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EL LIBRO DE LAS INTRODUCCIONES A LA BIBLIA
INTRODUCCIÓN AL APOCALIPSIS
LA CUESTIÓN
DE LA GRAN RAMERA Y LA DOCTRINA DEL MILENARISMO
CRISTO RAÚL.
EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO, DIOS HIJO
UNIGENITO Y PRIMOGÉNITO, REY SEMPITERNO, SEÑOR TODOPODEROSO, JUEZ UNIVERSAL,
SUPREMO PONTIFICE DE LA IGLESIA Y SEÑOR DE TODOS LOS PUEBLOS DEL REINO DE DIOS:
INTRODUCCIÓN
Desde su publicación a nuestros días el
Libro de Dios fue sellado a fin de que la Fe triunfase sobre las naciones y el
Milagro de la Resurrección del Género Humano en el Hijo de Dios fuesen la
fuerza y la sabiduría de todos los hombres. Conocido que el Pecado Original
tuvo su esencia en la elevación del hombre a la condición de dioses
jurídicamente blindados contra la Igualdad Universal de todos los hijos de Dios,
es decir, de toda la Creación; reclamando para sí un status quo que los estableciese
más allá de la Ley. Status natural a todos los hijos de acuerdo a la palabra de
quien vistiéndose de enviado a Dios engañó al hombre con la Mentira de que el
Conocimiento de la Ciencia del Bien y del Mal hace igual a Dios. Para conocer
la Ciencia del Bien y del Mal hay que vivirla, y sólo hay un medio de vivirla:
ser arrojado del paraíso y vivir en el infierno de un mundo en guerra civil
hasta su autodestrucción total. De aquí que la respuesta de Dios al Hombre
fuese el Pensamiento oculto detrás de la Mentira de Satán: Polvo eres y al
polvo volverás.
Conocidos son los acontecimientos que
siguieron desde la Caída hasta el Diluvio que dio fin a aquel mundo. Dios
recogió en su Libro la Memoria de aquellos siglos con objeto de que al final de
los tiempos esa laguna fuese llenada con las aguas de la Verdad. Aunque tras el
Velo de la Religión blindada hasta el Nacimiento de Cristo la Iglesia Católica,
aún sin descubrir esa Memoria, mantuvo vivos aquellos Acontecimientos por el
Pueblo de Israel sufridos. La Universalidad de la Civilización hacía necesario
que esta recibiese el Arca de la Alianza y, portando un Nuevo Testamento,
abriese el Reino de Dios a todas las naciones de la Tierra.
La Victoria de la Fe Cristiana es Obra de
Dios. No es este el lugar donde recordar las grandes batallas que el Catolicismo
librara durante los dos milenios precedentes. Y sin embargo ¿cómo dudar que
habiendo sido fundada la Casa por el propio Hijo de Dios su edificio resistiría
toda suerte de tormentas, maremotos, terremotos, truenos y rayos?
La Sabiduría es su Madre, Dios es su
Padre, ¡en qué cabeza podía caber que esta Casa, fundada sobre la Roca de la Fe
en la Veracidad Divina del Rey y Señor, Jesucristo, pudiese ser demolida!
Cierto es también que con los ojos se ve
para que el entendimiento haga juicio. El Juicio del Entendimiento es firme,
vence la Confusión, está más allá de la Duda. El Libro de la Historia
Universal está para ser leído por todo el que necesite refrescar su Memoria y
vivificar su Entendimiento con las aguas de la Vida. Desgracia sobre desgracia,
aún hay quienes creen que lo que no consiguieron la Muerte, el Diablo y el
Infierno pueden conseguirlo ellos: derribar el Árbol de la Fe, talar sus ramas,
prenderle fuego.
Dios Padre es el Creador del Futuro. Sin
su Sabiduría el Tiempo se hunde en sus cimientos y el Espacio se
colapsa en sus fundamentos. Él es quien creó las Galaxias que rodean el
Universo. Él creó este Cosmos Nuevo para expandirse hasta el Infinito. Y es de
este Dios, Creador Omnipotente, de quien su Hijo Jesucristo es su Vida, la
Fuente de su Felicidad, la Luz de sus ojos, el Corazón cuyos latidos hacen
latir el Suyo. Por este Hijo creó Dios el Universo de los Cielos y sembró en
las estrellas Mundos, Árboles de especies que dando su Fruto, Vida a
Imagen y Semejanza de su Hijo, nacen para ser Ciudadanos de su
Reino.
El Género Humano forma parte de la
Historia de este Universo, el Futuro del Hombre es ser Ciudadano del Reino de
Dios.
I
La Historia del Género Humano forma parte
de la Historia Divina de Jesucristo. Una parte de la Casa de los hijos de Dios
decidió traer a nuestro Mundo su guerra contra la Ley sobre cuya Justicia
estableció el Creador la Convivencia de todos los Pueblos del Universo. Dios
creyó que alzando la Pena de Muerte aquellos hijos rebeldes "que ya habían
antes acorneado" refrenarían sus pasiones y corregirían sus caminos. No
tuvieron miedo. Perdieron el Temor de Dios, y le declararon la
Guerra al Espíritu de la Ley.
Adán, una Criatura en su Infancia
Ontogénica, sin conocimiento de la Ciencia del Bien y del Mal, de las Guerras
que habían ido teniendo lugar antes la creación de nuestro mundo, cayó en la
Trampa del cabecilla de aquella generación de hijos rebeldes, "no de esta
creación", y con su Caída arrastró al mundo del Edén y a todo el Género
Humano a vivir la Tragedia de la Historia Universal que hemos escrito con
nuestra sangre.
Dios dictó sentencia contra el Transgresor
y contra el Traidor acorde a la Ley que Él mismo acababa de escribir: “No
comas, porque el día que comieres, morirás”. Como Padre, Dios tenía atravesado
el corazón; como Juez no podía volverle la espalda al Hecho de la Manipulación
Maligna que los hijos de Dios reunidos alrededor de la mesa de Satán
realizaron. Habría Castigo y Redención. La Sentencia era clara : Todo Mundo que
se alza contra la Ley del Creador se sentencia a sí mismo a Pena de Muerte, es
decir, a la extinción total y absoluta de su Mundo. “Polvo eres y al Polvo
volverás”. Vemos, pues, cómo el Fin del Libro Divino conduce al Principio; si
no se entiende el Principio, imposible entender el Fin. Encadenados a esta
Imposibilidad teólogos y pastores de todas las épocas rechazando en su orgullo
la pobreza de espíritu se vieron obligados a dar por verdaderas
interpretaciones falsas de todos y cada uno de los libros de las Sagradas
Escrituras. No existe más que “una, sola y única Interpretación Verdadera del
Contenido del Libro de Dios”, la Interpretación que le dio existencia en Dios y
es la fuente de su Origen. De nada valen pues los libros por los hombres
escritos. Quien quiere conocer a Dios debe levantarse hasta el Cielo. La letra
mata para que viva el Espíritu, pero quien se queda sólo en la Letra en ellas
cava su tumba.
II
¿Dónde está la demencia? Más allá de todo
discurso la cuestión no reside en ningún tipo de jurisprudencia, reside en esta
demencia: ¿Cómo puede atreverse nadie a soñar, a pensar, a dar cobijo en su
mente, a retar al Señor Dios de la Eternidad y del Infinito a un Duelo de
voluntades?
Este es el Principio del Apocalipsis.
¿Cómo se atreve criatura
alguna a poner en Duda la Palabra del Todopoderoso Ser que con su
Omnipotente y Todopoderoso Brazo redujo un Cosmos a escombros? ¿En
el seno de qué locura tuvo su cuna la idea de querer responderle con Odio al
Omnipotente Creador que con brazos abiertos y Corazón de Padre engendra Vida Eterna,
Milagro Maravilloso?
Estas son las raíces desde la que emerge
la respuesta al Apocalipsis.
¿Qué o quién puede beber y servir este
veneno infernal lo suficientemente poderoso para arrastrar a la criatura
animal, del polvo animada de vida por la Palabra del Creador del Universo, a
semejante demencia? : ¡Dios, retar a un Duelo de Voluntades al Creador de las
Galaxias infinitas que llenan el Cosmos!
La sola idea de retar a Dios,
usando el Amor del Padre como talón de Aquiles, es una Ofensa contra el Señor
de la Vida, sentencia firme de suicidio a ser ejecutada sobre el cuello por las
mismas manos que salen de los brazos de los que cuelga esa cabeza. ¿En qué
enfermedad mental puede ser incubada semejante locura suicida? : ¡Querer poner
a Dios de rodillas!
Tremendo Dilema. Ejecutar la Sentencia :
de un sitio, extinción del Género Humano, regreso al polvo del que fuera tomado
el ser humano; del otro, levantar la Luz de la Redención en medio de las
tinieblas de nuestra tragedia.
III
¿No está todo escrito? ¿Acaso no da Dios
en Persona cuenta de este Dilema en su Libro? : ¡La Biblia, escrita por
Dios, comenzado o por el Padre y terminada por el Hijo. ¿Pueden la ignorancia y
la brutalidad entender el Lenguaje de la Sabiduría y de la Ciencia? ¿Puede el
hombre sin tener en el Corazón de Dios su Casa entrar en su Mente y ver con sus
ojos el Tesoro de los secretos de su Sabiduría?
Necedad grande la de los hombres de todos
los tiempos, intentar Interpretar a la luz de los siglos la Mente del Autor
Divino. Tremenda frustración la humana, haber sido creado para ser elevada su
inteligencia a la naturaleza de la inteligencia de los hijos de Dios, y sin
embargo permanecer en los límites del cerebro de las bestias.
La cuestión emerge de las entrañas de los
milenios: ¿Cuál es alma que anima todo el Libro de las Sagradas Escrituras?
La Respuesta es una Palabra: “VEN”. He
aquí todo el sentido maravilloso del Libro Divino: Conducir al hombre a los
brazos de su Creador.
“VEN”. ¿Qué es el hombre sin Dios? ¿Puede
elevarse el hombre por sí solo a las alturas de la Ciencia de la Creación sin
ir de la mano de su Creador?
“VEN”, es la esencia, la sustancia de todo
el Libro de Dios.
“VEN”. Pídeme Inteligencia. Pídeme
Ciencia. Pídeme, Entendimiento. Pídeme Sabiduría.
“VEN”. Porque ¿quién no
participa de la Inteligencia del Autor bajo qué presupuestos
podrá leer su Contenido?
Y sin embargo con la Nueva
Mentira del Diablo : “La Fe sola”, quedó abolida la Necesidad de la
Inteligencia Divina para descubrir el Tesoro con el que su Autor llenó el
Arca de la Nueva Alianza en orden a la Salvación de la Plenitud de las
naciones. Con su Religión de “La Fe sola” su fundador no hizo sino reeditar lo
que quienes condenaron a Muerte a Cristo hicieron: Abolir la Palabra de Dios
enterrándola bajo un mar de preceptos y tradiciones humanas sin ningún valor
Divino. Y de la misma manera que aquéllos enterraron su ignorancia en una
sepultura de hipocresía, éstos sepultaron su hipocresía en una tumba de odios y
prejuicios contra todos los vecinos, hermanos en Civilización y en la Fe de
Cristo.
No en vano dice Dios Hijo,
cerrando el Libro que Dios Padre comenzó: “Yo
atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la profecía de este libro que,
si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas escritas en
este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía,
quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que están
escritos en este libro”. Palabras que los Adoradores de la Segunda Mentira
del Diablo --que el Hombre puede comprender a Dios sin necesidad de vivir en su
Corazón, que basta con la Letra y la “Razón
Sola” para entrar y salir en la mente del Dios Eterno Creador
de todas las cosas-- arrojaron a la tumba de las “Letra sola” y sin Temor
del Señor Dios arrancaron del Libro Divino las partes que quisieron y
reescribieron el texto a fin de que sus pueblos, embrutecidos por el alcohol y
degenerados por el vicio, pudiesen beber el Vino Sagrado de la Palabra Divina.
Pero no fue Vino Divino
el que bebieron, fue veneno maligno el que los ahogó en Odio y los condujo a la
Guerra Fratricida de los 30 Años.
IV
Dios no se oculta, no es
un “Dios Oculto”. Escribe su Epílogo Apocalíptico dando la cara, a rostro
descubierto, y natural a quien es Dios habla y se comporta como tal. Con pleno
conocimiento de que el hombre no es sino la pluma en la mano de su Creador,
dice :
“Apocalipsis de
Jesucristo, que para instruir a sus siervos sobre las cosas que han de suceder
pronto, ha dado Dios a conocer por su ángel a su siervo Juan”.
Si al Principio de su
Libro es Dios quien habla y da a conocer su Verbo Todopoderoso en el Prólogo a
su Génesis, “La Creación del Universo”, al final el Dios que “dijo y
así se hizo” descubre su Nombre y se revela en su Verdadera Naturaleza, diciendo
:
“Yo soy el alfa y la
omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era, el que viene, el
Todopoderoso”.
¡Tú, Dios Verdadero de
Dios Verdadero, Jesucristo!
V
...el cual da testimonio
de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, esto es, de todo lo que él
ha visto...”
De donde viene el gran
problema a la hora de la Lectura del Apocalipsis. Juan es la Pluma. Quien lo
escribe es el mismo Ser Divin0 que creó la Luz y el Firmamento, y creó las
estrellas para separar las Luz de las Tinieblas. Hablamos del Hijo del Creador
de Cosmos. Y de aquí que Juan escriba: “...Bienaventurado el que lee, y los que
escuchan las palabras de esta profecía, y los que observan las cosas en ella
escritas, pues el tiempo está próximo...”. La Revelación es directa: El
tiempo está próximo.
Y la inteligencia en
quien lee. Diciendo el Señor Dios, Jesucristo: “Yo soy el Todopoderoso”, se
entiende “el Omnisciente”. ¿O acaso la Ciencia de la Creación del Universo y
del Árbol de las especies es cosa de magia y no del conocimiento ilimitado de
todas las ciencias que gobiernan la Creación de los sistemas, a nivel
astrofísico y microcósmico?
¿Puede alguien ser
Todopoderoso a nivel de Creación y ser un Ignorante en el Árbol de las
ciencias? ¿Y aun así se atrevieron los hombres a leer Su Palabra como si fuese
la de un hombre cualquiera más? ¿No fue porque Le miraron con los ojos de la
cara y no con los del espíritu de inteligencia que buscaron su Muerte? ¡Dios
estuvo entre los hombres, pero no caminó como un hombre cualquiera, Él era el
hijo del Hombre, el elegido para el Día de Yavé, Día
de Venganza, el Día en que se cumpliría la Palabra de Dios : “El hijo de Eva te
aplastará la cabeza”. La Palabra se hizo Hombre, y este Hombre, Dios Hijo
encarnado, es el Héroe cuya Victoria es el tema del Apocalipsis.
Como Ayer, el Hecho de
haber estado “Dios con Nosotros” ciega los ojos, y arrastra a creer que
Jesucristo es un hombre cualquiera más, elevado al trono del Rey del Universo
por Voluntad de Dios, y en cuanto hombre su Palabra puede ser leída por cualquier
hombre, interpretada a capricho según la inteligencia animal humana, y acorde
al interés de la inteligencia de cada uno cada cual puede borrar de su Libro lo
que no entiende para justificar la ignorancia propia, y así salvar la
inviolabilidad de quien no puede equivocarse porque basta la “Fe sola” y la
“Razón Clara” para ser el intérprete de Jesucristo, “...el testigo veraz, el
primogénito de los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra...” ¡Dios con
Nosotros, Ayer, Hoy y Siempre!
VI
¿Qué dicen ésos
intérpretes sobre la identidad de la Gran Babilonia, la Ramera que
se alzó contra el Cordero y su Rebaño?
Pregunta estúpida
ciertamente. Si el Maligno dijo toda clase de injurias
contra el Esposo, Jesucristo, ¿qué no iban a decir sus siervos contra la
Esposa, la Iglesia Católica?
Necios, hijos de brutos
adoradores de los ídolos del Poder, ¿quién sino la Babilonia de los Césares
podría ser objeto del Castigo Divino por las Persecuciones Sacrílegas que
durante tres siglos su Imperio bendijo y disfrutó como bestia
maligna devoradora de carne de inocentes, vírgenes y santos?
¿No está escrito con
suficientes letras? ¿No habló el Hijo de Dios con suficientes
palabras revelando la Naturaleza de la Gran Babilonia contra la que la Cólera
del Padre Divino caería como huracán que barre todo lo que pilla a su paso?
¿Qué Caída podría ser del Regocijo de los santos sino la de la Roma Imperial
que los mató por miles para diversión de aquel pueblo de bestias y alimañas en
que se habían convertido los ciudadanos del Imperio Romano?
¿Podría Dios proceder a
borrar el Mundo Antiguo y Edificar uno Nuevo y dejar en
pie aquella estructura maligna cuyo bestialismo queda descrito
ampliamente en las visiones de las Bestias?
¿Dios no es Padre? ¿Dios
no tiene sentimientos, pasiones, Dios no siente nada? ¿Qué demencia es esa la
de creer que la Caída del Mundo Antiguo dejaría de la Roma Imperial piedra
sobre piedra?
¡¿Qué no entendéis, qué
no habéis entendido? ¿No es clara la Palabra de Dios Hijo cuando escribe: sobre
“Los preludios del juicio contra Roma”? ¿De qué Roma se podía estar
hablando al término del Siglo de Cristo?, ¿de la Roma del Siglo XVI?
VII
De los brutos es la
brutalidad, de los hipócritas es la hipocresía, de los malvados es la maldad, y
es de demonios : ¡el Odio a Cristo y Muerte a su Esposa!
La Parte la Cuarta lo
dice todo : “LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS Y LAS ENCARNACIONES DEL DRAGÓN”.
Desde el Fin el Principio se resuelve.
El Hijo de Dios se hace
Hombre. Duelo a muerte entre el Hijo de Eva, hijo de Adán, y Satanás, la Cabeza
Parlante de la Serpiente del Edén.
Dios expulsa de su Casa a
sus hijos rebeldes que se atrevieron a declararle la Guerra al Espíritu de su
Ley; ésos hijos rebeldes tienen que buscar, encontrar y matar al hijo de Eva.
Victoria del Vengador de
la sangre de Adán y Campeón de la Causa del Hombre.
VIII
Miles de años esperaron
este Acontecimiento: el Duelo a Muerte entre el hijo de Eva y el Asesino de
Adán. La victoria de uno o del otro marcaría la Historia del Universo con un
Antes y un Después.
Pero Dios no juega a los
dados. Una Revolución Universal Sempiterna se va a consumar. Dios
elige para ser nuestro Campeón y Héroe a su propio Hijo Unigénito. Dios en
persona toma nuestra causa en sus manos. No hay Duda sobre la Victoria, Dios la
anuncia en sus Profetas una vez y otra. La Victoria está
dada desde el principio: “Te Aplastará la Cabeza”.
Únicamente una bestia
podía soñar con impedir que este Acontecimiento se sucediera. Es la
Bestia, expulsada del Cielo, cree que puede vencer al Campeón, al Mesías; la
Bestia cree que lanzando todo su fuego por la boca podría aplastar al hijo de
Eva, al hijo de María.
IX
La Victoria estaba en la
Redención, y la Redención quería un Sacrificio Expiatorio en Testimonio de la
Ignorancia del Hombre sobre la verdadera realidad que lo condujo a la
Transgresión. El Héroe es el Cordero, en cuya Sangre Dios redime al Mundo por
su Ignorancia y Testimonia con su Vida sobre la Inocencia de Dios en el
Acontecimiento de la Caída. En el Cordero el Hombre y Dios se abrazan, se
restaura el Link Creacional entre Dios en tanto que Padre y el Hombre en cuanto
hijo.
X
El Desarrollo del Epílogo
a la Biblia es claro y visible como río que baja de las altas montañas y hace
su camino por los precipicios hasta llegar al valle. TRIBUNAL DE DIOS Y
DESPLIEGUE DE LAS FUERZAS PARA LUCHAR CONTRA EL MUNDO.
La resistencia del Mundo
al Cristianismo no es necesario recordarla. Todo el Antiguo Testamento es una
continua preparación para la Batalla Final entre los reinos del mundo,
gobernados por Satanás, y el Reino de Dios que va a ser instaurado por el
Mesías Vencedor.
El Mundo entero, incluido
Israel, entregados a la Ignorancia que precedió y procedió de la Caída, se
levantó contra Cristo: LUCHA CONTRA EL ANTIGUO MUNDO PAGANO Y CONTRA ISRAEL.
Son los hijos de Dios, es
el propio Dios Padre quien dirige la Batalla por la Restauración de su
Creación.
¿Qué lectura cabe
diferente a la que los Padres de la Iglesia vinieron predicando
desde los Orígenes de la Iglesia?
Quien se rebela contra la
Autoridad Doctrinal del Espíritu Santo ¿no se rebela contra Dios: Padre e Hijo?
¿No
envió entonces Dios el Espíritu Santo a sus Apóstoles?
¿No fueron su Templo vivo
los llamados “Padres de la Iglesia”?
¿No vivieron ellos en sus
carnes la Batalla de la que el Apocalipsis es su Testimonio, escrito en los
días en los que el Fuego que salía de la Boca del Dragón Anticristiano devoraba
la vida de decenas de miles de inocentes cuyo único crimen fue ser el Rebaño
Inmaculado del Pastor Divino?
XI
Quien odia al Esposo ¿no
odia a la Esposa? Quien ofende a la Esposa ¿no ofende al Esposo?
Puede ser llamada Ramera
la Esposa de Cristo ¿y no despertar la Cólera de su Señor? ¿En qué momento la
Bestia se apoderó de la mente de los pueblos anclados aún en los viejos días de
la barbarie de sus padres, enemigos desde sus orígenes de la veracidad Divina
de Jesucristo? ¿No es clara la Palabra?
Evidentemente para los
enemigos del Espíritu Santo, no. Y sin embargo la Letra es Firme: CONSTANTES
AMENAZAS CONTRA ROMA HASTA LA RUINA DE LA CIUDAD.
XII
La maldad prefiere cerrar
los ojos; alcoholizados y entregados a sus vicios negaron que esa Roma fuera la
de los césares, y pervirtiendo su juicio, en el Diablo su
cuna, escupieron sobre la Biblia aclamando a Jesucristo, el Esposo,
directo autor del decreto de Muerte contra su Esposa.
El Juicio del Señor
Jesús, el Esposo de la Iglesia Católica, sobre los enemigos de su Casa ¿cuál
será cuando los naciones sean levantadas del polvo? ¿Qué interpretación cabe
sobre lo que es claro y evidente como la luz del día?
XIII
EL MILENIO SEGUIDO DE LA
POSTRERA LUCHA. Expulsados de la Presencia de Dios, firmado por el Hijo el
Decreto del Padre sobre los hijos rebeldes que arrojados del Cielo se
enfrentaron a muerte con el Mesías ¿bajo qué concepto o pensamiento o
sentimiento se puede admitir que aquellos hijos malignos que osaron poner un
dedo sobre Dios Hijo pudiesen ser admitidos de regreso al Cielo?
¿Acaso se había celebrado
el Día del Juicio Final en el que la Sentencia de Destierro por la eternidad de
la Creación será ejecutado? ¿Se le deja al Vencido en el reino del Vencedor o
es expulsado de sus fronteras?
Aquí la cuestión es por
qué 1.000 años en cadenas,... ¿y después la Liberación?
Aquí es donde está el
Espíritu. Aquí es donde está la Inteligencia. ¿Por qué no proceder a la
ejecución de la Sentencia una vez el Vencedor establecido sobre el Trono del
Rey? ¿Qué sentido tenía encadenar a la Bestia para proceder a su Liberación Mil
años después?
XIV
Cosa curiosa por tanto,
pues si unos se consideraron incuestionables y los otros se consideraron
infalibles, los unos como los otros, entregados al vicio y a la prostitución,
le dieron la espalda a la Necesidad de mantener la Vigilancia. Aún teniendo en Parábola el Acontecimiento de la Siembra de
la Cizaña Maligna de la División entre las iglesias, y aún cuando se le ponía fecha a esa Siembra, principio del Segundo Milenio, todas
las iglesias de las naciones cristianas cerraron los ojos a la Profecía en este
Libro sobre la Liberación del Diablo.
Los unos porque estaban
entregados a placer a la prostitución, y los otros porque afirmarlo sería
afirmar que el Dios Oculto de la Reforma era Satanás, los unos como los otros
dejaron el campo abierto para que el Maligno sembrara su Cizaña de la División,
y divididas las naciones cristianas en Fratricidio a muerte,
abrieron las puertas de las Guerras Mundiales en las que esperaba la Bestia
erradicar de la faz de la Tierra la vida humana.
Dios no miente. La
Parábola anunciando el Acontecimiento de la Siembra de la Cizaña venía de Dios.
De Dios vino el Anuncio del Encarcelamiento de su Enemigo. ¿Se niega Dios a sí
mismo? ¿Dice hoy No, donde Ayer dijo sí? No parece muy cristiano afirmar esto.
O mentía Jesucristo hablando sobre la Siembra del Maligno en la Parábola
correspondiente, o nos engañaba a todos diciendo que tras su Resurrección sería
encarcelado su Enemigo. Si encarcelado, ¿cómo podría actuar con la libertad del
Sembrador Maligno quien por ser el Diablo se le encadenaba a la espera de la
ejecución de su Sentencia de Destierro eterno de la Creación?
Pero si Jesucristo es la
Verdad y Dios no miente la Veracidad del Acontecimiento de la Parábola y la del
Encadenamiento del Diablo traía a la Historia Universal la Necesidad de la
Liberación del Sembrador Maligno, quien, dejando su Prisión en el Cielo, sería
arrojado a la Tierra para sembrado la División entre las iglesias conducir a
las naciones a su destrucción total.
La fecha de la Liberación
del Sembrador Maldito quedaba escrita. Creer o no creer en la Veracidad de
Jesucristo quedaba a juicio de cada cual.
PRIMERA PARTE
Pero vayamos por partes y
reconstruyamos el Contenido del Epílogo Apocalíptico del Libro Divino
estableciendo como origen, de un sitio, el Antiguo Testamento según el Espíritu
Santo, y, del otro, la Historia del Cristianismo en el seno de la Historia
Universal.
Decir primero, que la
Historia Bíblica no se desarrolla fuera de la Historia Universal. Sabemos
positivamente que los historiadores oficiales de los reyes y las
repúblicas enemigas de sus orígenes cristianos buscaron todos los
medios posibles para manipular la Verdad y desconectar la Biblia de la Historia
Universal, produciendo una Historia Antigua Mundial en relación a la cual la
Historia Bíblica devino una historia alienígena. El término de maldad en la
operación de manipulación lo tenemos en la encrucijada entre los siglos XIX y
XX.
La revolución
arqueológica del Medio Oriente trajo a luz un mundo perdido enraizado en el
relato bíblico del Edén que asombró a los arqueólogos pero que inmediatamente,
abandonando su ciencia e invadiendo la del historiador, ellos asombraron al
mundo negando lo que las evidencias pusieron sobre la mesa.
La lectura de las obras finales de los King, Rawlinson, Breasdtead, etc, sobre
el Egipto y Sumeria nos dejan perplejos, sobre un puente en el abismo, pues si
en tanto que arqueólogos afirmaron la Historia Bíblica, den cuanto
historiadores vinieron a negar lo que como arqueólogos establecieron.
Basarse en esta
negación esquizofrénica, tan típica de las escuelas germano-anglosajonas, para
reconstruir el Mundo Antiguo, concerniente al Milenio de la Caída de las
Primeras Ciudades Estados del reino del Edén en la Guerra Civil, fue el error
de principio que condujo a la Historia Oficial de las Universidades a decretar
la Muerte de Dios en la Historia Universal, tanto en los Cielos como en la
Tierra.
Por el Poder de Dios,
nacido para no vivir semejante patología intelectual, me dispongo a hacer lo
que debieron hacer quienes teniendo en las evidencias arqueológicas todas las
pruebas se negaron a hacerlo en base al anticristianismo ideológico que en su
ateísmo científico le impidió a la Universidad la defensa de la Verdad Divina.
Esto dicho, la verdad
como única guía existencial de estas líneas, mi Rey y Dios, Jesucristo, mi
Fuente, acorde a la Sabiduría de su Eterno Padre, según se lee: “Quien no adora
al Hijo como se adora al Padre no es de Dios”; abro este Epílogo acorde a Su
Espíritu, a fin de que viendo la mente de Su Autor quede despejado
su verdadero contenido : “...Porque el testimonio de Jesús es el espíritu de
profecía...”.
I
He aquí pues lo primero que debemos poner
en nuestra frente y desde su luz abrir los ojos. El espíritu de Jesús
es el espíritu de la profecía. Ergo, este Librito Apocalíptico es una
Profecía. Y como tal Profecía es referida a los tiempos por Dios determinado
para la sucesión de las Edades del Cristianismo.
Alienar su Contenido de los
Acontecimientos inmediatos que se estaban sucediendo en los días del Imperio
Romano únicamente puede hacerlo quien tiene en su mente una maldad
anticristiana tan enorme como para negar este Espíritu, y conociendo la
brutalidad y la bestialidad de sus pueblos ejecutar una operación manipuladora
fratricida tan enorme como para bendecir su lucha contra el mundo “aunque tenga
que prenderle fuego al mundo”, y bañar su santidad en aquel diluvio de sangre
llamado la Guerra de los 30 Años.
Empecemos por tanto por la mano que Dios
toma como Pluma para escribir este Epílogo a su Obra Divina, la Biblia.
II
SAN JUAN
A Juan, hermano de Santiago, el más joven
de todos los Apóstoles, como si se tratase de su hermano pequeño, y sin embargo
el más fogoso a la hora del Amor a su Maestro, el Rey Mesías, hijo de David,
hijo de Adán, hijo de Dios, Dios Hijo Unigénito en la Cruz, Jesús le
da una Misión Especial, Íntima, Sagrada : ser el Querubín de la Madre de
Cristo, la espada de Fuego que se pone entre Ella y el Mundo, la Puerta Blindada
de acceso prohibido para todo hombre, abierta únicamente a los Doce.
Desde aquella Noche hasta el Día de la
Ascensión de la Virgen, Madre de Cristo, es decir, Madre de la Iglesia
Católica, Juan, hijo de Dios, hermano del Señor Jesús en el Espíritu Santo, no
se separó jamás de “su” Madre.
Desde su Misión Divina, Juan vio y conoció
las Primeras Persecuciones contra los Primeros Cristianos, y vivió la Muerte de
sus hermanos los Apóstoles, comenzando por la de su hermano de sangre,
Santiago. Aquel Adolescente que vimos en la Historia Divina de
Jesucristo acompañando a las tres Marías, Gólgota abajo, espada en mano, a la
altura de la Gran persecución de Nerón es ya un hombre, y como hombre sufre el
Degüello de todo una Muchedumbre de seres inocentes cuyo Crimen fue Único en la
Historia de la Humanidad: Ser hijos de Dios.
Obra Maravillosa la de Dios Padre, Creador
del Cosmos y del Árbol de la Vida de los Mundos. Mató Satanás a un solo hombre,
hijo de Dios, y en su lugar le ofreció el Universo a su Creador una Muchedumbre
de hijos de Dios, Fieles por la Eternidad al Trono de su Todopoderoso Hijo,
Jesucristo.
III
Cuando Juan escribe este Librito
Apocalíptico el Siglo de Cristo tocaba a su fin. También le tocaba el fin a su
vida. El término de su vida en este mundo se acercaba. Nuevas Persecuciones y
nuevas batallas reunían sus nubes tormentosas en el horizonte. El último de los
Apóstoles estaba a punto de despedirse de este Mundo. Aún le quedaba un último
trabajo, escribir el “...Apocalipsis de
Jesucristo, que para instruir a sus siervos sobre las cosas que han de suceder
pronto, ha dado Dios a conocer por su ángel a su siervo Juan...”.
Leamos bien : “...Las
cosas que han de suceder pronto....” Jesucristo no está revelando
acontecimientos que se sucederán dentro de quince siglos: “Han de suceder
pronto”. Extrapolar esas cosas que estaban para “suceder pronto”, es decir, las
próximas persecuciones y la ejecución del Decreto Divino sobre la Caída del
Imperio Romano, la Gran Babilonia, fue un acto malvado de la Reforma Protestante
Anglicano-Calvinista.
IV
San Juan se hallaba en la
frontera de dos siglos. Durante el Siglo que dejaba atrás decenas de miles
de Cristianos habían sido masacrados sin piedad ni misericordia, su único
crimen confesar que Jesucristo es Rey y Dios. Bastaba la palabra de cualquiera
PARA QUE LA EJECUCIÓN de un Cristiano fuese inmediata.
El Derecho Romano fue
aplastado y enterrado por el Odio Anticristiano, de esta manera minando el
propio Imperio sus fundamentos. Una Justicia que abole la Presunción de Inocencia
y revierte sus fundamentos de manera que el Acusado debe probar su Inocencia en
lugar de ser el Acusador quien demuestre la culpabilidad del Acusado, es una
Justicia criminal que mina los cimientos del Estado, provoca su Declive y causa
su Caída.
V
Juan había vivido esa
Perversión del Derecho Romano y desde la Frontera entre los dos siglos
contemplaba el Futuro Inmediato. Sus preguntas eran muchas. Su mente era un
hervidero de cuestiones. “¿Hasta cuándo, Señor?” fue su cuestión más sangrante
y profunda.
Su Misión Divina, la
Protección de la Madre hasta el Día de su Ascensión, había convertido a San
Juan en un Observador Intocable. Desde su Intocabilidad escribió el Evangelio
de la Santísima Trinidad, en el que las Palabras de Jesús, transmitidas exclusivamente
a sus Discípulos en la Intimidad más Fraterna, salieron de su mente
para volar a través de los Milenios y anunciar a todas las
naciones el Milagro más grande jamás vivido por ningún Pueblo de la
Creación, “Dios se ha Hecho Hombre; Dios estuvo entre nosotros”.
El Águila Divina había
desplegado sus alas y volaba ya de un siglo a otro hasta las fronteras entre
los Milenios. Quería Dios que portase también este Mensaje a todos
sus Siervos.
VI
Ante de todo, a todas las
iglesias: Su Señor no las había abandonado, Él estaba siempre con ellas, Él
permanecería siempre con ellas, venciendo sus desviaciones,
corrigiendo sus comportamientos, fortaleciendo su crecimiento.
Nadie debía pensar que
ido el Señor sus iglesias se quedaban huérfanas, solas para siempre,
abandonadas a su suerte en las tinieblas. Para nada. Perseverancia y fidelidad.
Constancia y fortaleza. Misericordia y perdón. Sabiduría y Unidad. Él está
siempre con todas las iglesias, Él es el Señor, Aquel de quien se escribió:
“Buscarás con ardor a tu Marido, que te dominará”.
VII
La Creación de la Iglesia
es una Obra en la que una Muchedumbre asume el Reino como Sacerdote de Dios, un
Cuerpo, una Cabeza, una Sola Realidad, Cristo. El Señor no sólo fortalece y
vivifica su Cuerpo, las iglesias, sino que tiene a su Servicio la Casa de Dios
para preservarlas de su destrucción. El Señor es Dios
Hijo y como tal tiene en Dios Padre toda Omnisciencia y Todopoder.
“Yo soy el alfa y la
omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era, el que viene, el Todopoderoso”,
JESUCRISTO.
VIII
Vemos, pues, en la
Primera Parte: EPÍSTOLAS A LAS SIETE IGLESIAS DE ASIA, esta Realidad de
Protección y Edificación en la Unidad que el Señor ejerce desde su Trono de Rey
Universal Sempiterno. Dios Padre ha puesto a disposición de su Hijo toda su
Casa. Está con ellas, las fortalece, las corrige y les anuncia que las
persecuciones continuarán.
Estamos en la frontera de
los dos primeros siglos del Cristianismo. Las Persecuciones no cesarían, y sólo
Dios sabía cuándo la Victoria del Cristianismo sería Universal.
Hasta entonces las iglesias debían mantener su Fidelidad Apostólica y
prepararse para seguir sufriendo el Genocidio Anticristiano, que tuvo al propio
Hijo de Dios por Primer Mártir, ...el Primogénito de los muertos....
IX
Pero en estas Epístolas,
siendo el espíritu de la Profecía el del Señor, observamos la Profecía de un
Acontecimiento que volaría por el océano de los siglos hasta posarse
en la Playa de los Milenios. A saber, el Nacimiento de una generación de hijos
de Dios, nacidos de Cristo en su Esposa, a Imagen y Semejanza de su Padre y
Rey, Jesucristo, Generación en quien la Palabra del principio : “Hagamos al
Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza” se consumaría. Y no
porque no se consumara en la Primera Generación que tuvo a Adán por Cabeza,
sino porque habiendo sido siendo destruida aquella Generación no se
pudo consumar su Universalidad. Mas la Universalidad
del Verbo se refiere al Género Humano, que en Cristo Jesús fue
recogida y sellada con su Sangre a fin de que una Nueva Generación fuese
engendrada a su Imagen y Semejanza, para llevar la Historia Universal del
Género Humano a su Consumación.
Consumación contra la que
elementalmente la Muerte se alzaría. De aquí la constante Cita del Señor al
Vencedor, generación nacida de su espíritu para llevar la Gloria de su Trono a
la Plenitud de las Naciones de la Tierra.
X
Se anuncia este Fin desde
el principio de los tiempos, de aquí que Él diga: “Yo soy el alfa y la omega,
dice el Señor Dios, el que es, el que era, el que viene, el Todopoderoso”.
¿Y siendo Dios Hijo quien
con su Verbo anuncia el Nacimiento de esta generación de hijos de Dios,
herederos de su Padre, quién o qué podría detener el curso de los
Acontecimientos por venir?
Desde el Principio el
Señor Jesús, Esposo de la Iglesia Católica, fundada en Roma, anuncia el Fin,
para que todas las naciones se admiren y se conviertan, y rindiendo las
rodillas con sus bocas confiesen que el Señor es Dios Hijo Unigénito, por la
Eternidad de las eternidades : Rey Universal Sempiterno.
Ser Ciudadanos de su
Reino es nuestra Gloria, el Origen de nuestra Libertad, la Fuente de nuestra
Felicidad, el sol cuya luz vivifica nuestras almas y hace revivir en ella la
Salud que viene de la Paz Fraterna entre todos los Pueblos y Naciones de la
Creación de Dios.
XI
Esta Primera Parte
abierta al Cumplimiento de la Palabra del Señor : “Estaré con vosotros hasta el
final de los tiempos”, y cerrada con la Profecía sobre el Nacimiento de una
Generación a la Imagen y Semejanza de su Padre, Cristo Jesús, pasamos a la
Segunda Parte del Librito: “EL TRIBUNAL DE DIOS Y EL DESPLIEGUE DE LAS FUERZAS
PARA LUCHAR CONTRA EL MUNDO”
En esta Segunda Parte
observamos cómo los Acontecimientos vividos en la Tierra le
afectaron al Cielo. Es toda la Casa de Dios Padre la que se inclina ante Dios
Hijo, y doblando las rodillas, desde los mismos dioses, hermanos de Dios Padre,
a los hijos de Dios, hermanos del Rey, proclaman su Naturaleza Divina. Esta
misma Naturaleza que el Espíritu Santo reuniendo a todos sus siervos en Nicea,
abriendo su boca confesó “Engendrado de la Naturaleza Increada del Padre”.
La Duda que levantó
el Dragón Maligno sobre la Naturaleza Divina del Hijo Primogénito de Dios quedó
desterrada de su casa. Duda que arrojada en la Tierra recogería un obispo
perverso, Arrio, y sembrada su semilla entre los
bárbaros por un lobo llamado Ulfilas dio
por fruto la Guerra Fratricida que los libros de la historia del Imperio y de
la Iglesia Católica recogen en sus páginas.
Confesión Apostólica
pronunciada antes en el Cielo con estas palabras para la Eternidad : “...Y
todas las criaturas que existen en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la
tierra, y en el mar, y en todo cuanto hay en ellos oí que decían: Al que está
sentado en el trono y al Cordero, la bendición, el honor, la gloria y el
imperio por los siglos de los siglos. Y los cuatro vivientes respondieron:
Amén. Y los ancianos cayeron de hinojos y adoraron...”
XII
La Duda sobre la
Veracidad Divina de Jesucristo no fue inventada por el hombre. Vino del Cielo
en los labios de la parte rebelde de la casa de los hijos de Dios que liderada
por Satán, buscó transformar el Imperio de Dios en un olimpo de dioses más allá
del bien y del mal. Transformación que frenó Dios diciendo : “No comas, porque
si comes morirás”. Decreto que no aceptaron como Decisión Final de Dios y
creyeron poder derribar enfrentando en Dios “al Padre contra el Creador”.
Enfrentamiento que ya sabemos cómo acabó y no hay necesidad de repetir lo que
todo el mundo puede oír de los labios de la Santa madre Iglesia Católica.
La Guerra contra el
Espíritu Santo comenzó y condujo a las naciones a la Crucifixión de Cristo, de
un sitio, y a las Percusiones anticristianas, del otro. Esa Guerra era nuestra
Guerra. Los hijos rebeldes de Dios querían elevar su victoria sobre la montaña
de la muerte del género humano. Únicamente destruyendo la imagen de Dios en el
género humano podrían obligar a Dios destruir lo que El creó. Como
sucedió en los días del Diluvio.
Cuando llegaron los
tiempos de Cristo tal victoria estaba al borde del podio. Ya lo dice Dios y no
voy a repetir más allá de lo necesario lo que todo el mundo sabe, “No hay
justo, ni siquiera uno; no hay uno sabio, no hay quien busque a Dios. Todos se
han extraviado, todos están corrompidos; no hay quien haga bien, no hay ni
siquiera uno”.
El fin buscado por el
Enemigo del Género Humano era claro; hacer irreconocible a los ojos del Creador
la existencia de este hombre sin Temor de Dios en su corazón, ni conocimiento
de Dios en su mente. Conociendo a Dios, su destrucción, como ya sucediera en
los días del Diluvio, sería inminente, y con esta destrucción la victoria del
Diablo y su imperio sobre el Verbo de Dios.
XIII
Innecesario es recordar
en qué falacias se fundaba esa esperanza de victoria. La demencia de retar a
Dios es de por sí un suicidio. Con todo es mayor la gloria del Vencedor
mientras más imposible es su Victoria. Más resplandece la luz de una estrella
cuanto más oscura es la noche. Así pues, como quien ni siquiera tiene en cuenta
a su Enemigo y se mueve siguiendo su propio Pensamiento, dijo Dios “Brille la
luz en medio de las tinieblas”.
“Y la Luz se hizo
hombre”… “en medio de las tinieblas”.
El ser humano en los días
de los Césares había alcanzado su degradación más absoluta como vida a imagen y
semejanza de su Creador. No había hombres, todo lo que se veía eran
bestias. Sangre, fuego, hierro y guerras. La ley de la selva era la religión.
Fuera de esta ley no había más ley. El más fuerte aplasta, el más
débil es destruido.
¿Y cree alguien que
Charles Darwin inventó algo?
La única esperanza de
vida estaba en la esclavitud. Renunciar a la libertad, vivir de rodillas antes
que morir de pie.
¿Y cree alguien que
Mahoma inventó algo?
Era la ley de todos los
imperios desde que el mundo surgió de las aguas del Diluvio. Caín aplasta, Abel
vive de rodillas o muere de pie.
¿Aceptaría esta Ley la
Iglesia Católica?
Innecesario decir que No.
Innecesario también discutir la respuesta del Imperio. “Muerte a los
Cristianos”.
Es el Tema de esta
Segunda Parte. Crucificada la Cabeza, todo el Cuerpo sufre la misma
Crucifixión. Glorificada la Cabeza, todo su Cuerpo participa de su
Glorificación.
“...Por eso están delante
del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo, y el que está sentado
en el trono extiende sobre ellos su tabernáculo. Ya no tendrán
hambre, ni tendrán ya sed, ni caerá sobre ellos el sol, ni ardor alguno, porque
el Cordero, que está en medio del trono, los apacentará y los guiará a las
fuentes de aguas de vida, y Dios enjuagará toda lágrima de sus ojos...”.
XIV
En efecto, La Luz se hizo
Hombre, el hijo de Eva, se hizo el Hijo de María y tomando la Vara de la
Venganza en su mano le aplastó al príncipe de las tinieblas la cabeza.
¡Cuando ya estaba todo
perdido para el género humano, y ya en el Cielo todos daban al Hombre entregado
a la destrucción, el mismo Hijo de Dios, movido por el Celo de su Padre, tomó
nuestra Causa en sus manos y se proclamó en nombre nuestro el Vencedor! Nuestro
Héroe, nuestro Rey, nuestro Dios, Señor y Padre, Jesucristo.
¡Gloria al Rey por la
Eternidad!
Es la Confesión del
Cielo. La revolución que Dios ordenara en su Casa se consumó. “...Digno es el
Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fortaleza, el honor, la gloria y la bendición...”. “...Y todos los ángeles
estaban en pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes,
y cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, diciendo:
Amén. Bendición, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y
fortaleza a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén...”
Con esta Confesión de
Reconocimiento de la Divinidad del Hijo de Dios se cierra la Revolución en el
Cielo producida por Dios. La Duda quedó desterrada de los corazones y de las
mentes de toda su Casa. Y cualquiera que la pusiese o la ponga en Duda de nuevo
sobre su cabeza el decreto de Destierro por la Eternidad de la Creación.
Se cierra una Parte, se
abre una Nueva: LA LUCHA CONTRA EL ANTIGUO MUNDO PAGANO Y CONTRA ISRAEL
XV
Mientras estas cosas
pasaban en el Cielo, aquí en la Tierra la batalla del Imperio y del Antiguo
Israel contra el Cristianismo a estas alturas del Siglo era una guerra abierta.
Guerra en la que toda la Creación se veía envuelta. La Victoria sería del
Cristianismo, porque su Rey es Invencible, pero una victoria se hace luchando,
en el campo de batalla, donde la sangre corre y el fuego devora sin piedad ni
misericordia. No en vano recoge Dios el llanto de los santos : “...¿Hasta
cuándo, Señor, Santo, Verdadero, no juzgarás y vengarás nuestra sangre en los
que moran sobre la tierra?...”.
Su respuesta : “No
hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado
a los siervos de nuestro Dios en sus frentes. Oí que el número de los sellados
era de ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de todas las tribus de los hijos
de Israel”.
XVI
La Guerra estaba abierta.
El dolor y el sufrimiento no parecían tener fin, ni sabía nadie cuándo la
Victoria del Cristianismo tendría lugar. Pero lo que sí se sabía y en lo que
todos creían era que la Victoria tendría lugar. Es la esencia y sustancia de
esta Tercera Parte. Nada ni nadie podía detener la Victoria del Cristianismo;
nada ni nadie podía impedir el sufrimiento y el dolor durante esa lucha sin
cuartel entre el Mundo Antiguo y el Mundo que llevaba en sus entrañas la
Iglesia. Un Mundo que en su Hora reviviría esta Batalla entre el
Mundo y el Espíritu de Cristo, de aquí que profetizase el Señor Dios,
Jesucristo:
“...Tomé el librito de
mano del ángel y me puse a comerlo, y era en mi boca como miel dulce; pero
cuando lo hube comido sentí amargadas mis entrañas...”
Pero la Victoria es
siempre de Dios Rey y anuncia su Voluntad antes de que las cosas sucedan:
“...Es preciso que de nuevo profetices a los pueblos, a las naciones, a las
lenguas y a los reyes numerosos...”
Hasta la Victoria del
Reino de Dios y la Plenitud de las naciones se conviertan.
XVII
La Historia Universal
tiene en Dios su productor, su director, su fuente.
La Alienación del Hombre
de su Creador en razón del error tan tremendo de la primera generación de hijos
de Dios, liderados por Adán, transformó todo el escenario desde el Principio de
nuestra Historia por Dios diseñado. El Proyecto Divino miraba a la formación de
un Reino, con su Civilización, a crecer en el tiempo y el espacio hasta cubrir
la faz de la Tierra. Cuando apenas a partir de las primeras ciudades estados
mesopotámicas comenzó este Plan Divino a extender sus fronteras,
todo el Proyecto de la Formación del Hombre a imagen y semejanza de los hijos
de Dios se vino abajo. Con su Caída, Adán, cabeza de aquél género humano
antiguo, como Cristo lo es del nuevo género humano, por lo que dice el Espíritu
Santo en Pablo: ...Cristo, prototipo de Adán... y en Pedro, hablando de las
palabras de Pablo, .... de difícil inteligencia. En efecto, ¡cómo puede ser el
último prototipo del primero!
Humanamente hablando se
puede decir que el Pecado Original del rey de aquel mundo perdido consistió en
creerse un dios, pero no a la imagen y semejanza de Dios, sino de un dios más
allá del bien y del mal. Este error lo vemos en todas las culturas antiguas y
especialmente lo tenemos en la Ur de la
tercera Dinastía donde localizamos a Abraham.
Este pecado de
endiosamiento de la casa de Ur-Nanmu fue la causa de
la salida de Abraham de Ur. Pecado de endiosamiento que siguió
vivo, aunque bajo diferentes formas, en todos los imperios de la Antigüedad. El
Pueblo Heleno fue el único que venció semejante patología mental, y sobre esta
base pudo venir a luz la Democracia. El pueblo Romano no conoció esta patología
hasta la llegada de los Césares. Esta enfermedad de creerse dioses, poderes más
allá del bien y del mal, sigue vigente aún en nuestros tiempos bajo la forma de
Inmunidades Parlamentarias, etcéteras.
XVIII
La llegada al Mundo
de una Filosofía Religiosa que une a todos los seres en una misma
dimensión de Igualdad y Fraternidad, Ciudadanos de un Reino Sempiterno cuya
Corona le pertenece a Dios, Padre e Hijo, por lógica tenía que atacar
directamente a los nuevos fundamentos paganos del Imperio de los Césares. Los
fundamentos del Derecho Romano sobre las dos razas de seres, esclavos y libres,
luego recogida por la Reforma en las dos razas de los Predestinados al Cielo y
los Predestinados al Infierno, y recogida por el Británico Imperialista Charles
Darwin finalmente en su forma de Fuertes y Débiles, por supuesto que tenía que
representar un ataque directo a una civilización fundada sobre el poder del
Hierro. Creer lo contrario hubiese sido de necios.
La Guerra ya venía siendo
preparada desde antes del Nacimiento de Jesucristo : “Dios con
Nosotros”. La Guerra, la Victoria y un Nuevo Plan de Formación de la
Civilización de la Plenitud de las naciones en el seno del Reino de Dios.
El Futuro es un
Instrumento en la mano del Señor del Tiempo.
XIX
La Casa de Adán se
hundió, destrozada por los maremotos y las tormentas y terremotos de los
tiempos. Pero la Casa de Cristo permanecería para siempre. Y esto fue posible
porque Dios tomó la Causa del Hombre en sus manos.
La Ley dice que de
la sangre de un hijo de Dios sólo a través de la mano de otro hijo de Dios
pediría Dios cuenta. Adán, hijo de Dios, era hombre. Quien de entre los hijos
de Dios fuese el elegido para vengar la Muerte de su hermano pequeño Adán tenía
que ser ambas cosas, hombre e hijo de Dios. De aquí el título de “hijo del
Hombre” que se le da al Mesías, hijo de David, hijo de Adán, nuestro Jesús, el
hijo de María, hija de Eva. Esta Elección de Dios Hijo Unigénito para vengar la
muerte de su hermano pequeño Adán, implicaba su Encarnación en el seno de una
Virgen.
Más allá de si Dios puede
o no puede realizar esta Obra, la Respuesta salta a la vista, quien se hace
Hombre es “Dios con Nosotros”, el Hijo de Dios, y desde su
Naturaleza tras la Resurrección contempla los siglos acorde a la Sabiduría de
su Padre.
El hijo del Hombre no
viene a conquistar el Mundo por la espada. No viene a conquistarle a los hijos
de Abraham el Imperio de la Tierra. Viene como Sumo Sacerdote de Dios a ofrecer
un Cordero para la Expiación del Pecado de Adán. Cristo es el Cordero. Cristo
es él, Jesús. La Cruz del Cordero es su Cruz.
En esta Cruz se
reconcilian Hombre y Dios. Jesús se ofrece ante toda la Casa de Dios como
testimonio de no haber tenido parte Dios en la Traición de la Serpiente.
Jesús Sacrifica a Cristo
en expiación del Pecado del Mundo cometido en la Ignorancia de la existencia de
la Maldad de los hijos de Dios que se alzaron en Rebelión contra el Espíritu
Santo de la Ley.
Dios y Hombre no sólo se
reconcilian, sino que devienen Familia en Jesucristo. Por Él deviene el Hombre
un hijo de Dios.
La Revolución estaba
servida. Sólo el Hijo de Dios podía consumar la Redención y abrir la Puerta de
la Salvación.
El Diablo lo sabía: La
Victoria del Mesías sería el fin de su Imperio. La Cuarta Parte del Apocalipsis
lo manifiesta: “LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS Y LAS ENCARNACIONES DEL DRAGÓN”
SEGUNDA PARTE
Dos elementos debemos
considerar antes de seguir adelante. El primero es la Edad de quien escribe de
principio a fin el Libro de las Sagradas Escrituras.
Encarcelados en la
prisión del pensamiento servil de los teólogos de oficio y los pastores a su
propio servicio, quien lee el Apocalipsis se olvida, cegado por la autoridad de
inteligencias privadas de Espíritu, que la Edad de quien escribe la Biblia es
la Eternidad. A los ojos de este Autor Mil años es una simple nube en el
horizonte.
Ergo: Leer la Biblia con
los ojos de un mortal es sencillamente una ofensa a su Autor y un
suicidio por la parte del lector. Para salvar esta demencia Dios
estableció la Fe como protección contra esos pastores y
teólogos adoradores de sus propias letras.
El segundo elemento es el
tiempo en el que se escribe este Librito Epilogar Apocalíptico. La Profecía que
contiene no se escribió en plena crisis de decadencia del Imperio. ¡¡Para
nada!!
Dios Hijo envía a su
siervo Juan esta Profecía en un tiempo que todos los historiadores optaron por
llamar una Segunda Edad de Oro, los días de la encrucijada de los últimos
emperadores Flavianos y los primeros Antoninos. Hablamos
de los días del emperador Tito y del emperador Trajano, días en los que el
Imperio alcanzó su máxima extensión en el mapa del mundo.
Venir a profetizar en
aquel momento la Caída y Destrucción del Imperio Romano como castillo que es
borrado de la arena de la playa por las olas, era, si no un sueño, sí una demencia. Profetizar la Caída del Imperio Romano en aquella
encrucijada entre Dos Siglos, superada la época de los emperadores locos, era
un absurdo en los oídos de todos los ciudadanos de un Imperio que con Tito
dejaba atrás su crisis interna de gobierno y con Trajano fue elevado a las
estrellas.
Estos dos elementos,
callados, ocultados, atacados, ignorados por teólogos de profesión y pastores
de oficio, le arrancan el cerebro a todo el que se acerca a este Librito a leer
la Profecía sobre la Caída del Imperio Romano; una Caída a la que si los
primeros les dan la espalda, los segundos le arrancan al
Dragón su fuego y poniéndoselo en sus bocas lo lanzan contra la Santa Madre
Iglesia Católica.
I
La lectura es firme y no
deja lugar a dudas. Hablando de los Santos dice el Hijo de Dios:
“...y en su boca no se halló mentira: son inmaculados...”
Aquí está la Naturaleza
Inmaculada de los hijos, de los siervos y de toda criatura de Dios: “No poner en
sus labios mentira; hablar la verdad en cada palabra; antes morir que vivir
fuera de la verdad o tener parte en la mentira”.
II
Así pues,
quien envía a su siervo a Juan para que escriba este APOCALIPSIS es
Dios Hijo Unigénito, el mismo “Dios” que dijo “Haya Luz”, “Haya
Firmamento”, “Haya estrellas”, “Hagamos al hombre a
nuestra imagen y a nuestra semejanza”, es decir: “hijo de Dios”. De aquí que en
la Lista Genealógica de su Mesías se lea: ...Jesús, hijo de David, hijo de
Abraham, hijo de Adán, hijo de Dios...
Trasladar la Profecía
sobre la Caída del Imperio Romano, en los días en que vivía una regeneración
militar y económica sin precedentes, contra la Iglesia Católica no fue una
Mentira, fue una Ofensa Absoluta contra el Hijo de Dios, a quien se le acusa de
haber profetizado la Destrucción de su Esposa.
III
Pero en esto pasa siempre
lo mismo. Habiendo abierto su Profecía mirando a la Generación de los hijos de
dios del final de los tiempos, el Diablo debía destruir las entrañas en cuyo
ser habría de ser concebida esa generación, nacida de Cristo para ser el
reflejo vivo de su espíritu de inteligencia delante de las naciones de la
Tierra.
De esta manera quienes se
creyeron “divinos” fueron engañados por el mismo que engañó a Adán y Eva,
cuando vistiéndose de “Predestinado por Dios” puso en sus bocas el fuego del
infierno que el Maligno llevaba dentro.
Sin embargo volvemos a
lo mismo. Tan locura es retar a Dios como intentar abortar su
Voluntad. Creer que una criatura puede ponerse delante de su Creador y ponerlo
de rodillas impidiendo que su Libertad despliegue su Gloria, este fue el Delito
de Satanás, cabeza de ese Dragón cuyo Fuego, la mentira, nada más comprender
que el Día de la Venganza había llegado, expulsado del Cielo se dio a buscar a
la Madre de ese Campeón cuyo Brazo era el “Brazo de Yavé”,
según ya lo anunciara el propio Dios Padre hablando de este Día, el Día
de Yavé:
“Día de Venganza y
Cólera, día de Justicia y Redención”.
Esto
dicho, una vez comprendiendo que estamos leyendo un libro escrito
por Dios, cuya relación con el Tiempo se produce en la Eternidad, su Contenido
no puede ser entendido sino en clave del espíritu de la Eternidad.
IV
Desechada la Mentira de
la Escuela del Diablo que proyectara el cumplimiento de la Profecía sobre la
Destrucción del Imperio Romano, la Gran Babilonia, la Ramera que comerciaba con
todos los pueblos del mundo, contra la Esposa de Cristo y Madre de los hijos de
Dios sobre los que Dios ya profetizara en Pablo su Nacimiento diciendo: “…La
creación entera espera con el corazón en el puño el nacimiento de sus hijos de
Dios, de la Casa de Cristo…”; y entendido que quien habla es Dios
Hijo, cuya Edad está en la Eternidad, estos dos elementos resueltos, podemos
regresar al libro de la Profecía con el que cierra Dios Padre su Libro, en el
que se ve cómo Padre e Hijo trabajan juntos, porque “nada hace el Hijo sin el
Padre y todo lo que el Padre hace se lo muestra al Hijo”.
“Apareció en el
cielo una señal grande, una Mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus
pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas…”
En efecto, el
Nacimiento de una Virgen de Concepción Inmaculada en cuyas entrañas tomaría su
Encarnación el Hijo de Dios en cuanto “hijo del Hombre” venía ya escrito desde
los días de Isaías. Observamos en el libro de Job como Satán se regocijaba
delante de Dios en persona de su Invencibilidad para vencer al hijo de Eva.
El Futuro de la Creación
entera dependía del encuentro a muerte entre el Vengador de la sangre de su
padre y el homicida que siendo hijo de Dios aspiraba a ser Dios. Vemos a Dios
sentado en su Trono, con sus labios sellados sobre la Revolución que en su
Mente ya estaba dispuesta, con la cual sacudiría los cimientos de su Imperio.
Ni se molesta Dios en considerar un final diferente al “Día de Yavé” que el que Él había dispuesto.
Llegado este Día y para
anunciar la Hora, conociendo Dios a sus hijos rebeldes los llama a todos a
abdicar de sus coronas y poner el Imperio a los pies de su trono. Éstos se
niegan. Todo natural. Habían rechazado el Amor y el Temor de Dios de sus almas.
Los hijos de Dios que obedecen a su Padre y Señor reciben la Orden
de capturar a los rebeldes y arrojarlos a la Tierra. El Mesías ha
nacido. El Hijo de Dios ya se ha hecho hombre. El hijo del Hombre vive ya en el
seno de la Virgen de la Profecía. La expulsión de Satán y sus cómplices es
firme, su objetivo es crítico, encontrar a la Madre del Mesías y destruir a su
Hijo.
V
La ruina es de quien la
busca y con sus propias manos la cultiva. La Victoria de Dios está descrita en
la Historia Divina de Jesucristo. En estas líneas toca dar Gloria al Vencedor y
celebrar nuestra Salvación.
El Hijo de Dios, el mismo
Señor que con su Todopoderoso Verbo creó la Luz, el Firmamento, y creó el Árbol
de las Constelaciones para proteger la Tierra, no otro, no uno cualquiera de
los hijos de Dios, el mismísimo Hijo a quien el propio Señor de la Eternidad
llama Tú-Dios, nos fue dado por Campeón y Héroe. Ya podía el Dragón Satánico
echar el fuego del infierno por su boca, Aquel que Dios le puso delante era
Indestructible.
Natural que vencido,
firmada la Sentencia del Padre por el Hijo, Satán, la Serpiente Antigua, se
pusiese a perseguir a aquella Generación Maravillosa de la que su Señor y
Salvador escribe:
“...Estos son los que no
se mancharon con mujeres y son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero
adondequiera que va. Estos fueron rescatados de entre los hombres, como
primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se halló mentira: son
inmaculados...”
¡Cuándo se oyó jamás, en parte
alguna de la tierra, que una generación entera fuese elevada hasta el mismo
Tabernáculo del Corazón de Dios! ¡Reflejo Vivo de la Imagen Pura de Dios:
Inmaculados, Incorruptibles, en cuyas almas no cabe la Mentira!
VI
La profecía sobre la
Caída del Imperio Romano ocupa este Capítulo Apocalíptico que, como ya he
dicho, escrito durante su Segunda Edad de Oro del Imperio, su contenido era
locura en los oídos de los hombres de aquel tiempo. Roma era eterna.
Esta propaganda estaba
incrustada en el cerebro de todos los pueblos de aquel cruce de siglos. Creer
que el Imperio iba a ser destruido como se destruye un castillo de arena en la
playa, o como se rompe una vasija de barro con una Vara de Hierro, no le cabía
en la cabeza a nadie. Excepto a la Iglesia Católica Romana, que recogió este
Librito Profético y lo añadió al Volumen de las Sagradas Escrituras. Pues si no
hubiese creído en su Profecía no hubiese integrado este librito en el Canon de
la Biblia. Canon que fue recogido durante la tercera Edad de Oro, por así
llamarla, del Imperio Romano, la Regencia de Constantino el Grande.
Aún así el Decreto Divino no
podía ser abolido. La Iglesia de los Padres esperaba esa Caída como se espera
con confianza plena en que a la noche le sigue el día.
La Victoria es anunciada
constantemente, porque “...en ella se halló la sangre de los
profetas, y de los santos, y de todos los degollados sobre la tierra...”
A estas alturas de la Historia, los
Acontecimientos hablan por sí solos; quien quiera enmendarle la plana a Dios y negarle
el Todopoder a su Palabra, que lo haga.
La Profecía no deja lugar a discusión
sobre la Victoria del Campeón que Dios nos dio:
“...Vi el cielo cubierto,
y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel y Verídico, y
con justicia juzga y hace la guerra, Sus ojos son como llama de fuego, lleva en
su cabeza muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El
mismo, y viste un manto empapado en sangre, y tiene por nombre Verbo de Dios.
Le siguen los ejércitos celestes sobre caballos blancos, vestidos de lino
blanco, puro. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las
naciones, y El las regirá con vara de hierro y El pisa el lagar del vino del
furor de la cólera de Dios todopoderoso. Tiene sobre su manto y sobre su muslo
escrito su nombre: Rey de reyes, Señor de señores...”.
VII
En efecto, el mismo Rey
de reyes y Señor de señores del Imperio de Dios se hizo hombre para rescatar a
su Creación y conducirla a su Reino.
¿Quién podría ponerse
delante de este Hijo Todopoderoso a cuyo Verbo le deben obediencia Cielos y la
Tierra?
Él era el Hijo del
Hombre, el Vengador de la sangre de Adán, hijo de Dios.
¡Qué locura, si de
rodillas adoraba a aquel contra quien había sido enviado para aplastarle la
cabeza y firmar su sentencia de destierro eterno de la Creación ofrecerle todos
los reinos del mundo, a quien tiene en Propiedad el Universo entero!
VIII
La Victoria de Cristo
conocida por todos como la Victoria de la Iglesia Católica, Romana y
Apostólica, no creo necesario importar su Gesta a este librito; es Historia del
Cristianismo.
Los siglos que fueron
desde el Nacimiento hasta Constantino, y desde Constantino hasta Teodosio el
Grande, con el que la Batalla Final sobre el Mundo Antiguo se consuma, son de
propiedad intelectual universal, forman parte del tesoro de nuestra
Civilización. Lo que concierne a la revolución en el Cielo, fruto de la Muerte
del Rey de reyes y Señor de señores del Imperio de Dios y su Resurrección como
Rey Universal Sempiterno, Transfiguración de la Relación entre Dios y su
Creación mediante, está escrito en la Historia Divina de Jesucristo. Aquí lo
que toca es vencer la doctrina sobre la negación de la Liberación del Diablo
mantenida por los teólogos de oficio como por los Papas de servicio, negación establecida
sobre la necesidad de ocultar sus delitos y sus crímenes de libro.
IX
Dice Dios Rey,
Jesucristo, “...Cuando se hubieren acabado los mil años, será Satanás soltado
de su prisión...”
A fin de ocultar sus
crímenes en las pasiones humanas y no en la fuente satánica, los Papas y sus
esclavos nos vinieron con la doctrina del Milenarismo, acorde a la cual El
Señor Dios, Jesucristo, miente. Es decir, el Diablo no fue encarcelado nunca, y
si no fue encarcelado hablar de su Liberación es un absurdo. Ergo, el Hijo de
Dios es un Mentiroso, tiene en la boca Mentira: “no es Inmaculado”.
X
Los crímenes de los Papas
de la primera Pornocracia, en el siglo X, ya están relatados. Los crímenes
y genocidios de los Papas de la Segunda Pornocracia en el siglo XV
están igualmente escritos. La cuestión no gira sobre por qué unos criminales se
sentaron en la Cátedra sucesoria de San Pedro. Este ya lo dijo el propio Pedro:
“La fe, acrisolada como el oro, que se corrompe”.
La cuestión gira en torno
al porqué Dios no ejecutó directamente la Sentencia de Destierro y mantuvo en
Prisión a los Rebeldes en lugar de expulsarlos de su Creación y arrojarlos al
Infierno.
Entendemos que habiendo
decretado un Juicio Universal Final hasta que no se procediese a su
Cumplimiento los Rebeldes debieran ser mantenidos en Prisión, precisamente a la
espera de este Juicio Final Universal. Lo que no parece entenderse es porqué
Dios decidió abrirle las puertas al Enemigo de su Hijo y darle la
Tierra por Campo de Trabajo hasta la Celebración de dicho Juicio Universal
Final.
La Respuesta es
inmediata: “… y saldrá a extraviar a las naciones que moran en los
cuatro ángulos de la tierra, a Gog y Magog, y reunirlos para la guerra, cuyo ejército será como
las arenas del mar...”
XI
Dios arroja a
la Tierra a los Rebeldes para acelerar los acontecimientos que habrían de poner
al Género Humano al borde de la Condena que fuera escrita contra la
Transgresión del Adán. La Condena contra nuestro mundo por el pecado de la
generación de Adán fue la extinción : “polvo eres y al polvo
volverás”.
Esta extinción es natural
y se debe al imperio de la Ciencia del bien y del mal sobre todo mundo que se
da su ley por fuente de existencia. Dios había vivido esta ley cósmica durante
infinitas veces. Se levantó contra esa Ley y creó un Universo en el que dicha
Ley no tiene parte. Dios le cerró a la Muerte la puerta de su Creación. Esta
Puerta fue la que se echó abajo en los días de la Caída de Adán.
La Muerte hace su
trabajo. La Vida tiene su tiempo, concluido éste la Muerte tiene el suyo. Dos
caras de una misma moneda. Que Dios partió por medio.
Dios estableció la Ley
como Muro de Protección que la Muerte no podría derribar.
La Muerte ya había
sembrado su semilla en una parte de la Casa de los hijos de
Dios. Con la Traición de Satán, líder y cabeza de la Serpiente, cuya
boca escupía veneno, Dios vio al Enemigo de su Creación cara a cara. Lo que se
puso en juego en el Edén era su Creación entera.
XII
Las irredencionalidad de aquellos hijos rebeldes,
príncipes del Imperio de Dios, de quien su Hijo Jesús era el Rey de reyes y
Señor de señores, hijos rebeldes a quienes la naturaleza y condición de hijos
de Dios les pareció poco a su dignidad, y retaron a Dios a ser proclamados
dioses o sumir a la Creación entera en el Infierno; esa irredencionalidad a las alturas del Nacimiento de
Cristo era absoluta.
La Extinción de un mundo
sujeto al Imperio de la ley de la Ciencia del bien y del mal no lo era menos.
Con todo, la Restauración del Hombre a su condición original por la Victoria de
Jesucristo era Invencible. Acelerar los acontecimientos a fin de acortar
los tiempos y sumidas las naciones en las tinieblas que
preceden a su destrucción total hacer brillar de Nuevo la Luz de la Salvación
del Rey, ésta era la Sabiduría de la que procedió la Liberación del Diablo a
principios del Segundo Milenio.
XIII
El Cisma de Oriente en el
año 1054 hubiera debido despertar a los Pastores y extremar la Vigilancia :
porque el Lobo andaba suelto. El Diablo aprovecharía el Sueño de los Obispos
para sembrar la Cizaña Maligna de la División, puerta que le abriría el camino
a las guerras mundiales, de las que esperaba obtener el Maligno la Extinción
del Género Humano.
XIII
La sucesión de
acontecimientos fratricidas entre las naciones cristianas y sus luchas
contra la Iglesia Católica era escándalo suficiente para despertar a los
obispos, pero éstos no quisieron admitir el hecho de estar el Diablo por medio.
¿Acaso no estuvo el Maligno en prisión durante la Primera Pornocracia,
anterior a su Liberación?
A la debilidad
humana debía computarse los crímenes del Papado y las guerras fratricidas entre
los pueblos cristianos que condujeron a la Rebelión Protestante y
abrió las compuertas de la Historia al diluvio de sangre de la Guerra de los 30
Años.
Establecidos en dicha
autocomplacencia los unos y los otros se dieron a negar esta
Liberación mediante el Invento de la Doctrina del Milenarismo, en la que
Negaron a Jesús como Autor del Apocalipsis, y negando su Palabra lo llamaron
Mentiroso y Autor de Mentira.
El Juicio del
Todopoderoso Juez Universal sobre esos siervos malvados que, mientras el
Sembrador Maligno devoraba las ovejas de su rebaño, ellos se repartían los
corderos más rollizos, ¿cuál será?
XIV
Porque si Lutero dijo que
aún el Violador de la Madre de Cristo burla el Juicio de Dios diciendo “Jesús
es el Señor”, sus jueces secuestraron a la Esposa de Cristo y la encerraron en
las mazmorras, celebrando sus orgías criminales en Nombre de la Iglesia delante
de todo el mundo. Y diciendo “Ad maiorem dei gloriam”
creyeron igualmente burlar el Juicio del Señor. Así ambos sirviendo al mismo
Maligno cuya mente estaba en la Destrucción del Género Humano.
Vano intento, sin
embargo. La Profecía es sostenida por el Brazo de Dios.
XV
“Vi un cielo nuevo y una
tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido; y
el mar no existía ya”.
La Victoria es del Hijo
de Dios, la Plenitud de las Naciones será restaurada a su Reino, y la
Revolución de la Transfiguración del Rey de reyes y Señor de señores en Rey
Universal Único Sempiterno y Señor Todopoderoso del reino de Dios, su Padre,
fue celebrada en la Resurrección. De aquí la Nueva Jerusalén.
XVI
Se entiende, pues, que el
Mundo Antiguo fue juzgado. De aquí que se hable de Juicio Universal Final. Y de
que la Segunda Muerte no tendrá Poder sobre los que fueron llamados a la Vida.
El Imperio murió para Resucitar en forma de Reino Universal Único. Dios
glorificó a su Hijo poniendo todo el Poder en sus Manos. Puso sobre su Cabeza
la Corona Universal, y en sus Manos el Cetro del Juez Universal.
Ahora nos toca a
nosotros, los hijos de Dios, vencer a la Muerte y conducir a todos las naciones
al Reino de Dios, según lo escrito : “...Es preciso que de nuevo profetices a
los pueblos, a las naciones, a las lenguas y a los reyes numerosos...”
CONCLUSIÓN
La enemistad del mundo
hacia Dios, la Iglesia Católica y el Cristianismo tiene su procedencia en la
Ley de la Ciencia del Bien y del Mal, Ley que bajo diferentes ropajes conduce a
la Criatura a querer vivir en un universo hecho a su medida, voluntad
patológica que le hace creer que puede ordenar la Naturaleza a su medida, para
lo cual mata a Dios en sí mismo, en su demencia olvidando que el Universo y
todo lo que existe es Obra de Dios, Padre de Jesucristo, su Hijo
Amado, engendrado de su Naturaleza Increada, y nada ni nadie puede
existir sin su Presencia, y lo que es más maravilloso sin su Amor.
Esta Patología del
Intelecto, degradado a la condición de la Razón Animal, tuvo su Origen, acorde
a la revelación Divina, en la Guerra entre los hijos de Dios por el Trono del
Rey del Cielo. Ignorante de esa Guerra, el Primer Hombre y su Mundo fueron
arrastrados al campo de batalla al lado de esos hijos de Dios contra cuya
ambición sin medida y esperando corregirlos levantó Dios el Decreto de
Destierro Eterno de su Creación para todo el que ose declararse en Guerra
contra sus hermanos.
Sin embargo,
sin Miedo al Omnipotente Creador del Cosmos, al igual que aquel Judas Iscariote
que tras haber visto con sus ojos el Todopoder del
Hijo de Dios en su envidia lo traicionó, igualmente aquel hijo de Dios, llamado
Satán, en su envidia por el Trono del Rey de reyes y Señor de
Señores del Imperio del Cielo no dudó en usar a Adán como llave para abrirle a
la Muerte la puerta de la Tierra.
Atravesado su Corazón por
la Traición de Satán, Dios Padre revivió el fin de tantos
mundos como conociera durante la Eternidad de su existencia, y sin mover una
Pestaña juró por su Gloria y su Nombre que el Peso de la Ley caería con toda su
Omnipotencia sobre la Cabeza del Traidor, Bestia Inmunda en la que la Imagen de
su Creador había dado paso a una imagen infernal, veneno por sangre, cuya vida
eterna que recibiera en el día de su creación le sería condena de infinito
tormento.
En respuesta al Juicio de
Dios: Los hijos de Dios y toda la Casa de Dios del Cielo dijeron “Gloria al
Señor”. Los hijos de Dios de la Tierra decimos : “Bendito el Señor Dios y su
Ley por la Eternidad de las eternidades, y todo el que se levante contra su
Ley, Hoy y Siempre, siga el camino al Infierno del Traidor”.
Maldito todo el que
levante su Mano contra su hermano.
II
Largo y estrecho fue el
camino del Género Humano desde los días de Adán a los días de Cristo. Durante
miles de años la creación entera asistió a un espectáculo dantesco, increíble,
insoportable, que toda la Casa de Dios tragó como si fuese un veneno lento que
le amarga el corazón pero nunca mata. El Silencio que Dios guardó a partir de
aquel Día estableció entre la Creación y su Creador un Muro impenetrable. Dios
blindó su Mente, su Pensamiento, de manera tan Sólida que ni su propio
Hijo pudo penetrar.
III
El espectáculo que se
desarrolló en la Tierra no fue jamás contemplado en el Universo. Hubo guerra
entre los reinos del Imperio de Dios, guerras entre Poderes establecidos. Lo
que se desarrolló tras la Caída en nuestro Mundo fue desgarrador. Un
Mundo en su Infancia, desnudo, sin conocimiento del Mal, sin
experiencia en la Mentira y la ciencias de la Traición fue entregado para ser
arrollado bajo las ruedas de una ley maligna cuyo fin es la extinción de toda
vida en el Universo.
Aquel espectáculo
insufrible, cuya terminación perversa fue el Imperio Romano, aquella espera de
la venida del Vengador de la sangre de Adán que habría de recoger su Corona y
restaurar el Reino de Dios entre los hombres, levantó en el Hijo de Dios el
fuego que bajando del Cielo, y vestido de Guerra, se hizo hombre:
Vi el cielo cubierto, y
he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel y Verídico, y
con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son como llama de fuego, lleva en
su cabeza muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino El
mismo, y viste un manto empapado en sangre, y tiene por nombre Verbo de Dios.
Le siguen los ejércitos celestes sobre caballos blancos, vestidos de lino
blanco, puro. De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las
naciones, y El las regirá con vara de hierro y El pisa el lagar del vino del
furor de la cólera de Dios todopoderoso. Tiene sobre su manto y sobre su muslo
escrito su nombre: Rey de reyes, Señor de señores.
Es el propio Dios Hijo
Unigénito quien encendido en fuego al frente de sus hermanos del Cielo abre la
Batalla. Primero es el Duelo a Muerte con el Traidor. Después la Batalla contra
el Mundo Antiguo. Quien viene es un Guerrero armado hasta los dientes con un
propósito visible, recoger la Corona de David y conducir a los
pueblos de la Tierra lejos y fuera de la Ley de la Ciencia del bien y del Mal.
Mas estas cosas ya las he
expuesto en la Historia Divina de Jesucristo, y a ellas debo remitir a todo el
que quiera conocer todas las cosas.
IV
Dios cierra su Libro. Un
Nuevo Testamento es sellado. No sería abierto, en lo que tocaba a los hijos del
Testador hasta el Nacimiento del primogénito de la Generación de los hijos de
Dios de la Casa de Cristo. Hasta entonces Dios guarda Silencio y deja en
Herencia a su Iglesia la Fe de Cristo para guiar a su Pueblo a través de los
próximos milenios.
La Fe no trajo la
Inteligencia de todas las cosas sino en Esperanza. Pues como se lee, el
espíritu de Inteligencia quedó en Herencia de los hijos de Dios sobre quienes
el Espíritu Santo escribió: La creación entera la gloria de la libertad de los
hijos de dios.
Ese Día ha llegado.
Bendito sea Dios.
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