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 CRISTO RAÚL CONTRA EL ANTICRISTO
          EN EL
            NOMBRE DE JESUCRISTO
                   “Que no
            sea hallado en la Tierra lugar para Satán”
                   
             
 LIBRO PRIMERO. “LA BIBLIA
            SOLA” CONTRA LOS DIVINOS DE WESTMINSTER                                                                                         
                   EL ARGUMENTO DEL
            DIABLO                                                            
             LA PROVIDENCIA DE
            DIOS EN LA CAÍDA Y EN LA IGLESIA ACORDE A LA ASAMBLEA DE LOS DIVINOS                                                
             DIOS ES EL
            VENCEDOR                                                                          
             LA LIBERTAD DE LOS
            PREDESTINADOS A LA RAZA SUPERIOR DE LOS ELEGIDOS
                 EL ESPÍRITU DE LA
            VERDAD                                                                  
             EL DERECHO DIVINO
            A LA LIBERTAD Y EL DEBER DE LEVANTAMIENTO CONTRA LA TIRANÍA                                                                                       
             VADE RETRO SATANÁS
                 
 LIBRO SEGUNDO. LA INTERPRETACIÓN SOLA. CONTRA ZWINGLIO. EL VENENO DE LA SERPIENTE. ANÁLISIS Y REFUTACIÓN DE LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO “LA ESPADA Y LA PALABRA” 
             LA DOCTRINA DE LA EXCOMUNICACIÓN JESUCRISTIANA 
             LA SEGUNDA MUERTE: INFIERNO Y PURGATORIO  
                 EL CONFLICTO DE LAS DOS AUTORIDADES: LA
            CIVIL Y LA ECLESIÁSTICA
             LA INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR  
             LA NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE CRISTO 
             LA DOCTRINA DEL ANTICRISTO  
             
 LIBRO TERCERO. CONTRA EL CALVINISMO: ANÁLISIS DEL SÍNODO DE DORT
             
             
             Al lector:
                 A quienes Dios ha bendecido leyendo esta Respuesta
            se encontrarán con un término “Jesucristiano, Jesucristianismo” que os parecerá algo novedoso, como si yo
            quisiera desmarcarme del Cristianismo.
            Nadie se confunda. No hay ninguna novedad. La fuente del Origen de mi
            Pensamiento es Jesucristo. ÉL es la fuente de  todo el que cree y viene de ÉL. Ya sé, Su Nombre es usado por muchos para darles a sus
            pensamientos y doctrinas  un Sello
            Divino, cuando la Verdad es que el Origen de sus doctrinas y pensamientos es su
            propia cabeza. Pero yo sigo aquí al pie de la letra la Doctrina del Espíritu Santo,
            que desde el Principio dejó claro que Jesucristo es la Cabeza de todo hombre.
            Entiendo que mi cabeza, en lo que se refiere a su Inteligencia, es ÉL, y por tanto mi Pensamiento no es mío sino que es Suyo.
            El Creador es Todo en su Creación, el Hombre es la  manifestación de su Existencia.
             Pero antes de seguir aclarando esta Unidad entre
            Espíritu y Carne, entre el Creador y su Criatura, quiero asentar la Concepción
            del Espíritu Santo en la que he sido formado por mi Creador.
             Dios le dio un Cuerpo Visible y Eterno a su Espíritu. Ese Espíritu descendió de su Ser y transfiguró la Existencia de aquéllos Doce Hombres que fueron engendrados a la Imagen y Semejanza de Dios Hijo Unigénito para participar en Él de toda su Gloria. Este Espíritu Santo es del que decimos que es Dios. Y que, partícipe de la Gloria del Hijo de Dios, gobierna y administra Su Reino para la Felicidad de toda la Creación; una Felicidad que fue rota y expuesta al horror de la Guerra por la Envidia de un hijo de Dios que soñó con poseer esa Corona, que únicamente puede ser ceñida por quien es Dios Verdadero. Es por esto, para que la Verdad Eterna de esta Realidad se situase más allá de toda Duda, que YAVÉ DIOS, siendo su Hijo Jesús quien dijo: HAYA LUZ, HAYA FIRMAMENTO, etcétera, escribió: DIOS DIJO; Y ASI SE HIZO; DIOS DIJO; Y ASÍ FUE... De esta manera, desde el Amor pero desde el Temor, declaró la Duda sobre la Veracidad Divina de su Hijo Jesús ser una declaración Total de Guerra contra ÉL: su Padre Eterno. Dudar de la Veracidad del Hijo es Dudar de la Veracidad de Su Padre, y negando la Veracidad del Hijo se declara por Mentiroso a quien dice de ÉL: DIOS DIJO, DIOS HIZO. Sin ir más lejos vemos que YAVÉ DIOS vuelve a escribir en su Libro, hablando sobre la Genealogía del Cristo: "Hijo de David, hijo de Abraham, hijo de Noé, hijo de Adán, hijo de Dios". Descubriéndonos así que quien dijo: “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”, era su Hijo, quien invitó a todos los hijos de Dios, no de esta creación, a participar en la Formacion del Hombre a la imagen de ellos, es decir, un hijo de Dios. Pues como sabemos, Dios es Increado; o lo que es lo mismo, Dios no puede ser creado. De
            donde se ve que el Hombre, y toda criatura, es  creada para ser hijo de Dios, y dentro de esta Filiación tiene toda la Creación su Felicidad.
             Pero la Envidia, a saber, querer sentarse en el Trono del Hijo de Dios, condujo a Satán a arrastrar a la Creación a una Guerra Universal, y eligiendo hacer de la Tierra su campo de Batalla el Género Humano fue atrapado en su infierno. La Ley del Espíritu Santo era firme, todopoderosa e
            Incorruptible: “No comas, o morirás”. Pero el Temor a Dios se había desvanecido en el alma de Satán. Y la Batalla Final entre el Cielo y el Infierno vino a celebrarse en la Tierra.
             Los acontecimientos desencadenados por la Declaración de Guerra de Satán contra el Espiritu Santo, que llamamos la Caída de Adán, están escritos. El Futuro de su Reino era lo que Dios debía mirar. Así pues, quiso Dios darle un Cuerpo a su Espíritu
            Santo a fin de que permaneciendo “Dios con Nosotros y entre Nosotros”: por la
            Eternidad la Cizaña Maligna de la Mentira, Madre de la Guerra, no encontrase
            campo de cultivo en la Creación.
             Quiso Dios, pues, primero mostrarnos en la Carne su
            Espíritu, que vive en Su Hijo, y una vez la Carne Sellada con su Vida, el 
            Espíritu Santo de Dios bajó en forma de Fuego para hacer de sus Elegidos su
            Cuerpo Visible y Todopoderoso, que se sienta alrededor del Trono Sempiterno del
            Omnipotente Rey Jesucristo, para el Bien de todos los Pueblos de su Reinos.
             Los hijos de Dios no reconocemos otro Espíritu Santo que este Cuerpo Sagrado Apostólico, cuyas Palabras son las de su Señor y Dios, Jesucristo, a quien Dios Padre ha sentado como Señor sobre toda su Creación, y quien no doble sus rodillas delante de este Trono de Gloria se declara en rebelión contra su Padre. Por esto dice el Hijo: “El Padre me glorificó antes de la Creación y me ha vuelto a glorificar”. Pues, en efecto, ese Hijo, nuestro Rey y Padre, es la Causa Metafísica que mueve el Corazón del Dios de la Eternidad y del Infinito, sin cuyo Amor su Ser la Vida no tendría sentido. Y porque la Envidia de su Gloria de Dios Hijo Unigénito fue la causa de Rebelión, quiso su Padre elevarle a Su Trono Divino a fin de que nadie vuelva en la Eternidad a atreverse a mantenerse de pie, en el terreno del Poder, delante de la Gloria de su Hijo. Pero Dios, siendo Amor, porque es Padre
            Verdadero, no queriendo confundir la Gloria del Unigénito de manera que la
            Primogenitura fuese absorbida por la Necesidad de  asentar esta Realidad delante de los ojos de
            todos sus hijos, quiso darle un Cuerpo Vivo a este Amor de Padre, a fin de que
            todos sepamos que en el Amor lo tenemos en Él absolutamente todo; por Amor Dios
            se hace Hombre, Amigo, Hermano, Padre.
             Y este Amor se hizo Hombre por Obra y Gracia del Espíritu Santo, por lo que cuando se habla del Espíritu Santo quienes no hablan de esta Casa de “los hermanos de Jesucristo en el Espíritu” no hablan palabra de Dios. Por esto sólo existe un Evangelio, el del Espíritu
            Santo, que ellos Defendieron con sus vidas delante de las generaciones de sus
            Verdugos, Evangelio Santo heredado por la Iglesia, la Esposa del Señor, Nuestra
            Santa Madre Iglesia Católica Apostólica, a quien en Testamento se lo dejó su
            Esposo Divino para que lo diese a conocer a la Plenitud de las naciones durante
            los milenios, como así ha sido.
             Ese Espíritu Santo, Cuerpo Vivo, partícipe de la Gloria
            del Primogénito de Dios, fue el Cuerpo en cuyas manos posó Dios las Suyas para
            levantarle un Templo a la Corona y Señorío de su Hijo: LA SANTA MADRE IGLESIA
            CATÓLICA. Y los hijos de Dios no reconocemos más Espíritu Santo que este Cuerpo
            Sagrado en cuyos Miembros Dios vive, cuya Doctrina está escrita, y por su
            Palabra, que es Palabra de Dios, sabemos y fuimos enseñados que Cristo Jesús es
            la Cabeza Sacerdotal de todos los Obispos, y la Iglesia es su Cuerpo.
             Por tanto, todo hombre que habla del Espíritu Santo
            fuera de esta Verdad Eterna no viene de Dios.
             Dicho esto, cuando me refiero a Pensamiento o
            Análisis Jesucristiano lo hago partiendo de esta Realidad Divina: Cristo es Jesús, y Jesús es el
            Cristo. Muchos hombres a lo largo de los dos milenios pasados quisieron separar
            a Cristo de Jesús y a Jesús del Cristo, empleando al uno contra el otro o
            desdeñando al uno y acogiéndose al otro, como si Cristo no fuese Jesús y Jesús
            no fuese el Cristo.
              NO hay, ni
            habrá más Cristo que Jesús. Y a este Jesucristo, en el que Dios llama a toda su
            Creación a la Ciudadanía de Su Reino, este Jesucristo es quien nos dio a conocer al Espíritu
            Santo de Dios, su Padre, por Amor al cual murió; y entregando a su Esposa el
            Testamento por Él firmado y Sellado, sólo a Ella le corresponde Predicar lo que
            a Ella y sólo a Ella le pertenece: La Sagrada Biblia, el Libro de Dios, porque
            en Ella, siendo el Cuerpo de Cristo Jesús, y siendo Jesucristo, Dios Hijo
            Unigénito, su Cabeza, en Ella vive su Espíritu, y por este Espíritu ha sido, es
            y lo será por siempre:  gobernada su
            Historia.
             El término Jesucristianismo se refiere a la Unidad Indivisible en la
            Naturaleza Divina de Jesucristo de los hijos de Dios, Herederos de Cristo Jesús, con su Padre que está en los cielios, y define nuestra posición contra quienes separan a
            Cristo de Jesús y se crean un Cristo a su medida, según los tiempos y las circunstancias.  
             Así pues, todo Hombre que se separa de la Doctrina
            del Espíritu Santo y convierte su Palabra en un Arma contra la Casa del Señor
            Jesucristo, en la que vive su Esposa, nuestra Madre la Iglesia Católica, usando la Debilidad
            de la Carne, sujeta a un mundo en guerra contra su Esposo, se rebela contra el
            Rey, Jesucristo, y se alía con su Enemigo, el Anticristo.
             
 
 
 
             | uw sólo le pertenece a quien es CDis Verdadero- | 
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