cristoraul.org EL VENCEDOR EDICIONES

 

“DIVIDE ET IMPERA”

LA

CUESTIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA

“IN MEMORIAM DE FRANCISCO FRANCO”

ESPAÑOLES ¡VIVA ESPAÑA!

 

Comenzaré diciendo que toda Guerra, sea civil revolucionaria o de invasión, es una abominación a los ojos de Dios y de sus hijos. La Guerra es un acto de Destrucción contrario al Acto de las Creación; bajo ningún contexto puede el Creador de todas las cosas, tanto las de los Cielos cuanto las de la Tierra, dar su bendición, ni tan sólo su aprobación, a un acto contrario, en lo absoluto, a su  Personalidad Creadora. Menos aún puede la Creación bendecir o aprobar un acto que implica su propia destrucción. Aunque parezca un argumento pasado de moda valga aquí importar el Consejo de ese Creador a su Creación : “NO DESTRUYAS”, Consejo que se repite incesantemente en su Libro Divino. Desde el punto de vista del espíritu filosófico este Consejo debe sonarnos natural: ¿hay algo más natural que un Creador ame su Creación y aconseje a todos quienes la contemplan y disfrutan de ella con no soñar con destruir su Obra? Parece ser que cuando hablamos de Dios se olvidan, unos porque son teólogos, otros porque son científicos, que Dios es Creador, que su espíritu es el de Creador, a imagen y semejanza del cual surge en el hombre la actividad creativa, natural a las artes, las ciencias y todas las actividades manuales humanas, de construcción, en todas sus ramas, de agricultura, en todas sus áreas, etcétera. Somos creadores no por naturaleza, sino por llevar en nosotros la imagen y la semejanza de nuestro Creador. Ninguna vida sobre la Tierra lleva esta imagen, de manera que si la creatividad humana fuese debida a la Naturaleza sola todas las especies hubiesen ascendido a la Civilización. Lo ha hecho sólo el Género Humano porque únicamente sobre el Hombre proyectó Dios su Espíritu, elevando su  instinto social natural, común a todas los especies de su Rama biológica, a la Civilización, expresión social Natural a Dios.

Debemos convenir con nosotros mismos que la Civilización, siendo la Expresión Social Sobrenatural de la Vida en la Tierra, y en el Universo en su conjunto, tiene en la Guerra a su enemigo, un enemigo absoluto,  con el que no cabe amistad de ninguna clase, ni discurso de ninguna forma.  La Guerra tiene un único fin : la Destrucción de la Civilización, la reversión del ser humano a la condición del instinto animal, incapaz de levantarse por sí solo a la Civilización.

Ya vemos que lo mismo que las proclamas “la Razón sola” “ la Fe sola” condujeron a las naciones a la Guerra, la proclama final “de las Ciencias, “la Naturaleza sola” no podía dejar de conducir al mundo al campo de batalla de las guerras mundiales. Creer que el Hombre y su Civilización es el producto de “la Naturaleza sola” fue y es una aberración moral, a la que las ciencias se acogieron para ocultar su discapacidad intelectual para ascender un estadio más en la Creación de esta Civilización, creada por Dios en la Europa Cristiana, sin la cual, la Civilización Cristiana, el intento del Mundo Clásico Antiguo de crear una Sociedad más elevada, en la que la Justicia y la Paz engendrasen la Libertad hubiese quedado enterrada para siempre bajo el diluvio de las tribus bárbaras que echaron abajo el Imperio Romano.

Fueron, aunque pocos y muy concretos, varios los argumentos a los que la inteligencia científica de los siglos anteriores a la Edad de las Revoluciones, o Siglo XIX, tuvo que enfrentarse. Y se enfrentó. Y no pudiendo, sin la Fe Cristiana, entender la Relación  del Origen Sobrenatural de la civilización con la Historia Universal, la Razón científicas acabó por negarse a sí misma como el Principio activo de la Inteligencia del Creador Divino en su creación humana. Negado este principio la Razón científica  abolió el estado de Guerra como una violación de la Vida y la Libertad de las naciones y declaró su existencia ser Necesidad de civilización. Como se comprenderá, aplicado este principio fratricida criminal científico a la geopolítica de principios del siglo XX su fruto no podía ser otro que las Guerras Mundiales.

Quiero decir con esto que aún en la Edad de la Demencia Esquizoide Paranoide Genocida y Geocida, o siglo XX, el Pensamiento como actividad sobrenatural siguió demostrando su Origen Divino, aunque, para desgracia, en su potencia más virulenta. De manera que lo que el Mundo ganó en inteligencia, durante  los siglos de la civilización Cristiana,  lo perdió en Razón al declararse las  Ciencias por la Guerra Fuerza Natural Motora de la civilización. La Razón científica del Siglo XIX no sólo declaró, en su demencia, la Muerte de la Fe, sino que además resucitó de su tumba la Ideología Imperial Precristiana de la Necesidad de la Violencia como Instrumento de Estado y Civilización: en su forma de Guerra contra el Débil, la otra Raza, la Nación vecina… etcétera etcétera etcétera.

La Guerra, pues,  es un acto de Demencia Totalitaria en el que el Rechazo y la Negación del Hombre en el ser humano se consolida en lo absoluto.

La Guerra es un acto de Estado por el que una Nación rechaza y niega a su Estructura geopolítica Política sentido de Humanidad Sobrenatural, y proclama la Ley del más fuerte, de la Bestia más poderosa para la Destrucción,  como principio motor activo y práctico de su política: nacional e internacional.

En la Invasión de una nación vecina, con la que se comparte Historia y Memoria Viva, por ese Estado, hasta entonces hermano, descubre el Rechazo de ese Pueblo Invasor al Hombre creado por Dios, y proclama ser su esencia y sustancia la naturaleza lógica que se deriva de la existencia de una Bestia en el ser. EL Invasor rechaza, en lo absoluto, al Hombre en su Ser. Quiere ser una Bestia, y sólo eso: una Bestia. De donde se entiende que la Bestia, no habiendo sido creada por Fios se declara en Guerra contra Dios.

Vemos, y nuestro padres vivieron, el fruto de aquella Batalla entre las Bestias del Siglo XX, leyendo la Memoria Histórica de la Humanidad. Una Memoria cuyas líneas sociológicas únicamente pueden ser desarticuladas por una nueva bestia, y aceptadas como Nueva Memoria por un animal social en el que el Hombre ha dejado de existir, y cuya existencia se mueve exclusivamente por las leyes de las bestias en lucha por la supervivencia en un hábitat sujeto a destrucción por las relaciones derivadas de las naciones entre ellas, y entre ellas y la Tierra.

La Guerra como Medio para alcanzar un fin político es una abominación, a los ojos de Dios y de sus hijos. Y sin embargo,  el Miedo a Negación a Defender la Civilización, sin la cual no existe ni Libertad ni Paz ni Justicia, es igualmente la negación de ese Hombre en el Origen de la Civilización. La civilización no fue creada por un Cobarde, no ha sido  edificada por cobardes, ni ha crecido de la mano de cobardes.  La Defensa de la civilización es un Deber del Hombre, y evidentemente es el Derecho Divino por excelencia de nuestro Creador.

Esto nos lleva a creer, con la fuerza de la Vida, que sin Libertad no hay Hombre. Y que si no hay Libertad no hay Paz. De donde se entiende que el Hombre y la Paz son uña y carne, alma y espíritu, mente y corazón. De lo cual se deduce, comparando la Existencia del Género Humano con el resto de los géneros biológicos que pueblan y poblaron la Tierra, que esta Paz y su Libertad como expresión suprema de la Vida del Hombre no proceden de “la Naturaleza sola” sino de la Actividad Creadora Divina en su Creación, el Hombre.

Volvemos a lo mismo, si se quiere, lo que sería un anacronismo una vez visto a qué campo la Razón sola condujo a las naciones en el Siglo XX; es decir, ¿por qué siendo Su Derecho el de intervenir en su Creación, nuestra civilización, contra la Guerra el enemigo de su Creación, nuestra Civilización, Dios se ha mantenido al margen, entendiendo por este margen su no Actuación en la Plenitud de la Libertad de su Gloria?

Este tipo de argumentación lógica derivada de la experiencia histórica arrastró a la Razón científica de la Edad de las Revoluciones al campo de batalla de la Edad de las Guerras Mundiales. La no aceptación de la Respuesta del Dogma Creador de la Civilización Cristiana como garante de entendimiento en el Futuro, determinó una respuesta existencial negativa, que alimentada por su discapacidad intelectual verificada para entender los principios de la Inteligencia Divina, expuso e impuso la Violencia Genocida natral a la Guerra como medio de alcanzar el Fin de Estabilidad en la civilización. La alienación de la Paz y su declaración como el estado natural de un cobarde provocó la Neurosis Psicótica Fratricida típica del Siglo XX; Esquizofrenia científica que no sólo se cebó en el Ser Humano sino que hizo de la Biosfera su enemigo. Natural, por tanto, que quien se declarara en estado de Genocidio Mundial no se detuviera en  pararse en la demencia de declararle la Guerra a la Tierra.

En fin, a este último delito de la Razón científica lo han llamado Cambio Climático con la naturalidad que un padre  llama a su hijo Juan o Pepito.

Con todo, el principio activo de la Creación es la Inteligencia, y su instrumento dinámico es la Ciencia. Obviamente habiendo quedado nuestro Mundo sujeto a la Ley del Bien y del Mal cada instrumento tiene su cara positiva y su cara negativa, su faceta creadora y su faceta destructora. Pero mientras permanezca la Ideología maligna de ser la Guerra un medio natural para alcanzar un fin, sea político o geopolítico, la ciencia al servicio de esta ideología es de por si un caldo de cultivo de grandes bestias.  

Sin ir más lejos este tipo de puente hacia un futuro mejor es el que  levantó sobre el mar de la crisis  de la Edad delas Revoluciones el Socialismo del Siglo XX. La crisis del Siglo XIX vino de las esperanzas  machacadas, de las ilusiones quebradas, de los movimientos aplastados por aquellos Estados que suponían haber sido levantados para defender la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad entre las naciones. El Absolutismo no tardó en regresar del cementerio en el que la Revolución Francesa quiso crearle un panteón de hierro y piedra a las monarquías e Imperios creados a costa del Descubrimiento del Nuevo Mundo. Ciertamente la gran batalla entre el Islam y el Cristianismo que en el Siglo XVI y XVII alcanzó su delirium tremens final obligaba a Dios a defender nuestra Civilización en dos frentes. Por una parte estaba el enemigo externo, el Islam de Solimán el Magnífico, y por el otro estaba  el enemigo interno, el Protestantismo. Ambas fuerzas tenían un único objetivo: La destrucción de la Civilización   Católica fundada sobre la Herencia del Derecho Romano Cristiano. Roma civilizó al mundo, y la Iglesia Católica civilizó a Roma, de aquí que el derecho Europeo Medieval, predecesor del Derecho Moderno, se llamase Derecho Romano Cristiano. Este Derecho, base de las arquitecturas  de los Estados Europeos Modernos  había tenido en la Iglesia Católica Romana  un  Defensor incansable e invencible. Desde el punto de vista del Enemigo de la Civilización como estado sobrenatural del Hombre, la destrucción de esa Iglesia supondría echar abajo la columna maestra sobre la que toda el Edificio descansa. Retomando la Fundación de la Civilización Europea como el choque entre dos fuerzas no humanas, entre Jesús y Satán, dos hijos de Dios, no de nuestro Mundo, el primero  defendido por Dios, y el segundo por la Muerte, se entiende claramente que la Necesidad de acabar con la Civilización en el Hombre y del Hombre en el género humano, a fin de recudirlo a la condición de las bestias, solo y  únicamente podía pasar por la destrucción y Caída de esta Iglesia Madre. Provocar una guerra civil interna y  sujetar a su Civilización a una guerra externa, la posibilidad de  echar abajo ese Pilar Divino sobre el que el Edificio de la Civilización Europea se basó durante quince siglos, dicho sea todo, merecía la pena el intento. Pensamiento de Satán. Pero Dios ya se había adelantado a este choque final de ejército poniendo al Servicio de su Hijo al ejército más  poderoso del momento, equipado con todo el oro de un Mundo al otro lado del Océano. La Unión de los ejércitos de España y Alemania, financiados por el Oro del Nuevo Mundo, hizo imposible la victoria del Maligno.

En fin, estos son  Acontecimientos que superan los dominios de las ciencias históricas tradicionales y se elevan en el terreno de la Historia Divina del Cristianismo. Sin la cual, se entiende,  viajar por la Memoria del Europa no es ya un anacronismo sino un Delito.

La Memoria Histórica de un Pueblo, de una Nación, de una Civilización, de un Mundo, no se escribe desde el Futuro. Y siendo verdad que los vencedores de un conflicto escriben la historia a su gusto, cometiendo delito contra la verdad, y los historiadores profesionales al servicio de las coronas y los Estados tienen por trabajo  ocultar crímenes bajo el pomposo nombre de Razón de Estado, cometiendo crimen contra la Libertad, no menos verdad es que permitir que el Futuro reescriba el Pasado y acomode, en función de los intereses partidistas circunstanciales, la visión de los Acontecimientos vividos y entregados a las páginas de la Historia Universal como Herencia de la Humanidad a los siglos venideros, es un delito contra la Paz.

La pérdida de la Memoria en el ser del individuo, o su  manipulación por parte de una fuerza externa, conduce a un efecto patológico de alcance  más o menos limitado en razón de la fuerza destructora en movimiento.  La Memoria del Individuo pertenece al individuo y los traumas que puedan los accidentes sociales crearle deben ser combatidos sin que su Memoria Personal se vea afectada. Las decisiones creadas por circunstancias personales no deben afectar a la verdad de la Memoria del Individuo. Y esta verdad es que las decisiones que se adoptan y se ejecutan a veces no dan el resultado apetecido e incluso pueden ponerlo a uno al borde de la autodestrucción.

Culpar de las consecuencias delas decisiones propias a fuerzas externas no libera de las efectos provocados, y menos aún pueden liberar de esos efectos a generaciones alejadas de esos efectos por un abismo de décadas cuando no de siglos. Y sin embargo cuando una Memoria Histórica, entregada ya a las páginas de la Historia Universal, es expuesta a su Revisión en orden de razones políticas temporales y partidistas el efecto que se obtiene es infinitamente más patológico por en cuanto se quiere hacer vivencia de una generación viva los traumas de una generación muerta.

 Se entenderá que únicamente a un psicópata caminando hacia la tiranía, que quiere hacer del Partido una Iglesia,  de su Política una Religión, de su Ideología unas Teología Dogmática, es decir : EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI; y solamente a  un tirano, establecido sobre una generación de historiadores cobardes y esclavos del poder político; solamente a un  político con votación hitleriano estalinista se le puede ocurrir  elevarse a la condición de Dios y escribir la Historia del Pasado para asentar su Trono sobre semejante  lago de arenas movedizas.

El mundo no está para ya brevas. El Hombre ya no está para doblar rodillas. La Edad Atómica camina hacia el cementerio de la Historia al paso de un elefante caminando hacia territorio sagrado de sus antepasados. Pero el Hombre creado por Dios  ha entrado en una Nueva Edad, fundada en el del espíritu de inteligencia de su Creador, y todo el polvo que se ha acumulado en las pies del Género Humano durante los últimos siglos será sacudido por la Nueva Generación de hijos de Dios sin siquiera preocuparnos de mirar hacia atrás.

Lo que hicieron los hombres durante los siglos pasados no lo hicimos nosotros, lo que vivieron no lo vivimos nosotros. Quienes quieren revisar la Memoria  Universal de sus naciones quieren culpar a los vivos de los crímenes y delitos de los muertos.  Esa es una generación de políticos dementes establecidos sobre una corte de historiadores cobardes y  hombres de Estado cuyo único Estadio es su propio ego, hombres sin inteligencia que quieren ignorar que la división conduje al Odio y el Odio a la Guerra Civil.

 

Al borde de la Segunda Guerra Civil Española es bueno sentarse a reconsiderar las razones que tienen algunos para querer dirigir una nación al océano de sangre que es toda Guerra Civil; valorar en qué causas ideológicas sus defensores basan esa necesidad de arrastrar a la Historia a tales playas fratricidas defendiendo con el fuego del Odio esa Necesidad.

Los movimientos de las fuerzas gobernantes de la Sociedad viva española trazan sobre el papel del pensamiento histórico las líneas maestras sobre las que se mueven sus intereses secretos, cada vez más expuestos a la luz del día, como en el caso Catalán y en el del caso del Socialismo del Siglo XXI Anti-Español.

Divide et impera es la Semilla del Nacionalismo Anti-Español, de cuya cosecha esperan obtener, una vez el diluvio del Odio haya hecho crecer en la Rosa del Socialismo las espinas venenosas del Odio, la atmósfera de Guerra Civil que les permitirá romper la Unidad de esta Nación Universal sin suya existencia sería imposible comprender el desarrollo de la Edad Moderna, y menos aún de la Civilización Cristiana.

No hay otra Nación en la Tierra que pueda ponerse a la altura de España delante de la Corona del Reino de Dios. Con sus virtudes y sus defectos el Cristianismo existe aún, y se ha extendido por las Cuatro Regiones de la Tierra gracias a la sangre vertida por este Pueblo durante los siglos de su Edad de Oro, el XVI y el XVII.

Ni a Italia ni a Grecia, ni a Francia ni a Inglaterra, le debe la Corona de Dios tanto como a España. Sus hijos corrieron a la Vanguardia de los ejércitos del Rey Divino cuando el Imperio Otomano de Solimán el Magnífico ya se disponía a echar abajo la Puerta de Europa: Viena, e imitando a los Alaricos tirar al suelo las murallas de Roma hasta hacer de la Catedral de San Pedro su nuevo Mezquita.

Sus hijos llevaron la Fe a todo un Continente devoto de ídolos demoníacos, pueblos aun sumergidos en la idolatría de los Sacrificios humanos y el Canibalismo. Hasta las islas más remotas, dejando en el campo su sangre como agua lustral, los hijos de España conquistaron para Dios naciones y pueblos hasta entonces esclavizados a la ley del Infierno.

Esa España fue la que retrató Cervantes en su Quijote. Después de haber entregado sus fuerzas a la Salvación de Europa y del Mundo, sus hermanas, viendo su debilidad, se lanzaron sobre ella, burlándose de su locura : “haber puesto a los pies de la Civilización Europea riquezas fabulosas que de haberse quedado en su territorio la hubiesen convertido en la nación más feliz del planeta”. Era su Destino. Darlo todo por una Causa Divina y ser correspondida con el Desprecio. El Quijote era España. El Genio de Cervantes dibujó en la Historia de su Héroe la Historia de su Nación.

Inútil decir que aquellos Catalanes y Vascos que en los días de la Gloria Dorada del Imperio Español se sintieron los primeros españoles, y sin complejo ni prejuicio se apuntaron a la empresa de hacerse ricos y poderosos, en cuanto comenzó la Decadencia no dudaron en levantarse contra aquélla que juraron ser su Madre, y la acusaron de ser una Ramera indigna de tan gloriosos hijos criminales. GORA ETA, VISCA CATAULNYA.

España está de nuevo bajo una Nueva Ola de Odio, liderada por Iluminados Nacionalistas e Ideólogos Anti-Españoles para quienes la Necesidad de una Guerra Civil es condición sine qua non para imponer en la Península el Socialismo del Siglo XXI. Ellos son el Odio. Ellos son quienes dicen que todos los que les critican siembran el Odio. ¿NO es la esencia de la Democracia la crítica hacia el Gobierno en funciones?

Pero la Historia Universal es una Ciencia. No es una Asignatura. El Hombre no es una bestia. Aunque haga el bestia, el Hombre lleva en su ser la Fuerza Divina que le abre camino en las tinieblas y lo levanta del suelo cada vez que las tormentas de la destrucción llueven sobre su cabeza los rayos de la desolación absoluta.

De la misma manera que la Vida del Género Humano está por encima de la vida del Individuo, la Historia Universal supera toda Historia Nacional. Y esto es así porque de la misma manera que un hombre no puede crecer en pensamiento e inteligencia si sujeto a un aislamiento total, de esta misma manera ninguna nación puede elevarse sobre su derrumbamiento si no se integra en la Dinámica de la Plenitud de las Naciones que formamos el Género Humano. Aquéllos que siembran el Odio hacia sus vecinos y llevan ese Odio hasta el Terror renuncian a ser humanos, se transforman en demonio criminales cuya sed de sangre sólo puede alcanzar su satisfacción maligna en los fuegos infernales de una Guerra Civil.

Creen los Nacionalistas Catalanes y Vascos que la Siembra del Odio ya ha por fin comenzado a dar sus frutos, que las espinas de la Rosa Socialista ya han comenzado a destilar el Veneno por las bocas de su apéndice guerracivilista, ese Socialismo del Siglo XXI en que para despistar la atención se ha diluido el Antiguo PODEMOS.

Las fuerzas tenebrosas de estos sembradores de Odio entre los pueblos hermanos españoles es fácil de describir. Los Nacionalistas confían en que la división en dos grandes Bloques, separados por el Odio a Muerte que el Apéndice Socialista cultiva a fuego, debilitará a España hasta el punto de crear la Necesidad de su Disrupción como única vía para evitar la Segunda Guerra Civil.

El Socialismo decimonónico en el Poder cree poder dominar esas fuerzas disgregacionistas y confía en levantarle sobre ellas a su Líder el Trono de un Rey sin Corona.

La Corona Borbónica es una abstracción sin Voz ni Voto relegada a un mero símbolo sin alma tras cuya fantasmagórica realidad el Socialismo del Siglo XXI oculta su dirección real, el paso de la Democracia a la Dictadura mediante la conversión de la Democracia a la Necesidad de la Dictadura Socialista del Siglo XXI como única vía hacia la Salvación de España. En definitiva, cualquier psiquiatra diría que España está viviendo y sufriendo un episodio esquizofrénico altamente paranoide de carácter autodestructivo.

La Democracia se ha convertido en un campo de batalla abierto en el que el Congreso no es un Ágora Representativa del Pueblo sino en un Circo de Payasos escondiendo tras máscaras de hombres de Estado la personificación encarnada de hombres del Pasado que buscan revivir la Guerra que perdieron en la confianza de ganarla si logran tener y crear una Segunda Oportunidad.

Es pues necesario superar esta circunstancia y elevarnos a la Historia Universal si queremos entender que pasó en el Pasado y qué se pretende en el Presente. Los fantasmas del Pasado deben descansar en sus tumbas.

Nadie está libre de pecado. La Historia no puede reescribirse, excepto cuando se pretende asaltar el Futuro y encadenarlo a los demonios del Pasado. Es lo que hace todo Dictador. Eso es lo que hace todo Tirano, lo que hace todo Genocida, lo que hace todo monstruo adorador de la Guerra Civil como puente hacia su mundo perfecto e ideal. La construcción de un mundo ideal ajeno a la realidad es lo que define la Locura del Ideólogo frustrado que sueña con haber vivido en aquéllos tiempos y debe vivir en éstos.

Así pues, la Verdad y la Inteligencia son las dos caras del ser humano. Sin Inteligencia toda Verdad es una mentira que se le suministra al cerebro a fin de crearle la ilusión de inteligencia. La patología de esta ilusión genera en el cerebro afectado la fantasía de la omnisciencia, lo que se llama el “sabelotodo”, acorde a cuya demencia la línea de pensamiento se reestructura para seguir unas pautas de respuesta injertadas desde la ideología del Partido. El ser renuncia a su Independencia Moral, ontológica, Metafísica, y se convierte en un borrego al servicio de los lobos que hacen de pastores del rebaño ideológico, al servicio de cuyas poderosas mandíbulas juran renacer incluso como Terroristas y estar dispuestos a derramar la sangre necesaria, todo con tal de no ser ellos mismos la carne que se sirva en las mesas de sus líderes.

Ahora bien, el Hombre no reconoce ni tiene más líder que Dios. Todos somos un recurso humano para todos, todos somos las células de un mismo organismo universal, el Hombre. Cada uno de nosotros somos un grano de arena de una misma montaña, somos un Todo, nadie es más que otro ni menos que nadie. Cada uno llevamos un naturaleza personal activa en el seno de una Naturaleza Universal en la que formamos un Cuerpo y actuamos con todos, entre todos, para que la Vida de Todos sea la del Hombre, ese Género Humano desde hace Milenios dividido en proceso esquizoide maligno contra cuyos efectos homicidas llevamos luchando siglos y a cuya Victoria no renunciamos bajo ningún concepto, hasta que veamos a nuestros hijos libres de esta patología Maligna que es la Guerra Civil Universal en la que nos hallamos desde que un hombre soñó ser dios sobre todos los hombres.

Ese sueño maligno homicida es el que se ha plantado en el Gobierno de España, ha invocado al Odio como Aliado y ha despertado los Fantasmas del Pasado para erigir su Trono sobre la Segunda Guerra Civil Española. Delante de esta realidad la Corona Borbónica esta arrodillada.

Sánchez es dios y el Borbón su rey. Esta y no otra es la verdad detrás de las máscaras.

 

PRIMERA PARTE

MEMORIA HISTORICA

 

Filosóficamente hablando “la Memoria Histórica” le pertenece a los Libros de Historia. Por esto se llama Memoria Histórica. Los Acontecimientos del Pasado se convierten en tema para los Historiadores y por virtud de la Fuerza de la Vida dejan el terreno de los vivos, se tumban a dormir la paz eterna en el de los muertos, y los vivos quedamos libres para redirigir nuestra Futuro acorde a nuestro Desarrollo Intelectual, comprendiendo en este Acto tanto el pensamiento científico como el religioso.

No hay Historia del Futuro. Sólo Dios tiene el Poder de dirigir la plenitud universal de los acontecimientos hacia un horizonte concreto en el Tiempo. Los hombres nos movemos a corto plazo. Los problemas a los que nos enfrentamos son actuales y nos obligan a una lucha diaria y constante, que la Historia recogerá una vez los problemas superados. Y será a partir de este momento, es desde este momento superado que la Historia comienza a escribir sus nuevos capítulos.

Por tanto, condenar a los vivos por los errores de sus padres muertos es un delito de alta traición contra la Civilización. Según esta actitud de Juicio Final contra el Pasado, todas las naciones deberíamos odiarnos a muerte a la salud de las guerras históricas habidas entre Francia y España, entre Inglaterra y Francia, entre Alemania y Rusia, entre Argentina y Chile, entre Japón y China, etcétera etcétera.

No hay que ser muy listo, aunque sí tener una inteligencia libre y gozar de un pensamiento sano, para comprender que siguiendo la Actitud de este tipo de Memoria Histórica, desplegada Hoy como Nueva Bandera de la Nueva Internacional Socialista del Neo-Progresismo Mundial, el Odio debería ser el pan nuestro de cada día.

Pan nuestro de cada día que quieren servir a nuestros hijos y nietos desde las Guarderías.

No en vano una de las leyes morales jurisprudentes más Divinas es aquellas de “no juzgarás a los hijos por los pecados de sus padres”.

Parece natural que quien desprecia la Moral Jurisprudencial Divina tienda a hacer y haga todo lo contrario de lo que la Salud Intelectual más fuerte tiene por justo, recto y conveniente.

Nadie olvidará la victoria de nuestra civilización contra aquella actitud malsana de condenar a los hijos inocentes por los padres delincuentes, negándoles así una vida propia y un futuro mejor que el que sus padres tuvieron.

Insisto, condenar a una criatura inocente por el hecho de la naturaleza de sus padres delincuentes es un delito contra la Civilización. Así lo proclamó Dios y así fue recogido por nuestra Código Moral Cristiano.

La Ley de la Memoria Histórica que el Neo-Progresismo de la Nueva Internacional Socialista Retrógrada quiere imponer con su Revisionismo al alza de los acontecimientos del Pasado, revierte esta Ley Moral y quiere criminalizar a los hijos por los hechos de sus padres.

No quieren que los muertos descansen en paz.

En el caso de la Verdad Histórica Española, la Verdad en la Raíz de los Hechos del Pasado de la Nación Española ni le conviene ni le importa a esa Izquierda radical, ultracapitalista, decimonónica, retrógrada y obsoleta que pretende levantarse como fénix de las cenizas comunistas genocidas del siglo XX.

Creen, quieren, lo que los Lenines y sus imitadores no pudieron, a saber : hacer del Mundo una Gran Prisión Totalitaria en la que el Homo Sapiens reniega de su Inteligencia a la Imagen Divina y se convierte en una nueva especie: “el Homo Sapiens Canis, obediente a su Amo, fiel al Partido hasta la muerte de su prójimo”, el sacrificio ritual de la Guerra Civil en el horizonte como Puerta hacia la Dictadura del Nuevo Esclavo de Izquierdas.

¡Cómo ha podido la escuela histórica española renunciar al ejercicio de su cátedra y abandonar su pluma en las manos de una clase política revisionista sin conocimiento de las leyes de las ciencias históricas!, este es un fenómeno a estudiar, y que será estudiado por los historiadores que les seguirán.

A los ojos de todos aquéllos que nos hemos forjado en la cultura del self-made-man y hemos gozado de la libertad invencible de quienes se mueven en las Bibliotecas dotados de conocimiento de Lenguas para penetrar en los secretos de las diferentes escuelas de los historiadores de nuestra Civilización, este abandono de los historiadores españoles de su Ciencia en las manos del Poder Político nos conduce al escándalo. Y sin embargo, se comprende.

Las ciencias históricas en España, exceptuando casos aislados, estuvo a la altura de la escuela anglo-franco-germana que liderara la vanguardia del progreso de las ciencias históricas durante el siglo XVIII. Los historiadores españoles del siglo XIX, por contra, se limitaron a servirles en bandeja a los Borbones una ideología política de corte colonial, económicamente frustrante, sus fundamentos democráticos estancados en el principio divino connatural a las monarquías absolutistas de los siglos anteriores a la Revolución Francesa. Navegando contra corriente los historiadores españoles del XIX se mostraron incapaces de separar Política Nacional e Historia Universal. Estado e Iglesia siguieron unidos al tronco borbónico para vergüenza y miseria de España.

En lo que tocó a la evolución del desarrollo de la Historia como Ciencia la escuela española del Siglo XIX no tuvo arte ni parte: ni en la Revolución Arqueológica, ni en la Revolución Antropológica que conmovió los cimientos intelectuales del Conocimiento sobre el Origen de la Civilización en la Tierra durante la segunda parte del siglo XIX. Los Rawlinson, Sayce, King, Maspero, Layard y colegas, padres de la Arqueología Del Próximo Oriente Antiguo, fueron unos perfectos desconocidos a todos los niveles en los distintos estados de la Cultura Científica Española.

El aislamiento de España en lo que concernía a la evolución de la Inteligencia Histórica que se vivió a finales del XIX se hizo total cuando el Siglo XX irrumpió en el horizonte del Milenio.

Este aislamiento venía de los días del Imperio. El aislamiento a que España fue sometida durante la Decadencia de su Era Colonial por los Imperios vecinos, se extendió a la mentalidad de sus historiadores. Así que a la altura del Siglo XX la escuela española, exceptuando casos puntuales, permaneció sujeta exclusivamente a los intereses de la Monarquía alienígena borbónica y a los de los partidos políticos tradicionales anteriores y promotores de la Guerra Civil.

Durante el período de aislamiento internacional vivido por el Gobierno de Francisco Franco las ciencias históricas pasaron a servir, con más fuerza que nunca, al interés estatal; un silencio discreto sobre las causas de la Guerra Civil, su desarrollo ideológico anterior al Alzamiento, y la exaltación del General Victorioso fueron las claves que marcaron el Estudio y Enseñanza de la Historia de la Guerra Civil Española durante las 4 décadas del 40 al 80.

Tal fue el servilismo académico español que, muerto el Generalísimo, para guiarnos fuera de las puertas de aquel Trauma, con el fin de liberarnos del Miedo y mirar la Guerra Civil como una Historia del Pasado que le pertenece exclusivamente a los libros de Historia, tuvieron que venir historiadores extranjeros independientes, libres de todo complejo y prejuicio, a ofrecernos una recreación, aunque no completa, al menos sí auténtica de las causas y los efectos que acompañan a cualquier Guerra Civil, de los que la Española no fue una excepción.

Desafortunadamente y aunque la autenticidad fue honesta, los historiadores extranjeros que le dedicaron una parte de su tiempo a la Guerra Civil Española vivieron anclados en aquel prejuicio contra la Civilización Española que fue el denominador común entre las escuelas europeas de los Siglos XIX y XX, para las cuales el Imperio Español fue poco menos que un imperio satánico.

Cualquiera que estudie la Historia del Imperio Español y su Decadencia desde la óptica de las escuelas europeas se enfrenta a un desprecio por la Civilización Española de una magnitud tan grande como perversa. Por ejemplo: En la opinión de tales historiadores la Liberación del Mediterráneo de los piratas que lo infectaron en los días del General Romano Pompeyo Magno fue un Acontecimiento Histórico para la eternidad; la Liberación de ese mismo Mediterráneo de la esclavitud a que lo tenía sometido el Imperio Islámico, su Liberación por Felipe II y la Armada Invencible en la Batalla de Lepanto apenas si merece una línea de exaltación y encanto; y esto no obstante haberle abierto a Europa, esa Liberación del Mediterráneo del Imperio Turco, las líneas de aquel Comercio Internacional con África y Asia que le permitió abandonar de una vez por todas y para siempre la Edad Medieval.

¿Creéis que los historiadores españoles levantaron sus plumas en señal de protesta en defensa de la Civilización española?

Al contrario, en lugar de sacar pecho y dejar la Liberación de Pompeyo frente a la de Felipe II en un juego de niños, los historiadores españoles se unieron a las escuelas extranjeras, como si Felipe II, por ser hijo de Carlos V, de la Casa de Augsburgo, no hubiese sido Español y el Imperio que lideró no hubiese sido el Español.

Al otro extremo, la Derrota de la Armada Invencible en las costas británicas devino un Acontecimiento de Magnitud Universal a computarle no a los elementos sino a la Marina Británica.

En efecto, el aislamiento histórico a que fue sometido España durante el Gobierno de Francisco Franco no fue sino la punta de lanza que Europa le clavó al Imperio Español durante la Guerra de Sucesión.

Con la Llegada de los Borbones al Trono de los Reyes Católicos la Decadencia del Imperio Español se hizo. La Civilización Española no podía sino resentirse y marchar de guerra civil en guerra civil hasta la Expulsión de los Borbones, Guerra Civil del 36-39 mediante.

El gran dilema de Francisco Franco, si error o no Dios lo juzgará, fue abrirle o no abrirle las puertas de España a unos Borbones cuya entrada en la Historia de España hundió a los Españoles en una guerra civil tras otra.

Creer que los Españoles no estaban maduros, ni lo están, para gobernarse a sí mismos y construir su Democracia a imagen y semejanza de las Europeas fue, y es, un error de espíritu que desde la reinstauración de la Monarquía Borbónica todos estamos pagando. Otra cosa será determinar hasta qué punto los Militares sucesores de Francisco Franco estaban o no estaban dispuestos a aceptar esta Democracia a la europea con todas las consecuencias.

Esto de un lado. Del otro, Franco no podía ignorar la Historia Militar de España; desde que Francia asentó su Familia en España la corrupción se hizo el pan de cada día en el reino; los Borbones institucionalizaron desde el trono un sistema suicida de privilegios que no podía sino dirigir el curso de la Historia a la puerta de la Guerra Civil del 36.

Franco no podía traspasar su Poder a un regreso del Borbón al Estado sin hacer un Testamento Privado por el que rodeaba a la Corona de un Cuerpo Militar que en caso de detección del regreso de aquel sistema derrocase a la Monarquía y proclamase la Democracia Constitucional Verdadera de la que sería privada su Patria por el regreso de la dinastía Borbónica.

La cabra tira siempre al monte. Creer que el regreso de los Borbones no arrastraría a España a la ruina que precede a toda guerra civil era, y es, un absurdo.

Pero… la presión de los intereses internacionales pudo más que el sentido político.

Los hechos postreros indican que Francisco Franco firmó un Testamento en Privado a favor de la Disolución de la Monarquía llegado el caso del regreso del sistema de privilegios y castas aristocráticas que determinaron la Caída de la Civilización Española en la Crisis política y económica en el origen de la Guerra Civil. El asesinato selectivo por ETA de Militares del Estado Mayor y Jueces de la Era Franquista revelan la existencia de un traidor dentro del Estado Mayor dirigiendo el punto de mira de la Banda Terrorista contra los Miembros del Estado Mayor en cuyas manos Francisco Franco dejó el Futuro de la Democracia Española. Si error o no el traspaso del Generalísimo de su Poder de Jefe de Estado a Juan Carlos de Borbón es algo que la Historia dirá.

Pero en este breve ensayo mi intención no es jugar con lo curioso del fenómeno de los asesinatos selectivos de jefes militares y altos jueces de la era pos­franquista, la información de cuyas vidas diarias era secreto de Estado. Mi intención es más práctica.

¿Nos hemos planteado alguna vez qué hubiera sucedido de haber los Rojos ganado la Guerra Civil?

He aquí la Cuestión.

¿En dicho caso no habría participado España en la Segunda Guerra Mundial al servicio de Stalin?

La pregunta del millón0.

¿Cuáles hubiesen sido las consecuencias de dicha entrada de España en la Segunda Guerra Mundial al servicio de los intereses de la Internacional Bolchevique Europea?

Durante la Guerra Civil Española del 36-39, la Teoría Política Marxista-Leninista consistía en la profundización de los males vivos en la Nación hasta conducirlos a la Guerra Civil, Revolución que le daría al Proletariado el Poder Absoluto. Esto no es una blasfemia. Cualquiera que sepa leer y quiera matar su tiempo leyendo las obras completas de Lenin, darle un repaso a las obras de Engels y Marx, sabemos que aquéllos santos e inocentes Socialistas y Comunistas de las Décadas de los 20s y los 30s del Siglo XX Español fueron fieles devotos de esta religión de la Guerra Civil como puente a la Dictadura Democrática de la Clase Obrera Socialista. Si ir más lejos nadie ignora que fueron el Socialismo y el Comunismo las fuerzas que, siguiendo el Manual de Stalin, se sirvieron de la Contienda para, creyendo en la Victoria Final, lanzarse a muerte contra las fuerzas Anarquistas que entonces abogaban por la supresión del Estado. La Izquierda nunca abogó por la Supresión del Estado, ni hoy ni ayer, su vocación es ser el Estado.

Así pues, la creación del Estado Republicano Español defendido por las Izquierdas revolucionarias integradas en la Internacional Bolchevique estalinista tenía en el Estado Ruso su modelo de Régimen Dictatorial. Siguiendo las órdenes de la IIIa Internacional Estalinista la destrucción de los aliados anarquistas debía ejecutarse durante el proceso de la Conquista del Estado Español. La Conquista no tuvo lugar. Pero la masacre de los Anarquistas por los comunistas de Santiago Carrillo y los socialistas de Largo Caballero, sí se llevó a cabo. Y esto no es un bulo histórico. Este hecho no es un fake news.

La siguiente cuestión del millón:

¿De verdad, de verdad de la buena socialistas y comunistas no se habrían tirado al cuello el uno del otro el día después de su hipotética victoria sobre el Ejército de Francisco Franco?

Estamos imaginando. Un simple juego. ¿Qué hubiera pasado si Adán no hubiese comido aquella manzana envenenada? ¿Qué hubiese pasado si en vez de comer churros me hubiese zampado un jamón? La imaginación es libre. Más incluso que la libertad de pensamiento, porque ésta implica una acción, mientras que aquélla es un pasatiempo.

Juguemos a reescribir nuestra Historia. Le damos la Victoria a los hijos de Stalin en España.

Ya está.

Durruti y sus valientes son historia. Se los han cargado Carrillo y Largo Caballero.

Estos dos se echan al cuello el uno del otro. Es una guerra fría entre Mencheviques y Bolcheviques españoles.

Time out.

La Reconstrucción Nacional pide un tiempo muerto. Entonces sucede lo que nadie creyó jamás que volviese a suceder. Una Guerra Mundial de proporciones apocalípticas es declarada.

 

Por un pelo Hitler no tuvo a su disposición la Bomba Atómica.

Estudiando los Libros de Historia de finales del XIX y principios del XX un fenómeno sobresale sobre todos los demás. Nadie, ningún historiador, de ninguna de las escuelas europeas, predijo, o siquiera soñó con la Caída del Siglo XX en el Infierno de las Guerras Mundiales. Al contrario, a los ojos de los historiadores de finales del XIX y principios del XX, el ser humano había aprendido todo lo que necesitaba saber y se encontraba super preparado para una Nueva Era de Paz y Felicidad.

“La inocencia es un crimen”. No recuerdo quién firmó esta sentencia. Pero leyendo las obras magnas de los historiadores de finales del XIX y principios del XX uno tiene que quitarse el sombrero, bajar la guardia, quedarse desnudo como Adán en el Edén, porque acaba uno de entrar en el Jardín de los Tontos.

Donde se esperaba cosechar abundante fruto de vida, paz, justicia, libertad, salud, las naciones fueron a cosechar destrucción, ruina, miseria, horror, y terror.

Una Primera Guerra Mundial, una Guerra Civil Española tocando las trompetas de llamada a Guerra del Comunismo Estalinista por el Nuevo Orden Mundial Bolchevique no sirvieron sino para sacarle filo a las espadas.

España estaba lista para servir a su Nuevo Dios Ruso. La doctrina religiosa del nuevo dios era profundizar en las miserias nacidas de la Caída del Imperio Español a fin de crear su Tenaza Revolucionaria contra Europa.

Supuesta ésa Victoria, los Rojos ganan la Guerra Civil Española, las Fuerzas Nacionales son aplastadas, la gran cuestión siguiente es: ¿Cómo hubiese podido el satélite bolchevique español negarse a entrar en la Contienda Mundial?

¿Quién de los dos, Santiago Carrillo o Largo Caballero, hubiese tenido lo que hacía falta tener para hacer con Stalin lo que Franco hizo con Hitler?

Y lo que me parece vital: en caso de la Victoria de los Rojos ¿en qué condiciones humanas y económicas, una vez acabada, habría quedado España de haber participado en la Segunda Guerra Mundial al servicio de Moscú?

Pero no vayamos tan lejos, quedémonos en el día inmediato tras la Victoria de los Rojos.

Bolcheviques Españoles, o Comunistas, y Mencheviques Españoles, o Socialistas, firman una Guerra fría en pro de la Reconstrucción Nacional y preparación de la Guerra Mundial Comunista.

La Victoria de sus Aliados Sureños le ofrece a Stalin la base desde la que atacar a la Alemania de Hitler desde los dos frentes. Stalin está decidido a utilizar el cuello de Hitler como puente hacia el Nuevo Orden Mundial Bolchevique. La Victoria de los Rojos Españoles arrojaría a los Rojos Franceses en sus filas, creando un ejército del Sur que, conquistada París para los Rojos, uniéndose al del Norte aplastaría a Alemania en cuestión de equis meses.

Mas no es orégano todo el bosque. La Victoria de los Rojos Españoles, caso de una Victoria de los ejércitos bolcheviques españoles sobre los ejércitos de Franco, inmediatamente hubiese sido seguida de una Purga Nacional Antifranquista a escala totalitaria absoluta.

Hubiese sido de Necesidad.

La España Roja no hubiese podido aliarse contra el Eje Hitleriano y reunirse a los Rojos Franceses contra el Gobierno Republicano de París dejando a sus espaldas un poderoso ejército nacional vencido, pero que, de darse las condiciones necesarias, estaba siempre dispuesto a levantarse.

II

La Política genocida de las Purgas Estalinistas anteriores a la Guerra Mundial, sobre cuyos muertos Stalin se proclamó Dios en Rusia, estrella norte de los hipotéticos vencedores Rojos Españoles, no hubiese podido ser aparcada para después de la Contienda Mundial. Caso de la Victoria Roja en España, la Guerra Civil hubiera debido ser seguida de un Genocidio Fratricida sin contemplaciones. Estando en juego el Futuro de la Revolución Comunista Anticapitalista Mundial el sacrificio sería poco.

A los muertos habidos durante su Última Guerra Civil, España hubiera debido sumarles los incontables muertos que la Política de la Purga Post-Civil hubiese impuesto. Irse a luchar allende los Pirineos y dejar en casa un ejército nacional loco por la venganza... el Diablo no hubiese sido tan tonto de hacerlo.

Supuesta esta Victoria de los Rojos en los dos años que fueron del 39 al 41 la Masacre Genocida, llamémosla Purga Anticapitalista Progresista Transversal, hubiese debido cebarse en todos los efectivos del ejército vencido. Es de cajón. No te vas a la guerra dejando a tu enemigo jurado a las puertas de tu casa. Tienes que matarlo antes de irte.

La llamada de Stalin a la Guerra contra Hitler y en pro de la Revolución del Nuevo Orden Mundial Socialista tenía que , “debía de ser” respondida con el envío de los ejércitos rojos victoriosos españoles allende los Pirineos.

En sus sueños Stalin veía unirse los vencedores españoles a los rojos franceses, derribar juntos el Gobierno Republicano de París y unidos cruzando la frontera del Rin para lanzarse contra Berlín.

Viniendo desde el Norte los ejércitos rusos cerrarían la tenaza.

Vencida Alemania, Europa sería suya.

Y luego el Mundo.

Gog vencía a Magog y se sentaba en el trono del mundo que Jesucristo le rechazó a Satanás. Gloria a la Estrella Roja del Infierno.

¡El sueño de un loco! El sueño de Hitler no fue el de ningún cuerdo. Ambos buscaron el mismo trono. Al final entró Dios en la contienda llamando a sus ejércitos a la Batalla. Pero esto no viene en este momento al caso.

III

Sí viene al caso preguntarnos cómo le habría afectado a la estrategia aliada la entrada de España en la Guerra Mundial.

Ya sabemos que, despreciando la Teoría Política Revolucionaria Marxista-Leninista de echarle leña al fuego hasta crear la Guerra Civil, muchos elementos extranjeros se alinearon en las fuerzas perdedoras en la creencia de estar aupando una causa justa al Poder. En el terreno de la Propaganda, la Maquinaria Comunista se había adelantado en mucho a la tecnología de lavado de cerebro del propio sistema nazi.

Moscú contó con un laboratorio de tres décadas para perfeccionar su técnica de manipulación de la realidad. España fue su laboratorio.

Tan exitosa fue la campaña estalinista de perversión de los hechos que acabó dividiendo la opinión de las naciones y atrayendo a la miel del infierno bélico a las moscas que se creían abejas de la libertad.

Críticas aparte, el punto a desarrollar en la imaginación es cómo la Victoria de los Rojos y su entrada en la Contienda hubiese cambiado la geografía de la Guerra Mundial.

Que, en caso de Victoria, la España Roja habría entrado en la Guerra Mundial, tras la Purga Genocida de los supervivientes del ejército franquista, nos lo dice el descubrimiento de la personalidad pro-terrorista endiablaba del Líder Comunista Santiago Carrillo, totalmente al servicio de su Amo Moscovita.

En aquel Carrillo, enemigo del Anarquismo hasta el punto de protagonizar su masacre durante la guerra civil, el sueño del Nuevo Orden Mundial Comunista era más que un sueño, era una realidad que sólo necesitaba adquirir cuerpo, e iba a hacerlo alimentándose de la sangre y de la carne de los cientos de millones de enemigos capitalistas que se le pusiesen en medio.

Por la parte del Socialismo Revolucionario Largo-Caballerista la entrada en la Guerra Mundial a las órdenes del Amo Moscovita hubiese sido cuestión de Deber.

Cierto, un “hipotético” Fracaso del Ejército Rojo Mundial frente al Capitalismo liberado por la Alemania Nazi hubiese supuesto hacer de España, de haber participado España en la Contienda al lado de Rusia, la diana de derribo contra el que lanzar su ira los vencedores capitalistas. En este caso “hipotético” la Guerra Civil hubiese servido para nada.

Imaginemos:

Masacrada la población por la Contienda Fratricida, vuelta a masacrar por la Purga Comunista Antifranquista, y revuelta a masacrar por la Guerra Mundial, la España Roja Ganadora de la Contienda Civil y Vencida en la Contienda Mundial sería un esqueleto miserable sobre el que las potencias capitalistas lanzarían sus fuerzas victoriosas.

Cruzada la línea roja de la Guerra Civil, en el caso “hipotético” de la Victoria Roja, la opción Social-Comunista hubiese sido era cesariana : “Alea jacta est”:

España debía meterse en la Guerra Mundial.

IV

La entrada de la España Roja, “imaginando”, hubiese roto todos los esquemas de las naciones contendientes.

La respuesta de los Estados Unidos de América a una Europa bajo la Estrella Roja de Moscú la dejaremos en las manos de los profesionales de la ciencia-ficción.

Pero parece evidente que la Caída de Alemania, de haber prosperado la Tenaza Estalinista, se hubiese acelerado. Contra cuyo efecto la respuesta de los USA se hubiese adelantado igualmente. A partir de ese acontecimiento “hipotético” el enemigo no hubiese sido entonces Berlín sino Moscú.

Ergo, España hubiese sido enemigo de los USA. Y en consecuencia de nuevo el Gigante de la Guerra hubiese entrado en la Península, cercenando las condiciones humanas y económicas de una nación continuamente golpeada por la locura de su Izquierda, y para esa supuesta fecha “hipotética” deambulando en huesos miserables por la geografía de su tierra.

Del otro lado si Francisco Franco le hubiese dicho que Sí a Hitler y hubiese entrado de lleno en la Guerra Anticomunista entendemos que el Eje Aliado Madrid-Roma-Berlín hubiese reducido la resistencia Francesa a nada. La liberación de los ejércitos Alemanes de este frente sureño le hubiese permitido a su Alto Mando concentrarse en la Campaña de Moscú, que definitivamente habrían alcanzado. Lo cual hubiese obligado a España a convertirse en enemigo directo de los Aliados y devenir su territorio en campo de batalla para Ingleses y Americanos.

El No de Franco a Hitler salvó a España de seguir bajo las alas del Infierno Bélico. Este Valor en Largo Caballero era nulo. De haber ganado la Guerra Fratricida Española el líder Socialista no hubiese tenido lo que hacía falta tener para decirle a Stalin que NO, de lo que estaba sobrado el Caudillo Español, y a la cara se lo dijo a Hitler : “NO”.

V

La imaginación nos permite jugar a reescribir la Historia. Pero la Historia es inalterable, sólo a un loco y a un demente se les ocurre revisarlas y reescribirlas a su voluntad para que sus capítulos respondan a sus intereses. Lo que los muertos hicieron o dejaron de hacer son cosas que pertenece a las historias de los muertos.

Quienes hacen de un campo santo la base de su edificio son tragados por los muertos a los que profanan. Y esto también es ciencia.

Preguntas, más preguntas.

También nos podemos preguntar si tras la Guerra Mundial de haber participado en ella al lado de Rusia el aislamiento español hubiese sido del mismo tipo que sufrieron, tras la Guerra, las naciones satélites del Imperialismo Comunista. ¿Los colmillos sedientos de riquezas de Moscú hubiesen dejado el cuello de España lejos de su garganta?

Bulgaria, Rumanía, Hungría, Checoslovaquia, Polonia... alimentaron esa sed hasta quedar sus cuerpos sin una gota. De ahí la ruina que aún acompaña a Bulgaria y Rumanía.

¿Hubiese alcanzado España los años setenta del siglo XX en las condiciones económicas que lo hizo de haber sido su Economía víctima del Gobierno de los Rojos al servicio de la Grandeza del Nuevo Orden Mundial de Moscú?

La respuesta a una cuestión basada en una hipótesis pertenece al terreno de la ciencia-ficción. La realidad es que todas las naciones satélites de la URSS: Rumania, Albania, Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia ... salieron en la ruina de su abrazo mortal.

A todo esto habría que sumarle la más que posible Balcanización de la España Comunista por el Capitalismo Occidental, que nunca hubiese permitido que España deviniese una Base Soviética. Entre una España Franquista y una España satélite del Imperialismo Ruso la opción hubiese sido lógica: Antes la Balcanización y consiguiente destrucción de la España Histórica que entregarle a la URSS una lanzadera hacia Hispano América que hubiese puesto en jaque la Nueva Balanza de Poder creada entre las Dos Potencias Mundiales del Siglo XX.

La misma América que rompió el Aislamiento para sostener el Gobierno de Franco no hubiese dudado, como no lo hizo con Vietnam, en devolver la Civilización Española a una Guerra Civil cuyo resultado hubiese sido su Desaparición del Mapa Político Mundial. En consecuencia, la cuestión final es: ¿De todos los males posibles no fue el Gobierno de Francisco Franco el mejor?

VI

Cada cual verá.

Si historiadores y politólogos pudiesen hablar en libertad desde el espíritu de la Civilización Española, creadora de un Nuevo Mundo y durante 2000 años parte activa y viva en los procesos de la Construcción de la Europa actual, hablarían. Entretanto hay algunos detalles que no deben olvidarse.

¿Qué tienen que ver Ideología e Historia? Las Ideologías no tienen el Poder de reescribir la Historia, el suyo es Hacer Política.

Quien no tiene este Poder de Hacer Historia se levanta contra su estrella buscando la pluma con la que reescribir la Historia. Esa Pluma es la Pala del desenterrador de Tumbas.

Monta tanto, tanto monta Zapatero como Sánchez. El uno abrió la puerta del cementerio, el otro tiene la pala para abrir la tumba.

Ya comienza el tufo a muerto a envenenar el aire. Ya comienza una Nueva Guerra Civil a infectar el ambiente político de una Civilización Española que quiere renacer, pero que la quieren ahogar entre los odios que ya pasaron y nadie quiere volver a revivir.

¿Por qué será que los Socialistas quieren hacerlos regresar?

LOS ROJOS

No hay nada más patético, desde el punto de vista de las ciencias históricas, que una historia escrita por los perdedores de una contienda. Casi un siglo después, los Rojos aún siguen llorando su fracaso por transformar España en una República Totalitaria, tipo Socialismo Siglo XXI, que tanto bien le está haciendo a Venezuela.

Muchos creyeron, de jóvenes, entre ellos yo mismo, que una vez se muriesen todos, Rojos y Nacionales, la Guerra Fratricida Española, malamente llamada Guerra Civil, se olvidaría, y su Memoria sería carne para los libros de la Historia.

Los muertos, de un bando y del otro, se lo merecían.

Ambos lucharon con el corazón, ambos lo hicieron en nombre del Futuro de una España que se merecía algo más que la desolación a que había sido arrastrada España por la Dinastía de los Borbones.

Ambos se equivocaron en el método, ambos se perdieron en el camino hacia esa España libre de una Casa Monárquica hundida en la Decadencia más absoluta, incapaz de evolucionar, de gobernar la Unidad entre las regiones dentro de un Marco Constitucional progresista, internacionalista, regenerador de la economía, y desbloqueador del aislamiento que tras la pérdida del Imperio venía España sufriendo.

La llave para el mantenimiento de una casa, degenerada moral y mentalmente, sobre una nación que no encontraba su camino hacia la Comunidad Europea una vez despojada de su imperio colonial, era, como bien todo el mundo sabe, mantener divididos a los Españoles con el objeto de dominarlos a todos.

“Divide et Impera” ha sido la Marca de los Borbones desde que ganaron el Trono de los Reyes Católicos a costa de la Guerra Civil Europea conocida como la Guerra de Sucesión Española.

El caos y la anarquía que sufrió España durante las tres primeras décadas del Siglo XX pedía a gritos una respuesta de la República. La respuesta que le dio la República fue: “Dictadura del Proletariado”.

Yo no había nacido cuando la guerra fratricida española dio por finalizado su banquete, y borrachos de sangre los unos y los otros se lanzaron a devorarse, sin piedad ni misericordia, como si nunca se hubiesen conocido los unos y los otros a pesar de ser vecinos de toda la vida. Pero he conocido a muchos campesinos, con los que he trabajado en el campo, limpiando acequias, que sin participar en ella por ser demasiado jóvenes sí vivieron desde la barrera aquella tragedia, y recordaban aquellos años de juventud como si no hubiesen pasado sino hacía cuatro días.

Eran andaluces, malagueños, campesinos de toda la vida, sus padres fueron campesinos, sus abuelos también, y ellos llevaban en la sangre el campo lo mismo que de abuelo médico y padre médico el niño tiende a la medicina. Cuestión de genes. La creación social se mueve sobre el caballo de los genes de una forma tan prodigiosa que parece imposible que haya gente que no crea en esta Sabiduría de la Naturaleza haciendo que un trabajo que a uno le parece una esclavitud, a otro, a quien la Naturaleza le da ese don, ese mismo trabajo le sea tan natural como respirar.

El problema comienza cuando la arquitectura política eleva su pendón a las alturas del olimpo de los dioses, y mira para abajo viendo a todo el mundo arrastrarse tras las migajas que se les caen de la mesa a sus divinidades demócratas.

Los senadores quieren ser reyes, sueñan con serlo, disfrutar de la inmunidad natural a los reyes. Y aquí es donde la Democracia comienza su declive. En lugar de un rey la nación se encuentra con doscientos.

Una República que se precie, la primera ley que tiene que armar es la Abolición de todo tipo de Inmunidades, ergo, la sujeción de todos los ciudadanos, desde el Presidente de la Nación hasta el más humilde obrero, a la Ley.

El Problema está en que algo tan natural implica la Separación de Justicia y Poder Político, una Separación que el Político Socialista considera y cree que es un Populismo fascistoideo a combatir con fuego de decreto y espada de adoctrinamiento.

Pero volviendo al tema; de los campesinos andaluces aprendí la verdad histórica que la Memoria Histórica de los Neo-Rojos quieren borrar de nuestra memoria nacional. Antes del Alzamiento pasó lo siguiente:

Los Rojos de los años Veintes del Siglo XX Español creyeron con todo su corazón, con todo su alma y toda su mente, que la Revolución del Proletariado era Invencible. La Prueba estaba en la Revolución Bolchevique. La Victoria de la Revolución del Proletariado Español era, en sus cabezas, un hecho. En el cerebro no les cabía a los Rojos, urbanitas o rulares, la Derrota. La Guerra Civil Revolucionaria era el signo de los tiempos que les anunciaba la Caída del Capitalismo Español y el consecuente ascenso del Proletariado a la Dictadura.

Esta fe era de manual. El Manual Marxista-Leninista lo decía en alto y a la luz del día.

Los Rojos no eran unos cobardes; únicamente se atenían a la Doctrina de su Dios.

Lenin dijo, (su palabra fue “palabra de dios” para los Rojos), que la Revolución no debía frenar la Caída del sistema capitalista, el Revolucionario tenía que acelerar esa decadencia a fin de conducir la nación a la guerra civil, de la cual saldría Vencedor el Proletariado, y con su Victoria el Pueblo Comunista conduciría a todos los pueblos del mundo un paso más cerca de su Paraíso de Pan y Trabajo.

Un Mundo de Justicia y Libertad aguardaba al otro lado de la Guerra Civil Española.

Los Rojos eran invencibles, y como tal no sólo no tenían que asistir al Capitalismo en su Caída, debían empujarlo al abismo. Mientras más caos, más garantía de victoria.

Los enemigos de la Revolución eran enemigos de la Humanidad, y debían ser apartados del camino.

De las palabras a los hechos hay un trecho en el corazón del hipócrita.

En el de un hombre absolutamente convencido de estar en misión histórica, de las palabras al hecho sólo hay una bala.

Creyentes a muerte de la Invencibilidad de su Causa, los Rojos de los años Treinta, durante los años anteriores al Alzamiento, buscaban a los Campesinos y Currantes no simpatizantes con su Credo Marxista-Leninista, los subían a las camionetas, los conducían al cementerio, los fusilaban a filo de fosa común, cavaban una fosa en algún lugar de los alrededores, y apretaban el gatillo.

No eran alienígenas perdidos en el espacio del sistema solar por equivocación atrapados en la Tierra, no eran inmigrantes huyendo de algún genocidio africano o asiático teniendo lugar a un paso al otro lado de las fronteras españolas. Para nada. Los Rojos se llevaban a conocidos de toda la vida, al padre de fulanito, al hermano de menganito, al uno por seguir trabajando para el señorito, al otro porque era católico todavía, qué horrible, ser católico en el Siglo XX. Se habían criado juntos, se la habían meneado juntos, se habían follado a la misma cabra en un mano a mano. Pero ... la Nueva Fe los había convertido en enemigos, y pues que el Reloj del Tiempo marcaba la Hora de la Revolución Comunista, el que no era Rojo tenía que morir. Y si no se moría, los mataban.

Esta Historia que pasó en un pueblo de Málaga, estuvo pasando en todos los de Málaga, en todos los de Andalucía, en todos los de Extremadura y regiones vecinas durante toda la Primera Parte de la Década de los 30.

Los Rojos se sentían invencibles, estaban en misión histórica, habían nacidos para conducir el mundo a una nueva Era de Pan y Justicia. La Muerte del Capitalismo que se anunciaba, pues que no podían matar a sus señores ellos la celebraban matando a los criados. No había que tener piedad con los enemigos de la Revolución.

Los mataron sin misericordia. Los asesinaron impunemente con la bendición de la República. No hubo represalias. La Victoria era inminente. No había necesidad de juicio, no ser Rojo era el Crimen.

Esta Historia Criminal se estuvo repitiendo en todos los pueblos del Sur durante los 6 años anteriores al Alzamiento. La República protestaba, pero no hacía nada. Era su Política: Echarle leña al fuego para que la Guerra Civil estallase, de la que saldría Victoriosa la Dictadura del Proletariado.

Lenin era dios, le había mostrado el camino al Proletariado; y Stalin, su profeta, vivía para abrirles las aguas del Mar Rojo a las naciones Comunistas.

Los Campesinos y los Currantes de las poblaciones rurales o eran Rojos o eran enemigos. No cabía la paz ni para los amigos, ni para los cuñados, ni para los suegros. Todos al cementerio, un tiro en la nuca, una patada, y a la fosa común. Un enemigo menos, un paso más cerca del Paraíso Socialista.

El Odio fue todo lo que les dejaron a los hermanos de los muertos, a los hijos de los fusilados, a los yernos de los asesinados a sangre fría por sus compañeros de juego de toda la vida. Un Odio tan grande que cuarenta años después todavía seguía vivo. Era el Odio de la Impotencia, el Odio que nace de la Rabia, el Odio que nace de la Frustración, el Odio que nace del Odio.

De todos estos Odios, este último es el peor de los todos los Odios.

VI

Sucedió entonces un Milagro. Vino a suceder lo que ni en sus sueños más alocados los Rojos creyeron poder vivir. El Reloj del Tiempo marcó una Hora que no tenía que sonar. De la noche a la mañana las Campanas repicaron a Venganza.

Fue una Hora de Venganza sin misericordia arropada bajo el escudo de la Victoriosa Reconquista de España por el ejército de Francisco Franco el Campeador.

No podía ser cierto. No era posible. Lenin, su dios, los había conducido al infierno. Su profeta Stalin había abierto las aguas del Mar para que se ahogasen en ellas los Capitalistas.

Los hijos de los fusilados a quemarropa, los hermanos de los masacrados entre carcajadas, los cuñados de los matados a bayonetazos a falta de balas, se pusieron las botas. No hubo perdón. Víctimas y verdugos cayeron en las mismas fosas comunes.

Los Rojos que huyeron salvaron sus vidas, para ir contando por ahí lo malos que fueron los Franquistas con sus hermanos, con sus padres, con sus cuñados y con sus amigos de carnicería.

Los Rojos se lavaron la sangre que había regresado para pedir más sangre donde el sabor a carne aún vivía; contando horrores, ocultando los suyos, se destiñeron las manos de la sangre que aún los marcaba delante de Dios y de los hombres. Todos santitos, todos unos buenazos.

 

 

SEGUNDA PARTE

EL HÉROE

 

La primera pregunta que uno debe preguntarse, al menos todo el que tenga Memoria Histórica debe hacerse, es la siguiente:

¿Cómo es posible que un hermano asesine a otro hermano?

¿Bajo qué esquemas mentales, intelectuales, existenciales, económicos, religiosos, un hombre se otorga el Poder Divino de aplastar otra vida humana como si se tratase de una rata, de una mosca, de un simple animálculo?

Los críticos, y si cabe aún más los enemigos de la Biblia, cierran toda discusión pasando del gran tema que Dios nos pone delante.

Independientemente de quienes fuesen Caín y Abel, el Autor comienza poniéndonos sobre la mesa este gran y terrible dilema:

¿Por qué? ¿Qué ideales homicidas debe albergar un ser humano para levantarse contra su prójimo, hermano de madre o no, y aplastar su existencia, así, sin más?

Los intelectuales de moda y los científicos de turno obvian esta respuesta limitándose a decir que Caín y Abel no existieron nunca. Es decir, que no se está cometiendo ningún delito en Siria; que en Nicaragua el Carnicero de Managua no está asesinando al pueblo. Todo es mentira. Todo es ficticio, todo es un invento; ayer, de la religión; hoy, de los mass media.

Según el Ateísmo Científico el Primer Fratricidio, la primera guerra civil fratricida, son tan viejos como la vida en la Tierra. Ergo, no se puede computar un primer fratricidio, una primera guerra civil. Los hombres han sido monstruos para sus semejantes desde que el Homo Sapiens existe.

Aun así, la demencia del ateísmo científico quedó al descubierto en su plenitud patológica en las guerras mundiales del siglo XX. Si no hubo un Primer Hombre tampoco hubo un Primer Sapiens, ni hubo un Primer Antropos. Ergo, el Hombre no existe, ni ha existido nunca; si no hubo un Primer Hombre no puede existir eso, el Hombre.

Desde el ateísmo científico: El Hombre es el producto de un proceso esquizoide vivido por el Homo Sapiens; a su vez, el Homo Sapiens fue el producto esquizoide del Antropos. No existe eso que llamamos Hombre. El mamífero bípedo es simplemente un animal racional que ha elevado su pensamiento a la potencia de abstracción intelectual inherente a un cerebro específico cuya propiedad natural tiende a dominar toda vida sobre el planeta, y su enfermedad lógica es creerse algo más que una bestia, patología básica que lo arrastra a creerse no ya sólo algo más que un animal situado en un punto superior de la cadena de la Evolución; la locura del animal Sapiens se descubre suprema en su tendencia a creerse un dios, locura que lo lleva a comportarse como un dios, contra cuya enfermedad, la cura a semejante patología, según la mentalidad patológica del ateísmo científico, ha de hallarse en la extinción del fenómeno religioso.

Este evangelio para locos, elevado a dogma por las universidades del siglo XIX y principios del siglo XX, fue la respuesta de la Ciencia al gran dilema del porqué un hermano, teniendo todo lo que necesita para cubrir sus necesidades vitales, se alza contra su hermano, que tiene a su vez cubiertas las suyas, y se apropia de lo que no le pertenece quitando de en medio a su propio hermano.

En caso de rebelarse el Débil contra la voluntad de quien biológicamente es superior y sobre cuyas espaldas camina la Evolución de las especies: el más Fuerte tiene el Derecho de aplastar al Débil.

No existe Delito, no existe crimen, el Poder está para defenderse a sí mismo de los Débiles.

La Guerra es un medio instrumental de la Evolución.

El Débil nace para servir al Fuerte y en caso de negarse el Débil debe ser sacrificado.

Quienes se rebelan contra el Poder deben asumir la consecuencia de su destrucción.

Este fue el ideario de las Ciencias de Principios del Siglo XX.

Negada la Biblia, negada la existencia de un Primer Fratricidio, de una Primera Guerra Civil, de un Primer Hombre, de donde la definición del ser humano como animal racional sujeto a Ley exclusivamente en base a la necesidad del animal racional más fuerte de servirse de animales racionales más débiles para la ejecución de sus planes de dominio universal sobre toda vida en la Tierra, era solo lógico que el Ateísmo Científico del Siglo XIX le diera estructura a un Materialismo legitimador del Genocidio como necesidad del Poder para la conservación de la especie del Fuerte.

Legitimación que, como vemos en Siria, en Venezuela, en Nicaragua, la ONU bendice, consagrando el Genocidio como respuesta natural del Poder a un pueblo rebelde contra la Autoridad Omnisciente y Omnipotente del Gobierno legítimo del Fuerte.

De aquí al Nazismo, un paso.

De aquí al Genocidio de la Cristiandad Africana de Sudán, una ulema.

De aquí al Genocidio Fratricida Sirio, unos votos del Consejo de Seguridad de la ONU.

La cuestión, pues, permanece:

¿Por qué? ¿Bajo qué sistema de ideas y emociones España fue dividida en dos?

Y dividida a muerte.

La Historia lo cuenta abiertamente, sin prejuicios. La escandalosa situación socioeconómica que estaba atravesando el Pueblo Español desde el Principio del Siglo XX, sumada a la Ignorancia de una población esclavizada a la tierra, analfabeta al ciento por ciento, hicieron de bomba y de espoleta.

La inmensa mayoría de la población rural española de las primeras décadas del XX escribía la O con un canuto y firmaba con una X. Su conocimiento de la realidad histórica que estaba viviendo el mundo de su época, era Nulo. Su entendimiento de la geopolítica en vivo que se estaba desarrollando sobre el escenario europeo, era Cero. Su Incapacidad para entender la naturaleza de los tiempos, absoluta. Su permeabilidad a la Manipulación Política, total. Y sin embargo, el pueblo español pedía una respuesta a la necesidades de reaggiornamento de su Nación.

Ni la Izquierda ni la Derecha. Ni los unos ni los otros supieron dar con esa respuesta. La clase política española no supo darle a la Crisis de los 30 la respuesta que el pueblo pedía a gritos. La Bipolarización de la Política hacia posiciones cada año más irreconciliables ponía al Gobierno delante de un lema sangriento “dictadura... sí o sí”. En la naturaleza de esa dictadura estaba la cuestión.

El Gobierno de la República tuvo el Poder de Decretar la Expropiación de las tierras en manos de los restos de la Aristocracia Imperial, y de la Iglesia. Era la medida que todos los campesinos de España le estaban pidiendo a gritos a la República. ¿Por qué la República no se puso al Servicio del Pueblo?

La República tuvo el Poder de servir a España tomando medidas revolucionarias alejadas de aquella Revolución Marxista-Leninista exigente de la Guerra Civil como ruta hacia un Gobierno capacitado para tomar bajo Dictadura las medidas que en el marco de la Constitución hubiesen sido actos legítimos de Gobierno. Ni la Derecha ni la Izquierda tuvieron el valor y la hombría de sacrificar sus propios intereses a la salud de la Paz de la Nación.

El miedo a la Guerra Civil no fue el enemigo de la República.

Pero veamos la naturaleza del escenario geopolítico mundial de cuya realidad el pueblo español de los 30 no tenía una visión clara. Todo eran tinieblas, las tinieblas de la manipulación.

En el 1917 las Estructura del Sistema de Equilibrio de Poder, o “Balance of Power”, impuesto por el Imperio Británico en Europa, se vino abajo.

El nacimiento de la Unión Soviética trajo bajo el brazo la necesidad de la Creación de una Alemania Fuerte reedificada como Línea Roja entre Occidente y Oriente en Europa. Los Estados Unidos y la Commonwealth Británica no podían permitir que la Expansión del Comunismo cruzase esa Marca. A pesar de todo el estalinismo marxista-leninista siguió avanzando, en el terreno ideológico, desde Moscú a Madrid.

Francia se hallaba atrapada entre República y Revolución. Si por un accidente de la Historia España se uniese a la Revolución Marxista-Leninista la Unión Soviética tendría ganada una posición final única para aplastar la resistencia Centroeuropea. El Ajedrez Geopolítico estaba servido.

Por la otra parte, la Alemania Nacional-Socialista no surgió de la Nada. La Financiación de su Creación le correspondía al Capital Mundial. Nadie quería una Guerra abierta entre Capitalismo y Comunismo; la estrategia consistía en levantar una Marca entre Moscú y Berlín que restableciese un Nuevo Equilibrio de Poder en Europa. Una vez creada esta Marca el Nuevo Equilibrio de Poder haría que el hecho de traspasar esta Línea Roja, rodeando Polonia, fuese una Declaración de Guerra del Mundo Capitalista contra la Unión Soviética en respuesta a la Agresión de Moscú.

Pasó entonces lo que vino a pasar después en el caso de la Revolución de Jomeini.

En el Capítulo de Irán, la respuesta de Francia a la invasión de su zona de influencia por los Estados Unidos fue financiar la aventura del ayatolá, en la fe Gala que una vez que conquistase el Poder el ayatolá revertiría la situación y ligaría su balanza comercial a los intereses Galos. Un movimiento de jaque mate en opinión de Paris. Pero en esto pasa lo que ha pasado siempre, y la Historia Universal es testigo fiel, a saber, quien juega a los dioses acaba siendo engullido por el diablo.

En efecto, cuando Jomeini se sentó en su trono, no sólo a París le abrió las puertas del infierno, se la abrió al mundo entero. Tanto que los USA y la URSS tuvieron que aliarse para ponerle diques a la expansión Yijadista Irania hasta los confines del mundo islámico, Moscú cerrando por Afganistán y Washington por Iraq.

Siguiendo esta ley, el Peón Capitalista, Adolfo Hitler, una vez entronado, se independizó de sus creadores. Creyó que si aprovechaba el impasse e invadía la URSSS, y se apoderaba de su Industria, en una Guerra Relámpago haría de su Alemania un Imperio que podría rivalizar, con la ley de su parte, con las fuerzas del Reino Unido y de los Estados Unidos de América juntas.

¿Qué le importaría a Londres una Polonia que una vez y otra fue dividida y vendidas sus partes al mejor postor durante todo el siglo XIX?

Lo que Londres no podía permitir era que Berlín se apoderase de la Minería Soviética.

Washington no veía el problema. El regreso de Berlín al escenario de las primeras potencias mundiales, si a costa de la destrucción del Comunismo en Europa, aleluya.

En cuanto a los historiadores de las cosas del Pasado, los de fines del XIX y principios del XX nos dejaron un legado de Memoria Histórica Universal tan gigantesco, inigualado por ninguna Escuela de nuestros días, como poderoso.

Al término de la Primera Década del XX, todos rebosaban optimismo. En ni una sola de sus Historias Universales Enciclopédicas se detectó la inminente voladura del Sistema de Equilibrio Europeo que dominó las relaciones políticas internacionales desde la Caída de Napoleón hasta el Ascenso de Hitler.

Ningún mea culpa. Los historiadores no son profetas. ¡Cómo predecir el Apocalipsis que no veían delante de sus narices! El Nacimiento de Gog y Magog no dependía de ellos.

Y sin embargo la Revolución Bolchevique no surgió de la Nada.

Tampoco la Revolución Francesa. Ni la Revolución Inglesa. Ni la Revolución Helena.

Las Revoluciones son la respuesta final a un problema que todos han querido ignorar o han atacado sin encontrarle la respuesta real que las condiciones sociales del momento exigen. Las aristocracias, los capitales, los intereses religiosos se unen para cerrarle la vía a la respuesta. Y claro, la presión sobre el dique crece hasta que un día la presa revienta.

Nosotros, lejos de aquellos días, observamos cómo a pesar de los hombres la Sabiduría sigue rigiendo el Destino del Género Humano. Al contemplarla vemos como cuando entre Inteligencia y Sociedad Humana se produce la ruptura la Revolución encuentra su Héroe.

La Revolución Inglesa tuvo su Cromwell.

La Francesa, su Napoleón.

La Rusa, su Lenin.

La Española tuvo el suyo, Francisco Franco.

Y si digo la Española lo digo porque no fue un Alzamiento en Rebelión el de Francisco Franco, fue un Alzamiento Revolucionario.

Si hemos dicho antes que toda Revolución es el proceso sangrante que sucede al fracaso de la Política para solucionar los problemas reales de la sociedad que los sufre, vista la Incapacidad de la Derecha, de un sitio, para llevar adelante las medidas sociales que necesitaba España para salir adelante; y del otro, entendida la respuesta final de la Izquierda: Guerra Civil como puente hacia el Estado Socialista, término ficticio que escondía el de “Dictadura del Proletariado”, una vez creadas las condiciones de Guerra Civil, el Alzamiento de Francisco Franco fue el encuentro de la Revolución Española con su Héroe.

Francia tuvo su Napoleón; Inglaterra su Cromwell; España su Francisco Franco.

 

 

TERCERA PARTE

POSVERDAD Y ANTIFRANQUISMO

 

¿Se imaginan ustedes que los musulmanes de adopción llegasen al Poder en España y nos quisiesen convencer de que la Reconquista fue una Invasión de su país, nosotros los agresores, ellos los verdaderos hispanos?

Este fenómeno es la Posverdad.

La Posverdad es una negación de la Historia por los Perdedores de una Contienda que tuvo lugar en el Pasado, cuya Historia las generaciones del Futuro, con origen en la parte Perdedora de esa Contienda, quieren reescribir demonizando a la Parte Vencedora.

¿Se imaginan ustedes a los Nazis reescribiendo la Segunda Guerra Mundial desde la demonización de los Aliados?

La Historia es un Libro cuya composición tiene por herramientas un conjunto de ciencias, llamadas precisamente “históricas” porque su función es escribir ese Libro. Como todas las demás ciencias las ciencias históricas son disciplinas que cuentan con sus propias leyes y métodos. Escribir Historia no es lo mismo que hacer Historia. Quienes la hacen no suelen escribirla. Hacer Historia, escribir la Historia y leer Historia son tres procesos muy distintos.

Quien hace la Historia se juzga a sí mismo desde unas causas, principios y leyes de curso y valor real, práctico y definitivo en su tiempo. Los principios y leyes de curso real y valor práctico en un momento dado de la línea del Tiempo no tienen por qué seguir manteniendo ese status quo en otro segmento de esa línea; y probablemente no tuvo ese espacio en otro momento anterior al segmento en el que la historia se está viviendo.

El Tiempo en movimiento repercute en todas las cosas, haciendo que todas experimenten cambios y transformaciones, a veces de tal índole que es imposible reconocer el origen de una entidad tomando como punto de referencia la transformación actual. Tomemos el caso de las Cruzadas.

Para entender un Movimiento semejante es de necesidad viajar en el Tiempo, despojarse de todas las transformaciones que las leyes han experimentado desde entonces hasta nuestros días, ver cómo nos han transformado, al hombre en tanto que individuo y a la Sociedad en cuanto Civilización, y entonces, libres de prejuicios, abrir la mente a un Movimiento que en su segmento de Tiempo fue perfectamente legítimo, pero que a nuestra mentalidad actual le repugna en razón de las transformaciones revolucionarias a que hemos sido sometidos Hombre y Sociedad.

Con el caso de la Yijad, o Cruzada Islámica, tenemos en vivo y en directo la permanencia de aquellas leyes que pusieron en movimiento las Cruzadas. Nuestra repugnancia hacia la Yijad Islámica nos sirve como espejo para descubrir en nosotros el espacio de tiempo que hemos recorrido y que, sin embargo, el Islam no lo ha hecho, sobreviviendo entre nosotros una tipología de la Edad Medieval Profunda que, aunque vestida de modernidad, sigue siendo un mundo que se niega a desaparecer pero que está llamado inevitablemente a su desaparición.

Así pues, quien hace Historia lo hace desde las leyes que rigen en su tiempo. Si la estrella de la Historia debiera tener en cuenta las leyes que en el Futuro regirán la conducta de los siglos venideros, Moisés, por ejemplo, no hubiese aceptado su papel de Profeta Legislador, por ejemplo. Quien hace Historia cree que hace lo mejor para su Pueblo, su Nación, y en último extremo en bien de toda la Humanidad.

El que escribe Historia hace igualmente Historia en la medida que manipula los Hechos en razón de intereses particulares, individuales o nacionales. Pero la Historia se vive, no se escribe para ser revivida. La Historia se escribe para la Conservación de la Memoria del Género Humano. Su Manipulación, su Falsificación, su Borrado son delitos contra la Humanidad, y como tales provoca un efecto patológico en las naciones semejante al que le ocasiona a un individuo la pérdida parcial o total de su memoria.

Si en lo colectivo, ídem.

La Misión del Historiador es, hasta se puede decir, “sagrada”. Su Deber es luchar contra la Pérdida, la Manipulación y la Falsificación de la Verdadera Historia Vivida por las Naciones durante un segmento específico de la Línea del Tiempo. Cuando, pues, un grupo de individuos, sea desde la Política, sea desde la Religión, sea desde la Ciencia, pretende no leer la Historia sino Reescribirla, obviando los Hechos, la Naturaleza de los tiempos, las circunstancias de los elementos encontrados, ese grupo se declara abiertamente en Delito de Rebelión contra la Memoria de la Nación.

La Historia vivida no puede ser revivida. El Pasado pertenece al Libro de la Historia. Está escrito. No hay que volver a leer y releer para que la mente se fanatice hasta el infinito y su adoctrinamiento se reduzca a la inteligencia de los asnos que se mueven exclusivamente a golpe de palo.

Hacer Historia, escribir la Historia, leer la Historia. Esta tercera parte es la que más nos interesa en el Caso de la Cuestión de la Memoria Histórica de la Izquierda Nacionalista Transversal Socialista Española.

En este Caso, como en cualquier otro, la Independencia Intelectual debe basarse sobre una Libertad de Pensamiento ajena a los prejuicios de los grupos de intereses, máxime y sobre todo cuando se tiene en cuenta que el Capítulo de la Historia que estamos leyendo, es este caso, de España, no lo vivimos, no pretendemos ni en nuestras peores pesadillas revivirlo y sólo lo tenemos en mente porque una Izquierda Esquizoide, patológicamente enferma se ha empeñado, cada vez que su dios sube a la Moncloa, colgarnos el san Benito del regreso hipnótico a los días de la Guerra Civil y del Franquismo.

Leemos Historia. Oír Historia es de necios, de tontos, de asnos. El que oye Historia es el analfabeto, el payés, el cateto, el paleto, el burro que sigue escribiendo la O con un canuto, que ha aprendido a firmar por vergüenza, pero que no sabe lo que firma, y lo que firma es su decadencia, su renuncia vergonzosa a su Independencia Intelectual, a su Libertad de Pensamiento; firma la hoja de ruta a la esclavitud mental, su adoración a ultranza de un Líder y un Partido cuyo verdadero objetivo Político es el Poder como vía hacia la Riqueza de sus Mandamases. Barones los llaman, como en la Edad Media.

La Historia no se oye. La Historia se lee.

¿Qué hubiera pasado si en el 39 los Rojos hubiesen ganado la Guerra Civil Española?

¿Se lo imaginan?

La Venganza que el pueblo se cobró durante el avance del ejército del General Francisco Franco, por los asesinados por los Rojos durante su tiempo de euforia revolucionaria invencible anterior al Alzamiento, esa Venganza hubiera pasado factura, iniciándose una Venganza aún más dura, que el Gobierno Rojo no hubiese tenido ningún interés en detener, lo que sí hizo el Generalísimo Francisco Franco; venganza de venganza que no hubiesen detenido los Rojos, caso de una Victoria, por la sencilla razón política de que siendo el Pueblo el que se tomase la justicia por su mano la Purga Hispano Estalinista no se le hubiese podido computar ni al PSOE ni al Partido Comunista.

¿Cuántos murieron asesinados por los Rojos durante el Pre-Alzamiento?

¿Cuántos murieron asesinados bajo la ley de la Venganza durante el Post­Alzamiento? Todos duermen en las mismas fosas comunes. Los Políticos que no vivieron esa Historia pero que no quieren dejarnos que la olvidemos los quieren desenterrar para adjudicárselos todos al Vencedor. ¿Qué interés tienen los Vivos en invocar una y otra vez a los Muertos?

La respuesta a este enigma es para los que escriben Historia.

Mas es de temer que dada la esclavitud mental de las ciencias a las ideologías del Poder tengamos que esperar aún algunos decenios para que la Verdad sea escrita y el Futuro pueda leer atravesando el Muro de la Posverdad detrás del cual esconde la Izquierda española la verdadera causa por la que abandonando a los Vivos a la miseria se preocupan de unos Muertos a los que las penalidades y fatigas de los Vivos les dicen absolutamente nada.

¡Imagínense ustedes los cientos de miles de muertos que los Rojos, de haber ganado la Contienda, hubiesen tenido que computar a la Venganza de los hombres de a pie, en sus pueblos, en sus villorrios, en las ciudades!

No es imaginar por imaginar.

De haber ganado los Rojos la Guerra Civil, la entrada en la Segunda Guerra Mundial hubiese sido un imperativo revolucionario invencible. Stalin no se hubiese conformado con el No de los Rojos. La Contribución de Moscú a la Causa de la Revolución Comunista Española fue infinitamente mayor que la de Berlín y Roma a la Causa de la Revolución Nacional Española. La diferencia la marcó Francisco Franco.

Las Guerras las hacen los Políticos, pero las ganan los Militares. El Genio de Franco en las Ciencias de la Guerra habían hecho del León Gallego una leyenda. ¿Qué tenía Moscú que oponerle al General más joven y experimentado de su época? ¿Una banda de campesinos armados liderados por apasionados revolucionarios sin más conocimiento de la Geopolítica y las ciencias de la Guerra que la experiencia vivida durante las ejecuciones festivas anteriores al Alzamiento?

Sí o sí, Madrid, si Roja, hubiese debido entrar en la Guerra Mundial al servicio de Moscú. Hubiese tenido que pagar la deuda contraída.

¿Bajó qué locura un ejército recién salido de una Guerra Civil puede dejar a sus espaldas, mientras avanza hacia un campo de guerra en el exterior, a los supervivientes del ejército vencido?

La Lógica Militar responde a las claras: La Aniquilación de todo ese ejército se hubiese impuesto.

La Masacre de Venganza, natural tras la hipotética victoria de los Rojos, hubiese ido acompañada de una Purga Masiva de toda la cúpula del ejército nacional superviviente. Mandos y soldados, al pelotón de fusilamiento.

La Necesidad impone su ley: Ayer, Hoy y Mañana. ¡En qué cabeza cabe que la unión de los Rojos Españoles al Conflicto Mundial dejase a sus espaldas un ejército vencido, pero no muerto!

Luego está el tema de la destrucción final de los Anarquistas, que ya comenzó durante la Contienda y que Stalin hubiese exigido a los Vencedores.

Igualmente, la Necesidad del Partido Comunista, Bolchevique, de derrocar al PSOE, Menchevique.

De ser Padrino de la Revolución Roja Española, Stalin hubiese pasado a ser el dios todopoderoso cuya ley ordenaría la Política de España. ¿Cuántos cientos de miles de Rojos hubiesen sido engullidos por la Contienda Mundial? Stalin no era un santo. Los Rojos Españoles hubiesen sido enviados a ocupar la Primera Línea Anti-Alemana.

Otro factor más de preocupación. Enviados todos los hombres vivos al Frente, enterrados todos los muertos, ¿cuántos hombres hubiesen quedado en España para cultivar los campos, mantener activas las fábricas?

Antes morir en el Frente que morir de Hambre.

¿Este era el Futuro que los Rojos tenían en mente?

Verdad es que los Rojos, en su mayoría analfabetos como asnos, ¡qué entendían de Geopolítica! Hombres que se pasaban la vida entre establos y cuadras ¿qué podían saber de los intereses reales que se estaban moviendo en el Escenario de la Historia Universal?

Cuando los Españoles despertaron a la Realidad de una Guerra Mundial que se había estado cocinando entre las Superpotencias desde antes de la Guerra Civil Española, comprendieron, unos y otros, que, tras haber sobrevivido a los campos españoles gracias a Francisco Franco, habían sido salvados de morir en los campos europeos a manos o bien de Stalin o bien de Hitler.

Gracias a Francisco Franco, Hitler se fue por donde vino. Y se fue porque el Vencedor estaba perfectamente al corriente de la naturaleza de los elementos que se estaban moviendo en la línea del Tiempo.

La ayuda Alemana fue imprescindible para la Victoria Española; pero sin el genio militar del Hombre que la hizo posible ningún avión alemán ni brigada italiana hubiese hecho por España lo que contra España no pudieron ni las brigadas extranjeras ni el oro de Moscú.

Franco tenía que ofrecerle a España: La Libertad, la Vida.

Lo que los Rojos le ofrecían a España era su reducción a la condición de un país satélite de la Unión Soviética, cuya sangre, la que le quedase tras la Contienda Mundial, Moscú se hubiese bebido sin descanso hasta dejar al país exhausto, sin fuerza, como dejó a Rumanía, Bulgaria, Checoslovaquia y demás países en cuyo cuello Moscú hincó sus dientes.

Francisco Franco no hizo la Guerra. Las Guerras las hacen los Políticos. Francisco vivió la Guerra Civil, como Napoleón vivió la Revolución, y Alejandro

Magno su Campaña. Las comparaciones son irrelevantes. ¿Quién fue Napoleón mientras los Políticos Franceses se hacían la Guerra? ¿Quién culpará a Napoleón de haber vivido una Guerra que nunca fabricó?

Este error, querer culpar a Francisco Franco de la Guerra que los Políticos Españoles se declararon, exculparse a ellos mismos de su fabricación, es el argumento tras la Posverdad de la Izquierda Española heredera de los Rojos. Y uno se pregunta:

¿Por qué? ¿Qué necesidad tienen de exculparse si ninguno de ellos estuvo vivo durante ese segmento de tiempo?

¿Están locos de atar?

¿Han perdido el juicio?

¿O quieren volver locos a todos los Españoles para que se enzarcen en una Segunda Guerra Civil, de la que, esta vez, la Izquierda sí saldrá vencedora?

Sea lo que sea, la Verdadera Victoria de Francisco Franco fue su Capacidad Política para que la Comunidad Internacional aceptase su Neutralidad y dejase a España, vista la incapacidad de la diplomacia internacional para definir la verdadera naturaleza del Conflicto Español, salir de su Guerra a solas, lo que España logró a costa de mucho esfuerzo y sacrificio.

El éxito de la Victoria de Francisco Franco a la hora de su muerte fue haber dejado su Patria entre las potencias económicas del mundo. “El Milagro Español” fue llamado aquel fenómeno de recuperación de una Nación de sus cenizas sin la ayuda de aquel Plan Marshall, gracias al cual Francia, Alemania e Italia salieron de la ruina que ellas labraron con sus propias manos. Curioso es, por tanto, que la Nación que por dos veces liberó a Europa de su Destrucción, regó con la sangre de sus jóvenes sus campos, y luego rescató a Europa de la miseria, por obra y gracia de la Izquierda sea objeto de desprecio y odio por los mismos a los que rescató de la ruina. Hablo de los Estados Unidos de América.

Pero esta es ya otra Cuestión.

 

CONCLUSION

Dejad que los muertos descansen en paz.

1/08/2018

Paz y Salud

Cristo Raúl de Yavé y Sión

Zaragoza