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LA ESTRELLA DE LA MAÑANA

 

“HASTA CUÁNDO, SEÑOR”

 

CANTO DE VICTORIA

 

 

 

Es mi espíritu una nave que mueve el viento; surca mi espíritu las olas del océano del Tiempo de la mano de un piloto cuyos ojos  tienen en la Eternidad sus secretos; ni tormenta ni huracán, ninguna fuerza en el Cosmos se enfrenta o se resiste al paso de las velas que el Dios de dioses puso en  movimiento. Mientras mi espíritu duerme la nave avanza hasta las costas del fin del mundo, y aunque sé que es ilusión esta confusión del alma mía la miel en mis entrañas convertida en veneno me recuerda que piloto, viento y océano son una sola realidad: Dios.

Me despierto en la costa del Fin del mundo, mi alma llorando inconsolable: ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Cuántos capítulos más han de engrosar el Libro de la Tragedia del Género Humano?, ¿cuánta sangre será necesaria derramar todavía para llenar el tintero en el que la pluma de la Muerte moja la pluma de su Infierno hasta llevar al Hombre al Epílogo de su existencia sobre esta Tierra?

¿Hasta cuándo Señor permanecerán tus nervios sujetos con cadenas de hierro a muro como prisionero hundido en la oscuridad de mazmorra sin dueño, olvidada en alguna parte, perdida para la memoria de Dioses y hombres? ¿No se han saciado todavía los ojos de las estrellas del Cielo de ver guerras, contemplar genocidios, asistir calladas a este interminable desfile de horrores que llenan las páginas del Libro de las Guerras de los hijos de los hombres?

Es la Biblioteca de los Hechos de los hijos de la Tierra un universo de terrores empaquetados por naciones. De la A a la Z la Grandeza del hombre se mide por el número de muertos a los pies del monstruo que empuña la Vara de la Historia de Siempre.

La Luna descansa de día, el Sol de noche, la Tierra sufre noche y día, ¿hasta cuándo Señor permanecerás TÚ en tu Descanso? Te basta una sola palabra: FIN, para abrir un Nuevo Principio, y sin embargo las olas de la Muerte viven la apoteosis de un in crescendo.

¿Qué quieres, cuánto cuesta tu Espada, la Vara con la que aplastaste la Cabeza a la Serpiente? ¿No ha sido el Hombre concebido a tu Imagen y Semejanza, Señor? ¿No es acaso digna tu Criatura de agarrar el Hacha al pie del Árbol maldito?

Toma mi alma; dile que es mía: Golpea el tronco, brazo mío, echa abajo su cuerpo, tala sus brazos, levanta sus raíces, quema las profundidades de la tierra en la que la simiente maldita encontró entrañas; no sucumbirán mis piernas al dolor, ni mi pecho dejará de batir aire…. 

Señor, el alma de tu Creación está confusa, miro a los Cielos y me maravillo. TU Omnipotencia anonada la inteligencia del hijo de Dios en mí; me paseo por la Tierra y caigo rendido delante de la Fuerza de tu Sabiduría, miro a mi alrededor y agacho la cabeza en confusión, porque … ¿es este el Mundo que creaste a la Voz de “Haya Luz”? ¿Es esta la Historia que tenías en la cabeza cuando respiraste en el Hombre “el Aliento de la Inmortalidad”?

Mi rostro es un precipicio en el que las lágrimas del corazón del hijo de Dios en mí se despeñan desconsoladas; los vientos de la Muerte mueven las olas buscando borrar Tu Nombre de mi alma, y caen a mis pies como fantasmas sin vida. ¿Hasta cuándo, Señor, seguiremos gritando “VEN”?

 

Oyó Dios a mi alma, y levantándome la cabeza me abrió el Señor los ojos. Dios en las Alturas ha mirado a su criatura, y mi espíritu le ha escuchado decir al Señor: “Levántate Hijo mío, despliega tu Gloria sobre la plenitud de las naciones de la Tierra”. 

 

Veo al Hijo de Dios de pie delante de su Trono; la Sabiduría de su Padre es como un Sol que ilumina Su Corona. Y extendiendo sus brazos despliega todo el ejército del Cielo.

El Rey, mi Señor, me ha dicho: “Mi Palabra está en tu boca, habla hijo mío. ¿Qué ves?”.

Yo posé mis ojos en España, y vi un misterio: Una rosa sangrando, que no muere nunca, el jardinero que la cuida reúne alrededor de su tallo todo el estiércol, y alimenta con esa inmundicia al dios que la habita. 

Viendo esto el Rey dice a mi espíritu : “Hijo, ¿ves las nubes? Yo las lleno de agua como de diluvio, descargarán el agua de mi justicia en torrentes, caerán contra el estiércol como ola que remueve montañas y crea nuevas costas. Alegra esa cara, no se ensombrezca tu ser, enseguida el viento de la Verdad de Dios será como un huracán que lanza a las profundidades del abismo a jardinero y estiércol.

Hijo, dile a España: Yo te creé, te forjé en el fuego de la Fe de tu Madre, de la más pequeña de las naciones hice la más grande, y como vuelve la espada del héroe a su funda a la espera de la llamada de su Héroe, te guardé en la mía, la más preciada entre las naciones de mi Reino, a la espera de ser desenfundada de nuevo y abrazada por la mano de su Rey. La Hora ha llegado. España volverá a ser la admiración entre las naciones de la Tierra, y me glorificaré en mi pueblo delante de los cielos: no temas, habla”.

 

Yo al jardinero de la guerra civil abrir la puerta del cementerio, e invocando a fantasmas de lengua muertas oí que los conjuraba a defender el reino de la rosa sin espinas que sangra y no muere, casa de un dios en su locura que reta al Dios de los Cielos a guerra abierta. Su locura es la locura de Satán - me dije yo.

 

Mi espíritu tiene palabras del Rey del Cielo: “Si una madre pare demonios ¿qué será esa mujer? Por esto, Vascongadas, yo expondré tus vergüenzas a los ojos de todos, los pechos que amamantaron a los demonios de tus hijos, extendiendo la leche del terror por todo mi pueblo, y la vagina por los que salieron serán pechos y vagina de infierno, tus siglas serán las letras sagradas del Diablo, tu esposo.

Decidme, siendo Satán su padre, ¿qué lengua hablarán sus hijos? Yo lo daré a elegir a ese pueblo entre Vida y Muerte, entre mi Corona de Vida o la Corona de su madre, mujer de Satán; por eso ella se acuesta con el Crimen y se ha dado por dios un jardinero del Infierno. Porque su demencia no tiene fin, asentado su trono en una montaña de estiércol se cree un dios.

Y tú, Cataluña, madre del Odio contra mi Pueblo, al que yo saqué de las tinieblas, ¿no sabes cuánto este pueblo me amó? Como hijo que se perdió entre montañas y valles desiertos ese hijo me buscó más allá de la cordura; decían de él que estaba loco; el amor a su Rey y Dios fue más fuerte que la cordura de quienes querían ponerlo de rodillas a hierro y fuego; la Fuerza de mi amor lo sostenía. Porque era hijo de Dios, habla mi Lengua, y por esto nadie le entendía. Largo y estrecho fue el camino de regreso a los Brazos de su padre divino.

Decidme, hijos de madre cuyos pechos destilan odio: ¿Ese padre no le abrirá sus brazos a ese hijo y las lágrimas de ambos no serán de alegría? Por eso Cataluña, madre del Odio, yo te daré a elegir entre unirte a este pueblo mío, o hundirte en el mar del Odio con el que alimentas a tus hijos. Te burlas de Dios, diciendo: “Hemos creado una Ley de Odio que nos blinda contra el Odio con el que alimentamos a nuestros hijos”. Bien, por esto Dios se burlará de ti haciendo de tus Misas un aquelarre, de tus sacerdotes druidas, y de tus monjas sacerdotisas de prostitución al servicio de demonios.

Lo dice Dios, y basta: España es la niña de mis ojos, la espada que regresó a la funda que cuelga de mi cinto, la llamo y vuelve a mi mano, y en su Libertad me glorificaré delante de las naciones. Y tú, habla y no calles, hijo mío, mi Palabra está en tu boca. No te lamentes más diciendo “estoy desnudo Señor”; porque yo te he vesudo con la Armadura de los hijos de Dios, nacidos para ser invencibles. No me digas: “Estoy solo, Padrl; tus días de soledad han terminado. Alegra ese rostro y grita Victoria”.

 

¿Qué diré que mi alma no sienta? ¿Cómo desataré el nudo roto?

Mi espíritu inmortal se siente sin fuerzas.

¿Qué diré que tenga sentido en medio de esta tormenta de ecos?

Mi corazón recoge agua y distribuye fuego.

¿Qué estáis haciendo, hijos del barro de la Tierra? ¿A qué creéis que estáis jugando, criaturas del polvo de los cielos?

Dios no es una palabra, DIOS es la PALABRA.

¿Qué creéis que estáis haciendo, hijos de la Tierra? La palabra del Poder: cuya lengua de fuego alimenta el miedo a la Libertad ¿es vuestro dios? ¿Cómo burlaréis el futuro de esclavos en la miseria hacia la que os pastorean?

Por esto DIOS ha recogido las lágrimas de sus hijos y se ha conmovido su Corazón, porque sus hijos no pueden soportar más esta visión del Hombre moviéndose como una bestia sin inteligencia por la selva de los siglos en dirección al abismo. Todos, con una sola Voz han dicho: “¿Quién sino Tú, Señor Dios, puede darle la Victoria a tu Pueblo? Sin Ti no hay Vida, Señor; tu Ley es nuestra Vida: Maldito el que haga la Guerra”.

 

¿Qué digo yo?: Mi corazón es una fuente de aguas vivas golpeada por los vientos que bajan de las montañas de la maldad de los hombres. En mi dolor levanté mi Voz contra la Casa de mi Dios; mi alma sangraba por los costados, el agua se transformó en fuego, la miel en veneno, destrozado acusé a los dioses inmortales de gozar sentados en la butaca del Espectáculo de la tragedia de mi Mundo.

¿No es justo el castigo cuando el Señor golpea? Fui entregado a la Noche; despojado de todo Derecho, como animal salvaje abandonado a su suerte en selva donde no hay caza; mi Dios me volvió el rostro. ¿Hasta cuándo, Señor?

Se le conmovió sus entrañas al Todopoderoso.

“Ha llegado tu Hora, hijo mío, basta de lamentaciones: levántate y díles a las naciones: Que toda rodilla se doble delante del Rey”.

 

He aquí el Futuro del Hombre, en el Cielo como en la Tierra. La Ley es Eterna: Maldito será por la Eternidad el hombre que tenga otro Rey que el Hijo de Dios, JESUCRISTO.

Por esto Dios va a levantar los tronos de los reyes de Europa; como se caen de un pantalón boca arriba el fruto de sus robos, así caerán al suelo los crímenes de las coronas de este mundo; cuando el viento del Espíritu de Dios recorra Europa de sur a norte, de este a oeste, la cabeza que aun vista corona será juzgada. Por eso tienen que destruirte a , el hijo de Dios en el Hombre, y echar abajo su alma.

 

Las coronas se han conjurado con países lejanos, de antiguo genocidas y amantes del terror, de la dictadura y la tiranía, para extirpar de la faz de la Tierra el nombre del pueblo del Rey de la Tierra.  

Los tambores de Guerra han sido invocados por las fuerzas del Maligno. Como la Serpiente que  permanece escondida a la espera de su víctima y ataca cuando  ya se creía ésta  a salvo de su picadura, la soñada Tercera Guerra Mundial, la que ha de consumar el   Proyecto de destrucción del ser humano, comienza a  desplegar su  veneno letal.

 

Desde las Tinieblas del Norte las voces invocan al Fantasma Maldito de la Guerra  con palabras de Locura: “En la Guerra está la Gloria, la Guerra es el summun bonus de la existencia humana”.  

Moscú afila la espada de su lengua para cortar el nudo gordiano de su Palabra a Ucrania:

“Tierra santa Ucrania, pueblo sagrado, nación predilecta del Dios de Cristo eres tú, como San Francisco te desnudaste de tu gloria delante de las naciones en nombre de la Paz”. Los Testigos que delante de Dios de la Paz te juraron Devoción Hoy te dan la espalda.

Moscú tiene palabra de Satán; te engañó, Kiev, firmó tu  inviolabilidad sacrosanta con el fuego del Diablo en sus entrañas; por esto tu Rey Divino llamará a juicio a  los testigos que pusieron sus firmas al pie de tus vestidos, Dios mismo le cortará los pies al traidor a su palabra, y sobre Moscú levantará Dios una nube de fuego, pues he aquí que dice el Rey, “un pueblo de cobardes  que vive de rodillas ante un demonio no merece la vida”.

 

Adelante todos, hijos de Dios, del barro de la Tierra engendrados, cejad de lamentaros como quienes han sido abandonados en las tinieblas. El Rey es Invencible, la Gloria de su Libertad es la Gloria de la Libertad del Dios Creador del Cosmos y Padre de Mundos. ¿Quién podrá detener su Brazo, segar su paso, cavar una trampa en su camino?

Desde las costas del fin del mundo, en cuyas arenas la nave de mi espíritu echó anclas, mi espíritu celebra la Victoria del Rey, JESUCRISTO, y saluda la Venida de los hijos de Dios. Al frente el Primogénito, su Libertad es gloria de Hijo Unigénito, su Mandato es Divino : “Desterrad de la Tierra a todos los servidores de la Guerra, tiranos y dictadores, genocidas y criminales; no sea hallado en el género humano la Semilla del Maligno”.

 

Mi rostro es un valle por el que las aguas de la fuente de la vida eterna corren alegres hacia las orillas del mar de la Paz.

¿Qué buscáis en Dios, hijos de Adán? ¿Poder, riquezas, grandeza, superioridad, fuerza? Dios es todo Paz,  y en la Paz está la Vida.

¿Cuándo dejasteis la Edad de las Piedras? Las piedras os vuelven locos,  renunciasteis a ser hijos de Dios, elegisteis regresar al Paleolítico, piedras sagradas, piedras doradas, piedras preciosas,  despreciasteis la imagen y semejanza de Dios y  os disteis por ídolos las bestias.

Decidme pues, ¿por qué os extraña que os traten como a bestias y como tales seáis conducidas al matadero de las misas negras del Poder?

Despertad de vuestra demencia.

Alejaos de quienes os alejan del hijo de Dios en el Hombre.

El hijo de Dios en el Hombre es la vida del Hombre,

y sin esta vida no hay Hombre.

 

Ya llega la corriente de las aguas que de mis ojos saltaron como de montaña besando nubes al mar de la Victoria. El fuego rompió la cumbre y de la roca  saltó una fuente de aguas vivas que  no se acaba nunca. Precipicios, cascadas,  valles, contra terremotos y grandes lluvias la nave que mi Creador puso sobre la corriente siguió su camino por las olas agitadas de los tiempos. Muerte, Diablo y Mundo se alzaron para hundirme en el abismo. Golpea el viento, se levanta la tormenta, el puño deja caer el martillo, parte el mástil, el fin se acerca. Mi espíritu le dice a mi alma: Naciste para ser invencible, no te hundas.  

Dios de dioses, mi alma está llena de cicatrices, es horror al ojo de quien busca la belleza en la vista.

Desde el corazón del Mar Grande te invoqué, hice un fuego en  la Isla del Origen del Mundo y el humo fue agradable a tu Ser. Yo me maravillé cuando me volviste a mirar y me dije: La Sabiduría del Creador de las galaxias sin número que llenan el Cosmos es la Montaña sobre la que se asienta el Trono del Rey, la Luz que brilla desde su Corona es la Fuerza que hace de su Brazo : el Brazo de YAVÉ DIOS.

 

Alucinados contemplan los pueblos el crecimiento de a tierra del Río Amarillo; es China como un árbol que desafía a las nubes y quiere con sus manos tapar el Sol. Aun un poco más y las nubes rodearán al árbol que quiere acoger en sus ramas toda clase de pájaros y con su sombra quitarle la luz de la Libertad a las naciones. El ojo del huracán rodeará su copa y las y una batería de rayos, como leñador poderoso cuyos brazos no yerra el golpe, talarán sus ramas. Se romperá el tronco desde dentro y caerán al suelo sus entrañas ante la vista de todos los habitantes del mundo.

 

He aquí que el pueblo que no se convierta al Rey del Cielo dejará de ser sobre la faz de la Tierra. Así lo ha determinado el Creador del Género Humano, y así será.

 

Lo que tenía que suceder ha sucedido; lo que debía pasar ha pasado. La piedra ha sido formada,  la dura roca ha cobrado vida. Esta es Obra de Dios y yo doblo mis rodillas ante el Rey que ÉL le ha dado a su creación entera.

 

Cristo Raúl de Yavé y Sión

 

 

quien nquiso subir hasta el Cielo y deribar a Fios de su Trono.