglesia Católica Romana y Apostólica?
Pregunto: ¿Cuántos evangelios conocieron su edad de oro
desde que fue escrito el primero de todos por el Espíritu Santo?
Los llamaron los Apócrifos. Éstos fueron escritos por
magos y judeocristianos que buscaron, unos manipular a las masas, y los otros confundir
a los verdaderos cristianos. La lectura de tales panfletos anticristianos
no dio fruto más allá de permanecer en círculos gnósticos sin futuro. En
el Concilio de Nicea el Espíritu Santo que vive en la Esposa del Señor echó al
fuego esos evangelios de la infancia y de los seudoapóstoles,
confirmó como Verdadero y Único Evangelio de Dios el Canon Bíblico Católico,
Herencia de la Iglesia, según el Testamento de su Esposo y Señor
Igualmente el evangelio
de Arrio fue echado al fuego por Dios. Y con ese evangelio
arriano lo fueron los distintos evangelios que envueltos en sotanas
pretendieron venir de Dios. De tal forma y manera que una vez entrada en su
Herencia, “pues donde hubo Testamento era necesaria la muerte del Testador”, la
Iglesia recibió de Dios la Confirmación del Evangelio que le fue legado por su
Esposo, y nadie puede venir con otro evangelio que el que posee en Herencia la
Esposa del Señor y Madre de su Descendencia: a no ser que venga del Diablo, el
Enemigo de la Corona de Jesucristo: Esposo de la Iglesia y su Cabeza Espiritual
sempiterna. De manera que cuando Ella dice: “El Cuerpo de Cristo”, y el
Pueblo responde “Amén,” el Pueblo cree y vive que Ella es ese Cuerpo, del
que el Sacerdote es parte viva.
Por consiguiente ¿Quién y quiénes fueron esos ladrones
que pretendieron levantar a los hombres para desheredar a la Esposa de quien al
Señor Dios, nuestro Rey Jesucristo, le debía Descendencia?
¿Acaso le dio Dios al Hijo de su Corazón una Esposa con
entrañas estériles como tierra seca que nunca dará fruto? Entonces ¿por qué el
Espíritu Santo dijo?: “La Creación entera aguarda con el corazón en un puño el
nacimiento de los hijos del Señor, la Gloria de la Libertad de los hijos de
Dios por Herencia”.
De nuevo: ¿De quiénes fue la sangre que se vertió en
Italia, España, Francia y Grecia durante los tres siglos que fueron desde la
Resurrección al Concilio de Nicea? ¿No fue ese el precio que la Iglesia
Católica y sus pueblos pagaron por el evangelio en propiedad sempiterna? Pues
aunque recibido en propiedad por el Testamento de su Señor, el precio de
conservarlo en sus manos y preservarlo hasta el fin de los tiempos en su Poder
fue pagado con la sangre italiana, española, francesa y griega. Así que
habiendo Confirmado el Evangelio al precio de la Sangre Católica Romana, ¿quién
era ese ladrón que vino a robarle a la Iglesia su Herencia?
No ofende quien dice la verdad. La verdad ofende a quien
ama la mentira. No yerra Dios, yerra quien cree que puede enfrentarse a Dios y
poner de rodillas al Creador del Universo.
En esta Primera Tesis el ladrón de almas que la firmó
descubrió sus cartas, sus intenciones. La magnitud de la hipocresía con la que
firmó sus tesis se descubre en la que sigue:
2.- He aquí resumido el Evangelio: Nuestro Señor Cristo
Jesús, el verdadero Hijo de Dios, nos ha dado a conocer la voluntad de su Padre
celestial y con su muerte inocente nos ha redimido y reconciliado con Dios.
La hipocresía del lobo bajo la piel del cordero no puede
ser más transparente. La bestialidad de la inteligencia del pueblo al que se
dirige, no es menos cristalina.
El que escribe presenta la tesis como si durante 16
siglos ninguna nación ni ningún hombre hubiesen escuchado semejantes palabras,
como si el Espíritu Santo en los Apóstoles no hubiese regado las naciones de la
Europa Romana con este evangelio.
El que escribe, Zwinglio,
tuvo al que leía por un animal incapaz de comprender una sola letra, y que
prefería justificar su discapacidad intelectual sacándose voluntariamente los
ojos. El lector no quería ver que quien firmaba era un ladrón de almas que para
bendecir su robo se apropiaba del evangelio confirmado por la Iglesia Católica
en el Concilio de Nicea, recibido de las manos del Espíritu Santo, quien a su
vez lo recibió de las manos del Hijo de Dios, a quien le fue confiado por Dios,
su Padre, y por ambos, Hijo y Espíritu Santo sellado con Sangre y entregado en
heredad a la Esposa del Señor Jesús, de quien tendría su Descendencia, a la
espera de la cual la creación entera mantendría su corazón en un puño: el Puño
de Dios.
Hipocresía que el Suizo vestía de sabiduría y contando
con el analfabetismo y la ignorancia del lector al que escribía, el Suizo,
afirmando lo que sabía ocultaba lo que no decía. Porque si de verdad Zwinglio hubiese creído en lo que afirmaba y hubiese
conocido el origen de la Semilla Fratricida que estaba sembrando, antes se hubiera
cortado las manos que seguir esparciendo la Semilla del Diablo en Suiza.
Cristo Jesús es el Modero de Sacerdocio que bajó de Dios
para abolir el sacerdocio aaronita y llevar a su Perfección eterna la
Adoración. De aquí que sea llamado o la Iglesia “El Señor”, pues en Ella se
cumplió la Escritura que desde la Caída fue anunciada con la Redención:
“Buscarás con ardor a tu Esposo, que te dominará”, Y encontrado, celebrada la
Boda Eterna, se consumó la Palabra del Creador en la Unidad de las dos personas
en el Matrimonio, deviniendo una sola cosa, en este caso, siendo un Matrimonio
Espiritual: Cabeza y Cuerpo. Y de aquí que el Espíritu Santo no se cansara
de repetir que “Cristo Jesús es la Cabeza de la Iglesia”, y el Colegio de los
Sacerdotes, la Iglesia, su Cuerpo.
Mas los hijos tenemos en el Hijo de Dios a nuestro
Rey, de manera que para su Esposa es Cristo Jesús: “el Señor”, y para sus
hijos, nacidos de este Matrimonio Espiritual Eterno, es Jesucristo; “el
Rey”.
Este es el Fruto del Evangelio del Espíritu. Y no sólo no
hay otro “evangelio” sino el Confirmado por Dios y por Él testado a la Esposa
de su Hijo, nuestro Rey Jesucristo, sino que quien predica otro evangelio viene
del Diablo, y su rey y señor es Satanás, bajo cuya bandera, como se verá
durante este análisis, cabalgó el firmante de este evangelio anticatólico. Su
anticristianismo es flagrante cuando dice:
3.- Por eso es Cristo el único camino de salvación para
todos los hombres que fueron, son y serán.
Declaración tras la que ocultó el Suizo su verdadero
rostro. Zwinglio no anunciaba al Cristo de Dios, de
quien el Espíritu Santo, firmando su Declaración con su Sangre, dijo una vez y
otra que Cristo Jesús es la Cabeza de la Iglesia, Su Cuerpo, según el Decreto
Omnisciente y Todopoderoso de YAVÉ DIOS PADRE: “Serán los dos un solo Ser, una
única Realidad: Cristo”.
De manera que siendo el Esposo el Camino no puede haber
Camino fuera de la Iglesia Católica, Su Esposa. ¿O se puede seguir a la Cabeza
pero no al Cuerpo de Aquel a quien se sigue? ¿Acaso los Apóstoles
no sellaron la Unidad sempiterna entre Cristo y su Esposa, a cuya Boda
fueron invitados estando el Señor entre Ellos? ¿No le dieron Ellos a la Esposa
el Testamento de su Esposo, cuyo Evangelio ha sido el de Ella desde ese Día
hasta el Nuestro?
¿Lo que Dios unió con la Sangre del Espíritu Santo puede
ser separado por el Diablo?
¿Una Criatura se atreve a retar a su Creador a un duelo a
muerte y cree en su demencia poder vencer al Señor del Infinito y de la
Eternidad, YAVÉ DIOS, Padre de Jesucristo?
La hipocresía del firmante es la de aquella Serpiente
Maligna que se acercó a Eva con palabras envenenadas encerradas en una botella
dorada. Zwinglio escribe: “Cristo es el
único camino de salvación”. ¡Aleluya! Palabras jamás oídas en las montañas
de los cantones helvéticos, palabras que jamás conocieron eco entre las
grandes cimas de los Alpes suizos. “Señoras y señores: El Camino es Cristo,
ayer, hoy y siempre”, y el pueblo salvaje de las montañas dobla sus rodillas y
dice:
“Amén amén amén,
Lutero es Dios, y Zwinglio su
profeta”.
4.-Cualquiera que busque o indique otra puerta yerra e
incluso es un asesino de las almas y un ladrón.
En efecto, el mismo Zwinglio al
cerrar la Puerta de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo Jesús, se denuncia a
sí mismo como asesino de almas y un ladrón. Porque ¿de quién está
hablando y a quién está denunciando al decir eso?
¿No está escrito en el Evangelio confirmado por la
Iglesia que la Puerta es Jesús, y que Jesús es el Cristo de Dios?
¿Estaba acusando el ponente a la Iglesia por haberle
mentido al mundo y decirle que la Puerta a Dios, y por consiguiente a la Vida
eterna, era y es su Esposo, Jesucristo? ¿O lo que pretendía este Zwinglio era poner otra puerta a la vida eterna
que no era ni podía ser otra que él mismo?
Pues sabemos que la Puerta es el Verbo, que bajó del
Cielo y se hizo Hombre, Obra Maravillosa de Dios, que en sus Profeta ya la
anunciara diciendo: “Haré una Obra Maravillosa tal que si os la contara no os
la creeríais”. En efecto, la vieron y no la creyeron.
En lugar de hablar, Dios le dio a su Doctrina un Cuerpo
que se podía tocar, ver, hablar con Él. Cristo Jesús era esa Obra
Maravillosa anunciada en sus Profetas. La Doctrina era Él. Él era la Puerta.
Una Puerta Viva, Divina. Y quien trae otra doctrina y separa a la Esposa del
Esposo, es un asesino de almas, un ladrón al servicio del Infierno. Lógico por
tanto que el ladrón denuncie a su enemigo de lo que precisamente él es con el
fin de confundir a quien lee y alejándole de la Puerta del Paraíso, que es
Cristo Jesús, lo conduzca a la puerta del Infierno.
La fuente de la astucia de aquel siervo del Sembrador
Maligno se descubre en la siguiente tesis.
5.-Por consiguiente, todos cuantos enseñan falsas
doctrinas diciendo que son iguales al Evangelio o que valen más que
éste ignoran lo que es el Evangelio.
¿Y qué es lo que estaba haciendo este siervo del
Sembrador Maligno si no enseñar una falsa doctrina según la cual Dios no le dio
Esposa a su Hijo?
¿Acaso incluso en las traducciones de estos siervos
malignos no se lee que el Esposo estaba entre los Invitados, sus Discípulos?
¿Quién era su Esposa?
¿No lo dijo el Espíritu Santo? : “Cristo es la Cabeza de
la Iglesia”. Y si Cabeza de la Iglesia, la Iglesia es ese Cuerpo en el que se
cumple la Palabra del Todopoderoso y Omnisciente Creador del Cosmos: “Buscarás
con ardor a tu Esposo, que te dominará”, es decir, “será tu Señor”. En cuya
Unión cobra Vida la Todopoderosa Palabra de YAVÉ DIOS PADRE cuando dice:
“Serán los dos, Esposa y Esposa, una sola cosa: un Ser Único, una Realidad Indivisible
Sempiterna”.
¿No fue ésta la Doctrina del Espíritu Santo que
haciéndose Apóstol a la Imagen y Semejanza del Señor sembró la Semilla de la
Vida eterna en las naciones romanas? ¿Qué falsedad enseñó la Esposa de Cristo a
las naciones europeas? ¿Qué Evangelio distinto al que le fue Testado por su
Esposo defendió Ella durante los 16 siglos transcurridos desde Su Resurrección?
¿De qué estaba acusando este siervo del Sembrador Maligno a la Esposa del
Señor? ¿Estaba manipulando la pornocracia de
los siervos para matar a la Esposa del Señor?
En verdad esos siervos responderán de sus conductas, por
cuyos actos fue blasfemado el Nombre de la Esposa, y el Juicio del Señor será
acorde a Justicia. Pero el Juicio sobre quienes usaron esa perversión de los
siervos para entrar en la Casa del Señor buscando Matar a su Esposa, ¿cómo
será?
Que Dios los coja confesados ese Día, porque es de
justicia que el amo y sus siervos sean sujetos de la misma condenación.
¿Quién es pues el que ignora lo que es el
evangelio sino quien no entiende que Cristo es la Doctrina de Dios Hecha
Carne, cuya Carne es la Iglesia Católica?, su Santa Esposa y Madre de su
Descendencia, según lo dispuesto por Dios Padre desde antes de ser ambos
concebidos, según lo escrito: “Tu Descendencia se apoderará de las puertas de
sus Enemigos”.
Evidentemente esa Descendencia no se refería a la Casa de
Abraham, pues su nación fue destruida por sus enemigos. Pero Sí a la Casa de
Cristo, a Cuya Descendencia Legó en su Testamento la Victoria sobre los
Enemigos de su Reino.
Este es el Evangelio de Dios por el que su Hijo entregó
su Vida. Y siendo Todopoderoso dobló sus Rodillas ante la Sabiduría de su YAVÉ
DIOS, su Padre, en cuyo Corazón la Esperanza de Salvación de la plenitud del
Género Humano le fue confiada en Testamento a su Esposa, la Iglesia, de
quien le vendría, como a Sara en su Vejez, esa Descendencia engendrada para
Vencer.
Obra Maravillosa desde el principio al Fin es la de Dios
en su Hijo. Obra contra la que el Sembrador Maligno se levantó y contratando a
siervos, a los que escondió bajo sotana, puso en sus bocas el veneno del Odio
con el que conducirían a las naciones cristianas a la Guerra Civil Fratricida
en la que han vivido desde la Rebelión Protestante hasta finales del Siglo
XX.
Si Zwinglio y sus
hermanos en el Anticristo hubiesen conocido la Sabiduría de Dios se hubiesen
cortado la lengua antes de proferir una sola palabra contra la Iglesia
Católica, la Esposa del Señor, Cristo Jesús: el Verbo hecho carne, el
Evangelio, la Doctrina Viva de Dios en Cuerpo de Hombre.
6.-Porque Cristo Jesús es el jefe y capitán por Dios
prometido a los hombres y por Dios enviado
Los siervos del Sembrador Maligno hacían suya la
Cristología de la Iglesia para lanzándola contra la propia Iglesia levantarse
como héroes delante de un pueblo de ignorantes y brutos, discapacitados
intelectuales en las cosas del Cielo y de Dios.
La sotana fue la máscara que el Diablo les dio a sus
siervos para Ocultar el origen de la luz que iluminaba sus rostros. Y aun así
en sus palabras se descubre el desprecio al Hijo de Dios, cuya Gloria Divina
reducen a ser un mero capitán y jefe de los ejércitos de Dios.
La Gloria del Rey Todopoderoso que Dios le ha dado a su
Reino, a cuyos pies ha puesto toda su Creación y en cuyas Manos ha depositado
YAVÉ DIOS PADRE la vida y la muerte de todos los pueblos de Su Creación,
Jesucristo: Dios Hijo Unigénito, el Señor que con su Omnipotente Palabra le
ordenó a las infinita estrellas de los Cielos que ocupasen sus lugares en
las Constelaciones del Firmamento… la Gloria del Señor de todo lo que existe en
la Tierra reducida a la de un mero jefe y capitán. La Gloria del
Todopoderoso Hijo de Dios que con su Brazo le aplastó la Cabeza al Príncipe de
las Tinieblas y nos abrió el Camino al Árbol de la Vida Eterna, cuyo Fruto es
el AMOR, la Gloria del Hijo por el que el Corazón de Dios Padre late, y su
Espíritu vive en la Felicidad… reducida a la mera gloria de un capitán y
jefe.
He aquí el evangelio del Zwinglio.
A todo esto y a nada más que esto se redujo el nuevo evangelio de este siervo
del Sembrador Maligno. El orgullo de los brutos y salvaje montañeses alpinos
fue salvado, ensalzado, y glorificado gracias a este apóstol de este nuevo
evangelio que bajó de su Trono al Hijo de Dios y lo rebajó a la altura de cualquier
otro hombre, un mero capitán y jefe ... Eso sí, prometido a los
hombres y enviado por Dios …
7.-… para que él fuese la salvación eterna y la cabeza de
todos los creyentes. Estos son su cuerpo que, sin Él, sería un cuerpo muerto,
incapaz de emprender nada.
En verdad únicamente quien jamás leyó a los Padres de la
Iglesia podía asumir una sola palabra de este mensajero de las tinieblas como
si este apóstol maligno estuviese predicando una doctrina jamás oída. Visto
esto no es de extrañar que estos mensajeros cegasen a todos los pueblos que les
siguieron cerrando la Puerta a los Padres de la Iglesia mediante el subterfugio
de “la Sola Biblia”.
Evidentemente la Prensa apenas si se había inventado, y
apenas un 1% de la población europea del momento sabía leer y escribir. Este
detalle es ocultado por todos los historiadores del Siglo XVI. El analfabetismo
de la población europea del siglo XVI era cuasi absoluto. Y no solo en las
clases sociales bajas, sino que muchas de las casas pertenecientes a las clases
aristocráticas firmaban con una X.
El Renacimiento, hoy tan célebre, fue un fenómeno de
élites. Hoy nos maravillamos de los Miguel Ángel, Rafael, Galileo, y
congéneres, pero en aquellos días, sobre el terreno, el Renacimiento como
el Humanismo fueron movimientos elitistas. La inmensa mayoría de la población
europea era analfabeta, ignorante y, en consecuencia, bruta.
La Rebelión Anticatólica le cerró las puertas al
Renacimiento en las naciones que aplastadas por el Puritanismo Protestante
cegaron las vías a la Difusión del Conocimiento de los Padres de la Iglesia, de
un sitio, y del otro a la Herencia Filosófica y Científica Clásica. Tenían la
Biblia, ya no necesitaban leer ningún libro otro.
El Delito contra la Civilización que, una vez la Imprenta
descubierta, cometió la Rebelión Protestante cegando esas vías
y reduciéndolo todo a la Biblia, como si la Biblia hubiese sido
descubierta y nunca antes conocida, es un delito contra Humanidad que
dando por fruto la Guerra de los Treinta Años pesa sobre la Conciencia de las
naciones que cultivando en el futuro aquella ceguera y el odio correspondiente
pusieron las bases de las Guerras Mundiales del Siglo XX.
El Cultivo de las Lenguas Clásicas que el Renacimiento con
tanto esmero entregó al Humanismo, cultivo del que se esperaba producir una
elevación de la Inteligencia Europea mediante el acceso de las naciones a la
Herencia de los Padres y Ciencias Clásicas, fue traicionado por una Rebelión
Anticristiana que se sirvió de la inmoralidad de unos siervos blasfemos para
seguir encerrando a los pueblos cristianos en la brutalidad que procede de la
ignorancia.
La manipulación contra Humanidad de quien tiene por
Guerra Santa la destrucción del enemigo que se crea en su cabeza, y hace
depender la vida de todo el universo de la suya propia, sembró en el Odio a las
Naciones Católicas aquel Fanatismo que andando el tiempo las conduciría a todas
al campo de batalla de Gog y Magog, en el que el Amo de tales
Rebeldes confió destruir la Civilización Cristiana bajo las botas de Stalin e
Hitler.
Parece natural que unos listos se aprovechen de la
ignorancia de tanto analfabeto para montarse un sistema de vida en el que ellos
serán los nuevos dioses, vivirán como tales y como tales matarán a todo el que
se levante para arruinarles el negocio. Esto ha sido siempre así.
Los Elegidos del “Dios Oculto” de la Reforma Protestante
mataron a muchos, y murieron descansando sobre las olas del mar de sangre que
derramaron a la salud de sus egos psicópatas. Psicopatología que no admitía que
nadie les dijera qué es la verdad y qué es la mentira. Psicopatología por la
que ellos estaban en comunicación directa con Dios y de Dios recibían la
orden de matar a todo el que se opusiera a sus designios de destruir a la
Iglesia Católica.
Del Diablo no se podía esperar otra cosa, pero de hombres
criados por esa Iglesia…
El que nace de un Traidor se convierte en traidor. El Amo
traicionó a Dios, sus siervos traicionaron a la Esposa del Señor. Como dijo el sabio:
“Nada nuevo bajo el sol”. Porque decir que sin Jesucristo todo hombre está
muerto, y pretender hacer creer que se dice algo nuevo diciendo “para que él
fuese la salvación eterna y la cabeza de todos los creyentes. Estos son su
cuerpo que, sin Él, sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender
nada”… suena a imbecilidad tan enorme que derivando de ella comprendemos
la enormidad de la ignorancia en la que vivieron los pueblos del Siglo XVI.
En verdad Jesucristo es la Cabeza de toda la Creación por
Disposición de su Padre. Él es Rey Sempiterno Todopoderoso, Juez Universal
Omnisciente, Señor Omnipotente y Sumo Sacerdote Universal, Cabeza de la Casa de
los hijos de Dios, de manera que todo lo que existe tiene vida por Amor a Él.
En fin, esta es la Doctrina del Espíritu Santo de “los
Padres de la Iglesia”. Antes de que la Siembra Maligna comenzara en Alemania
esta Doctrina ya estaba escrita; era el Legado de los llamados “Padres de la
Iglesia”.
Sin embargo esta Tesis no está refiriéndose a esta
Doctrina. Para nada. El ponente está desafiando al Espíritu Santo. Zwinglio no se refiere a la Gloria del Hijo de Dios,
sino a la de Cristo, Cabeza de la Iglesia, Iglesia de la que adjura, y negando
a Dios afirma que todos los hombres, siguiendo la demencia de Lutero y de sus
discípulos, todos los hombres son sacerdotes.
¿Perdone?, ¿quiere decir que todos los Israelitas eran
sacerdotes?
El Antiguo Templo de Jerusalén dio lugar a uno Nuevo, que
bajó del Cielo. Cristo es este Templo. El Nuevo sigue recibiendo el Nombre del
Antiguo, “la Jerusalén que bajó del Cielo” porque ese Antiguo fue el Prototipo
del Nuevo.
El Antiguo Templo de Jerusalén fue el Corazón y el Alma
de una Religión. Dios le dio forma a fin de que el Prototipo fuese el Original
a cuya Imagen se levantaría el Nuevo.
Y así se hizo. El Servicio Aaronita pasó y cedió su
Lugar al Sacerdocio Católico, es decir Universal Pues sabemos que el sacerdocio
Aaronita se limitaba al pueblo de Israel; pero el Cristiano se refiere al
Universo de las naciones, tanto de este mundo como del mundo del que bajó el
Hijo de Dios, y de aquí que dado a conocer el Evangelio a los hijos de
Dios de la Tierra subiese a su Mundo a predicarlo a los hijos de Dios del
Cielo, en sus Palabras: “Tengo otros Rebaños que es necesario que vengan a mí”.
Siguiendo con el hilo, en el Antiguo Templo el Sumo
Pontificado pasaba de padres a hijos. En el Nuevo Sacerdocio Dios instaura un
Sumo Sacerdote Eterno, que no pasando deviene Sumo Sacerdote Universal, Cabeza
de todos los Sacerdotes Cristianos, todos siervos de Dios, un Cuerpo Santo al
Servicio del Nuevo Templo, Templo Vivo, Eterno, en el que se adora a Dios y
ante el cual únicamente el Sumo Sacerdote Divino puede mantenerse de pie ante
Su Presencia.
Es este Nuevo Templo del que Cristo Jesús es la Cabeza de
todos los sacerdotes que suceden al sacerdocio aaronita por Disposición Divina:
y este Templo es el Templo que el Sembrador Maligno se dispuso a echar abajo. Y
contrató “al hijo de la perdición” a fin de que atacando su Edificio desde
distintos puntos echasen abajo sus muros, abriesen puertas por donde entrar y
acabaran con la Esposa de Cristo.
Muerto el Cuerpo, acabada la Cabeza.
Muerto el Cuerpo, Cristo quedaría impotente para seguir
obrando en el mundo. En palabras de este discípulo del hijo de la
perdición: Dios, sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender
nada. Que es lo que precisamente estaba buscando el “Dios Oculto” de
la reforma, amo y señor de este siervo, tanto del Suizo como del Alemán, del
Inglés cuanto de sus otros hermanos de armas en el Anticristo.
La demencia consiste en echarle un pulso a Dios. Retar a
Dios fue la perdición de aquel quien un día fue llamado hijo de Dios, por
nombre Satán.
CAPÍTULO DOS
Es lo propio de las serpientes escupir su veneno. No en
vano Dios llamó Serpiente a quien hasta entonces llamó hijo, y a quien vemos
más tarde, aun habiendo soltado su veneno, presentándose ante Dios como si
nada hubiese pasado.
Los sabios de todos los tiempos en su
ignorancia tomaron la palabra de la Escritura al pie de la letra y donde
Dios llamó “Serpiente” a Satán ellos vieron “una serpiente”. Y aun cuando está
demostrado por los milenios vividos que las bestias no hablan, los sabios de
todos los tiempos para salvar su ignorancia afirmaron que todo fue una
mentira, que jamás existió un sitio llamado el Edén… ni Dios existe… ni existe
el Diablo.
Mas los hijos de Dios sabemos que la condición natural de
los elegidos según el mundo es ponerse aquella máscara del Diablo que ocultó su
verdadero rostro para presentarse como ángel que viene en nombre de Dios.
Siguiendo esta política maligna, los apóstoles del evangelio del Odio incapaces
para ver su verdadero rostro en el Espejo del Hijo de Dios, que el Diablo escondió
tras la máscara de sabiduría bajo la que “ocultó” sus ignorancias, estos
elegidos del Sembrador Maligno para llevar a cabo su Siembra de la División de
las iglesias, medio para conducir a las naciones a las Guerras Mundiales
de Gog y Magog, no reconocieron nunca más Verdad que la
propia y por ella se juraron meterle fuego al mundo, siguiendo en todo el
ejemplo de Satanás, “su maestro, rey y señor”.
Zwinglio fue
otro más entre los muchos que por su conducta fueron la antítesis de Cristo.
Donde Cristo puso su vida antes que tomar la de sus enemigos, ellos pisaron el
cadáver de sus críticos; donde Cristo puso Misericordia con el pecador, ellos
pusieron la pena de muerte para todos los pecadores... Y basta: “Por su obras
los conoceréis”. Y por sus obras digo que fueron miembros del Anticristo, su
Señor y Amo. Y en obediencia a su Amo éste siervo del Sembrador Maligno
escribió lo que sigue:
8.-De aquí se colige: Primero: Todos los que viven en
Cristo como cabeza son sus miembros e hijos de Dios, o sea, la Iglesia o
comunión de los santos, la esposa de Cristo, la «Ecclesia Catholica», es decir, universal.
La Doctrina del Dios es esta: Su Hijo es la Cabeza de
todos los Poderes de su Reino. Jesucristo es la Cabeza de los ejércitos de YAVÉ
DIOS PADRE; Jesucristo es la Cabeza del Tribunal de Justicia de Dios;
Jesucristo es la Cabeza del Sacerdocio del Templo Universal en el que se Adora
a Dios. Jesucristo es Rey, Juez y Señor. Unos son sacerdotes, otros son
soldados, otros son ministros, otros somos Ciudadanos de su Reino. Así que ¿de
dónde procede este veneno por el que cada hombre es un dios, a la vez soldado,
ministro, sacerdote y ciudadano del su Reino? ¿Cada hombre es rey, señor y sumo
sacerdote de la Casa de Dios? ¿Es esto lo que significa ser hijo de Dios?
Necios, sabios de infinita ignorancia a quienes vuestro
Amo y Señor OS VISTIÓ DE ENVIADOS DE DIOS, eso mismo que decís que sois es lo
que pidió Satanás y le negó Dios, y en rebelión, Satán, esa Serpiente
Maligna, le declaró la Guerra a su Reino. ¿En qué cabeza cabe que YAVÉ
DIOS PADRE, Creador del COSMOS, cuya Perfección supera la imaginación y la
ciencia de todo hombre, conciba un Edificio Social sobre las bases de un
Individuo que al mismo tiempo es rey, juez, sacerdote, ministro, pastor, y
ciudadano? ¿Habéis perdido el juicio? ¿Acaso merece la pena discutir semejante
tesis?
Si estuviésemos entre aquella masa de bestias brutas que
llenaron los Alpes suizos en el siglo XVI ciertamente la pena de muerte sería
nuestra condena. Es el pago del Diablo contra sus enemigos. Que pagaríamos con
gusto, pues la gloria de los santos es el Paraíso; pero el pago del Diablo a
sus siervos es el Infierno. Así que si aún hay algún demente que se crea rey,
señor, juez, sacerdote, ministro y ciudadano, es decir, un clon del Hijo de
Dios en persona, que dé un paso adelante.
Discutir esta tesis es hablar con un demente. Sigamos
analizando su demencia:
9.- Segundo: Así como los miembros corporales nada
pueden si no son regidos por la cabeza, tampoco puede nadie nada si está en el
cuerpo de Cristo sin su cabeza, que es Cristo.
En efecto, por esto la Destrucción de la Iglesia, del
Sacerdocio Católico, del Cuerpo de Cristo: fue la prioridad del Diablo, matando
al Cuerpo hacía de su Cabeza, Dios Hijo Unigénito, un Poder sin fuerza en la
Tierra.
Y aquéllos enviados del Infierno cumplieron a la
perfección con su trabajo al servicio del Sembrador Maligno, su Amo.
Si no consiguieron su objetivo no fue por las ganas que
pusieron los esclavos de la Serpiente, por cuyas bocas el Veneno se esparció en
abundancia por toda Europa, conducida como una bestia a la Guerra Fratricida de
los Treinta Años.
¿Necios de infinita sabiduría, cuál será sobre vosotros
el Juicio del Todopoderoso y Omnisciente Jesucristo en el Día de vuestro
Juicio?
Necios enviados del Diablo que os hicisteis pasar por
Enviados del Señor Jesucristo, ese Enemigo al que pretendisteis destruir
destruyendo su Cuerpo en la Tierra, queriendo salvar el Honor de Cristo os
comportasteis como el loco que para acabar con su dolor de cabeza se decapita.
Yo digo que temblareis de espanto cuando el Señor cuya
Esposa buscasteis destruir, y a cuyo pueblo condujisteis a la Guerra Civil, os
despierte de los muertos y os llame a responder de vuestro servicio al Diablo.
Y ay de vosotros todos los que acogisteis en vuestros
pueblos el Veneno de la Serpiente como Miel bajada del Cielo. Si a vuestros
descendientes les queda aún un gramo de inteligencia os arrancarán de la lista
de sus ancestros.
Pero el delito de los siervos del Sembrador Maligno,
dando por muerto el Cuerpo descolgada de la Cabeza, se consumó cuando en
su locura se plantearon crear un nuevo cuerpo a la medida de cada uno, de los
que ellos serían sus cabezas... Y la cabeza de ellos sería Cristo, elevándose
de esta manera a la condición de los dioses a la manera que la Serpiente le
dijo a Adán: “Serás como los dioses”.
Adán lloró en gritos que subieron al Cielo cuando
comprendió el Engaño y la Traición de la que fue sujeto. Aquellos siervos del
Diablo no lloraron sino que bailaron el baile del Infierno sobre los millones de
cadáveres de Cristianos sobre los se edificaron cuerpos, y sobre los que ellos
serían sus cabezas ... y las cabezas de ellos serían Cristo, y la Cabeza de
Cristo es Dios... Ergo, ellos eran dioses y como tales tenían en sus manos el
Poder de la Vida y de la Muerte. Y en ejercicio de esta divinidad alcanzada en
vida este siervo de Satanás hablaba así:
10.-Si ya actúan los hombres neciamente cuando sus
miembros obran sin contar con la cabeza y en consecuencia se hieren entre sí y
salen perjudicados, igualmente obran neciamente los miembros de Cristo si
intentan emprender algo sin su cabeza: Cristo. Lo que hacen es herirse a sí
mismos y sobrecargarse con leyes imprudentes.
¿Quién es este que sujeta el Comportamiento de quien es
Dios Hijo Unigénito a la conducta de seres que no somos más que un pedazo de
barro cuya existencia depende de la Palabra de Dios?
¿Quién es este necio que habla de Dios como si fuese un
simple mortal al que se le puede encadenar y poner de rodilla?
En lugar de seguir el ejemplo del Cristo del que habla,
en lugar de gritar VADE RETRO SATANÁS, este necio, como Lutero, como
Enrique VIII, como Calvino, se puso de rodillas al precio de ser dios por un
día. En su vanidad exenta del poder de la cabeza, escribió:
11.-De aquí procede el que veamos cómo los preceptos
promulgados por gente que llamamos «clérigos», referentes a su boato, sus
riquezas, su rango, sus títulos y leyes son la causa de toda necedad; porque no
concuerdan con la cabeza.
De la serpiente el veneno en verdad.
CAPÍTULO TRES
No es un fenómeno de hoy el que la Fuerza de la Opinión
Pública ejerza una influencia decisiva en el comportamiento de los individuos,
las naciones y el mundo. A lo largo de los siglos de la Europa Moderna la
Fuerza de la Opinión Pública ha sido una realidad tan importante como para
llegar a ser incluso determinante en nuestros días.
Tiempo atrás hubiera sido difícil descubrir la fuente de
dónde comenzó a surgir este fenómeno, al día de hoy el mejor aliado de los Poderes
Privados y Públicos.
El estudio de la psicología de los pueblos nos conduce a
creer que la Opinión Pública como Fuerza al servicio de los Individuos y
Estados es un producto peculiar inherente a la naturaleza de la génesis de la
Sociedad. El sistema social creado se ha basado de siempre en una expresión
inmediata explicativa de los movimientos internos y de las expectativas que
nuestra inteligencia levanta a raíz de nuestra comprensión de la naturaleza del
Tiempo.
Podemos creer, y no nos equivocaríamos, que la Opinión
Pública brotó de fuentes antisociales ligadas a los intereses ocultos de los
Individuos y Grupos a cargo de la Administración de los Poderes del Estado. Con
el fin de identificar su Gobierno con el Estado Creado por todos y ligar el Futuro
de la Sociedad al futuro de la relación con el Poder que se les ha confiado
para su Administración, los Partidos Políticos y Organizaciones Privadas
sobre las que se sostienen esos Partidos, en defensa de su status quo alimentan
y siembran ideas que se apoderan de los corazones, nublan el pensamiento,
esclavizan a los espíritus y los transforman en medios anónimos sobre
cuyas cabezas alcanzar esos fines privados que los
Administradores escriben para ser su historia, su epopeya, su odisea,
su épica.
Creada la semilla de la Opinión Pública sus propiedades y
características tienen relación exclusivamente con sus creadores, quienes
sirviéndose de los Poderes del Estado expanden su creación hasta alcanzar
círculos cada vez mayores. La magnificencia de su fuerza se medirá por su victoria
sobre la oposición que habrá de vencer la Opinión Pública hasta arrastrar a las
masas al punto de ponerse de rodilla ante la Imagen Artificial sobre la
realidad creada en beneficio de sus autores. La realidad de la imagen que
inyectan en los pueblos no necesita tener una concordancia con la Realidad que
esconden de nuestros ojos aquéllos que le dieron forma para de conseguir por
todos los medios el fin que buscan. Una vez la bomba desatada su Fuerza se
extiende sobre infinitos círculos hasta moldear el comportamiento de un
modo planificado y exponencialmente teledirigido hasta alcanzar el fin deseado.
Aunque el Poder se enriquece a medida que va creciendo y
se alimenta constantemente de la experiencia de mentes cada vez más libres y
fuertes, que, si bien a su vez son permeables al bombardeo de las
transformaciones de los tiempos, la existencia de espíritus independientes le
permite a la Sociedad contar con hombres que no sólo no se dejan influir por
esas bombas sin núcleo natural, sino que además por la propia fuerza de
sus inteligencias reaccionan contra ellas con invencible energía. Gracias a su
batalla contra los intereses privados de esos grupos de Poder que hacen de los
Estados palancas a su servicio para alcanzar el olimpo de sus utopías egocéntricas,
la Civilización se mueve sobre un campo de acción en metamorfosis incesante.
Gracias a ellos lo que en un principio fue creado y lanzado para moldear el
comportamiento de pueblos y naciones aborta como doctrina para convertirse en
burbujas sin consistencia histórica.
Siendo la Opinión la razón de los ignorantes el fenómeno
de su manipulación, en lugar de combatirla y elevar la razón al estadio de la
Inteligencia, no puede suponer ni deja de ser un delito de los Poderes Privados
y Públicos contra el Futuro de la Civilización y el Bienestar de la Sociedad.
Obviamente la Fuerza de la Sociedad para enfrentarse a la
deriva de la Civilización en manos de Grupos de Poder estacionados en egos
ajenos al Tiempo Universal ha ido creciendo en la medida que lo ha ido haciendo
ese Poder. La Historia de la Civilización es un libro abierto del que
aprender cómo se ha ido formando este Fenómeno que llamamos la Opinión
Pública. Pero es en el Siglo XVI, con la ayuda de la Imprenta, recién salida de
la fragua de Prometeo, que con más potencia y claridad podemos
detectar la influencia y el uso de esta Fuerza.
Innecesario es afirmar que la Imprenta fue el Motor sin
el cual lo que hubiera podido quedarse en la rabieta de un abogado frustrado
metido a fraile se transformó en una verdadera Rebelión de Masas. Y aunque
personalmente yo dude mucho de la Opinión de las Universidades sobre haber
sido la rebelión Luterana el Principio de la Edad Moderna, que, pinchando esa
burbuja debe verse y veo en el Descubrimiento de América, no deja de ser cierto
que la Edad Moderna, centrada en el Nuevo Mundo, al enajenar de los
acontecimientos europeos la Plenitud de la Fuerza del Ejército y Estado más
Poderoso del momento, el Estado y Ejército Español, hizo posible lo imposible,
que una rebelión aislada se convirtiera en un maremoto de proporciones
fratricidas colosales.
El Descubrimiento de la Imprenta al servicio de la
Opinión Pública Europea, y el Descubrimiento de las Américas al servicio de la
Civilización, privando a Europa de los mejores teólogos y capitanes del
momento, fueron los brazos que le abrieron las puertas a una Europa sin Núcleo
Divino.
Ahora bien, quien impone su idea, sea por las buenas o
por las malas, es quien escribe la Historia de los acontecimientos vividos. Y
así fue que una Opinión Pública basada en una reacción sangrienta contra la
Curia Vaticana desencadenase un Mal Mayor que el Mal que pretendió curar.
Pero independientemente de estas fuerzas naturales los
historiadores de la Reforma cerraron los ojos a la Gran Verdad en juego. La
Reforma Protestante se trataba de la Ruptura y Destrucción de una Civilización
fundada sobre una Religión Universal que durante quince siglos moldeó el
pensamiento de las naciones europeas. Éste y no otro fue el fin hacia el que
fue puesto en movimiento la Rebelión Protestante del Siglo XVI.
Y al cerrar los ojos a la Gran Verdad, que el
Movimiento teledirigido hacia la Guerra Fratricida de los 30 Años, tuvo al
Cristianismo por Castillo a derribar, los historiadores, tanto Católicos como de
las iglesias nacidas de aquella Rebelión contra la Civilización
Católico-Europea, se olvidan de un detalle fundamental, de primerísimo orden:
El Cristianismo fue fundado por Dios y su Hijo, así que la pregunta es de
Necesidad: ¿Cómo pudieron unos y otros alienar a Dios de la Contienda? ¿Cómo se
ha podido escribir una Historia del Siglo XVI sin comenzar su Viaje contando
con la Presencia del Dios Creador de la Civilización Cristiana, y tratar los
acontecimientos como si el Hijo de Dios estuviese muerto y su Resurrección
hubiese sido sólo eso, una leyenda?
Ergo, asumida como Realidad la Historia del Género Humano
en cuanto que un Capítulo en la Historia de la Creación del Universo, y la
Fundación del Cristianismo y de la Iglesia en tanto que un Capítulo en la
Historia de la Vida del Hijo de Dios, ¿bajo qué presupuestos se puede penetrar
en el misterio del Origen de la Reforma alienando de sus fuentes la existencia
del Enemigo de Dios y de su Reino?
¿Después de la Resurrección dejó de existir el Enemigo
contra quien se escribieron estas palabras? : “VADE RETRO SATANÁS”.
Infiriendo: ¿Mintió el Hijo de Dios en su Revelación
Final, ese librito apocalíptico con el que cerró Dios su Libro, profetizando la
Liberación de ese Satanás en forma de Sembrador Maligno?
¿Mintió YAVÉ DIOS PADRE en su Hijo profetizando la
Siembra Maligna?
Recuérdese que “el espíritu de Jesús es el espíritu de la
profecía? Y después de Él no ha conocido el mundo más profeta.
La Profecía es un Atributo del Ser de Dios. Ningún
profeta habló jamás en nombre propio. Hablar en nombre propio hubiese sido una
acción esquizofrénica egolatrizante maligna. El
Profeta fue y es YAVÉ DIOS PADRE. ÉL fue el Señor de los Profetas. Sea porque
siendo Todopoderoso y Omnipotente puede anunciar lo futuro en presente, sea
porque siendo Omnisciente e infinitamente Sabio conoce los efectos en el futuro
de las causas presentes, no existe Profeta fuera de YAVÉ DIOS PADRE. La
profecía es un Atributo de su Espíritu. De aquí que cuando con toda Naturalidad
el Siervo de Dios escriba: “El espíritu de Jesús es el espíritu de la
profecía”, no esté hablando de un profeta por encargo, sino de un Profeta por
Espíritu, es decir, de la misma Naturaleza de YAVÉ DIOS, su Padre.
Con “Jesús” los Profetas pasan a la Historia.
No será la profecía lo que distinguirá a la Nueva
Religión; serás el espíritu de Inteligencia, que comienza inmediatamente a
manifestarse y alcanza su status natural cristiano en San Agustín. La
propiedad, el atributo que le será la esencia y sustancia al Cristianismo
será el espíritu de inteligencia. No en vano todas las ciencias y las artes, el
derecho y la jurisprudencia encontraron en la Civilización cristiana campo
fertilísimo, hasta el punto que podemos decir, sin complejo de ningún tipo, que
sin el Cristianismo el mundo no hubiera superado la Caída y Destrucción de la
Civilización Romana.
Sin la Iglesia el Viaje de la Civilización desde
Egipto, Sumeria, Babilonia e Israel al Renacimiento Europeo nunca se
hubiese producido.
Sin el Cristianismo aquella Carrera de Relevos en el que
la República Romana recogiera de la Democracia Griega el Testigo de la
Civilización, sin la Intervención de la Iglesia Católica en la Historia del
Mundo la Civilización nunca hubiese superado la Caída del Imperio. El Género
Humano hubiese sido enterrado definitivamente bajo la piel de una bestia
suicida que no dejaría de matar hasta devorarse a sí misma.
Resulta pues un fenómeno sorprendente que los actores de
los acontecimientos religiosos del Siglo XVI y sus historiadores, tanto de uno
como de otro bando, dejasen de lado, alienasen de la Contienda lo que hace del
Cristianismo la Única Religión Verdadera del Universo: La Presencia de
Jesucristo a la Diestra de YAVÉ DIOS PADRE, y de SU Imperio sobre el desarrollo
de los acontecimientos que el Diablo, el Enemigo del Hombre y de Cristo, estaba
dirigiendo hacia el fin en su cabeza forjado : La destrucción de la Casa que el
Hijo de Dios fundó en la Tierra y sus Hermanos en el Espíritu edificaron… hablo
de la Iglesia Católica.
Iglesia contra la que Ulrico Zwinglio se levantó, y dirigiéndose a sus paisanos con la misma astucia de aquella
Serpiente que se acercó a Eva afirmando venir en nombre de Dios, curiosamente
venía para destruir lo que Dios creó.
Porque en la cabeza de aquellos enviados del Enemigo de
Cristo estaba que Dios había decretado la destrucción de la Casa Fundada por el
Hijo de sus entrañas increadas, y elegía para que le edificaran casa acorde a
sus mentes y naciones a estos nuevos apóstoles, quienes declaraban falso
el Evangelio del Espíritu Santo, según el cual la Iglesia Católica es la Esposa
del Señor Jesús, ese mismo Jesús del que se lee que su Espíritu es el de la
Profecía, de manera que no hay Profeta después de Él, y siendo el Hijo de Dios
por su Palabra el Futuro deviene Presente. De aquí que cuando se diga “Dijo
Dios”, se escriba inmediatamente, “y así se hizo”, sin importar el viaje de la
Palabra a la Acción Consumada. Y aquí es donde está la Fe: NO en el
Conocimiento de cómo se hacen las cosas sino en la Creencia todopoderosa de que
la Palabra de Dios es Dios.
El Conocimiento que conduce a la Vida Eterna es el
Conocimiento perfecto del Hijo de Dios. Que se hizo carne para que el Evangelio
no fuese una doctrina religioso-filosófica y sí una contemplación en vivo
de sus fundamentos. Este es el Evangelio del Espíritu Santo que el Testador
legó a su Esposa y sin cuya firma no puede haber otro, ni lo hubo ni lo habrá.
Saltándose este Conocimiento tanto Lutero como Zwinglio y Calvino trajeron otros evangelios en lo que
ellos vinieron a ser la cabeza de sus iglesias, y quien tuviese la propia, es
decir, no pensase como ellos, eran ipso facto condenados a muerte.
La inteligencia de las naciones europeas en aquel siglo
no era precisamente muy elevada. El Renacimiento fue un movimiento típico
Latino que no llegó a Alemania. De haber seguido la Historia su curso natural
también hubiese llegado. El Odio contra la Civilización Católica exorcizó esa
influencia.
La Imprenta al servicio de la Reforma, en razón del
analfabetismo y la ignorancia de las masas hizo del evangelio del Odio
Protestante la Fuerza creadora de una Opinión Pública descarnadamente
expuesta a los bulos contra el Evangelio del Espíritu Católico; fuerza y
opinión que le sirvieron a Lutero y sus consiervos de caballo de Troya.
Siguiendo con su ataque de Separación de Cristo Jesús de
su Iglesia, habiendo visto en las tesis anteriores que el fin buscado por los
Reformadores no era otro que crearse una iglesia propia sobre la que erigirse
cabezas de ellas, sueño que Enrique VIII realizó, Zwinglio siguió escribiendo:
12.-Por eso obran neciamente, aunque no por causa de la
cabeza (ya se realizan esfuerzos, mediante la gracia divina, para restablecer
el valor de la cabeza), sino que decimos del obrar necio porque ya no estamos
dispuestos a soportarlo, sino que deseamos escuchar solamente lo que la cabeza
dice. (Hablando de: los preceptos promulgados por gente que llamamos
«clérigos», referentes a su boato, sus riquezas, su rango, sus títulos y leyes,
causa de toda necedad)
La egolatría que expone en esta tesis
el Suizo no tiene desperdicio. La intención subliminal oculta que
descubre, no lo tiene menos.
Zwinglio sólo quiere escuchar lo que la cabeza le dice, pero no esa Cabeza
del sacerdote, que él lo era, sacerdote, y que es Cristo Jesús; Zwinglio sólo escuchaba lo que su propia cabeza le decía
porque él daba por supuesto que su Cabeza era Cristo, y en definitiva él era
Cristo; y siendo su cabeza la del Cristo todo el mundo debía escucharle a él,
porque cual Cristo lo estuvo y él también estaba en comunicación directa con
Dios. No sabemos por cuál línea, pero se entiende que Zwinglio sólo quería escuchar lo que su cabeza tenía que decirle porque su
cabeza era Cristo, y Cristo le decía que tenía que destruir a la Iglesia
Católica y condenar a muerte a todos los católicos… si no se ponían de rodillas
ante él. Al final de sus tesis, ya lo veremos, el “divino Cristo Suizo” rebaja
la pena de muerte a la condena de ser reducidos los católicos a la condición de
perros abandonados en las calles… en ejercicio de caridad cristiana hacia esos
herejes irreciclables.
De donde se ve que el Sembrador Maligno Suizo daba por
supuesto o bien que su cabeza era la de un dios, ergo: infalible y omnisciente,
o bien que alguien le hablaba a su cabeza y él escuchaba y seguía la palabra de
la Voz que le entraba por esa cabeza. Según su parecer el obrar
neciamente de la Curia procedía de no escuchar la voz de quien le hablaba
a su cabeza y le decía lo que debía hacer. Esa Voz era la única que él quería
escuchar, y siendo él el mensajero de esa “Voz Oculta” que a nadie más que a él
le hablaba, todo el mundo debía escucharle a él para obrar rectamente. Porque:
13.-Oyéndola, se aprende a conocer la voluntad de Dios en
forma clara y precisa, y gracias al Espíritu de Dios el hombre es atraído hacia
Dios y transformado en ÉL.
Observemos que no dice “leyéndola”. Zwinglio insiste: “oyéndola”.
Oyendo la Voz que le hablaba a su cabeza Zwinglio se sentía en comunicación directa y viva con Dios,
quien le daba a conocer su voluntad, que era destruir la Fe Católica y ese
Evangelio de la Iglesia Romana que durante 16 siglos, comenzando su Viaje desde
y por el propio Jesucristo, se había extendido por todas las naciones del Viejo
Mundo y en esos días ponía sus pies en el Nuevo.
Los pies de la Iglesia son los pies de Jesucristo, y en
aquel Siglo por fin los ponía en el Nuevo Mundo, de cuyas plantas nacieron las
iglesias de la América Latina.
¿Acaso estaban ciegos aquéllos Reformadores, o no querían
ver el Milagro del Descubrimiento del Nuevo Mundo?
¿Pero de qué evangelio estaban hablando aquéllos siervos
del Enemigo de Cristo? ¿De verdad creyeron que mientras el Señor hacía suyo el
Nuevo Mundo Dios entregaba a su destrucción el Mundo que tanto trabajo le costara
levantar de las ruinas del Imperio Romano?
La Voz que les hablaba directamente a los Reformadores y
Divinos y los ponía en comunicación directa con ese “Dios Oculto” del que
recibían la Voluntad de Dios: destruir la Casa de Cristo en la Tierra, ¿no era
la Voz de aquella Serpiente que con su veneno convenció a Eva a declararse por
la Guerra una vez disfrutado del Amor?
14.- Por esta razón todos los cristianos deberían
poner su máxima atención en que en todo el mundo sea predicado únicamente el
Evangelio.
En el Evangelio está escrito que la Iglesia edificada por
el Espíritu Santo de los Apóstoles es la Esposa del Señor, Ese Jesús del que se
dice que su Espíritu es el de la Profecía y cerrando Dios su Libro una vez
revelado que el Hijo de Dios es Dios Verdadero de Dios Verdadero: se cerró
la Edad de los Profetas. Ya nunca jamás conocería el Mundo otro Profeta.
Este es el Evangelio de los Apóstoles que la Iglesia
heredó. Y vivió en el conocimiento de que los Milagros y los Profetas
pertenecían a la Biblia. En adelante era el espíritu de inteligencia en el
Hombre el que debía luchar por la Civilización y la salvación del género
humano. Lucha que no estaría exenta de tensiones y revoluciones, que ya se
manifestaron en la Edad de los Apóstoles. San Pedro el primero en manifestarlo
cuando dejó escrito “vuestra Fe probada, más preciosa que el oro, que se
corrompe aunque acrisolada por el fuego”. Corrupción de la que la Historia de
las Iglesias hace maravilla por su continuidad “para alabanza, gloria y honor de
Jesucristo” su Fundador, el mismo que abriendo su Fundación profetizó que su
Casa sería expuesta a la prueba de maremotos, terremotos, tormentas, diluvios y
toda suerte de tragedias, en cuya Victoria celebrarían en alabanza su gloria y
su honor.
¿Acaso no sabían esto quienes tenían, como el Suizo,
comunicación directa con Dios?
Declarándose Infalibles y Omniscientes, pues si su Cabeza
era Cristo y Cristo es Dios, siendo ellos su cuerpo participaban de su
Infalibilidad y Omnisciencia, según lo dice la lógica, ¿no sabían Ellos leer
con “la razón clara” lo que le había sido dado a conocer Dios Padre a su
Hijo, y para los Oyentes devenía en Profecía, a saber, que su Iglesia, su Casa
en la Tierra, la que ÉL construiría, sería expuesta a toda clase de enemigos
que se alzarían a muerte para echar abajo sus muros, saquear sus tesoros y
reducir a escombros el Edificio del Nuevo Templo?
La Historia del Cristianismo, de la Civilización
Cristiana, de Europa y del Mundo estaba escrita. La Memoria de los 16 siglos
pasados desde la Encarnación y la Resurrección hasta los días de la Siembra
Maligna estaban registradas y abiertas su lectura a todas las universidades
europeas. Bastaba abrir esos libros para ver en qué manera y de qué forma la
Casa fundada por Jesucristo había sido expuesta hasta entonces a ataques
mortales de necesidad. Todos los estudiantes de Teología del momento estaban al
corriente de la Historia de la Iglesia y de la Civilización Europea desde el
Siglo de Cristo al Siglo de los Reyes Católicos. Creer que lo que no
consiguiera el Imperio Romano ni el Imperio Musulmán durante siglos pudiera
conseguirlo la Liga de las Naciones Protestantes sólo le cabía en la cabeza al
Diablo. Obviamente por necesidad el Príncipe de la Muerte debía hacer lo que le
era natural, destruir la Casa de su Enemigo, Jesucristo. Su Demencia no tenía
cura. Creyó que podría poner de rodillas a Dios sobre el cadáver de su hijo
Adán, después creyó que podría poner de rodillas a su Hijo delante de los
reinos de este mundo, y seguía creyendo que podría destruir la Casa de Dios en
la Tierra mediante la División Fratricida de las naciones europeas gracias a la
Reforma. Todo natural en quien había elegido por voluntad propia ser príncipe
en el Infierno que Ciudadano en el Reino de dios, como todos los hijos de Dios
hicieron al poner sus coronas a los pies del trono de Dios, abdicando
en Honor de la Gloria del Hijo Unigénito y Primogénito de YAVÉ DIOS PADRE,
Nuestro Rey Jesucristo; pero absolutamente antinatural en quienes siendo hijos
de hombres y mujeres se pusieron como objetivo de sus existencias destruir lo
indestructible: La Casa que el Hijo de Dios le edificó a su Padre en la Tierra.
Esta demencia, creer que podrían retar a Dios y a su Hijo, fue la que el
“Dios Oculto” de Lutero le comunico a sus apóstoles del Odio a Muerte.
Demencia contagiosa que se expandió por todas las naciones europeas. La Semilla
dio su fruto, y produjo la Guerra de los 30 Años, herida incurable que
siempre abierta acabaría conduciendo al Mundo a la Guerra Mundial Absoluta
de la que esperaba obtener el Príncipe del Infierno la destrucción del Género
Humano.
El “Dios Oculto” necesitaba mantener escondida su
verdadera naturaleza a los ojos de sus siervos. Cegados éstos por la gloria de
quienes conseguirían vencer al Hijo de Dios, destruyendo lo que Él creó,
siguieron adelante sin pararse a comprender que Caín era el Modelo de
cristiano que estaban implementando a medida que desplazaban más y más a Cristo
de la conciencia de Europa.
Buscando la salvación de unos pocos, la de los Elegidos
por Dios para el Cielo, predestinados DESDE ANTES DE LA ETERNIDAD PARA LA VIDA
ETERNA en el Paraíso, trabajaron para la destrucción de muchos.
15.- Porque nuestra salvación consiste en creer en
el Evangelio y, por el contrario, nuestra condenación consiste en la
incredulidad. Y es que el Evangelio contiene claramente toda la verdad.
Y la Verdad, toda la Verdad y nada más que la Verdad es
ésta: Que el Señor, Cristo Jesús, es el Esposo de la Iglesia Católica. Y quien
se alza contra la Esposa se alza contra su Esposo.
¿Acaso no está esto escrito? ¿O será que
el Suizo no sabía leer? Porque escrito está: “Donde hay Testamento es
necesaria la muerte del Testador”. De donde la pregunta siguiente: Quién no
tiene Esposa ni Hijos ni familiares a los que dejar Herencia ¿qué Testamento
debiera firmar?
Luego si hay Testamento y Muerte del Testador, hay Esposa
y Descendencia. La primera a la manera que estuvo Cristo en Eva, y la segunda a
la manera que lo estuvo Isaac en Sara.
Sobre la primera dijo Dios: “No prevalecerán contra Ella
las puertas del Infierno”, y sobre el segundo: “Se adueñarán de las puertas de
sus enemigos”.
Quien testa es Dios, y como desde el Principio existe el
Fin, la Esposa como la Descendencia estaban en Presente en el Ser del Esposo
aunque en el Tiempo fuese Futuro.
Destruir a la Madre en la Esposa era destruir a su
Descendencia. El fuego de la Voz del “Dios Oculto” que les hablaba a los
Reformadores en sus cabezas tenía este destino: Matando a la Esposa el Diablo
mataría en las entrañas a esa Descendencia nacida para vencer a todos sus
enemigos, y cuyo Nacimiento “la creación entera aguardaba expectante”
Lejos estaban los Reformadores de este Evangelio del
Espíritu Santo “hablado en privado entre los perfectos”.
16.-En el Evangelio y del Evangelio se aprende que las
doctrinas y los preceptos humanos no ayudan en absoluto para salvación.
Contra esta Voz del “Dios Oculto” de los Reformadores
basta traer al frente la Voz del Dios Visible, cuando dijo y dice:
“Si no vierais las Obras que hago en nombre de mi Padre no creeríais”.
¿Veis en qué manera las obras son necesarias para la
Salvación de las almas?
Cristo no vino a salvarse a sí mismo, sino a salvar a los
demás. Cristiano es aquel que sigue su Ejemplo y acorde a su Evangelio realiza
obras a Imagen y semejanza de las del hijo del Hombre en beneficio de la
salvación de las almas de quienes no lo han conocido o de quienes aún no creen.
Quien niega el Valor de las obras realizadas en Cristo para la Salvación del
Género Humano niega a Dios, rechaza a Cristo y se convierte en un Anticristo.
Cristo no necesitó de obra alguna para ser salvado.
El Cristiano no necesita de las obras propias para ser salvado, ha
sido salvado por las obras de Jesucristo. Siendo Su proyección en la carne,
el Cristiano vive según el mismo Principio de la salvación por las
obras realizadas por el Hijo de Dios en el Hombre. Este es el Evangelio del
Espíritu Santo. Es el Evangelio de la Iglesia desde su Nacimiento. Y será su
Evangelio por la eternidad.
Dicho esto: ¿Cómo podía al anticristo sonarle a Palabra
de Dios la Carta de Santiago Apóstol? : “La Fe sin las obras de Cristo es fe
muerta”.
¿Qué obras son esas sino? : “Dad de comer al hambriento,
vestid al desnudo, cuidad a los enfermos, socorred a los huérfanos y viudas, no
matéis, no adulterareis, no envidiéis, no juzguéis a vuestro prójimo, perdonad,
amad a vuestros enemigos, no robes, no testifiques en falso, ama la paz y la
justicia, sed misericordiosos, amad a Dios sobre todas las cosas y a vuestro
prójimo como a vosotros mismo, honra a tu padre y a tu madre, santifica el
domingo, ama a tus hermanos, conduce a la Fe a tus hijos…”
Este es el Evangelio de la Iglesia, heredado de su Esposo
y defendido y expandido por las cuatro regiones de la Tierra. Cada cual
responde de sus obras.
Si por ellas se pierden las almas, por ese delito serán
juzgados, sean papas, cardenales u obispos.
Si por tus obras salvas el alma de tu prójimo, por su
alma serás honrado y alabado delante de Dios.
Y si por la salvación de un alma son borrados los muchos
pecados de un hombre, así está escrito, y acorde a esta Palabra seremos
juzgados todos los hombres, Siervos como pueblo de Dios, la realidad es obvia:
Por la condenación de tu prójimo a causa de tus obras, pensamientos y palabras
serás condenado tú. La sentencia contra ésos que pierden a los demás y se creen
blindados por la Fe está escrita: “Apartaos de mí obradores de iniquidad”. Que
cada cual pues se juzgue a sí mismo antes de ser levantado de entre los
muertos.
Y bienaventurado aquel a quien el Señor no le imputa
delito.
CAPÍTULO CUATRO
Zwinglio dixit:
a) son las autoridades civiles y no el obispo quienes
deben detentar el poder aun en materias espirituales; y la Biblia, y sola
ella, ha de trazar la pauta de la reorganización de toda la vida ciudadana.
Tras leer esta programa lapidario contra la Libertad
Social, el Crecimiento de la Civilización y el derecho del Creador a dirigir su
Creación en el Tiempo acorde a su Sabiduría y Amor por la Vida que Él
mismo crea, todo lo que queda es quemar las 67 Tesis de este autor demente que
quiso encerrar al Género Humano entre las pastas de un Libro cuyo Fin
Sagrado es levantarle la cabeza al Hombre, dirigirlo a su Creador, y
ahí cumple y consuma la Biblia su función Divina.
Una vez el Creador y su Creación unidos por el Amor
a la Vida de ambos, la Biblia alcanza su Gloria, su Maravilla, su Divinidad.
Porque no es sólo Dios quien ama la Vida del Hombre, sino el Hombre quien ama
la Vida de Dios. El Amor del Creador a su Creación y de la Creación a su
Creador es una Fuerza Viva de Poder eterno e infinito. Quien ama al Creador y
odia su Creación es enemigo de ambos. Una persona que pretende levantar un Muro
intraspasable entre Creador y Creación, haciendo de la Biblia ese Muro, ese
hombre no viene de Dios, ni habla en nombre de nuestro Creador, ese hombre es
un pobre diablo que en alguna parte de su recorrido existencial perdió los
papeles y para compensarlo reclamó Poder Absoluto, pidiendo para él ese Poder
que le corresponde a la Iglesia en el terreno del Espíritu.
“A las autoridades civiles, dice, les corresponde la
Autoridad sobre el Espíritu”. Este pobre diablo, consciente de que nunca podría
detentar ese Poder Espiritual que le pertenece a Cristo y sólo a Cristo, siendo
Jesús su Cabeza y la Iglesia Católica su Cuerpo, quiere alzarse con ese
Poder mediante un golpe de estado religioso contra la Autoridad Civil. Y una
vez encumbrado en ella reclamar la Autoridad de Cristo para desde el Poder de
la espada condenar a muerte a todo el que se oponga a su Teocracia.
Esta es la Lectura del Programa del Reformador Suizo. No
hay otra. Lo dice letra por letra, su Intención era ser un dios, y conocedor
del bien y del mal, ser igual a los dioses de los que hablándole a Eva quiso la
Serpiente que Adán fuese.
El Suizo no se corta un pelo, pero lo que más
admira es ver la brutalidad de sus paisanos alpinos quienes teniendo este
programa anticristiano delante de sus ojos se pasaron a su bando y se
entregaron a la guerra civil, emulando a Caín.
Se entiende que para alcanzar este poder, ser un dios,
el Suizo debiera lanzar un ataque frontal contra quien recibió de
Dios la Autoridad en el terreno religioso en el seno del mundo cristiano. Su
siguiente tesis lo confirma:
17.- Cristo es el eterno y único Sumo Sacerdote. De
esto colegimos que quienes se han proclamado «Sumos Sacerdotes» no solamente se
oponen a la gloria y el poder de Cristo, sino que incluso le desechan.
Volvemos a lo mismo. ¿Si el Sumo Sacerdocio, su propiedad
existencial, cual se ve en el Templo del Jerusalén Bíblico, se basa
en ser el único sacerdote que se acerca a Dios, a quién otro le podía
corresponder este Sumo Sacerdocio Eterno sino a quien está en Dios, su Hijo
Amado?
Por Naturaleza Divina Jesucristo es, en este orden, Sumo
Pontífice Eterno. Pero los hombres, creemos, tal vez
los Protestantes no lo son, somos mortales. No que nuestro espíritu
pueda morir, pues habiendo sido Creados a la Imagen y Semejanza del Hijo de
Dios participamos en su Inmortalidad mediante la Vida Eterna. De haber
sido Aarón de la misma Naturaleza Divina que Jesucristo el sumo sacerdocio
hubiese sido suyo forever. Pero, siendo
la Religión una Adoración perpetua de Dios, a sumo sacerdote muerto, sumo
sacerdote puesto por el Templo. O en caso contrario la Adoración Perpetua de la
Creación a su Creador sería liquidada, y el pueblo se hundiría en la condición
de las bestias. Con el traspaso del Templo de Jerusalén a Roma la Naturaleza
Sagrada de la Religión permanece, y la Adoración Perpetua, por la Naturaleza
del Sumo Pontífice, Jesucristo, adquiere la propiedad de la Vida eterna.
Este Sucesión de Jesús a San Pedro y de San Pedro al
Obispo de Roma no anula ni le roba al Hijo de Dios su Naturaleza de Sumo
Pontífice Eterno, porque esto sería afirmar que el Hijo de Dios ya no podría
presentarse ante su Padre, un argumento satánico en el que ni siquiera me
detendré. Siendo Cristo Jesús el Sumo Pontífice del Nuevo Templo, su
Naturaleza Divina se abre al Sacerdocio Universal Cristiano, de manera que
todos los Obispos, lo mismo el de Roma que sus hermanos en el Templo, forman
parte de su Cuerpo, y en razón de la Visibilidad de esta Naturaleza Universal
de su Sumo Pontificado Eterno el hijo de Dios levanta a Pedro como Sucesor en
el Cargo de “Sumo Sacerdote” que ostentó Aarón delante de Israel a fin de que
la Renovación del Género Humano sea Visible ante las naciones de la Tierra y
del Cielo por la Redención de Cristo.
Zwinglio habló mentira porque venía del padre de todas las mentiras para hablar en su nombre
y destruyendo la Sucesión atacar el Templo de Dios al dejarlo sin Sumo
Sacerdote de la Adoración Perpetua del Hijo de Dios. Pues en efecto, Aarón se
presentaba delante de Dios en persona, pero San Pedro su Sucesor en la Adoración
de Dios se presenta delante del Hijo de Dios, de donde se ve que la Gloria de
Jesucristo no sólo no es disminuida sino ensalzada delante de toda la Creación.
Por eso todos los Poderes del Cielo, como vemos en el Epílogo del Libro de
Dios, la Biblia, proclaman la Gloria del Cordero de Dios, es decir de su
Hijo.
Cuando el Suizo dice que desechan la gloria de
Cristo quienes son llamados “sumos sacerdotes” por los Poderes de la Iglesia,
el Suizo habló mentira, estaba mintiendo, y habló mentira porque su fuente fue
el padre de toda mentira.
San Pedro y sus sucesores (Sumos Sacerdotes) responden
ante Jesucristo (Sumo Pontífice Universal Eterno), y nadie sino Jesucristo
permanece de pie delante de YAVÉ DIOS PADRE.
La Adoración del Hijo por el Padre deviene en el
Templo Católico: Adoración por el Hijo y el Padre. Como Jesucristo ama a Dios
con Amor de Hijo, la Iglesia ama a Jesucristo con Amor de Esposa, de esta forma
el Amor es el Vínculo Todopoderoso y Eterno que engendra el Misterio de la
Trinidad, donde el Padre es YAVÉ DIOS, Señor de los Profetas de Israel, el Hijo
es Jesús, Señor de la Iglesia, y el Espíritu Santo es Cristo, cuyo Cuerpo es la
Iglesia. Y siendo Jesús y Cristo la misma Persona, que todos conocemos como
Dios Hijo Unigénito, el Sacerdocio Católico se levanta en la Eternidad para la
Adoración Perpetua del Hijo de Dios, pues “quien no adora al Hijo no adora al
Padre que le envió”.
Una mentira no puede sostenerse en pie sino es apoyándose
en otras mentiras. La siguiente lo demuestra:
18.- Cristo se sacrificó a sí mismo una vez y su
sacrificio vale eternamente como actuante y expiatorio y acontecido por los
pecados de todos los creyentes. Esto permite reconocer que la misma misa no es
ningún sacrificio, sino un memorial del sacrificio y, a la vez, la confirmación
de la redención que Cristo ha realizado en bien nuestro.
Cristo fue sacrificado por Dios, su Cordero Expiatorio: y
fue ofrecido por los pecados del Mundo cometidos en la Ignorancia de la
Naturaleza Íntima de los Acontecimientos anteriores a la Creación de nuestro
Universo que desencadenaron, la Traición de Satán mediante, la Caída del
Primer Hombre.
¿Acaso un Cordero puede sacrificarse a sí mismo? ¿No le
corresponde a su Señor y Dueño realizar ese Sacrificio?
Evidentemente, siendo un Cordero Espiritual, Jesús
hubiese podido negarse a ser ese Cordero ofrecido por Dios en expiación de los
pecados del Mundo cometidos en la Ignorancia. Que tuvo este Poder de Libre
Albedrío lo vemos en el Huerto de Getsemaní, donde Jesús abre su Corazón y le
pide a su Padre que si podía pasar de aquella Copa, que se lo
permitiese. Mas en su Adoración Eterna de Dios se inclina delante de
su Padre y ofrece su Sangre para que por su Sangre sea consumada la Redención
de la Transgresión de Adán, acometida en su Ignorancia, pues de no haber habido
Ignorancia no hablara el Espíritu Santo de Transgresión sino de Traición a la
manera de la de Satán.
No ofreció Cristo su Sangre por los creyentes y sólo y
únicamente POR LOS CREYENTES. Esto sí es “desechar la Gloria de
Jesucristo”. Dios ofreció su Cordero por los pecados de todo el mundo, pues
todos los hombres fueron encerrados en el Pecado por la Ignorancia, y en razón
de esta Ignorancia todos son redimidos.
Así que miente el autor suizo cuando afirma que Dios
sacrificó Su Cordero en bien de los creyentes. Esta mentira Desecha el Poder
Universal de la Redención de Dios, quien comprendió en su Gloria a todo el
mundo. El Espíritu Santo lo afirma a pecho descubierto: “Tanto amó Dios al
mundo que le dio a su Hijo Amado para que se salve”. El Espíritu Santo no
miente. El reformador sí miente cuando afirma que la redención por la Sangre del
Cordero de Dios se derramó exclusivamente a la salud de los elegidos
protestantes. Diciendo esto el Reformador desprecia a Dios, desecha la Gloria
de su Hijo y ataca frontalmente al Espíritu Santo.
Pero rápidamente la serpiente oculta en el Reformador se
pone la máscara, y dice:
19.-Cristo es el único Mediador entre Dios y nosotros.
¡Aleluya! Europa descubría las Américas, el Cuarto de los
Nuevos Apóstoles encargados de sembrar el nuevo evangelio descubría la piedra
filosofal que le permitiría a su “Dios Oculto” destruir la Casa que Jesucristo
y sus Hermanos Edificaron.
El Orgullo dice Dios es el principio del pecado. Los
reformadores eran dioses y se presentaban delante de Dios sin pedir permiso ni
llamar a la puerta. Según su doctrina Cristo es una Persona y Jesús es otra.
Cristo no es Jesús, afirman. Cristo no es Dios, dicen. Así que no siendo Jesús
el Cristo no necesitaban de Jesús para llegar a Dios. Así, afirmando a Cristo
negaban a Jesús, a quien apartan de en medio en su camino a Dios.
Mas por el Espíritu Santo sabemos esto:
El Hijo es Dios,
el Hijo es Jesús,
y Jesús es el Cristo.
Cristo es Dios.
¿En qué demencia argumentativa estaba atrapando este
siervo del Sembrador Maligno al pueblo suizo? ¿Acaso alguien cree que la
Semilla del Sembrador Maligno sería un grano se cizaña diferente a la
Mentira?
Dios estableció a su Sumo Sacerdote, primero Aarón, hasta
que llegase Cristo, y después a Jesús, para permanecer por la Eternidad en su
Presencia, y éstos apóstoles del evangelio de la Mentira dicen que no necesitan
a nadie para presentarse delante de Dios. ¡¡Qué orgullo infernal, tener en la
sangre de Satán el corazón!!
Pretenden presentarse delante de Dios de igual a igual,
usar a Cristo como portero encargado de anunciar su entrada en el Santuario
Santísimo, en el Tabernáculo del Todopoderoso Señor del Infinito y de la
Eternidad, Creador del Cosmos y de todos los Mundos que llenan su Reino del
Cielo. ¡Cómo se puede ser tan bruto!
En fin:
20.- Dios quiere concedernos todas las cosas en el
nombre de Cristo y de esto se deduce que tampoco necesitamos de otro Mediador
en el Más Allá.
Del bruto es la brutalidad. El Reino de Dios, dice este
bruto, no está basado en un Edificio Social cuya Núcleo de Poder Universal es
la Corona de su Hijo. Para nada, dice este cuarto apóstol del evangelio de la
Mentira. El Creyente Suizo y sus colegas protestantes entrarán en el Templo del
Altísimo delante de cuya Presencia el mismo Cosmos dobla rodillas, y charla que
te charla con el propio Dios Hijo Unigénito chocarán la mano del Creador del
Universo.
La demencia se seguía poniendo nombres. En esta ocasión
se dio el de Zwinglio. Y con este nombre firma que
“Cristo no vive en Nosotros”, Cristo es un Mediador en cuyo
Nombre nos es concedido absolutamente todo. Y si todo, que Jesús se
quite de en medio, todos a invadir Su Ciudad, y a bajarlo de su Trono. No hay
más autoridad que la del Pueblo.
Amén.
Con su aleluya:
21.- Si aquí, en este mundo, oramos los unos por los
otros, lo hacemos confiando en que solamente por Cristo todo nos será
concedido.
No oréis por los enemigos, (están todos predestinados a
la hoguera del infierno), ni por los pecadores (lo están porque son unos
pecadores), ni por los que no creen para que crean (no creen porque así lo ha
establecido Dios desde la eternidad y no vais a ir en contra del decreto del
Todopoderoso); orad por los unos por los otros, todos santos, todos
maravillosos, todos dioses.
“Hipócritas, si no superáis la justicia de los fariseos
no entrareis en el reino de Dios”. La Sangre de Cristo no fue derramada por
todos los hombres, sólo por vosotros, los Creyentes, pues antes de que
existiera el Pecador de Adán ya estaba predispuesta la Sangre del Cordero de
Dios para que en ella cocinaseis la carne de vuestros enemigos. ¡Esos papistas
inmundos!
22.- Cristo es nuestra justicia y de ello colegimos
que nuestras obras, siempre que sean buenas, es decir, realizadas en Cristo,
son buenas obras; pero no lo son si las realizamos por cuenta propia.
¿Cristo es vuestra justicia? ¿Vosotros sacrificasteis al
Cordero de Dios? ¿Vosotros lo enviasteis del Cielo para que en su Sangre el
amor de Dios por el Mundo entero se manifestase? ¿Y cómo es que siendo vosotros
ese Dios que es Amor en vosotros el Amor se convirtió en Odio?
La Historia de los crímenes de los Reformadores está
escrita. Que Dios creó al Hombre a la imagen y semejanza de su Hijo, también.
¿Quién fue el Original a cuya imagen y semejanza los Reformadores cometieron
sus matanzas, sus genocidios contra los campesinos, sus crímenes contra sus
oponentes? ¿Fue Jesucristo ese Original? ¿O lo fue Satán, padre de toda mentira
y de los Homicidios cometidos en la Tierra desde la Caída a nuestros días?
La hipocresía de los reformadores fue absoluta. Afirmaron
que sus crímenes y homicidios estaban hechos en Cristo. Afirmaron que Cristo
asesinó a sus enemigos, mató a sus oponentes, derramó sangre a raudales y
siguiendo Su Ejemplo ellos fielmente le dieron gloria sobre los cadáveres de
sus enemigos papistas.
Pero en la tesis siguiente la hipocresía se hace divina:
23.- Cristo dejó a un lado el provecho y las glorias
de este mundo y de ello deducimos que aquellos que en nombre de Cristo atesoran
riquezas, le perjudican sobremanera; porque le invocan como pretexto de su
avaricia y arbitrariedad.
¿Estaba hablando de Suiza?
Y a la hipocresía se le suma la imbecilidad más
patológica cuando escribe:
24.- Como ningún cristiano está obligado a hacer obras
no ordenadas por Dios, puede tomar en cualquier tiempo los alimentos que le
plazcan. Y de esto deducimos que el permiso del gustar del queso y la
mantequilla son un engaño papista.
No sé por qué cuerno agarrar a este toro. Si hubiese sido
Minotauro, merecería la pena la aventura. Pero era cabra, de las que dan queso
y mantequilla. Hasta en la sopa veían al diablo, pero no era el diablo, era el
Papa.
¡Qué locura!
25.- El cristiano no depende de fechas o lugares
determinados, sino al contrario. Por consiguiente, quienes señalan fechas y
lugares privan al cristiano de su libertad.
Tanta estupidez puede conmigo. Baste a cada día su afán.
La moraleja de esta tesis: Todos a trabajar los siete días de la semana, los
354 días del año, y maldito el que se mueva de su lugar y se regale una
peregrinación a Santiago, a Jerusalén, a Roma, a la China. Y maldito el que
descanse en Navidad, Semana Santa, y fiestas religiosas de guardar. Todos
esclavos, hasta la muerte.
Aleluya.
CAPÍTULO CINCO
El Pensamiento es la fuente de la que procede la energía
que mueve los labios para producir eso que llamamos “la Palabra”. Todos los
mamíferos tienen boca y garganta, pero el único mamífero en el que se manifiesta
este Poder, “la Palabra”, es en el ser humano. Quiero decir, la existencia
de la Palabra no tiene que ver tanto con el hecho de tener boca y garganta, y
sí tiene que verlo todo con el cerebro del Mamífero Sapiens, en el que las
cuerdas vocales se desarrollan con un solo fin, darle al Pensamiento “poder de
manifestación”. Este Poder es “la Palabra”.
Este “hecho”, la Palabra como Poder Natural del Ser
Humano es el Verdadero Descubrimiento del Mundo Griego Clásico. Desde Solón a
Aristóteles la Palabra experimenta una evolución maravillosa, única en la Historia
del Mundo Antiguo, en la que el Poder del Pensamiento se hace Realidad y
conforma la estructura de la Sociedad y del Estado. La base de aquel Acto
Histórico que le marcó a la Civilización su rumbo en dirección al Nacimiento
del Cristianismo basó su Potencia en lo que hoy llamamos Real Politik. O lo que es lo mismo, el Pensamiento
Individual y del Cuerpo Social Clásico no estaban encajonados entre las los
Muros de una Ideología. Esa Libertad les permitía a los pensadores abrirle
horizonte a su Pensamiento y entre todos determinar la dirección de los
acontecimientos que a ellos les tocaba vivir y poner en activo, fuese una
invasión de sus fronteras o a una proyección de su acción hacia el exterior de
los límites del Estado.
El Mundo Griego fue una Sociedad creada por y para
Políticos Filósofos. Por el contrario el Mundo Romano basó su Poder no tanto en
el Pensamiento cuanto en la Fuerza de la Espada. Donde el Mundo griego puso el
Pensamiento el Mundo Romano puso la Espada, la Palabra tenía que servir a la
Espada.
Observando la evolución desde la Roma Antigua a la
República observamos que el Crecimiento del Estado Romano se basó en la lucha
por el Derecho. Todas las revoluciones de la Edad Medieval Romana se basaron en
la conquista de la Igualdad de Derechos entre las clases sociales. A la altura
de la Edad Moderna Romana la Palabra se limitó a servir al Imperium de la Espada.
Con el Cristianismo renace el Pensamiento como fuente de
la Palabra. “La Palabra es Dios”. Dios se hace la Fuente de la que procede
el Pensamiento. Se me dirá que este Renacimiento fue de necesidad. Contra
la Espada desenvainada en la mano del César, el Cristiano tuvo que
hacer de la Palabra su “espada”.
Esta Revolución fue la que activó el Hijo de Dios. El
Poder del Hombre no está en la espada, está en su Palabra. La palabra es lo que
define al Hombre. Y fue por esto que los Padres de la Iglesia y los
Historiadores del Cristianismo vieron en la Victoria de la Civilización Clásica
la Preparación del Advenimiento de Cristo.
En adelante en la Guerra entre el Paganismo y el
Cristianismo éste le opondría a la Fuerza de la Espada el Poder de la
Palabra. Los Padres de la Iglesia Católica no cejaron hasta que
el Paganismo cayó a sus pies, y Dios, como Fuente del Pensamiento
Humano, fue reconocido por la Civilización como la Fuente Única que le
abre al Pensamiento del Hombre un Horizonte sin límites.
Esta fue la Esperanza que animó el espíritu
Cristiano y en San Agustín encontró la manifestación más visible del
Pensamiento Cristiano para sin la espada vencer a todos los sistemas
ideológicos que bajo una máscara religiosa pretendieron encadenar el
pensamiento de los hombres a los muros de sus intereses privados. En términos
literarios se conoce más las Confesiones y la Ciudad de
Dios que los escritos de guerra contra el paganismo en los que basó su
gloria esta Columna del Templo Cristiano.
Vinieron las Invasiones y la Caída de la Civilización a
los pies del caballo de Atila. La Civilización encontró su refugio en los
brazos de la Iglesia. El Derecho, la Teología, el Estado, encontraron en Ella
su Cueva de Invierno donde pasar la Larga Noche que se avecinaba hasta su
Renacimiento. El advenimiento de Santo Tomás fue el canto del Gallo de la
Mañana que anuncia el nuevo Día. Desde las cumbres del Cielo, Dios había
abierto su Pensamiento con la Fuerza de un río que bajando de altas cumbres al
tocar el valle extiende majestuoso su caudal, vivificando campos secos y
baldíos. La Palabra y Dios se hicieron Hombre una vez y para siempre. Había que
seguir bebiendo de ese Río de la Vida de la Inteligencia Divina, porque en sus
aguas tiene el Pensamiento toda Ciencia y Sabiduría.
Ésta es la Doctrina Cristiana por excelencia: “Dios es la
Fuente, Principio y Origen del Pensamiento Cristiano”. “La Palabra y sólo la
Palabra es la esencia y la sustancia del Ser Humano”. “El recurso a la espada
es un acto de Negación de Dios, por el que se niega que el Hombre haya sido
creado a su Imagen y Semejanza”.
La cuestión que aquí nos llama a refutar las tesis de
este apóstol del Evangelio de la Mentira, que el Protestantismo hizo suyo, es
la siguiente: ¿Qué “Dios” fue la Fuente del Pensamiento Protestante?
Desde el primer momento el primero de los Cuatro
Apóstoles del Evangelio de la Reforma le reveló al mundo que su Fuente era un
“Dios Oculto”. Ahora bien, vemos que Dios no se oculta jamás del Hombre
sino que se descubre en la Plenitud de su Amor y Poder a quien
le busca.
¿Quién fue ese “Dios Oculto” de los Apóstoles del
Evangelio de la Reforma? ¿En cuáles de los hijos de Dios, tanto Apóstoles como
Padres de la Iglesia, leemos que Dios Padre sea un “Dios Oculto”? ¿En cuáles de
los hijos de Dios en los que el Verdadero Espíritu del Hijo de Dios vivió
leemos que Ellos llamasen a la Espada para vencer al anticristianismo en el que
se encerró el Paganismo?
Si pues Dios engendra a todos sus hijos acorde a la
Imagen y Semejanza de su Unigénito ¿cómo es que los Apóstoles del Evangelio de
la Iglesia Católica prefirieron morir a matar, y en cambio los Apóstoles del
Evangelio de la Reforma eligieron matar a morir?
“Por sus Obras los conoceréis”. Y éstas se refieren a la
Palabra. Porque si la Palabra es la Manifestación mediata del Pensamiento, las
Obras son el resultado final de su existencia. De manera que quien no vive como
Cristo, no es de Cristo, y quien mata, como el Diablo mató a Adán, es de Satán.
En esto no hay términos medios. Entre morir o matar la elección es la de
Cristo.
Como dije antes, la historia de los homicidios de los Apóstoles
del Evangelio de la Reforma están escritos. Sabemos que sus discípulos usando
las Universidades intentaron borrarlos y justificarlos en la identificación de
la Iglesia con el Anticristo, la Babilonia del Apocalipsis, etcétera, palabras
muy propias del Sembrador Maligno, fuente de Odio sin límites de cuyas aguas
bebieron sus siervos como si leche fuese. Si había que prenderle fuego al
mundo, adelante.
Entrando ya en materia, observamos además que todos los
Apóstoles del Evangelio de la Reforma fueron hijos de la burguesía del momento.
Sin ser la élite del Renacimiento, que ninguno de ellos conoció, ni tampoco del
Humanismo, aunque el Humanismo los jaleara, los Cuatro Apóstoles de la Reforma
Maligna se alimentaron de la inteligencia más actual del momento, pan reservado
para los poderosa naciente clase burguesa. Engordados con ese pan
manipularon a las masas analfabetas del momento. La ignorancia, en este caso de
los pueblos alpinos, se nos descubre en su discapacidad intelectual para
analizar unas tesis en las que Zwinglio desplegó
su Odio contra la Iglesia fundada por Cristo, de cuyo análisis hubiesen podido
descubrir la identidad del Dios Oculto al que tanto el Suizo como el
Alemán sirvieron.
Es de retórica acusar al enemigo de los males en los que
el acusador se gloría. La mejor defensa ha sido de siempre el contraataque
acusando al enemigo de padecer los males de los se le acusan. Puesto que nadie
mejor que el propio acusado conoce la intimidad de los males de los que se le
acusa nadie mejor que él para desplegar esos males en toda su virulencia contra
quien se siente escandalizado.
Zwinglio, lo
mismo que Lutero, hizo de esta regla su altar mayor. Leamos su Vigésimo Sexta
Oración Sagrada:
26.- Lo que más desagrada a Dios es la hipocresía.
Por lo tanto, todo cuanto el hombre haga para aparentar ser mejor que los demás
es pura hipocresía y merece ser puesto en entredicho. En esto van incluidos los
hábitos o ropajes, los signos (cruces, etcétera) cosidos a la vestimenta, la
tonsura, etc.
¿Ser mejor que los demás es ser hipócrita? ¿El corredor
que corre, en cualquier rama de las ciencias, de las artes, del derecho, de la
Religión, para ser el mejor delante de los tribunales de los hombres y de Dios,
es un hipócrita?
Ya con estas dos cuestiones no merece la pena siquiera
seguir comentando la hipocresía que extiende Zwinglio.
Pero concedamos. ¿Qué es la Creación y la Civilización sino un movimiento
de superación constante en el Tiempo y el Espacio? Ser mejor cuando lo que se
ve es malo o peor, es un Deber Sagrado.
Nadie puede ser mejor que Dios pero todos tenemos el
deber de ser mejor que quienes nos precedieron porque todos estuvieron
encadenados a la Mentira, a la Corrupción y a la Ignorancia. “Ser mejor” en el
campo del Bien es un Deber Cristiano. Hay que ser mejor Papa, mejor Obispo,
mejor Creyente, mejor Pensador, mejor Político, mejor Científico, mejor
Defensor de los derechos del Hombre, de la Vida. ¿Es esto ser hipócrita?
El hipócrita de Zwinglio blinda
su hipocresía tras la máscara de las vestimentas. Bien sabemos que a nadie le
deseamos la suerte del Diablo, pero no podemos permitir que la Semilla de los
Apóstoles del Evangelio de la Reforma siga en activo. Este es el Día en el que
se hará Viva la Profecía: “El Señor le dirá a sus siervos: Recoged la Cizaña y
reunidlas en haces para quemarla”.
Ser mejor “en el campo del Bien” es el Motor de la
Civilización. Esta Tesis no sólo va contra Cristo y la Iglesia sino que
ataca a la propia Civilización. No menos que la siguiente proclama
anticristiana:
27.- Todos los cristianos son hermanos de Cristo y
hermanos entre sí y ninguno debe considerarse superior a otros delante de Dios.
Esto quiere decir que las Órdenes Religiosas, las sectas y los movimientos
revolucionarios cristianos no tienen razón de ser.
Mentira. El Evangelio del Espíritu Santo es que todos los
Cristianos somos hijos de Dios, de donde la segunda parte de la primera
frase no tiene sentido, pues Dios ama a todos sus hijos con amor de Padre.
Pero Dios a unos los engendró para ser los Hermanos de Cristo, (sus Apóstoles)
y a Ellos los sentó a su lado como los Ministros Todopoderosos de su Reino; a
otros los hace sacerdotes y les da el espíritu de Esposa para que vivan
sempiternamente en la Adoración a Dios, a otros los hace hijos del Rey para
trabajar en su Casa en la Libertad que viene del Amor a su Padre, y a todos nos
hace Ciudadanos de su Reino para disfrutar y gozar de la Libertad sin límites
de quienes vivimos para disfrutar de la vida de los hijos de Dios.
En cuanto a la segunda frase, vuelve a repetir su ataque
contra la Civilización. El Cristianismo es Revolución en esencia y sustancia.
En el seno de la Historia de la Civilización Jesucristo es la Revolución.
Condenados a vivir por la Espada el ser humano fue rescatado para la Palabra
que viene del Pensamiento de Dios. La Inteligencia Divina se derrama en el
Hombre y lo dirige hacia las Ciencias, las Artes, el Derecho, siempre en
avance, siempre en lucha, siempre victorioso. Es en la Era de Cristo donde tienen
lugar todas las revoluciones que han hecho del Mundo Contemporáneo el que es y
es en este Campo donde sigue viviendo el Espíritu de la Revolución Cristiana
que marcó un Antes y un Después. Todos, incluso los enemigos, han sido vencidos
por la Era de Cristo. ¿De qué estaba hablando entonces este Apóstol de la
Mentira?
¿Innecesarias, dice, que fueron las Órdenes religiosas
Medievales en las que el Tesoro de las Letras encontró Refugio?
¿No fueron ellas las que recogieron el testigo del
Apostolado y llevaron el Evangelio a las regiones europeas aún salvajes?
Los Anskar, Bonifacio, Francisco de Asís,
etcétera, ¿fueron innecesarios? ¿Lo serían los que le sucedieron y
llevaron el Evangelio a las Américas y al Lejano Oriente?
¿Quién se creyó ser este Zwinglio para decirle a Dios lo que era o no era necesario para el Bien de la Salvación
del Género Humano?
Y sin embargo, en su siguiente oración, diciendo “justo
es todo lo que Dios ha permitido y no ha prohibido”, el hipócrita se
niega a sí mismo: niega enseguida lo que acaba de negar.
28.-Justo es todo lo que Dios ha permitido y no ha
prohibido. Por consiguiente, el matrimonio es cosa lícita para todos los
hombres.
Pues si Dios permitió la creación y existencia de las
órdenes religiosas, de las que se sirvió para expandir su Evangelio, hechos
escritos en los libros de Historia, ¿quién es quién, llámese como se llame,
para abolir lo que Dios bendijo?
Y es que cuando la Hipocresía y el Orgullo van juntos de
la mano no se puede esperar nada bueno. A quien bendice le toca dar por
finalizada la ocasión, y quien quita a Dios y maldice lo que Él bendijo,
lo hace a nombre propio y deberá responder delante de Dios de su maldición
contra lo que Dios puso en Movimiento. En la Civilización dos son las Fuerzas Motoras
que actúan en su seno, Dios y el Diablo.
Quien ama a Dios, ama su Creación; quien odia su
Creación, ama al Diablo. No hay otra regla, “con Dios o contra Dios”.
En cuanto al Matrimonio de los Sacerdotes la controversia
vino de un alma hipócrita: Dios bendijo la Procreación y la Multiplicación de
las familias humanas antes de llamar a Adán y Eva. Primero Bendice y luego
Produce. Adán fue el Primer Hombre que llamó Padre a Dios, el Primer Hombre al
que Dios llamó “hijo mío”. Su Nacimiento no se produjo por Encarnación sino por
la Bendición. El Sexo Reproductor fue bendición para todas las familias
humanas. Así que el Primer Hombre, contrariamente al Evangelio de la Reforma,
que recogió del Judaísmo contra el que Jesucristo se levantó, no cayó por
la Concupiscencia. Estando bendito el Acto Sexual reproductor no podía ser la
Carne bajo la Ley de la bendición la causante de la Maldición. Hacer de la
Concupiscencia, que surge tras la Caída, la raíz del Pecado que se mereció
la Maldición, doctrina judía que la Reforma hizo suya, es Negar a Cristo
y rechazar a Jesús.
Observamos que siendo la Muerte de Jesucristo Prototipo
de la Muerte de Adán, por proyección divina vemos en la Virginidad del Hijo de
María el Discurso de Dios sobre la Causa de la Caída de Adán, su hijo menor,
que en nada y para nada tuvo que ver con esa Concupiscencia que hallando campo
en los Reformadores los arrastró en este terreno a resucitar de su tumba la
doctrina judía sobre el Origen del Pecado de Adán. Si el Amor era y es el fruto
del Árbol de la Vida, la Guerra es y era el fruto del Árbol de la ciencia del
bien y del mal, del que comiendo, siendo natural a la Guerra la Muerte, moriría
el que comiese; hecho que el Hijo de Dios dejó claro cuando le dice a Pedro “El
que a hierro mata, a hierro muere”.
El matrimonio le es cosa lícita a todos los hombres y
mujeres en razón de la Bendición de Dios: “Procread y multiplicaos y henchid la
Tierra”. Si alguno sabe cómo podía operarse esta Multiplicación sin el concurso
del Acto Sexual reproductor, que lo diga.
Nacidos Adán y Eva de sus padres vivieron bajo la Ley de
la Bendición, no de la Concupiscencia. Ésta entra en el mundo como efecto de la
Caída.
Ahora bien, ¿condenaban los Reformadores a Jesucristo por
su Virginidad Sagrada y lo despreciaban por no acogerse a la Ley de la
Bendición?
Parece más que evidente que en Jesucristo tiene el
Género Humano ese Modelo Original Divino en el que se cumple “Hagamos al
Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”: Sin embargo en Jesucristo
tenemos al Todopoderoso Dios Hijo Unigénito. Y únicamente a un demente puede
ocurrírsele ser quien ÉL es: Sacerdote, Rey, Señor, y Juez Universal. Desde el
principio el Espíritu Santo dijo que Dios a unos los hace sacerdotes, a otros
maestros, sabios, etcétera. Y en ser lo que es cada cual encuentra su
felicidad. El Sacerdote tiene en la Virginidad de Cristo su Modelo. El
Sacerdocio Católico es un Pueblo aparte, como lo fuera la Casa de Aarón entre
las Tribus de Israel; Dios aparta y reserva el Sacerdocio Cristiano para la
Adoración de su Hijo, y por este deviene Inmaculado a la Imagen y Semejanza de
su Señor.
No menos verdad es que el Espíritu Santo dijo: “Quien se
abrase, que se case”. Mas hacer de esta Ley de Misericordia una Ley de
Maldición contra el Sacerdocio Católico es Maldecir al Señor a cuya Imagen y
semejanza engendró Dios a la Iglesia Sacerdotal. Ergo, los Apóstoles del
evangelio de la reforma odiaron a Cristo y amaron al Diablo, su verdadero
señor, cuya única meta es la destrucción de la Casa de quien le aplastó la cabeza,
nuestro Rey y Padre Jesucristo.
29.-… y de aquí colegimos que aquellos que se
denominan «clérigos» pecan si habiendo advertido que Dios no admite su
continencia no la remedian casándose.
El hipócrita tiene en la hipocresía su gloria, y habla del
Dios al que no ama, y porque no LE ama descubre que no LE conoce, pues quien
conoce a Dios LE ama por razón natural de su alma. Y desde su maldad, (pues
nadie que se llame cristiano puede justificar sus pecados en la ignorancia
una vez producida la Redención), y pretendiendo darse de sabio da por
maligno a Dios al acusarle de llamar al Sacerdocio para después despreciar a
quien llama en razón de la Virginidad a que fue llamado.
Incontinencia se refiere al estado civil o casado del que
teniendo libre acceso a la acción natural se mantiene por voluntad -o por
circunstancias- ajeno al contacto con el otro sexo. Llamar a la Virginidad
Consagrada de Cristo “incontinencia” es poner en boca propia las palabras
del Diablo y maldecir a Dios por haberle dado al Hombre el Poder y la
Fuerza de ser Semejante a Cristo en el Sacerdocio Divino al que se consagró
libremente y en el uso de la plenitud de sus facultades físicas y
mentales.
Mas quien no es nacido de este Espíritu y se declara
sacerdote opera como aquel maldito hijo de Dios que haciéndose pasar por
Enviado de Dios Padre arrastró al Primer Hombre a la Muerte.
La Virginidad de Cristo es de sus Sacerdotes, pues siendo
ÉL su Cabeza y Ellos su Cuerpo, en todo son Una sola cosa, la Esposa y el
Esposa, unidos en Santo Matrimonio sempiterno por Dios. Tal fue la Doctrina del
Espíritu Santo. Así que ¿de qué estaba hablando este necio? cuando escribía:
30.- Quienes hacen voto de castidad realizan una
promesa ingenua o neciamente. Y por eso los que tales votos hacen obran
alevosamente para con los hombres piadosos.
¿Quién se creía ser este necio para entrar en el reino de
Dios, callar al Rey y a Dios su Padre y decirles a la cara lo que debe ser y lo
que no debe ser, lo que es bueno o lo que es malo, lo que es pecado o lo que es
cristiano?
¿Cómo aquella nación de guerreros admirados en Europa pudieron llegar
a ser tan cobardes como para ponerse de rodillas delante de un hipócrita
de esta especie?
Todos los historiadores que merecieron ser llamados
maestros en esta Ciencia han observado la Incontinencia Concupiscente de los
Reformadores. Lutero, Enrique VIII, Calvino, Zwinglio,
fueron invenciblemente dominados por la fuerza sexual, que ellos levantaron
hasta el extremo de convertirla en la razón de sus vidas, la causa por la que
prenderle fuego al mundo entero.
El Voto de Castidad es un acto de renuncia temporal que
puede ser terminado a voluntad en bien de la salvación del alma. Cualquiera
puede hacer un Voto de Castidad en razón de una causa humana o sagrada. Nada
hay de malo en ello. Ni por contraerlo ni por superarlo, cum laude o
sin cum laude. “El que se abrase, que se case”, que su miedo a
reconocer su debilidad no se lleve su alma por delante. Dios ama a todos sus
criaturas, unas son más fuertes y otras más débiles, lo que cuenta es su
Amor de Padre.
El Voto de Castidad es un Acto que se contrae
voluntariamente y queda sujeto a la razón natural. La Virginidad del Sacerdote
es un Acto de Llamada de Dios por el que el Hombre nace del Espíritu de
Santidad de su Señor para vencer y ser invencible.
Desgraciadamente el Sacerdocio Medieval arrastró a la
Aristocracia a apoderarse de la Casa del Señor, encerrar a la Esposa de Cristo
en las mazmorras de sus maldades, y no pararon hasta expulsarlas de su Casa y
apropiarse de sus bienes. Los Apóstoles del Evangelio de la Reforma se unieron
a aquella Aristocracia Malvada y sirviendo al Enemigo de Cristo les abrieron la
puerta a aquella banda de ladrones que no dudaron en levantar el hacha de
Guerra y sacrificar en el campo de batalla los millones de seres sepultados a
sus Credos Malignos desde aquel 1517 al 1647.
La fama de violador que persiguió a Zwinglio se merecía bien la muerte de todos los testigos
que pudieran levantar su voz contra su conducta perversa y malvada.
SEGUNDA PARTE
LA DOCTRINA DE LA EXCOMUNICACIÓN
Dice el Evangelio del Espíritu Santo que a la edad de 12
años Jesús se presentó en el Templo con la sana intención de descubrirse y ser
investido como rey acorde a su herencia Davídica. Sigue el Espíritu Santo
escribiendo posteriormente sobre la Necesidad de la Muerte de Cristo, ya
profetizada por Dios desde los días de ese mismo rey David cuya Corona fue a
reclamar el Niño Jesús al Templo. La conclusión de ambos Capítulos nos conduce
a la Palabra que Dios le dirige a su Hijo desde su Libro, cuando escribe: “No
seas como caballo sin brida”, de donde se ve que antes que su Hijo viniese del
Cielo ese Padre ya había visto esta irrupción en el Templo de su Hijo Jesús.
Hasta ese punto conocía Dios a su Hijo. Y porque le conocía ÉL podía predecir
que Su irrupción en la Historia de nuestro Mundo se realizaría bajo el signo de
la Cólera contra el enemigo del Hombre. Jesús entraría en nuestro mundo, acorde
a lo Escrito, como Rey de reyes y Señor de señores, sobre su Caballo de Guerra
y dispuesto a lanzarse contra los ejércitos del Enemigo de su Padre. No era ése
el Plan de Salvación Universal que Dios concibió tras la Caída.
Pero más allá de este detalle el punto en el que debemos
fijarnos tratando el Capítulo del Niño en el Templo se refiere a su Edad. El
Niño tenía 12 años. Ya de por sí un fenómeno extraño, que los niños abriesen la
boca delante de los Ancianos, y más extraño aún que se le permitiese hablar
entre los Ancianos del Templo, el punto sobre el que debemos centrar nuestra
inteligencia es en esa Edad. Ciertamente a partir de los 14 años los hijos de
Israel eran considerados adultos. Y como adultos se les permitía hablar delante
de los Adultos. Estamos hablando en caso de que a los 14 años, la edad legal en
la que el Israelita adquiría su mayoría de edad delante de su pueblo, tuviese
algo que decir. No se registró jamás caso semejante y precisamente esta
excepcionalidad fue la que le permitió hacer uso de la Palabra al hijo de José
y María.
De esta Libertad que Jesús hizo uso entendemos dos cosas:
La primera que por su físico todos los Ancianos y
presentes dieron por descontado que ese Niño había cumplido los 14 años.
La Segunda: que se le permitiese seguir hablando nos
descubre el Hecho que el hijo de María y José fue a revelarles, que Él era el
Mesías, EL venía de Dios, su Padre, y conocía todas las cosas. Y acorde a su
Inteligencia hablándoles de las cosas del Cielo y de la Tierra los dejó a todos
boquiabiertos hasta el punto de permitirle un Tercer Día, en el que habiéndoles
demostrado que Él era el hijo de David de las Escrituras, debían tomar la
Decisión Final de investirle como el Heredero Legítimo del Reino de
Israel.
Ya conté en La Historia Divina de Jesucristo en
qué manera aquél Fenómeno llamó la atención del mismo Simeón que le tuvo en sus
brazos apenas recién nacido, y lleno del Espíritu Santo vino al Templo a
decirle al Hijo de Dios que tal, proclamarse rey de Israel acorde a las leyes
de los hombres, no era la Voluntad de Dios, su Padre. Era El, el Hijo de Dios,
quien debía retirarse hasta que la Plenitud de los tiempos llegase, pues la
Necesidad de la Muerte del Cordero de Dios era de Ley.
Quiero decir, durante la Gran Batalla que la Esposa del
Señor, de ese mismo Niño que fue discurseado por el Espíritu Santo en el
Templo, y ante el que se inclinó Jesús en Obediencia a Dios Padre, de cuyas
cosas fuera a ocuparse; los teólogos de los primeros siglos cayeron en la
herejía porque quisieron poner a Jesús en un sitio y a Cristo en otro:
olvidando que no hay dos personas, un Cristo por aquí y un Jesús por allá, y
mientras afirmaban que las Escrituras son la Fuente única del Pensamiento
Cristiano, se sacaron los ojos y donde se está escrito y se lee que Cristo es
el Nuevo Nombre de Jesús, y de aquí que hablemos de Jesucristo, y el Espíritu
Santo para reafirmar este Nombre Nuevo dado por Dios a su Hijo le llama Cristo
Jesús; contra la Escritura que levantaban contra la Esposa del Señor, y contra
el Espíritu Santo seguían viendo en el Mesías y Redentor dos personas, Cristo
por un lado y Jesús por el otro. Esta Razón Herética es la que rescató el
Diablo de la tumba en la que la enterrara la Iglesia por Designio del Espíritu
Santo, y acorde a esta fuente anticristiana observamos en todas las tesis de
los Apóstoles del Evangelio Maligno de la Reforma Protestante que todos ellos
hablaban siempre de Cristo, pero que de Jesús se servían sólo de referencia,
olvidando que Cristo es el Nombre Nuevo que le dio Dios a su Hijo Jesús, de
manera que de no haber habido Jesús no hubiera podido nacer el Cristo.
Sabemos por la Doctrina de nuestra Santa Madre Iglesia
Católica que el Hijo y el Espíritu Santo se hicieron un único
Ser. Porque antes de su Encarnación se puso en Duda que el Espíritu Santo del
Padre viviera en el Hijo. Más aún, toda la Tama de la Caída, la Traición de
Satán y sus aliados en el Homicidio de Adán, hijo de Dios, tuvo en esta Duda su
fuente. ¿Cuál sería la respuesta del Hijo Amado de su Padre a la Prohibición y
Pena de Muerte correspondiente contra todo el que hiciese de la Guerra,
Fruto del Árbol Prohibido, su pan de cada día?
La Creación entera mantuvo durante los próximos milenios
su corazón en un puño, el aliento contraído hasta ahogársele el pulso, a la
espera de la respuesta del Hijo Amado de su Padre. La RESPUESTA de Jesús la
conocemos, y fue decir delante de Cielo y Tierra: “YO SOY JESUCRISTO, quien me
ve a mí ve al Padre”. De aquí que la Iglesia escribiese: El Espíritu Santo es
Dios. Ergo: El Hijo es Dios, el Padre es Dios; dos Personas, un Único Dios
Verdadero.
Borrando esta Unidad Perfecta entre el Padre y el Hijo en
el Espíritu Santo, en razón de lo cual todo lo que viene de Dios viene del
Hijo, Unidad cuya Inteligencia no fue entendida por la Iglesia de Bizancio, que
quiso en su orgullo para llegar a Dios quitar de en medio a su Hijo, siguiendo
cuya regla herética, que le costara a la Iglesia ortodoxa Bizantina su
Destrucción, el nuevo evangelio protestante, más sutil en su potencia retórica
repitió el mismo argumento pero separando a Jesús de Cristo, de tal forma que
el hombre tiene por Modelo a Cristo, el hombre, pero no a Jesús, el Hijo de
Dios, olvidando de esa manera maligna que no hay división en el Hijo, pues
ÉL es Jesucristo.
Es por esto que en sus Tesis se habla siempre de Cristo,
pero nunca o lo menos posible de Jesucristo. Esta razón herética la hemos visto
en las Tesis precedentes del apóstol protestante suizo, y la seguiremos
encontrando en nuestro camino como piedra maligna cuya naturaleza es hacernos
caer a los pies del Sembrador Maligno.
Siguiendo con su evangelio herético el sembrador suizo de
la Cizaña del Odio en cuyas ramas permanecería Europa hasta la Segunda Guerra
Mundial, escribe en su 31 tesis:
31.-La excomunión no puede ser dictada por una sola
persona, sino por la Iglesia, es decir, por la comunión de aquellos con quienes
convive el posible excomulgado juntamente con el que vigila, o sea, el pastor.
El Origen de la Excomunión reside en el Testamento del
Señor a su Esposa, a quien le da el Poder de “perdonar los Pecados”. Las
palabras son: “Lo que ates en la Tierra será atado en el Cielo, y lo que
desates en la Tierra será desatado en el Cielo”. De donde se ve la Unidad que
Dios engendra entre Esposo y Esposa, que los Apóstoles del Evangelio de
los Santos traducirá en la Unidad entre Cuerpo y Cabeza. Cual Cuerpo
y Cabeza son una sola realidad, así entre el Señor y su Casa.
Este Poder Supremo le es dado al Jefe de los Pastores de
sus Rebaños, San Pedro. No sin antes Unir a todos sus Hermanos en el Sacerdocio
a Él, Cabeza de todos. Y será por esto que la Excomunión en la Historia es
firmada y sellada por el Sucesor de San Pedro pero en la Unidad con todos
sus Hermanos en el Sacerdocio Pastoral. Y solamente es firmada contra quien
haciendo del Poder del Perdón de los pecados su panacea cae en el delito del
templo que Dios destruyó. A saber, “pago el precio del delito antes de
cometerlo y con el precio compro el perdón”.
La Hipocresía Maligna en la que se instaló el Templo
Antiguo no podía ser más escandalosa. No sólo delante de Dios, sino también
delante de los hombres, como se ve en el episodio de Antíoco
IV Epífanes. Porque independientemente de la malignidad en la reacción
del Seleúcida, la repugnancia que a los pueblos
gentiles le provocó la existencia de un sacerdocio que se proclamaba santo y
único verdadero entre las naciones, y ver que entre esos santos se devoraban
vivos por ser el administrador del tesoro del Templo…
Luego el Poder de Atar y Desatar, es decir, de la
Excomunión, siendo Sentencia que liga al Cielo con la Tierra, al Señor con el
Jefe de sus Pastores, pues es a San Pedro y a sus Hermanos en la Jefatura del
Cuerpo Pastoral a quien se le Lega este Poder Infinito, de ser puesto en las
manos de cada pastor daría como efecto la desintegración absoluta de ese
Cuerpo, pues una vez que cada uno se sirviera de un Poder que ata a la
Eternidad cada cual lo usaría acorde a sus intereses y nunca a los de Dios, que
es la Salvación del Género Humano.
De otro lado observamos que al Legarle este Poder a Pedro
lo hace el Señor en cuanto Jefe de sus Pastores, es decir, este Poder de Atar y
Desatar, la Excomunión, se refiere exclusivamente a la Actividad Pastoral, es
decir, a la Unidad de la Doctrina del Evangelio que bajó del Cielo para la
Salvación de la Tierra. De donde se ve que la siguiente tesis no bajó de
Jesucristo, quien en ningún caso fue el “Dios Oculto” de la Reforma. Leamos
32.- Solamente puede ser castigado con la excomunión
quien cause escándalo pública y notoriamente.
El Despotismo tiránico que reclama para sí el autor
de estas tesis no tiene límites. Pretende hacer del pecado de los hombres causa
de Condenación Eterna. Pide para sí este apóstol de la Cizaña maligna el Poder
de condenar a muerte aquí en la Tierra por pecados que el Sacerdote de
Cristo tiene el Poder de absolver, y quiere condenar al Infierno a
quien por pecados de conducta, que no se refieren a la doctrina pastoral, por
la Absolución sacerdotal son perdonados.
Zwinglio aleja al rebaño de Jesucristo de sus Pastores legítimos y le niega al Hijo de
Dios el Poder de Absolver o Condenar a los hombres en razón de sus pecados
cometidos no contra la Doctrina que vino del Cielo sino contra sus propias
almas.
La Excomunión se refiere a la Sentencia de Dios contra
Satán y sus hermanos en la rebelión contra el Espíritu de la Doctrina Divina
sobre la Igualdad en la Fraternidad de todos sus hijos. El Perdón de los
pecados se refiere a las ofensas que por nuestra conducta nos causamos un mal
contra nosotros mismos. Y por esto vemos que la Excomunión en la Historia de la
Iglesia se produce siempre en respuesta a las doctrinas teológicas que
pretendieron suplantar o modificar la Doctrina del Cielo. Jamás se firmó contra
los pecados a los que todos estamos sometidos por las circunstancias del mundo.
Estos pecados dependen de la absolución del pastor de casa. La Excomunión sólo
puede venir del Pastor de los pastores en comunión con sus hermanos en la Preservación
Apostólica sempiterna de la Doctrina de Jesucristo. De manera que quien sea
levantado en el Día del Juicio bajo esa Sentencia será sentenciado por ella a
la sentencia contra Satanás.
Innecesario decir que un Poder tan infinito que implica a
la Eternidad no podía ser dejado en las manos de un Individuo y de aquí que el
Señor ligara a San Pedro como Jefe de sus Hermanos en el Espíritu a la vez que
a todos les daba por Comunicación ese Poder que los une a Jesucristo y hacen de
Ellos en ÉL un Único Ser con Dios.
Para desgracia de los suizos el Poder Absoluto de un
Tirano le fue otorgado a Zwinglio y Calvino, quienes
no dudaron en condenar a muerte a todos los que se opusieron a su Siembra
Maligna, por cuya doctrina anticristiana se merecieron la Excomunión que el
Espíritu Santo lanzó contra los Enemigos de la Doctrina de Jesucristo
TERCERA PARTE
LA SEGUNDA MUERTE: INFIERNO Y PURGATORIO
57.- La verdadera Sagrada Escritura nada sabe de un
Purgatorio después de la muerte. 58-. El juzgar sobre los muertos le
corresponde exclusivamente a Dios. 59.- Cuanto menos Dios nos ha dado a
conocer de estas cosas tanto más hemos de guardarnos de intentar saber algo
acerca de ellas”…
La Tragedia que la Caída del primero de los hijos de Dios
nacidos en la Tierra exportó a todos los hombres, con su Transgresión
abriéndole a la Muerte la puerta del Futuro de las naciones, en las mitologías
de nuestros antiguos recogido este acontecimiento como Caja de Pandora, fue una
tragedia de enormidad tan absoluta que el Cosmos entero se vio arrastrado
al filo del Abismo de su Destrucción. La elevación del Homo Sapiens a la
Filiación Divina se hizo desde un estado natural de alta dimensión sobre cuyo
terreno el Hombre plantó sus pies como señor entre y sobre todas las bestias y
todas las especies vivas. Su corazón y su mente tocaban las estrellas cuando
los hijos de Dios “no de esta creación” (en términos modernos científicos:
seres inteligentes de otros mundo), bajaron del Cielo, se acercaron
a los Hombres y sembraron en sus alma la Semilla de la Inmortalidad. Nada
había que hacer para recibir la Inmortalidad de la que ellos mismos ya
disfrutaban, era un Regalo de Dios a sus hijos, del Creador de los Cielos a los
hijos de la Tierra. Estas palabras: Infierno, Purgatorio, no entraban en el
Vocabulario de aquellos hijos de Dios, ni en el Diccionario de los hijos de los
hombres.
Con la Coronación del Primer Hombre que llamó Padre a
Dios y quien de Dios recibió su Nombre Nuevo: Adán, la Muerte quedó atrás. La
Inmortalidad era un Hecho. No había marcha atrás. La pérdida de la Inmortalidad
sólo podía venir como efecto de una Rebelión contra la Ley del Reino de Dios.
Obviamente en el corazón y la mente de la Generación de Adán, hijo de Dios,
rey, semejante Transgresión no le entraba en la cabeza, su Mundo era una
Creación Maravillosa y el Futuro de su Reino era Divino.
Pero no sólo en el Vocabulario y el Diccionario de los
hijos de Dios, incluyendo a nuestro Adán, las palabras Purgatorio e Infierno no
cabían: en el Ser de uno de entre todos ellos, cuyo Nombre era Jesús, y cuya
Cabeza vestía la Corona del Rey de reyes y Señor de señores de todos los hijos
de Dios, cada uno rey de su Mundo, semejantes Palabras no existían
siquiera en gestación.
¿El Infierno, qué era eso? Y sin embargo en la Sentencia
que Su Padre Amado firmó contra Satán, la cabeza de la Serpiente, se dicta el
Destierro por la Eternidad de la Creación de Dios. ¿Adónde iría este Condenado?
¿A qué lugar de las Tinieblas Exteriores que rodean al Cosmos sería desterrada
la Serpiente Satánica por siempre jamás? ¿Por qué esa Sentencia tan dura? ¿Qué
estaba sucediendo? ¿Qué había sucedido? ¿Por qué no tenía Perdón haber tentado
a Adán? ¿Qué evento se había producido para ser comprendido en el término de
Imperdonable por la Eternidad ante los ojos de Dios, que es
Amor? ¿Qué había hecho Satán para merecer del Padre Amado semejante
Condena de Destierro por la Eternidad de los términos del Cosmos?
En La Historia Divina de Jesucristo, Libro Segundo, narré
la Historia de las Guerras de los hijos de Dios durante los Días de la Creación
y cómo queriendo Dios Padre darle un Fin a aquella Situación revolucionó
el Acto Creador mirando a la Participación de todos sus hijos en el Espíritu
del Creador. No fue en vano que los condujo a todos al otro lado de las
Fronteras del Campo de las Galaxias y les descubrió el Abismo cubierto por las
Tinieblas producto de su destrucción del Cosmos Increado por ÉL mismo. Estas
Tinieblas cubren el Infinito en las tres dimensiones naturales. En su Centro el
Cosmos Creado por Dios se expande como un océano animado de existencia propia
duplicando sus dimensiones por la Eternidad. En el Exterior a estas Costas
la materia está muerta, un cosmos reducido a escombros extiende su cementerio
hasta el infinito. ¿Cómo sería ser arrojado a ese Abismo cubierto por las
Tinieblas, cayendo eternamente hasta poner los pies en el Infinito?
El Terror se apoderó de los hijos de Dios. La palabra
Infierno entró en el Diccionario de aquéllos por cuya causa se vio obligado
Dios Padre a enfrentarles a una Condena de Destierro de esa
Naturaleza. En la del Primogénito de todos el Hijo de su Padre, esta
palabra no halló casa; Su Corazón y su Mente estaba en la Creación de la
Tierra, y diciendo “HAYA LUZ”, la luz se hizo, acontecimiento que he narrado en
el Libro Tercero de la Historia Divina de Jesucristo.
Una vez separada la Tierra de las Tinieblas y creada la
Bóveda de las Constelaciones, Dios cerró la Historia de las Guerras de sus
hijos levantando la Ley de la Prohibición, bajo Pena de Muerte, es decir, de
Destierro Eterno de su Creación, contra quien se levantase contra su Imperio y
se atreviese a comer de la Fruta del Árbol de la Ciencia del bien y del mal,
esto es, hacer de la Guerra un modus vivendi.
Pasó lo que pasó. Y todos sabemos lo que pasó. Creyendo
aquellos hijos rebeldes (sobre quienes le dijo Dios a Moisés que se
acostaron con las hijas de los hombres y de ellas parieron a los héroes de muy
antiguo, produciendo del cruce de razas de distintas creaciones los
consiguientes males correspondientes); en la creencia de que el Amor de Padre
en Dios sería más fuerte en el Creador que el Juez en Dios, se alzaron contra la
Ley del Imperio , y usaron al primer Hombre como hacha declaratoria de guerra.
Cuando el Hombre comprende esto, su manipulación, en su desesperación implora
Venganza a Dios, y Dios, como Padre y como Juez, no sólo la concede sino que
jura Sentencia de Destierro Eterno contra “aquella generación de hijos
rebeldes”.
El Antiguo Testamente registra los Acontecimientos
de la Guerra entre Dios y sus hijos rebeldes por evitar que llegase a reunirse
ese Tribunal en el que la Sentencia sería Firmada Oficialmente. La salvación del
Homicida y Fratricida Satanás estaba en vencer al hijo de Eva por cuya
mano Dios satisfacería la Venganza clamada
por Adán.
Ya sabemos lo que pasó. La Venganza se consumó. El
Tribunal del Cielo, bajo la Presidencia del Juez, Dios Padre, se reunió, como
vemos en el Apocalipsis, y la Sentencia fue firmada. El Mundo Antiguo fue
juzgado. La Palabras que a través de sus profetas fue escribiendo Dios se
realizó. El Primer Juicio y la Primera Muerte alcanzaron a las
naciones del mundo antiguo.
Pero la Sentencia Final de ese Mundo fue dejada en las
Manos del Hijo de Dios, Jesucristo.
Luego, cerrando la cuestión del Purgatorio, las Naciones
del Mundo Antiguo juzgadas por aquel Tribunal presidido por Dios Padre, duermen
en su temblor a la espera de la Celebración del Juicio Final, en el que la
Segunda Muerte les alcanzará o….
Tremenda Responsabilidad la que Dios depositó en su Hijo
Amado: Condenar a Destierro Eterno a un Mundo cuyo Pecado fue por Herencia y
arrojado a los pies de los caballos de la Muerte vio su alma transformada en
campo maldito en cuyo suelo la Cizaña Maligna del Odio encontró suelo
bendito y parió el árbol de la Guerra.
Sin embargo Su Padre no podía ni quería dejarle de dar a
conocer a su Hijo Amado la verdadera Dimensión Monstruosa de la Prisión en la
que serían encerrados en el Infinito por la Eternidad los hijos de la Tierra
que fuesen condenados a la Segunda Muerte. Este Juicio Final sería Suyo.
El Juicio celebrado contra los hijos “no de esta
creación” ya estaba sellado. Y aunque liberado el Maligno durante un
tiempo en la Tierra, la Sentencia de Destierro Eterno era Irrevocable
y se cumpliría a su tiempo.
Esto dicho, ¿puede un Juez ser Perfecto si no conoce la
naturaleza de la Condena que dicta?
He aquí por tanto que quiso Dios conducir de la Mano a su
Hijo Amado para que conociese la Naturaleza de ese Infierno, natural al
Destierro de la Creación por la Eternidad. Y he aquí por lo que el Espíritu
Santo que vino del Hijo, en Nombre de Dios, bajó como Lengua de Fuego
y les comunicó a sus hermanos, nuestros Apóstoles, el Conocimiento
Vivo que vive en su Espíritu, y viviendo desde entonces en Ellos los condujo a
vivir y morir por la Salvación del Género Humano.
Al irse Ellos su Sabiduría, hablada en privado entre
los perfectos, permaneció en sus últimos discípulos, y engendró en la Iglesia
el Concepto de Infierno y Purgatorio, sobre los cuales no teniendo Imagen
Perfecta, pero siendo su Raíz de naturaleza Divina, permanece a través de las
generaciones para que todos luchemos por conquistar el Corazón de este
Juez Universal, pues la Vida en la Inmortalidad está en las Manos de nuestro
Salvador, Señor, Rey y Padre, y las almas de nuestro prójimo en las nuestras,
con nuestras obras, de pensamiento, palabra y acción, buscando conquistarlas
para el Amor de Dios.
Cuando dice la Reforma y
sus insensatos apóstoles que…
“La verdadera Sagrada Escritura nada sabe de un
Purgatorio después de la muerte. El juzgar sobre los muertos le
corresponde exclusivamente a Dios. Cuanto menos Dios nos ha dado a conocer
de estas cosas tanto más hemos de guardarnos de intentar saber algo acerca de
ellas”…
… no hablaba en ellos el Espíritu que descendió de
Dios, Padre e Hijo, y desde Pentecostés extendió su Mensaje de Salvación
Universal por toda la Tierra.
El Mundo Antiguo, en la dimensión de la Primera Muerte
aguarda el Juicio Final en el que se decidirá su Absolución o su Segunda
Muerte: reunirse con el Maligno en el Infierno. Hasta este Juicio ha querido
Dios que la Plenitud de las Naciones se levante e inclinando su Rodilla ante el
Juez Universal implore Misericordia para un Mundo arrojado al Imperio de la
Muerte por la Maldad de quienes habiendo alcanzado la Vida Eterna prefirieron
vivirla sin Dios a vivirla a la Luz de su Ley.
Que siervos corruptos y malvados usasen sus obispados y
papados para comprar esa salvación con metal, aprovechándose de la
ignorancia de los pueblos, no le quita ni le añade nada al Acontecimiento del
Sueño en que esperan la Segunda Muerte quienes vivieron el Primer Juicio.
No conocieron al Redentor y durmieron en sus faltas. Este mismo Redentor
será quien los levante para dar a conocer su Sentencia Final.
Quiera Dios que hallemos Gracia a sus ojos y la Plenitud
de las Naciones vengamos a ser Un solo Pueblo, y Unidos en un solo Reino
Divino alcancemos la Victoria más Maravillosa a que podemos aspirar: Conquistar
el Corazón de nuestro Creador para que su Palabra, origen de la Vida del Ser
Humano, en su Misericordia le dé al Género Humano, su Creación, la Vida Eterna
en su Absolución.
CUARTA PARTE.
EL CONFLICTO DE LAS DOS AUTORIDADES : LA CIVIL
Y LA ECLESIÁSTICA
I
Delante de Dios no hay necesidad de abrir el libro de la
vida de quienes diciendo venir en Su Nombre con los frutos de sus obras
demuestran la falsedad de su pretendido origen. Desde que la Inteligencia en su
forma primaria de Filosofía se elevó el pensamiento analítico, los pensadores
fuimos potenciados por el espíritu cristiano para concentrar nuestra
fuerza en las palabras y sin necesidad de penetrar en la vida íntima de sus
autores, resolver la Verdad que proyectaron sobre la Historia.
Nadie debe olvidar que todo lo que se hace en el Presente
repercute en el Futuro. Caminamos y vivimos en la Dimensión de la Historia
Universal. Una obra escrita permanece dando su fruto en el Tiempo. A la
Inteligencia que mana de Dios le toca entrar en su núcleo y ver su
naturaleza. Si su fruto es el Odio y la Guerra, esa obra no viene de Dios; si
es de Paz y Fraternidad, su Origen está en el Creador de toda Vida.
Así pues, y aunque en la cuestión de la vida
íntima de Zwinglio, como en las vidas de los
demás apóstoles de la Rebelión Protestante, los intereses de sus herederos
predominasen sobre la Verdad, transmitiendo al mundo unas biografías en las que
la paja fue arrojada y se nos presentó a los sembradores de los Odio
y de las Guerras que sembraron Europa en los siglos XVI y XVII
como mensajeros del Amor Divino; esta manipulación perversa de la verdad
Histórica dejada por ahora de lado, el hecho fundamental sobre el Origen
de sus Declaraciones Históricas, si de Jesucristo o del Maligno, sin
necesidad de echar mano de esos cuentos para discapacitados intelectuales que
son las biografías oficiales de Martín Lutero, Enrique VIII, Calvino y Zwinglio, por las palabras solas podemos abrirnos paso
hasta ese núcleo y determinar la verdadera fuente de la que manaron.
Los frutos están contenidos en las semillas. Las semillas
son el origen de dichos frutos. Independientemente de la mano que firme sus
declaraciones llevan en su seno una realidad histórica propia: abrir la cáscara
y ver el núcleo que hace de esa semilla un germen maligno o divino es la
función de todo espíritu de Inteligencia.
Fuese Zwinglio o cualquier otro
sujeto quien firmase las palabras que siguen, siendo la autoría un asunto
intrascendente en la relación a sus frutos, basta confrontarlas con la Sabiduría
por Dios desplegada en su Hijo para quitarle la máscara al cordero y ver en su
monstruosa realidad al lobo.
Leamos:
34.- El boato que ostentan las «autoridades eclesiásticas»,
como suele decirse, no tiene ningún fundamento en la doctrina de Cristo; 35.
pero, por el contrario, las autoridades civiles y seculares tienen poder y
fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo. 36. Ese poder
autoritativo que pretende ejercer la autoridad eclesiástica le pertenece, en
realidad, a las autoridades seculares, siempre que éstas sean cristianas.
En la primera frase, la 34, el autor se viste de beato
invocando la sencillez de los Apóstoles. Innecesario decir que la Rebelión Protestante
se basó en una Corrupción de los Siervos de la Esposa del Señor, corrupción
visible a todos los ojos y expuesta al escándalo en la contiende de Savonarola contra Alejandro VI. De tontos
es decir que de haberse el Colegio de los Pastores Romanos sometido a la
Reforma que el Espíritu Santo le pidió en los Concilios de Basilea y Constanza
dicha situación de corrupción perversa no hubiese degenerado en la Pornocracia de los Obispos de finales del XV y
principios del XVI. Más de necios es todavía creer que aquella Pornocracia fue exclusiva de la Curia Italiana.
La Pornocracia de los Obispos Alemanes
superó con creces a la de los Obispos Italianos. Lutero hubiera
debido quitarse la Viga del ojo antes de escandalizarse por la paja en el
ojo ajeno. Pero nadie es perfecto cuando el verdadero motor de su vida es la
ambición. Ambición de ir a más que en Lutero tocó techo con su puesto de
Profesor Universitario, y en el caso de Zwinglio con
su puesto de párroco alpino. ¡Demasiada estrecha la camisa para tanto músculo!
El boato de las «autoridades eclesiásticas», no fue
en absoluto un invento del Obispado. Vino con la propia Civilización Medieval.
El Vestido y sus adornos descubría la posición de cada cual en una Sociedad
Medieval estructurada en tres clases perfectamente delimitadas, a las que luego
se uniría la Burguesía, viniendo con ella a luz la Edad Moderna. Cada cual se
metía en el corsé natural que le correspondía a la posición social propia de la
época. Un rey sin su corona no era un rey; un obispo sin su mitra no era un
obispo. Los gremios obreros tenían igualmente su propia parafernalia. La única
clase social exenta de todo boato externo era la clase pobre; es decir, la
inmensa mayoría.
Aun en nuestros días la vestimenta marca la posición
social. Un militar sin su gorro no se entiende. Un juez sin su toga no es de
justicia. Un Papa sin su anillo no es Obispo de Roma.
Sobra decirlo pero hay que decirlo: De aquella
disposición contra natura a hacer del oro y la plata el fundamento de la
posición social vino la corrupción en todas las clases sociales del Medioevo.
Los hombres perdieron el sentido divino de su existencia. Despreciaron la
función providencial de su Labor en la Sociedad, donde nadie es más que su
prójimo porque cada cual tiene su labor providencial gracias a la cual la
Sociedad entera crece como árbol, fuerte, sano y robusto.
El mal no nació en las autoridades
eclesiásticas; se impuso en la Civilización durante la última etapa del
Imperio Romano, y fue recogido por el Imperio Bizantino, que cultivó este boato
en la Corte Constantinopolitana hasta hacer de él una ciencia, la más sagrada
de las artes.
No observamos en la época del Obispado Romano de Gregorio
I el Grande semejante boato a la Bizantina. El rastreo de la caída del Obispado
Italiano en esa curva de corrupción se detecta en el Siglo X cuando las
Familias Aristocráticas Italianas hicieron suyo el Obispado; acción que más
tarde las grandes familias alemanas imitarían y conducirían al grado de
perversión que descubrimos en la Alemania de Lutero.
Protesta, por consiguiente, muy loable contra el
boato de las autoridades eclesiásticas por Mandato Divino obligadas a
la Sencillez Apostólica, para la cual no existe el oro sino Jesucristo, su
Señor, de quien le viene la Grandeza y la Autoridad.
Pero si a esta protesta contra el boato de las
autoridades eclesiásticas se hubiese cernido esta tesis nada podría
decirse contra su autor. Desgraciadamente el autor suizo utilizó este defecto,
natural a todas las clases altas de su tiempo, para enseguida lanzar un ataque
frontal contra la Iglesia. Y decir contra la Esposa es decir contra Su Esposo,
Cristo Jesús, su Cabeza, ¿o es que se le puede romper a una persona una pierna
y no ofender a su cabeza?
Habló el cordero, enseguida habló el lobo, diciendo:
pero, por el contrario, las autoridades civiles y
seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo.
La astucia de la Serpiente es venenosa. Quiere hacer
creer que la autoridad eclesiástica tiene su Poder y Fundamento en el
boato de la Vestimenta y no en Cristo, y que habiendo despreciado este
Fundamento Divino las autoridades eclesiásticas pasaron a basar su Poder y
fundamento en ese boato. Lo cual es una falsedad absoluta.
El fundamento y poder de la Autoridad
Eclesiástica es Cristo. Que el obispo lleve oro o no lleve ni le añade ni le
quita nada a la Autoridad que recibe de Cristo, y solamente un bárbaro y un
ignorante pueden creer que una mano con Anillo es más preciosa que la Mano
Desnuda de Cristo.
La causa de la Rebelión legítima contra el boato de los
Siervos de Cristo tuvo lugar cuando ellos mismos dieron de lado la Mano Desnuda
de Cristo y prefirieron la mano con anillo. Aquí sí hubo legitimidad para una
Protesta. Pero usar esta legitimidad para cortarle la Mano a Cristo únicamente
podía tener Fuente en el Maligno.
La segunda parte de la Sentencia, las autoridades
civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de
Cristo, es de niños de teta. Basta recordar lo escrito: “Dad al César lo
que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”
Mas lo que este Rebelde pretendió fue quitarle a
Dios lo suyo, y en consecuencia escribió inmediatamente:
Ese poder autoritativo que pretende ejercer la autoridad
eclesiástica le pertenece, en realidad, a las autoridades seculares, siempre
que éstas sean cristianas.
Ignoro si quien lee esta Tesis tiene inteligencia o es
simplemente un repetidor de doctrinas que le llegan y toda su existencia se
reduce a servir de esclavo a un poder cuyo fundamento es la destrucción
de la Edificación por Dios de un Templo para la Adoración de su Hijo.
La Negación de la Doctrina de Cristo que Zwinglio hace es Absoluta. El Rechazo a la Palabra Divina
que ordena la existencia de ambos poderes, el Civil y el Eclesiástico, en Coexistencia
Cristiana Pacífica, es Total.
Zwinglio estaba llamando a la Teocracia, y aunque se negó a que se refiriera su doctrina
a la de Lutero, en este Capítulo ambos fueron hermanos de armas al servicio del
Sembrador Maligno. Únicamente al Maligno podía ser el Origen de una
Doctrina por la que se Niega el Evangelio de Jesucristo, que ordena la
Coexistencia de ambos Poderes.
Observamos que si bien al principio en Israel existieron
ambos poderes, Rey y Sacerdote, al final de su historia el pueblo Judío no
reconoció más que una Autoridad : la Teocracia del Templo, en cuya Autoridad se
delegó el Poder Civil y el Poder Religioso. Esa Teocracia fue la que causó el
enfrentamiento a muerte con el Poder Seleúcida,
y determinó la Independencia con los Macabeos, para regresar a la Teocracia en
su forma Monárquica con los Asmoneos.
Dios no podía permitir semejante invasión de un Poder por
el otro, y decretó la destrucción del Templo de Jerusalén.
Con el Advenimiento de Jesucristo se procede a la
Separación de ambos Poderes, que para siempre permanecerán en Coexistencia en
el seno del Reino de Dios, hablando para la Eternidad, y quedaría sujeto en la
Tierra a los conflictos naturales hasta que finalmente se llegase a esa
Coexistencia, enriquecedora para ambos Poderes, el Civil y el Eclesiástico.
Vemos cómo la Historia de estos Dos Milenios pasados ha
sido una Transcripción de estas luchas anunciadas en la Doctrina de Jesucristo.
El Capítulo de la Reforma Protestante significó una Negación de la
Doctrina Jesucristiana a favor del Poder
Civil, y queriendo hacer de la Esposa de Cristo una esclava al servicio de los
príncipes de este mundo, y porque lo hizo, la Reforma degeneró inmediatamente
en una Rebelión contra Dios: Padre e Hijo.
Los genocidios contra los Católicos acometidos por las
teocracias monárquicas protestantes, una imitación de la
Teocracia Asmonea elevada al modelo imperial, están escritos;
su delirium tremens final fue la Guerra de los Treinta Años; sin
embargo la Apoteosis Suprema Protestante no se realizaría sino en el siglo XX,
en el que los Odios sembrados en aquellos dos siglos protestantes dieron por
fin su fruto maligno infernal: las Guerras Mundiales.
A estas alturas de la Historia cualquier lector ve que la
Separación de los dos Poderes, el Civil y el Eclesiástico, y su Coexistencia
Pacífica al Servicio de las Naciones son la Base y el Fundamento de
nuestra Civilización Cristiana. La Historia les ha demostrado a las naciones de
Origen Teocrático Protestante que aquella Aniquilación de los Dos Poderes
Divinos, el Civil y el Eclesiástico, ni tiene ni tuvo ni tendrá más
sentido que la Destrucción de la Civilización.
La ambición de Zwinglio y sus
hermanos de armas por ser algo más que un profesor de teología y un sacerdote
de parroquia los condujo a la perdición.
II
Hablar de Poder Civil o Secular y del Poder Eclesiástico
nos implica en el Conocimiento Verdadero de la Estructura del Reino de Dios en
la Eternidad, Modelo de toda estructura social en el Universo. Pero
registremos su negación antes de proceder. Escribió Zwinglio:
37.- Todos los cristianos sin excepción deben
obediencia a la autoridad secular, 38.- mientras ella no ordene cosas
que vayan contra Dios. 39.- Por eso, las leyes de la autoridad
secular en su totalidad han de estar en conformidad con la voluntad de Dios, de
modo que protejan al oprimido, aunque éste no levante la voz.
Resolviendo en positivo lo negativo podemos decir:
“Todo cristiano le debe obediencia a la autoridad
eclesiástica… siempre que no vaya contra la Autoridad Civil creada por Dios… de
manera que procediendo ambas de Dios y estando ordenadas para la coexistencia
fraterna para la Paz de las Naciones ambas están sujetas al mismo Espíritu
Social Creador de la Civilización… que delega en la Autoridad Civil la
Administración de la Justicia y en la Autoridad Eclesiástica la defensa de la
Verdad Divina”.
Lo contrario, anular una de las dos Autoridades
levantadas por Dios para el Bien de Su Reino es un acto maligno cuyo fruto es
la Guerra.
Evidentemente todo hombre es ciudadano del reino de Dios
y como tal, independientemente de su posición social, pertenezca a la autoridad
civil o eclesiástica, toda conducta está sujeta a la Justicia, y viceversa, el
pensamiento de todos está sujeto a la Verdad Divina, de manera que quien se
cree más allá de la Justicia por pertenecer al cuerpo eclesiástico como quien
se cree no sujeto a la Verdad Divina por pertenecer al cuerpo
civil: ambos son reos de delito delante de Dios. Pues la
Justicia sin la Verdad es una quimera, la puerta a la corrupción, a la
dictadura y finalmente a la guerra civil. Y la Verdad sin la Justicia conduce al
despotismo teocrático de quien se sitúa más allá del bien y del mal y
creyéndose igual a Dios con su patología maligna pervierte la Imagen de Dios en
el Hombre.
Que a la autoridad civil o secular le corresponda ordenar
las leyes acorde a la Voluntad de Dios, como dice el Rebelde suizo, cuando ha
sido abolida la Autoridad eclesiástica en la que esa Verdad Divina vive y se
manifiesta, y esto independientemente de la conducta de sus representantes, en
esto siguiendo siempre la Sabiduría Jesucristiana:
“Haz lo que dicen, pero no imites lo que hagan”; seguir esta tesis de
concentración de las dos Autoridades Divinas por anulación de una es levantar
la Bandera de la Rebelión contra el Creador del Reino de su Hijo, quien ha
dispuesto una Autoridad Religiosa Universal o Católica y una Autoridad Secular
o Civil haciendo descansar en una la Verdad y en otra la Justicia. El fruto de
la Coexistencia de ambas es la Paz Jesucristiana,
es decir, sostenida por el Rey y Sumo Pontífice Universal: Jesucristo, en
quien ambas Autoridades se sustentan.
Por consiguiente, reducir ambas Autoridades a Una, es
alzarse en Rebelión Abierta contra la Corona del Hijo de Dios, el Único en
quien ambas Autoridades pueden existir y teniendo en EL su Tronco y su Fuente
ambas disfruten de la Vitalidad de su Naturaleza Divina.
La malignidad del Rebelde suizo se descubre en su
siguiente e tesis, cuando escribe:
40.- Solamente la autoridad civil tiene el derecho
de condenar a muerte sin provocar la ira de Dios. Pero puede sentenciar a muerte
únicamente a aquellos que pública y notoriamente escandalicen contra lo que
Dios ha ordenado.
Tesis en la que se ve la Abolición de la Doctrina de
Jesucristo, quien abrogó la Pena de Muerte diciendo:
“Habéis oído que se dijo a los antiguos: No matarás; el
que matare será reo de juicio”. Pero yo os digo que todo el que se irrita
contra su hermano será reo de juicio, el que le dijere “raca” será reo ante el
sanedrín y el que le dijere “loco” será reo de la gehenna de
fuego. Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar y allí te acuerdas
que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve
primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda.
Muéstrate, conciliador con tu adversario mientras vas con él por el camino, no
sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas puesto en prisión.
Que en verdad te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo”.
Doctrina en la que se ve cómo la Justicia es levantada
entre hombre y hombre, y se deja la Pena de Muerte al Tribunal de Dios, de
manera que aquí en la Tierra el espíritu de la Fraternidad sea el tribunal
entre el ofendido y ofensor, y el tribunal de justicia el que determine la
causa dada la imposibilidad de reconciliación. Tribunal Civil que es desposeído
del Poder sobre la Vida, que únicamente le corresponde a Dios, por cuya
desposesión y reversión al Creador de la Vida la Condena de Muerte queda abolida.
Restableciendo la Pena de Muerte como Poder Divino en las
manos de la Autoridad Secular los rebeldes protestantes jurando venir de Dios
se levantaron contra la Doctrina de su Hijo, quedando así condenados ante Dios
al seguir el ejemplo de Satanás, cuya Rebelión tuvo por causa el rechazo
de la Corona de Jesucristo.
No es en vano observar que en las naciones europeas
finalmente ganadas para la doctrina católica la Pena de muerte viniese a ser
abolida y permaneciese en las naciones donde la Rebelión Protestante se erigió
en Templo de la Autoridad Secular.
Mas lo que realmente descubre el espíritu maligno que en Zwinglio fue su fuente es en la segunda parte de su tesis,
en la que dice que la Autoridad Secular debe alzarse como brazo armado contra
quienes se opongan a su doctrina rebelde. Recopiemos:
… Pero puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos
que pública y notoriamente escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.
Primero dice que únicamente la Autoridad Civil tiene el
Poder Legítimo paras condenar a muerte, con lo que rechaza cualquier juicio contra
él por hereje; e inmediatamente dice que ese Poder Civil debe ser usado
contra los herejes que rechacen su Reforma Protestante. De donde se
entiende que quien dictará qué sea o no sea escándalo contra lo que Dios ha
ordenado será él; él Zwinglio, será Dios en la Tierra
por un día, y será él, el Dios suizo, quien decretará quien debe morir y quien
debe vivir acorde a su doctrina de lo que sea o no escándalo para Dios, ergo,
para él.
El techo que Zwinglio le puso
el techo a su ambición fue el trono de Dios. Él y sólo
él decretaba la Abolición de la Iglesia Milenaria Cristiana y se
erigía como el Dios cuya Palabra sería la Fuente sobre la que descansaría la
Vida y la Muerte en los territorios idólatras que le proclamarían su dios en la
Tierra.
En este espíritu maligno seguía avanzando hacia la
suplantación del Hijo de Dios en el Trono de su reino, diciendo:
41.- Si en forma justa la autoridad civil aconseja y
ayuda, consejo y ayuda de que rendirá cuentas ante Dios, está también obligada
a proporcionar el sustento corporal de quienes hayan sido por ella
juzgados. 42.- Mas si, por el contrario, las autoridades civiles
actúan al margen de la regla de Cristo es la voluntad de Dios que sean
destituidas. 43.- Resumiendo: El mejor y más firme gobierno legislativo
es el que rige conforme a la voluntad de Dios, mientras que el peor y más débil
gobierno es el que actúa sólo conforme a su propio arbitrio.
Siendo la pretensión de su ambición ser ese que dictaría
qué es la voluntad de Dios o qué no es la voluntad de Dios, tras echar mano de
su veneno amable y generoso que cuida de los condenados, inmediatamente levanta
la bandera de la rebelión a muerte contra quienes se opusiesen a su doctrina
divina; caso de dejarse destituir voluntariamente todos tan amigos, caso
contrario hierro y fuego, que si el Alemán estuvo dispuesto a prenderle fuego
al mundo entero en defensa de su verdad, el Suizo no lo iba a estar menos.
La tercera proposición permanece en la misma onda
maligna. El, Zwinglio, es el intérprete de la
voluntad de Dios, ergo, el mejor gobierno será el que se administre de acuerdo
a su criterio, y el que no, al infierno. ¡Un santo el hombre! Y cual
santo, siguió:
44.- Los verdaderos adoradores invocan a Dios en
espíritu y en verdad sin jactarse delante de los hombres. 45.- Los
hipócritas realizan sus obras para que los hombres las vean; pero ahora ya
reciben su recompensa. 46-. Así pues, los cánticos en el templo y el
predicar mucho, pero sin devoción y solamente para ganar dinero, son cosas
hechas buscando la alabanza de los hombres o por mero afán de lucro.
Quien pretendía ser un dios, para hacerlo debería robarle
al Hijo de Dios sus palabras. Lo cual nos dice que habiendo sido esas palabras
repetidas durante 1.600 años hasta hacerse aburrido el oírlas, que sonasen
nuevas en las orejas suizas, no queriendo calificarlas de orejas de burro, sí
que nos descubre el nivel de analfabetismo en que los Alpes vivían en
aquellos días. Analfabetismo que de un lado nos explica la discapacidad
intelectual necesaria para que esta semilla maligna encontrase tierra fértil. Y
del otro lado nos afirma en la naturaleza de la cama de corrupción sobre cuyo
colchón se había echado a dormir el Colegio de los Pastores del Rebaño del
Señor. De no haber dejado de cumplir con sus obligaciones de Vigilancia estos
sembradores del evangelio del Odio no hubiesen encontrado terreno donde plantar
sus Guerras de Religión.
Pero ese Sueño de los Obispos fue ya anunciado por el
Hijo de Dios Jesucristo en la Parábola de la Cizaña Maligna y luego confirmado
por ÉL mismo como Profeta Divino en su Apocalipsis, avisándoles que el Diablo
sería Liberado en el Segundo Milenio.
Mas el Tiempo para los mortales tiene un valor distinto
al valor que se sostiene por la Eternidad. Si para Dios un siglo es un día,
para nosotros un siglo es una vida. Y si para aquel que es Indestructible los
avatares de las guerras de los siglos son episodios cortos, a quien le basta un
virus para ser destruido: una sola línea de ese episodio puede ser una
eternidad sufrida. Fue por esto que quiso Dios que su Hijo viese esta realidad
humana sujeta a la Ley de la Muerte. Pues ¿cómo poder depositar en las manos de
quien no ha sufrido en su propio Ser esta Realidad el Poder del Juicio
Universal Final?
En esto sucede lo que con todas las cosas y todos sabemos
por experiencia. Ya lo decimos todos, no sabemos lo que es el dolor de la
pérdida de un ser queridísimo hasta que la padecemos nosotros mismos; hasta
entonces observamos a los que la sufren como si fuesen seres de otro mundo; de
repente la muerte pega en tu puerta y se te cae ese mundo tuyo tan
perfectamente blindado contra el dolor de los otros.
No quiso Dios que su Hijo se sentase en el Tribunal del
Juicio Universal sin conocer qué es la Vida del Hombre sujeto a la Ley de la
Muerte. Y de aquí que el Espíritu Santo dijese que “quiso Dios perfeccionar a
su Hijo”, llevarlo a la Perfección. Pues si antes dice Dios: “YO SOY DIOS y no
será Formado otro después de Mí”, revelando así como Padre que su Hijo no
pasará por el Camino que Él vivió hasta SER EL QUE ES, esta Determinación
Eterna no implica que su Formación como Rey, Señor y Juez fuese a quedar fuera
del Amor del Padre que educa a su Hijo para su propio Bien y el Bien de todo su
Reino.
Y a la vez haciéndole Hombre nos encarnó en vivo al
Hombre que El creó al Principio y en orden a cuya Existencia creó los Cielos y
la Tierra. De manera que no puede haber Hombre si no es a la Imagen y Semejanza
de su Hijo, y en este orden la Educación de todos los pueblos debe dirigir su
Edificio a la Formación de este Hombre, Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, en
cada uno de nosotros. Pues en quien Dios ve a su Hijo, Dios ve a un hijo, y por
este Amor disfruta de la Naturaleza de quien es hijo de Dios a la Imagen que lo
es su Hijo, por quien y en quien participa de la Vida según su Naturaleza
Indestructible.
Esta es la Doctrina con la que el Espíritu Santo
revolucionó la Historia, echó las bases de nuestra Civilización, la impregnó de
su Indestructibilidad y le comunicó su Invencibilidad. Si nosotros no podemos
ver la Imagen del Hijo de Dos en este Zwinglio, ¡cómo
podrá ver Dios en él a su Hijo Amado!
Basta leer la siguiente tesis para verlo así:
47.- Todo hombre debe preferir dejarse matar antes
que escandalizar al cristiano o hacerle caer en desgracia.
De donde uno se pregunta: Pues que él escandalizó a la
cristiandad entera, ¿por qué no se dejó matar y en vez de sacrificarse,
siguiendo el ejemplo de Jesucristo, prefirió matar a todo el que se le
opusiese?
¿Eso es lo que hizo Jesucristo: matar a sus enemigos?
Los crímenes de los Suizos están escritos, y aunque
justificados en que ésa era la Voluntad de Dios, matar a todo el que se
opusiese a sus ambiciones de ser “como los dioses”, el Día en que sean
llamados ante el Tribunal de su Hijo responderán de sus delitos. Porque
“Pedro, el que a hierro mata, a hierro muere”.
QUINTA PARTE
LA INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR Y REY
JESUCRISTO
Pues si tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo para
que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna en el Amor
a su Hijo; tanto amó el Hijo a Dios y al mundo que no dudó en sacrificarse como
Cordero para que en su Sangre todos hallasen en Él la Puerta a la Vida Eterna
abierta.
Y de no haberse Sacrificado como Cordero nadie hubiese
sido salvado. De no haber amado ese Hijo a Dios con fuerza infinita su Juicio
caería sobre todos los hombres sin ofrecer misericordia ni tener piedad en
razón de la ausencia total y absoluta de Esperanza de hallar en Dios un Corazón
Tierno y un Espíritu lleno de Compasión por la Tragedia del Género Humano.
Este Corazón y este Espíritu es el que el Hijo de Dios
descubrió en su Padre y conquistado por su Ternura y Compasión le glorificó
delante del Cielo y de la Tierra poniendo su Vida en sus Brazos.
Por esto dice el Salvador abriendo la Sagrada Cena:
Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo,
para que el Hijo te glorifique,
según el poder que le diste sobre toda carne,
para que a todos los que tú le diste les dé El la
vida eterna.
Esta es la vida eterna,
que te conozcan a ti, único Dios verdadero,
y a tu enviado Jesucristo.
Y en verdad la Imagen que se tenía de Dios en el mundo de
los Hebreos era la de un Legislador Todopoderoso y Duro la Transgresión
de cuya Palabra acarreaba la correspondiente Pena. El Poder de Dios, no su
Amor, era la pantalla que les cegaba los ojos.
La experiencia milenaria les había endurecido a los hijos
de Abraham el corazón y la mente haciéndoles imposible a Judíos y Paganos ver
en Dios a ese Maravilloso Creador de Cielos y Tierra; Cielos y Tierra en los
que la Manifestación de su Amor por la Creación se hace visible y llama a todas
las Criaturas a su Paraíso.
Para esto, para descubrirnos ese Corazón Divino en el
Todopoderoso Creador del Cosmos, nos envió Dios a su Hijo, quien siendo el Hijo
de sus entrañas conocía esas entrañas como propias. Fue por ello que Judíos y
Paganos, ambos forjados en el fuego de los milenios de las Guerras de los
imperios, teniendo todos una piedra por corazón, el Amor de Dios no podía
penetrar en ese escudo sangriento detrás del que todos se protegían de la
Maldición, que sobre todas las naciones pesaba desde los días de la Caída del
primero de los reinos que conociera la Tierra.
Romper ese escudo, echar abajo ese Muro, hacer que la
Verdadera Luz del Conocimiento Verdadero del Creador Divino llenase el vacío y
exterminase las tinieblas de la ignorancia que la Muerte había sembrado en
todos los corazones del mundo, esta Victoria únicamente el Hijo de Dios
podía entregársela a ese Padre Amadísimo Suyo, por Amor al cual ponía en sus
Brazos su Gloria, la Gloria del Rey de reyes y Señor de señores de su Imperio.
No es en vano pues que conociendo este Amor Todopoderoso,
de Hijo a Padre, Jesucristo dijera:
Ahora tú, Padre, glorifícame cerca de ti mismo
con la gloria que tuve cerca de ti antes que el
mundo existiese.
Gloria, en efecto, que vemos restituida y multiplicada
delante del Cielo cuando todos los Poderes de la Casa del Creador del Universo
y del Cosmos proclamaron con una sola Voz:
Al que está sentado en el Trono y al Cordero,
la bendición, el honor, la gloria y el imperio
por los siglos de los siglos
Así pues, El Padre sienta al Hijo en su trono como Dios y
Señor, de manera que la Adoración debida al Padre sea la debida al Hijo, y quien
no adora al Hijo no adora a ese Padre que le sentó a su Diestra para recibir la
Misma Adoración y Gloria que el Dios Creador de los Nuevos Cielos y la Nueva
Tierra, Señor del Infinito y de la Eternidad.
Es pues la Cena del Señor la Conmemoración de la Victoria
que revolucionó y reestructuró el Universo tal cual si a partir de Su Victoria
hubiese sido fundado de nuevo y desde ella reconfigurada en un Espíritu
Maravilloso la Creación: Hacer del Amor del Creador a su Hijo Jesucristo el
Fundamento de la existencia de todas las cosas.
Y quien no ama al Hijo de Dios no ama a su Padre, y no
entrará en su Paraíso, pues solamente los Ciudadanos de su Reino, cuyo Rey
Universal Sempiterno es ese Hijo, Jesucristo, entrarán en el Paraíso de Dios y
disfrutarán de la Vida eterna.
Aquellos pues que abominaron y abominan de la Cena del
Señor, la MISA CATÓLICA, y declararon y declaran la Misa ser una Abominación se
Rebelan contra esta Victoria, y porque condujeron a los Creyentes a las puertas
del Infierno por esta Rebelión responderán ante el Juez Universal, ese
Jesucristo en cuyo nombre, según ellos, abolieron la Misa y la declararon
un Invento de su Esposa, la Santa Iglesia Católica.
La MISA CATÓLICA fue inaugurada como Institución Sagrada
por el Hijo Todopoderoso de Dios, Jesucristo, cuya Voz Omnipotente fue
obedecida por los Cielos y la Tierra, y siendo reconocida por la Palabra del
Hijo del Señor: Espacio, Tiempo y Materia se ordenaron según su Palabra acorde
a la Sabiduría Omnisciente de su Padre.
La Cena Sagrada fue el Canto de una Victoria Eterna que
la Creación entera celebró con Alegría infinita y será Celebrada por la
Eternidad por todos los que le aman. Quien no celebra esta Victoria no entrará
en el Paraíso de Dios. Porque aunque la Esperanza de Salvación Universal es la
Gracia del Padre al Género Humano, el Espíritu Santo no dudó en decir:
“Esperanza que se ve no es Esperanza”. Palabra que los Enemigos de la
Esposa del Señor conjuraron y se rebelaron contra su Sabiduría sembrando en los
corazones y las mentes la Cizaña de la “Salvación por Predestinación” y por la
“Fe sola”, tal cual aunque siendo discípulos del Diablo por el conocimiento
racional de ser Cristo hijo de Dios, Jesús debe quitarse de en medio y
dejar pasar al Paraíso incluso a los “que violen a la Madre de la Iglesia, Santísima
Virgen María”.
Contra la Sabiduría de Dios que nos llama a mantenernos
en lucha constante por la salvación propia y de todos, creyéndose vencedores
del Diablo y la Muerte esos rebeldes que se levantan contra el Hijo de Dios
invocando a Cristo, conducen a los que le siguen a las puertas de su
Condenación eterna. Pero la Puerta a la Vida eterna del Paraíso es la Victoria
de Jesucristo, cuya Gloria se celebra en el Acto Sagrado de La Misa Católica, y
el que abomina de este Acto de Alegría abomina de Dios.
El Juicio del Rey sobre todos los que fuisteis y
permanecéis desligados de esta Victoria es de Condenación. Cada hijo conoce a
su padre, y como tal os digo que si no aborrecéis a quienes os condujeron a las
puertas del infierno, y permanecéis declarando ser la Misa una abominación, no
entraréis en el Reino de mi Padre. El Reino del Hijo de Dios es reino de
Alegría y Honor, Dignidad, Fuerza y Sabiduría, en palabras de Dios:
de poder, riqueza, sabiduría, fortaleza, honor,
gloria y bendición.
Teniendo pues en el Tesoro de la Palabra Escrita, que nos
ha legado por Revelación la Joya del Conocimiento Pleno de la Naturaleza de
Aquel que se sienta a la Diestra de Dios como Rey Todopoderoso, ¿quiénes
fueron ésos y quiénes son éstos los que aún, sabiendo que Dios ha glorificado a
su Hijo Amado hasta sentarlo en su trono, se atrevieron a confesar y confiesan
para su Condenación Eterna y de los que les siguen a las Puertas del Infierno,
las siguientes palabras?:
50.- Sola y exclusivamente Dios mismo perdona los
pecados por Cristo Jesús, nuestro Señor. 51.- Quien permita a la
criatura humana perdonar pecados despoja a Dios de su gloria para dársela a lo
que no es Dios. Esto es en el fondo pura idolatría. 52.- De aquí que
la confesión de los pecados hecha ante un sacerdote o simplemente ante el
prójimo no deba considerarse como perdón de los pecados, sino como solicitar
prudente y buen consejo.
Necios, hijos de una piedra, de inteligencia pervertida
que sólo reconocéis ser verdad lo que brilla con el color de las piedras, hijos
de bárbaros sin amor a la Civilización ni a vuestro prójimo, menos que vuestros
padres de las cavernas y más animales que los salvajes contra los que decretasteis
exterminio en nombre de vuestras confesiones malignas, puesto que como esos
animales que repiten mecánicamente las palabras que se les enseñan así vosotros
los versículos de la Biblia, sin entendimiento para comprender lo que con
vuestros labrios pronunciáis, ¿no habéis leído nunca lo que está escrito?
:
“Lo que atéis en la Tierra será atado en el Cielo”.
¿Acaso por unos siervos indignos, que serán juzgados por
sus delitos, puede ser abolido el Poder del Hijo de Dios? ¿Queréis destronar al
Todopoderoso Hijo del Creador del Cosmos en base a vuestra perversa adoración
sin límites hacia las piedras?
¿No sabéis que el Perdón de los pecados le fue dado por
Dios a Aarón y sus hermanos y sólo ellos podían perdonar las ofensas contra el
Cielo y la Tierra mediante un sacrificio sangriento, y que ese Poder no podía
ser abolido por la indignidad de los siervos sino sólo por Dios?
¿En qué entonces revolucionó el Hijo de Dios la Religión
sino en que mediante el Sacrificio de un Cordero Divino: permaneciendo el
Poder se abolió la Necesidad de sangre animal?
¿Acaso sois bestias sin inteligencia? ¿No leísteis nunca
lo que está escrito? :
“A quien le falte sabiduría pídasela a Dios”.
Pero vosotros ya erais sabios, y para alcanzar la suprema
felicidad sólo os faltaba el Poder, ¿y de quién obtenerlo sino quitándoselo al
Todopoderoso Hijo de Dios?
Vuestra locura corría pareja con vuestra ambición, así os
lo hará saber mi Padre el día que os llame a juicio para escándalo de esos
apóstoles vuestros que pretendieron abolir la Gloria de Dios cruzándole la cara
a su Hijo con el guante de la Fe Predestinada desde la Eternidad para vuestra
salvación y condenación de los demás.
Como bestias sin inteligencia esta osadía maligna os
alucinó el cerebro sin sesos que heredasteis de vuestros padres, y
aplaudisteis el orgullo de aquellos santones siervos del Diablo
que osaron abolir todo lo que el Hijo de Dios y su Padre edificaron para la
Salvación de todos los hombres.
Pero he aquí que el que no quiera Salvación, así se haga
su voluntad y siga a Satanás al Destierro, elegido por voluntad propia en
nombre de su Orgullo.
Mirad su locura, ¡un puñado de barro aspirando a sentarse
en el Trono de su Creador! Responderos a vosotros mismos, ¿no es locura
envidiar a Dios? ¿Qué tipo de patología se le debe diagnosticar a
quien sueña con arrebatarle al Hijo de Dios su Gloria?
El Hijo de Dios da y vosotros le decís: ¿Vade Retro
Jesucristo?
¿Acaso sois más grandes y sabios que el Todopoderoso Hijo
Unigénito del Creador del Cosmos quien sabiéndose negado por Pedro no se
atrevió ni por asomo a poner en duda la Sabiduría de su Padre Omnisciente?
Sin embargo vosotros no sólo pusisteis en duda esa
Sabiduría delante de la cual el Espacio, el Tiempo y la Materia se arrodillan,
sino que en desprecio a los Sucesores de aquel Pedro le negasteis y le negáis a
Dios el Poder de mantener su Elección. ¿Qué le responderéis al Hijo de Dios
cuando os llame a Juicio, que Él es el culpable de vuestro delito por no
haberle quitado a Pedro su Gloria el día que le negó?
Hijos de la Reforma, vuestra madre fue una perra bárbara
que se prostituyó en los montes y en los bosques con los que las violaban ¿y
vinisteis hablando de Santidad, vosotros bastardos habidos en la cama de una
zorra?
Desde el principio negasteis al Hijo de Dios y no
parasteis de alzaros contra su Corona hasta por fin declararos reyes sobre sus
pueblos y señores sobre sus rebaños. Celebrasteis vuestras orgias en guerras
malditas en cuyos ríos de sangre metisteis el cáliz que repartisteis hasta
emborrachar entre vuestros adoradores. El Juicio de mi Padre sobre vuestras
congregaciones será el del fuego sobre los valles secos.
Vuestros pecados son como una cordillera que baja hasta
los infiernos. Mientras subís buscando destronar al Rey de la Eternidad, os
hundís hasta los abismos donde tiene su trono Satanás. Así me ha dicho mi Dios,
el Rey: “Les he dado un tiempo, tú, hijo, levanta la Voz y que escuchen el
cuerno de la salvación hasta que se dé la orden de cerrar las puertas, las
vírgenes que no sean halladas dentro serán entregadas a las tinieblas”.
La Gloria del Hijo es la Gloria del Padre y como el Padre
le dio a Aarón y sus hermanos el Poder de perdonar los pecados, sacrificio
sangriento mediante, así el Hijo se la dio a Pedro y sus hermanos, pues Nada
hace el Hijo que no le sea mostrado por el Padre, y el Padre le muestra al Hijo
todo lo que hace, y según le ve hacer al Padre así hace el Hijo.
Por esto hubo un Juicio del Mundo Antiguo, y acorde a esa
Ley habrá un Juicio Final. Y el que se crea limpio de todo pecado que se
presente delante de ese Hijo Todopoderoso a quien su Padre le muestra el Hecho
de ser Dios. El que no se crea un dios, y no padezca la locura
de Satán, creerse capaz de medirse a un duelo con el Rey del Universo, que
corra y se agarre a un hermano de Pedro y le pida la absolución.
La Santa Madre Iglesia tiene abierta las Puertas del
Cielo y el que no entre por ella no conocerá la Luz del Paraíso de Dios.
¿Qué deciros? ¿NO leísteis lo que está escrito?:
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los aborreció,
porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo.
Hijos de bárbaros sin cerebro de hombres a la imagen y
semejanza de los hijos de Dios, el Mandamiento lo cumplisteis, y os será
reconocido delante del tribunal de Dios, “Honrad a vuestros padres” y en
honor a ellos, como ellos aborrecieron a los Apóstoles, así vosotros los
aborrecisteis en sus sucesores. Vuestros padres os arrancarán el corazón y os
maldecirán por haberos rebelado contra quien tiene el Poder de Salvarlos y por
vuestro Orgullo maldito los condenasteis sin remisión.
Este Apóstol suizo, como el Alemán y el Inglés
y el otro Suizo serán llamados a Juicio, acusados de venir de Satanás para
conducir a las naciones a las puertas del Infierno.
“El que esté limpio de pecado que tire la primera
piedra”. El que no, que corra, porque hay en la Tierra quien tiene las Llaves
del Cielo. Pues si grande es el delito por haber aborrecido a quien os dio a
conocer la Palabra de Dios, aún más grande se hace el delito por haber roto la
Unidad que en el Día de su Victoria el Creador de la luz que le da vida a
vuestros ojos le pidió a su Padre, diciendo:
Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en
mí por su palabra,
para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí
y yo en ti,
para que también ellos sean en nosotros,
y el mundo crea que tú me has enviado.
Vuestro pecado no es únicamente de ruptura de Unidad,
vuestro delito es sin límites, pues por vuestra División le habéis cerrado el
Camino a la Puerta de la Vida eterna a quienes por vuestra división despreciaron
la Salvación en el Nombre de ese Señor al que decís adorar. La Condena de esos
desgraciados pesa sobre vuestras cabezas, y el día que caiga y os aplaste no
conoceréis otra luz que la de la gloria de Satanás en los infiernos.
Yo, hijo de Dios, celebro la Gloria de mi Rey y al Cielo
levanto mi Canto. Qué bello fue tu Victoria, qué delicia de los sentidos tener
tu Corona delante. Como Oveja que corre tras su Pastor, como guerrero que
salta a la orden de su Rey, como pajarillo que hace su nido en las ramas
del Árbol de la vida, a nada le temo, nada me asusta, nada me inquieta. Tu
Nombre es la fuerza de todas las criaturas del Paraíso de tu Dios, en tu Trono
tienen todos los Ciudadanos de tu reino su Alegría y su Libertad. Mi
Felicidad es completa.
Tú, Rey, el Amor de Dios te rodea, sus Brazos son tu
Gloria, sus Ojos la fuente de tu Paz. ¿Qué queréis con nosotros, hijos del
Odio, adoradores de las piedras, señores de la guerra? No necesitamos nada, lo
tenemos todo. Vuestras pasiones y vuestras ambiciones son ríos que van a parar
al mar de los muertos. Sois fantasmas del Pasado, cadáveres escapados de las
fosas que se niegan a ser desterrados del valle de los vivos. No hay lugar
para vosotros en la casa de la Alegría. Odiáis la Paz y amáis las Riquezas.
La Igualdad que viene del Amor a Dios y al prójimo os
detesta. Es para vosotros como ramera con enfermedad mortal el gozo de la
Fraternidad en Dios, nuestro Creador. Sois dioses, queréis vivir como dioses, y
como dioses estáis dispuestos a matar a todo el que se levante contra vuestra
gloria mortal.
Pero yo he oído de Dios mi Rey una Voz llamando a la
Celebración de una Victoria que la Eternidad ha acogido entre sus brazos, y
como madre que adora a su pequeño lo arrulla con besos que no se agotan jamás,
así el Hijo de Dios es su Niño, su Gloria, y he aquí que todos los pueblos de
la Creación corren a unirse a la Conmemoración de la Fundación del Reino de
Dios.
La Creación ha aguardado expectante esta Fiesta por siglos
y siglos. Ya nadie se acordará del Juicio. Las lágrimas serán de gozo. Las
palabras de dicha. De los Desterrados no se hará mención. No vivirán sino en la
memoria de los Santos.
Sólo somos pajarillos en las orillas del Río de la
Vida. ¿Qué tiene que ver con nosotros la ambición y la pasión de esos locos que
sueñan con sentarse en el Trono del Hijo de Dios? Abrid las alas, amigos,
levantad el vuelo, hermanos, el Paraíso no tiene fin y dondequiera
que vayamos seremos bienvenidos. Todos somos Uno. Una misma Creación. Ciudadanos
del Reino del Hijo de Dios.
Mis pecados ya los lavé. Eran rojos como la grana y ahora
mi alma luce blanca como la lana. Jesucristo es la Puerta del Paraíso y la
Llave la tiene su Esposa, la Santa Madre Iglesia Católica. La llaman el Perdón
de los Pecados. Lo que Ella desata en la Tierra queda desatado en el
Cielo.
“Padre, he pecado de pensamiento palabra y
omisión”…
“Yo te absuelvo en el Nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”...
“Amén”.
Es el Poder que Dios les ha dado a sus siervos. Pero el
que esté limpio de pecado que tire la primera piedra. Aquella que ha sido
acusada de Adulterio es la Esposa del Señor. ¡Dios los coja confesados!
Y baste a cada día su afán.
SEXTA PARTE
LA NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y
SEMEJANZA DE CRISTO
53.- Si alguien ha acumulado bienes de fortuna por
medios injustos, dichos bienes no deben servir para beneficio de los templos,
los conventos, los frailes o las monjas, sino que deben ser destinados a
personas indigentes, o sea, necesitadas.
Es por tanto evidente que la Justicia es cosa de Dios, y
creo que fue su Hij0, es decir, Padre e Hijo, quienes dijeron que muchos se
sentarán en el reino de Dios mientras otros que se creían tener asegurado su
sitio en la Mesa del Cielo serán expulsados. Pues los hijos del mundo son más
listos que los hijos de la Fe. Dicho esto, comencemos.
Lo primero es que toda riqueza que procede del crimen es
un delito delante del Tribunal de Dios. A Dios no se le soborna. Dios no se
deja comprar. Al contrario, quien lo intenta o cree que puede, profundiza en su
delito. Así que lo primero que se debe hacer es no buscar la riqueza por medio
ilícitos en los que la sangre y el delito sean sus raíces. Matar con una
mano y querer ser absuelto por la otra mientras la mano sangrienta permanece en
su curso es imperdonable delante de Dios.
No fue absuelto de sus crímenes San Pablo sino porque la
mano criminal dejó su tarea homicida y se puso al servicio de la Vida.
Creer que se puede seguir matando y al mismo tiempo sirviendo a Dios no es
propio de los Santos, es cosa de bestias. Y las bestias no tienen parte en la
Mesa de Dios, porque en ésta sólo se sienta la Creación a la Imagen y Semejanza
del Hijo de Dios, el Modelo Sempiterno desde el que toda Imagen adquiere
su existencia. Y no creemos que esa conducta, con una mano me condeno y con la
otra me salvo, fuese lo que vimos en ese Hijo.
Observamos que esta conducta fue la propia del Templo
Antiguo, en el que el homicidio premeditado se pagaba por adelantado y con el
sacrificio de un animal el verdugo se pagaba la absolución. La perfección
maligna de ese sistema causó que Dios abominase del Templo de Salomón y
ordenase la destrucción del Sacerdocio aaronita.
Luego venir diciendo que es absuelto de sus delitos
quienes con una mano se enriquecen mediante el crimen y el delito en tanto que
dejen a favor de los pobres el fruto de su conducta malvada es sin duda alguna
restaurar en sus funciones el Templo Antiguo. La Reforma niega a Cristo y
resucita a Aarón.
La Santidad basa su Principio en el Nacimiento del
Espíritu de Cristo en el hombre.
En verdad comete un crimen inmundo quien habiendo sido
engendrados para mantener en vida el Modelo a cuya Imagen y Semejanza debemos
todos ser edificados, haciendo lo contrario de lo que se debe se convierte en
escándalo de muchos. “Por vuestra culpa es blasfemada la Gloria de Dios”, y no
se entiende que quien así hace crea que podrá sentarse en la Mesa del Paraíso,
lo mismo sacerdote que hijo de Dios, pues toda la Creación entera, sin
excepción entre unos y otros, ni por origen ni por Oficio, estamos sujetos a la
Ley Universal del Espíritu Creador por el que todos, sin excepción, somos
Ciudadanos del Reino de su Hijo, y como tales Ciudadanos vivimos a la luz de la
misma Justicia y Ley.
Querer ser la excepción a esta Ley fue la Causa de la
rebelión de la casa de los hijos de Dios liderada por Satán, sobre los cuales
dijo Moisés: “Generación de hijos rebeldes…”
La Justicia de Dios no se compra ni se vende. Los muchos
crímenes no pueden ser absueltos por Cristo en base a treinta monedas de plata.
Y no porque Cristo no tenga el Poder, sino porque su Espíritu es el de Dios y
Dios ha hecho de su Verbo la Ley.
Únicamente abandonando el camino del delito y el crimen
como medio de conseguir riquezas puede el hombre presentarse delante de su
Juez confiando en alcanzar la Gracia del Perdón. Y mientras se permanece
en el delito, querer buscar la Gracia mediante el ofrecimiento del fruto de la
sangre, sea al templo o a los pobres, como sugiere el autor de esta Tesis, no
salva al delincuente de su condenación.
Esta salvación, que la Reforma levanta, niega el Nuevo
Templo y Restaura el Templo Antiguo.
Otra cosa será que en base a la maldad de unos siervos
que eligieron el camino de Judas al de los Discípulos en base a la
participación en esa conducta maligna se sirviere la Reforma una causa bellis para levantarse en Rebelión contra quien
conociendo las Negaciones de Pedro bendijo la Elección de Dios. Bendición que
ese Hijo ya anunció al decir que su Padre era mayor que Él.
Contrariamente a esta Declaración, los Reformadores se
levantaron para declararse Superiores al Hijo de Dios. ¿A quién le
extraña, pues, que de esa semilla naciera el Nazismo?
La Doctrina Divina dice que únicamente abandonando el
camino del delito puede el hombre reconciliarse con su Creador y presentarse
delante del Tribunal de su Hijo con la esperanza de recibir la Gracia de la
Absolución Final.
Lo que le conviene por tanto a ese hombre que ganó sus
riquezas de forma ilícita es ganarse el perdón haciendo de esa riqueza la llave
a su silla en la Mesa del Paraíso, o sea, haciéndola en vida llover sobre
quienes tienen necesidad de quien les proteja frente a quienes siendo lo que él
fue no tienen intención de acogerse a la Gracia de la Fe.
Ahora bien es evidente que quien premeditadamente se
entrega a este camino se condena a sí mismo, pues querer usar la Gracia de Dios
para sembrar el mundo de sangre y desolación en las almas no
es propio de Cristo. Y precisamente es esta puerta de hipocresía
maligna la que abre la Reforma, o como diría su
primer apóstol: “!Peca, mata, asesina, roba, viola, y viola incluso a
la madre de Dios, porque la Sangre de Cristo lava todos tus delitos y
crímenes”. Si esto vine de Dios o del Diablo que cada cual lo defina.
Yo sólo sé, porque en su espíritu de Inteligencia me ha
engendrado quien me ha concebido para Dios, que sobre los tales pesa la
Condenación escrita para Satán. Quien premeditadamente busca las riquezas
ilícitas la esperanza puesta en que comprará su Juicio haciendo revertir
parte en los pobres, o en el Templo, es objeto de Condenación delante de Dios.
Y como todos sabemos, el Hijo hace lo que el Padre le muestra, y lo que el
Padre le ha mostrado es lo que El hace. Como Dios es Incorruptible, así su
Hijo. ¿A quién le extraña pues que la nación de Suiza, fundada sobre este
evangelio maligno, se haya convertido en la tesorería de la riqueza establecida
sobre el Crimen y el Delito? Pues que vive de la Sangre Inocente, esa Sangre
Inocente se levantará en el Juicio para condenar a la nación establecida sobre
ese fundamento maligno.
55. Quien diga que al hombre arrepentido no le es
perdonado este o aquel pecado; quien tal cosa diga no obra en lugar de Dios ni
de Pedro, sino de Satanás.
El arrepentimiento que no pide la Gracia de Cristo,
es decir del Perdón de Dios, que sólo Dios puede ofrecer, al no recibir la
Gracia de la Absolución Divina, la sola que libera al alma de los frutos del
delito, no puede operar la resurrección del hombre al que mató el delito. Por
lo tanto, yo, hijo de Dios, afirmo, contra este apóstol de Satanás, que el
Arrepentimiento que no se confirma en el Perdón de Cristo, que vive en el Templo
de su Esposa, queda expuesto a Juicio. Porque quien no acepta ni
quiere el Perdón de Cristo en la Tierra no puede esperar la Gracia de la
Absolución Eterna delante del Juez que como hombre rechazó.
El Arrepentimiento es la Llamada de Dios al Templo, donde
vive Cristo, para recibir su Perdón, gratuitamente, en razón del Poder que le
dio Dios a su Siervo, el Nuevo Sacerdocio instaurado por el mismo Jesús, su
Sumo Pontífice Universal Sempiterno, quien siendo la Iglesia su Cuerpo, toda
Ella participa de su Poder, concedido por Dios a Él, su Esposo y Señor.
Sin el Arrepentimiento la Gracia es semilla que cae en
tierra estéril, ciertamente. Pues quien busca el Perdón de Cristo sin
arrepentirse de su delito descubre ante Dios que permanecerá en su comportamiento,
y por la constancia en su delito se hace abominable a su Justicia, de manera
que engañando al Siervo no engaña a su Señor, que será quien le juzgará
finalmente, y ante Su Presencia deberá responder de la constancia en el
delito.
Al Siervo de Cristo le corresponde administrar su Gracia.
Es a su Señor a quien Dios ha investido de su Gloria poniendo en sus Manos el
Señorío sobre toda su Creación. Sin embargo, Dios no ha creado al Diablo, ergo:
los siervos del Sembrador Maligno no son su Creación. De no caer de rodillas
ante Cristo todo hombre se expone a la Condenación de “esa generación de
hijos rebeldes” de la que habló Moisés, y nosotros sabemos que fueron hijos de
Dios, Satán su Jefe, quienes creyendo que podrían poner de rodillas a Dios en
base a su Amor de Padre, fueron imitados por sus discípulos de la Reforma, quienes,
ganados para el Infierno, creyeron que podrían poner de rodillas a Cristo en
base al Conocimiento de ser Jesús el Hijo de Dios.
La Lógica de la Reforma fue maligna porque tomándole al
Hijo la Palabra, cuando dice que “el que cree en Él no es juzgado sino que
pasa a la vida eterna”, ellos le cogieron la palabra y predicaron que
independientemente de los crímenes y genocidios y guerras fratricidas libre y
voluntariamente acometidas, mientras se confiese que Jesús es el Señor anulan
el Poder de Dios para juzgar al Mundo. Esta Lógica fue la que condujo a aquella
generación de hijos rebeldes, “no de esta creación” como dijo luego San Pablo,
a declararle la Guerra a Dios en la creencia que el Amor del Padre por sus
hijos anularía en Dios su Justicia.
De nada vale el arrepentimiento, entonces, si no es
confirmado por el Sacerdote de Cristo, que vive en el Templo de su Esposa. El
Arrepentimiento sin la Gracia del Perdón, que llueve sobre el alma la
Reconciliación con Dios, su Creador, no da el fruto del Amor por el que la Vida
eterna entra en el ser y le levanta la cabeza delante de su Rey Divino.
Esta Verdad Eterna la prueba la alta criminalidad que los
Reformadores pusieron en acto, el fruto de cuya doctrina fue el Diluvio de
Sangre que cayó sobre las naciones de Europa.
Concluyendo, el Arrepentimiento no conduce a la Vida
eterna si no recibe la Gracia del Perdón de Cristo. El hombre no puede
perdonarse a sí mismo ni perdonar a sus semejantes en lo que atañe a la vida
eterna. El hombre no es el Señor de la vida eterna, es Jesucristo, a quien Dios
ha sentado como Rey Todopoderoso en el Trono de su Reino
56. Quien solamente por dinero perdone ciertos
pecados hace causa común con Simón y Balaam y es un verdadero apóstol
del diablo.
La blasfemia en esta tesis es manifiesta. “Gratis lo
recibís, dadlo gratuitamente”. El Perdón de Cristo es ofrecido
gratuitamente por sus sacerdotes.
Al Primero de todos los Sacerdotes del Nuevo Templo,
Jesús, lo vemos perdonando los pecados sin pedir nada a cambio excepto aquel
“Vete y No peques más”. Ya vemos que acorde a la perversión de la Ley del
Templo Antiguo, quien acababa de pagar su absolución por un delito cometido con
la sangre de un cordero apenas el sacrificio consumado le pagaba al sacerdote
la compra de otro cordero a fin de absolverse del próximo delito. Esta
abominación es la que Dios anunció que echaría abajo y fue la abominación
contra la que su Hijo se levantó y le puso fin.
La Santidad no está en perdonar la multitud del pecado
sino en que se cumpla la Palabra: “Vete y no peques más”. De manera que
quien perdona la multitud del pecado al pecador labra su condenación tanto como
el mismo bruto que confía en salvarse haciendo del Perdón de Cristo una panacea
del crimen.
Acusar a Cristo de vender su Perdón es blasfemar contra
Dios. Y esto lo hace exclusivamente el Diablo y sus apóstoles.
Manipular la cuestión de las Indulgencias para Negar el
Poder de Cristo fue una Rebelión en toda regla contra el Señor del que decían
que mientras pronunciasen su Nombre podrían ser más malos que el mismo Satanás:
porque habiendo dado Dios su Palabra de que quien creyese en su Hijo Jesús pasa
de la Tierra al Cielo sin sufrir la criba del Juicio Final, manteniendo en los
labios Ese Nombre burlan a quien lleva ese Nombre y habiendo dicho su Padre eso
: ¡su Hijo no puede decir palabra contra ellos!
La Malignidad diabólica de la lógica de la Reforma se
manifestó en su clímax supremo en la Guerra de los Treinta años, pero no
alcanzó su éxtasis glorioso sino con la Segunda Guerra Mundial.
Las Indulgencias no miraron al Perdón de Cristo a los
vivos. Y por tanto que sus siervos perdonen los pecados, haciendo lo que es
debido, es independiente de que el pecador quiera satisfacer su delito haciendo
del fruto de su pecado una ofrenda a Cristo. Será Dios, en su Hijo, quien
juzgue a todos, siervos, hijos y pueblo. Ni el siervo puede dejar de
administrar el Perdón, ni el pueblo dejar de pedir esa Gracia. Quien quiera
usarla para burlarse de Dios, con Dios se enfrentará tras su Muerte. A ningún
hombre le toca juzgar a nuestros semejantes, cuanto menos juzgar a
Cristo.
60. No considero sea malo el que una persona
atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios. Pero determinar que se
ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano, sino diabólico.
La primera pregunta que unos se hace leyendo esta tesis,
como las otras, es la siguiente: ¿Pero quienes se creyeron que fueron ellos,
los malamente llamados Reformadores, para juzgar 16 siglos de lucha cristiana
por superar la ignorancia, salir de la barbarie y seguir haciendo el camino a
la perfección de quienes son conscientes de que han nacido para ser el Reflejo
Vivo de la Imagen del Hijo de Dios delante de todos los hombres?
Leyendo las obras de aquellos reformadores uno se queda
maravillado porque siendo lo contrario a la Imagen Viva de ese Hijo, como se ve
por sus guerras, sus odios sangrientos y sus condenas criminales contra quienes
no tuvieron su Lógica, aun siendo ellos lo contrario a aquel Jesús en el que el
Amor en la Defensa a la Verdad y la Paz, haciendo de la Palabra su única
Fuerza; aun siendo su antítesis, predicando el Odio, el Crimen, el Pecado, y
las Guerra de exterminio de sus enemigos, aun así exigieron ser llamados
DIVINOS, y ser tenidos por SANTOS.
Dice este hipócrita: No considero sea malo el que
una persona atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios.
¿Y quién se creía que era él para determinar delante de
Dios lo que es bueno y lo que es malo? ¿Tiene el Creador que ponerse de
rodillas delante de su Creación? Precisamente esto es lo que quiso hacer Satán.
Y creyendo que jugando con el Amor de Dios en tanto que Padre podría
conseguirlo se conjuró ad eternum a
rebelión abierta contra su Espíritu. Lo vemos en el encuentro de Jesús con ese
Satán. “Adórame de rodillas y te daré todos los reinos del mundo”.
Es lo que hizo Enrique VIII, ponerse de rodillas delante
de Satán y aceptar de su mano el Imperio que Jesús rechazó. Porque sabemos que
Su Imperio se lo otorgó Dios a los Reyes Católicos. Ni a Inglaterra, ni a
Francia ni a Alemania. Estas tres naciones se rebelaron contra el Imperio de
Dios en lucha contra el Imperio que el Infierno levantó para destruir a Cristo
en la Tierra mientras la Reforma lo mataba en el Hombre.
Así que ¿quiénes fueron estos hipócritas que abominaron
de sus padres y vinieron a prohibirnos a todos tener a los nuestros en nuestras
oraciones y pensando en que todos hemos sido expuestos a la Ley de la Muerte :
rogarle a Dios por sus almas?
¿Quién son estos hipócritas para imponer su ley de
abominación hacia sus padres y blasfemar contra la Iglesia por determinar actos
que sólo les competen a los hijos de quienes tenemos a nuestros progenitores
durmiendo a la espera del Juicio de la Eternidad? ¿Acaso queremos ver a
nuestros padres condenados al Destierro de la Creación? Parece ser que estos
hipócritas con el alma dura como una roca salida de las entrañas del fuego de
la tierra no permanecen en el amor a sus padres, y abominando de quienes les
dieron el ser una vez que los entierran borran de sus corazones su existencia.
Corazones perversos forjados en las fraguas del Odio de
la Reforma contra Cristo y su Esposa no dudaron en invocar sobre ellos la
Maldición de Dios sobre quienes arrancan de su Libro parte o capítulo:
“Yo atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la
profecía de este libro que, si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre
él las plagas escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del
libro de esta profecía, quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la
ciudad santa que están escritos en este libro”.
Estos hipócritas, hijos de bárbaros en guerra con la
Civilización Cristiana desde su mismo origen católico romano, para justificar
su maldad arrancaron del Libro de Dios partes y capítulos enteros, entre ellos
el de los Macabeos, sin el cual es imposible comprender los Prolegómenos
finales de la Prehistoria del Cristianismo, de un sitio, y de la Oración por
los padres que duermen, del otro. ¿No está escrito acaso? :
“Honrarás a tu padre y a tu madre”.
Y también:
“NO he venido a abrogar la Ley”.
Pero estos hipócritas SÍ vinieron a abrogarla, y negando
la Oración por los padres que duermen negaron el Honor y la Honra debida a
quienes nos pusieron en el Camino de la vida eterna y por ellos pedimos a corazón
abierto a quien nos ama como Padre Nuestro que como Juez tenga Misericordia de
los pecados que expuestos todos a la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal
todos, ellos y nosotros, cometemos.
Cada cual, por consiguiente, conoce a aquel que sirve, ¿y
quién mejor puede conocer a su padre que un hijo?
No fue siervo de Dios y menos un hijo quien
escribió: Pero determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de
lucro no es humano, sino diabólico.
El siervo conoce a su Señor, y el hijo a su Padre. Si al
Señor y Padre lo acusaron de tener demonio y servir al diablo, ¡qué se podía
esperar de los siervos de Satanás!
Justo lo siguiente:
61.- La Sagrada Escritura nada sabe de ese carácter
especial que finalmente se han apropiado los sacerdotes.
Niega que Cristo sea Jesús. Y aun siendo Jesús Dios
Verdadero de Dios Verdadero, niega que Cristo, el Sumo Pontífice del Nuevo
Sacerdocio, Cabeza de la Iglesia de los Sacerdotes, de quien recibe el
sacerdote su Realidad; niega que este Sacerdocio tenga carácter especial
alguno.
Niega que la Sagrada Escritura hable de este Nuevo
Templo, de este Nuevo Sacerdocio.
¿Quién sino Satanás puede negar lo que el Espíritu Santo
escribe en su Carta a los Hebreos? ¿Quiénes sino apóstoles de Satanás pueden
negar que Cristo es la Cabeza de la Iglesia y que siendo ÉL el Sumo
Pontífice del Nuevo Templo su Cuerpo es un cuerpo de sacerdotes a Su Imagen y
Semejanza?
En esta Tesis no sólo se niega que Cristo sea Jesús, se
niega que Jesús sea el Cristo, el Sumo Pontífice Divino que Dios le ha dado a
su Nuevo Templo, y de cuyo Carácter Especial, “dice el ignorante”, recibe su
Ser todo su Cuerpo.
La Sagrada Escritura está impregnada de la Venida de
este Cristo, del que en el Cielo como en la Tierra nadie, excepto los
confidentes de Dios, sabían quién sería. Ni el mismo Satán, ese que se
presentaba delante de Dios como quien anda por casa, lo sabía, de aquí que
cuando se encuentra con el Hijo de Eva no tiene ni idea de que está delante de
Jesús, el Hijo Primogénito de Dios, a quien él, Satán, conocía como el Rey de
reyes y Señor de señores del Imperio del Cielo en cuanto él mismo, Satán, fue
príncipe de ese Reino y tuvo por Rey de reyes a ese mismo Jesús. El Maligno no
tenía ni idea de quién era en verdad Ése que le dijo “VADE RETRO SATANÁS”.
El Cristo, que por la carne debía nacer de una hija de
Eva, fue Encarnado por el Todopoderoso Hijo Unigénito del Señor y Creador del
Cosmos. Antes de empezar el Duelo de la Venganza el homicida de Adán ya estaba
muerto. No lo sabía y se creía que se estaba enfrentando a un hombre nacido
como otro cualquiera. Y sin embargo la Ley era clara:
“De la sangre de un hijo de Dios, Dios reclamará Venganza
de la mano de otro hijo de Dios”.
He ahí el Misterio de la Encarnación.
Así pues, de haber sido elevado al Sumo Pontificado
Universal Cristiano un hombre nacido de la carne de otro hombre, el cuerpo
sacerdotal católico no hubiese podido participar del Carácter Sagrado de quien
por el Amor de Dios a su Creación vino a recibir como Nombre Nuevo : “Cristo”.
Porque tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo para
que por El fuésemos salvados. Y tanto amó el Hijo a su Padre que tomó para sí
ese Nuevo Nombre, para que en su Sangre, la Sangre de Cristo, su Sangre,
recibiese su Cuerpo Sacerdotal el Carácter Sagrado del Poder de Perdonar los
Pecados, el Poder más grande que existe sobre la faz la Tierra, pues es el
Poder de Dios de atar en el Cielo lo que se ata en la Tierra, y desatar en el
Cielo lo que se desata en la Tierra.
Negando al Cuerpo de Cristo este Poder, la Reforma negó
que Cristo fuese Jesús, y que no siendo Jesús el Cristo: el poder de perdonar
los pecados es cosa de hombres, no de Dios. Por lo que la Confesión queda
abolida como Sacramento y la Gracia que viene del Perdón Divino es despreciada
y blasfemada como una Abominación.
Lo dicho, de tal señor tales siervos. Si el señor llamó
al Esposo hijo de Satanás, ¿qué no iban llamar a la Esposa los siervos de ese
señor maligno?
Del Poder de Dios nadie se apropia. Dios los da a
los que ama para que manifestar su Amor a todas sus criaturas.
49.- El mayor escándalo que conozco es que se
prohíba casarse a los clérigos y, en cambio, se les permita, si abonan dinero,
tener trato con rameras.
Condenar por un hombre a toda su generación es creerse
Dios Todopoderoso y Omnisciente. Querer maldecir a toda una Civilización
en crecimiento de despegue de la Barbarie más profunda por una época de
corrupción es de Juez Inmisericorde, de Historiador sin humanidad.
Es por tanto curioso que en la época del célebre
Humanismo surgiesen la corriente más deshumanizadora y deshumanizante conocida
hasta entonces en la Civilización Cristiana, que hizo del hombre la bestia
más peligrosa, y en camino de convertirse en la bestia más letal que conocerían
los siglos por venir. No menos curioso es que los líderes del Humanismo no se
alzasen para desenmascarar a tales maestros del Odio, del Crimen y de la
Guerra Santa.
En esta Tesis este apóstol de la Reforma, siguiendo la
doctrina de sus hermanos en Satanás, niega una vez más a Cristo como
Cabeza de la Iglesia, niega que la Iglesia sea Creación de Dios.
Niega la Doctrina del Espíritu Santo, desde San Pedro y
San Pablo hasta San Agustín y Santo Tomás.
Niega que Cristo sea la Encarnación del Espíritu Santo,
que vive en el Padre y en el Hijo.
Y niega la Creación a la Imagen y Semejanza de Dios. En
este caso la Creación del Sacerdocio Cristiano a la Imagen de Cristo Jesús,
Sumo Pontífice, a cuya Imagen y Semejanza es engendrado en el hombre el
Sacerdocio Católico.
La Imagen es el Modelo desde el que se engendra el
Reflejo que le da vida al hombre. Habiendo Dios dispuesto que el Modelo del
Nuevo Sacerdocio fuese el Sacerdocio de Cristo Jesús, la Virginidad de Cristo
es parte del Carácter de su Cuerpo por Dios engendrado para la Adoración de su
Hijo delante de la Creación entera. Pues la Adoración que el Hijo le entrega al
Padre, en cuerpo y alma, es la Adoración que su Esposa le ofrece a Dios en su
Señor y Esposo.
El Rechazo a la Virginidad del Sacerdote es el rechazo a
la Omnisciencia, Todopoder y Sabiduría de
Dios Padre e Hijo que han dispuesto la Creación Sobrenatural de este
Cuerpo Santo en el que la Veracidad de Dios en el Hijo y del Hijo en Dios queda
establecida delante de toda la Creación para que la Mentira no vuelva jamás a
encontrar en su Reino tierra fértil.
El Sacerdocio Católico un Cuerpo Consagrado,
Sobrenaturalmente engendrado en la Concepción Virginal de Cristo, nacido para
ser el Templo Vivo en el que la Veracidad Divina del Hijo, cuya puesta en Duda
niega la Veracidad del Padre, esté presente por la Eternidad delante de
todos los Pueblos de la Creación.
La Iglesia Sacerdotal Católica, a la Imagen y Semejanza
de su Cabeza Sagrada, es el Templo de la Veracidad Divina.
Negar esta Sobrenaturaleza Sagrada
que hace del Sacerdote el Templo Vivo del Espíritu Santo, es negar el Poder de
Dios para engendrar este Cuerpo Sobrenatural que en alma y cuerpo le pertenece
a su Señor.
Lo demás, que haya quienes se queman y es necesario
dejarles que se casen, sin ser excluidos del Pueblo de Dios pero sin participar
de la Plenitud de Cristo, ya fue dicho por el Espíritu Santo. Lo otro, que
quienes se queman se declaren Enemigos del Modelo Divino que le ha dado Dios al
Cuerpo Sacerdotal de Cristo, esto es una Abominación que no viene de Dios sino
del Diablo.
Así que quienes caen tentados por la Serpiente y quieren
justificar su Debilidad blasfemando del Nombre de la Esposa del Señor sepan que
le declaran la Guerra a la Creación de Dios, quien dispuso que el Sacerdote
Cristiano tuviese en el Sacerdocio de Cristo Jesús su Modelo Vivo.
Todo lo que sea salirse de este Modelo no viene de Dios.
La Ordenación Divina mira a la Eternidad, no queda
disuelta una vez pasada la Tierra. El Sacerdote en la Tierra permanece
Sacerdote en el Cielo: Templo Vivo del Espíritu Santo en el que se manifiesta
la Veracidad de la Naturaleza Divina de Jesucristo, Rey y Señor.
Efectivamente, el que se abrase, que se case, pero no
exija seguir participando de la Plenitud de Cristo. Ahora bien, quien por Amor
a Dios quiere seguir trabajando para la Salvación de todos, tiene en el Señor
un Rey que por siempre le amará como a Ciudadano de su Reino.
Lo otro, que unos siervos ofendan su Oficio, y sean
escándalo para el pueblo, esto no le quita nada a la Creación de Dios, y sólo a
ellos se les debe imputar sus delitos. Ningún cristiano puede ni debe sentir
amenazada su Fe y la Fuerza de su Esperanza en razón de una corrupción aislada,
máxime cuando ya el Espíritu Santo nos dijo que la Fe, aunque acrisolada, se
corrompe. Esto hablando de aquellos en quienes se corrompe, pues si fuera en
todos no existiríamos ninguno de nosotros.
Asistimos en nuestro tiempo a la lucha entre esa
corrupción y la santidad. Que la Victoria sea del Señor, no lo debemos dudar.
Quienes deben temblar son aquellos que han usado el Oficio como Muralla tras
las que esconder sus crímenes.
Así que si malo es ofender a Cristo imitando a los peores
hombres, peor es levantarse contra Dios y rechazar a Cristo como Modelo del
Sacerdocio Cristiano. Estos tendrán y tendréis que responder delante Dios
cuando seáis llamados a Juicio.
Quiera Dios que os coja confesados, porque de la Unidad
que rompisteis tendréis que responder de las innumerables almas que
escandalizadas por vuestras guerras y crímenes fueron alejadas de la Puerta de
la Vida Eterna.
SÉPTIMA PARTE
LA DOCTRINA DEL ANTICRISTO
¿Qué es el Evangelio? ¿Es la palabra de un hombre que se
decide a moralizar por propia cuenta y riesgo y en su propio nombre sobre la
conducta moral de los demás hombres? ¿Fue Jesucristo una nueva especie de
Sócrates?
Las preguntas de esta especie podrían almacenarse en
nuestra mente. De hecho todas las respuestas que se buscaron y se hallaron
fuera de la Doctrina de la Iglesia Católica Apostólica Romana se dieron a
título particular, porque tomaron al Héroe del Evangelio por un santo más, un
hijo de Dios como otro cualquiera, o un sabio como tantos otros con un mensaje
particular y una visión muy concreta de lo que es el hombre.
En los casos más psicodélicos lo vieron como un mago, una
especie de curandero, un brujo y hasta un siervo de Satanás. El Espíritu Santo
cortó de raíz esas visiones que convertían a Jesucristo a sus intereses y
pensamientos, olvidando, unos por necedad y otros por estupidez, que no es Dios
quien debe servir al Hombre sino el Hombre quien es llamado a servir a Dios.
Cuando el autor de estas 67 Tesis escribe:
48.- Si alguien por debilidad o ignorancia se siente
escandalizado, no se le debe dejar en su debilidad o ignorancia, sino que es preciso
fortalecerle, a fin de que no considere pecado lo que no es pecado.
Escribiendo esto el autor, el suizo Zwinglio,
olvida que está hablando porque existe Jesucristo y al hablar de esta forma se
está refiriendo al Evangelio, reduciendo a ambos a la categoría de simples
productos de la realidad humana.
El Evangelio no es un producto humano, ni Jesucristo fue,
ni es ni será una producción del hombre. Jesucristo no fue un santón, ni un
mago, ni un sabio al estilo de los hombres. El Evangelio de Jesucristo no es un
Diálogo platónico, ni un tratado filosófico. Y quien olvida esto cae en el
abismo en el que cayeron los Reformadores; abismo de necedad, ignorancia y
estupidez en el que estas tesis se hundieron y arrastraron con él a los
analfabetos, brutos y en potencia, fratricidas en los que esa potencia se hizo
acto, como bien la Historia de los siglos XVI y XVII demuestran y ponen en
evidencia.
El Evangelio tiene su Origen en la Boca de Dios Padre.
Jesucristo, su Hijo, no paraba de decirlo, su Padre lo había enviado para
darnos a conocer la Doctrina de su Padre, que Él había escuchado de su Boca y
había guardado en su Ser durante los años de su vida en la Tierra.
El Evangelio no es invento del pensamiento del propio
Jesucristo. EL Evangelio no es un compendio mortal revolucionario que rompe con
la moral veterotestamentaria. Dios le da un Cuerpo a su Doctrina, la hace
Hombre. Cristo Jesús es esa Doctrina hecha Hombre, que habla con palabras de
Hombre para que todos los hombres la escuchen.
“El Verbo se ha hecho carne,
y el Verbo es la Palabra de Dios”.
Jesucristo es el Templo Vivo en el que la Palabra de Dios
vivió desde que le enviara a nuestro Mundo para darnos a conocer la Doctrina de
la Vida Eterna. Y antes de irse el Hijo le edificó a la Palabra de su Padre un
Cuerpo Vivo en el que esa Doctrina vivirá para siempre por la Eternidad: es la
Iglesia Católica, su Cuerpo, su Esposa, cuya Doctrina será el Evangelio de Dios
aquí en la Tierra y en la eternidad en el Cielo.
Diciendo lo que el Suizo dijo arriba, el autor rompe con
Dios y con su Hijo, reduce la Doctrina Divina a mera doctrina de hombres y
desde esa posición se alza como superior al propio Jesucristo, a quien quita de
en medio para ponerse él.
La Doctrina de Dios Padre es la Doctrina de su Hijo: la
Doctrina de Padre e Hijo es la Doctrina que vive en la Iglesia, entre los
hombres aquí en la Tierra, y entre los hijos de Dios en el Mundo del que bajó
Jesucristo, Rey y Señor sobre todos los pueblos de la Creación de Dios.
Como hombre, sin invocar al Espíritu de Dios, y hablando
para hombres sobre la conducta moral, las palabras del Suizo ni quitan ni
añaden absolutamente nada al Evangelio, es el sonido de un perro flauta que
busca fama y a través de la fama Poder para hacer lo que de siempre han hecho
los poderosos, vivir a costa del sudor de los demás. ¡Nada que objetar! Cada
cual, dentro de la Ley Natural, es libre para, sin salirse de la conducta
cristiana entre cuyos principios se dice vivir, aspirar a ser más perfecto. El
Problema surge cuando se pretende apartar la Doctrina de la Eternidad, dada por
Dios para todos los pueblos de su Reino y sus hijos, y sentar cátedra desde el
Trono del Hijo de Dios, que es lo que hace en Suizo en estas Tesis, para su Mal
y el Mal de quienes le siguieron.
Lo que es Pecado y lo que no es Pecado está Legislado en
el Evangelio. Cualquiera que pretende añadirle a sus Principios Divinos sus
propios axiomas morales se rebela contra el Supremo Legislador del
Universo, cuya Ley tiene su Origen en el Amor por su Creación.
Extraña forma fue la de los Reformadores de ser la
Manifestación Viva de ese Amor del Creador …. llamando a la destrucción
criminal de todos los Católicos. Por este Delito tendrán que responder ante el
Tribunal del Hijo de Dios.
De las Guerras que proclamaron contra sus hermanos de
Europa aquéllos Reformadores y príncipes que se declararon cabezas de las
iglesias nacionales, y desde ese status de divinidades entre hombres se alzaron
contra la Esposa de Cristo, ellos y sus pueblos tendrán que rendir cuantas
delante de un tribunal en cuya Ley el “NO comas, que el día que comieres,
morirás”, es Ley Sagrada. Porque aquéllos orgullosos hijos de bárbaros aun
conociendo que el Hijo de Dios prefirió morir a matar, no siguieron Su ejemplo;
prefirieron seguir el ejemplo de Caín, ser discípulo de Satanás y matar a su
propio hermano.
Nosotros sabemos que Dios es Amor, y Dios vive en
Jesucristo. Y no hay en este mundo ni la habrá en el mundo eterno quien nos
aparte de su Doctrina de Fraternidad sin límites entre todos los pueblos de la
Creación. Y cualquiera que siembre en el Reino de Dios la Semilla del Odio a su
prójimo es Enemigo de Dios y de su Creación.
Somos Creación de Dios, hijos del Barro, que por su
Infinito Poder ha levantado ÉL hasta hacernos partícipes de su Naturaleza
Eterna, y por su Amor de Padre Creador somos sostenidos en la Eternidad de su
Paraíso. Y cualquiera que levante el hacha de guerra contra su prójimo es reo
de Juicio.
Así pues, siguiendo con su Complejo patológico de
Superioridad Moral, no sobre los hombres, sino sobre el propio Dios Hijo
Unigénito, Creador y Padre Muestro, Jesucristo, el Suizo siguió escribiendo:
54.- Cristo ha soportado todos nuestros dolores y
padecimientos. Quien atribuya a los actos de penitencia lo que sólo es de Cristo
yerra y ofende a Dios.
De donde vemos que uno que no reconocía al Todopoderoso
Hijo Unigénito del Creador del Cosmos y Señor de la Eternidad, YAVÉ DIOS, como
Verbo de Dios, su DOCTRINA HECHA CARNE, anula con su Demencia Maligna la
Palabra de ese Hijo : “Vete y no peques más”.
Al contrario, siguiendo un Reformador a otro, queda
abolida la Penitencia y en su lugar se alza la Nueva Ley: “Peca, peca, peca,
hasta que te salga por los ojos el pecado, pues por la Fe todas tus inmundicias
son absueltas por el Poder de la Sangre de del Cordero de Dios”.
Y esta inmunda doctrina satánica se levanta como Reforma
contra la Sabiduría del Espíritu Santo que llama a todos a Resurrección
por la Gracia del Bautismo operada en el Alma y Ser de todos los hombres.
La Doctrina es firme. La Penitencia es el Acto de la
Voluntad por el que la caída en la Ofensa a Dios, a sus hijos y a los hombres
queda desterrada del alma. Nacida en esta Doctrina, la Iglesia Amada de su
Señor absuelve del Pecado, y le abre por la Penitencia la Puerta de quien
gustando lo bueno que es su Salvador, y el Amor que sobre su corazón en
cuanto Dios Hijo reposa, se vuelve con todas sus fuerzas para corregir sus
pasos y seguir tras las huellas de quienes desbrozaron el campo y abrieron
el Camino al Paraíso.
Olvidando esta Doctrina, pero conociendo a los brutos de
los Alpes, el Suizo se atrevió a hablar de Penitencia anulando la Doctrina del
Espíritu Santo, y siguiendo el ejemplo de sus hermanos de armas en la Siembra
Maligna de la Guerra Fratricida Internacional Europea, la de los 30 Años,
quienes por “la Fe sola” se abrían a todos los delitos, delitos a imputar a la
Sangre de Cristo, este Zwinglio abolía la Necesidad
de la Penitencia como acto personal de superación de la debilidad : en la
Promesa de resistir la Tentación y no rendirse jamás ante el Pecado.
Dice el siervo del Sembrador Maligno que la fuerza del
Cristiano no vale para nada, que seguir la Doctrina del “Vete y no peques más”
no fue una institución Divina. Al contrario, la Gloria de la Sangre de Cristo
se manifiesta, según aquellos siervos del Maligno, en volver a pecar, y pecar y
pecar, sin Temor ninguno al Juicio de Dios, porque la Sangre de Cristo le
perdona al Bautizado todos los crímenes a cometer después del Bautismo.
Jesucristo dijo “Vete y no peques más”. Los Reformadores
dijeron: NO seáis idiotas, ese Judío fue un chalado, iros y volved a
pecar, cuanto más, mejor. Porque mientras más pequéis más se manifiesta la
grandeza del Poder de la redención”.
Así hasta Adolfo Hitler.
Quien peca y no hace Penitencia, es decir, no pone
delante de Dios firme propósito de voluntad de no volver a caer en el abismo
que lo condujo a la Confesión, se expone al Juicio por Rebelión contra la
Doctrina del Evangelio.
A saber: el Bautismo es una Resurrección a una Vida Nueva
que engendra en la Creación un Hombre Nuevo en el que el Pecado, (la Ofensa a
Dios, a los hijos de Dios y a los hombres) queda desterrada por la eternidad.
El que Resucita por la Fe muere para el Pecado, hace de la palabra de su Dios,
“Vete y no peques más” su Ley, y tiene por Ley su Palabra: “NO comas, el día
que comas, morirás”.
Así pues, quienes habiendo sido Resucitados a la Vida
Eterna creen que la Fe los inmuniza contra el Fruto del Árbol Maldito, que es
el Odio, puerta al Fratricidio y la Guerra, se une a Satanás.
A quienes os dejasteis seducir por la Doctrina del
Anticristo, quiera Dios cogeros confesados y superada la Penitencia con
Victoria en el Día del Juicio, porque de otro modo se os juzgará conforme al
Tentador Maligno, a quien os entregasteis en este mundo a cambio de fama y
gloria.
Los que tenéis inteligencia, juzgad si hay alguna en la
siguiente tesis:
62.- La Sagrada Escritura tampoco reconoce otros
sacerdotes fuera de aquellos que predican el Evangelio.
¿Qué está diciendo? ¿Qué el sacerdocio no es una Obra de
Dios Padre e Hijo? ¿Qué el Sacerdocio de Jesucristo no fue Elección Santísima
de Dios? ¿Que el Evangelio no es otra cosa que una Moral Humana y en
consecuencia puede cualquiera hacerla suya y desarrollarla acorde a su
entendimiento y tiempo?
¿Entonces el más perverso y maligno puede predicar lo que
lee y por esa predicación ser llamado Sacerdote a la Imagen y Semejanza de
Cristo?
¿Quiere decir que no fue Instaurado un Nuevo Templo tras
la Destrucción del Antiguo y que cada cual puede erigir el suyo? Y que, ergo:
¿la Iglesia no fue Obra de Dios Padre, y no habiéndolo sido cualquiera puede
crear su propia iglesia una vez que Jesucristo hizo lo propio?
¿Acaso no anunció Dios antes de que sucediera la Obra Maravillosa
que iba a realizar, tal que si se la contase a quienes no la conocieron no
podrían creerse la Obra que iba a hacer?
¿Qué parte de la Fundación del Cristianismo desde la
Encarnación a la Resurrección no entra dentro de aquella Obra Maravillosa de la
que la Iglesia Católica ha sido Testigo desde el Principio a nuestros días y
seguirá siéndolo por la Eternidad? ¿Rechaza el Reformador la Encarnación, la
Necesidad de la Elección del Hijo de sus Entrañas Increadas para realizar esa
Obra Maravillosa que siendo ese Hijo “Dios Verdadero de Dios Verdadero” le
tocaba a Él en persona realizarla en Unión con su Padre?
Levanta Dios el Modelo del Nuevo Sacerdocio, a Cristo
Jesús, ¿y el Reformador rechaza este Modelo Divino?
¿No fueron elegidos uno por uno todos los Predicadores
del Evangelio por Dios en Persona? ¿Rechaza el Reformador la Necesidad de la
Elección Divina para el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza de Cristo Jesús, el
Sumo Pontífice del Nuevo Templo para la Adoración de Dios Padre?
Luego ¿Dios fue un Idiota absoluto, porque habiendo
podido dejar la predicación en las manos de cualquiera, alienando de su
Obra su Amor de Padre, entregó su Hijo a los lobos?
Las consecuencias de esta tesis eran inmundas, y su
malignidad se desplegó sobre los campos europeos haciendo diluviar sobre sus
pueblos una guerra mundial abominable, por la que tendrán que responder todos
los príncipes y los Reformadores delante del Tribunal Final del Todopoderoso
Hijo de Dios.
Pero, el Reformador no era un Idiota, aunque afirma serlo
Dios cuando escribe:
63.- Acerca de estos últimos ordena que se les
honre, o sea, que se les proporcione lo necesario para su sustento.
Como predicador de la Reforma, no del Evangelio, el Suizo
quería vivir del sudor ajeno. Y vivir como se merecía un Divino Predicador
de la Reforma protestante. Y como se vio, y sabemos que cualquiera podía
declararse “divino predicador del nuevo evangelio del odio contra el hermano
católico”, Caín vino a ser el Maestro a seguir, el Modelo del Nuevo Sacerdocio
Protestante.
En fin, el Infierno acepta en su reino a todos los
predicadores de las maravillas de la Guerra; mientras más veneno en sus bocas,
más grandes y gloriosos.
Así que desplegando el Infierno la bondad de su veneno,
regresa el Reformador a tirar en el barro la Doctrina de Dios, Padre e Hijo,
reduciéndola a una simple filosofía moral, diciendo:
64.- A todos cuantos reconozcan sus errores no hay
que castigarles, sino dejarlos que vivan y mueran en paz, y por lo que respecta
a los ingresos que como sacerdotes venían disfrutando, mírese esta cuestión con
cristiana caridad.
Como buen Suizo, para quien el Oro era la Madre del
Cordero de la Reforma, al sacerdote católico, si se reciclaba y dejaba de ser
basura a la imagen y semejanza de Cristo, no había necesidad de matarlo,
bastaba con dejarle que se muriera en paz, y una vez expulsado de su Oficio
tampoco había que dejarle morirse como a perro abandonado en la calle, como
buenos cristianos practicantes de la nueva caridad reformada, a ese hereje
confeso bastaría con echarle el pan duro que les sobraría a los “nuevos
predicadores divinos”, “cuestión de caridad cristiana”.
Al que no se reciclase, como lo contrario del Anticristo
es Cristo, y de la Vida es la Muerte: la tumba es lo que le convenía.
No debía olvidar el predicador del Evangelio del Odio que
es Dios, según su Doctrina Maligna, quien desde la Eternidad decreta la muerte
y la vida de todos, y siendo Él el único Culpable de la Muerte de todos, a ÉL y
sólo a ÉL se le debe imputar el Crimen contra los Católicos, de manera que el
que muere lo hace porque ésa es su parte en el Teatro de la Salvación, y quien
mata no comete crimen sino que se revela en él la mano de Dios para la gloria
de sus siervos cainitas.
Así que:
65.- Por lo que atañe a aquellos que no reconozcan
sus errores, ya Dios los juzgará conforme a su justicia divina. En
consecuencia, no deben aplicárseles castigos corporales, a no ser que se
comporten tan desconsideradamente que no haya modo de tratarlos de otra forma.
A medida que el Lobo se va acercando al término de su
“predicación” se va quitando la pelliza de oveja y comienza a soltar por su
Boca el Veneno de la Serpiente que condujo al Género Humano a la Ruina con
aquellas palabras malditas: “NO, no, que seréis como los dioses, conocedores de
la ciencia del bien y del mal”. Traduciendo. El que no hace la Guerra no puede
sentirse como un dios. Es en la Guerra y por la Guerra donde el hombre es
elevado a la condición de los dioses.
Innecesario decir que Jesucristo, rechazando ese Fruto
Maldito, dejó de ser “un dios”, estado eterno que los Reformadores
alcanzaron gracias a su Guerra de Odio a Muerte contra los Católicos.
Y obviando esta Realidad dice el predicador del Infierno
que Dios juzgará a quienes se resistieron a comer de aquella fruta maldita y en
lugar de proclamarse Rey se dejó conducir al Matadero del Calvario y de los
Circos Romanos. El Reformador aplaude a Caín y escupe sobre el cadáver de Abel.
Satanás era su Maestro.
En fin, no bastándole quitar sacerdocio y empujar a
Cristo fuera de su camino, se levanta como profeta también:
66.- Ahora ya han de humillarse todos los jerarcas
eclesiásticos y levantar la cruz de Cristo en lugar de alzar el arca del
dinero. Si así no lo hacen, se hundirán; porque el hacha ya está puesta junto a
las raíces del árbol.
En efecto, la Declaración de Guerra contra el Sacerdocio
a la Imagen y Semejanza de Cristo Jesús ya había sido firmada por Alemania y
los países de su órbita. Ahora le tocaba ser firmada por Suiza y Francia.
La Guerra era inevitable. El hacha ya había sido alzada para destruir el Árbol
de la Vida de la Iglesia Católica. El Reino Unido, Alemania y los Países Bajos,
los Países Escandinavos y Centroeuropeos, todos unidos, con Suiza y Francia,
contra el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza de Cristo; ni Dios podría impedir
que la Liga de las Naciones Protestantes en una Guerra de Treinta Años echase
abajo lo que a ÉL le costó dieciséis largos siglos levantar.
Tanto trabajo para nada. Tantos mártires ¿para qué?
Ellos, el Cuerpo del Anticristo, cuya Cabeza era Satanás,
el Diablo, la serpiente antigua, el Dragón que aterrorizó el Imperio del
Paraíso de Dios en Dos Guerras Universales antes de la Creación de nuestro
Mundo, ellos, los Reformadores y sus príncipes, iban a conseguir echar abajo el
Templo Vivo del Espíritu Santo de donde se expandió hacia todas las naciones de
la Tierra el Nombre del Hijo Unigénito y Primogénito de Dios: Jesucristo.
67.- Si alguno desea discutir conmigo acerca de los
intereses sobre el préstamo, el diezmo, los niños sin bautizar o la
Confirmación, me ofrezco gustoso a dar respuesta. Pero que nadie intente
discutir conmigo esgrimiendo argumentos sofísticos o aduciendo charlatanerías
humanas, sino que de antemano reconozca la Sagrada Escritura por único juez, a
fin de que se encuentre la verdad o se mantenga en pie, si, como espero, ya ha
sido hallada. Amén. ¡Que Dios sea con nosotros! Amén.
Jesucristo es el MAESTRO UNIVERSAL de todos los hijos de
Dios. ¿Acaso discutió ÉL con Satanás?
Sus Discípulos en el Espíritu de inteligencia, formados a
su Imagen y Semejanza, no discutimos con los siervos de Satanás.
CONCLUSIÓN
El que quiera salvarse, que se arrepienta y haga
Confesión y Penitencia, pues para esto ha dado Dios a conocer su Voluntad de
unificación de todas las iglesias, para que todas las iglesias hagan Confesión
y Obedeciendo a Dios corran y dejando atrás las doctrinas con las que fueron
engañados por el Diablo, a quien acogieron como Maestro y Señor, se hagan una
sola cosa con la Iglesia Católica, Tronco del Árbol de la Vida, cuyo fruto es
la Fe de Jesucristo, cuya Doctrina se reduce a un único Principio: “Ama a Dios
sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo”. Porque el que Odia al
prójimo no ama a Dios, y quien no ama a Dios no entrará en el Paraíso.
El que se quiera exponer al Juicio del Todopoderoso Hijo
Unigénito de Dios, que se exponga. Pero recuerde la Doctrina de Dios:
“Señor hicimos en tu nombre muchos milagros”.
La Respuesta fue:
“Apartaos de mí, hacedores de maldad,
iros al Infierno con el Diablo”
El que ama a Dios, ama a su prójimo. Y el Odio es lo
contrario al Amor.
Dios es Amor, pero también es un Fuego que en su Celo por
su Creación devora todo lo que se acerca para destruirla.
NO hay Salvación para las iglesias fuera de la Obediencia
a la Voluntad Unificadora de Dios. Las “vírgenes” que no sean halladas dentro
de la Casa del Esposo, sirviendo a la Esposa del Señor, no entrarán en el
Paraíso de Dios.
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